Las pérdidas del COVID-19 que nadie ve. Un día de trabajo hoy, lo componen las llamadas de los acreedores para precisar cuando se les va a pagar, la notificación de la agencia del Estado para pagar el Seguro Social de los empleados o los impuestos atrasados de los últimos meses, negociar con los empleados una estrategia salarial, que le permita a la empresa conservarlos a cambio de poder pagarles un porcentaje de su sueldo, conseguir a crédito el alimento de los peces o camarones, ir a la oficina de la compañía de luz a suplicar que esta semana no corten el suministro de luz en la granja, y rematar una parte de la producción para pagarle al contador y que haga el papeleo para la devolución del IVA.