Revista del COR Nro. III Octubre 2013
paliar deficiencias del momento, acallar exigencias sociales, , negar que se cometen ciertos delitos, disfrazar otros, dibujar estadísticas o buscar réditos políticos en el escenario de una crisis que se manifiesta como muy profunda, y prohibir a las FFSS y FFPP, den a conocer sus propias estadísticas.,etc. No podemos dejar de admitir, que los gobiernos democráticos, no han llegado a comprender y considerar, en toda su dimensión, la problemática de la seguir-dad, y mucho menos, la readaptación de su rol a la estructura de seguridad nacional, conforme los requerimiento de una sociedad democrática y en su defecto, en el supuesto de haberlo entendido, sólo han obtenido muy magros resultados, a juzgar por la crisis actual, en el ámbito de la formulación de políticas y estrategias de seguridad interna, de las que actualmente nadie o muy pocos hablan. El gran incremento, de la utilización de los “servicios” de vigilancia privada, (que garantizan poca o nula eficiencia, sobre todo en los barrios cerrados, countries, etc), representa sin duda otro indicador en la ineficiencia de la seguridad individual y/o colectiva, por parte del estado; ésta actividad fue alentada por funcionarios públicos y todo tipo de uniformados muchas veces impulsores y ahora integrantes, gerentes o dueños de la mayoría de las empresas de seguridad del pa- ís. Actualmente en la Capital Federal hay más “vigiladores privados” (21.000), que agentes de la Policía Federal (18.000), de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana. La gran cantidad de servicios adicionales, es otro factor del fracaso del Estado y de las instituciones de seguridad y policiales en general, que han recurrido a este modo de brindar seguridad, obligados por la carencia de partidas adecuadas, para gastos de funcionamiento de las unidades e incrementar un poco los sueldos del personal en general; este servicio a la comunidad, debe ser prestado en forma medida, para que no se convierta en las actividades principales de los servicios policiales de seguridad y vigilancia a prestar, en desmedro de las funciones y misiones impuestas por el estado a las fuerzas de seguirdad y fundamentalmente policiales, especialmente en la Capital Federal. Actualmente dicha actividad succiona a la mayoría del personal disponible, especialmente de noche y hace a la carencia casi absoluta de disponer de noche personal para distintas actividades, especialmente de patrullaje o servicio de calle. Otro factor, que incide negativamente, en la actual seguridad, son los inmi-grantes clandestinos,( especialmente Peruanos y Bolivianos) que agregan una cantidad muy importante de habitantes en el incremento de las “ villas de emergencia” , un fenómeno “increcendo”; pronto llegarán a los 800 asentamientos y cerca de los 900.000 habitantes, este fenómeno, en el corto y mediano plazo, si no se empieza a corregir, condicionará y colapsará no solo los parámetros normales de la educación, la salud, sino fundamentalmente, incrementará el con- sumo de drogas ilícitas, el trabajo en condiciones de esclavitud e in- formal, la marginalidad y empeorará y mucho, la seguridad
27