Jorge Chalco en perspectiva

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La serpiente y la guacamaya . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 250 cm (polĂ­ptico)


Jorge Chalco e n

p e r s p e c t i v a

Rodrigo Vill acĂ­s Molina



...para mis tres amores Raquel, Emilia y Amelia


Curaduría Julio César Abad Vidal Cristina Carrasco Coordinación General Berenice Chalco García Coordinación Editorial Pablo Chalco García Fotografía Archivo Fundación Chalco Manuel Figueroa Pablo Chalco Diseño Juan Diego Esparza Agradecimiento Estación Científica Yasuní Pontificia Universidad Católica del Ecuador Miguel A. Rodriguez, Director de Planificación

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J OR G E

Ch a l c o

Con alegría y entusiasmado ante el dibujo, la pintura, el concepto estético exhibido en la propuesta del maestro Jorge Chalco, debo manifestar que el arte y la cultura nacional se consolidan, permanecen vigentes, avanzan por aquellos rumbos que priorizan la vinculación del hombre con su pueblo, con el pedazo de tierra -ancestral y sagrada-,de la cual extrae no sólo el sustento cotidiano sino también las vivencias, los colores, las tradiciones, todo aquel cúmulo de sensaciones y conocimientos que lo adentran en el corazón del más secreto misterio: la vida; ¡esta única y fascinante posibilidad que tenemos los seres humanos, para expresarnos todos los días! Entusiasmado porque el país va entrando en aquel escenario donde la cultura y sus artistas son legalmente reconocidos, valorados por el trabajo que despliegan entre tantas limitaciones cotidianas; oficiantes y guerreros de la supervivencia diaria que buscan la perfección de su obra o, apenas, la revelación de aquel milagro en el cual no sólo queda comprometida su sensibilidad, el espíritu creativo, las fantasías que los animan sino, aquel ímpetu renovador cuya primera o última pincelada puede marcar la diferencia entre pintar bien y el arte consumado.   Yo creo que la obra plástica de Jorge Chalco representa el salto dialéctico que todos estábamos esperando. Una ruptura que por supuesto empieza allá, cincuenta años atrás, entre las calles, plazoletas y ríos de aquella fascinante y laboriosa ciudad de Cuenca, tesoro de nuestra identidad ecuatoriana y, desde luego, cuna de aquel niño cuya curiosidad desde el primer día le permitió entender que su destino estaba marcado por la forma, el color, los matices, las derivaciones y tantas otras armonías o desajustes que adopta la realidad, en su empeño por concretar aquel mundo -alucinante y extraño-,que se abre ante nuestros ojos. Mirada infantil que desde muy temprano descubrió la inmensidad de la sierra; ojo que rueda por los trigales, las montañas, el bosque prehistórico que se oculta al otro lado de las cañadas, pero que increíblemente renace en el fondo de su conciencia para dejarle tatuado, la huella de aquel universo largamente imaginado.

Jorge ha dicho que cuando llegó a este mundo, el camino del arte ya estuvo marcado para él.

Desde ese instante, nació para el Ecuador y el mundo, el artista que esta noche nos invita a sorprendernos con su Retrospectiva Chalco Retro; una panorámica de su amplia trayectoria a lo largo de cincuenta años que recoge las series: de lo real maravilloso; Migración y Corrupción; Imágenes profundas; Regresando a la naturaleza.   Siguiendo estas reflexiones en otro momento dije que adentrarse en la obra plástica del maestro Jorge Chalco supone ingresar en una dimensión donde el dibujo, la perspectiva, el color y otros elementos de la composición pictórica, reflejan no sólo su particular cosmovisión del mundo sino, aquellos niveles en los cuales la experimentación, el develamiento de nuevas formas expresivas, la originalidad de sus propuestas temáticas, configuran la ruptura que lo convierte en el artista más sugestivo de los últimos años. Desde los primeros bocetos despierta la incredulidad de quienes perciben el característico trazo de sus dibujos; con mano firme recrea los objetos, pinta el espectáculo que se difumina en el horizonte, define los seres que conmocionan su espíritu y con la destreza de un iluminado, evoca su realidad hasta concebir el universo de luz y cromatismo que singulariza toda su obra. 9


Allí están de cuerpo entero los espantapájaros y floripondios de sus primeros años; la mágica fosforescencia de globos y cometas navegando por el firmamento; el castillo de su infancia sobre el barranco sin esquinas; los traga-fuegos; la loca de la vaca entre bandas de pueblo, camaretas, funámbulos y aquel júbilo que se desplaza por el lienzo, prefigurando el escenario salpicado de brujas, payasos y adivinos que alegran la fiesta, o reubican la tradición religiosa y popular dentro de los límites real-maravillosos de su enfoque. Perspectivas que evolucionan sin pausa y giran hacia dentro para revelarnos la crisis existencial de nuestro tiempo.   Ojo que percibe los matices de una realidad que se desploma, un mundo que se extingue y cuyos escombros son asumidos por la conciencia crítica del artista, quién lo atestigua concibiendo lienzos en los cuales la corrupción, la marginalidad, el drama de los desposeídos, la diáspora de migrantes y marginales, erigen aquella derivación conceptual que perturba y aniquila. Magia; creatividad desbordante; recomposición de formas, veladuras y contrastes que le permiten alcanzar la perfección de lo soñado, el secreto del arte.

Un ir y volver a través de la nada persiguiendo los misterios de la vida cotidiana.

De allí su compromiso con la exuberancia y el asombro, con aquel viaje hacia el interior de la jungla para recuperar la belleza encerrada en sus mínimos detalles, en el salto alegre y transparente del agua o, en aquel palpitar de la hoja sobre las riberas del Yasuní que fluye y desaparece entre las veladuras de sus cuadros. Mi abrazo entrañable para Jorge Chalco… un hombre entregado a la búsqueda incesante de la revelación plástica; compatriota que precipita su inteligencia creativa en la concepción de obras donde el trazo, la pincelada, el autorretrato, la disposición espacial, y –por supuesto-, aquella festiva irreverencia que sobrecoge, constituyen la esencia del legado artístico que el Ecuador y la pintura contemporánea reconocen.

Raúl Pérez Torres


C O N T E N I D O S

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Presentación

Raúl Pérez Torres

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La Multiforme pintura de Chalco Rodrigo Villacís Molina

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Cincuenta años de Trayectoria

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Murales

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Jorge Chalco en Perspectiva Rodrigo Villacís Molina

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Regresando a la Naturaleza

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Notas Biográficas

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De vuelta a casa . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 50 cm 12




a p re c i a c i รณ n

d e

l a

o br a


Yo (mi ego) y mis circunstancias . acrĂ­lico sobre lona . 195 x 185 cm


La multiforme pintura de Chalco - Rodrigo Villacís Molina -

E

l caso de este artista es ciertamente singular en el contexto de nuestra plástica: atraído desde temprana edad, como por un imán, por el dibujo, que habría de llevarlo después -como era inevitable, a la pintura- , viene trazando una trayectoria admirable. Sin sujetarse a canon alguno, ensaya motivos, maneras, técnicas; desplegando un inquietante abanico con su obra, que en todo caso está marcada por un estilo inconfundible. Una constancia a toda prueba y su aguzada capacidad de observación aplicada en las vistas a importantes museos de diferentes países, le han permitido a Chalco dominar el oficio, como instrumento de una creatividad que no amengua. Creatividad inspirada en su entorno, en sus viajes, en su obsesiva curiosidad; así como en sus diversas y frecuentes y experiencias personales. Por eso, en su obra encontramos el paisaje, el retrato, las costumbres y tradiciones festivas de su pueblo; lo bueno, lo malo, lo bello y lo feo, que ha visto o experimentado; o que abarca su mirada; todo expresado en un lenguaje que puede ser diáfano o críptico. Según las circunstancias, Chalco es relista, neofigurativo, expresionista, surrealista, abstracto... Pero arbitrariamente se adelanta, se detiene o regresa, para después ir más allá, con igual solvencia: lo mismo con que el lápiz, la pluma, el pincel o la espátula, cuando es del caso, con una paleta de extraordinaria riqueza, cualquiera que sea el pigmento. Frente al lienzo u otro soporte, Jorge se deja llevar por la inspiración, que le dicta todo lo que aparecerá en sus cuadros, demandando


la atención e incluso una reflexión del espectador. Repasando la obra de este artista nos hallamos no solo con formas reconocibles, del consumo habitual, podríamos decir; sino también con personas o animales deformes, que corren en un campo de nubes; hombres descabezados, entre árboles; pavos extrañamente decorados. Es una fantasía desbordada, una poética, si se quiere, de lo deforme; como un ejercicio lúdico, que a veces da la espalda a la estética. Lo cual contrasta con los paisajes urbanos de su ciudad y sus festejos populares con globos, bandas de pueblo, luces multicolores que estallan en el aire, multitudes enfiestadas, y espantapájaros de extravagantes diseños, rescatados de su infancia campesina y agraria, y deformados por la imaginación: alucinaciones… En este artista no hay que buscar coherencia, en el sentido tradicional, porque su caprichosa inspiración se impone. Y lo espontáneo en él no responde a cualquier factura previsible o; porque sus obras son pintadas a lo Chalco y punto; con un dibujo, una composición, una cromática muy suyas. Por eso subrayamos su singularidad, y podemos decir, también, su audacia; pues su liberalidad es a veces extrema, y se vale de todos los recursos posibles. Solo cuando se enfrenta al mural se adecua, necesariamente, a sus exigencias, que se derivan a veces de un encargo, y que responden a un tema, a una técnica, a un espacio. Como es el caso del mural que le encargara el Municipio de Guayaquil sobre Alfaro, para uno de los puentes a desnivel: un verdadero reto, en términos de soporte, porque éste se halla constituido por las columnas del paso a desnivel. Los otros murales de Chalco, los más recientes, recogen fielmente sus visiones de la magia vegetal del Yasuní, incluido uno que adopta una paleta más cálida. Estos, precedidos de los temas que le dieron a conocer; los que más le identifican, si se quiere ¿Cuáles? Vuelta al paisaje urbano, al “barranco”, detalle orográfico propio de Cuenca, a sus asuntos más personales: los puentes que cruzan los ríos de su ciudad, y otros detalles humanos de ese mundo para él tan entrañable. Eran esos unos temas del principiante, pero que no ha abandonado. Revelaron, en su momento, al artista que había en el joven aventurero y minucioso observador, que entonces ya estaba de vuelta de un trajinar por algunos lugares del país, llevado por su innata y avidez por conocer. En esa adolescencia a la que arribaba, ya había recibido algunas lecciones de un generoso y hábil dibujante, que le dio algún trabajo y que apreció las dotes del Jorge adolescente, estimulándole. 18


Casi al mismo tiempo, las fiestas populares, las celebraciones callejeras de carácter religioso, los globos, el palo encebado, las bandas de pueblo, los así llamados castillos y su pirotecnia, que siempre le deslumbraron, ahora los veía con los ojos del artista que estaba emergiendo; era lo que se ha llamado “I lo real maravilloso”, y Chalco abordó apasionadamente esa temática, que le permitía un generoso, un rico despliegue del color y le daba vía libre a su fantasía. En aquel escenario generó una multitud de personajes en plan de divertirse, mientras iban y venían, la vaca loca y otros disfrazados y botafuegos. Hay parejas que bailan, chicos que corretean y sacerdotes que echan bendiciones, mientras los globos ascienden hacia el cielo nocturno; sin que falten ángeles en la cornisa de alguna antigua iglesia de severos rasgos arquitectónicos. Fue una época que se prologó algunos años, en los 70, y que significó una nueva visión de la cultura popular de una ciudad con su propio carácter. Porque hay cierta magia en Cuenca, cierta atmósfera que respira el artista y se cuela en lo que produce, despertando íntimas sensaciones en el espectador. En este caso, hilos de colores, extrañas formas casuales: fuegos que iluminan, aquí y allá, el entorno, y el humo que se expande y asciende caprichosamente. Es una pintura con enorme fuerza evocativa, que después coquetea primero con el abstracto, y después se enfrasca en ese lenguaje, con una fuerza enorme, sorprendente; con formas muy libres e intensos colores; una suerte de alquimia cromática. Pero a veces se permite en ese caprichoso contexto la presencia de lo reconocible, personas o animales; en una suerte de atrevida fusión. O los evoca, abstrayéndolos. Una intensa y caprichosa cromática gravita en estos cuadros. Cuando mira a otro lado, Chalco en esta época hace dibujo, retrato y autorretrato. El artista repara en su entorno familiar, y nos muestra, también, cómo se ve a sí mismo. Inclusive se transmuta él en el clásico San Jorge lanceando al dragón. Retoma la paleta y así se pinta a si mismo. O adopta otras actitudes reveladoras de su personalidad y su auto estima. “Este soy yo”, dice, en su propio lenguaje. Inclusive se deforma a sí mismo en el lienzo, para acentuar tal aserto. Mas, no puede Chalco, tocado por lo social, ignorar el fenómeno de la migración, tan fuerte y doloroso en el Azuay y Cañar; fenómeno ligado a la corrupción, que se aprovecha de esa dramática circunstancia. Ese drama se refleja en una serie en la cual Jorge lo denuncia de manera


conmovedora, con figuras reveladoras de lo dramático o de lo perverso. Inclusive su paleta se oscurece, a tono con el tema. Pero en la trayectoria de Chalco no falta el desnudo femenino, tratado con delicadeza y en términos de un sobrio naturalismo de contenido erótico. Aparece solo, o en el contexto de un tema diferente, como en el impresionante paisaje de un sector de nuestro Oriente, que atrae a Chalco; al Chalco aventurero de siempre. A esos parajes viaja en compañía de otros exploradores con diferentes intereses, más bien de carácter científico, y él, por su parte, comienza una serie denominada Yasuní Profundo, inspirada en la magia vegetal de esa geografía. El desnudo femenino es ahí parte de esa exuberante, majestuosa naturaleza; donde encontramos también al propio artista, desnudo y asaeteado, como ocurrió en un pasado reciente con unos misioneros. Es otro mundo, otro concepto del paisaje, habitado por una zoología propia de esa asombrosa región, que desafortunadamente peligra por la amenaza de intereses bastardos. En esta serie, Chalco se supera a sí mismo. Dibujo, color, composición, todo es ahora novedoso, caprichoso, exultante. Responden esos componentes, como dice el mismo artista, a la hora del día, a la circunstancia atmosférica, al punto de vista y desde luego, a la emoción del artista, estimulada por la música de la selva, con esa sinfonía de la cual forma parte el coro de los pájaros, de los insectos, de los otros habitantes del bosque húmedo, y del viento tañendo el harpa inconsútil de la vegetación... Pero, en definitiva, ¿qué hace Chalco con los asuntos que le inspiran?: Reproduce, evoca, abstrae, transfiere, fantasea, distorsiona, caricaturiza, embellece, afea, inventa. En resumen, es un creador a tiempo completo. Pero en su obra siempre cuenta la estética, que puede ser en ciertos casos la estética de lo feo, sobre la que sagazmente reflexionó Umberto Eco, en su Historia de la Fealdad, subrayando que lo feo existe y tiene su propia significación. Nuestro país puede ufanarse de sus artes plásticas, cuya historia registra nombres relevantes. Y podemos decir que Jorge Chalco ocupa, en la misma, y con suficientes méritos, un lugar destacado. Por eso su currículo registra importantes premios y reconocimientos de carácter nacional e internacional. Hace poco, en septiembre de este año, estuvo en Italia, y expuso con notable éxito, como lo registra la prensa de ese país, en el Instituto Cervantes, de Roma. 20


Y es que su trabajo necesariamente impresiona, por su fuerza, por su espontaneidad, por su hacer lo que quiere sin sentir limitación alguna; porque está seguro de sí mismo, y lo que quiere es disfrutar de ese juego incomparable –iniciado hace 50 años-, que para él es pintar. Y pinta lo que le viene a la cabeza, lo que imagina, lo que ve, lo que anhela, lo que odia, lo que ama, lo que recuerda, lo que sueña. Sobre todo lo que sueña. Porque Jorge Chalco es, ni más ni menos, un soñador que pinta.



c i n c u e n ta

a Ăą o s 19 6 8

d e -

t r ay e c to ri a

2 0 1 8



Caballito de mis sueĂąos . lĂĄpiz de color sobre papel . 21 x 29,7 cm . 1958

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Serie erótica, Miedos . témpera sobre cartón . 70 x 100 cm . 1976

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Serie erรณtica, El gran dialogador . รณleo sobre lienzo . 110 x 90 cm . 1978

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Serie erótica, El castillo erótico . mixta sobre lienzo . 141 x 160 cm . 1981 Primer Premio Salón de Pintura Casa de la Cultura Núcleo del Azuay

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Serie I lo real maravilloso, La novia, la mamĂĄ y la hermana . mixta sobre lienzo . 150 x 50 cm . 1983 (trĂ­ptico)

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De la serie El Barranco . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 60 cm . 1982

La novia del cielo (autoretrato) . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 100 cm . 1974 31


La vuelta en globo de los espantapájaros . óleo y acrílico sobre lienzo . 130 x 110 cm . 1978-1988

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Retrato de mi hijo Pablito . รณleo sobre lienzo . 70 x 50 cm . 1990

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Serie Vibraciones internas, Impresionismo viajero . óleo y acrílico sobre lienzo . 90 x 80 cm . 1984 Primer Premio Único y Medalla de Oro, Salón Mariano Aguilera, 1974

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Serie Vibraciones internas, Espantapájaros caminado . óleo y acrílico sobre lienzo . 110 x 140 cm . 1986 Segundo Premio, Salón de Julio, Guayaquil

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Serie migrantes, Figuras sonámbulas . acrílico sobre lienzo . 100 x 240 cm . 1990 (tríptico)

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Serie los corruptos, Monstruo con cabeza de yena . collage . 60 x 120 cm . 2017

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Pinturas abstractas, comunicación misteriosa . acrílico sobre lienzo . 100 x 300 cm . 1992 (tríptico)

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Serie corruptos, Emesis . acrĂ­lico sobre lienzo . 110 x 100 cm . 2001 . Museo Casa de la Cultura, Quito

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Serie corruptos, La lucha continua . acrĂ­lico sobre lienzo . 200 x 2600 cm . 2000 (polĂ­ptico)

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Serie imĂĄgenes profundas, Actos silenciosos . collage . 100 x 240 cm . 2005 (trĂ­ptico)

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Serie imagenes profundas, LegiĂłn de mis egos . acrĂ­lico sobre lienzo . 195 x 185 cm . 2009

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Serie imagenes profundas, Eterno retorno . acrĂ­lico sobre lienzo . 150 x 150 cm . 2008

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Migrantes migra después . ácrilico sobre lienzo . 100 x 200 cm . 2005 . Editorial Santillana (díptico)

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Los del otro lado . acrĂ­lico sobre lienzo . 100 x 200 cm (dĂ­ptico). 2012 . Asamblea Nacional

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Testigos del tiempo . collage . 100 x 100 cm . 2012

Serie imagenes profundas, San Jorge . acrĂ­lico sobre lienzo . 195 x 185 cm . 2008 46




M U R A LE S


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I lo real maravilloso . pintura mural sobre lona . 200 x 15000 cm . 1978 -1988

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CĂłdigo genĂŠtico de la cultura . pintura mural sobre lona . 160 x 240 cm . 1988 - 1992 . Universidad de Cuenca

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Pase del Niño . acrílico sobre lona . 150 x 6000 cm . 1990 . Clínica de Especialidades Médicas Santa Inés, Cuenca

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Fiesta de la Cruz del Vado . pintura mural sobre lona . 120 x 300 cm . 1974 - 1984 . Museo de la Ciudad, Cuenca

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Castillo de cuatro cuerpos (detalle) pintura mural sobre lienzo . 120 x 3600 cm 1974 - 1984 . Universidad Andina, Quito

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Paisaje ecolรณgico . pintura mural sobre lienzo . 200 x 400 . Universidad del Azuay

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Boceto para mural fachada Teatro Carlos Cueva Tamariz . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 200 . Universidad de Cuenca

Boceto para el mural del Seguro Social, Cuenca . acuarela sobre cartulina . 25 x 125 cm . 2014

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La selva necesita de ellos para sobrevivir . pintura mural sobre lona . 160 x 600 cm . 2012

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La guacamaya y la serpiente . tĂŠmpera sobre cartulina . 25 x 65 cm . 2014 (boceto)

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Habitantes de este extraĂąo reino . acrĂ­lico sobre lona . 130 x 400 cm . 2013

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Boceto para mural Los cuatro elementos de la naturaleza . acrĂ­lico sobre lienzo . 1000 x 600 cm . 2017 Mural Christian Freire y MĂłnica Pretty - Quito

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Yasuní profundo . pintura mural sobre lona . 160 x 600 cm . 2014 . Universidad Andina Simón Bolívar, Quito

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Vida, obra y muerte de Eloy Alfaro, Guayaquil . cerámica . 500 m2 (proceso y resultado) . 2011 Avenida de las Américas y Plaza Dañin

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Amazonas mรกgico . pintura mural sobre lona . 200 x 800 cm . 2017

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E N T R E V I S TA


Autorretrato, Serie migrantes . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 60 cm . 2000


Jorge Chalco e n

p er sp e c t i va

- Rodrigo Villacís Molina -

C

on esa sonrisa de quien está en paz consigo mismo, Jorge Chalco se confiesa. Mirando a la grabadora, hace un gesto de desconfianza; pero se repone, de lo cual me aprovecho para iniciar la entrevista, mientras apuramos un café, que siempre ayuda a soltar la lengua: -

Comencemos por el principio. ¿algún recuerdo lejano relacionado con tu destino de artista?

- Sí, algo lejano; muy lejano: Estaba yo en el segundo grado de la escuela cuando a un profesor le sorprendió un dibujo mío. Me preguntó si, en efecto, yo lo había hecho, y como le dije que sí, me pidió que dibujara en su presencia. Lo hice, claro, y además le mostré otros que tenía conmigo, pintados con lápices de colores: animales, plantas, niños, etc. El profesor tomó esas hojas con mis dibujos y las mostró a mis compañeros, como ejemplo de lo que se podía hacer. Eso me estimuló muchísimo. -

¿En qué escuela estabas?

- En la Gabriela Mistral, que cuando yo me inicié se llamaba Huayna Cápac, cerca de la Iglesia de El Vergel, en el sector de Las Herrerías, una de las entradas, que fue, de la Ciudad de Cuenca; un paisaje único: un riachuelo llamado Calispubio, originado en el río Yanuncay; en cuyas orillas lavaban ropa algunas mujeres. Había árboles, flores perfumadas,


y cerca, casas coloniales, como la de la hacienda de la señora Florencia Astudillo, que llamaba la atención con un gigantesco pino. Hoy es la casa conocida como Chaguarchimbana. Más abajo la Quinta Bolívar, rodeada de sauces y flores blancas. A esta quinta llegó el Libertador, el año 1822; por eso su nombre. No muy distante estaba el polígono de tiro, para las prácticas militares, y un poco más al sur la estación del ferrocarril. Por ahí, por ese sector –el de mi nacimiento- que se llama Gapal, era mi paso diario a la escuelita, y todavía tengo en los oídos el ruido del tren y de las aguas del río, casi siempre mansas, pero a veces crecidas y amenazantes. -

En tu memoria, lo primero, el paisaje……

- Las montañas, los barrancos, el Septenario y sus globos, el Pase del Niño, los fuegos artificiales, las bandas de pueblo, las cholas… -

Aquellos dibujos de la escuela revelaban, sin duda, no solo tu habilidad, sino tu precoz sentido artístico.

- Eso creo. Y recuerdo también que, quizás a mis ocho años, veía a los estudiantes de Bellas Artes, a las orillas del Tomebamba, con sus caballetes, pintando el paisaje. Me quedaba extasiado, olvidándome de todo, incluso de ir a la escuela… Y te cuento también que antes de terminar el sexto grado hice mi primera exposición, en mi casa, pegando en las paredes unos cuantos dibujos al carbón sobre el papel de las fundas de cemento donde mis padres embalaban los granos de maíz de las cosechas. Eran retratos de los presidentes, copiados del periódico, y montañas, árboles, perros, caballos… -

¿Conservas algo de eso?

- Solo un dibujo, como un tesoro. Mi niñez fue algo increíble, con mis amigos hacíamos cometas, castillos, carros, túneles de seraturo o caolín; seguíamos a los globos de las fiestas del Septenario; salíamos de casa por la mañana y regresábamos bien bañaditos por la noche, pues nos habíamos metido en los riachuelos del trayecto, y disfrutábamos de las frutas que nos ofrecían los árboles del camino.. -

Entre estas y las otras, ya estabas en el colegio…

- Todavía no, porque terminé la escuela a los 11 años, y con mi jorga de amigos nos hicimos patacalientes. Por eso tardé unos años en entrar al colegio; quería conocer primero otros lugares: Guayaquil, el mar, los barcos, los monumentos; sentir el calor de la Costa. Oía que los 76


carros para llegar a esa ciudad tenían que pasar por una gabarra sobre el rio. ¿Cómo será? Por eso, mi amigo y yo nos fuimos… -

¿Y el permiso de los mayores?

- No pedíamos permiso; nos íbamos, no más, a la aventura, a cualquier parte, y así llegamos un día a Guayaquil. Viajamos en un camión que transportaba leche, y salía todos los días a las 6 de la tarde del centro de Cuenca. En los buses interprovinciales no nos permitían viajar si no era acompañados de personas mayores, y por supuesto no era el caso. Recuerdo que el tiempo que se hacía de Cuenca a Guayaquil era de 12 horas. Despertamos en Durán, sudando, muy acalorados. Pero el camión no se movía, y nos percatamos entonces que ya estábamos sobre una gabarra esperando para pasar al puerto, a las 6 de la mañana el camión nos dejó en el centro de Guayaquil, parque Centenario. De ahí fuimos a ver la ría, el mar y los barcos. La rotonda nos encantó, como toda la ciudad. Una vez que vimos los barcos, la idea era meternos en uno de ellos, para irnos a donde éste nos llevara. Conseguimos introducirnos en un barco, con nuestras ligeras maletitas al hombro; pero, a pesar de que nos escondimos, nos sorprendieron los marineros, nos sacaron y nos pusieron, frustrados, en tierra. - ¿Entonces? - Estuvimos algún tiempo recorriendo la ciudad, otros lugares, hasta que vimos mermados nuestros ahorritos. Recordamos, ahí, que teníamos un paisano que vivía en Quevedo; así que nos embarcamos en un bus y llegamos donde él, quien nos recibió amablemente, pero solo por una semana. Como se nos terminó la plata tuvimos que regresar, a Guayaquil. Vimos a pescadores a las orillas del río y unas balsas al otro lado; cruzamos nadando el río Quevedo, porque éramos buenos para nadar; nos apropiamos de una de esas balsas y seguimos por el río, rumbo a Guayaquil. Todo ese día pasamos remando, mojadas ropa y maletas. Recuerdo que ya casi oscuro unos lugareños desde la otra orilla del río nos gritaban: “Salgan de ahí, ya mismo salen los cocodrilos”. Con ese miedo nos orillamos y saltamos a tierra, viendo con pena como nuestra balsita se iba rio abajo. Luego cruzamos unos matorrales, caminamos como dos horas en la obscuridad para encontrar la vía principal Quevedo – Guayaquil. Anduvimos bastante, siguiendo la carretera hasta encontrar un pueblo, y subimos al primer bus que apareció; pero el cobrador nos bajó cuando vio que no teníamos para el pasaje. Bajamos del bus y recorrimos hasta un pueblito llamado Ventanas; ahí encontramos una montaña de piñas que los nativos sacaban para su negocio; así es que aprovechamos y disfrutamos de la fruta que teníamos a nuestro alcance,


como desayuno, almuerzo y merienda. Ya descansados, un camión que transportaba alimentos nos permitió ir atrás, y de esta manera llegamos a Guayaquil. De ahí nos arreglamos para regresar a Cuenca… Y no te cuento cómo, para no alargarme más. -

Cuando el cuento se alarga mucho, ya es una novela…

-

Es mi novela de no ficción, como dicen.

-

¿Y entonces?

- Ya en casa, primero a disculparnos con nuestros padres por la travesura, y a portarnos bien. Pero después de un tiempo, la inquietud de esa edad nos jugó otra pasada, como la anterior: había que conocer la Capital, Quito su famoso centro histórico, la casa del Presidente, etc. -

No me vas a contar otra aventura como la anterior…

- Te podría contar, pero no. Solo que nos dimos modos para ir a Quito, ya más maduros y con experiencia; recorrimos la ciudad, fuimos a la Plaza Grande, a la Ronda, al Panecillo, a todas partes. Estuvimos algunos días muy a gusto, hasta que nos tocó regresar, pues. -

¿No se te ocurrió, entonces, Nueva York, París?

- Todavía no. Más bien llegó a mis manos una revista de arte, con láminas a colores: obras de Rembrandt, Monet, Picasso y Chagall, que me deslumbraron. Esto coincidió, casi mágicamente, con un hecho muy importante en mi vida: fui a trabajar con el maestro Jaimito Jara, publicista, dibujante, pintor; a quien, como verás, le debo todo, porque él me enseño el oficio y descubrió, o redescubrió, mis habilidades. Estuve aprendiendo y trabajando con él durante dos años, un tiempo maravilloso, lleno de cuadros, paletas, pinceles, y ese olorcito al óleo… Fue en el año 1968, cuando el mismo Jaimito me empujó para que ingresara a Bellas Artes, porque ya había cursado yo el bachillerato en el Colegio Octavio Cordero Palacios. Le hice caso y llegué a culminar los estudios reglamentarios; pero un año antes de eso realicé mi primera exposición en el Núcleo del Azuay de la Casa de la Cultura, año 1974. O la segunda, porque la primera fue, como ya dije, en mi casa. A esta presentación asistieron solamente tres personas: el presentador, Wilson Ordoñez, un compañero de Bellas Artes y un amigo del barrio. Eran dibujos, acuarelas y óleos, en total 25 cuadros. Los demás me ignoraron. Pero me llevé esos cuadros a exponerlos en Guayaquil, en la Casa de la Cultura, año 1975, y ahí, con bastante gente y con la presentación del doctor Fran78


cisco Huerta Montalvo. Hasta salió un reportaje en la revista dominical, Para todos, de El Universo. Entonces, más seguro, regresé a Quito, donde ya estaba yo residiendo. - Expusiste en el antiguo Centro de Promoción Artística de la Casa de la Cultura; lo recuerdo. - Sí, con el apoyo de Nilo Yépez y del poeta Carlos Manuel Arízaga, quien hizo la presentación. He tenido suerte, algunas personas me han dado su apoyo en mis inicios. Me gustaría nombrar a Luis Cordobés y Myriam González, sobrinos del fallecido presidente Sixto Durán Ballén; ellos me acogieron en su residencia, brindándome un espacio para instalar mi taller. Y otro hecho importante, mientras estuve viviendo en la Capital, de 1974 a 1978, pude familiarizarme con la obra de los maestros Kingman, Guayasamín, Villacís, Tábara, Almeida, Svistoonoff, Román, Jácome, y después tuve la oportunidad de exponer junto a ellos... Visité museos, galerías, talleres de varios pintores e hice amistad con ellos. Algunos con sus consejos me guiaron; así como los críticos, Hernán Rodríguez Castelo, Manuel Esteban Mejía, Lenin Oña, Manuel J. Real, Inés Flores; esporádicamente pude conversar con ellos, y de ti, claro, no puedo olvidarme. -

En este tiempo había muchas galerías en Quito.

- Sí, la Goríbar, de Pepe Roura, el “Pepucho”, la Charpantier, de Pablo Charpantier, la Siglo XX, de Wilson Hallo, la Artes, de Luce de Perón, la Altamira, de Jaime Darquea, La Galería, de Betty Wapenstein y otras. El boom petrolero ayudó ese momento a la gestión cultural, e hizo que personas naturales y entidades públicas y privadas, como los bancos, se esmeraran formando e incrementando sus colecciones de arte. Algunas familias cambiaron las reproducciones que traían los calendarios por obras de arte. -

Tú registras, algunas exposiciones en esa época…

- Comencé por galerías pequeñas, desde luego, porque mi obra estaba, digamos, en transición; luego pude exhibirla en la Goríbar, en La Manzana Verde, en la Uno, y en la Fundación Guayasamín; para luego llevarla fuera del país. - ¿Puedo preguntarte sobre el nivel de aceptación de tu obra, en términos comerciales? - ¿Por qué no? Pero te digo que no vivo del arte; más bien vivo para el arte. De modo que no me preocupa su comercialización. La ambición del dinero daña a las personas, porque siempre quieren más: ya


ves ahora el fenómeno de la corrupción, contagioso. Un artista no puede dejarse ganar por la codicia. Debe dejar que fluya libremente su creatividad, en lugar de pensar en lo que va a vender y en cuánto va a vender. -

Pero hay que vender…

- Mi primer comprador fue un poeta. Ocurrió en 1976, cuando mi primera exposición en Quito: un paisano, el doctor Teodoro Vanegas, Secretario, entonces, de la matriz de la Casa de la Cultura, me dice: “Ve Chalquito te voy a comprar estos dos cuadros: el Barranco, de nuestra ciudad y este otro… esa acuarela de un desnudo: dime nomás, hijito, cuánto es, y yo te pago lo que vale”. Yo me quedé frio, sin atinar a responder; peor dar un precio. Le dije: “Doctor, mañana estoy por aquí para ponernos de acuerdo…” Esa noche no pude dormir, pensando cuánto decir, y de los nervios no fui al siguiente día, sino a los 15 días, con miedo y recelo le dije S/.1.000 por los dos cuadros, “Ya, pues, Chalquito, entonces te voy hacer el chequecito...” Ahí, por fin, pude respirar tranquilo. Fue, como te digo, la primera venta de mi vida, y con eso compré materiales para seguir pintando... Por eso, tengo un recuerdo especial de esa muestra. -

¿Y entre las más recientes?

- La del 2012, en el Centro Cultural Metropolitano de Quito, por invitación del Alcalde Augusto Barrera. Fue una retrospectiva que ocupó las cuatro salas de ese Centro, con cerca de 110 obras de formatos mediano y grande, inclusive muy grande. Con esa oportunidad se publicó un libro de 160 páginas, que contiene un estudio introductorio de Hernán Rodríguez Castelo, sobre mi producción de 1968 al 2012. -

En esas páginas se alude a tus reconocimientos y premios.

- Entre éstos me gusta recordar el del concurso convocado por la Aviación Civil en 1983: Consistía en dos pasajes y un tour por Europa, y creo que en cierto modo le debo ese premio a mi hijo Jorge Adrián, que entonces tenía tres años. -

¿Cómo así?

- Bueno, ese certamen tenía como tema la aviación. Yo preparé un cuadro de 1.30 x 1.00 m, con fondo amarillo intenso, y en la parte de arriba, entre unas figuras medio abstractas, pinté un avioncito que explotaba en el aire. Así estaba el lienzo, reposando en el caballete, cuando, por un descuido mío, que salí del taller, entra mi hijo y con un pincel cargado de pintura negra, pretendiendo ser él también un artista, garabatea 80


sobre el fondo amarillo. Me quedé frío cuando regresé, y pretendí de inmediato limpiar ese negro; pero lo que pasó es que se agrisó el amarillo: traté de cubrir eso con el blanco, pero no funcionó, y me di cuenta de que ya no había nada qué hacer. Entonces salí ofuscado; pero al volver pensé que podía aprovechar el garabato de Jorge Adrián para hacer algo, e hice una figura de gallina, como cargando almas o espíritus desprendidos del avión, que caía sobre la verde cenefa inferior. El cuadro, que resultó muy extraño, impresionó al jurado y me dieron el premio, gracias al cual pude viajar con Yolanda García, mi esposa, al viejo continente, donde visitamos museos y galerías de diferentes países. Y de paso pude exponer mi obra en Venecia y Ámsterdam. ¡Imagínate! -

¿No ficción?

- No ficción. Fui después a los Estados Unidos por invitación de la II Bienal de Miami, “Encuentro de dos Mundos”, el año 1985. Llevé la serie Espantapájaros, que alude a nuestra idiosincrasia, a la magia, a la armonía del silencio, a nuestras costumbres, y fue bien acogida. Esa invitación, pienso, debe de haber respondido a los reconocimientos que ya tenía, uno en Cuenca y otro en Quito: En 1981, la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, presidida por Efraín Jara Idrovo, me dio el primer premio de su Salón Anual de Pintura; premio que siempre se habían llevado los artistas de Quito o Guayaquil. Mi obra galardonada fue El Castillo Erótico, que causó revuelo; incluso hubo detractores, colegas y exprofesores que desmerecieron mi trabajo, porque no era muy original, dijeron, buscándole tres pies al gato. Pero nadie les hizo caso. Otro premio, en Quito, el Mariano Aguilera de 1984, con medalla de oro, por mi obra Impresionismo Viajero. Los jurados fueron Eduardo Kingman, Nicolás Svistoonoff y Oswaldo Moreno Heredia. Eso les golpeó a mis detractores de Cuenca, porque la prensa dijo que era un reconocimiento a mi talento y a mi trayectoria. -

Y a propósito de originalidad e influencias, ¿qué dices al respecto?

- Por supuesto que hay influencias en mi obra. ¿Quién no las tiene? Me influyeron al principio los pintores de Quito, la neofiguración de ese momento. Conservo algunos cuadros de esa época. Y después, artistas extranjeros que he visto en los grandes museos del mundo. Pero todo ha sido, en mi trabajo, medido, sujeto a reflexión; porque la esencia de mi pintura está en lo nuestro; en nuestra realidad, en nuestro paisaje, en nuestros problemas, en nuestras costumbres, y es, por tanto, producto de mi yo más profundo.


-

Tus motivos más recurrentes…

- Los espantapájaros, las fiestas populares, y en ese contexto, las vacas locas, los globos, los castillos luminosos, los pases del Niño, los cucos, los floripondios. Todo eso que marcó mi niñez y adolescencia. Lo que llamé I lo real maravilloso (1978-1988), que tuvo excelente aceptación no solo en el Ecuador sino también en Estados Unidos y Europa, específicamente en Austria, en el Museo Feuer WehRmuseum Grob-ST. Florian, donde se presentó la muestra Todo Ecuador 2006. -

¿Después de I lo real maravilloso?

- Experimento mucho con el color, sumergiéndome un poco en el abstracto. Después, en los 1999, por las circunstancias que entonces atravesaba el Ecuador (el feriado bancario) tuve que irme a los Estados Unidos, donde viví dos años. y pude palpar, en carne propia, el drama de los migrantes, con el coyoterismo y todo eso. De ahí salió la serie Mi arte contra la bestia, con un formato de 2 x 2.60 mts. Y entre lo abstracto y lo figurativo con fuerte mensaje social, completé aquí la serie, y en el año 2003 la expuse en el museo cuencano de las Conceptas, y luego en Guayaquil, Quito, Washington y Viena, invitado por la OEA y la ONU, donde dejé un mural con el tema de la migración. En mi tiempo de los Estados Unidos trabajé también en un taller de restauración, aprendiendo técnicas contemporáneas, y después con un escultor ruso-americano. De todo he hecho, como ves; inclusive aquí de profesor. -

¿En talleres?

- No, con los alumnos de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca. Pero no por mucho tiempo, porque no me gustan los horarios, sino el tiempo libre. Para mí, el arte es libertad, es la energía que te cambia, te mueve; sufres, disfrutas, viajas, discutes; eso es parte del arte... Mi paso por la cátedra fue para mí una gran experiencia; pero no podía ser para siempre. -

Volviendo, entones, a tu trayectoria de pintor, ¿después de Mi arte contra la bestia?

- Viene Imágenes Profundas, una búsqueda de la luz y el sonido, del conocimiento interior. Me hago vegetariano y estudio, entonces, el Surad Sada Yoga (hombre conócete a ti mismo) Y es que me di cuenta de que estamos más preocupados por lo material, por la tecnología, por todo eso, descuidando lo espiritual, el alma. Y mi obra en esta serie alude 82


a esto: tengo títulos como: Legión de mis egos. Qué estoy haciendo, quién soy a dónde voy, San Jorge y Jorge el Dragón, Por dónde se fue mi estado normal; estas obras en cierto modo son autobiográficas. -

¿En dónde se hallan esos cuadros?

- Algunos ya han sido expuestos en diversas ciudades del país y otros no. Los guardo, como parte de mi producción. De hecho conservo como un 70 % de la misma. Ciertamente no me gusta vender lo que pinto. Diría que me encariño con lo que hago y guardo bocetos, dibujos, óleos, témperas, pasteles, acuarelas. Algún rato podría volver a hacer una retrospectiva; pues ya he hecho algunas. -

Has aludido a los Jorges, a los San Jorges, que son tus autorretratos. ¿Qué dices del retrato como tema?

- En este género trato de sacar lo profundo del “yo” del retratado, y cuando es el caso, de mi mismo. La verdad es que desde el principio sentí la necesidad de ser yo mismo el modelo, y sigo con eso. Voy percibiendo el cambio físico y psicológico de mi personalidad a través del tiempo; creo que es una buena terapia o una conversación larga conmigo mismo. -

No hemos tocado los murales, que son muy importantes en tu trayectoria

- Responden a mi gusto por los grandes formatos, y tengo la serie del Yasuní profundo, como el que está en la Universidad Andina Simón Bolívar, de 1.60 x 6 metros, acrílico sobre lona y el que acabo de terminar, con el mismo tema, que me apasiona, la Amazonía: un políptico de 2 x 8 metros. -

Hay que resaltar en tu obra, a estas alturas, el tema del Yasuní.

- Me deslumbró ese bosque húmedo, a orillas del Tiputini, cuando lo conocí por invitación de la Estación Científica Yasuní, y he trabajado bastante con ese tema. -

Pero también has incursionado en la historia…

- Te estás refriendo a mi mural de Guayaquil: Vida, obra y muerte de Eloy Alfaro, de 500 metros cuadrados, con 50 símbolos del viejo luchador, en cerámica. Se encuentra en los pasos a desnivel del puerto; es, más bien, como un museo al aire libre.


Ahora bien, de toda tu trayectoria, ¿qué es lo más que te satisface?

- Todo lo que hago me satisface, porque en cada obra me entrego por entero. Ahora estoy concentrado en la serie Regresando a la Naturaleza, a la que pertenecen los murales Yasuní profundo y La Amazonía, son pinturas para pensar, las vengo trabajando desde el 2012: paisajes de nuestra Amazonía, para concientizar el cuidado de nuestro hábitat y pulmón del mundo. En mi trayectoria artística ninguna cosa ha sido al azar; todo ha tenido su circunstancia, su motivo, solamente para poner un ejemplo, en mi primera etapa estuve tan vinculado con nuestra cultura popular, el mestizaje; el testimonio de los tiempos que corren, la evolución de las ideas, de las corrientes sociales… -

¿Qué le pides a la vida?

- Que pueda seguir trabajando, pintando: porque es para mí, precisamente, la vida. Lo demás, viene por añadidura…

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Re g re s a n d o

a

l a

n at u r a l e z a


Este paisaje compartamos un instante en el tiempo . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 265 cm (polĂ­ptico)

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Belleza inolvidable . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 120 cm (dĂ­ptico)

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Coro de ĂĄngeles . acrĂ­lico sobre lienzo . 130 x 110 cm

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Paraíso de contrastes . acrílico sobre lienzo . 60 x 250 cm (políptico)

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Plantas que respiran aire de la realidad . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 50 cm

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Sombras vivientes . acrílico sobre lienzo . 52 x 136 cm (políptico)

Paraíso de contrastes . acrílico sobre lienzo . 60 x 190 cm

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El paĂ­s de la canela . acrilico sobre lienzo . 230 x 260 cm (polĂ­ptico)

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Musgos y bromelias del Yasuni . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 100 cm

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Conjunto del silencio armonioso . acrĂ­lico sobre lienzo . 70 x 140 cm (dĂ­ptico)

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Árboles que lloran sangre . acrílico sobre lienzo . 52 x 136 cm (políptico)

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Metamorfosis . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 126 cm

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Enigmático, mágico y poético . acrílico sobre lienzo . 50 x 60 cm

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Ilustración para libro Florecillas de San Francisco, Remigio Romero y Cordero . acrílico sobre lienzo . 21 x 30 cm Colección Museo del Vaticano

Libertad . acrílico sobre lienzo . 80 x 100 cm (detalle) 102



Madre Naturaleza . acrĂ­lico sobre lienzo . 85 x 105 cm

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Regresando al lugar de origen . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 90 cm

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Reserva de la biósfera de El Cajas Patrimonio Natural . acrílico sobre lienzo . 100 x 300 cm (tríptico)

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Espectacular belleza . acrĂ­lico sobre lienzo . 150 x 150 cm

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El Señor de los Andes . acrílico sobre lona . 195 x 185 cm

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El cóndor pasa, el ovni también por las lagunas de El Cajas . acrílico sobre lona . 185 x 195 cm

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El super ĂĄrbol macho del bosque . acrĂ­lico sobre lona . 195 x 185 cm

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Ă rbol generoso . acrĂ­lico sobre lienzo . 100 x 80 cm

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Que hay más misterioso que la claridad . acrílico sobre lona . 130 x 400 cm (tríptico)

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Testigos del tiempo . acrĂ­lico sobre lienzo . 130 x 300 cm (trĂ­ptico)

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Luz y materia . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 60 cm

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Figuras petroglifos . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 100 cm (dĂ­ptico)

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Signos Petroglifos . acrílico sobre lienzo . 90 x 240 cm (tríptico)

Espíritus de cuidado . acrílico sobre lienzo . 130 x 220 cm (díptico) 117


Ă rbol trapecista . acrĂ­lico sobre lona . 195 x 185 cm

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El meditador . acrĂ­lico sobre lienzo . 130 x 260 cm (dĂ­ptico)

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Río Tiputini . acrílico sobre lienzo . 50 x 180 cm (tríptico)

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Flores del YasunĂ­ . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 120 cm

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El gran Amazonas . acrílico sobre lienzo . 60 x 200 cm (políptico)

Al otro lado del río (río Napo) . acrílico sobre lienzo . 60 x 170 cm (políptico)

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Tronco viejo del Yasuni . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 180 cm (trĂ­ptico)

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INHOTIM (Brasil) . acrĂ­lico sobre madera . 30 x 50 cm

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Sombras que atraen . acrĂ­lico sobre lienzo . 52 x 68 cm (dĂ­ptico)

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Más allá de la belleza . acrílico sobre lienzo . 60 x 125 cm (tríptico)

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Boceto para mural Migrantes (Naciones Unidas - Viena) . acrĂ­lico sobre lienzo . 300 x 200 cm.

Un pedacito del YasunĂ­ . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 100 cm (boceto para Universidad del Azuay) 128


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El ambientalista (homenaje a mi hijo Jorge Adrian) . acrílico sobre triplex . 50 x 120 cm (tríptico)

Shaman . acrílico sobre lienzo . 52 x 68 cm (díptico) 130


Huaoranis tomando ayawaska . acrĂ­lico sobre lienzo . 50 x 100 cm (dĂ­ptico)

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Amazonas II . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 160 cm (dĂ­ptico)

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Aqui estoy, a dĂłnde voy, estoy preso en este cuerpo putrefacto . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 42 cm

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Aquí viven los espíritus que guardan la sabiduría y cuidan la naturaleza . acrílico sobre lienzo . 80 x 120 cm (díptico)

134


El silencio que habla . acrĂ­lico sobre lona . 200 x 260 cm

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Encuentro cercano con la muerte (autoretrato) . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 100 cm

136


Estamos en meditación . acrílico sobre lienzo . 50 x 120 cm (díptico)

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Floripondios y el cuco . acrĂ­lico sobre lienzo . 100 x 100 cm . 1988

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Voz interior (autoretrato) . acrĂ­lico sobre lienzo . 90 x 160 cm (dĂ­ptico)

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Soy naturaleza, lo sois tu también . acrílico sobre lienzo . 60 x 263 cm (políptico)

Tzantza . acrílico sobre lienzo . 136 x 150 cm

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Existo luego pinto, respiro luego pienso . acrĂ­lico sobre lona . 136 x 150 cm (polĂ­ptico)

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Naturaleza sorprendida . acrĂ­lico sobre lienzo . 60 x 80 cm

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Reflejos del Yasuní . acrílico sobre lienzo . 100 x 160 cm (díptico)

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Amazonas . acrĂ­lico sobre lienzo . 80 x 180 cm (trĂ­ptico)

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Persistencia del deseo . acrĂ­lico sobre lienzo . 70 x 50 cm

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N OTA S

BIO G R Á F IC A S


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Jorge Chalco Cuenca - Ecuador Dibujante - Pintor - Muralista. ESTUDIOS: 1968 - 1974 Escuela de bellas Artes de la Universidad de Cuenca 1974 - 1978 Radicó en Quito. estudió dibujo y diseño 1999 - 2001 Radicó en New York, trabajó con el escultir Ruso-americano Lado U. Govdjabieaze

1958, Parque Calderón, Cuenca

DISTINCIONES: 1981 Cuenca, Primer Premio Nacional de Pintura. Casa de la Cultura. 1982 Quito, Primer Premio Nacional de Pintura. Galería Gorivar 1983 Quito, Premio Nacional de Pintura. Aviación Civil 1984 Quito, Gran Premio Nacional de Pintura y Medalla de Oro del Salón Mariano Aguilera 1986 Guayaquil, Segundo Premio Salón de Julio, “Espantapájaros caminando” 2002 Condecoración de la Orden Nacional “Al Mérito Cultural” en el grado de Gran Caballero por el Presidente de la República del Ecuador, Dr. Gustavo Noboa. 2005 Medalla de Plata y Diploma, concedido por la Academia “Artes-Sences- Letres” Paris - Francia 2011 Guayaquil, Ganador del concurso para elaborar un mural de 500m2 con la temática: Vida, obra y muerte de Eloy Alfaro, el cual es concebido en un espacio abierto al aire libre en los pasos elevados de la ciudad. Esta obra fue elaborada en cerámica al horno a 1000 grados de temperatura. 149


2002, Condecoración, Presidente Gustavo Novoa

2003, Kunsthaus, Graze, Viena

2012 El Centro Cultural Metropolitano de Quito emprendió el proyecto “Las manos del arte” en donde Chalco forma parte de los artistas connotados nacionales y extranjeros de sus manos elaborados en cera, como reconocimiento a su creación artística. BIENALES: 1979 Metz-Francia, Bienal Internacional de Pintura. 1985 Miami-Florida, Primera Bienal Internacional de Pintura, “Encuentro de Dos Mundos” 1998 Sofía-Bulgaria, Trienal Internacional de Pintura. 1990 Cuenca-Ecuador, Tercera Bienal Internacional de Pintura. GIRAS CULTURALES: 1984 Exposición itinerante “La Vuelta en Globos de los Espantapájaros”, Cuenca-Guayaquil-Quito-Ecuador, Búfalo, Boca Ratón, Miami-EE.UU. 1985 Premio de Aviación Civil de Quito, para viajar a Europa y visitar los museos más importantes de Francia, Holanda, España, Alemania, Suiza, Inglaterra e Italia. 1997 Seleccionado al Seminario de Pintores y Escultores Ecuatorianos para visitar las ciudades de Israel y Egipto. 2001 Exposición itinerante (“Los Migrantes”) Cuenca-Ecuador New York, Washington D.C. y Burlington EE.UU. 150

1965, Cuenca


2016, Río de la Plata, Argentina

2017, En el taller, Cuenca

2007 Exposición Itinerante (“Los Migrantes”) Graz, Viena-Austria. 2011, Las manos del arte, Quito

MURALES REALIZADOS: 1985 Cuenca; “i lo Real Maravilloso”; pintura mural sobre lona 2x15 m. Fundación Chalco. 2006 Cuenca; “El Pase del Niño Viajero”; pintura mural sobre lona 1,50x12 m. Clínica de Especialidades Médicas Santa Inés. 2007 Viena-Austria; “Los Migrantes”; pintura mural sobre lona 3x2 m. Cede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 2009 Cuenca, “Código genético de la cultura”; pintura mural sobre lona; 1,60 x 7m. Universidad Estatal. 2010 Quito; “Castillo de 4 Cuerpos”; pintura mural sobre lona; 1,20 x 3,60 m. Universidad Andina Simón Bolívar 2011 Guayaquil; “Tesoros del mar”; pintura mural sobre lona; 4 x 3 m. Empresa Molinos Champions. 2012 Guayaquil; “Vida, obra y muerte de Eloy Alfaro”; en cerámica 500m². Paso a desnivel Av. Américas y Av. Plaza Dañin. 2013 Guayaquil Sacramento del Espíritu Santo elaborado con cerámica alicatada en bajorelieve-Santuario de Schoensttat-Ciudad Celeste Samborondón 151


2015, Museo Carondelet, Presidencia de la República, Quito

2016, Instituto Cervantes, Roma

2014 Quito, Universidad Andina Simón Bolívar, Yasuní Profundo, pintura mural sobre lona 1,60x6m 2016 Cuenca_Yasunní ITT, pintura mural sobre lona 2x8m 1974 Cuenca; Primera Exposición, Casa de la Cultura 1975 Guayaquil; Casa de la Cultura. 1976 Quito; Centro de Promoción Artístico Casa de la Cultura. 1977 Quito; Colegio Militar Eloy Alfaro. 1978 Pasto-Colombia; Casa de la Cultura. 1978 Guayaquil; Museo Municipal 1978 Cuenca, Casa de la Cultura. 1979 Cuenca; Galería del Banco del Pacífico. “Serie Erótica”. 1979 Quito; Museo Municipal. 1980 Quito; Galería Gorivar 1981 Quito; Galería Club de Arte, “Serie Erótica 1982 Quito; Galería C.C.N.U. 1983 Quito; Galería: Club de Arte. 1984 Cuenca; Galería; La Manzana Verde “La Vuelta en Globos de los Espantapájaros. 1984 Amsterdam; Hotel Park. 1985 Quito; Galería; La Manzana Verde. 1985 Venecia; Galería; Arte Traghetto II 1985 Guayaquil; Galería Madeleine Hollander 1986 Quito; Galería Uno 1987 Quito; Fundación Guayasamín 1987 Guayaquil; Galería Madeleine Hollander 1988 Cuenca; Museo del Banco Central (Primera Muestra Retrospectiva 1968-1988) 152

2016, Santiago de Chile


1988, Banco Central, Primera Muestra Retrospectiva, Cuenca

2016, Museo de Louvre, París

2013, Río Tiputini, Yasuní

1989 Guayaquil, Galería; La Manzana Verde (Dibujos y Acuarelas) 1990 Loja; Museo del Banco Central 1991 Cuenca, Seguros Sucre (Exposición Privada) 1992 Cuenca; Museo del Banco Central 1993 Loja; Museo del Banco Central 1993 Riobamba; Museo del Banco Central. 1993 Quito; Museo Camilo Egas “Los Espantapájaros” 1994 Guayaquil, Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo MAAC del Bco. Central. 1994 Quito; Galerías M&S (Pinturas Abstractas). 1994 Cuenca, Casa de la Cultura (Pinturas Abstractas) 1994 Guayaquil; Galería Gala, (Dibujos, Témperas y Acuarelas). 1995 New York; Central Park Wildife Center (Exposición al aire libre) 1995 Brujas-Bélgica; Centro Cultural Municipal. 1996 Cuenca; Galería de Arte: Banco del Azuay. 1996 Quito; Galería de Arte: Filanbanco 1997 Guayaquil; Museo Arqueológico Banco del Pacífico. 1997 Cuenca; Museo de Arte Moderno 1997 Lindestrabe - Alemania; Keinhild Von Brounn Gallery. 1998 Gante- Bélgica; Even Arte Flores Mortier Gallery. 1999 New York; Fine Art Harvest Gallery 1999 Boston- E.U Mc Carthy Gallery 1999 New York; Consulado General del Ecuador. 2000 New York; Marlen Gallery 2000 Cuenca; Museo de Arte Moderno (100 Dibujos Inéditos Retrospectiva 1970-2000) 2000 Quito; Casa de la Cultura (100 Dibujos 1970 - 2000). Salas: Miguel de Santiago, Eduardo Kingman y Oswaldo Guayasamín 153


1995, Jerusalem

2018, En Cuenca con la familia

2001 Cuenca; Galería Larrazábal (Los Emigrantes) 2001 Washington D.C.; Embajada del Ecuador 2001 Washington D.C.; Organización de los Estados Americanos (OEA). 2002 Burlington-Vermont E.U Fine Art; Flynndog Gallery. 2002 Loja; Museo del Banco Central (Los Migrantes) 2002 Cuenca; Museo del la Concepción (Mi Arte contra la Bestia) 2003 Graz-Austria; Kunstlerhas 2004 Viena-Austria; Ausstellung; Instituto fur Romanistik Universitat. 2005 Graz-Austria; Art-Forum Gallerie. 2005 Long Island-E.U Fine Art; Orlando Ortiz Gallery. 2006 Cuenca; Gran exposición retrospectiva 1968-2006 Museo de Arte Moderno Museo del Banco Central. Casa de la Cultura Galería de la Alcaldía. 2006 Grob-St. Florian-Austria; Exposición Antológica 1980-1990, Gras Austria, Feuer Wehrmuseum. 2007 Viena-Austria; Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Los Migrantes” 2007 Cuenca; Fundación Chalco Arte Contemporáneo; “Serie Imágenes profundas” IX Bienal de Pintura 2007 Azogues; S.R.I. y Casa de la Cultura, Exposición retrospectiva; 1968-2006 2008 Burlington- Vermont E.U; Fine Art; Flynndog Gallery. 2008 Guayaquil; Casa de la Cultura (Mi arte contra la bestia “Serie los corruptos”) 2008 Quito; Casa de la Cultura; “Exposición migrantes y corruptos” Salas: Miguel de Santiago, Eduardo Kingman y Oswaldo Guayasamín 154

1983, Museo del Prado, Madrid


2006, Todo Ecuador 1978-1988 Austria, Feuer Wehr Museum

2011, Mural Eloy Alfaro, Guayaquil

2017, Miradas Cruzadas, pintores ecuatorianos y poetas franceses Rocío Durán Barba

2009 Cuenca; Museo del CIDAP; Exposición Antológica 1978-1988 2009 Cuenca; Galería de la Alcaldía 2010 Universidad Andina Simón Bolívar 2011 Guayaquil; Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo MAAC, Centro Cultural Simón Bolívar 2012 Quito; Centro Cultural Metropolitano; “Muestra antológica 1970- 2012” 2012 Cuenca; Museo Pumapungo del Ministerio de Cultura; “Exposición RETRO 1970 - 2012” 2013 Cuenca; Museo Pumapungo; exposición Retro 2014 Guayaquil; Museo Municipal Sala de Arte Contemporáneo y Polivalente, Retrospectiva 1970-2013 2015 Cuenca - Alianza Francesa - Serie Yasuní Profundo 2016 Quito, Presidencia de la República (Carondelet) - Serie Yasuní Profundo 2016 Guayaquil_ Museo Nahim Isaías- Serie Amazonas 2016 Roma – Instituto Cervantes- Exposición Yasuní Profundo 2017 Cuenca - Museo de la Ciudad - Abrazo al Yasuní 2017 Quito - Chalco en Perspectiva - Casa de La Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión. 2018 Cuenca - La lucha contínua (Mi arte contra la bestia de la corrupción) - Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay. 2018 Quito - 50 años de cración artística 1968 - 2018 Retro - Museo Joaquín Pinto, Casa de la Cultura Ecuatoriana 2018 Quito - Yasuní profundo Retro - Museo del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador PUCE. EXPOSICIONES COOLECTIVAS desde 1968 EE.UU. México, Colombia, Chile, Italia, Holanda, Alemania, Austria, Bélgica, Egipto y Japón 155


Jorge Chalco / Artista Plástico Cuenca - Ecuador DIRECCIÓN: Av. Ricardo Durán 1-135 y Luis Godín (Control Sur) TELÉFONOS: (+593-7) 2386941 (+593-9) 0984287079 artfundacionchalco@hotmail.com



LIBROS PUBLICADOS ITINERARIO DEL PINTOR INCANSABLE Jorge Dávila Vásquez Municipalidad de Cuenca Ingles - Español CHALCO 1968 - 2011 Hernán Rodríguez Castelo Centro Cultural Metropolitano de Quito Español JORGE CHALCO EN PERSPECTIVA Rodrigo Villacís Molina Pontificia Universidad Católica del Ecuador - Quito Español




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