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Juliet Vanessa Esteban Gualdrón - La reina de la copla, nada volverá a ser como antes

Juliet Vanessa Esteban Gualdrón

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EL CONCURSO

Mejor voz recia femenina. Mary Luz Castillo, la legendaria voz recia del llano colombo venezolano, ganó, entre otras virtudes, por su fuerza dramática y contundencia en el escenario. Desde los ochenta viene cosechando primeros lugares en festivales de música llanera y hoy, 30 años después, aún se impone sobre la nueva generación de voces recias femeninas de Colombia y Venezuela; su registro claro, su interpretación de un joropo reposado y su excelente fraseo denotan un profesionalismo muy por encima de sus contrincantes y coterráneas Yuraima Vásquez Meza y María Yelitza López.

Mejor voz estilizada femenina. Liliana Josefina Hernández, portadora de una excelente voz y excelente desempeño, representó muy bien el joropo estilizado torrealbero, sobresalió y se impuso sobre sus colegas, Fátima Yajaira Sulbarán y Yuribel del Valle Alemán, que obtendrían el segundo y tercer lugar respectivamente.

La reina del contrapunteo

En 1934 el escritor venezolano Rómulo Gallegos publica Cantaclaro, una novela poderosamente llanera y cantadora. En su primer capítulo, “La copla errante”, dice lo siguiente:

Desde las galeras del Guárico hasta el fondo del Apure, desde el pie de los Andes hasta el Orinoco ¡y más allá!, por todos esos llanos de bancos y palmares, mesas y morichales, cuando se oye cantar una copla que exprese bien los sentimientos llaneros, inmediatamente se afirma:

—Esa es de Cantaclaro.

Pero son tantas las coplas que se entonan por allí, todas con el alma llanera extendida entre los cuatro versos, como el cuero estacado por las cuatro puntas.

Si en oyendo estas trovas, alguien preguntase:

—¿Dónde nació Cantaclaro?

Sin vacilar le responderían:

—Aquí en el llano.

Pero el llano es ancho, inmenso… y de los Cantaclaros ya se ha perdido la cuenta.

Esta vez se llamaba Florentino y él se añadía Quitapesares.

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Daniel Alejandro Requena

EL CONCURSO

En 2019, en la edición 51 del Torneo Internacional del Joropo, algo cambió profundamente. Parece sacado de una novela.

Esta vez se llama Vanessa Esteban, y pronto le añadieron “la reina del contrapunteo”.

El llano sigue siendo ancho e inmenso y si de los Cantaclaros ya se ha perdido la cuenta, de ellas en cambio —de las Cantaclaras— la cuenta apenas comienza.

Ella es la primera… Uno podría decirle Florentina, pero, aunque ese nombre suena bien, muy bien, para bendecir a los copleros, se oye feo, muy feo, aplicado al género femenino. Y no le hace justicia ninguna a esta bonita llanera de 22 años, toda viveza, gracia e inteligencia.

Se llama Juliet Vanessa Esteban Gualdrón y venció en recia lid a ocho de los mejores contrapunteadores del llano de Colombia y Venezuela para llevarse el gran trofeo. Sincera, retadora, el oficio de la copla trasciende su vida y su conversación. Si Cantaclaro tenía su presentación,

Desde el llano adentro vengo tramoleando este cantar Cantaclaro me han llamado ¿quién se atreve a replicar?

Vanessa canta la suya,

Se paró Vanessa Esteban ha llegado la coplera yo vengo desde Maní de las tierras cusianeras hija de un hombre criollito y de una mujer llanera por eso es que al pie del arpa no me derrota cualquiera.

Su presentación no miente. Nació en Maní, en Casanare, la tierra de la bandola. Allí se crio, entre la finca familiar y el caserío de Santa Helena de Cusiva a orillas del río Cusiana. Es la tercera de los cinco hijos de Fernando Esteban Unda y Marisol Gualdrón: “una familia muy bonita, muy humilde, muy sencilla y muy amante del folclor llanero”, nos cuenta. Conversamos afuera del Coliseo de Las Malocas, mientras avanza la competencia del Torneo del Joropo, y el contrapunteo —qué mala costumbre— se deja para el final.

La pregunta es obligada: ¿el coplero nace o se hace? “Hace 6 meses decía, y me paraba en la raya y defendía que los copleros nacían. Pero hace poco estoy trabajando

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con niños de grado quinto, de cuarto, enseñando a contrapuntear, y los resultados me han sorprendido, me han dicho: sí, ser coplero también se puede enseñar”.

Vanessa dice orgullosa: “Vengo del campo, soy campesina. Creo que la sabiduría, el conocimiento que uno tiene en el campo es gigantesco, porque ya no es que se lo cuentan, sino que lo vive. Y una de las cosas principales para poder ser un gran coplero es tener conocimiento, saber de qué se va a hablar”.

Se crio escuchando versos y echando versos. “Mi papá es coplero. Me ensayaba a mi desde los cinco años, me colocaba contrapunteos de Lorgio, de Mandinga. Se ponía a contrapuntear conmigo, me cambiaba la rima, me preguntaba. Y una vez, a los 7 años, vi a Hernando Vega, ‘El Guarracuco del Llano’, cantando con mi papá, y me dije: algún día quiero ser como él”. Así es, nació y se formó coplera. “Amo el contrapunteo”, afirma con un brillo en los ojos, “y todo lo que se hace con amor da el resultado que uno espera”.

Pero no ha sido fácil llegar hasta acá, hasta el Torneo decano del joropo.

Pese a su juventud, la historia es larga. Ganó su primer festival a los 10 años, El Garcero del Llano, que reúne en Yopal a niños de las instituciones educativas de todo Casanare. Llegó desde su escuela de Santa Helena, sorprendió a todos, se enfrentó en la final a Yostimar Prada, de Paz de Ariporo, y lo derrotó. Más que el triunfo, lo que no olvida de esa ocasión es haber cometido un grave error al hablar de “una vaca cuarto e’ milla”, su papá duró años repitiéndole la grabación y otros copleros la molestaban mucho (“No me gusta escucharme, con ese castigo que me dieron dos años escuchando ‘una vaca cuarto e’ milla’, ahora no, con escucharme arriba me conformo”).

Empezó a endurecerse. Cada participación dejaba enseñanzas, aprendió de los triunfos y aprendió de las derrotas. Supo que ninguna victoria es completa, ni gratuita.

Sin oírse recuerda algunas de sus coplas, como en El Gabán del 2018, en San Luis de Palenque, cuando en la final, “Fredy Torres me decía algo de la vida, y yo le dije algo como: No puedo creer como hay gente / que pensando se suicida / tan bonito que es vivir / plenamente nuestras vidas”.

Recuerda sus festivales especiales: La Soga, en Hato Corozal en 2014 (“el estrene de mis internacionales”), y El Topocho del 2015 (“el año en que no me dejaron participar en el Cimarrón y me fui para Trinidad y gané”).

Esa historia aún le duele: “No me dejaron participar en el Cimarrón… Cualquier coplero o voz recia quiere ganar el Cimarrón de Oro de Yopal o el Internacional del

EL CONCURSO

Ensamble Sebucán durante una de las audiciones privadas con los jurados.

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Joropo en Villavicencio, porque son el sueño de todo artista. Eso fue como un golpe bajo, les dieron el gusto a muchas personas. Me negaron el derecho a participar diciendo que el contrapunteo era pa’ machos, que yo era menor de edad, que los copleros se iban a retirar si yo iba, ¡mucha cobardía! ¿Por ese simple detalle de ser mujer no poder estar allí? Me he prohibido hablar mucho de eso…”.

Mundo cerrado, terreno de los hombres, el contrapunteo es pa’ machos. Hasta su padre le reprochó una tarde en Guariamena,

… un hombre como soy yo con mi garganta coplera ¡ninguna mujer me gana cantando copla cerrera!

Andaba buscando Fernando Esteban lo que no se le había perdido, pues la respuesta tuvo la contundencia de quien tiene claras las cosas y hace de su condición de mujer una proclama.

Cantando copla cerrera ninguna mujer le gana, pues le voy a ganar yo nacida allá en el Cusiana, a uste’ el hombre que me crio al ladito de mi mama, claro le voy a ganar porque me sobra sabana, porque me sobra la astucia, porque me sobran las ganas, claro que uste’ me enseñó de una forma soberana pero me le adelanté porque yo soy una dama.

En los 12 años de su carrera solamente ha competido con hombres, pero en parrandos y presentaciones especiales se ha enfrentado a artistas reconocidas como Virginia Rocha y Nancy Vargas, que también improvisan, o a otras copleras como la venezolana Kaina Gota y Fernanda Brito de Paz de Ariporo. Aunque ha oído hablar de “La Matacopleros” apureña Nubia González, no ha “tenido el honor” de contrapuntear con ella. Cuando canten quiero estar presente, esa va a ser una porfía para no olvidar.

EL CONCURSO

Vanessa pide “que no me vean como el sexo débil, que me vean como otro coplero, como un rival más. Los copleros dicen que por ser mujer tengo ventaja, que la gente siempre me va a apoyar a mí, pero eso no es tan cierto, la gente sigue siendo machista… desgraciadamente”.

Sin creer en las ventajas señala con gracia: “Una de las ventajas personales de estar rodeada de hombres es que ya cualquier hombre no me endulza el oído. ¿Los copleros? Jamás me enamoraría de un coplero, aunque Yimmy Ortíz y Pío Abril son bellos. ¡Pero es que los copleros decimos muchas mentiras!”.

En cambio, las desventajas son varias para una persona tan joven, metida en un mundo bravo, sin dulzura ni compasión. “Uno a veces se siente muy mal. Hace unos años atrás me encerraba en los baños de los camerinos a llorar porque me trataban mal. Una vez en Cabuyaro un coplero me hizo ese comentario ofensivo de que ‘cada vez que ganas es porque das algo a cambio’, y yo exploté, lo insulté, él se abalanzó a pegarme, la gente se metió… Y vamos al sorteo y me tocó con ese coplero y lo saqué del festival esa noche, la pagó de la manera que me gustaría que la pagarán siempre los que me ofenden: con versos y en tarima y siendo respetuosa”.

Siguió endureciéndose, no hay otra manera de mantenerse con vida en esta guerra, la sentencia es contundente: “Si uno no tiene una armadura lo pueden volver nada”.

Pero sus proyecciones no se limitan al contrapunteo, además de coplera, o mejor, por coplera, Vanessa es cantadora de joropo y también ha incursionado en la presentación de eventos y festivales. “Estoy estudiando Comunicación Social en Yopal. Y trabajando en una emisora radial con una gran compañera, la única narradora de coleo, Yesenia Suárez; y me encanta poderle llegar a la gente, así como lo hacemos, con sabor a llano, pero demostrar que las mujeres llaneras no somos bastas, no somos mal habladas, sino que la mujer llanera es linda, bonita y delicada. Por eso me gusta presentar con delicadeza”.

Quiere probar su talento improvisando en ritmos y formas diferentes al joropo. Siguiendo los pasos de Jostimar Prada, busca espacios y golpea puertas para transcender en otras tierras. “El que es coplero se defiende en las modalidades que sea, el contrapunteo es más difícil que la trova y que la piquería por la agilidad, es más rápido. La calle también nos aporta, me encanta escuchar rap, los copleros a los que les gusta, como Alexis Sanabria, Guarracuco y Fredy Torres, me han enseñado a admirarlo”.

La coplera llegará hasta donde quiera en esas otras formas de improvisación, tiene cría, madera y ganas. Por ahora está acá, participando en Villavicencio, un viejo sueño realizado.

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Envió su hoja de vida al 51 Torneo Internacional del Joropo de Villavicencio. Fue seleccionada junto a 5 copleros de Venezuela: José Villegas, Leonardo Requena, Alfredo Díaz, Cristóbal Vilera y José Panzarelli; y los colombianos Carlos Leal —quien no pudo asistir al Torneo—, Damián Santana, Uriel Vega y Robinson Gómez. ¿Cuántos copleros han pasado por aquí en los 50 eventos anteriores? ¡Muchísimos!, y jamás hubo una mujer compitiendo en contrapunteo. Vanessa Esteban ya estaba haciendo historia.

Llegó a Villavicencio, la primera noche cantó con Alfredo Díaz, uno de los colegas a quien le gusta enfrentarse, pues “primero es respetuoso y segundo sabe mucho, y a mí me encanta contrapuntear con el que sepa, que va a provocar un brillo propio sin tratar de opacar al contrario”.

La suerte quiso que le correspondiera cantar de nuevo y —reemplazando al coplero ausente— se enfrentó a José Requena. Fue creciendo su figura, ganándose a pulso la admiración de un público que empezó a creerle y a quererla. No era un adorno, ni una postiza curiosidad del evento, era una coplera de verdad. Con cada nueva salida al escenario ganaba más aplausos. La voz comenzó a regarse, la gente acudió a oírla.

A eso vienen hoy, sábado 29 de junio, noche de las finales. Se acaba la entrevista, Vanessa tiene que irse, pronto actuará. Dejamos de conversar, pero seguirá diciéndonos muchas cosas desde la tarima.

Entramos al Coliseo, anuncia el presentador: “Copleros semifinalistas: Alfredo Díaz, Leonardo Requena, Robinson Gómez y Vanessa Esteban”. Están bien repartidos, los dos primeros representan a Venezuela, los otros dos son colombianos. ¿Están bien repartidos?, hay tres hombres y una mujer, por primera vez una mujer en esta instancia competitiva de un torneo fundado en 1965.

Está en la semifinal, merecidamente, pues ha demostrado sus condiciones y —sin duda— la motiva el creciente respaldo de la gente y la oportunidad de demostrar lo que siempre ha creído, lo que ella misma representa, “que una mujer tiene las mismas o más capacidades que cualquier hombre”.

Se enfrenta la primera pareja sorteada de semifinalistas, de liquiliqui negro El Carraco, ganador del año pasado, y de liquiliqui blanco Alfredo Díaz. El acompañamiento es de bandola. El jurado define las condiciones de la semifinal: la consonante o letra por la que deben rimar los copleros sus versos octosílabos es “ao”; el tema es libre; cantarán por golpe de cunavichero; cada uno hará el mismo número de coplas.

Está ronco El Carraco, la voz no le acompaña. Le corresponde iniciar y, como acostumbran los copleros, inicia saludando: “… buenas tardes Villavicencio / yo vengo desde otro lao…”.

EL CONCURSO

Alfredo Díaz, “El Sabanero”, no deja pasar nada:

… este dio las buenas tardes para mi está equivoca’o yo les doy las buenas noches por que el sol ya se ha oculta’o…

El Carraco sacó a relucir sus triunfos: “… yo fui el que gané el de Arauca / y el campeón de Villa’o…”. Y el Sabanero le dijo:

Gana muchos festivales, eso no se lo he nega’o pero festival que gane es todo el tiempo enrosca’o, en cambio yo me los gano es cantando improvisa’o.

Se acaba la pelea, la ventaja es larga para Alfredo Díaz.

Sigue la otra pareja de semifinalistas, Vanessa Esteban y José Leonardo Requena. Ya han cantado acá en Villavo, ya han cantado por todo el llano, ahora compiten de nuevo.

La letra que impone el jurado es “ar”. Es fácil, quizás se piensa que permite mejores coplas. Vanessa nos ha dicho: “no me gustan las rimas fáciles, uno se relaja, y al relajarse uno no se exige, y al no exigirse uno dice cualquier bobada, y al decir bobadas está haciendo las cosas mal”.

Cantarán por cunavichero, donde caben hasta doce versos que son muchas cosas para expresar. “Soy amante de todos los ritmos, porque mi papá es bandolista y él siempre nos daba como un paseo por muchos ritmos diferentes, nosotros nos acostábamos a dormir a las ocho en la finca, entonces de seis a siete, a siete y media, era una tertulia en la finca con la bandola de mi papá”.

Inicia Juliet Vanessa:

Cunavichero, préstame tu melodía pa’ poderte interpretar pal que no me conocía me les vengo a presentar Vanessa Esteban me llamo la coplera popular,

Myriam Stella Garzón y José Guillermo Jara

Alfredo Díaz y Robinson Gómez.

Luis Guillermo Angulo Torrealba durante la interpretación de “Maryángel”, obra ganadora en la categoría de obra inédita para bandola.

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yo vengo de Casanare y hacía las tierras del Meta aquí he podido llegar y vengo por el torneo y me lo voy a llevar en la repisa ‘e mi casa es que lo voy a mirar.

La pelea está casada y es relancina:

Soy el negro Requenita con su forma de cantar vengo del estado Guárico

lo vine a representar, escuche Vanessa Esteban no se me vaya a alterar yo también vine a lo mismo a busca’ el primer lugar…

Si hubo un punto de quiebre en este contrapunteo, fue el momento en que Requena, con su canto sabroso, que mezcla lo juguetón con lo agresivo, le dijo:

… dice que manda en tarima, escuche Vanessa Esteban debe de rectificar uste’ como que es mujer claro que puede mandar pero adentro de su casa cuando se pone a planchar.

Vanessa puso a toda la gente de su lado con la recia respuesta, con postrada de rodillas incluida,

Amigo mío, estoy oyendo un machista que me empieza a criticar el honor de ser mujer nunca lo voy a dejar es la mamá de la casa y es la reina del hogar, gracias le doy a mi Dios

EL CONCURSO

me le voy a arrodillar porque me dio este talento verraco para cantar y a toditicos los machos los empiezo a despojar.

Se cumplen los tres minutos, se acaba el contrapunteo. Están parejos, pero Vanessa tiene el apoyo del Coliseo entero.

De los cuatro semifinalistas, las dos puntuaciones más altas pasan a la final. El resultado no sorprende: Vanessa Esteban (la gente aclama) y Leonardo Requena.

El jurado determina las reglas del último encuentro: “tema libre, consonante ‘ía’, golpe de zumba que zumba, y… sale la dama”. Mientras tanto el nerviosismo se adueña de la tarima, Vanessa revolotea, se acerca a Requena, parece decirle algo, él se limpia la boca, la mira por debajo del sombrero, recoge las mangas del liquiliqui, ambos revisan sus micrófonos, no vaya a ser que fallen en el momento cumbre. ¿Qué arderá en la mente de los copleros en estos instantes? La bandola registra, comienza el golpe, revienta la copla:

Llegó una casanareña, una veguera plantía, voy a invitarlo a cantar ahorita en mi despedía (se dan la mano), escuche, Leonardo Requena, pa’ que me haga compañía yo lo veo que está asusta’o porque pidió la salía.

Claro no toy asustao pues no tengo cobardía yo soy el negro Requena que canta con gallardía algo le voy a decir lo que la gente quería que yo le dé una paliza y la deje sometía.

Uste’ me quiere apaliar eso era lo que quería, pero lo que no contó y eso es lo que no sabía

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una dama como yo sabe lo que es valentía y así como uste’ me ve soy polla de buena cría.

Definitivamente gana el contrapunteo con la participación de las mujeres, hay otra excusa para cantar, se oyen dos esencias, se ven dos modales. La pareja de copleros por fin es eso, una pareja. Lo femenino aporta su visión del llano, que ha sido siempre tan exclusivamente masculino.

Requena reconoce su desventaja, pero insiste en sus cualidades:

Así como yo la veo y que la tengan aplaudía, pero saben que Requena sí tiene la jerarquía, hasta tengo más talento y bastante melodía y ya la gente lo sabe que manda mi dinastía.

Vanessa retruca:

Yo puedo ser pues más joven y tiene veteranía pero no quiere decir que yo tengo cobardía entre la sangre me corre una india de piel curtía y de pisar terronales tengo las patas partías.

¿Cuántas voces femeninas, cuántas niñas cantantes no estarán pensando en ensayar, en aprender, en emular a la coplera? Vanessa será ejemplo e inspiración para muchas. El contrapunteo crece.

Abrumada quizás por el peso de representar la mitad del llano, presionada por la baquía del contrario, Vanessa flaquea, los nervios la dominan, vacila un poco. Requena cobra:

La muchacha está enreda’ tiene la oreja perdía mientras tanto que Requena coplero de la hidalguía

EL CONCURSO

va manteniendo el talento con mucha filosofía demostrándole a la gente que me protege el Mesías.

Pero ella se repone, eso del Mesías la inspira, y su respuesta le gana una estruendosa ovación.

Para ganar en Villao creo que me sobra energía y gracias a Dios y a la Virgen los llevo de compañía los ángeles desde el cielo que me han servido de guía pa’ llevarme aquí el Torneo pues para la patria mía.

Cada coplero sube a una tarima lleno de expectativas y sueños, se concentra en el canto, en la copla del contrario, en lo que sabe. Pero no puede borrar lo que pasa en su vida, no puede dejar fuera el mundo del que viene, su familia, sus amores, sus problemas.

Vanessa canta lo que está viviendo, sueña con el trofeo y lo junta con lo que está pasando afuera, dolorosamente lejos de esta tarima iluminada:

… además la universidad de toda la vida mía hoy tengo mi papá enfermo y aquí está su hija quería pa’ llevárselo a la cama y que se pare todavía.

Antes nos contó: “En enero le dije: ‘Papá me voy para el Internacional’. Y él dijo que me iba a acompañar. Pero se enfermó, lastimosamente está grave, en la UCI”.

Esa circunstancia la presiona, no puede estar toda acá, concentrada en contrapuntear y vencer, no, ella tiene el corazón lejos, el alma sufriendo. Se descuida y cuando Leonardo le pregunta: “¿Dónde nació el escritor / que llaman Gabriel García?”.

Se enreda, intenta colear el verso: “Que llaman Gabriel García / donde nació el… la veía…”.

Confiesa su falla: “por eso puedo decir / que ahora yo me enredaría”.

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Pero no se rinde:

… pero no quiere decir la batalla está perdía porque uste’ es un gran coplero que le sobra picardía.

Su padre está presente. “Él quería que viniera, él deseaba que viniera y estoy aquí por él…”. Entonces se repone y vuelve a levantarse altanera:

Qué pena me da un coplero llega con hipocresía ahora haciéndome preguntas y con coplas aprendías.

Su padre. “Estoy aquí por él, porque él se sienta orgulloso, porque él sepa que yo siempre voy a estar haciendo lo que él me enseñó, y cada día estoy más contenta de decir que lo que soy ahora se lo debo a él, absolutamente todo”.

Termina el contrapunteo. Se retiran a esperar el veredicto del jurado.

“Mi padre… si triunfo esta noche se lo dedico a él”.

Su padre, Fernando Esteban Unda, “El Gato”, llanero, maniceño, coplero, bandolista, amigo, murió en Yopal el día 19 de julio de 2019, a los 51 años.

Veinte días antes —el 29 de junio— su hija, su alumna, la coplera de su escuela, Juliet Vanessa Esteban Gualdrón, anotó con letras de oro su nombre en el libro de los copleros: ¡Ganó el contrapunteo!

Inició el tiempo de las copleras.

Lo había dicho en una copla:

Cuando oigo sonar un arpa me eriza su bordoneo y aquí he llegado a Villavo a buscarme este trofeo sería el regalo más grande alzarme con el torneo que una dama sea la reina reina del contrapunteo.

Guataca, grupo ganador en la categoría de Conjunto tradicional, acompañado por Juan Ángel Silva, ganador en la categoría de Mejor maraquero