Critonis La fealdad

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Crítonis

© Jeremy Geddes

La Fealdad

ISSN en proceso

Número 5, julio 2015, Aguascalientes, Ags. 1


Crítonis

Colaboradores

Dirección general Teresa Geraldine Cruz Jiménez

Alex Cruz D. Aguirre Emmanuell Ibañez Mariana Pérez Ávila Mr. Pulp Ubaldo Castro

Dirección editorial Jahaziel Estefanía Cervantes López Dirección de publicación Montserrat Macías Torres Dirección de relaciones públicas Marissa Yazmín Mata Mejía Diseño gráfico César J. Maza González Corrección de estilo Rita Ayala Gallegos

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Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la edición sin previa autorización del Comité Editorial Crítonis.

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Nota Editorial

la belleza, sin embargo, este concepto también goza de una autonomía que lo dota de interés y por ello es el protagonista de nuestro número cinco.

La cultura puede manifestarse en cualquier expresión humana, creando un universo de representaciones tan ricas como diversas. Bajo este pensamiento nace Crítonis, una revista que busca ser un puente entre ese universo representado y los sujetos que lo crean.

En la presente edición encontrarás nuestras ocho secciones alineadas con el tema: desde las efemérides más feas del trimestre hasta un breve recorrido por la historia de la fealdad, sin olvidar, por supuesto, las colaboraciones de nuestros lectores que exploran en este número un concepto tan ensombrecido. Así, el lector encontrará fotografía, ensayo, cuento, cómic y dibujo para su recreación.

El equipo que conforma Crítonis tiene una clara convicción: la cultura no debe ser difícil de comprender y mucho menos aburrida; por ello, hemos creado ocho secciones en las que nuestros lectores encontrarán novedades ocultas entre sus líneas.

Agradecemos a los que se han mantenido al pendiente de la revista, a los que nos han confiado su trabajo y a quienes nos han regalado momentos de lectura. Sin más, los invitamos a disfrutar del contenido de nuestra quinta edición.

En la presente edición, abordamos el tema ‘La fealdad’, un concepto de índole estética que pocas veces apreciamos. La fealdad ha sido relegada, por mucho tiempo, como la mera contraparte de

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Horizontes Cara en el Asfalto Giroscopio Cocinando con… MrPulp. La Monstruosidad de Diane Arbus Ecos en la Piel Sangre en Guerrero Belleza Critosofía Alejandra Locus Urbano Sueño de Naranjas ¿Quién-Qué? Sin Título Oráculo de Crítonis Referencias Sobre los colaboradores Convocatoria


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horizontes Por Yazmín Mata

Bienvenidos al mundo de la fealdad, esa característica tan presente en nuestras vidas y tan despreciada, tanto como las cucarachas, esos pequeños insectos escurridizos y sucios que han acompañado a la humanidad desde las cuevas, cocinas y literatura, pues sus asquerosas patitas son protagonistas de la Metamorfosis de Franz Kafka, escritor austro-húngaro nacido el 3 de julio de 1883. Ya que estamos hablando de cosas feas y hemos mencionado al Imperio Austro-húngaro, no podemos dejar de hablar sobre El atentado de Sarajevo que tuvo lugar el día 28 de junio de 1914 y que concluyó con la muerte del Archiduque Francisco Fernando de Austria y Sofía Chotek, creando

una tensión mayor dentro y fuera del Imperio, desembocando en el inició de la Primera Guerra Mundial el 28 de julio de 1914, el resto, literalmente, es historia. Sabemos que no existe nada más feo que la guerra, sin embargo, también sabemos recrearnos en la fealdad, es por ello, que entramos a las casas del terror, vemos películas de misterio y leemos sobre peligrosas criaturas que pueden robarnos la vida de un mordisco, todo esto se lo podemos agradecer a uno de los precursores del terror vampírico, Joseph Thomas Sheridan Le Fanu, quien nació el 28 de agosto de 1814 y que fue el creador de Carmilla, obra clásica que más tarde inspiraría a Bram Stoker para escribir Drácula.

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Cara en el Asfalto Emmanuell Ibañez

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giroscopio Por Jahaziel Cervantes

La vida de los otros (Das Leben der Anderen) (2006), Dir. Florian Henckel von Donnersmarck.

Wiesler, no podemos vigilar a los altos cargos.

La historia se desarrolla en un Estado socialista, República Democrática Alemana (RDA), territorio tomado por la URSS (al Este de Berlín, año: 1984), pocos años antes de la sustitución de la RDA, por la República Federal Alemana (RFA). Dentro de los distintos círculos sociales se sufría un miedo persistente: ser considerado un ‘peligro’ que atentara contra la seguridad del Estado (länder). Ese peligro abarcaba un amplio espectro en lo que a características comunes se refiere: promulgarse en contra, de manera explícita o no, del Partido Socialista Unificado de Alemania, ¿cómo? Contando un chiste sobre el Secretario General del Partido, adquiriendo una máquina de escribir procedente de occidente, pareciendo sospechoso por ser un escritor, un director de teatro…

Hablar con decoro, discretamente, seleccionando cada una de las palabras que se dicen, pensando bien a quién se le dicen y el sentido que a cada oración pueda atribuírsele, son algunas de las cosas en las que nos pone a pensar el film dirigido por Donnersmarck. El escenario es, quizá, uno de los más aberrantes que toda persona, en plena facultad y ejercicio de su libertad, pudiera plantearse: se enmarca en aquella época en la que Alemania -como la conocemos ahora- no contaba con una unificación territorial y el ejercicio del poder afectaba a las grandes masas por igual. No obstante, aquellos círculos que se exponían ante la sociedad y, por tanto, a la fuerza política del Estado, ya fuera criticando o dando un punto de vista respecto a la situación de los estados, experimentaban una serie de consecuencias que afectaban su vida en un plano profesional y personal.

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La Stasi hacía que todo estuviera bajo control. Este órgano policial inteligente facilitaba el desarrollo y cumplimiento de cada uno de los objetivos del Partido. La existencia de intelectuales que charlaran constantemente les parecía sospechoso, por ello se encargaban de instalar micrófonos en los departamentos con monitoreo las veinticuatro horas del día. Había bitácoras, actas, archivos sobre las investigaciones de los distintos sospechosos; se metían en sus vidas y recolectaban cada detalle de ésta para tener motivos para el arresto. Lo interesante del asunto es que no necesitaban de pruebas o circunstancias grandiosas para justificar el motivo de la detención del sospechoso.

compromete a uno de los ministros del Partido y, como es de esperarse, hay que suprimirlo en el informe, bajo la sentencia: “no podemos vigilar a los altos cargos”. Se hace patente, así, la unilateralidad de las normas; quien gobierna puede hacer y configurar la vida de los de ‘abajo’. Hay que ceñirse a disciplina estricta, a órdenes que no tienen excepciones, pero, claro, si eres un miembro del Partido, no tienes por qué hacerlo.

La vida de los otros es, pues, un pretexto perfecto para visualizar la propia situación; nos da un horizonte distinto al nuestro en tanto razón social, económica y política, sin embargo, nos permite ver lo cerca que estamos de las libertades coartadas, condicionadas y subestimadas. Un problema persistente en Berlín de los 80’s -la libertad de expresión- es una realidad que nosotros, como mexicanos, vemos con coraje en otros países, pero vemos con sorpresa aterradora en el nuestro. Ojalá hubiera bastado la caída del Muro de Berlín para culminar y evitar todo tipo de atentados en contra de la opinión de las masas y el derecho de cualquiera a expresarse sin represalia alguna. Ojalá algún día podamos hacer uso de nuestras libertades sin miedo.

La película nos da noticia del arremetimiento que se sufría en esos años; nos sitúa en lugares donde la Stasi encontraba espacios para entrometerse, y desarrolla al menos un caso donde la desesperación rebasa los límites soportables de cualquier espíritu libre. El relato principal versa sobre un escritor y una actriz: pareja sentimental. Entre ellos se inmiscuye un agente de la Stasi, quien es encomendado a encontrar «algo» sobre el escritor. En el trayecto hay sucesos que, uno como espectador, no espera y desea que no pasen. Proyectan esa realidad cruda que quizá pueda parecer increíble y hasta lejana. Sin embargo, hay escenas donde podemos sentirnos como si estuviéramos en casa. Por ejemplo, a los 36 min. 20 s., hay un dialogo entre dos miembros de la Stasi donde se habla de información que

Por lo pronto, quedan películas para la reflexión, y si tú eres seguidor de las temáticas simples, de esas que dejan una gran revolución en la cabeza, te invito a que no te pierdas La vida de los otros, un relato más que queda plasmado en la caótica historia de la humanidad.

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cocinando con... Friedrich Nietzsche

Por Montserrat Macías

El goce de la comida es uno de los mayores que podemos experimentar: degustar un delicioso platillo, sentir el estallido de los alimentos contra los dientes y la lengua, o el paso suave y húmedo de una bebida que nos agrada. Pero la comida también posee su contraparte; como a la belleza se le ha contrapuesto el concepto de la fealdad, existen por igual comidas ‘malas’, que no provocan el placer inusitado que otras nos ofrecen. La alimentación es uno de los tópicos que el filósofo alemán Frederich Nietzsche trata con dedicación dentro de sus teorías filosóficas. Así, mientras en el libro Crepúsculo de los ídolos Nietzsche considera que lo feo es aquello que debilita al hombre provocándole

congoja y conduciéndolo a la decadencia (Nietzsche, 2004: 105), en Ecce Homo, cree que alimentarse ‘mal’ puede estropearnos el estómago. Nietzsche entiende con la expresión ‘alimentarse mal’ al acto de comer desinteresadamente. En una notable disertación sobre el tema explica cómo la comida alemana, la francesa y la inglesa pueden resultar indigestas, a diferencia de la comida de Piamonte. Y sugiere algunas condiciones del buen comer, por ejemplo, considera que es más fácil digerir una comida fuerte que una demasiado pequeña, hay que conocer la capacidad de nuestro estómago, no tomar nada entre comida y comida, y aconseja beber té preferentemente sólo en las mañanas (Nietzsche, 2005: 44).

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En este número de Crítonis, e inspirados por las reflexiones nietzscheanas sobre la alimentación y su aprecio por la comida italiana, te recomendaremos una receta muy sencilla pero deliciosa para preparar una pasta:

Modo de preparación En una cacerola vamos a freír a fuego medio el chorizo español en rebanas delgadas, para ello dispondremos de las 2 cucharadas de aceite de oliva y la grasa propia del chorizo español. Mientras, procederemos a cocer la pasta. Colocaremos agua a hervir en un recipiente apropiado para ello, y cuando ésta comience a burbujear introduciremos la pasta cuidando de no quebrarla (debe permanecer larga para enredarla con facilidad en el tenedor y no salpicarnos), la dejaremos hervir y cuando la pasta tome una consistencia blanda (pero sin inflarse) agregaremos sal al gusto.

Ingredientes

(para dos personas):

200 gr de espagueti 1 chorizo español 1 bote de crema 1 diente de ajo 1 cebolla 2 cucharadas de aceite de oliva Sal al gusto

En la cacerola con las rebanadas de chorizo mezclaremos también para que se doren ajo y cebolla picados. Una vez que estos tres ingredientes estén listos agregaremos la crema, la cual debe incorporarse adecuadamente a la mezcla hasta que tome un color anaranjado, dejaremos que se caliente y una vez lista vamos a verter la pasta (la cual debe colarse del agua con anterioridad) para que se distribuya en ella la crema y el chorizo. Sugerimos acompañar la pasta con un vino tinto italiano, Piamonte se destaca por ser una región donde la producción de éste es de las mejores; o en su caso un vino español. Esperamos que este platillo sea de su agrado y les deseamos una buena digestión. Provecho.

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©imgkid.com

LA MONSTRUOSIDAD DE DIANE ARBUS

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Por Ubaldo Castro


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I. Introducción Hablar de fotografía es complicado. La subjetividad común a todo arte puede ocasionar una contradicción de opiniones. El trabajo fotográfico de Diane Arbus es el tema de este escrito, por esta razón lejos de un análisis estético conceptual e incluso técnico, se pretende realizar una lectura del trabajo de la fotógrafa estadounidense con base en términos específicos como monstruoso, alteridad, belleza y autoconocimiento. A partir de su muerte (1971), la fotógrafa nacida en Nueva York (14 de marzo de 1923) fue conocida internacionalmente por su vida complicada, pero más por sus retratos, más específicamente, por los sujetos de los mismos.

Gigantes, deformes, travestis… son los protagonistas de sus obras, en las cuales -por lo general- sigue una misma técnica: los centra en el encuadre y usa el flash directo. Es extraño que haya juegos de composición en sus fotos, cuando llega a haberlos, son las mismas extremidades del cuerpo las que dan el juego. Este ensayo abarcará una brevísima biografía de la artista para contextualizar su manera de expresión. Luego se mostrará cómo evoluciona su concepción del retrato hasta descubrir que es ella misma la que se revela en el rostro de sus modelos. Finalizando con la aportación de Arbus al arte fotográfico, que rebasa el morbo para alcanzar la alteridad, que sería el verme reflejado en ‘el otro’, el ver quizá lo que no quiero ver en mí y que puede causarme repulsión.

II. Desarrollo 1. Había una vez Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

F. Nietzsche

Diane nació en el seno de una familia económicamente solvente. Fue criada con institutrices, pues sus padres estaban muy ocupados atendiendo los negocios. Desde niña fue sobreprotegida y presentaba un carácter retraído y curioso. A Diane Nemerov (su apellido de soltera) le agradaba indagar en todo lo que era diferente, quizá debido a la prohibición de sus institutrices de voltear a ver a los ‘diferentes’: señoras exageradamente gordas, albinos… Estas personas llamaban poderosamente su atención, pero debía reprimirse por los principios morales de la época (Bosworth, 2005: 162).

Inició su labor fotográfica como asistente de su esposo, tomando fotos ‘frívolas’ como ella les llamaba, a modelos para revistas prestigiosas como Vogue. Pero desde sus inicios, y pese a la mancuerna estupenda que armaba con Allan, él mismo reconocía que la que tenía verdadero talento era Diane (Bosworth, 2005: 73). Durante su aprendizaje, la artista de ascendencia judía afirmaba que le gustaba la fotografía porque sugería alternativas, opciones; y porque era ambigua y contradictoria (Bosworth, 2005: 67). Al precisar lo que más le gustaba, parecería como si estuviese definiéndose a ella misma.

A los dieciocho años de edad se casó con Allan Arbus, de él toma el apellido y el gusto por la fotografía.

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2. El monstruo se asoma

Tienes razón -dijo el monstruo-, aun cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no soy más que una bestia. No se es una bestia -respondió la Bellacuando uno admite que es incapaz de juzgar sobre algo. J. M.Leprince de Beaumont

A pesar del éxito que gozaba junto con su esposo en la fotografía de moda, algo había dentro de ella que la mantenía lejana, ausente; su marido -absorto en las ocupaciones y un naciente gusto por la actuación-, fue buscando su propio camino alejándose del de Diane, hasta que, sin divorciarse, él se mudó a continuar con sus trabajos. Ella, una vez sola, comenzó a buscar su estilo fotográfico.

©Diane Arbus

Tanto en sus estudios de fotografía, como en sus trabajos, la artista comenzó a rodearse de personas excéntricas, muchos de los cuales eran simples esnobs buscando llamar la atención. Pero había dos que serían quienes le ayudarían a marcar su camino: su maestra de fotografía Lisette Model y su amigo Emile de Antonio. Precisamente él la invitó a ver una película que la marcaría fuertemente: Freaks, llamada en español La parada de los monstruos. Dirigida por Tod Browning, a principios del siglo XX, Freaks es una película que llamó mucho la atención. Muchos especialistas la consideran como el culmen del género de horror de esa época; para otros es inclasificable. Lo que es cierto es que fue un acontecimiento singular en la historia del cine, pues rompe de manera radical con el género de horror. La historia es simple amor y engaños dentro de un grupo de cirqueros, pero es actuada por fenómenos reales. Sin embargo, el trasfondo de la película es lo más interesante, pues da cuenta de la vulnerabilidad y fragilidad del ser humano en todos los sentidos. Recrea la aberración y la monstruosidad,

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pero no en sus actores, sino en las acciones de aquellos que se consideran ‘normales’. Enseña que la monstruosidad está presente en gestos, actos y pensamientos del hombre, más que en su imagen o apariencia física. La película de Browning desató en Diane un latente y potente interés que desde niña confesó sentir hacia determinados seres extraños y diferentes, aquellos fenómenos repudiados por la sociedad. Esta película la animó a redireccionar su búsqueda artística en torno a estos individuos. Arbus encontró lo que estaba buscando sin poder entender qué era: los más profundos temores del hombre pretenden ocultarse en un ideal de belleza. Conviene aquí hacer la aclaración de lo que en este escrito se entiende como ‘monstruoso’ -para ello se tomará la definición de la Real Academia Española-: “Contrario al orden de la naturaleza”. Entonces podemos ver que si filosóficamente, según San Agustín, somos bondad pues del bien supremo venimos, entonces es fácil determinar que toda acción humana que va en contra de la propia naturaleza, es algo monstruoso. Y no tiene que ver con el aspecto físico. Cabe hacer también la aclaración de que, culturalmente, los defectos físicos son excluidos, apartados y discriminados en la medida en que son distantes de lo socialmente considerado normal, como explica la investigadora Nancy Etcoff, Los rasgos típicos de una raza pueden representar sencillamente extremos en tamaños o formas normales y, por tanto, parecer monstruosas. Si estamos acostumbrados a ver narices pequeñas y anchas, las largas y delgadas nos llamarán la atención por su rareza. Esta es una de las razones por las que las personas de otras razas ‘parecen todas iguales’ cuando las vemos por primera vez: no porque parezcan diferentes de la misma manera (Etcoff, 2000: 150).


©Diane Arbus

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Y estas diferencias físicas han sido motivo de largas discusiones y fuente de numerosas obras tanto literarias, como filosóficas y artísticas. Para el hombre medieval, por ejemplo, los “monstruos resultaban tan atractivos como lo son para nosotros los animales exóticos del parque zoológico” (Eco, 2007: 113). Pero con todo, lo diferente causa curiosidad -morbo o no-; más adelante se explicará cómo esta curiosidad puede ser una indagación personal en el ‘otro’. Pero volviendo a la película, la cual fue vista varias veces por la artista, despertó sentimientos y pensamientos en ella que creía enterrados y que comentó con sus amigos más cercanos. Para Diane, los enanos, idiotas y deformes eran un desafío, porque rompían muchas convenciones. Ella pensaba en varias ocasiones que su terror estaba vinculado a algo que yacía en su inconsciente. Cuando miraba una mujer barbuda, por ejemplo, pensaba no en esa mujer, sino en el ser oscuro y antinatural que ocultaba dentro de sí misma (Bosworth, 2005: 162). La ‘sombra’, uno de los arquetipos de Jung.

3. Diane busca los ‘rostros’ Mucho se descubre en su rostro el temeroso. Séneca

Un rasgo distintivo de la personalidad de la fotógrafa era la casi obsesión por observar y analizar todo lo que la rodeaba, particularmente si se trataba de algo extraño, repudiado por la sociedad o diferente.

Poco a poco, Arbus encuentra su camino y lo que su personalidad tímida le impedía decir, lo mostraba con sus imágenes; es así que lejos de ser exposiciones burdas o grotescas de gente diferente, para Arbus eran respuestas a cuestiones que no se animaba a preguntar ni a ella misma. La obra de Arbus encuentra su estabilidad, irónicamente, en el ocultamiento, repulsión hacia la extrañeza y la anormalidad imperante en la época que vivió desde su familia, esto la mueve a indagar en la vida de seres diferentes, que encontraba en las calles de Nueva York. Pero no es una simple curiosidad el interés por retratarlos. Su deleite era capturar la marginación, la enajenación, y para ello, como lo muestra su obra, se valía no sólo de los fenómenos, sino también de aquellos considerados ‘normales’. Lo destacable de Arbus es que revela la monstruosidad camuflada de normalidad, demuestra que nadie es tan normal como intenta manifestarse. Con la agudeza de su mirar, Arbus pasa del interés por la monstruosidad a la alteridad. La ética de la alteridad, desarrollada por el filósofo Emmanuel Lévinas, está cimentada en el estudio del ‘rostro’, que es “hacer referencia al otro como potencia expresiva […] es la expresión de un ser que se presenta a sí mismo” (Navarro, 2008: 181). Es decir, que a través de un análisis del otro, puedo conocerme yo mismo pues se trata de un enunciado “sui géneris, que se encuentra fuera del horizonte cognitivo del yo, cuya validación […] comunicativa […] depende de su validación o sinceridad que señala a su presencia y/o corporalidad” (Navarro, 2008: 182).

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Para llegar a este grado de captación en sus imágenes, Arbus se tomó muy en serio los consejos de su maestra, la notable fotógrafa Lisette Model, quien le dijo una frase que la marcaría: “La fotografía es una emoción pura que posee el poder de perturbar al otro”; además, Model le enseñó que la relación entre fotógrafo y fotografiado debe ser descarnada y visceral, para lograr fotografías de calidad, y que la cámara se usa con el cuerpo, no sólo con las manos (Bosworth, 2005: 126-130). La atención que prestaba a sus modelos los hacía sentirse libres, su mirada no era de acoso, era de expectación, como quien espera ver un truco de magia y está fascinado con lo que ve, “yo tenía la sensación de que estábamos jugando y ella esperaba que yo hiciera algo sorprendente” (Bosworth, 2005: 69) relata Carole McCarlson al recordar su sesión con Arbus.

4. Y de repente el monstruo se mimetiza El miedo ante la unión, ante el fluir hacia la otra parte. Entonces ya no estoy nunca más solo.

Con lo aprendido en la práctica y los consejos de su maestra, Arbus descubrió cómo ir más allá de la monstruosidad. En poco tiempo se volvió experta en examinar rápidamente los rostros y encontrar la alteridad; encontraba en sus retratados nociones de identidad, de lo femenino, de lo no desarrollado, de lo doble. Al encontrarse ella, deja expuesta ese lado anormal/monstruoso presente en cada ser humano, sin importar sus condiciones físicas, morales o sociales. En sus retratos exhibe lo que no se muestra tan fácilmente, lo que el inconsciente colectivo (según Jung) nos ha enseñado a reprimir y evitar, el ‘Ello’ de Freud que debe permanecer oculto, y que inevitablemente se revela en el ‘rostro’ del otro. Una minuciosa mirada al trabajo de Arbus, resalta que sus protagonistas parecen gritar una oposición o resistencia a lo establecido. Ese enfrentamiento de mirar directamente lo que se rechaza y a la vez se reconoce. En el rostro de ese otro (fenómeno o no) se puede ver lo propio, una identidad que cambia, que es inestable y que está incompleta. Es lo que Lévinas llama ‘miseria’, ‘pobreza’ y ‘hambre’, “que invocan al yo, que lo interrogan y exigen una respuesta” (Navarro, 2008: 184). Es ver en ese otro lo que nos identifica y al mismo tiempo en lo que negamos parecernos.

©Diane Arbus

Franz Kafka

La curiosidad de lo diferente, quizá, es uno de los soportes de nuestras relaciones con los demás. En el encuentro con el otro hay cierta inquietud por saber qué hay de común, curiosidad que aumenta si esta similitud es monstruosa. Y aunque en lo práctico nadie establece una relación de amistad con base en la belleza física del otro, lo que sí es innegable es que incluso de manera inconsciente notamos las diferencias más sutiles en el aspecto físico de las personas (Etcoff, 2000: 82). Un ojo más grande que el otro, un lunar, una arruga llaman la atención. Pero es la lectura del rostro completo la que nos permite encontrarnos en el otro. El pensador Karl Rosenkranzen en su Estética de lo feo, elabora una fenomenología que va de la descripción de lo incorrecto a la de lo repugnante, y hace un recorrido por lo horrendo, lo insulso, lo nauseabundo, lo criminal, lo espectral, lo demoníaco… hasta llevarlo a la caricatura (una reducción al absurdo, digamos), que puede incluso convertir lo repugnante en ridículo, y cuya deformación se vuelve bella gracias al humorismo que la exagera hasta lo fantástico (Eco, 2007: 279). Arbus sigue otro camino para transformar la monstruosidad, el de la aceptación.

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5. Diane ‘mira’ desde su obra Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse. H. D.Thoreau

La investigadora estadounidense Nancy Etcoff, al analizar la belleza, se adentra en el sentido de si ésta tiene relación con la felicidad. La conclusión es que no, “la felicidad tiene más que ver con las cualidades personales, tales como el optimismo, el autocontrol, la autoestima, la capacidad de enfrentarse a la frustración, y una sensación de comodidad y cariño para con las personas en lugar de con el aspecto físico o con el dinero.” (Etcoff, 2000: 98) Y no se queda ahí sino que añade: “La clave de la felicidad III. Conclusión Mucho se podría indagar acerca de lo monstruoso. Pero incluso sin ahondar en la alteridad, ya ha habido escritores que justifican su presencia en este mundo, en el tratado del siglo XVI De Divina Proportione, el monje franciscano Luca Pacioli propone que el cuerpo humano contiene en un microcosmos, la fórmula de la belleza de todas las cosas: ‘Del cuerpo humano derivan todas las medidas y sus denominaciones, y en él se halla toda relación y proporción mediante la cual revela Dios los secretos más profundos de la naturaleza”, (Etcoff, 2000: 154)

consiste en ser capaz de superar de vez en cuando la actitud del “más es mejor” y sentirse agradecido con lo que se tiene” (Etcoff, 2000: 98). En este sentido, los protagonistas de la obra de Arbus -pese a su contexto- no muestran rictus de amargura, y pueden dar una lección al respecto. Las fotografías de Arbus, actualmente tan cotizadas a pesar de tener casi 50 años de antigüedad, siguen inquietando. Pero al mismo tiempo, esa inquietud, si se asimila, se descubre íntimamente propia. La obra, que filtrada por la visión de Arbus, nos muestra miradas confundidas, enajenadas… trascienden lo monstruoso físico, moral, mental y social, y nos acercan a la alteridad para mostrarnos un mundo del que todos formamos parte.

libro que incluso fue ilustrado por Leonardo Da Vinci, que contiene el famoso Hombre de Vitruvio. ¿Inocente o absurda esta afirmación frente a los que llamamos deformes? Será que contienen secretos que no alcanzamos a conocer, o que dichas proporciones rebasan el límite de lo físico para mostrarnos proporciones espirituales, como las mencionadas por la alteridad. Ya lo decía Goethe, retomado por Bosworth, que sólo unos pocos tienen la imaginación para captar la realidad (Bosworth, 2005: 67). Y sin entrar en más detalles, sólo para cerrar la divina inspiración de Pacioli, baste decir que en su Ciudad de Dios (XVI, 8), San Agustín explica que “también los monstruos son hijos de Dios”. La influencia de Arbus sigue ejerciendo

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poder, pues una nueva ola de creadores buscan también reflejar su interés por la diferencia de manera personal, prueba de ello es Richard Avedon, entre otros. Así pues, y pese a que hay quien opina que la obra de Arbus es una sórdida y engañosa imagen de la sociedad norteamericana de su época (como la crítica Susan Sontang, en un nivel muy bajo de interpretación), se puede decir que, por el contrario, nos revela rostros en los que nos vemos todos reflejados, a pesar de las distancias ya sean sociales, culturales o temporales.

©Diane Arbus


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ecos en la piel Por Jahaziel Cervantes

Zonas erógenas: el pretexto del placer Existe un amplio mapa en el cual podemos tener afectaciones que configuren nuestra manera de concebir el mundo: nuestro cuerpo. En éste hay zonas que se estremecen al contacto, sea el más sutil o el más agresivo. Nuestro cuerpo está tapizado de terminales nerviosas que provocan que al ser estimuladas den paso a las sensaciones; si bien la totalidad de nuestro cuerpo está dispuesto a ello, hay zonas y modos en los cuales estas sensaciones pueden brindarnos un placer escalofriante.

© Alain Fretet-Fantaseame

Yendo por la calle, algún transeúnte distraído puede impactarse contra nosotros, golpearnos en la espalda o incluso en las piernas, y ello provocarnos un sentimiento hostil; no obstante, vamos por la vida con nuestros miembros sueltos, dispuestos a tener las sensaciones que el entorno pueda brindarnos. De cierto modo, no nos preocupa el hecho de salir un día cualquiera y llevar una mano descubierta o un tobillo a la intemperie. Sin embargo, ¡cuán importantes son estas partes del cuerpo al momento de tocarnos con deseo!

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¿Por qué será que existen zonas, dichas exclusivamente erógenas? De una zona erógena se dice que es aquella parte del cuerpo que tiende a sufrir una mayor sensibilidad; sensibilidad con llamamientos a la excitación sexual. Bajo esta idea, nuestro ‘mapa corporal’ queda dibujado en esas zonas que son conocidas como ‘fundamentales’ para el acto sexual: la vagina y el clítoris, en el caso de la mujer; el glande y el pene, en el caso del hombre. Así, en un encuentro sexual imaginado por cualquiera se hace siempre manipulación de zonas como la vagina y el pene con el fin de encontrar el afamado orgasmo. Pero, ¿es que el orgasmo es el fin de la relación sexual? Y si es así, ¿la vagina y el pene son los únicos vehículos para el orgasmo? Quizá se llegue a pensar que sí, que los seres humanos nos relacionamos sexualmente unos con otros para llegar al ‘clímax de sensaciones’ por medio del orgasmo. Sin embargo, resulta satisfactorio descubrir que un orgasmo no sólo se alcanza por medio de los genitales

-al menos en el caso de las mujeres y esperando que esto no sea un mito- y que no es el orgasmo en sí mismo lo que pretendemos cuando iniciamos el ritual sexual. Ante todo, lo que nos mueve para embarcarnos en el mar de sensaciones que el acto sexual nos proporciona es el encuentro con el placer. De tal forma que las partes ‘fundamentales’ pasan a ser de una importancia igual a cualquier otra parte del cuerpo; esas partes llamadas zonas erógenas no son sensiblemente superiores a cualquier otra parte del cuerpo, es decir, aunque podamos en un primer momento sentir fuerte y ‘fácilmente’ unos dedos pasearse por la cavidad vaginal o a lo largo y ancho de un pene erecto, nuestro miembro sexual no es la única forma de prometerle -y prometernos- satisfacción. Ya podemos, ahora, erotizarnos de un modo distinto a como lo hacían en otro tiempo; ahora la mujer y el hombre buscan más que sólo reproducirse: hasta para lograrlo quieren hacerlo con elegancia, cubriendo todo el cuerpo de caricias.

Por todo lo anterior, tenemos que ser conscientes del alto nivel de sensibilidad que tienen las llamas zonas erógenas ‘fundamentales’. No hay duda de que el clítoris y el glande -al contacto- experimentan más alteraciones que el tobillo y el antebrazo, por poner un ejemplo, pero, hay caricias ‘indirectas’ -en partes del cuerpo que uno no llamaría eróticas, más bien antepondría una serie de adjetivos basados en el prejuicio y en el desagrado- que potencian los órganos sexuales y brindan placer que se traduce en excitación sexual, a saber: el ano, las nalgas, los pezones, el pubis en el caso de la mujer, del escroto hasta el ano en el caso del hombre. Pero no todo se queda ahí. Es decir, nuestra sexualidad, caricias, lengüetadas y mordiscos no deben limitarse a partes del cuerpo que se ocultan a la mirada de extraños… Podríamos sorprendernos, si algún día los dedos de nuestras manos o el interior de nuestros oídos nos proporcionan un placer sin igual.

En consecuencia, Crítonis hace un llamamiento a examinarnos el cuerpo, a erotizarlo todo. Yerran aquellos que cometen la tosquedad de sintetizar el placer a la parte baja de la cadera; tenemos centímetros y centímetros de promesas de placer ¿por qué no le delineas la espalda con la lengua? Tal vez, a partir de ahora deberás tener más cuidado con lo que los otros tocan al impactarse contigo, no sea que el deseo te asalte en momentos y lugares poco propicios para el descubrimiento del cuerpo.

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Sangre en Guerrero Emmanuell Ibañez

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BELLEZA Armonía y perfección que inspira admiración y deleite

Por Mariana Pérez Ávila

Actores, modelos, mujeres, hombres, todos buscamos algo en común día a día que nos mantiene ocupados en lo que menos importa, somos una especie crítica que sólo busca juzgar la apariencia de los demás. ¿Qué por qué lo digo yo? Bueno mi nombre es Herman, y desde que tengo memoria mi vida ha sido mi belleza; no todos nacen con una ‘belleza nata’ como solía decir mi madre. Fui la cara Gerber a los 4 meses, promocioné pañales a los 2 años, modelé ropa para niños a los 6, y aún hoy sigo siendo la cara que todo mundo necesita ver, para comprar los productos que promociono. Dirían que mi vida es perfecta, salgo en una revista y gano dinero, soy guapo y puedo conseguir cualquier cosa que desee con sólo sonreír; por alguna razón todas las personas caen ante el encanto de alguien atractivo y musculoso. No lo puedo negar, he aprendido a manejar mi poder bastantemente bien, sin embargo, no me siento feliz, y es por ello que les relato lo que era mi vida, antes de mi tragedia. Era una noche muy cálida y salía a correr para mantenerme sano, puesto que ya había firmado con la revista Vogue para ser la nueva portada del mes de abril, en fin, salí y como era de costumbre muchas mujeres solteras o casadas intentaban atraerme haciendo movimientos extraños o tocándose constantemente el cabello, como si eso fuera lo más sexy que un hombre pudiese ver. Fue en ese momento en que me pregunté “¿Cuándo he conocido a alguien real que me mire por lo que puedo ser?” Sonará tonto, pero tenía que comprobarlo. Buscaría una mujer que se enamorara de mí no por mi físico, sino por lo que puedo ser, si lo lograba, esa mujer sería la indicada para mí.

Eran tan sólo las 10:00 p.m. cuando encontré a mi primera víctima, me acerqué a ella, y como era de esperarse, vaciló; se puso roja, y tocó su cabello. Desastre. Continúe con la siguiente, comencé a beber y a disfrutar las reacciones de las mujeres ante mi presencia. Lamentablemente todas buscaban lo mismo en mí y no eran capaces de tener una plática inteligente conmigo. Sí, exacto, no soy sólo una cara bonita, además amo la física y la biología. En fin, retomando el tema, las copas comenzaron a subir y perdí la razón de lo que estaba haciendo, por lo que invité a una de las muchas mujeres con las que había conversado esa noche y la llevé a mi casa. A la mañana siguiente estaba crudo y tenía una mujer al lado completamente desconocida, me levanté perezosamente y me preparé para ir al gimnasio, le puse una nota a la mujer y salí de casa un poco apurado por el tiempo; cuando de pronto choqué con una mujer delicada que cayó al piso. Le ofrecí mi mano mientras me disculpaba y observaba el reloj. Pero ella simplemente no tomó mi mano. Era ciega. Ante mi torpeza la ayudé a levantarse y le coloqué el bastón en su mano, ella sonrió un poco sarcástica y continúo con su camino, la miré y noté que en su playera tenía un tipo de definición acerca de la fealdad que decía así: fealdad: torpeza, deshonestidad o acción indigna. Quedé atónito, pues cualquiera podría describir la fealdad como alguien repugnante ante la vista, pero ella no.

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Olvidé el gimnasio y la seguí a una distancia desde que la pudiera observar sin que ella se diera cuenta, era lenta pero parecía estar satisfecha con ser así. Se detuvo en una librería, ¿extraño, no?, ¿qué podría leer si era ciega? Fingí tomar un manual mientras observaba lo que hacía y curiosamente tomó un libro y comenzó a hojearlo, olerlo y sentir su textura. Lo dejó y siguió caminando, pero hacia donde me encontraba yo, se acercó tanto a mí que no había escapatoria. –Si no vas a usarlo, ¿podrías prestármelo? –Me dijo– me llamo Sara, ¿y tú? –Soy Herman, mucho gusto– le dije ofreciéndole mi mano, ignorando nuevamente que era ciega, y la retire rápidamente. Tomó el libro e hizo lo mismo que con el anterior, lo dejó sobre los demás y se fue. No me atraía en nada, realmente no era una mujer guapa, era flaca y su piel era pálida y su cabello negro y no muy bien cuidado. Sin embargo, no tocó su cabello en mi presencia. Era diferente. Tenía que hablar con ella. La seguí al siguiente libro que le resultó interesante y empecé a preguntarle sobre lo que hacía con los libros y lo de su playera. La invité a comer pizza.

Estuvimos horas hablando y me acostumbré a que sus ojos escondidos por los lentes no me vieran directamente, era inteligente y misteriosa, no le importaba en absoluto quién era yo y eso se volvió agradable. Por fin. Le pedí algún dato suyo antes de irme y me despedí de ella, sonrió y en voz baja me dijo: “si nos volvemos a ver, intenta no chocar conmigo”, ¿que cómo sabía? No lo sé. Llegué a mi casa y la mujer extraña ya no estaba ahí, me recosté en el sofá y tomé un libro, lo observé y cerré los ojos e hice lo mismo que ella había hecho. Al día siguiente la contacté y salimos a una plaza. Le compré un helado y ella tocó mi cara para imaginar cómo era, estaba nervioso, nunca nadie me había tocado la cara para saber cómo era. Ese día llevaba una playera rota y unas botas desgastadas, parecían ser sus favoritas. Como iba diciendo, toco mi cara y no pareció sorprendida, al contrario, me sonrío y me dijo: “pues al parecer todo está en su lugar”. Realmente no sabía qué era ser guapo o feo, personalmente creo que ni ella sabía si era atractiva o no.

Le platiqué sobre lo que era mi vida y de lo que consistía todos los días salir a la calle, que las mujeres me coquetearan todo el tiempo y lo frustrante que era para mí, sin embargo ella sólo se reía, algo que me molestó porque no vio el problema que eso me causaba. Se disculpó y me empezó a contar sobre su vida, que desde que nació nunca pudo ver, nunca conoció a su madre o a su padre, y que siempre tuvo ganas de ver aunque sea un color. Me tomó la mano y me dijo que le describiera lo que era un árbol. ¿Alguien sabe cómo describir un árbol a una ciega que nunca ha visto? Yo tampoco. Empecé diciéndole que era de hojas verdes, muy grande y hermoso, que tenía un tronco grueso, que raspa, que era de color café, que tenía unas raíces muy largas y que algunas se podían observar. La verdad creo que lo hice bastante bien, pero nos metimos en líos: ¿cómo es el verde?, ¿qué es hermoso?, ¿cómo es café?, ¿dónde estás las demás raíces? Pasé horas explicándole pero era imposible mostrarle lo que para mí era algo demasiado sencillo.

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Pasamos semanas contando nuestras vidas y lo distintas que eran, me llevó a su restaurante favorito y yo al mío. La llevé a jugar boliche, pero no fue muy útil. Todo con ella debía manejarse diferente, no podía ser la típica mujer que llevas al cine y a un café, le das rosas y te dice que le encantan las rojas. Su forma de ser conmigo era natural, no fingía ser alguien más para verse sexy o atractiva. A los 4 meses de salir, confiaba en mí tanto que no usaba su bastón y me tomaba del brazo; solía bromear diciendo que solo lo hacía para sentir mis músculos. Me enamoré.

La llevé al cine y toda la película le tuve que explicar qué hacían los actores, resultó ser más interesante porque ella se emocionaba al escuchar la acción, los movimientos bruscos, los diálogos de los personajes. Le pedí ver sus ojos, ella asintió, retiré sus lentes y los vi por primera vez, eran blancos como la nieve. Mi corazón se detuvo. La besé. No sé por qué lo hice pero ella simplemente no dijo nada y regresó a escuchar la película, no volvimos a tocar el tema. Pasaron tres meses y yo me dirigía a la librería dónde pasaba la mayor parte de su tiempo. Quedamos en que la recogería a las 3:00 pero ya iba un poco tarde, apenas había podido salir de la sesión de fotos y el tiempo se me acababa, tomé mi coche y salí rapidísimo, de pronto, mire un balón y un niño corriendo atrás de él, maniobre lo mejor que pude para no lastimarlo, sin embargo choqué, mi auto comenzó a incendiarse y quedé inconsciente. Recuerdo que cuando desperté me ardía la cara, no podía hablar, mi madre me miraba con horror, me levanté y tomé

el espejo que había a lado de la cama del hospital. Mientras mi madre me decía que llevaba 8 meses dormido, que tenía quemaduras por todo el cuerpo y que podría asustarme, me miré. Efectivamente tenía quemaduras, casi se desfigura mi cara, era un milagro que aún me pudiera reconocer, pues parte de mi lado izquierdo aún quedaba intacto. Se abrió la puerta, ahí estaba ella. Se acercó y puso las manos sobre mí, tocó mis quemaduras, hacía muecas, como si algo estuviera fuera de lugar. No podía verme pero sentí que podía reconocer lo feo que estaba ahora. Sonrió. “Sé que te preocupa cómo estas, pero para mí sigues siendo igual de atractivo”. ¿Encantadora no? Con sus dedos cerró mis ojos. Sentí sus labios. En toda mi vida lo único que importaba era mi imagen, el verme bien y atraer a la gente, nunca nadie pudo conocerme cómo era realmente, no veían más allá del físico que mostraba, sin embargo solo una persona ciega me pudo ver a mí, como realmente era.

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critosofía Por Montserrat Macías

Fealdad:

un concepto para contemplar Se ha hablado bastante de la belleza, ha pasado por la pluma de poetas, narradores y filósofos; ha sido ilustrada por pintores, grabadores y artistas visuales; la belleza parece ser un tópico que no se gasta. Sin embargo, poco a poco, desde el polvo negro que se ha acumulado sobre su existencia, el concepto de fealdad ha ido haciéndose visible, como la contraparte de la belleza y, en algún punto, relegado a segundo término como una rama que emerge de otra. Pero la fealdad no puede limitarse a ser un némesis. Umberto Eco aborda la aparición de lo feo en su libro Historia de la fealdad, colocando al concepto como un punto

central de investigación (y no uno secundario) en un intento de otorgarle autonomía. Mientras la historia de la belleza puede encontrarse ampliamente fundamentada en diversas teorías

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desde épocas antiguas, no ha sucedido lo mismo con la fealdad “la historia de la fealdad por lo general deberá ir a buscar los documentos en las representaciones visuales o verbales de cosas o personas consideradas en cierto modo «feas»” (Eco, 2007: 1), es decir, la teorización de la fealdad se demoró un poco más. Sin embargo, a partir de que comenzaron a cuestionarse los estándares de belleza, se puso sobre la mesa la ambigüedad de la misma, lo que sutilmente definía la fealdad, y varios pensadores se encargaron de abordar tal idea, así, Voltaire escribía:


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Preguntad a un sapo qué es la belleza, el ideal de lo bello, lo to kalon. Os responderá que la belleza la encarna la hembra de su especie, con sus hermosos ojos redondos que resaltan de su pequeña cabeza, boca ancha y aplastada, vientre amarillo y dorso oscuro. Preguntad a un negro de Guinea: para él la belleza consiste en la piel negra y aceitosa, los ojos hundidos, la nariz chata, Preguntádselo al diablo: os dirá que la belleza consiste en un par de cuernos, cuatro garras, y una cola (Voltaire, citado por Eco, 2007: 10).

Umberto Eco explica que la belleza y la fealdad se han visto definidas conforme a diversos puntos; se le ha atribuido belleza o fealdad a cosas y personas dependiendo de la visión de quien contempla, o desde los estaños políticos y culturales que dictan una época, y por ello, tales conceptos son de difícil definición, aunque, nos dice Eco, esto no ha impedido que se les haya intentado definir a partir de un modelo específico. Por ejemplo, en el libro Crepúsculo de los ídolos Nietzsche aborda la belleza y la fealdad de la siguiente manera: El hombre en el fondo se mira en el espejo de las cosas, considera bello todo aquello que le devuelve su imagen... Lo feo se entiende como señal y síntoma de degeneración... Todo indicio de agotamiento, de pesadez, de senilidad, de fatiga, toda especie de falta de libertad, en forma de convulsión

o parálisis, sobre todo el olor, el color, la forma de la disolución, de la descomposición... todo esto provoca una reacción idéntica, el juicio de valor ‘feo’ ¿A quién odia aquí el hombre? No hay duda: odia la decadencia de su tipo (Nietzsche citado por Eco, 2007: 15).

La fealdad tuvo su primera investigación con Karl Rosenkranz y su libro Estética de lo feo de 1853, quien “establece una analogía entre lo feo y el mal moral. Del mismo modo que el mal y el pecado se oponen al bien, y son su infierno, así también lo feo es «el infierno de lo bello»” (Eco, 2007: 16). Sin embargo, aunque parece en un inicio que sigue rondando la idea inicial de contraponer la fealdad a la belleza, Rosenkranz logra cierta autonomía para el concepto de fealdad cuando lo analiza desde las diversas formas que puede adoptar lo feo (fealdad natural, espiritual, en el arte, etc.), así como lo que atañe a lo repugnante, a lo grotesco y lo horrendo, de tal manera que pensar que lo feo sólo es lo opuesto de lo bello sería restarle importancia a aquellos otros conceptos que lo rodean y que hacen de él concepto autónomo. Ahora, habría que preguntarse, y Umberto Eco de hecho se lo pregunta, si las reacciones que obtenemos ante lo bello son favorables y contienen un juicio estético, ¿lo feo también podría contar con un juicio estético cuando las reacciones que provoca son de disgusto? Por ello, Eco distingue dos tipos de fealdad

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que conllevan reacciones, por un lado, la fealdad en sí misma -Eco ejemplifica con un excremento, una carroña en descomposicióny la fealdad formal, la cual explica como el desequilibrio que se da en las partes de un todo, por ejemplo, una persona desdentada (Eco, 2007: 19). Así, indica que “por esto, una cosa es reaccionar pasionalmente al disgusto que nos provoca un insecto viscoso o un fruto podrido y otra es decir que una persona es desproporcionada o que un retrato es feo en el sentido de que está mal hecho (la fealdad artística es una fealdad formal)” (Eco, 2007: 19). Finalmente, Eco cree que la fealdad artística, por lo general, es en la que se puede inferir las representaciones de lo que son los otros dos tipos. La historia de la fealdad, entonces, aunque se desarrolla a la par que la de la belleza, tiene como desventaja el que su estudio de forma autónoma ha sido mucho menos abarcado que la otra, sin embargo, aquello no implica que no pueda ser un concepto con la suficiente autonomía para ser abordado con atención. Así, Umberto Eco nos invita a reflexionar sobre la prudencia con que debemos manejar el concepto de fealdad desde sus diversas encarnaciones y las reacciones que nos provoca, e indica que al hacer esto estamos “considerando en cada ocasión si, y hasta qué punto, tenían razón las brujas que en el primer acto de Macbeth gritan: «Lo bello es feo y lo feo es bello...»” (Eco, 2007: 20).


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ALEJANDRA

Por debajo de la mesa -Aunque sea a escondidas. Busco tus manos tibias

tu boca a tientas

el mes que falta: verso ingrato.

Por D. Aguirre

Quisieran estas manos asir su verbo ambicioso

pero me queda callar; escucharte

hablar de otra edad, otra luna, otro cielo.

Susurrarme otra espuma de otro mar, ruido ajeno.

Gemirme otro sexo en la cama, en la copa de cristal.

¡Te aman! Y te resuelves.

Por debajo de la mesa

te extingues con otro viento

otra sangre

otro r e c u e r d o.

©Volkan Olmez

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locus urbano Por Geraldine Jiménez

EL rincOn del pay Desde épocas inmemoriales el pastel ha sido uno de los postres más solicitados en cafés, reuniones familiares, fiestas infantiles, etc. El prestigio y la exquisitez, nadie se los quita; sin embargo, también es bueno explorar las múltiples opciones que nos podemos encontrar a la hora de elegir un postre, ¿qué tal un pay casero? Si eres de las personas a las que eso de cocinar nomás no se les da, o de plano, no quieres meterte a la cocina ni por un tenedor, El Rincón del Pay puede ser una de las mejores opciones por aquello del antojo de un postrecito. ¿Qué es lo que hace a este lugar tan peculiar? Iniciando como un proyecto familiar en el que las ventas de sus productos eran solamente a domicilio, Luis Roberto Díaz de León decidió abrir la primera sucursal, ubicada en Ignacio T. Chávez #901, Col. Las Flores; ahí fue donde dio inicio la magia que, posteriormente, Oscar Roberto Díaz de León decidiría dar continuación inaugurando la segunda sucursal de El Rincón del Pay, ubicada en Héroe de Nacozari #501 (frente al Centro Comercial Plaza Kristal). En dichas sucursales te ofrecen pays de la más alta calidad, ya que en cada uno puedes disfrutar la mezcla perfecta de sus ingredientes; sus sabores son variados: guayaba, elote, ate de membrillo, manzana, queso, chocolate, etc., todos pensados para satisfacer cada paladar aguascalentense. En cuanto a tamaño, puedes encontrar los pays de presentación pequeña y familiar, que oscilan entre los 12 y 100 pesos, dependiendo del tamaño que elijas. Los horarios de atención de las sucursales son de 9:00 a.m. a 9:00 p.m., en horario corrido, de lunes a viernes, (por aquello de que quieras llegar de pasadita y tengas temor de encontrar cerrado). Hasta aquí mi recomendación, esperando que no te pierdas de experimentar el sabor casero de El Rincón del Pay.

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Sueño de Naranjas Emmanuell Ibañez

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¿quién-qué? Por Geraldine Jiménez

Cherán K’eri, una crónica contada desde el corazón de una comunidad Purépecha1

Cherán es uno de los 113 municipios que componen Michoacán de Ocampo. Por muchos años, la comunidad sufrió graves problemas de inseguridad y saqueo de su patrimonio ecológico, causa por la que un día decidieron levantarse en armas y transformar su situación. Hoy por hoy, Cherán es reconocido por el Estado como un pueblo autónomo que se rige por un sistema de gobierno conocido como usos y costumbres. ¿Cuál es su historia?, ¿quiénes son sus protagonistas? A continuación, se contarán algunos de los hechos más relevantes del movimiento de emancipación de la comunidad, todo, desde la voz de sus habitantes.

15 de abril del año 2011, fue la fecha en la que dio inicio la rebelión, un movimiento iniciado principalmente por mujeres, quienes, hartas del saqueo de sus bosques, la desaparición de sus esposos e hijos y de la ola de inseguridad que acarreó consigo el sistema de un nuevo partido político, dijeron: ¡basta de impunidad! –¿Cómo fue que inició el movimiento?, ¿quiénes participaron? –Al principio nuestras mujeres fueron las primeras en levantarse en armas, cargadas de piedras, palos, machetes

y lo que se encontraron, empezaron a tocar las campanas de la iglesia para reunirse, estaban decididas a organizarse para impedirle el paso a los talamontes; así, ellas fueron las primeras en enfrentarlos, lograron detenerle el paso a la ‘gente mala’ (término con el que los cheranenses definen a los talamontes). Ya después, todos participamos y dijimos: aquí sí no hubo nada de que yo no le entro. –¿Cómo se enfrentaron?, ¿ellos llevaban armas?, ¿qué armas tenían ustedes?

Las citas testimoniales de este apartado pertenecen a: Consejo de Bienes Comunales del municipio de Cherán. Entrevista realizada el 17 de abril del 2013 en Cherán, Michoacán. Entrevistador: Estudiantes del noveno semestre de la licenciatura en Filosofía de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

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–De las primeras veces en las que venían los talamontes, todos cargaban muchas armas: pistolas, rifles, cuernos de chivo, etc., ya sabrá que nos tenían a todos bien espantados; pero cuando fue pasando el tiempo, sólo venían armados uno que otro, de los que se quedaban haciendo guardia en los bosques; los otros, sólo subían directito por la madera. Una de esas veces en las que ellos llegaron confiados por la madera, nos animamos a levantarnos, y como nosotros pos armas no, agarramos puras piedras y palos, lo que teníamos a la mano pa’ defendernos. –¿Cuánta madera se llevaban los talamontes? –Echaban de a dos o tres viajes por día, llevaban camiones y camionetas cargadas con los troncos de nuestros árboles, ‘nos pelaron nuestros bosques’. –Después de los primeros enfrentamientos, ¿qué pasó en la comunidad?, ¿cómo se organizaron?, ¿sintieron miedo de que hubiera represalias? –Ora sí que nos pusimos todos a la expectativa, fueron ocho días de no dormir, ya después nos fuimos organizando, poco a poco, en fogatas y barricadas para impedir el paso de la gente mala. Fue una cosa espontánea, pero las personas que vivíamos en los cuatro barrios de la comunidad trabajamos para que los talamontes no entraran más a nuestra comunidad. La verdad, estábamos asustados, no sabíamos qué iba a pasar, pero aún así, aguantamos, todo con tal de salvar nuestra tierra. –¿Cómo fue la forma de organización para mantener la seguridad después del levantamiento?

–La manera de organización fue por barrios […] aquí somos cuatro barrios […] en cada esquina se organizaban fogatas donde la gente por las noches salía a echarse sus pláticas, ya era la manera de convivir […] y de ahí se empezaron a organizar once equipos [de hombres adultos] y ya se hacían turnos para proporcionar seguridad […]. Son tres puntos que tenemos, que es la salida a Zamora, la que está a Uruapan y la que está acá para Morelia […] las abarcábamos y las cubríamos por barrios, se logró una organización tal que había lucha por momentos, tensión, y sí, también la motivación de ver el movimiento. Posterior al levantamiento, en la comunidad se ideó un nuevo sistema de gobierno regido por sus usos y costumbres, en el que cada uno de sus habitantes, lucha por rescatar un nuevo sistema educativo que tiene como objetivo varios aspectos: el primero, rescatar su lengua originaria, es decir, el puré: “a los niños en las escuelas, desde chiquitos, les enseñamos a hablar en purépecha, que es su lengua originaria”; un segundo objetivo, que crea un estándar de igualdad entre sus habitantes: “aquí todos somos comuneros, vecinos, amigos, al llamarnos comuneros ninguno es más que los demás”; el tercero, y más importante, reforestar sus bosques: “nos dejaron el bosque todo pelón, pero día a día trabajamos para plantar las nuevas semillas de pino que poco a poco van creciendo, estamos educando a nuestros hijos para que ellos cuiden el futuro de esta tierra que sólo ellos van a ver crecer y que será para ellos.”

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Actualmente la comunidad es reconocida por las dependencias federales y estatales como un municipio independiente, autónomo, regido por su propio sistema de gobierno que tiene una estructura conformada por: El Consejo de Administración Local que se encarga “de todos los servicios públicos necesarios de la comunidad: agua potable, servicio de limpia, mercados”.

El Consejo de Asuntos Civiles, donde se ve “todo relacionado a problemas de educación, a lo interno de aquí”. Consejo de Procuración de Justicia, “que está encargado de proporcionar justicia y aplicar las sanciones a quienes violen los reglamentos internos y cuestiones que son de seguridad”. Consejos de los Barrios, que “se encarga de organizar todos los eventos cívicos, actos conmemorativos, además hacer las reuniones de información, asambleas generales y asambleas de los barrios, dar algunos otros avisos que competen”. Consejo de Bienes Comunales, que se encarga “de todo lo que es de la comunidad: montes, tierras, […] todo lo que hay en el territorio de Cherán”. Consejo de los Programas Sociales, encargado “de vincularse con las dependencias, ya sean estatales, federarles o municipales para que a través de éstas, se puedan bajar proyectos productivos, apoyos que proporciona el estado”. Consejo Mayor, cuya tarea es “coordinar los asuntos de gobierno y organizar a los consejos mencionados”. Actualmente en Cherán: “se vive feliz, tranquilo, sin miedo; ya ahora nuestro nuevos sistema de gobierno nos permite a nosotros los comuneros tomar las decisiones del pueblo, todo se somete a votación en las asambleas del Consejo Mayor; y pos en nuestro bosque están creciendo nuevos árboles, estamos trabajando pa’ cuidarlo y mantenerlo vivo”.


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Sin Título Alex Cruz

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oráculo de Crítonis Por Yazmín Mata Géminis (21 de mayo al 20 de junio)

Leo (21 de julio al 21 de agosto)

Puede que en algún momento del mes te sientas deprimido y creas que tus habilidades no son suficientes para salir adelante, recuerda siempre que a veces es cuestión de mirar las cosas a través de otro cristal, así como Mugly logró coronarse con el título del perro más feo del mundo, tú debes aprender a sacar partido de las situaciones feas.

Tienes la capacidad de dos personas trabajando juntas, eso provoca que en ocasiones actúes como un genio y en otras como un verdadero loco, solamente tú eres capaz de comprenderte pero el resto del mundo necesita un poco de estabilidad emocional de tu parte para no terminar temiéndote como a las gemelas de The shining.

Tienes la fuerza y el coraje de un león, disfrutas de la compañía de los niños y de ejercer tu poder, tal vez demasiado, aprende a convivir con las personas sin tratar de imponerte ni gritar o terminarás tus días siendo un Pennywise terrorífico al que ni los niños ni los adultos se quieren acercar.

Tauro (21 de abril al 20 de mayo)

Cáncer (21 de junio al 20 de julio)

Virgo (22 de agosto al 22 de septiembre)

Debes relajarte pues tienes tanta energía acumulada que corres el riesgo de ponerte verde, tan verde como Hulk; tus intensiones no son malas pues en el fondo eres tierno y adorable, aunque cada vez que explotas destruyes la ciudad entera, ahora sabemos que es porque en secreto siempre estás enojado.

Durante este trimestre deberías ponerte en contacto con la naturaleza, ir a caminar a un parque sería una buena idea, pero hazlo en compañía porque puedes comenzar a presentar cambios de humor repentinos como Louisa en La otra hija y créeme cuando te digo que a nadie le gustaría ver eso.

Eres callada, tímida, inocente y tienes una mirada que causa interés en cuanto hombre se cruza por tu camino, tu criterio nunca es el más atinado pues te dejas encantar por cualquier historia triste, por lo que siempre terminas enamorándote del más feo y terrible del lugar como toda una Harley Quinn.

©Jon Ottosson

Aries (21 de marzo al 20 de abril)

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Libra (23 de septiembre al 22 de octubre)

Sagitario (23 de noviembre al 20 de diciembre)

Acuario (20 de enero al 18 de febrero)

¿Sabes por qué nadie quería al señor Scrooge? Por gacho, porque no era feliz y tampoco quería que otros lo fueran, así que olvídate de la idea de que el dinero compra la felicidad y bájale dos rayitas a tu egoísmo, quizás si comienzas a cambiar desde ahora logres tener una magnífica cena de navidad.

Aunque eres una buena persona sueles poner tus intereses por encima de los demás, llegando a ser grosero y desconsiderado, pues te cuesta poner en equilibrio aquello que deseas en relación con las demás personas, puede que para resolver tu conflicto lanzar una moneda al aire te sea tan útil como a Harvey Dent alias Dos caras.

Escorpio (23 de octubre al 22 de noviembre)

Capricornio (21 de diciembre al 19 de enero)

Eres una persona elegante que demuestra su educación en cada oportunidad y no tienes reparo en mostrarte humano y sensible, pero no exageres, intentar ser tan perfecto puede conducirte al ridículo y ocasionar que los demás vean en ti a una persona grotesca que busca cualquier pretexto para presumir, relaja un poco tu personalidad, no sea que termines siendo un ejemplar viviente de La duquesa fea de Quentin Massys.

Eres todo pasión pero tus relaciones siempre fracasan y no logras entender el porqué; cuidas y proteges a tu pareja, la frecuentas y siempre la estás abrazando, besando, etc., pero tal vez lo estés haciendo en exceso y toda tu pasión esté convirtiendo el amor en algo feo, por eso tus parejas te ven como una Elvira Jessica Duff de la que necesitan escapar.

Eres determinado y cuando las personas piensas que algo es imposible tu sales al frente y dices “sí, es posible”, para ti la fealdad puede pasar de ser un impedimento a ser una fuente de inspiración y dar pie al arte, así que es probable que seas una de las personas de mente abierta que visitan el Museo de Arte Malo en Boston y se siente orgullosa de hacerlo.

Piscis (19 de febrero al 20 de marzo)

©Jon Ottosson

Las personas que se dan el tiempo de conocerte encuentran en ti a una persona especial llena de cariño PISCES y cosas para dar, sin embargo, (February 19 - March esa 20) misma capacidad sensible te pone en problemas cuando las personas intentan abusar de ti y te colocan en posiciones poco favorables, así como le sucedió Johnnie Baima, mejor conocido en el mundo de internet por el vídeo Obedece a la morsa, quien es un actor de películas independientes, víctima de la polio y de diversos abusos médicos y personales. Pero toma su ejemplo pues a pesar de todo intenta poner buen rostro y ayuda a los niños con polio a través de su fundación Morsis.

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©Sergey Zolkin

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-Cocinando con… Nietzsche, F. (2004). Crepúsculo de los ídolos, Editorial Alianza. Nietzsche, F. (2005). Ecce Homo, Editorial Alianza. -La monstruosidad de Diane Arbus- Ubaldo Castro BOSWORTH, Patricia (2005). Diane Arbus a biography, Estados Unidos, W.W. Norton and Company Inc. ECO, Umberto (2007). Historia de la fealdad. Barcelona, Editorial Lumen. ETCOFF, Nancy (2000). La supervivencia de los más guapos. Madrid, Editorial Debate. NAVARRO, Olivia (2008). Revista Internacional de Filosofía vol XIII. El rostro del otro: Una lectura de la ética de la alteridad de Emmanuel Lévinas. España, Universidad de Málaga. -Critosofía ECO, Umberto (2007). Historia de la fealdad. Barcelona, Editorial Lumen.

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Sobre los colaboradores...

Mariana Pérez Ávila

Emmanuell Ibañez

Daniel Aguirre Herrera

18 años, estudio en el Colegio Comunidad Educativa Entorno y curso el sexto semestre de bachillerato.

Soy Emmanuell Ibañez. Soy un pintor de luz, un artista, un pintor de luz.

Poeta y escritor de mano sencilla. Ganador de los concursos de poesía y ensayo del Centro de Educación Media de la UAA. Ha participado activamente en Tierra Baldía, Laberinto de Quimeras y anteriormente en Critonis.

Me gusta leer libros de todos los temas, disfruto de escribir historias y darlas a conocer a la gente.

Manejo las energías. la energía de la gente y pienso que con el arte podemos abrir conciencia.

Ubaldo Castro

Ilustrador y monero nacido en el D.F.; residente de Aguascalientes desde hace años, con un comic publicado por el IMAC y varios en la red. Mi sitio web: http://mrpulp -royalwithcheese. blogspot.mx, chequen trabajos.

Estudié Comunicación en la UAA, he tomado cursos de fotografía análoga, estenopeica y algunos de iluminación. También he trabajado la manipulación directa de negativos e impresiones.

©Florian Klauer

Mr. Pulp

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