9 San Miguel Topilejo Tlalpan

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Don Sotero ha tenido oportunidad de apreciar el grado de deforestación de la región en su trabajo como bombero forestal, y opina que “mientras más árboles se planten, mejor”, no sólo con la finalidad de producir más oxígeno que mejoren la calidad del aire de la ciudad, sino también para mejorar la captación de agua de los terrenos, formar barreras contra el viento, contrarrestar las corridas masivas de agua y la erosión del suelo que se dan en las laderas desprotegidas de vegetación. Además de apoyar el establecimiento de sembradíos de árboles de Navidad, se ha buscado impulsar su éxito comercial. Campañas como “La Ruta de la Navidad Verde”, “Feria del Árbol ‘Navidad Deliciosa’” y “Vivamos una Verde” se han organizado en distintos años para pedir al público en general que compre árboles nacionales certificados por CONAFOR, informando dónde pueden conseguirse y las ventajas de adquirirlos. Programas como estos que permiten a las comunidades locales conseguir remuneración a partir de actividades que protegen y mejoran el medio ambiente, nos benefician a todos.

OYAMEL El “oyamel” -del náhuatl “oyametl”“abeto”, “pinabete” o “tucumbú” (Abies religiosa) es un árbol conífero nativo de México, de 40 - 50 m de altura y 1.8 m de diámetro (aunque algunos ejemplares rebasan los 60 m de alto y 2 m en grosor). Es una especie de gran importancia comercial porque es muy popular como “arbolito de Navidad”, además de ser fuente de pulpa para papel y madera que, aunque de mediana calidad, se presta para la fabricación de tejamanil, cajas, durmientes, marcos y puertas, cercas, postes y palos de escoba. SAN MIGUEL TOPILEJO

En su “Historia General de las Cosas de la Nueva España” (o Códice Florentino), Fray Bernardino de Sahagún escribió: “... hay otros árboles en esta tierra que se llaman oyámetl, (y) no hay en España árboles de esta manera, que yo sepa. De éstos se coge un licor muy precioso, muy medicinal, que se llama abeto; no le usaban los indios, ni le conocían, (pues) en estos tiempos se ha hallado. Estos árboles son muy grandes, muy altos (y) están las montañas llenas de ellos”. El “licor muy precioso” se refiere probablemente a la oleorresina que se extrae del tronco del oyamel -llamada trementina, aceite de palo o aceite de abeto- y que se emplea en la industria de pinturas, barnices, jabones y otros productos. También es recomendada por sus propiedades balsámicas en la medicina tradicional y se usa en ocasiones para dar “sobas”. Curiosamente, se conoce como “trementina” tanto al jugo que fluye directamente del árbol como a los productos líquidos de su destilación por vapor, que consisten, básicamente, en aguarrás. El oyamel, como notara Sahagún, a veces forma bosques puros de gran extensión, aunque también se le encuentra en bosques mixtos en compañía de otros árboles, sobre todo de los géneros Pinus (pinos), Quercus (encinos), Pseudotsuga (douglasias) y Cupressus (cipreses y cedros). En el estado de Michoacán, los bosques de oyamel sirven de refugio invernal para las mariposas monarca y alrededor del Distrito Federal son fuente insustituible, aunque en riesgo, de oxígeno, de protección contra la erosión del suelo y de superficies de captación del agua, entre otros beneficios.


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