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P. Antonio Lluberes un jesuita con sangre salesiana

Queridos

lectores, cada vez que celebramos la solemnidad de san Juan Bosco – El padre y maestro de la juventud – siempre nos ubicamos en el mes de enero, más exactamente en el último día del mes, es decir, el 31 de enero que es la fecha donde celebramos su fiesta. Sin embargo, ante las exigencias de cada día, podemos olvidar otra fecha sumamente importante que es el día de su nacimiento que es el 16 de agosto, una fecha que se ubica en la mitad del año, durante el tiempo ordinario. Por esto, dos son los objetivos de este artículo siendo el primer objetivo el poder concientizar la fecha del cumpleaños de Don Bosco, mientras que el segundo objetivo es hacer un homenaje a la persona de Antonio Lluberes, un jesuita con sangre salesiana, como se titula este escrito.

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La Compañía de Jesús – conocidos ordinariamente como jesuitas – es una congregación religiosa fundada por san Ignacio de Loyola en 1538 donde a lo largo de los años han trabajado en las periferias respondiendo a los retos y necesidades actuales de la sociedad. En el cónclave de marzo del 2013 los cardenales eligieron a Jorge Mario Bergoglio como el nuevo Sumo Pontífice adoptando el nombre de Francisco que es el primer Pontífice latinoamericano y jesuita que ejerce este servicio a la Iglesia Universal. El Papa Francisco que es jesuita fue educado en su infancia en la espiritualidad de Don Bosco, es decir, estudiando en un colegio salesiano antes de ingresar a la Compañía de Jesús. Francisco es un ejemplo claro de “jesuita con ADN salesiano”, y aparecen mucho más, entre ellos Antonio Lluberes, a quien tuve la oportunidad de conocerlo en sus últimos años de vida.

Antonio Lluberes, a quien sus cercanos le conocían como el padre Ton, fue un jesuita nacido en Santo Domingo en el 1946 y que estudió en el Colegio Don Bosco del 1960 al 1963. Más adelante ingresó a la Compañía de Jesús en 1965 y fue ordenado sacerdote en 1975 justamente donde estudió con los salesianos, en la parroquia San Juan Bosco. Cómo jesuita se destacó como profesor de filosofía, eclesiología e historia de la Iglesia dominicana, Rector del Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, director del programa Fe y Alegría, y muchos otros servicios. Su profundo amor en la escritura se evidenció en la redacción de artículos enérgicos sobre temas sociales y eclesiales, enriqueciendo medios impresos católicos como la revista Amigo del Hogar y el periódico Camino. Entre uno de sus artículos, él me obsequió una copia que escribió sobre Don Bosco publicado hace un par de años que compila su amor por los Salesianos de Don Bosco y que quiero enseñar. Inicia así:

“Las encrucijadas de la historia son las canteras de la santidad. Cuando se tensan las relaciones humanas y sectores de la sociedad sufren la inestabilidad y la injusticia, se demandan respuestas y es entonces cuando se activa la generosidad humana. Los que responden con generosidad, los que piensan y viven para los demás, son los santos. Sus intuiciones y respuestas no serán graciosamente comprendidas y aceptadas, pasarán las pruebas, per terminarán siendo aceptadas.

Veamos unos ejemplos. Benito en medio de la Europa agitada y angustiada por el desquicie de la sociedad romana, Francisco en la agitación social y religiosa de las nacientes ciudades medievales e Ignacio en las fronteras del Renacimiento y el Protestantismo y de los nuevos mundos integrados a Europa por la navegación y conquista.

Así se entiende a Don Bosco (1815-1888). Europa y en particular el norte de Italia era sacudida por dos fuerzas: la revolución industrial que proletarizaba familias campesinas y lanzaba a las calles a jóvenes, y la política liberal que buscaba marginar a la Iglesia y laicizar a la sociedad.

Don Bosco ofrece a los jóvenes educación y recreación, talleres, y oratorio festivo bajo el signo de la alegría. La defensa y el servicio obsequioso a la Iglesia, muy en particular al Papa”.

Con este breve artículo que escribió el padre Ton, se muestra un fragmento de su amor por la figura del santo turinés de los jóvenes. No puedo olvidar un libro que me obsequió sobre la historia del salesiano Ricardo Pittini que fue arzobispo de Santo Domingo en la época de Rafael Leónidas Trujillo, en el cual se titula Memorias salesianas de un arzobispo ciego. Sin embargo, no quiero terminar este homenaje sin antes ofrecer el testimonio de un jesuita que si lo conoció y convivió. El p. Francisco Escolástico, jesuita dominicano con sus propias palabras lo expresa así:

“Regresé de mis estudios de teología en Brasil en el año 2000, fui destinado a trabajar en el Instituto Politécnico Loyola, San Cristóbal. El rector era el padre Antonio Lluberes (Ton). En nuestras frecuentes conversaciones no dejaba de hacer alusión a su haber sido alumno del colegio Don Bosco en Santo Domingo. Ton admiraba la espiritualidad salesiana que mantenía ocupado a los muchachos en diferentes actividades; le inculcaban gran amor a la virgen María (María Auxiliadora), a la Eucaristía y de ahí brotaban servicios a los demás, preferentemente los más necesitados del sector donde vivieran. Eso recuerdo de nuestros diálogos”.

Si le preguntáramos a muchas otras personas sobre el p. Ton aparecerían un sin número de testimonios expresando todo este amor a Don Bosco y los Salesianos. El p. Ton que falleció el 17 de junio de 2021 producto de complicaciones respiratorias y cardiacas por el diagnóstico del Covid-19 días antes, siempre creyó en el paraíso salesiano que los salesianos de su época le inculcaban en su etapa como estudiante del Colegio Don Bosco de Santo Domingo. El p. Ton Lluberes por su amor a la espiritualidad de Don Bosco será recordado por estas tierras caribeñas como “un jesuita con sangre salesiana”.

P. JoSé PaStor ramírez, SDb rjosepastor@gmail.com