LAS PALABRAS DE CUENCA “Una lengua natural es el archivo adonde han ido a parar las expectativas, saberes y creencias de una comunidad. Pero este archivo no permanece inerte, sino que está en permanente actividad, parte de la cual es revisionista: los hablantes mudan el valor o la vigencia de las palabras y de las expresiones.” Fernando Lázaro Carreter.
Lo que van a leer después de esta introducción es una recopilación, en orden alfabético, de una serie de palabras “raras” o singulares que se utilizan en la A. de Cuenca; aunque, como se verá, no son tan “raras” ya que la gran mayoría de ellas tienen una fundamentación lingüística; pero sí son singulares por la forma que tenemos de pronunciarlas o por su escasa utilización en otros lugares de la geografía del castellano. Es posible que el lector culto descubra en muchas de ellas vulgarismos, pero no son tales cuando el pueblo las pronuncia así por una inculpable falta de instrucción o por mantener una tradición oral que le conecta con sus ancestros. Con esto no defiendo lo vulgar. Defiendo lo elaborado que permite mayores posibilidades expresivas ya que la utilización de muchas de estas palabras “cuenqueñas” podría entrar en la categoría de lo culto y enriquecer el vocabulario de gran cantidad de personas, sobre todo en estos tiempos de empobrecimiento lingüístico y masivas entradas de extranjerismos en nuestro idioma. Este modesto trabajo tiene su origen en el deseo, muchas veces expresado por diferentes personas, nativas o adoptadas, como yo mismo, en Cuenca, de recoger, usar y divulgar estas palabras y
expresiones. Y así, el verano pasado, en nuestras diarias, nocturnas y placenteras reuniones ante una copa, la Cheli de Salustianillo (dicho así con todo el cariño del mundo) realizó el trabajo de campo y fue recogiendo de nosotros y de todos cuantos pasaban o estaban a nuestro alrededor, esa lista de palabras que nos llamaban la atención y que se reflejan aquí, aunque, estoy seguro, habrá quien considere que alguna no debería estar en este “diccionario” o conocerán otras que no están recogidas. Posteriormente, con la ayuda de mi mujer, mis amigos y familiares, todos nativos de Cuenca, fui recogiendo los significados de los diferentes vocablos; y para la fundamentación lingüística acudí a dos fuentes de reconocida solvencia: el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (en adelante DRAE) y el Diccionario de Uso del Español de María Moliner (en adelante MM). Para terminar quiero decir que para todos los que hemos intervenido en la realización de este trabajo ha supuesto una diversión hacerlo y nunca nos hemos planteado un excesivo rigor científico y erudito. Espero que les guste. Manuel Álvarez Reyes. Sevilla 2001/2002