9 San Miguel Topilejo Tlalpan

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Delegación Tlalpan

Maricela Contreras Julián Jefa Delegacional Mireya Sofía Trejo Orozco Directora General de Cultura

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Dirección General del Culturas Populares Primera Edición

Edición: Voces de Cultura Coordinación general: Tania Mena Bañuelos Investigación: Gabriela Iturralde Nieto, Rosa Larralde Ridaura, Manuel Mejía Rodríguez Fotografía: Ireri de la Peña Diseño: Juan Carlos Ortiz San Juan Cuidado de la edición: Ximena Gironella Antúnez Asistente de diseño: Jair López Arias Ayudante de investigación: Verónica Martínez Ogarrio SAN MIGUEL TOPILEJO


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Agradecimientos:

Agradecemos a doña Juana Flores Aguilar, don Sotero Luna Medina, doña Inés Morales Rosas, doña Azucena Reza Villarreal, don Efrén Ramírez Rosales, don Zenón Reza, Giovanni Rico Téllez y a doña Isabel Valdés Morales por sus valiosas aportaciones, sus historias, sus anécdotas y sus importantes enseñanzas. También queremos reconocer la labor de Sofía Trejo, María de Lourdes Martínez Rodríguez, Iván de Lázaro, Yuritzi López Alvarado, Mario Martínez, la gente de Comunicación Social, que colaboraron con bellas imágenes, promotoras y promotores de cultura, y tantas otras compañeras y compañeros que desde la Delegación nos dieron su apoyo incondicional. En la parte histórica es invaluable la ayuda que nos brindaron Carlos Ruiz Abreu, director del Archivo Histórico de la ciudad de México, y la cronista María Teresa Suárez Castro, de Tlalpan. Por último, agradecemos a toda la comunidad, que nos abrió las puertas de su pueblo y nos permitió adentrarnos en su historia, costumbres, gastronomía, oficios, medicina tradicional, parajes, plantas, edificios, plazas y patrimonio… GRACIAS.

SAN MIGUEL TOPILEJO


Introducción San Miguel Topilejo es quizás el más grande de los pueblos originarios de la Delegación Tlalpan. Situado en el límite sur de la ciudad de México, colinda con el estado de Morelos. Según dicen sus pobladores, su nombre viene del náhuatl y significa: “El que lleva el bastón de mando precioso”.

Topilejo Lugar del que tiene el bastón de mando. Topileh-co. De topileh, el que tiene el bastón de mando [de topilli, bastón de mando –eh posesivo], -co, part locativa.

Son características sus grandes extensiones de tierras de cultivo y suelo de conservación. La topografía de esta zona se compone de ceniza volcánica y arena de grano fino que conserva la humedad mucho más tiempo, lo que favorece la agricultura pese a las constantes bajas de temperatura. El clima es de montaña y en ciertas épocas del año recibe rachas de heladas que, algunas veces, son muy intensas. Las heladas generalmente inician en el mes de noviembre y terminan en enero.

Según cuenta Ernesto Núñez, esos bastones estaban hechos de ahuejote. Fuente: Montemayor, C. (2007). Diccionario del Náhuatl en el español de México. Ciudad de México: GDF / UNAM.

Topilejo A los nativos o residentes de San Miguel Topilejo se les designa: Ciuhuatopilcatl – señora topilquense Topilcatl – señor topilquense Cihuátzin topilcatl – señorita topilquense Telpocatopícatl – joven topilquense Ichpocatopícatl – doncella topilquense Cihuapiltzin topilcatl – niña topilquense Piltzin topilcatl – niño topilquense

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El Iztaccihuatl visto desde Topilejo

La vegetación predominante está conformada por una gran variedad de árboles, entre ellos encinos –que crecen sobre un tapiz de pasto-, pinos, oyameles, cedros y árboles frutales como el capulín, durazno y ciruela. 1 La parroquia del pueblo, dedicada a san Miguel arcángel, santo patrón de este poblado, empezó a ser construida en 1560. En mayo de 1932 fue declarada Monumento Histórico de la República Mexicana.

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1 Barrera Camacho, M. La comida como una manifestación de reciprocidad en la fiesta patronal de San Miguel Topilejo. Tesis de Maestría. Antropología Social. Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-I), México. Recuperado de: http://148.206.53.84/tesiuami/UAM3566.pdf SAN MIGUEL TOPILEJO


La capilla tiene una sola torre de tres cuerpos y cuenta con un campanario. El retablo de esta iglesia es uno de los más vistosos de la Delegación, está decorado con motivos florales e imágenes alusivas al santo patrono. Según se ha documentado “[...] la iglesia cuenta con dos imágenes de San Miguel; uno pequeño (mide menos de un metro de alto) que está en el altar izquierdo de la iglesia, y el grande (mide un metro de alto) que está situado al centro del altar mayor. Las dos imágenes de San Miguel tienen las mismas características, excepto por el tamaño y la posición, ya que la imagen pequeña está sentada en una silla: el color de la piel es blanco, las mejillas son de color rosado y empuñan una espada con la mano derecha y con la otra sostienen un bastón que es más alto que ellos, sus ropas son largas, usan capa y tres plumas en la cabeza, los colores de su vestimenta varían según el gusto de la gente que los viste”. 2

El retablo barroco de la iglesia de San Miguel Topilejo.

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2 Ibídem 7


En torno de la iglesia se realizan las festividades religiosas de Topilejo y sirve también como lugar de reunión de la comunidad. Allí juegan los niños, se reúnen los jóvenes a conversar o “echar novia” y también a discutir sobre las necesidades del pueblo. Su gente tiene una larga tradición de lucha política que se remonta a la época de la Revolución mexicana, y ha encontrado su máxima expresión en la lucha por sus derechos sociales. Especialmente aguerridas y organizadas son sus mujeres, muchas de ellas tienen a cargo la recuperación de tradiciones culturales de la comunidad y emprendimientos como un taller de telares para mejorar las condiciones de vida de ellas y sus familias.

Doña Inés y doña Isabel en el “Telar de Guadalupe”.

SAN MIGUEL TOPILEJO


Bosquejo histórico • Época prehispánica Cuicuilco es más antiguo que las zonas de Ajusco y Topilejo, esto se sabe porque los restos arqueológicos encontrados en ellas, no van más allá del año 1100 d.C. Se cree que Topilejo se pobló gracias a la migración de pequeños grupos de xochimilcas provenientes del actual estado de Morelos. Esa corriente culminó su migración en la cuenca de México, en Xochimilco, convertido más tarde en una importante cabecera. Así se explica la estrecha relación que tuvo Topilejo con Xochimilco. Ya en el siglo XV, los mexicas sometieron a los tepanecas, así que Xochimilco y Topilejo pasaron a depender de ellos. En Topilejo han sido detectados 43 sitios arqueológicos, de los cuales 23 se encontraban dentro de los límites de la actual Delegación de Tlalpan, aunque en el pasado todos estos lugares pertenecieron a una misma unidad geográfica y cultural, relacionados política y económicamente con Xochimilco. La relación de Xochimilco con Topilejo fue religiosa, política y comercial. Esta última consistió en un intercambio entre los productos del monte de Topilejo y los productos provenientes del lago de Xochimilco. Topilejo servía como puente de comunicación y comercio entre la cuenca de México y la tierra caliente de Morelos. En Topilejo la agricultura se practicaba en terrazas, siguiendo los ciclos del temporal. Además de la actividad agrícola, la población de Topilejo se dedicaba al aprovechamiento de la flora y la fauna de los bosques cercanos.

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• Periodo Colonial Alrededor de 1521 los franciscanos erigieron una ermita que poco a poco se convirtió en el centro del pueblo, mismo que se desarrolló como congregación. Sin embargo, no fue sino hasta 1547 cuando Topilejo recibió los títulos de confirmación de su fundación, los cuales consistían en 12,650 hectáreas, 760 de temporal, que podían ser cultivadas y 7,700 de pastizales. Las haciendas se apropiaron de grandes extensiones de tierra, y dentro del pueblo se formaron pequeñas propiedades, como la de un español llamado Vicente Chávez, que contrajo matrimonio con una indígena a mediados del siglo XVIII, y se fue apropiando paulatinamente de las tierras vecinas. En 1749 se tiene noticia de él porque cambió de residencia 25 veces, para no pagar tributo. Luego se atribuyó a sí mismo el cargo de tesorero del pueblo y recolector de limosnas, y con ello se libró de su deuda. Pese a que el censo de 1791 revela que la población de Topilejo era indígena casi en su totalidad, la presencia dominante del mencionado español Chávez era evidente, pues se sabe que en 1800, Juana María Colostilla estableció una tienda en la que se vendía miel, cigarros y otras cosas. Ella declaró que la casa se la había prestado Vicente Chávez con la condición de que se la reparara, pues estaba un poco dañada. A partir de esta propiedad, Chávez fue comprando tierras a bajos precios a los indios, a los que emborrachaba, y les restringía el agua.

La iglesia de San Miguel Topilejo.

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• Siglo XIX El pueblo de San Miguel Topilejo no perteneció a la jurisdicción de San Agustín de las Cuevas, ni durante la época prehispánica ni en la colonial. Fue hasta el siglo XIX cuando se integró políticamente a la cabecera de Tlalpan. En 1879 había 432 comuneros: 290 varones y 142 viudas que se hicieron adjudicar las pequeñas propiedades privadas del pueblo; sin embargo, como había muchas irregularidades en los papeles, personajes ajenos a la población se apropiaron de 2,000 hectáreas, y dejaron a los lugareños sólo 6,000 hectáreas. De éstas, un sexto se distribuyeron y las restantes permanecieron como tierras comunales. Así, se repartieron las tierras entre varias familias, cada una se quedó con 10 o 15 hectáreas, y los pequeños propietarios se distribuyeron los terrenos restantes en porciones de una a cinco hectáreas. Esta situación fue cambiando, las familias y terratenientes poderosos se fueron adueñando de más propiedades hasta conformar grandes latifundios. El 22 de mayo de 1879 se formó la “Sociedad Agrícola de Topilejo”, ante el notario Ignacio Burgoa, con la participación de 432 comuneros (290 hombres y 142 mujeres), jefes de familia dirigidos por Francisca Morales, Felipe Madrigal y Felipe Contreras. Lo que se buscaba era repartir las antiguas propiedades indígenas, los campos y los pastizales. En cuanto a las tierras montañosas y volcánicas, éstas no podían ser usadas con fines comerciales y, por lo tanto, se prohibió vender la madera y los productos extraídos de la tierra. La Sociedad también planteó un contrato de permuta con el Rancho San Miguel La Venta Ajusco, pues el pueblo tenía muy pocas tierras cultivables. Ángel Entrembasaguas entregaría el paraje “El Mirador”, es decir, 2,235 hectáreas de tierra al oeste del pueblo, y a cambio recibiría tierras pastorales situadas en la parte sur de Topilejo. Desgraciadamente el hacendado recibió lo acordado, pero nunca cedió al pueblo las tierras que le correspondía entregar. Con el inicio de la Revolución mexicana, la Sociedad Agrícola de Topilejo desapareció junto con sus valiosas iniciativas de reparto agrario.

El Popocatépetl visto desde Topilejo

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• Siglo XX a la actualidad Se cuentan muchas historias de la Revolución mexicana, como la del paso de los ejércitos del sur que cruzaban por el pueblo en su camino hacia la ciudad de México, un ejemplo es la siguiente: “Topilejo asaltado por una gavilla de bandidos. Después de un duro combate fueron rechazados los facinerosos que habían incendiado algunos jacales del pueblo. Antier, recibieron telefonemas en la Comandancia Militar procedentes de la Prefectura de Tlalpam en el sentido de que habían llegado informes de Topilejo que aseguraban que estaba siendo atacado por una gavilla de zapatistas. Se dispuso que en trenes especiales saliera para Tlalpam una fuerza de 100 hombres del 5º Regimiento al mando del Mayor García. Cuando los hombres comandados por el Mayor García se acercaban, aún estaban combatiendo la guarnición de 50 rurales contra los zapatistas, los que ya habían incendiado unos jacales en la parte occidental del pueblo y trataban de vencer la resistencia de los rurales para acercarse a las calles principales e incendiar el Palacio Municipal. Las fuerzas del 5º Regimiento entraron en acción y pusieron en fuga a los zapatistas, incluso los persiguieron. No se puede precisar de momento el resultado de la lucha, pues los rurales ya habían levantado el campo cuando regresaron los federales después de haber dispersado a la gavilla de merodeadores. Los cuales perdieron la vida por el rumbo de San Antonio de los Milagros.”

Carretera a Topilejo. 5 de agosto de 1943. (Museo Archivo de la Fotografía del Gobierno del Distrito Federal) 1

Rodríguez, F. (1982). Sobre la Tierra. Tlalpan a través del tiempo. Delegación Tlalpan. Pág.176 SAN MIGUEL TOPILEJO


Se cuenta que los carrancistas, para hacer huir a los habitantes de Topilejo, arrancaban los árboles, que eran el principal sustento de la región. Los desplazados se refugiaban en la montaña, vivían en cuevas y se alimentaban de raíces y hierbas. Otros cruzaron la Sierra y llegaron a Toluca, donde consiguieron trabajo como obreros y sirvientes. En 1923 el pueblo presentó sus títulos de propiedad y fueron declarados auténticos. Cinco años más tarde recibió una dotación provisional de 125 hectáreas sobre las tierras de la hacienda de La Venta, pero el expediente para la resolución definitiva nunca llegó al Departamento Agrario. Los habitantes de Topilejo protestaron, pero su caso quedó guardado durante diez años. Todavía en 1928, el dueño de la hacienda El Guarda acusó a los campesinos de invadir sus tierras, pero nunca lo pudo probar. En junio los volvió a demandar, esta vez por haber destruido su plantación de raíz de zacatón, acusación que tampoco procedió, por no conseguir certificar que esa plantación estuviera dentro de su hacienda.

1945. Casa rústica en Topilejo. Planta, corte, fachada, carpinteria. (Archivo Histórico de la ciudad de México)

En 1933 se retomó el caso de la dotación de tierras, pero los trámites avanzaron muy despacio. Tuvieron que pasar tres años más, y en 1936 se les reconoció una nueva porción de terreno. Sin embargo, en 1960 un grupo de pequeños propietarios, representados por Julián Martínez Ibarra, enviaron una petición al Departamento Agrario para que sus tierras fueran excluidas de la repartición de 1936, argumentando que poseían estas tierras desde tiempo inmemorial y tenían contratos privados que justificaban su posesión. La Secretaría de la Reforma Agraria falló a favor de estos campesinos y les restituyó sus propiedades. Las quejas por la venta irregular de terrenos, se multiplicaron.

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En 1944, el general Manuel Acosta, hombre muy cercano al gobernador del Distrito Federal: Javier Rojo Gómez, presentó un proyecto en el que expuso la posibilidad de crear granjas, para ello los ejidos debían de dividirse en parcelas y atribuirse en propiedad. Rojo Gómez propuso que el experimento se iniciara en Topilejo, consiguió un decreto presidencial y 4,000 hectáreas para llevar a cabo el proyecto. La idea era construir un determinado número de granjas de 16 hectáreas, cada una con una casa habitación, instrumentos de trabajo, semillas y fertilizantes. El total del gasto por granja sería de aproximadamente $6,000 pesos; al inicio el dinero lo prestaría el gobierno, y los campesinos tendrían 3 años para pagarlo. Como instrumento de administración, el 19 de agosto de 1944, Manuel Ávila Camacho, presidente en ese entonces, creó La Financiera Rural del Distrito Federal, y el general Manuel Acosta quedó al frente de ésta. La idea era que los comuneros y los ejidatarios fuesen los beneficiarios del proyecto. Los ejidatarios se negaron a participar, y entonces el general Acosta reunió a campesinos de otros lugares, la mayoría provenientes de Coahuila para llevar a cabo el proyecto. A la gente de Topilejo no le gustó nada que sus tierras fueran repartidas entre “extraños”. Los conflictos entre ejidatarios y granjeros se fueron acrecentando, y la iniciativa fue abandonada 4 años después de su creación. Pero este hecho no calmó los ánimos, los ejidatarios invadieron las granjas, y los granjeros se armaron. A partir de 1949 los conflictos se intensificaron y el gobierno mandó tropas a la zona, y en 1950 el Frente Zapatista de la República envió una carta al Departamento Agrario, en la que solicitó el retiro del ejército. La sentencia definitiva a favor de Topilejo salió el 14 de agosto de 1952, ya que el Departamento del Distrito Federal no les pudo dar status legal a los granjeros. El problema se alargó hasta 1953, cuando el Departamento Agrario compensó a los granjeros con lotes de entre 16 a 20 hectáreas en el estado de Veracruz.

1944. Modelo de casa campesino para las granjas agrícolas en Topilejo. (Archivo Histórico de la ciudad de México)

SAN MIGUEL TOPILEJO


El martes 3 de septiembre de 1968, un autobús de segunda clase de la línea México-Xochimilco se volcó por exceso de velocidad en una hondonada a la altura del paraje El Caracol. El saldo inicial fue de siete personas muertas, que después aumentó a diez y 32 lesionados, la mayoría eran campesinos que iban a ofrecer su mercancía al pueblo de San Lázaro. La población le exigió inútilmente al delegado de Tlalpan, Alfonso Suástegui Laguna, que mediara con los permisionarios para lograr una indemnización justa. Al no obtener respuesta, la gente decidió en asamblea solicitar el apoyo de los estudiantes, cuya lucha estaba en apogeo y demostraba gran capacidad de movilización a lo largo y ancho de la ciudad. Éstos aceptaron de inmediato. Estudiantes y pobladores empezaron por detener camiones de la línea México-Xochimilco-Topilejo, y de la ruta Chapultepec-Xochimilco para presionar a la línea a que indemnizara de manera justa a las familias de los afectados.

En respuesta, el 9 de septiembre, con 17 autobuses “secuestrados”, los inconformes tomaron las oficinas de la Subdelegación de Topilejo, ya que su responsable, J. Guadalupe Martínez Fragoso, no daba la cara. Nació entonces un “comité de lucha”, integrado por campesinos y estudiantes, que pedía una indemnización de 150 mil pesos para las familias de los fallecidos, y 200 pesos semanales a cada herido, hasta su completa curación. Además se exigía cambio de las unidades de transporte, que ya eran obsoletas. Comenzaron a operar los “comités de vigilancia”, que tenían la tarea de velar para evitar que entraran a Topilejo las fuerzas represivas. Pusieron vigilantes armados con escopetones y rifles en las torres de la iglesia, desde donde controlaban a todo el pueblo y sus alrededores; así, si algún vehículo intentaba entrar, se repicarían las campanas, para que la gente del pueblo se congregara en la plaza y organizara la defensa.

“Los habitantes de Topilejo nos proporcionaron El entonces jefe del Departamento del Distrito Fe- una casa en las orillas del pueblo. Además de deral (DDF), Alfonso Corona del Rosal, declaró alojar allí el infaltable mimeógrafo, el lugar nos respecto al problema de las indemnizaciones que servía de dormitorio y albergaba a las brigadas “(…) se iba encarrilando la solución con la inter- de universitarios que llegaban a prestar sus servención del delegado del DDF, hasta que intervino vicios a la comunidad: estudiantes de veterinaun grupo de jóvenes, asesorando y pidiendo su- ria de Chapingo, que ayudaban a inseminar a mas que en concepto de los permisionarios son los animales; pasantes de ingeniería, que hamuy elevadas, porque es una línea de segunda y cían el trazado correcto de la carretera, y otros con camiones que valen poco dinero”. más, así como grupos de músicos, poetas y bailarines que presentaban su espectáculo a la población. En unos cuantos días, Topilejo había trocado su rabia e impotencia en una fiesta de lucha y participación política.

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4 Vera Martínez, A. (2008, 14 de octubre). Topilejo, primer territorio libre de México. Suplemento informativo de La Jornada Nº13, s.p. 15


A la casa la bautizamos como Quinta Rosa Luxemburgo. Del grupo de estudiantes que la ocupábamos, destacó como jefe indiscutible José del Rivero, El Negro, alumno del quinto año de economía, que cambió su traje y corbata de moño –atuendo con que todos los días iba a la escuela– por un pantalón, chamarra y gorra de mezclilla, que vistió todo el tiempo que duró el movimiento; lo mismo organizaba las guardias nocturnas de vigilancia, que distribuía las brigadas estudiantiles a donde se necesitaran, o manejaba el camión de la Facultad de Economía, que daba servicio gratuito a los habitantes de la zona y de los lugares aledaños, pues por temor a la retención de unidades, que para entonces ya eran 29, se ausentaron las compañías y no había otro medio de transporte.” 4 En la carretera vieja México-Acapulco apareció un letrero que decía: “Topilejo, primer territorio libre de México”. El domingo 15 de septiembre la empresa de transporte informó que se pagarían 25 mil pesos a cada familia de los fallecidos, mucho más que los cinco mil inicialmente ofrecidos. También sustituyeron los camiones viejos por unidades de transporte nuevas, y arreglaron la carretera en las zonas más peligrosas. Otro conflicto surgió en 1973, un ingeniero que se hacía pasar por funcionario de la Secretaría de la Reforma Agraria, reunió un total de 248 hectáreas en los límites del pueblo con Morelos. Y como ese, otros empezaron a comprar tierras a muy bajo costo engañando a los campesinos.

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4 Ibídem SAN MIGUEL TOPILEJO


Cultura popular • Fiestas patronales San Miguel arcángel San Miguel Topilejo comparte santo patrón con Xicalco y Ajusco. Los tres pueblos veneran al arcángel san Miguel. El 29 de septiembre son festejados los santos arcángeles, de entre ellos san Miguel es recordado porque con su espada aniquiló al demonio. En Topilejo las fiestas a san Miguel arcángel se realizan dos veces al año, la primera –que es la fiesta chica- es el 8 de mayo, y la fiesta grande es el 29 de septiembre. Según cuentan las personas originarias de Topilejo, la primera celebración es el día del santo y la segunda su cumpleaños. Durante todo el año las mayordomías son las encargadas de estar presentes, preparar y organizar una serie de actividades y festejos. Según cuentan las personas que han ocupado el cargo sus actividades comienzan formalmente el 1º. de enero y terminan el 31 de diciembre. Existen dos organizaciones de mayordomos encargados de hacer los preparativos para las fiestas del santo patrón: las mayordomías de la “parte de arriba” y de la “parte de abajo” haciendo referencia a las dos partes en las que quedó dividido el pueblo con el paso de la autopista México – Cuernavaca. Las mayordomías constituyen una estructura jerárquica en la que el cargo de mayor rango es el señor fiscal, le siguen los mayordomos y cada uno de ellos es auxiliado por un topil. El apoyo de parientes y amigos es indispensable para la buena marcha de las mayordomías. En las fiestas se cuenta además con las asociaciones y promesas, que se encargan de la portada y el arco de flores de la iglesia, los castillos, la música y las danzas.

El interior de la iglesia de San Miguel Topilejo.

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Fuegos artificiales en la plaza del pueblo.

Es muy importante la buena organización, pues en los días de fiesta se deben pagar los favores de los otros pueblos que a su vez están celebrando. Las mayordomas preparan mucha comida para las fiestas, alimentan a los invitados que llevan promesas de poblados vecinos, a la gente del pueblo, los músicos y otros asistentes. Los platillos que suelen prepararse son carnitas, barbacoa, pancita, caldo de camarón, mole rojo, mole de olla. 5

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5 Barrera Camacho, M. La comida como una manifestación de reciprocidad en la fiesta patronal de San Miguel Topilejo. Tesis de Maestría. Antropología Social. Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-I), México. Recuperado de: http://148.206.53.84/tesiuami/ UAM3566.pdf SAN MIGUEL TOPILEJO

Sirviendo los alimentos para la fiesta.


Aunque no faltan comidas sencillas como sopa de espaguetti, bisteces de res en guisado de chile verde y coctel de manzana con crema o rajitas de chile, frijoles, rellena, chilitos picados y chicharrón. Estos platillos suele preparase para 150 o 200 personas. Las mayordomas se pasan días enteros comprando los ingredientes y cocinando. Hacer la comida y repartirla tiene mucho valor entre los lugareños, no sólo por el trabajo en sí, sino también por el espíritu de unión que se respira, primero, porque mientras las mujeres cocinan conversan, se cuentan novedades y cuitas; después, al repartir los alimentos, la generosidad de las personas originarias de San Miguel Topilejo se hace palpable, gestos desinteresados que, de la misma forma son retribuidos por los vecinos de otros pueblos. Al igual que en las fiestas de los poblados aledaños, resaltan las mañanitas al santo, a las que le siguen la misa, la presentación de promesas y luego los castillos y la verbena popular. Los chinelos, arrieros y las aztequitas son de los más notables. En la actualidad la música es muy importante, cuentan don Tomás y doña Juanita que antes la música era sencilla, casi siempre interpretada por gente del pueblo que contaba con instrumentos musicales o, en ocasiones, con bandas de los pueblos vecinos. Hoy en día se contratan a grupos prestigiosos. Los mayordomos o las asociaciones de la música deben recolectar con bastante tiempo de anticipación las cooperaciones, a fin de desplazarse a Sonora y a Sinaloa y contratar a las bandas que amenizarán los bailes durante los días que se realiza la fiesta.

Doña Juana Flores Aguilar y don Efrén Ramírez Rosales.

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Recuperación de la danza de las aztequitas La señora Isabel, hija de doña Inés, se ha hecho cargo de enseñar a las niñas del pueblo a bailar la danza de las aztequitas. Ésta, junto con otras danzas, se ha llevado como promesa a san Miguel arcángel en Topilejo y a los santos patrones de los otros pueblos en su fiesta. Desde hace algunos años se dejó de realizar la danza de las aztequitas por falta de interés de las jóvenes del pueblo y carencia de apoyos de las autoridades. Preocupadas por mantener las tradiciones, Isabel, sus hijas y sobrinas se han dado a la tarea de recordar cómo se bailaba esta danza –que emula la conquista europea sobre los pueblos aztecas- y enseñarla a las niñas y jóvenes del pueblo. Para ello se han movilizado con las autoridades buscando recursos para retomar la enseñanza del baile, la preparación de los vestuarios y la promoción de la danza en los pueblos vecinos. Un ramillete de doncellas –dice doña Isabel refiriéndose a sus alumnas- vestidas con túnicas largas y abiertas en ambos lados hasta la rodilla, blancas o de colores chillantes de satín y decoradas con grecas; algunas calzando huaraches, otras descalzas, y una cinta en la cabeza adornada con una pluma. Las niñas y jóvenes realizan su coreografía a ritmo acompasado y recitan versos que recuerdan las tradiciones prehispánicas. A ellas se suman otros participantes, pues la tradición señala que debe haber un rey, un príncipe y el ángel que cuida que no se dispersen las aztequitas.

Las “aztequitas” en pleno ensayo.

SAN MIGUEL TOPILEJO


De acuerdo a una investigación realizada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) 6 “La danza de aztequitas se puede clasificar en el conjunto de las danzas de Conquista, la cual refiere la reinterpretación de viejos ritos de épocas de las peregrinaciones de los cazadores recolectores, aquellos relatos históricos de conquista territorial y posiblemente un mecanismo por el cual los mandatarios mexicas elegían a las doncellas. Esta danza comunica a través del canto y la plegaria en lengua náhuatl la música, la dramatización y los movimientos corporales, una historia mítica a manera de ofrenda ritual”.7 Pedro Pérez y doña Lucía Emiliano recuerdan muy bien la danza de las aztequitas, afirman que viene del tiempo prehispánico. La danza de las aztequitas de Topilejo es la misma que bailan en Santa Ana Tlacotenco, en Milpa Alta, en donde no se ha dejado de bailar. Isabel, para que las jovencitas aprendieran a bailar, buscó un maestro que les enseñara, y así dio con Susano Leyva quien, nacido en 1938, lleva más de 40 años dedicado de manera formal a la música con su grupo “Los Tlacualeros”, oriundos de Santa Ana. Sus sones de costumbre fueron recopilados por el Instituto Nacional Indigenista y se han editado discos con estos sones.

Una muestra del baile de “Las aztequitas”. 1

6 Antes Instituto Nacional Indigenista 7 Recuperado de: Canto a la danza de las Aztequitas con el grupo Los Tlacualeros. http://www.cdi.gob.mx/participacion/nahuasmilpalta/nahuas.html 8 Ibídem 23


“La música que interpreta el grupo de los Tlacualeros, para la danza de Aztequitas se denomina en la región de los altos del Distrito Federal como sones de danza. En su desarrollo, es notable la ejecución del violín en el cual el uso de mordetes, glisandos y dobles cuerdas a intervalos de 3as, 5as y 6as son frecuentes, el grupo realiza diversos cambios de compás que generalmente son 4/4 3/4 y 6/8 con tonalidades básicas en Sol Mayor y Re Mayor”. El conjunto de los sones que se interpretan se distribuyen en cuatro momentos rituales: Las Mañanitas, el Ofrecimiento, las Marchas, los Bailes y los Brincos.8 Esta música se acompaña con versos en náhuatl, como los que se leen a continuación. El grupo de Topilejo lleva el nombre de Nican Tlalticpan que significa “Aquí en la tierra”

Nican Tlalticpan Aquí en la Tierra Nican in tlalticpan ti to miquilizque nican tlaquiquiyoca tich cactehuazque Canoche moztla temac tiazque zan cualyotica to tlatlauctia Tonantzin Aztecatzintzin tiyotzicuinican ti pahpaquican to nantzin ilhuitzin

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8 Ibídem SAN MIGUEL TOPILEJO


Carnaval de Huenhuenchones En el pueblo de Topilejo, donde las actividades sociales y religiosas convergen en estas fechas de cuaresma, encontramos el Carnaval de los Huenhuenchones, hombres disfrazados de mujeres que recorren el pueblo, casa por casa, pidiendo obsequios, los cuales reparten el Domingo de Resurrección en la plaza del pueblo. Este carnaval inició desde hace 15 años, se realiza ininterrumpidamente cada Semana Santa, en especial los días sábado y domingo. A fin de preparar adecuadamente su participación en estas fechas cumbre, los Huenhuenchones se organizan en comparsas de 10 a 15 integrantes cada una. Antes, el Carnaval de Huenhuenchones sólo se efectuaba el día sábado Santo. A lo largo de su recorrido por las calles del pueblo recolectaban dinero y lo conseguido lo repartían el domingo. En la actualidad las comparsas salen siete domingos antes de Semana Santa a pedir dinero, ya no realizan sus recorridos en las calles de Topilejo y se quedan en la avenida principal, estratégicamente ubicados en un tope, donde los conductores reducen la velocidad y, en ese momento los Huenhuenchones empiezan a bailar, a coquetear, a mandar besos y realizan sus mejores poses para convencer a los automovilistas de que les den una moneda.

El pueblo participa en el Carnaval

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Los Huehuenchones

Parte del dinero recaudado se destina a la compra de material para realizar un Judas que será quemado el sábado Santo. La quema de los monigotes se hace por comparsa y se ha establecido una competencia entre ellas, en la que concursan para ver quién hace el Judas más grande; hay quienes han elaborado muñecos de más de ocho metros de longitud. El premio para los ganadores es la satisfacción y el reconocimiento de la gente que, durante un año entero, los recordará con admiración y respeto.

SAN MIGUEL TOPILEJO


Un puesto de elotes asados en la feria

Gastronomía Feria del elote

El maíz es sin duda la base de la alimentación en México y otros países de América Latina. Buena parte de las tierras de cultivo que aún conserva San Miguel Topilejo están dedicadas a la producción de maíz, producto vital que también tiene su fiesta, celebrada desde hace más de 25 años de manera ininterrumpida, y que lleva por nombre la Feria del Elote. A mediados de septiembre, cuando los frutos de la milpa están en su punto, los productores miembros de Representación Comunal y Ejidal se reúnen y organizan este evento para exponer sus productos. Durante tres días se pueden encontrar mazorcas de maíz blanco, azul y rojo, crudos, asados y cocinados enteros o como esquites. Alrededor de la producción de maíz y sobre todo del elote, se ha desarrollado una importante tradición culinaria en la zona. En la feria pueden degustarse un sin fin de platillos preparados a base de esta gramínea: atoles, chileatoles, tamales de elote, gorditas y panqués o pasteles.

La Feria del Elote

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Tamales de elote Ingredientes (rinde 30 piezas) - 20 elotes desgranados - 2 tazas de azúcar - 2 tazas de aceite de maíz - Sal al gusto - Hojas de maíz para envolver los tamales

Preparación

Recetas 9 Chile-atole

Moler los granos de elote junto con el azúcar y la sal, e ir añadiendo el aceite poco a poco. Untar una cucharada de esta pasta en las hojas de elote, envolver como tamales y cocer en la vaporera o tamalera durante 30 o 40 minutos, o hasta que los tamales se desprendan fácilmente de la hoja.

En 1565, fray Bernardino de Sahagún, escribió que los indígenas tomaban unas bebidas elaboradas casi todas con maíz, servidas calientes o frías, a las que llamaban atolli, que quiere decir “agua en movimiento“ o “agua removida”. El chileatole puede ser considerado una versión salada de los populares atoles champurrado, de chocolate o guayaba. Para su elaboración se necesitan elotes tiernos, unos partidos y otros desgranados que se cocinan en agua, chile seco, sal, un poco de azúcar y leche para la salsa y epazote para su sabor. Este platillo es muy popular y cada familia tiene su pro1 pia receta. 9 Avila Serratos, M. A. (2012). Recetario tradicional del Distrito Federal. Cocina indígena y popular # 58. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Dirección General de Culturas Populares. SAN MIGUEL TOPILEJO


Elotes con peric贸n Ingredientes: elotes cacahuazintles* peric贸n tequesquite Preparaci贸n Calentar el agua con el tequesquite y el peric贸n. Cuando suelte el hervor, agregar los elotes y dejar cocer hasta que se ablanden.

*El cacahuazintle es un elote de grano gordo que se cultiva en las tierras altas del Distrito Federal. 29


Doña Inés Morales.

Artesanía

Doña Isabel Valdés Morales tejiendo una cobija.

Telares Doña Inés recuerda cómo poco a poco se fue complicando para las mujeres de Topilejo hacerse mayores, sobre todo por no poderse dedicar al trabajo en el campo. Muchas de las señoras fundadoras del taller de tejedoras de Topilejo, trabajaron hombro con hombro con sus maridos en la producción de maíz, papa y otros productos en sus tierras ejidales. En parte por la falta de reconocimiento en sus labores agrícolas, y debido a que la edad no perdona, estas mujeres se vieron en la necesidad de buscar alternativas para completar el sustento de las familias y al mismo tiempo mantenerse activas. Tras asistir a talleres de fortalecimiento de las capacidades productivas de las mujeres, y a una serie de eventos que promovían la equidad de género, doña Inés consideró imprescindible impulsar alguna actividad que, aprovechando recursos locales, ayudara a las mujeres a mejorar y dignificar su vida. Así es como surgió el taller de telares. Instaladas inicialmente en un pequeño galpón –que con los años ha crecido- las mujeres aprendieron a tejer en grandes telares de suelo, gorros, suéteres, gabanes y sarapes usando lana de oveja.

Se requiere gran concentración para que el tejido salga bien.

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Hoy además de las fundadoras del telar, participan sus hijas, nietas, vecinas y vecinos. Al tiempo que tejen comparten sus conocimientos, problemas y expectativas, de modo que es a la vez una alternativa ocupacional y un espacio de fortalecimiento comunitario. Estos tejidos se venden en las ferias de artesanías de la Delegación o en el local en donde se encuentra el telar.

Una de las pequeñas alumnas hilando la lana.

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Oficios Producción de miel Desde hace por lo menos 20 años, don Zenón, quien se reconoce mielero, produce miel de alta calidad en su tierra. En Topilejo él y cinco productores más cuentan con el reconocimiento de buenas prácticas de producción de miel, otorgado por la Secretaría de Agricultura Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). Zenón, desde pequeño siente un enorme interés por las abejas y la miel, dice de estos animalitos son buenos amigos de los humanos, porque con su laboriosidad ayudan a la reproducción de miles de especies vegetales y además nos regalan su dulce.

Abeja extrayendo polen.

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De la floración de los árboles de capulín, el eucalipto y los tepozanes obtiene, entre octubre y diciembre, la miel de color amarillo paja y consistencia cremosa que abastece a sus clientes, la mayoría de ellos vecinos de Topilejo, que conocen la calidad de su producto y lo usan tanto por sus valores nutricionales como por sus propiedades curativas.

Don Zenón Reza muestra el interior de los panales.

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Venta de árboles de Navidad Cada año se venden entre 1.85 y 2 millones de árboles de Navidad en el país; 60% de ellos se quedan en la ciudad de México. La producción nacional aumenta año con año, pero todavía no alcanza a satisfacer ni siquiera la mitad de la demanda, así que cada temporada de fiestas decembrinas se importan entre 1 y 1.5 millones de arbolitos de Navidad de Estados Unidos y Canadá. Se reconoció hace años en ésta situación una oportunidad de desarrollo sustentable para diversas regiones del país, así que aproximadamente desde el año 2002, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) empezó a establecer programas de apoyo al cultivo de árboles de Navidad; programas que habían generado, para finales del 2013, más de 17,000 hectáreas plantadas con especies nativas de México, en 18 entidades de la República Mexicana. Tlalpan fue beneficiario muy temprano de estos programas, puesto que a la oportunidad de desarrollo económico de las zonas rurales, se podía aunar la urgente necesidad de reforestación de vastas zonas de conservación. Los frutos del esfuerzo son notables, puesto que, a pesar de que una plántula tarda de 6 a 8 años en conseguir tamaño comercial, Tlalpan fue capaz de ofrecer aproximadamente 150,000 árboles de Navidad a fines del 2011. Este logro involucró más o menos 1,000 hectáreas de terreno, atendidas por alrededor de 160 productores organizados en 24 asociaciones de 7 núcleos agrarios diferentes: San Miguel y Santo Tomas Ajusco, San Miguel Topilejo y los ejidos de San Miguel Topilejo, Parres El Guarda, San Andrés Totoltepec, San Miguel Xicalco y Magdalena Petlacalco. Doña Azucena Reza Villarreal y su marido, don Sotero Luna Medina, del pueblo de San Miguel Topilejo, tienen desde el 2002 un sembradío de árboles de Navidad en las faldas del Oyameyo, y venden sus arbolitos desde el 2009. Cuentan que han recibido apoyo de la Comisión de Recursos Naturales (CORENA) y de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para el replante, además de las clases que les dieron al empezar el proyecto, donde aprendieron qué especies conviene plantar, cómo es bueno distribuir las plantas en terrenos de distintas características y qué mantenimiento se debe dar a los árboles. En particular, mencionan la importancia de la poda, dado que es vital que los arbolitos de Navidad vayan ganando, mientras crecen, una forma cónica regular, con muy tupido follaje que venga de ramas distribuidas de forma balanceada.

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Doña Azucena Reza Villarreal en su campo de árboles de Navidad.

El cultivo no requiere de trabajo duro constante, aunque hay momentos de mucha actividad cuando toca podar: “la poda la hacemos a mano, con machete, y no puede ser así nomás, sino que hay que poner atención... quieras que no, después de un rato ¡es bien cansado!” -ríe don Sotero- y, por supuesto, durante las fiestas, cuando llega el tiempo de recibir clientes y vender. De todas formas, hay que visitar el terreno a menudo, para deshierbar, monitorear el estado se los árboles, mantener a las tuzas bajo control y asegurarse de que no puedan entrar al terreno borregos y otros animales grandes, que pueden ramonear las partes tiernas de los árboles, pisotear plantulitas o quebrar ramas de individuos más grandes al rascarse contra los troncos. Reflexiona la pareja que el cultivo de árboles de Navidad, a la escala que ellos pueden manejar, no da para vivir, pero que en tiempos en que ya no es del todo rentable sembrar maíz, es una buena forma de sacar “aunque sea un dinerito” de tierra que no se puede vender, por ser comunal y en zona de conservación.

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Don Sotero ha tenido oportunidad de apreciar el grado de deforestación de la región en su trabajo como bombero forestal, y opina que “mientras más árboles se planten, mejor”, no sólo con la finalidad de producir más oxígeno que mejoren la calidad del aire de la ciudad, sino también para mejorar la captación de agua de los terrenos, formar barreras contra el viento, contrarrestar las corridas masivas de agua y la erosión del suelo que se dan en las laderas desprotegidas de vegetación. Además de apoyar el establecimiento de sembradíos de árboles de Navidad, se ha buscado impulsar su éxito comercial. Campañas como “La Ruta de la Navidad Verde”, “Feria del Árbol ‘Navidad Deliciosa’” y “Vivamos una Verde” se han organizado en distintos años para pedir al público en general que compre árboles nacionales certificados por CONAFOR, informando dónde pueden conseguirse y las ventajas de adquirirlos. Programas como estos que permiten a las comunidades locales conseguir remuneración a partir de actividades que protegen y mejoran el medio ambiente, nos benefician a todos.

OYAMEL El “oyamel” -del náhuatl “oyametl”“abeto”, “pinabete” o “tucumbú” (Abies religiosa) es un árbol conífero nativo de México, de 40 - 50 m de altura y 1.8 m de diámetro (aunque algunos ejemplares rebasan los 60 m de alto y 2 m en grosor). Es una especie de gran importancia comercial porque es muy popular como “arbolito de Navidad”, además de ser fuente de pulpa para papel y madera que, aunque de mediana calidad, se presta para la fabricación de tejamanil, cajas, durmientes, marcos y puertas, cercas, postes y palos de escoba. SAN MIGUEL TOPILEJO

En su “Historia General de las Cosas de la Nueva España” (o Códice Florentino), Fray Bernardino de Sahagún escribió: “... hay otros árboles en esta tierra que se llaman oyámetl, (y) no hay en España árboles de esta manera, que yo sepa. De éstos se coge un licor muy precioso, muy medicinal, que se llama abeto; no le usaban los indios, ni le conocían, (pues) en estos tiempos se ha hallado. Estos árboles son muy grandes, muy altos (y) están las montañas llenas de ellos”. El “licor muy precioso” se refiere probablemente a la oleorresina que se extrae del tronco del oyamel -llamada trementina, aceite de palo o aceite de abeto- y que se emplea en la industria de pinturas, barnices, jabones y otros productos. También es recomendada por sus propiedades balsámicas en la medicina tradicional y se usa en ocasiones para dar “sobas”. Curiosamente, se conoce como “trementina” tanto al jugo que fluye directamente del árbol como a los productos líquidos de su destilación por vapor, que consisten, básicamente, en aguarrás. El oyamel, como notara Sahagún, a veces forma bosques puros de gran extensión, aunque también se le encuentra en bosques mixtos en compañía de otros árboles, sobre todo de los géneros Pinus (pinos), Quercus (encinos), Pseudotsuga (douglasias) y Cupressus (cipreses y cedros). En el estado de Michoacán, los bosques de oyamel sirven de refugio invernal para las mariposas monarca y alrededor del Distrito Federal son fuente insustituible, aunque en riesgo, de oxígeno, de protección contra la erosión del suelo y de superficies de captación del agua, entre otros beneficios.


Lugares de interés El Oyameyo Parte de este pueblo es el paraje El Oyameyo, debe su nombre a la cercanía del volcán Oyameyo que se encuentra a 3200 m s.n.m. El paraje y el volcán se pueden visitar, el Camino Real a Oyameyo se encuentra en el kilómetro 32 de la carretera federal México – Cuernavaca.

Volcán Oyameyeo.

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Medicina tradicional En Topilejo, según nos contó doña Azucena Reza, se utiliza mucho el gordolobo, “porque lo encuentra una donde quiera”. Se hierve con una rajita de canela y miel, y con eso se cura la tos.

gordolobo Se le conoce como gordolobo a varias especies del género Gnaphalium, plantas herbáceas de la familia de las compuestas, con tallos y hojas afelpados y flores en cabezuelas. El gordolobo, también llamado tzompotonic, formaba parte de la medicina tradicional mexicana desde mucho antes de la llegada de los españoles y Francisco Hernández la incluyó en su compendio de herbolaria del siglo XVI, como de uso muy difundido, sobre todo para tratar problemas en vías respiratorias: “el cocimiento de las hojas tomado alivia extraordinariamente la tos, y presta auxilios propios de tal temperamento”. A pesar de ser una planta que mucha gente cree reconocer con facilidad, es necesario ser cauteloso: a finales de los años setenta, otra hierba, de nombre científico Senecio longilobus, fue identificada por error como gordolobo y vendida en forma de té, causando graves problemas hepáticos y la muerte a varios inmigrantes mexicanos en el sur de los Estados Unidos.

Advertencia: toda información sobre usos medicinales se brinda con fines de investigación y divulgación, sin intención alguna de ofrecer prescripciones o consejos médicos. El uso que se dé a la información contenida en este sitio es responsabilidad estricta del lector.

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Bibliografía Avila Serratos, M. A. (2012). Recetario tradicional del Distrito Federal. Cocina indígena y popular # 58. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Dirección General de Culturas Populares. Barrera Camacho, M. (2000). La comida como una manifestación de reciprocidad en la fiesta patronal de San Miguel Topilejo. Tesis de Maestría. Antropología Social. Universidad Autónoma Metropolitana (UAM- I), México. Recuperado de: http://148.206.53.84/tesiuami/UAM3566.pdf Rodríguez, F. y Rodríguez, C. (1982). Sobre la Tierra: Tlalpan a través del tiempo. México: Delegación de Tlalpan. Velásquez Inclán, B. (2008). San Miguel Topilejo, Memoria viva de un pueblo rural. México: Culturas Populares y PACMyC. Infografía Vibrans, H. (ed.) (2006 en adelante). Malezas de México. En línea: www.malezasdemexico.net Consultas varias de Julio 2013 a Junio 2014 Zolla, C., Argueta A.(coord. general) y Mata, S. (coord. versión digital). (2009). Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana. México. Recuperado de: http://www.medicinatradicionalmexicana. unam.mx Consultas varias de julio de 2013 a junio de 2014. Los conocimientos y la información original de esta publicación son de origen y creación colectiva, sus poseedores y recreadores son los pueblos indígenas de México,por lo que deben seguir siendo colectivos, y en consecuencia, está prohibida toda apropiación privada. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) / iNaturalist.org naturalista. Recuperado de: http://conabio.inaturalist.org/ . Artículo de periódico: Vera Martínez, A. (2008, 14 de octubre). Topilejo, primer territorio libre de México. Suplemento informativo de La Jornada Nº13, s.p.

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Mapa de la jurisdicci贸n de San Agust铆n de las Cuevas. 1532. (Archivo General de la Naci贸n)


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