UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA
FACULTAD DE INGENIERIA EN SISTEMAS DE INFORMACION Y CIENCIAS DE LA COMPUTACION
CENTRO UNIVERSITARIO CAMPUS JUTIAPA

FACULTAD: INGENIERIA EN SISTEMAS

CURSO: DESARROLLO HUMANO Y PROFESIONAL
CATEDRATICO: ARTURO RENE BLANCO:

ANTONY EZEQUIEL PINEDA PINEDA


INTRODUCCION.
Durante el curso de Desarrollo Humano en la universidad, mis compañeros y yo hemos tenido la oportunidad de explorar una serie de temas fundamentales que no solo nos han enriquecido de una manera académica, sino también en lo personal. Trabajando en equipo, hemos profundizado en la importancia de los principios y valores, entendiendo cómo estos guían nuestras acciones y decisiones diarias. Además, aprendimos sobre la planificación efectiva, una habilidad crucial que nos permite organizar nuestras metas y proyectos de manera eficiente para alcanzar el éxito.
El poder de la fe fue otro aspecto fascinante que descubrimos, no solo en un sentido religioso, sino también como una fuerza interior que nos impulsa a superar obstáculos y creer en nuestras capacidades. Reflexionamos sobre la moralidad, considerando lo que significa actuar correctamente y cómo nuestras decisiones impactan a los demás y a la sociedad en general.
También discutimos sobre llevar una vida dinámica, teniendo en cuenta la importancia de la generosidad, mantener una actitud adecuada y el sentido común en nuestras interacciones diarias. Estos principios nos ayudan a vivir de manera más equilibrada y consciente. La planeación fue otro tema clave, destacando cómo una buena estrategia y organización son esenciales para lograr nuestros objetivos.
Esta introducción forma parte de mi portafolio, el cual refleja el aprendizaje y crecimiento que hemos experimentado junto a mis compañeros a lo largo del curso. En resumen, este curso nos ha brindado herramientas valiosas para nuestro desarrollo integral, combinando teoría y práctica para prepararnos mejor para los retos futuros. Ha sido una experiencia enriquecedora trabajar juntos, aprendiendo y creciendo como equipo







Reflexión
sobre la Moralidad
En la etapa de la adolescencia y la vida universitaria, la moralidad se convierte en un tema crucial. Es una fase llena de cambios, decisiones importantes y experiencias que moldean el carácter. La moralidad, en este contexto, se descompone en varias ramas esenciales: el comportamiento, la justicia, la confiabilidad y la honestidad, sobre la cual acabamos de exponer con mis compañeros. Cada una de estas ramas juega un papel significativo en el desarrollo de los jóvenes, es decir de nosotros mismos.
Primero, hablemos del comportamiento. En el día a día de un adolescente o universitario, el comportamiento es observado y evaluado constantemente. Desde cómo tratamos a nuestros compañeros hasta cómo nos comportamos en situaciones difíciles, nuestras acciones reflejan nuestros valores internos. Los jóvenes a menudo enfrentan presión de sus padres, lo que puede llevar a comportamientos impulsivos o poco reflexivos. Sin embargo, es crucial recordar que nuestro comportamiento tiene consecuencias. Ser consciente de nuestras acciones y esforzarnos por comportarnos de manera respetuosa y considerada es un paso importante hacia la madurez.
La justicia es otra rama vital de la moralidad. En un entorno escolar o universitario, la justicia puede manifestarse de muchas formas: desde cómo se manejan los conflictos en el aula hasta la equidad en las evaluaciones académicas. Para los adolescentes y universitarios, aprender a ser justos implica entender y practicar la igualdad, reconocer y respetar las diferencias, y defender lo correcto, incluso cuando es difícil. La justicia no es solo un concepto abstracto; es una práctica diaria que nos ayuda a construir un entorno más armonioso y equitativo.
La confiabilidad es una cualidad que se valora enormemente tanto en la vida personal como académica. Ser confiable significa ser alguien en quien otros pueden confiar. Para los adolescentes y universitarios, esto se traduce en cumplir con los compromisos, ser puntual y mantener la palabra dada. En un grupo de trabajo o proyecto escolar, la confiabilidad es clave para el éxito colectivo. Los amigos y compañeros de clase dependen de nuestra capacidad para cumplir nuestras promesas y responsabilidades. Cultivar la confiabilidad no solo fortalece las relaciones, sino que también construye una reputación positiva.


Finalmente, la honestidad es fundamental en todas las etapas de la vida, pero especialmente durante la adolescencia y la universidad. La honestidad implica ser sincero con uno mismo y con los demás. A veces, ser honesto puede ser difícil, especialmente cuando se teme el juicio o las consecuencias. Sin embargo, la honestidad fomenta la confianza y el respeto. En el ámbito académico, la honestidad es crucial para el aprendizaje genuino y el crecimiento personal.
En conclusión, la moralidad y sus ramas son pilares fundamentales en la formación de adolescentes y universitarios. A medida que estos jóvenes navegan por las complejidades de la vida escolar y universitaria, desarrollar un fuerte sentido de moralidad los preparará mejor para enfrentar los desafíos futuros. Recordemos que cada pequeña acción cuenta y que, al cultivar el comportamiento adecuado, la justicia, la confiabilidad y la honestidad, estamos construyendo una base sólida para una vida plena y significativa.


Reflexión sobre los Temperamentos
Debemos entender los diferentes temperamentos ya que pueden ser muy útil. Cada persona es única, pero muchos de nosotros compartimos ciertos rasgos que se pueden agrupar en cuatro temperamentos: colérico, flemático, melancólico y sanguíneo. Conocer estos temperamentos nos ayuda a comprender mejor a nosotros mismos y a los demás, facilitando la convivencia y el trabajo en equipo.
Empecemos con el temperamento colérico. Las personas coléricas son conocidas por ser enérgicas, decididas y a menudo líderes natos. En el contexto de la adolescencia y la universidad, los coléricos son los que toman la iniciativa en los proyectos de grupo y no tienen miedo de expresar sus opiniones. Sin embargo, su naturaleza apasionada puede llevarlos a ser impacientes. Para los coléricos, es importante aprender a canalizar su energía demaneraconstructivay aescuchar alos demásconempatía.Aunqueaveces puedenparecer dominantes, su capacidad para motivar y guiar a sus compañeros es invaluable.
Por otro lado, tenemos el temperamento flemático. Los flemáticos son tranquilos, pacientes y suelen ser el pegamento que mantiene unido al grupo. En la vida escolar y universitaria, estos individuos son los que evitan los conflictos y buscan armonía. Son excelentes mediadores y oyentes, siempre dispuestos a ayudar a sus amigos con un consejo sensato. Sin embargo, los flemáticos pueden ser percibidos como indiferentes o poco motivados. Es esencialqueaprendan aexpresarsus necesidades y atomarlainiciativacuandoseanecesario. Su capacidad para mantenerse calmados y estables en situaciones de estrés es una gran fortaleza.
El temperamento melancólico es el de las personas detallistas, analíticas y a menudo perfeccionistas.Los adolescentes yuniversitarios melancólicos se destacan porsu dedicación y amor por el conocimiento. Suelen ser excelentes estudiantes, comprometidos con sus estudios y atentos a los detalles. Sin embargo, pueden ser propensos a la autocrítica y al pesimismo. Es importante que los melancólicos trabajen en equilibrar sus altos estándares con la aceptación de que nadie es perfecto. Su capacidad para analizar situaciones y encontrar soluciones creativas es un recurso valioso en cualquier equipo
Finalmente, el temperamento sanguíneo se caracteriza por ser extrovertido, sociable y entusiasta. Los sanguíneos son los que siempre traen alegría y dinamismo a cualquier grupo.
En el ámbito universitario, son los que organizan las fiestas, animan a sus compañeros y siempre están dispuestos a probar cosas nuevas. Sin embargo, su tendencia a distraerse fácilmentepuedeserundesafío.Es crucialquelos sanguíneosaprendan aenfocarseyaseguir adelante con sus compromisos. Su capacidad para conectar con los demás y mantener el ambiente positivo es una gran ventaja.
En conclusión, comprender los diferentes temperamentos nos ayuda a interactuar de manera más efectiva con nuestros compañeros y a crecer como individuos. Ya sea que seamos coléricos, flemáticos, melancólicos o sanguíneos, cada temperamento tiene sus fortalezas y desafíos. A medida que navegamos por la adolescencia y la vida universitaria, reconocer y respetar estas diferencias nos permitirá construir relaciones más fuertes y un entorno más armonioso. Después de todo, la diversidad de temperamentos es lo que hace que cada grupo sea único y dinámico.




































































