Comunicado de los Obispos IV Congreso Eucaristico Nacional _1_-4

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LA EUCARISTÍA: PAN DE VIDA PARA NUESTRO PUEBLO IV CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL Cartago, abril de 2013 Mensaje de los Obispos de Costa Rica a los Sacerdotes, miembros de la Vida Consagrada y a todos nuestros Fieles.

1. Queridos hermanos y hermanas. Los Obispos de la Iglesia en Costa Rica, hemos decidido celebrar el IV Congreso Eucarístico Nacional, en Cartago del 17 al 21 de abril del 2013, para: Conmemorar el fervor y el amor a Jesús Eucaristía con que celebraron nuestros antepasados el Primer Congreso Eucarístico Nacional en San José en el Año 1913, el Segundo en 1955 y el Tercero, con motivo de los 500 años de Evangelización de nuestro Continente, en 1992. Ahondar en el Misterio Eucarístico Celebrar cada vez con mayor conocimiento, conciencia, dignidad y participación el don eucarístico. Vivir el aumento de la Caridad que se traduce en convivencia fraterna, pacífica, justa y solidaria. 2. Ha llegado la hora para que Costa Rica toda vuelva a reunirse en torno a Cristo Redentor, con la celebración del IV Congreso Eucarístico Nacional. Nos impulsa a ello la convicción de que la Iglesia vive de la Eucaristía. Y esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del Misterio de la Iglesia (cfr. E.E. 1) En efecto, Jesucristo después de haber dado el mandato misionero universal a sus Apóstoles, “vayan por todo el mundo…”, les promete solemnemente: “he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Jesús Eucarístía es el Enmanuel, a saber, el “Dios con nosotros” y forma una unidad indisoluble con la Iglesia que es “su Cuerpo” (1 Cor 12, 27), la esposa a la que purifica contantemente con su sangre y a quien alimenta con su cuerpo. “Grande misterio hay aquí”, exclamamos con san Pablo. Es el misterio del infinito, y entonces siempre sorprendente amor de Dios hacia la humanidad entera. Lo supo expresar con particular énfasis san Agustín cuando,


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refiriéndose precisamente a la autoentrega de Cristo en la Santísima Eucaristía, comentó: “siendo Dios sapientísimo, no supo darnos más; siendo omnipotente, no pudo darnos más; siendo amantísimo, no pudo amarnos más”. En la Santísima Eucaristía lo encontramos todo. Si podemos comparar, siguiendo la tradición, los demás sacramentos o “canales de gracia”, la Santísima Eucaristía bien debe ser considerada la misma “fuente” de toda gracia. Realmente, “la Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace a la Iglesia” (EE 26).

3. “La Eucaristía, es el origen de toda forma de santidad, y todos nosotros estamos llamados a la plenitud de la vida en el Espíritu Santo. La santidad ha tenido siempre su centro en el sacramento de la Eucaristía. Por eso, es necesario que en la Iglesia se crea realmente, se celebre con devoción y se viva intensamente este santo Misterio. La celebración y adoración de la Eucaristía nos permiten acercarnos al amor de Dios y adherirnos personalmente a él hasta unirnos con el Señor amado”. Con estas palabras nuestro santo Padre Benedicto XVI concluía su exhortación apostólica postsinodal, Sacramentum Caritatis del 2007 sobre “La Eucarístía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia”. 4. Entre los medios que nos ayudan a mantener y a acrecentar nuestro amor y devoción a la Santísima Eucaristía, no cabe duda, ocupan un lugar privilegiado, los Congresos Eucarísticos, los internacionales que se celebran cada cuatro años, los nacionales y los diocesanos. En ellos la Eucaristía es celebrada y “vivida” con júbilo cristiano, como corazón de la Iglesia y verdadera manifestación de comunión con Cristo, por ello, hemos escogido como tema para nuestro Congreso: “La Eucaristía: Pan de Vida para nuestro pueblo”. 5. Estas convicciones son más que suficientes para justificar la decisión de celebrar el IV Congreso Eucarístico Nacional –sin embargo, actualmente se añaden también unas circunstancias que evidencian aún más su urgencia. De entre ellas, la proclamación del Año de la Fe, con el “motu proprio” Porta Fidei de nuestro santo Padre Benedicto XVI, a partir del 11 de octubre del 2012 hasta el 12 de octubre del 2013, con ocasión del cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el veinte aniversario de la publicación del nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (11 de octubre de 1992). Son aniversarios que el mismo papa Benedicto XVI quiere que sean celebrados, con múltiples y renovadas actividades evangelizadoras. Son fechas de enorme significado e importancia en la historia de nuestra Iglesia Todos los anteriores Congresos Eucarísticos tuvieron lugar en San José, ciudad capital, pero en esta ocasión los Obispos de Costa Rica hemos querido dar comienzo a una sabia tradición como ya se está dando en otras naciones, a saber, que se


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celebre de ser posible, nuestros Congresos Eucarísticos Nacionales, de manera sucesiva en las distintas diócesis. Para el IV Congreso se ha escogido la Diócesis de Cartago, específicamente la Ciudad de Cartago.

6. Para que nuestro IV Congreso Eucarístico Nacional sea preparado convenientemente y pueda celebrarse con mucho fruto para bien de la Iglesia que peregrina en Costa Rica y para bien del país, los Obispos de Costa Rica convocamos a un AÑO EUCARÍSTICO a partir de la Solemnidad del “Corpus Christi” de este año, a saber desde el 10 de junio, hasta el día de la misma solemnidad del año próximo, el 30 de mayo. Confiamos plenamente en que cada Diócesis y cada parroquia de nuestra Costa Rica, establecerán un adecuado programa de actividades de reflexión y de celebraciones y de entre ellas, exhortamos a que tengan lugar: un Congreso Eucarístico Diocesano, Parroquial y una Semana eucarística, para así acrecentar el amor y la devoción de nuestros fieles hacia el Misterio Eucarístico. De este modo el próximo IV Congreso Eucarístico Nacional será el lugar (statio) privilegiado para que toda una Nación se sienta unida en torno a Cristo, “pan de Vida” y le suplique con fe y amor agradecido con el lema: “DANOS SIEMPRE DE ESTE PAN” 7. Que el Espíritu Santo, encienda en nosotros el mismo ardor que sintieron los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24, 13-35) y renueve en nuestra vida el asombro eucarístico por el Don del misterio santo de Dios. Aquellos discípulos se levantaron y volvieron de prisa a Jerusalén para compartir la alegría con los hermanos y hermanas en la fe. En efecto la verdadera alegría está en reconocer que el Señor se queda con nosotros, compañero fiel de nuestro camino. En el Don de la Eucarístía, el Señor se hace contemporáneo nuestro. Que María, la Virgen inmaculada, “Mujer Eucarística”, como la llamó el beato Juan Pablo II, nos acompañe y nos participe su pureza y su amor para acoger a su Hijo que vino para quedarse, que nos dice como a sus Apóstoles: “Yo estoy con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Reciban todos, nuestro afecto y bendición pastoral. Los Obispos de Costa Rica. San José, Sede de la Conferencia Episcopal, 29 de abril, año del Señor 2012, Domingo IV de Pascua, fiesta del Buen Pastor.


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