COSAS 373 EDICIÓN ESPECIAL

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También en uno de sus estudios sobre le tema, la Universidad de Duke señala que la ausencia de contacto físico en bebés puede contribuir a la muerte de neuronas y a una deficiente producción de la hormona del crecimiento, y añade que el cerebro de los bebés que no reciben abrazos es un 20% más pequeño (Nuria Guzmán, 13 beneficios de abrazar y ser abrazado, en elefantezen. com). A eso añadimos que los abrazos disminuyen el miedo, y permiten afrontar mejor las dificultades. Entonces no solo son buenos, sino que son necesarios. En un artículo publicado en The New York Times, Tara Parker-Pope se refiere al riesgo de contagio durante un abrazo y, aunque no sabemos exactamente la cantidad de unidades de virus que harían efectivo el contagio, señala algunas formas alternativas de abrazar, por ejemplo hacerlo con mas-

carilla, y en lo posible sin tocar el cuerpo o la ropa de la otra persona con el rostro; hacerlo al aire libre es también mucho más seguro, así como no hablar, toser ni llorar mientras se abraza. Y finalmente, hacerlo brevemente y jamás de frente (ambas personas deben mirar hacia su lado derecho). Sin embargo, para Elsa Punset, experta en inteligencia emocional, la duración de un abrazo debe ser de al menos 6 segundos para que haya un impacto en el cerebro. Si miramos con pesimismo, concluimos que hay demasiadas restricciones y limitaciones que, sin duda, aún nos impiden gozar de los beneficios físicos y emocionales de un abrazo.

Nos arrebataron un lenguaje

Un abrazo es contención, pero también complicidad, es seducción pero también

transmitir a través del cuerpo, que estamos cerca. El abrazo, entonces, habla y expresa, es un lenguaje en sí mismo. Pedro González Núñez (lamenteesmaravillosa.com) afirma que cada abrazo deja un tipo de huella en nosotros. Esa marca, esa influencia viene mediada por nuestras hormonas y neurotransmisores, dice él, y también viene definida por la percepción de quien lo recibe y los sentimientos que rodean a ese ritual, que es por excelencia afectivo. Hoy pareciera que ese lenguaje nos fue arrebatado temporalmente. El virus nos deja sin esa herramienta maravillosa para comunicar afecto. Ha impuesto su propio lenguaje, el de la distancia, y sus propios códigos: nuevos ritmos y nuevos soportes para relacionarnos. Pero no es tiempo de rendirnos, sino de alimentar desde el alma este lenguaje y alimentar la confianza de que

La sensación de confianza y seguridad también nos llegan a través de los abrazos. Quien ha recibido abrazos desde el nacimiento tiene muchas más probabilidades de ser una persona emocionalmente estable y segura de sí.

Reflexiones 100

cobrará vida nuevamente.

El vacío de no abrazar

A mediados del sigo XIX miles de bebés morían en las exclusas de todo el mundo por una enfermedad que se denominó marasmo. Ocurría principalmente en bebés de entre 6 y 9 meses, que en condición de sanos entraban en depresión, dejaban de comunicarse, de mantener contacto visual y de alimentarse; finalmente morían. Las alarmas se prendieron tras las investigaciones que confirmaban que entre el 90 y 100 % de niños fallecían en las instituciones para huérfanos. Cuando se reveló que el 10% que se salvaba correspondía a los niños que habían sido dados en adopción temporal o permanente siguieron más investigaciones. Finalmente, en un orfanato en Dusseldorf, se observó que cada que un niño enferma-


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