REVISTA D-MENTES VIRTUALES TOMO 4

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DIRECTORIO Dra. Sarah Antonieta Navarro Sánchez DIRECCIÓN GENERAL COORDINACIÓN CIENTÍFICA

Dr. Luis Manuel Marentes Zapata COORDINACIÓN CULTURAL

L.C.C. César Armando Fuentes González DIFUSIÓN

L.D.G Francisco Javier Fuentes Villanueva DISEÑO GRÁFICO Y EDITORIAL


CONTACTO Clínica Psiquiátrica “Dr. Everardo Neumann Peña” Kilómetro 8.5 Carretera a Matehuala, Soledad de Graciano Sánchez, S.L.P.

Teléfonos (444) 100 92 50 Citas (444) 100 92 61

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Clínica Psiquiátrica Dr. Everardo Neumann Peña

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CARTA EDITORIAL D’

mentes, virtuales nos ofrece en este número, la importancia del conocimiento acerca de El Derecho Humano a la Salud Física y Mental, y adelanto una breve línea de su autor que dice “. El derecho a la salud mental se encuentra en estrecha relación con el derecho a la identidad…”, lo que nos vincula de una manera indisoluble a los profesionales de la salud mental con esta aportación del Dr. Rosillo Martínez. Luego, el campo de las Psicoterapias. Y quién más, si no el Dr. Hernández Mata, para explicarnos de manera amable, clara y sintética: los objetivos, las condiciones, los alcances, de los diversos tipos de Psicoterapias, teniendo como punto de partida el mismo Psicoanálisis. Tema por demás fundamental en el ejercicio profesional de los psiquiatras.

E<n algún momento, si no es que ya; la vida nos pondrá en el difícil trance de realizar una labor de acompañamiento terapéutico dirigido hacia una madre y/o padre, que esté sufriendo un duelo perinatal. De esto nos escribe la Dra. Laura Pérez, en su aportación “Duelo perinatal. Un duelo del que se habla poco”. Se trata de una pequeña pero muy útil ponencia, donde se mezclan anécdotas, datos epidemiológicos, el proceso del duelo y lo más importante la vivencia del propio duelo; así como algunos lineamientos de cómo intervenir en este tipo de situaciones. Ponencia que cierra con una breve, reflexiva y conmovedora frase; “Mi bebé ha muerto…” Del tanátos pasamos a la locura, en la propuesta titulada “Open Consultorio

Shorum”, en la que el Psic. Salvador Ramos nos explica, en su muy particular estilo lo que es la Otra Gráfica y nos invita a reflexionar sobre la percepción íntima del sufrimiento mental, que dicho sea de paso, es también inherente a nuestro ejercicio profesional. Finalizamos con la vivencia que significa elegir una residencia médica, el largo proceso que implica ingresar a una sede y sobre todo mantenerse en ella, las particularidades que implica ser residente de psiquiatría, para mi consideración una de las más fascinantes especialidades médicas; lo anterior llevados de la mano en un artículo/reflexión escrita por los R2 Andrea Miroslava Álvarez Bermejo y Juan Carlos Hernández Ruiz…}

Dr. Luis Manuel Marentes Zapata

¡Feliz Viaje!


ÍNDICE DOPAMINÉRGICA EL DERECHO HUMANO A LA SALUD FÍSICA Y MENTAL...................................................................... Autor: Alejandro Rosillo Martínez

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LAS PSICOTERAPIAS DINÁMICAS................................................................................................................ Autores: Dr. José María Hernández Mata

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DUELO PERINATAL: UN DUELO DEL QUE SE HABLA POCO..................................................................14 Autores: Dra. Laura Elena Pérez Ramos

MULTIFACÉTICA LA OTRA GRÁFICA....................................................................................................................17 DESPUÉS DE TODO ESTE TIEMPO..........................................................................................18 Autor: Dr. Roberto Vázquez Galeana

VISIONARIA RESIDENCIAS MÉDICAS...........................................................................................................21 Autores: Juan Carlos Hernández Ruiz, Andrea Miroslava Álvarez Bermejo


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c) Una comprensión de legitimidad de la acción del individuo: Los derechos humanos conformarían una “esfera” de actuación legítima del individuo en relación con los otros individuos y con el Estado. Por un lado, cada individuo es titular de una esfera de derechos que le significan tanto el ámbito legítimo de su accionar como los límites de éste, es decir, “mis derechos terminan donde empiezan los derechos del otro”. Por otro lado, los individuos tienen una esfera de protección ante la acción del poder del Estado, tanto en sentido negativo (por ejemplo, el Estado no puede impedirme transitar libremente) como positivo (por ejemplo, tengo la expectativa de recibir un servicio de salud por parte del Estado). Tomando en cuenta lo anterior, los “derechos humanos” son, jurídicamente hablando, derechos subjetivos; el autor ya citado, Luigi Ferrajoli los define así:

Alejandro Rosillo Martínez

1. ¿Qué son los derechos humanos?

En términos generales, “derechos humanos” es un concepto que tiene diversos sentidos dentro de la formación política de las sociedades modernas. Estos sentidos podrían resumirse en: a) Una comprensión de la ética pública: La acción política está en función del cumplimiento de ciertos principios éticos que se encuentran plasmados en los derechos humanos; de ahí que se relacione a éstos con la dignidad humana, por su contenido ético fundamental. En este sentido, derechos humanos son la expresión jurídicopolítica de una ética mínima que guía la acción del Estado y la convivencia entre los gobernados, que permite además que cada persona pueda realizar su propio proyecto de vida. b) Una comprensión de la función del Estado: El Estado se constituye como un “Estado de Derecho”, es decir, que sus acciones deben sustentarse en el cumplimiento de la ley. La legalidad es un fundamento del ejercicio del poder del Estado, que le significa un límite y una pauta de acción, tanto para no realizar aquello que tiene prohibido como para no omitir aquello que tiene como mandato. En efecto, no cualquier ley justifica el Estado de Derecho, sino debe ser una ley acorde con el contenido de los derechos humanos. En este sentido, Luigi Ferrajoli distingue entre la legalidad en sentido lado y la legalidad en sentido estricto (Ferrajoli, 2009: 856).

Ahora bien, ¿qué entendemos por derechos subjetivos? Como puede observarse en la definición citada, Ferrajoli lo comprende como una expectativa positiva (recibir una prestación) o una expectativa negativa (de no ser lesionado). Pero, ¿quién está obligado a cumplir con esta expectativa, sea positiva o negativa? Tratándose de la concepción general de derechos humanos, es el Estado. Por lo tanto, estamos ante la estructura más básica de un derecho subjetivo: una relación jurídica donde un sujeto tiene una expectativa (positiva o negativa) y otro sujeto tiene la obligación de cumplir con esta expectativa. Es decir, el derecho subjetivo se basa en una relación jurídica básica: a cada derecho –donde un sujeto A es titular– le corresponde una obligación –donde un sujeto B es titular–. Un problema importante en la materia de derechos humanos es la eficacia horizontal de ellos. Es decir, cuando el obligado a cumplir un derecho humano y, por lo tanto, quien puede violarlo, no es el Estado sino otro tipo de sujeto, que llamaríamos “particular”. No se profundizará al respecto, pero es importante tener en cuenta esta cuestión ya que, en el campo de la salud, muchos obligados a cumplir los derechos humanos de un paciente, por ejemplo, no tienen que ser forzosamente parte del Estado. Al ser la protección de la salud una obligación que corresponde inicialmente al Estado –ya sea

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proporcionando directamente un servicio o generando una regulación al respecto–, cuando se delega a privados, éstos también son obligados en materia de derechos humanos. 2. El derecho humano a la salud En junio de 2011, se realizó una reforma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) en materia de derechos humanos. Entre otros artículos, se modificó el artículo 1° que estableció como normas superiores del ordenamiento jurídico a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales de la materia de los que México forma parte. A este conjunto de normas, se le conoce como el “bloque de constitucionalidad”; es decir, se asume que no todas las normas que establecen los derechos humanos en México están en la CPEUM sino que también se encuentran en los tratados internacionales. Es por lo anterior que el derecho a la salud puede encontrarse tanto en la CPEUM y en algunos tratados internacionales que México forma parte. En efecto, los textos fundamentales que lo establecen, son los siguientes: a) El artículo 4° constitucional: “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud”. b) El artículo 25.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH): “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud…”. c) El artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC): “…el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.” Estos textos que enuncian el derecho humano a la salud dicen, a la vez, mucho, poco y nada. Si un derecho humano significa una obligación positiva o negativa del Estado que, a su vez, es un derecho subjetivo de una persona, ¿a qué se le obliga al Estado en estas normas? ¿Qué significa decir que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud” o al “más alto nivel posible de salud física y mental”? O, en otras palabras, ¿qué conducta se le exige al Estado que haga o que no haga? Como se ve, en realidad no establecen ninguna exigencia concreta al Estado; no se describe una conducta específica. ¿Esto quiere decir que estas normas son inútiles? No, más bien, se debe entender su naturaleza y su función: este tipo de normas jurídicas se suelen conocer como principios, y se diferencian de las reglas. Las reglas son las normas jurídicas que describen la conducta que se manda, que se obliga o que se prohíbe hacer. En cambio, los principios son normas que suelen verse como generales, pues no describen una conducta específica, sino una finalidad que se debe lograr. Así, por ejemplo, Robert Alexy considera que los principios son normas jurídicas que “ordenan que algo sea realizado en la

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GICA GICAG GICA mayor medida posible, dentro de las posibilidades jurídicas y reales existentes” (Alexy, 1993: 86). Entonces, para él, los principios son mandatos de optimización, que pueden cumplirse en diferente grado y que su cumplimiento no sólo depende de las posibilidades reales sino también de las jurídicas. Por otro lado, Humberto Ávila considera a los principios como normas que establecen una finalidad, así que lo ordenado es asumir la conducta que logre conseguir la finalidad establecida. Así los define: Los principios son normas inmediatamente finalistas, primariamente prospectivas y con pretensión de complementariedad y parcialidad, para cuya aplicación se requiere una valoración de la correlación entre el estado de cosas que debe ser promovido y los efectos derivados de la conducta considerada necesaria para su promoción. (Ávila, 2011: 70). Ya sea considerarlos como mandatos de optimización o como normas inmediatamente finalistas, cuando se aplica una norma jurídica que es un principio –como los que enuncian el derecho a la salud– es necesario un trabajo de interpretación y argumentación que posibilite su aplicación, que sin duda es diferente al de la aplicación de la regla. Uno de los objetivos de esta tarea es lograr que, a partir del principio, se generen diversas reglas que describan las conductas prohíbas u obligatorias para cumplir con el derecho. En efecto, la aplicación de este derecho (principio) consiste en determinar, según las circunstancias, cuál es la conducta que se encuadra adecuadamente al logro de esa finalidad. Estas reglas o conductas descritas, que concretizan el mandato establecido en los derechos humanos, suelen desarrollarse a través de tres ámbitos: a) En el ámbito legislativo, a través de la expedición de códigos o leyes por parte del Congreso de la Unión o los congresos de las entidades federativas. b) En el ámbito administrativo, donde los poderes ejecutivos detallan aún más el contenido de las leyes a través de reglamentos, protocolos, normas oficiales, etcétera.


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AGICA GICAGICA c) En el ámbito judicial, cuando los jueces deciden situaciones y conflictos concretos, donde determinan cómo una norma jurídica –sea principio o sea regla– debe aplicarse. Sus criterios de aplicación constituyen lo que se conoce como precedentes judiciales –que pueden llegar a formar jurisprudencia– y se constituyen en criterios que pueden ser aplicados en casos iguales o semejantes. Así, por ejemplo, el capítulo X del título tercero bis de la Ley General de Salud, describe ciertas prestaciones a las que los beneficiarios del sistema de salud tienen derecho, y que significa una enumeración más concreta del derecho humano a la salud. O, por otro lado, se sabe que el consentimiento informado –que también es una conducta exigida en cuanto al derecho a la salud–, su contenido se encuentra especificado en la Norma Oficial Mexicana NOM004-SSA3-2012, Del expediente clínico. Cuando se generan las reglas para aplicar un principio, se debe tomar en cuenta la interdependencia que existe entre los derechos humanos. Cuando una conducta violenta o cumple un derecho humano, al mismo tiempo, seguramente, estará violentando o cumpliendo otro derecho humano. Así, por ejemplo, el consentimiento informado no solo es una conducta que cumple con el derecho a la salud, sino que también protege el derecho a la información y el libre desarrollo de la persona, entre otros. Es importante tomar en cuenta que, en nuestro país, en las últimas décadas, la función de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se ha vuelto imprescindible para comprender la manera en que se desarrolla el contenido de los derechos humanos. En este ámbito se toman decisiones que resuelven el conflicto que, en un caso concreto, se puede dar entre dos o más derechos; o también se analiza si las leyes o reglamentos son insuficientes para la protección y el cumplimiento de un derecho humano. En estas sentencias, en muchas ocasiones, se da una expansión en el contenido del derecho humano en cuestión; es decir, la SCJN va señalando conductas que son óptimas para lograr el fin establecido en la norma que enuncia un derecho humano. Por ejemplo, la Primera Sala de la SCJN determinó que el derecho a la salud y a la vida de los niños es un límite a los derechos a la privacidad familia y a la libertad religiosa, en los siguientes términos:

Los padres gozan con un ámbito de autonomía muy amplio para tomar numerosas decisiones por sus hijos –a qué escuela van acudir, en dónde deciden vivir, qué valores inculcar y qué religión enseñarles–, y autonomía para sopesar diversas razones y elegir lo que estimen mejor para ellos sin intervenciones externas. En ese sentido, se presume que son los más aptos para decidir lo que resulte más favorable para las niñas y niños a su cargo. Sin embargo, el interés superior del menor es una consideración prevalente tratándose de decisiones que son críticas para el futuro o bienestar de un menor, como aquellas relacionadas con su derecho a la salud y a la vida. Así, el derecho de los padres a tomar esas decisiones sin interferencias, encuentra su límite en la salud y la vida del menor. En efecto, esta Primera Sala entiende que las decisiones de los padres sobre sus hijos, aunque inicialmente protegidas por un claro campo de autonomía, no pueden ser sostenidas si colocan en riesgo la salud del menor. En estos casos está justificado intervenir en la autonomía familiar con el objeto de impedir una afectación a la integridad del menor. Ello obedece a que los derechos parentales tienen fundamento precisamente en la protección que deben brindar los padres a sus niños. De manera similar, la libertad religiosa y el derecho a la vida privada familiar no comprenden la imposición de prácticas religiosas que comprometan la salud y vida de los niños. En otras palabras: la libertad religiosa no confiere a los padres la autoridad para decidir sobre la vida o la muerte de sus hijos menores de edad; así, los derechos de los padres encuentran su límite ahí donde se pone en riesgo la vida de sus hijos. Como se observa, para establecer este criterio, la Primera Sala desarrolló el contenido de por lo menos cuatro principios: derecho a la salud, derecho a la vida, derecho a la privacidad familiar y derecho a la libertad religiosa. Estableció un conflicto de principios entre los derechos del menor –vida y salud– y los derechos de los padres – privacidad y libertad–, para determinar que en caso de estar en riesgo la vida y la salud del menor, el Estado puede restringir justificadamente la privacidad familiar y la libertad religiosa. En el siguiente criterio, también la Primera Sala determinó que el consentimiento informado del paciente es una conducta que cumple con los derechos a la vida, a la integridad física y a libertad de conciencia: Época: Décima Época. Registro: 2019242. Instancia: Primera Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 63, febrero de 2019, Tomo I. Materia(s): Constitucional. Tesis: 1a. IX/2019 (10a.). Página: 720

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El consentimiento informado es consecuencia necesaria o explicitación de derechos a la vida, a la integridad física y a la libertad de conciencia, el cual consiste en el derecho del paciente de otorgar o no su consentimiento válidamente informado en la realización de tratamientos o procedimientos médicos. En tal sentido, para que se pueda intervenir al paciente, es necesario que se le den a conocer las características del procedimiento médico, así como los riesgos que implica tal intervención. A través de éste el paciente asume los riesgos y consecuencias inherentes o asociados a la intervención autorizada; pero no excluye la responsabilidad médica cuando exista una actuación negligente de los médicos o instituciones de salud involucrados. Como se ha insistido, cuando un derecho humano se plasma en el texto constitucional o internacional como principio, tiene un carácter prospectivo, lo que significa que, con el paso del tiempo y el surgimiento de nuevas situaciones, el contenido del derecho se va ampliando; no obstante, hay un contenido mínimo, que se le conoce como el “núcleo básico” del derecho. En cuanto al derecho a la salud, los estándares internacionales, han reconocido por lo menos los siguientes elementos: a) Comprende algunas libertades, como el derecho a no ser sometido a tratamiento médico sin el propio consentimiento, y no ser sometido a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. b) El derecho a un sistema de protección de la salud, que brinde a todos iguales oportunidades para disfrutar del más alto nivel posible de salud; es decir, que no existan prácticas discriminatorias. c) El acceso a medicamentos esenciales. d) El cuidado de la salud materna, infantil y reproductiva. e) El acceso igual y oportuno a los servicios de salud básicos. f) El acceso a la educación y la información sobre cuestiones relacionadas con la salud. g) La participación de la población en el proceso de adopción de decisiones en cuestiones relacionadas con la salud a nivel comunitario y nacional. h) El acceso a alimentos esenciales mínimos aptos para el consumo y suficientes desde el punto de vista nutricional. i) Una distribución equitativa de todos los establecimientos, bienes y servicios de salud.

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3. El derecho humano a la salud mental Al leer el texto del derecho humano a la salud que aparece en la CPEUM, se genera la duda si incluye el derecho a la salud mental. De entrada, si se asume que solo se refiere a la salud física, o se pretende dar prioridad a ésta sobre la mental, se estaría cayendo en una interpretación restrictiva del derecho, lo que va en contra del principio propersona que también aparece en el artículo 1° constitucional. Este principio señala que las normas de derechos humanos deben siempre interpretarse siempre de la manera que beneficie más a la persona; es decir, que se deben realizar interpretaciones que amplíen el contenido del derecho y no que lo restrinjan. Pero, además, el PIDESC reconoce explícitamente la salud mental como derecho humano, y ya se dijo que esta norma forma parte del bloque de constitucionalidad en México. Más allá de los textos, también las resoluciones judiciales de la SCJN, han afirmado que la salud mental es un derecho humano. El Pleno de la SCJN determinó que el derecho a la salud va más allá de un mero mantenimiento de un estado físico-corporal, sino que trasciende a otras facetas del bienestar humano, en los siguientes términos: El referido derecho, contenido en el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y reconocido en diversos tratados internacionales suscritos por México, no se limita a la salud física del individuo, es decir, a no padecer, o bien, a prevenir y tratar una enfermedad, sino que atento a la propia naturaleza humana, va más allá, en tanto comprende aspectos externos e internos, como el buen estado mental y emocional del individuo. De ahí que el derecho a la salud se traduzca en la obtención de un determinado bienestar general integrado por el estado físico, mental, emocional y social de la persona, del que deriva un derecho fundamental más, consistente en el derecho a la integridad físicopsicológica. En otro caso, la Primera Sala de la SCJN resolvió que el derecho de una persona a conocer su origen biológico es una conducta que optimiza el derecho a la salud mental: El derecho a la salud mental se encuentra en estrecha relación con el derecho a la identidad, en tanto es relevante para el individuo el conocer su origen biológico para la debida formación de su personalidad. En efecto, el

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desconocer el origen biológico puede generar problemas personales, psiquiátricos y de desarrollo de la personalidad, por lo que el conocimiento de dichos orígenes está protegido tanto desde el derecho a la identidad como del derecho a la salud mental. Por otro lado, en determinadas circunstancias, el saber quién es el padre o madre puede revelar información relevante para ayudar a prevenir o a tratar las afectaciones médicas de los hijos, por lo que el conocimiento del origen biológico incide en la protección del derecho a la salud física, en su vertiente de prevención y tratamiento de enfermedades.

Es de reconocerse que el derecho a la salud mental ha tenido poco desarrollo a través de las sentencias de la SCJN. Es algo que apenas se está construyendo. Existe una serie de normas legales que ya la desarrollan, como el capítulo VII del título tercero de la Ley General de Salud. No obstante, es una tarea prioritaria de parte del Estado mexicano, realizar la revisión de las normas existentes para que se armonicen con el derecho humano a la salud mental, y generar las normas necesarias para cubrir esos vacíos que aún existen, y que impiden una atención integral para cumplir este derecho.

La misma Primera Sala ha insistido en la protección integral a la salud mental, lo que incluye como obligación mínima del Estado, el suministro de medicamentos básicos para su tratamiento: Del análisis conjunto de los artículos 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 12, numeral 2, inciso d), del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se desprende que el Estado mexicano se encuentra obligado a crear las condiciones que aseguren a todas las personas la asistencia médica y servicios médicos en casos de enfermedad. Asimismo, se advierte que una cuestión fundamental e inherente a la debida protección del derecho a la salud es que los servicios se presten de manera integral, lo que implica que se debe proporcionar un tratamiento adecuado y completo. En este sentido, la debida protección del derecho a la salud incluye, cuando menos, el suministro de medicamentos básicos. Por otra parte, bajo la premisa de que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los tratados internacionales de los que el Estado mexicano es parte otorgan el mismo tratamiento normativo a la protección de la salud física y la mental, se puede concluir que el Estado está obligado a prestar los servicios de salud mental de manera integral y, específicamente, a suministrar los medicamentos básicos necesarios para su tratamiento.

Bibliografía Alexy, Robert (1993). Teoría de los derechos fundamentales, Madrid: Centro de Estudios Constitucionales. Ávila, Humberto (2011). Teoría de los principios, Madrid: Marcial Pons. Ferrajoli, Luigi (2001). Los fundamentos de los derechos fundamentales, Madrid: Trotta. Ferrajoli, Luigi (2009). Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Madrid: Trotta.

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G GICA GICA GICA LA PSICOTERAPIA DINÁMICA Dr. José María Hernández Mata

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l nacimiento del psicoanálisis atrajo el interés del mundo de la ciencia, aunque no inmediatamente, hubo mucha resistencia a su aceptación; pero al trascurso de los años y ante el evidente beneficio de éste, fue creciendo la atención sobre sus postulados. Luego de un siglo y cuarto después, hemos visto muchas ventajas de conocer, no solo la forma de abordar alteraciones afectivas, básicamente problemas de personalidad; sino también el saber la forma cómo el carácter de una persona se va formando en base a su dotación genética y sobre todo, a la influencia que el medio ambiente imprime en esa biología. La gran demanda que se ha venido dando para la atención de diversas afecciones mentales de origen psicológico, fueron llevando a la necesidad de generar estrategias terapéuticas para su tratamiento. En un principio las sesiones psicoanalíticas eran de cinco por semana y de una hora de duración, pero en el curso de los años se ha manifestado la necesidad de abreviar el manejo de cierto tipo de trastornos y de hacerlo más asequible a muchas personas. Eso generó muchas divergencias, entre otras cosas de tipo conceptual: ¿a qué le vamos a llamar psicoanálisis y a qué le vamos a llamar psicoterapia? Junto con estos cuestionamientos han aparecido algunos conceptos que han facilitado la tarea, uno de ellos es el concepto de “foco terapéutico”.

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No voy a extender este artículo con la historia de todos los conceptos aquí vertidos, basta con definirlos y ver cómo es que ha ayudado a precisar estrategias terapéuticas. Por otro lado, uno de los términos que han dificultado la distinción entre psicoanálisis y psicoterapias es el mismo término “psicoanálisis”. Cuando hablamos de psicoanálisis, nos referimos a tres acepciones distintas: el psicoanálisis como cuerpo teórico, como método de investigación y como procedimiento terapéutico. Quien aborde técnicas psicoterapéuticas debe tener una formación suficiente en el psicoanálisis como cuerpo teórico. Pero no debe olvidarse que la preparación para las psicoterapias, igual que para el psicoanálisis, debe incluir tres basamentos: el estudio de la teoría, la experiencia del psicoanálisis personal y la supervisión de los casos en psicoterapia. No es posible hablar de psicoterapia si el que la otorga no ha conocido con suficiente profundidad la teoría psicoanalítica, desde Freud a los contemporáneos. Tampoco es posible ejercer como psicoterapeuta si no ha estado en tratamiento psicoanalítico hasta su alta. Finalmente, la supervisión de casos en psicoterapia es elemento inevitable para la formación en esta área. Con el interés de abreviar el entrenamiento profesional, han nacido a lo largo de los años, muchas formas de supuestos tratamientos, que han sido un engaño. Puede abreviarse un tratamiento, pero no puede abreviarse un entrenamiento. Prepararse para ofrecer una ayuda profesional implica invertir años, esfuerzo y dinero. Retomando el concepto de “foco terapéutico”, diré que es el conflicto intrapsíquico que genera los síntomas que el paciente tiene. En el psicoanálisis clásico se abordan varios focos terapéuticos, es multifocal; las sesione duran de 45 a 50 minutos y se realizan de 3 a 4 sesiones por semana. El paciente se recuesta en el diván y el analista queda fuera del campo visual de paciente. La técnica es de asociación libre de ideas, el proceso incluye la resolución de la transferencia y los diferentes focos identificados. En las psicoterapias psicoanalíticas las sesiones son de 2 por semana, el paciente no va al diván, son cara a cara, las sesiones son de 45 minutos; pueden ser multifocales, hay libre asociación de ideas y se considera el alta al resolver los focos terapéuticos y la transferencia. En las psicoterapias breves las sesiones de una por semana, se aborda un solo foco terapéutico, no hay libre asociación


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AGICA GICAGICA de ideas porque las sesiones se centran en el abordaje del foco que se ha seleccionado como punto central y único de resolución de los síntomas. Se analizan los sueños, igual que las anteriores, pero siempre centradas en el foco. Se evalúa el alta en función a las evidencias de que el foco realmente se resolvió y, por lo tanto, los síntomas desaparecieron. Las sesiones duran 45 minutos. Desde luego que los cambios en la estructura y funcionalidad del carácter son mayores en el psicoanálisis que en las otras. La selección de la técnica dependerá del tipo de patología que tiene el paciente y de sus cualidades psíquicas, desde luego también de la preparación del analista. Existen a su vez, varias formas de terapias breves: la terapia de apoyo en depresión y ansiedad y la psicoterapia breve con provocación de ansiedad que ha desarrollado Sifneos. Todas ellas monofocales, habitualmente una sesión por semana y cara a cara. Al margen de estas variables generales que menciono, se han diseñado otras que son a partir de las ya referidas. De cualquier manera, en todas estas técnicas hay variables comunes: el encuadre, el cuidado de las reacciones transferenciales y contra transferenciales, una alianza de trabajo y terapéutica. El cuidado de la discreción absoluta de ambas partes como compromiso esencial del proceso. La experiencia de recibir un tratamiento psicoanalítico o psicoterapéutico es única. Algunas costumbres de la vida moderna han obligado a enfatizar algunos puntos antes de iniciar el tratamiento; por ejemplo, la discreción que ambos deben guardar sobre todo aquello de lo que se habla. El paciente generalmente asume que el analista deberá ser totalmente discreto con las confidencialidades que se le van a dar; aún así, es necesario verbalizarlo por parte del analista durante el encuadre. Sin embargo, no es tan claro para la mayoría de los enfermos que ellos también deben guardar absoluta discreción; es costumbre, sobre todo en personas jóvenes comunicar todas las vicisitudes de su vida cotidiana, envían fotos, mensajes o llamadas telefónicas para tener al tanto de ellos al resto de su mundo. Esto es un factor que merma la solidez de la identidad, porque a lo largo del tiempo, la persona llega a no tomar decisiones sin someterlo a escrutinio de sus “amistades”. Por ello es fundamental que parte de los compromisos terapéuticos sea la discreción de todo lo tocado en las sesiones. Esto constituye parte relevante del encuadre.

Siendo una relación interpersonal muy particular, diferente a todas las demás; es necesario aclarar otras características de ésta que en otra ocasión podremos detallar. No será posible llevar a cabo debidamente una psicoterapia o un psicoanálisis sin encuadre. Tampoco el paciente conoce cuál será su papel y cuál el del analista; frecuentemente supone que se trata de dar consejos, de dejar “tareas”, de una sabrosa plática sobre su vida. Todo ello deberá ilustrarse en el encuadre y en la alianza de trabajo que se consolidará en una alianza terapéutica. La aclaración sobre lo que es un acting out, la necesidad de la puntualidad y cumplimiento de las fechas de las citas, son cosas que en nuestra cultura se hace más relevante de aclarar. Importa también aclarar en qué consiste una interpretación, de otra manera puede tomarse como una crítica. El paciente debe conocer las cosas básicas de lo dinámico, lo que es el inconsciente, la emergencia de mecanismos de defensa, lo que significa un acto fallido, las resistencias, son aclaraciones para el buen curso del tratamiento. A lo largo de estas diversas formas de psicoterapias hay un sin número de detalles que van variando de acuerdo con el tipo de carácter del paciente, a su grado de sensibilidad, a su nivel de introspección y de su decisión de participación en su proceso. Esto hace que, aunque hayamos elegido alguna de estas formas de psicoterapia, cada paciente será tratado con un estilo adecuado a esas cualidades mencionadas. También importa que, debido a su preparación profesional, el psicoterapeuta no esté sujeto a una forma ideológica, sobre todo respecto a las psicoterapias o a los padecimientos psicológicos. Para elegir un paciente para alguna forma de psicoterapia, deber tenerse alguna evidencia suficientemente sólida; hasta donde esto es posible por el momento, respecto a la etiología de la enfermedad que el enfermo tiene. Si tenemos datos sobre una etiología específicamente biológica, no habrá respuesta a psicoterapia, hay que corregir con medicamentos, a la inversa igualmente. No es al gusto del terapeuta ni del paciente la forma de tratamiento a llevar, depende de su etiología y esto debe quedar muy claro al enfermo. Una ideología del terapeuta volverá muy rígido el criterio de manejo. Tampoco habrá de llevarse una psicoterapia de acuerdo con la rigidez de un autor. Ningún paciente podrá ser entendido a la luz de un investigador, la teoría es una brújula orientadora pero no debe tomarse como una verdad para todo. La comprensión real de la experiencia de vida de una persona viene al conocer, con la debida sensibilidad psicológica, su historia como fue percibida por el enfermo. Todo esto desaparece si el terapeuta está vinculado con una ideología, es por ello que todo terapeuta debe estar debidamente analizado, con sus conflictos más severos resueltos.

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DUELO PERINATAL: UN DUELO DEL QUE SE HABLA POCO Dra. Laura Elena Pérez Ramos

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uiero iniciar compartiendo una experiencia personal que me ha llevado a escribir sobre este tema. Cuando era niña, mi madre lloraba cada 25 de agosto la muerte de un hijo que apenas nació y murió. No le dieron tiempo de verlo, tenerlo, abrazarlo y decirle cuanto tiempo estuvo esperando por él y con cuanta ilusión. No hubo explicación, acompañamiento ni comprensión ante tal hecho. Muchos años pasarían para poder superar esa pérdida y volver a tener la misma esperanza. Según la Organización Mundial de la Salud la muerte perinatal es la muerte producida entre la semana 22 de gestación hasta los primeros siete días de vida después del nacimiento. Algunos autores categorizan la muerte perinatal de acuerdo al tiempo de gestación como en muerte temprana para aquella que ocurre entre las veinte y veintiséis semanas; muerte fetal tardía desde las veintiocho semanas de gestación; neonatal temprana: la producida durante los primeros siete días de nacimiento; neonatal tardía: entre el día ocho y el veintiocho después del nacimiento del bebé.

A fin de superar esta triste vivencia es útil entender que para la mujer, desde antes de la concepción y durante ésta existen cambios físicos y emocionales. Durante el embarazo el feto es parte de ella misma y no un sujeto separado. Esta experiencia de carácter narcisista es el sustrato fundamental en el se cimienta el vínculo de apego materno a un hijo; pues la madre deposita en él parte de su autoestima, afirmación de la feminidad, su contribución a la perpetuación de su descendencia a través de su hijo, y de manera idealizada la mejor parte de ella confirmándole su propio valor. De allí que ante la pérdida, la madre pueda experimentar vacío corporal, desamparo y baja de la autoestima; su pérdida puede activar sentimientos de culpa y confusión ya que se lleva también una parte relacionada con ese cuidado del otro que ahora ya no podrá ser, pudiendo extenderse al temor de la salud y cuidado de los otros hijos si los hubiera. La muerte perinatal es por esto particularmente dolorosa y angustiante. Cuando ésta se produce, un cúmulo de emociones y pensamientos pasan por la mente de aquellos que esperaban con ansias al bebé, se derriba la identidad construida, los sueños, las expectativas y proyectos generados, dejando un vacío; representa varias pérdidas para los padres como el hijo proyectado. El duelo es un proceso, es la respuesta afectiva de una persona a una pérdida importante e incluye síntomas como: tristeza, irritabilidad, enojo, trastornos del sueño y del apetito, sentimiento de nostalgia de la persona perdida ocasionalmente alucinaciones auditivas o visuales

La muerte es parte de la vida…pero cuando un hijo muere primero, antes de nacer o al momento de; se convierte en un proceso especialmente significativo por ser inesperado y repentino, haciéndola más difícil de superar. No se está preparado, es antinatural, una inversión del ciclo biológico, emocional y racionalmente inaceptable.

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del fallecido, pensamientos de culpa; además de algunos síntomas físicos como cefalea, fatiga, trastornos digestivos entre otros.Recordemos que de acuerdo a la Dra. KublerRoss, durante el duelo se atraviesa por 5 etapas: la negación y aislamiento, la ira o enojo, pacto o negociación, depresión y finalmente la aceptación. ¿Cómo podemos ayudar? El profesional de la salud puede/debe poner en palabras lo acontecido con honestidad; debe informar sobre todos los procedimientos e intervenciones médicas practicadas. Favorece una conducta de escucha empática y comprensión. El brindar información ayuda a la madre y a la familia a sentirse en control de la situación. Es necesario permitirles que hablen y expresen sus temores, dudas y necesidades.

Evitemos frases como: “eres joven”, “las cosas pasan por una razón”, “tu bebé está en un lugar mejor”, “debes seguir con tu vida”. No tienen efecto, validez y generan mayor tristeza.

Aceptar el silencio. Tratar con respeto, individual y personalizado (sin caer en conductas paternalistas). En lo posible permitir que esté acompañada la madre por personas de confianza (incluyendo al padre).

El duelo perinatal es un fenómeno que recibe escasa consideración y que puede complicarse dando lugar a trastornos psiquiátricos.

Cuando se va a parir a un bebé muerto, se debe respetar los tiempos biológicos y psicológicos, evitando practicas invasivas o administrar medicamentos que no estén justificados; tratando los restos físicos del bebé muerto con respeto y no como “residuos irrecuperables” o desechos. Pensar en la muerte , ponerla en palabras, sentirse comprendido permitirá que este tránsito por el dolor de la pérdida sea lo más saludable posible.

Conclusión

El duelo es un proceso dinámico, que conlleva conectar el dolor emocional, sentirlo, expresarlo y hacer algo con ese dolor; no solo esperar que pase el tiempo, si no que significa realizar un trabajo interior por parte del doliente. Dada la complejidad del duelo perinatal es necesario su abordaje y adaptación a las necesidades de los afectados. Acompañar a la madre y al padre durante esta etapa se convierte en algo necesario para que la aceptación se produzca de la manera más saludable posible. Aquí un fragmento de una experiencia : “Mi bebé ha muerto…por favor detente un momento. No me impulses a abandonar su memoria. Ofrece tu bondad habla con mi alma con palabras suaves. Mi bebé ha muerto” . “Dear Cheyenne” (Joanne Cacciatore, 1996).

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LA OTRA GRÁFICA

Manifiesto Los escritos sobre salud mental o cualquier interdicción clínica, deberían de contener primeramente las palabras de los llamados “locxs”, antes de cualquier tópico moral, social, médico, psicoanalítico, etc.; se trata de privilegiar el discurso del sujeto sufriente, de poner atención en la producción escritural, gráfica, etc.; de aquello que es inservible, inútil y desechable para el “poder”, y convertirlo en la esencia de las intervenciones en torno a la locura. En algún momento de mi vida me pregunté por las posibilidades de encuentro y desencuentro que pueden aparecer en los consultorios de psicología como espacios abiertos a eventos culturales; surgiendo la pregunta de ¿es posible tal apertura o tendría un sentido específico hacerlo? Las inquietudes en diálogo construyen puentes para imaginar, para charlar o por lo menos esa es la apuesta que encontré en los consultorios ubicados en Agustín Vera 280, Colonia Tequis el viernes 25 de abril a las 19:30 hrs. A través del primer evento titulado “Open Consultorio Shorurum” como un gesto coqueto a los eventos realizados en la práctica artística. Evento abierto a una serie de presentaciones, si es que el tiempo, las ganas y la vida lo permiten, de la “Otra Gráfica” curada por Baa (Luis Manuel Sánchez Leija) y Avach Güeri (Salvador Ramos), los psicólogos a cargo de dicho espacio. ¿Qué es la otra gráfica? Tratando de esbozar un sentido posible, nos encontramos con la idea de generar un acervo de dibujos, objetos, cartas, diarios, entre otras cosas de un carácter particular; colecciones de documentos recopilados en los lugares que hemos transitado. Anexos, el psiquiátrico, el penal, el consultorio, todos esos lugares que representan un adentro/afuera; una escucha del sufrimiento, pero también una “otra mirada”, mirada y escucha que subjetivamente toman las palabras y las imágenes de quienes padecen, de quienes consumen, de quienes han sido privados de su libertad; pero que a final de cuentas tienen algo que decir, algo que comunicar, eso es la “Otra Gráfica”.

De esta manera comienza a contornearse una idea. Idea simple: encontrar un canal para la divulgación de este tipo de material de aspecto morboso y preservados como objetos detonadores de concepciones macabras. En ocasiones usados para satisfacer las fantasías de las personas en la práctica artística y literaria en busca de “estetizar” la condición humana de sus personajes y motivos atravesados por enfermedades, psicopatologías, dolores, sufrimientos; y así una gran cantidad de etiquetas que pueden aparecer. No los culpamos, ni les reprochamos, nos es grato saludarles, nos es grato convertir estas “otras gráficas” en un manifiesto sobre las distintas locuras que aparecen contemporáneamente. Donde las dinámicas discursivas tienen poco o nada que ver con lo escrito en los manuales diagnósticos y de tratamiento; obviando el acento o interés en el material generado por las personas volcadas en la producción ya sea en diarios, hojas de máquina, recetas médicas, pedazos de papel, hojas de revistas, tizas, crayolas, plumones, pintura o sangre; las cuales aparecen precisamente sobre el margen de esas líneas cientifiscistas que hablan todo el tiempo de la locura sin atenderla precisamente. La creación es un acto propio de la resistencia a la clausura total de las subjetividades y en este caso lo encontramos como representaciones con múltiples fines emanados de alteridades, de otros. “Open Consultorio Shourum” invita a reflexionar sobre la percepción íntima del sufrimiento mental; además de sus tratamientos médicos, psicológicos o sociales, que muchas de las veces terminan ficcionando una realidad adaptada a la normalidad, no acorde a lo sentido o experimentado por estos sujetos. Imaginemos una exposición montada en estos consultorios, de libre acceso y sostenida en la discursividad y gráfica de otros. Espacio creepy, así es cómo algunas personas consultantes le han llamado al espacio del consultorio, ya sea por el contenido de los cuadros, dibujos, objetos, decoraciones; pero sobre todo por lo espeluznante que puede ser ese espacio, en el sentido de lo sorpresivo, de lo ominoso, esta posibilidad estética atraviesa y envuelve; siendo francos por ahora nos deja más preguntas que respuestas admitiendo la responsabilidad del cliché representado, pero ¿Qué no es propio de representar en lo otro?, ¿qué nos muestra la otra gráfica?, ¿qué sentido tiene almacenarla y exponerla? …

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DESPUÉS DE TODO ESTE TIEMPO Dr. Roberto Vázquez Galeana

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tro día, ¿cuántos años habrán pasado? ya no recuerdo cómo fue que terminé aquí, salvo por los retazos de historia que todos los doctores me han dicho día con día, y los restos de esa libreta quemada. Lunes, ¿en serio es lunes?, quien sabe. Solo me guían los cambios, la semana empieza cuando veo a toda la plantilla llegar con un poco de mejor ánimo; se supone que toda la rutina comienza a las seis, aunque siempre pierdo el sueño mucho antes, porque Jonás ronca con tanta fuerza que da miedo. Un día se va a morir ahogado… ojalá sea pronto. Camino un poco, pero solo poco porque el turno nocturno no ve con buenos ojos que estemos de pie. Nunca logro volver a dormir, así que mejor entro a bañarme, aunque Fernando proteste. Total, yo vivo aquí y él solo está a cargo unas horas algunas noches; no discute y yo no hago ruido, así les gano el agua caliente a Javier y Rigo, que solo emiten sonidos guturales y pelean con los demás cuando se dan cuenta de que otra vez les tocó agua fría. Al salir corro por las “mejores” prendas, es un decir porque la mayoría de la ropa se parece: camisetas y pantalones deportivos de algodón de colores pastel, a veces hay algunas camisas y pantalones de mezclilla, se dónde los esconden, pero tampoco protesto. No me gustaría que los demás supieran lo que sé, lo que he visto en todo este tiempo, sería un error, vestir una camisa equivale a un puñetazo seguro de Rubén; gigantesco y errático, es el más impredecible de nosotros, ¿O debería decir “ellos”? Después de un par de horas y cuando todos se han bañado, salimos. Otras dos horas afuera entre pasto, tierra, mezquites, pinos, perros, gatos y el personal que piensa que no tenemos idea de nada, y sí, no la tenemos, ¿pero “ellos”? Llegan en sus vehículos, usando sus checadores, con el mismo uniforme blanco horrible, todos los días. ¿Acaso alguien se escapa de esta farsa? Ellos creyendo que nos cuidan y “nosotros” fingiendo ser cuidados.

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Al volver, ya es hora del desayuno, cada uno elige que batallas perder, así que paso de la trifulca que se hace en la puerta del comedor, además casi es seguro que los martes hay huevo con salchicha y atole, aunque no me desagrada, moriría por unos chilaquiles. Gerardo siempre interrumpe, pide a gritos más comida, pero las raciones son exactas, excepto para él porque si te descuidas, podría comerse tu cuchara. Pobre tipo, aún no aprende del día que se comió 35 pesos en monedas y tuvieron que operarlo. Cuando volvió, estuvo buscando su dinero por semanas, acercándose a las panzas de los demás, porque “ahí se guardaba seguro el dinero”. Al salir del comedor, algo me dice que habrá pelea. Apenas pude escapar de los restos de huevo que vuelan por todos lados entre gritos y forcejeos, como esas escenas de bar en las películas viejas, donde todo el mundo termina embarrado. Cada uno, también elige que batallas ganar, y aquí se gana manteniéndose al margen. Esta vez Gerardo perdió al empezar la pelea, no terminó de comer y no tendrá postre ni más comida hasta la tarde. Cuando se lo llevaron, volví casi de puntitas al comedor y me llevé su gelatina. Nadie se dio cuenta de todos modos. Después, el taller. Nos dividen en grupos pequeños, unos salen, mientras otros pasan con los Doctores; no entiendo qué tienen que revisar, Rigo no habla, solo emite sonidos cuando quiere algo, Javier igual o peor porque ni siquiera parece escuchar. Rodolfo sabe muchísimo de extraterrestres y astronomía, creo que la doctora le preguntó un día si él era uno. Salió despavorido de su oficina y tardó muchas semanas en recomponerse. A otros evita verlos, como a Rubén, nadie podría notar que emoción está sintiendo, es impredecible, la doctora lo sabe, así que evita dialogar con él. Hoy me tocó pasar a mí, yo sé que es un procedimiento de rutina, pero siempre entro con desconfianza. Aunque la jefa es la misma de años, sus estudiantes cambian muy seguido. Pasé a su oficina y me senté del lado de los acusados. Es lo mismo cada revisión: “¿Cómo estás? ¿sabes dónde estás? ¿dónde?” doy respuestas rápidas “si, no, tal vez”. Los estudiantes me agradan, se desesperan fácilmente, pasan unos minutos y la doctora los interrumpe; me agradecen y salgo de ahí. Al cerrar la puerta, escucho que les dice que ya estoy muy deteriorado y no sé nada de mí. Me encanta el deterioro, me ha salvado de tantos problemas. Como el día que pasaron por todos los que podían cortar

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el pasto, me tomó por sorpresa que me llamaran. Afuera, el sol era abrasador, el pasto gigantesco en el campo interminable y solo una podadora oxidada. Bendito deterioro, diez minutos de observarme y me regresaron, nadie pudo alegar que debía quedarme. Bendito deterioro. En fin, ahora sí, hora del taller. Aunque está a unos pasos, siempre es agradable caminar hacia allá, aparte hay aire acondicionado. El coordinador es amable, pero no cree en eso del deterioro, me pone a cortar y tallar madera, a hacer manualidades. Igual respondo sin problemas, se supone que hace un informe que entrega, pero nadie los lee y eso me deja tranquilo. Después del taller, hay unas horas de descanso, claro que depende de la estación, porque en primavera y verano son las horas mortales. En invierno es una bendición llegar a ese momento, encerrados en el mismo lugar, conservando la temperatura entre cobijas y ventanas cerradas. Más tarde nos toca ir al comedor nuevamente, Gerardo se veía aturdido, lo sedaron. Es un círculo vicioso, se altera porque tiene hambre, lo sedan y después le da más hambre, se vuelve alterar y así hasta el infinito. Nunca usa las cucharas, casi nadie las usa, todo el mundo come con las manos, pero ellos las cuentan. Siempre es una paradoja, la paradoja de los deteriorados. En la tarde hay un momento interesante, se percibe en el ambiente, el cambio del ruido de fondo a la expectación. La comitiva, más estudiantes caminan alrededor de otro médico jefe, veterano y dando catedra; sin embargo, en todos estos años, ¿años? Bueno, en todo este tiempo, he interactuado poco con él. Fue en los primeros meses cuando llegué, la comitiva siempre pasa y yo era nuevo, lo único que recuerdo fue que me saludó y dijo “Traído por la policía, ¿verdad?”. Y a continuación miró una bolsa que llevaba mi nombre. Ropa rota y muy sucia, zapatos y la mitad de una libreta, era lo único que me quedaba. No contesté, no hablé, no me moví. En parte porque todos mis recuerdos giraban en torbellino, resultaba muy complicado desenredar todos los nudos para contar la historia y porque yo no entendía qué era ese lugar o qué había pasado. Como el primer día que recuerdo a la comitiva, todos los días, su paso fue breve y se retiró. Poco a poco, como a cuentagotas, me enteré de los pedazos que ellos sabían: “Eres de Nayarit, no sabemos si tus apellidos son reales, si alguien te está buscando, te lo haremos saber. ¿Recuerdas cómo se llaman tus padres?”.

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La libreta, o os restos, fueron guardados en un cajón y la verdad no quería verlos, no me interesaba mucho saber que más podía decir. Por precaución, ese cajón tiene llave, pero un día, algún empleado nuevo olvidó cerrarlo. Nada sucedió, un día, dos, tres y la libreta siguió ahí, pero los enfermeros le restaron importancia. Después de que el veterano sale, nos queda una salida extra, más corta, pero hay cigarros. O bueno, a veces los hay. Isaac fuma muchísimo y nos usa de excusa para poder hacerlo en sus horas de trabajo, él gana, nosotros ganamos. Después de otra pequeña vuelta, otro cigarro y vuelta al comedor para la cena. Frugal y a veces absurda, nadie la pelea, hay días que el personal tiene que obligar a todos a acercarse para cenar, pero tampoco nos culpan del rechazo; cereal o pan, algo de leche y a veces una quesadilla. Nada más. Fin, termina otro día, pero particularmente hoy recordé la estúpida libreta. Después de los medicamentos, me acerque lentamente con Jesús, lo conozco bastante bien. Sale a ver a la enfermera de la otra sala, pobre iluso; casada y con dos hijos, jamás lo ha visto como un hombre, pero Fernando no se rinde. Así pues, al verlo salir encontré mi oportunidad, lentamente, sin hacer ruido, pasé al control, unos pasos más, un movimiento suave del cajón y la libreta pasó a mis manos. Salí lo más tranquilamente que pude, otros cuantos pasos y llegué a mi cama. La sensación al contemplar los restos era de angustia, ¿por qué?, no lo entiendo. Solo es un montón de papel en tono sepia con aroma rancio, pero mi corazón se aceleró al mirarlo fijamente. Abrí la libreta, llena de anotaciones que quizás un día tuvieron sentido, pero ahora no entendía, sin embargo, algo me llamó poderosamente la atención. En la última hoja se podía leer claramente, con un tono azul y una letra muy diferente al resto: “No van a parar, los ojos verdes te buscarán hasta matarte” y de pronto pude recordar cómo fue que llegué aquí. La sala comenzó a moverse, eso me regresó de mis recuerdos y ahora pude escucharlo yo, tocaban la puerta. No tenía sentido, todos tienen llave, continuaron tocando hasta que Jesús se asomó. También extrañado, regresó a los dormitorios comunes y vino directo hacía mí. “Te buscan”, me dijo transmitiendo la sensación de extrañeza, tuve un mal presentimiento, pero no podía negarme, así que caminé directo a la puerta. Mi presentimiento se hizo realidad cuando vi al hombre de gabardina esperando, sonrió malévolamente y reconocí esa mirada penetrante de ojos verdes. Sacó rápidamente una pistola, “¿Creíste que podrías escapar fingiendo estar loco, Armando?”. -J.

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Hay que considerar muchos otros fatores que han contribuido a generar esta conducta; entre estos se podría hablar de temas como la economía actual, políticas de salud que repercuten en las instituciones, los propios estereotipos culturales, etc.; mismos que generan una tendencia en el estudiante para fijarse una meta más allá de la licenciatura.

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RESIDENCIAS MÉDICAS Juan Carlos Hernández Ruiz Andrea Miroslava Álvarez Bermejo

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mediados del siglo XIX en Viena, Austria, surgió una de las piedras angulares de la medicina moderna en el mundo, el concepto de “Residencia médica” creada por Teodoro Billroth. Residente es un término que proviene del latín “residens” que se emplea para denominar a aquel estudiante, empleado o funcionario que vive en el mismo espacio en el que desarrolla su empleo o cargo; dicho término alude a la condición en que en sus principios el médico residente vivía en los hospitales. Esta nueva tendencia llegó a nuestro país en 1864, año en que se comenzó a aplicar este mismo sistema para las primeras especialidades que fueron Patología, Clínica médica, Clínica y terapéutica quirúrgica y obstetricia legal y cuando surgió el Hospital General de México en 1905 fue como quedó formalizada la atención médica especializada pero aun sin tener el respaldo de alguna institución educativa. Casi medio siglo después a partir de 1945, en la UNAM; se comenzaron a elaborar los planes de estudio de posgrado y en 1951 se estableció el primer curso formal de adiestramiento en psiquiatría por la UNAM. A su vez en el Estado de San Luis Potosí hacia 1970 el Dr. Everardo Neumann Peña creó el posgrado con la finalidad dar atención psiquiátrica a la población y al mismo tiempo formar médicos especialistas en Psiquiatría, cuyo curso es supervisado y avalado por la UASLP. Cuando se ingresa a la carrera de medicina se cree implícito que al terminar la misma, existe el deseo de continuar con alguna especialidad y que el éxito profesional se mide en el grado de especialización que se logra aún después de terminar la licenciatura.

Sin embargo, el factor que debería de anteponerse a todos los anteriores, es el gusto personal e identificación de las aptitudes lo suficientemente fuertes para con alguna de las múltiples especialidades que el médico tenga a su disposición, ya que durante el curso de ésta se privará de obtener cierto ingreso monetario (más que el necesario para poder subsistir), invertirá tiempo en el que el desarrollo de otros aspectos de su vida se verá rezagado comparado con el promedio de sus colegas universitarios, amigos y conocidos; y tal vez tendrá que sacrificar la formación de una familia, el crecimiento laboral, la madurez en las relaciones interpersonales o el desarrollo y evolución de su persona. Algunos tendrán que mudarse de ciudad a un sitio donde oferten la plaza que desea o en la que fue aceptado, lugar donde tal vez ningún conocido se encuentre cerca; considerando que sin el apoyo económico y emocional de una familia, se eleva este proyecto a un nivel de dificultad mayor, desequilibrando la estabilidad emocional del estudiante. Es necesario exponer un factor más para contextualizar el ambiente del cual parte el hecho de realizar una residencia y éste último es el Examen Nacional de Residencias Médicas, el cual se realiza año con año; cuyo propósito es seleccionar por especialidad a la fracción con más conocimiento de los aspirantes y destaca en su contenido por la dificultad que crece por la competencia que origina la gran cantidad de sustentantes y por el hecho que previo a la presentación del mismo, la mayoría se prepara mediante cursos privados, elaborados y estructurados enteramente para contestar de manera correcta el particular estilo con el que se realiza. Tomando en cuenta lo anterior, resulta en toda una travesía el proceso que se requiere para poder tener un lugar en alguna de las codiciadas plazas de especialidades que se ofertan a lo largo del país, y una vez logrado esto comienza lo verdaderamente difícil, que es mantenerse en la misma. Es por eso que el médico debe preguntarse primero, si su deseo y gusto por el conocimiento más profundo que oferta la especialidad de elección inclina la balanza contra todos los factores en contra que se han descrito; si calcula que su madurez y su capacidad adaptativa podrá hacer frente al ritmo y estilo de vida que se demanda; es entonces que el sacrificio será por las razones correctas y que el camino con sus altas y bajas, será enteramente un viaje de aprendizaje humano, ya que sólo lo que verdaderamente nos cuesta lograr ( y más si fue desde la elección propia en sintonía con nosotros mismos) se valora y se cuida como tal; trasladando esto a la práctica, quiero decir que aquel especialista cuya elección haya sido por las razones correctas, lo demostrará en su práctica diaria.

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Durante su formación, el médico residente realiza actividades académicas y prácticas de manera constante, cumple con un horario laboral cotidiano; pero también lo invierte en estudiar, preparar exposiciones, realizar trabajos de investigación, exámenes y elaboración de tesis; al mismo tiempo debe de cumplir con las actividades que la sede demande: atención de pacientes, elaboración de notas, cuestiones administrativas y burocráticas; además las denominadas “guardias” que consisten en permanecer en el hospital después del horario normal, durante toda la tarde y noche hasta enlazar con el turno del día siguiente; esto es, horarios en promedio de 32 horas continuas, aproximadamente 2 veces por semana. Durante sus rotaciones en las distintas áreas de la Clínica Psiquiátrica Dr. Everardo Neumann Peña, el residente realiza consultas a población en general; ya sea de urgencias, programadas en el área de consulta externa y por medio de telemedicina y evaluaciones psiquiátricas en los pacientes internados de mediana estancia; los padecimientos más comunes que se diagnostican y tratan son del espectro de la depresión, del grupo de los trastornos de ansiedad, trastornos mentales por adicciones, trastornos graves de la personalidad, los distintos tipos de psicosis ( por esquizofrenia, trastorno bipolar, por sustancias, derivado de epilepsias), etc. Cada evaluación, consulta, procedimiento o intervención que el médico residente realiza, es supervisada por un especialista a cargo del área, pues de aquí parte la base de la enseñanza: la evaluación práctica guiada, de un considerable número de pacientes, tratando de cubrir así las combinaciones posibles de las presentaciones más comunes vistas en la clínica; pues aunque se trate de la misma enfermedad, nunca se presentará igual 2 veces debido a la naturaleza particular que cada individuo posee. Dentro del campo de la salud mental, es necesario reconocer que como sociedad, no tenemos la educación suficiente como para identificar estados de ánimo, formas de pensar y conductas que han dejado de ser normales; que merman nuestro día a día y que en realidad conforman un estado enfermo del cuerpo y de la mente. Se mantiene un estigma constante sobre ir a psicoterapia o a consulta psiquiátrica, se subestima el alcance negativo sobre la calidad de vida y se ignoran las repercusiones a otra escala en la población: en la economía, salubridad, seguridad y bienestar en general.

Es por estas cuestiones socio-culturales que el médico residente en psiquiatría tiene un reto extra en su formación, el de adquirir las habilidades necesarias para lograr una concientización que va contra corriente; unas palabras sencillas pero resonantes en el paciente que lo sensibilice sobre el tema, que lo hagan dimensionar y contextualizar su padecimiento y pueda trasmitirlo a quienes lo rodean; consiguiendo poco a poco, inocular una cultura de consciencia en salud mental en nuestra población. Pero también es imperativo brindar una atención digna y humana, en la que el paciente, quien viene de un ambiente frustrante al ser incomprendido por quizá los seres con los que ha crecido y compartido toda su vida, pueda sentirse escuchado, que empatizan con su dolor y que además guarde en su mente el espacio físico del consultorio, como un sitio en el que se le puede brindar parte de la solución a aquel padecimiento asfixiante que no puede sentir con la piel pero que le ha cambiado la forma de ver el mundo. Al final, el trabajo que desarrolla el residente de psiquiatría es una delicada intervención por medio del diálogo, una investigación realizada desde el cristal de la empatía, una especie de arte en la que las emociones son los colores que, una vez equilibrados, vuelven a iluminar el camino de aquel que claudica desde la penumbra. Se puede decir entonces desde la perspectiva de formación del psiquiatra, que una atención de calidad con el respaldo de actualización científica constante, en combinación con la disciplina, seguimiento y apoyo de quienes lo rodean; constituyen el retorno para el paciente hacia una vida objetiva que le otorgue el poder de volver a ver en el espejo esa mirada que se había ahogado en el fondo del abismo propio.

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ESTA REVISTA SE TERMINÓ DE EDITAR EL 21 DE JULIO DEL 2022 SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P.


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