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aglutina pasado y presente en esta vivienda madrileña

LUZ DEL NORTE

Inundada de una luminosidad casi cegadora, que se fi ltra a través de los grandes ventanales que la envuelven, esta vivienda ubicada en el corazón de Copenhague, resurgió de sus cenizas de la mano de sus propietarios,

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Sarah Fitzgerald y Christian Klinge, que aplicaron aquí su pasión por el diseño.

FOTOS: CHRISTOPHER REGILD/LIVING TEXTO: MARZIA NICOLINI.

ADAPTACIÓN: PILAR CALLEJA. INSIDE.

Una impresionante escultura de seda dorada , de Gweilo Han GR, en Parachilna, levita en un ángulo del salón y pone en jaque a la luz natural que entra por los ventanales. La pintura que viste las paredes es de la firma File Under Pop. El suelo de madera está cubierto por una cálida alfombra de lana, de Eilersen. En la esquina, lámpara de pie,Morning Glory, de la firma Aqua Gallery, en Anou. Frente a ella, sillónTired Man, diseñado por Flemming Lassen en 1935. La lámpara de suspensión, modelo2097, de Flos, está diseñada por Gino Sarfatti.

SARAH FITGERALD Y CHRISTIAN KLING TRADICIÓN ESCANDINAVA Propietarios y apasionados del interiorismo, cuando encontraron esta vivienda en plena decadencia decidieron asumir las riendas de su transformación. Él es un joven creativo, propietario de la agenciaentryglobal.com, y ella una amante del diseño desde que se fijó en las sillas modeloThonet que formaban parte del comedor de la casa de sus padres. Una combinación de personalidades que ambos transmiten en su casa, en la que rinden homenaje a la más pura tradición escandinava.

Acogedor, elegante y lleno de luz, con una paleta de colores que invita al descanso y a la tranquilidad. Ésta es una buena definición de este apartamento, situado en un barrio residencial del distrito de Osterbro, en la ciudad de Copenhague, donde Sarah Fitgerald y su pareja, Christian Kling, conviven con sus hijos, Alberte y Barbara. Pese a que la primera vez que la visitaron se encontraron con una casa desgastada, construida con materiales de poca calidad y sin encanto, “nos enamoramos inmediatamente de ella porque le vimos un gran potencial”, afirman. Unas posibilidades que les permitía alcanzar uno de sus retos: ubicar la cocina en el centro de la planta, en lo que era el antiguo comedor, y convertirla en el corazón de su residencia familiar. Pero, por supuesto, no fue solo esta posibilidad lo que les hizo decidirse. “Los techos altos, los detalles de estuco, las estufas de leña y, lo más importante, los grandes y espléndidos ventanales que llenan de luz todo, jugaron un papel decisivo en nuestra elección y nos hicieron visualizar la casa terminada”. Esta perspectiva y su pasión por la belleza les convenció de que este proyecto era perfecto para ellos.

Durante la renovación, los dueños y diseñadores a la vez, decidieron conservar algunos detalles originales, como la hornacina, a los que no solo devolvieron el esplendor de siglos pasados, también consiguieron armonizar su ubicación en la casa, sus materiales y colores con la funcionalidad, una condición que muestra con desparpajo el estilo de los países del norte de Europa. “Nuestra vivienda no es un escaparate para mostrar a las visitas, es parte de la vida cotidiana. Lo que tenemos, se utiliza siempre y se difruta”, comentan.

Esta generosa vivienda de más de 200 m 2 se manifiesta como un espacio neutral donde las piezas con personalidad tienen su retiro ideal y en el que se entremezclan la calidez de la madera en muebles de anticuario, con la sencillez del diseño nórdico en otros hechos a medida, como los de la cocina. Una apuesta que ha dado como resultado una convivencia sin roces entre “un ambiente de estilo parisino clásico y la simplicidad de la decoración escandinava”. A la pregunta de cuál es su habitación preferida, la respuesta no se hace esperar. “La cocina es un lugar imprescindible en nuestras vidas. Queríamos conseguir un espacio dinámico perfecto para cocinar y también para ser vivido con la familia y los amigos”. Y en ella, “el comedor frente a es, sin duda, el mejor rincón”, concluyen ambos. la • ventana,

La luminosidad natural se mimetiza con el mobiliario del salón que tiene en los tonos neutros su continuidad argumental. Un generoso sofá y la mesa de centro, de mármol blanco, con formas extremas, están firmados por Eilersen. Sobre el alféizar de la ventana, surge una especial nota de color de la mano de un jarrón redondeado, creado por Missoni.

DETALLES ORIGINALES DE LA ANTIGUA VIVIENDA SE CONSERVARON Y DEVOLVIERON TODO SU ESPLENDOR

La consolaTS, de Gubi, diseñada por GamFratesi, con baldas de mármol negro, destaca sobre el fondo de pared neutro. El jarrón es de Yonobi y la imagen de Jacob Noel. La mesa cúbica de espejo es el modeloCube , rubricado por el Estudio de Kristina Dam. La hornacina se exhibe como una excepción de color con un interior dorado, y acoge un jarrón de cerámica, con acabado rústico, de Rack Buddy, en File Under Pop. La pequeña mesa blancaLato , diseñada por Luca Nichetto, da paso al comedor, en el que destaca la lámparaVertigo , de Constance Guisset para Petite Friture. Una gran mesa, de B ¿ rge Mogensen, se complementa con las sillas modelo Wishbone , de inspiración danesa, diseñadas por Hans J Wegner, fabricadas por la firma Carl Hansen & Son.

La belleza de la sencillez. Así se ideó la cocina en la que los muebles se hicieron a la medida del espacio por un carpintero. Las encimeras de mármol Bardiglio, de origen italiano, reflejan la luz y el brillo inigualable de la piedra. La lampara de techo, de seda y metal, es de la firma danesa Aqua.

Frente al ventanal, la recurrente luminosidad del día crea el espacio perfecto para el comedor de diario. La lámpara de techo, en forma de X, de Anour, cae suspendida sobre la mesa, de Gubi. A su alrededor, sillas de modelos dispares crean un lugar ideal para ser vivido.

Un lugar para el descanso. El dormitorio es el ejemplo más claro de la sencillez y la funcionalidad del estilo escandinavo, donde los excesos no tienen cabida. Piezas desnudas como la cama sin cabecero y sin mesillas que la completen, dan vida a este espacio sereno. Simples apliques de luz, un cuadro y una estructura de madera en la que se esconden los radiadores son los únicos intrusos en el espacio.

LA BAÑERA Y EL LAVABO EXENTO CON BASE DORADA Y LOS REVESTIMIENTOS EN ESPIGA, ¡UN EFECTO WOW!

La cómoda de madera noble es una pieza recuperada de anticuario sobre la que decansan un espejo vintage, un pequeño jarroncito de mármol, de la firma Excel, y una lámpara Blooper, diseño de Mette Schelde para Please Wait to be Seated. El baño supone un giro de 180 grados en la decoración. Convertido en el antagonista de la sencillez, destacan los azulejos oscuros, elegidos para suelo y paredes, dispuestos en espiga, de File Under Pop. Formas y colores inéditos en esta vivienda danesa, que acogen la bañera retro con potentes toques dorados y el lavabo de porcelana blanca, de Le Merand.

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