ANDRE LEMONNIER
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efectivo, por cuanto el Tori se hallaba desprevenido y sólo atinará a golpear — y esto si sus reflejos están en perfectas condiciones — sin demasiada fuerza. Pero lo cierto es que este sorpresivo movimiento logrará, sin duda, desviar la atención del enemigo, aunque sea solo momentáneamente. Enseguida, el Tori gira hacia arriba su palma izquierda y toma la palma de la mano derecha del Uke (Fig. 58).
FIG. 58