Tratado de lógica (Mons. Felix Henao Botero)

Page 1

Monseñor

FELIX

HEN AO

BOTERO

TRATADO DE LOGICA

Edito rial "UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA" --------...llWWti&Mm'

-

Colombia


IMPRIMATUR

TIBERIUS, Archiepiscopus Medellensis Die XVII februarii A. D. MCMXL

NIHIL OBSTAT

Gulielmus Gรณmez, Canonicus Censor Die XVII februarii A. D. MCMXL


ADVERTENCIA S Esta obra, fruto de la experiencia relizada sobre un am­ biente de estudiantes, eclesiásticOIS o universitarios, durante treinta años, s e propone interesar a los alumnos por la Filoso­ fía y llevarles al ánimo la idea de que todos los acontecimien­ tos y estudios tienen nexos imprescindibles con ella, Hemo s querido suprimir lo que consideramos propio de especialización y nos hemos propuesto la tarea de darles a co­ nocer esa cadena de pensadores y pensamientos relativos a la Lógica, desde Sócrates y Platón hasta Husserl y Maritain, a fin de realizar modestamente el lema "Nova et Vetera". El mundo actual lucha en tres campos: el marxista des­ tructor; el kantista laico y el que, siguiendo a Santo Tomás, llega ha sta León XID y Billot. Nosotros, tomistas por forma­ ción y convencimiento, creemos honradamente servir a nues­ tra causa exhibiendo las teorías contrarias con absoluta hones­ tidad y refutándolas sin dejar de rec:onocer por ello lo ver­ dade ro que encierran o el mérito de sus autores. Hemos creído necesario extendernos sobre Kant cuyo in­ flujo continúa en el mundo científico, constitucional y filosófi­ co; y en la inducción para reinvindicarla como creación de la ESCUELA, asunto éste no siempre esclarecido por los mis­ mos tratadista s de nuestro lado. El mérito puede estar en ser adaptada a nuestro medio. Ni todo lo antiguo ni sólo lo nuevo: no creemos estar equi­ vocados al decir que la escolástica es la filosofía que convie­ ne a Colombia y entienden los universitarios, Hemos procurado, en la segunda edición que hoy aparece, esclarecer puntos obscur0s y llenar lagunas. Nos pareció con­ veniente dar a conocer someramente las doctrinas recientes, pasajeras pero importantes. Hicimos una síntesi� de la doctri­ na de l conocimiento según Santo Tomás, que se echa de me-5-


MoNsEÑOR FI!:ux HENAO Bon:Ro

nos en no pocos tratados de Lógica. Finalmente, en la meta­ fü�ica de la historia expusimos mejor el concepto providencia­ lista de la misma.

Agradecemos a los colegios y universidades que nos han

honrado aceptando el libro como texto.

TERCERA EDICION Hemos clarificado algunas nociones obscuras y añadido gráficos y ejemplos para hacer más comprensible la Lógica. Agotadas las dos primeras ediciones, publicamos Ja terce­ ra para conmemorar el vigésimo aniversario de la fundación de la Universidad Pontificia Bolivariana. Hemos recibido estímulo de todo el país; de España, Mé­ xico Argentina y Chile, tanto de Prelados como de universi­ dad�, seminarios, colegios y revistas. Nuestro sincero y emo­ cionado agradecimiento.

EL AUTOR

-6-


INTRODUCCION A LA FU...OSOFIA Actualidad de la filo.sofía. El estudiante que llega por primera vez al estudio de la filosofía, trae generalmente un concepto demasiado brumoso o inadecuado respecto a la im­ portancia, a la actualidad y trascendencia de los estudios filo­ sóficos. No pocos jóvenes han oído despreciar la filosofía en discursos parlamentarios o en folletines de moda; otros se i­ maginan que solamente los eclesiásticos deben estudiar tal a­ signatura; quiénes conceptúan que esta edad nuestra no está para las lucubraciones de la metafísica ni para emplear el tiempo en un a gimnástica intelectual, buena para los tiempos En que no existían los adelantos de la mecánica, de la física, de la química y de la biología. De ahí que sea preciso decirle al al umn o desde la primera clase, cómo es importante y ac­ tual el conocimiento de lo que los filósofos antiguos y con­ temporáneos han dicho acerca de los más graves problemas que vien en agitando el pensamiento humano. -

Un estudiante de bachillerato no puede desentenderse de las luchas sociales, ideológicas, políticas, universitarias y aca­ démicas que acontecen actualmente en la vida humana. Pero es lo cierto que quien desee darse cuenta �obre un n�girnen totalitario y sus conveniencias y peligros; sobre un régimen corporativo y sus aplicaciones al mundo moderno; sob r e un régimen marxista y la ra2.6n de ser de su materialismo; o a­ cerca de las distintas concepciones de la democracia, tendrá indispensablemente que adquirir nociones filosóficas relativas a la familia, al Estado, a la propiedad, a los derechos de las es­ cuelas y universidades, de los sindicatos y de las asociaciones gremiales. Además, el estudiante de hoy sabe prácticamente que des­ de su ingreso a la universidad se le hacen test para calcular su capacidad nemotécnica, su facilidad de atención, la perspi­ cacia de su espíritu. Y esos test evaniun son un resultado de la psicología experimental, que es una parte de la filosofía. _,_


MONSEÑOR Otras

F'ELIX li.ENAO BOTERO

los padres de familia

veces,

tienen que

dar datos

precisos de toda la historia del niño o del joven desde que fueron concebidos, en el día del nacimiento, en los primeros

días de la infancia; porque una concepción defectuosa o tara­ da, una gest ación en medio de zozobras maternales, un alum­ bramiento prematuro o lleno de dificultades, deficiencias del sistema glandular, en la nutrición, en el ambiente familiar,

tienen un influjo a veces desastroso en la pos t e r i o r evolución de la inteligencia y de la v olunt ad Ahora bien : los lazos que t ie ne la biología con la filosofía son tan estrechos que ni el naturalismo del siglo pasado, ni el laboratorio positivista pu­ dieron romperlos. La filosofía enseña la honestidad de las cos· tumbres, la trascendencia del matrimonio, el origen de la vi­ ·la, los d er echo s del niño, las obligaciones paternas, el influío del medio familiar, de la educ ació n religiosa, etc., por lo cual los hi gieni stas contemporáneos están aceptando hasta con pla­ cer espiritual el p rin cipio del gran pedagogo belga Hovre: "Nadie es biólogo si no es filós ofo y teólogo" (1). .

La historia y la geo gr afía no pueden prescindir en mane­ ra alguna de los pr i ncipio s filosóficos. Un comunista dirá que la historia obedece solamente al factor económico; un positi­ vista como Taine enseñará que el medio ambiente determina físicamente el ac o nt ec e r de los hechos humanos: un diletantis­ ta como Renán afirmará que la historia es un� mentira con­ vencional; y un católico demostrará que no ob s tante el influ­ jo del factor económico, del medio ambiente y de la heren­ cia, presiden los destinos humanos la Providencia divina y la cooperación de la libertad individual y social. Tanto la geo­

metría como la antropogeografía tienen que saber el por qué de ciertos cambios en f ronteras ten·itoriales, de numerosas in­ vasiones efectuadas en los distintos continentes, del influjo que tuvo determinada religión o una espec ial filosofía sobre la constitución de un imperio, l a desmembración de una pa­ tria o la demarcación tenito:rial de un pueblo independiente. Y esa búsqued a de causas pertenece a la filosofía unas veces y o tras a la sociología, que se nutre de principios filosóficos ·

o

no

es

sociología.

En el mismo año en que el estudiante empieza, la filoso­ fía se empeña en iniciar o profundizar conocimientos sobre química, físic a o matemáticas. Ahora bien: las nociones de rno-

1)

-

"Nemo biologus nisi philosophus, nisi teologus". -8-


Tu'J:ADO

DE

Loc1CA

vimiento, e s pacio, tiempo, dimen si ón, uni dad, límite, etc., que son imprescindibles y básicas en la física, se ense ñan en fil o­ sofía; los conceptos sobre cambios, r eacciones, mez clas , con­ versiones, sustancia, accidente, permanencia de la materia y cambios en la forma, que ocurren a cada paso en la qu ímica, <;e esclarecen por la filosofía; qué son el número, la unidad , la diversidad, la multiplicidad, la infinitud, el límite, la exten­ sión, el espacio, las dimensiones, como se pre gunta a cada paso en álgebra o geometría, no pertenece a ellas dilucidarlo, sino a la ciencia de las causas, que es la filosofía.

El transformismo trasciende hoy tanto al laboratorio co­ mo a la política, y la verdad científica o el err or manifiestn de dicho sistema lo dilucida por inducc ión o por deducción el filósofo, acompañado del naturalista y del sociólogo. El estudiante que frecuente nuestra biblioteca podrá dar­ se cuenta cabal de que el derecho civil, el comercial, el cons­ titucional, y sobre todo el penal, varían de un p ueblo a o­ tro y de un régimen al opuesto, al menos en las cuestiones positivas. Y es porque unos admiten el derecho natu ral y o­ tros lo niegan; unos gobiernos son positivistas o materialistas y otros son católicos o al menos espiritualistas; aquéllos pre­ fieren la autoridad a la libertad y éstos practican lo contra­ rio . Mas, las ideas sobre derechos, deberes, libertad, autoridad, estado, nación, patria, familia, individuo, persona física o m o­ ral , se dilucidan en la filosofí a . Y Ya dij o el pensador italiil.no d e Cremona: "La historia es un silogismo; las universidades son las premi sas y el pueblo l a consecuencia". No en bald 1> Bonaparte, Stalin, Hitler, entre otros, se han dado cuenta de que la autonomía universitaria, espec ialmente en los estud i os jurídicos, era un impedimento para sus regímenes imper ialis­ tas. Por eso mismo quitaron los fueros a las universi da de s �· el iminaron la libertad de pen samiento, que estaban consagra­ dos en los estatutos de los respectivos centros culturales y e­ ducacionistas de sus estados . E l pensamiento moderno investiga con pasión las tradicio­ nes aborígenes sobre la vi da, la propiedad, la creación, la e­ xis t en cia de Dios, la forma del matrimonio, a fin de sacar d:::i.­ tos inductivos para demostrar la veracidad o falsedad del t:>­ ·1olucionismo. Pero a nadie se le oculta que esa ansia de co­ nocer tales experiencias obedece a la natural dialéctica del espíritu humano.

-

9

-


CAPITULO 1 DEFINICION DE LA FH.,OSOFIA Definición. Aunque el estudiante ignora todavía las leyes de la definición y sus distintas clases , sí tiene una noción sen­ cilla y clara de lo . que significa definir.

Nominalmente filosofía quiere decir amor a la sabiduría, amar; Sophia: sabiduría). Según una tradición que refiere Diógenes Laerc io (1, 12; VIII, 8), Pitágoras fue el pri­ mero que sustituyó la palabra sabiduría por la de filosofía, porque como refiere Santo Tomás (In Ium. Metaph., 1, 3 ¡ como los .antiguos sofistas s olieran llamarse simplemente sa·

(Philein:

hios, Pitágoras, interrogado acerca de su profesión, no quiso llamarse con la presuntuosa denominación de sus antecesores sino solame nt e con el nombre de filósofo, es decir am ante de la sabiduría.

Reahnente considerada la filosofía puede

cia de todas las cosas por sus últimas nocidos por la luz de la razón" (1).

causas

definirse: "Cien­ y principios, co­

Explicación: Se dice ciencia, que es: "Conocimiento cierto y sistemático de las cosas por sus causas universales" (2). A) Se dice cierto para distinguirlo del conocimiento conjetu­ ral; B) Sistemático, con lo cual se indica que los conocimien­ tos filosóficos y científicos han de ser ordenados y metódi­ cos; C) Por las causas, ya que el conocimiento científico no se

obtiene solamente

en

la observación de los hechos, sino con las causas próximas o

que de éstos asciende hasta dar

1) - "Scientia omnium rerum per altissimas causas et principia naturali rationis lumine comparata". 2)

-

"Cognitio

certa et systematica -11-

rerum

per

causas

universales".


MONSEÑOR F1

IIX

lb:NAO BOTERO

remotas; D) Universales, porque como dice Aristóteles (Met., I, 1) "No hay cienc ia sino de lo universal. Lo particular no es obj eto del conocimiento científico". Se dice de todas las cosas porque no hay objeto creado ni in cread o, sustancial o acciden tal, existente, posible o me­ ramente lógic o, que no caiga bajo el estudio de la filosofía. Por sus últimas causas, Y qué es causa? Causa es el se1· en acto que influy e en el ser de otro. Las causas pueden ser de cuatro e spe cies, a saber : efi ciente, formal, ma terial y fi­ nal . Con ejemplos se e s clare cerá la división anterior.

CAUSAS PRIMERA Incausada

SEGUNDA C aus a d a

f l

r

DIOS

eficiente

Pr in c i pa l.

(Obra en virtud

formal

de su ser)

Instrumental

final

material

ejemplar

el

(Obra movida

por el agente principal)

lápiz

la máquina

de escribir.

La estatuta de Bolívar hecha por Tenerani tiene por cau­ �a eficiente al autor de la misma (id a quo) . La causa efi­ ciente de n uestro ser son nuestros pa dres y la remota Dios.

Causa material es aquello de lo que se hace una cos� mármol de la estatua de Bolívar, co mo las c él ulas en la formación del ho mbre . •id ex quo), como el

Causa formal es aquello por l o cual una cosa es lo que es, de terminad o en su ser, y por lo tanto, distinta de todo lo que no es ella v. gr.: el hombre es una especie determinad ... por el alma racional; el animal es un género definido debid0 a la sen sibili da d ; l a planta ocupa una categoría especial por h vida que la distingue de los inorgánicos. Por lo tanto causa formal es aquel lo por lo cual el ente es lo que es (id quo e"l'> est id quod est). -12-


TRATADO

DE

LoGICA

Causa final es la razón que induc e a obrar (id cuius gra­ tia aliquid fit), Así, un estudiante se dedica a profundizar materias para hacer una carrer a brillant e, o para darles gus­ o a sus padres, o para cumplir con su deber, o para ganar dinero, o con el solo objeto de ilustrarse, todo lo cual cons­ tituye una causa final. En la metafísica se verá que los anticausalistas son nume­ rosos y que la causalidad eficiente, formal, material y fina� de las criaturas tiene una demostración perentoria. Se demos­ rará asimismo qu e los más furiosos enemigos de la causali­ dad, como son Marx, Freud y Ferri, la admiten y aun exa­ :eran sin pretenderlo. Y cuando el estudiante de bachillerato siga una carrera, especialment e si es la de derecho, verá co­ no el problema de las causas tiene una trascendencia defini­ tiva en el civil, en el penal, etc. Dijimos no solamente causas sino últimas causas, puesto que la filosofía no se contenta con buscar las causas próxi­ mas, como lo hace el científico; ella va hasta las últimas ra­ zones, los constitutivos supremos de las cosas. Así, en Teodi­ cea inquirirá sobre el origen de los seres, en psicología sobre la razón última de la imputabilidad humana, en metafísica respecto al constitutivo de todo ser creado o de todo ser cor­ póreo, en lógica sobre las causas de los errores y de los dís­ tin tos sistemas, etc.

Principios. El principio es: "aquello par lo cual una cosa es, sucede o se conoce" (3). V. gr. el punto es el principio ::le la línea, Dios es principio de las criaturas, el principio de contradicción es uno de los principales de toda ciencia, el principio de causalidad es otra de las bases del conocimiento filosófico, conocido un principio general en matemáticas se sa­ ca n la s conclusiones. Conocidos por la luz de la razón. Cuenta la historia que la habitual serenidad de Santo Tomás se vió perturbada cuan­ do su contendor Siger de Bravante pretendió hacer creer que el Angélico Doctor involucraba los argumentos filosóficos con pruebas tomadas de la Revelación. Y en verdad, en <i!l prólo­ -i;o de la "Summa contra gentiles" advierte el gran filósofo �ristia no que sus prueba s para la conversión de los paganos on elaboradas por la razón humana. Los teólogos católicos

3)

-

"Id quo aliquid est aut fit aut cognoscitur". - 13 --


MONSEÑOR FELIX llENAO BoTERO

laman Teodice a al tratado que estudia a Dios y sus atributos por la luz de la razón, y Teología al que investiga y razona apoyado en las prueba s tanto de la Revelación como de la ra­ zón; así como denominan Etica al estudio de las costumbres con las luces humanas y Teología moral a la investigación de !as mismas con la doble prueba de l a Revelación y de la ra­ zón.

LOS GRANDES PRINCIPIOS 19 Deductivos

29

""

De

identidad

La verdad es

=

la verdad. De contradicción

La verdad

=

no es el error.

39 De equivalencia ::::::: Dos verdades

que coinciden con una tercera,

coinciden entre sí.

LOGICOS 1''

29

Inductivos

De

razón

ruficiente

De las leyes

=

=

Las

leyes de

la

naturaleza son constantes.

39 De causalidad sin causa. De identidad

Nada

=

sucede sin razón suficiente.

=

No hay efecto

Lo que es, es.

De contradicción

=

Una cosa no puede ser

y

no ser al mismo tiempo. METAFISICOS

De equivalencia

=

Dos

cosas

iguales

a

una

tercera, son iguales entre sí. De

MORALES

RELIGIOSOS

f \

r ·1

razón

suficiente

=

Todo lo que sucede, tiene

razón suficiente.

19 Haz el bien y evita el mal.

29

No hagas a otro lo que no quieras para tí.

19 29

Ama al prójimo como a tí mismo, por Dios.

39 Da a cada uno lo que le pertenece. Ama a Dios sobre todas las cosas.

Fije el estudiante estos principios para la vida -

14

-


CAPITULO 11 DIVISION DE LA FILOSOFIA Aristóteles la dividió en dos gr andes ramas: especulativa

práctica. La especulativa trata de las cosas como son; y la práctica de la s cosas como deben ser. Por eso con frecuencía oiremos hablar de las cosas del ser y de las cosas del deber

y

ser.

La filosofía especulativa o real se subdivide en física y llamada igualmente filosofía natural, bus­ ca las últimas c ausas de las cosas materiales, tanto de todas en general (cosmología) como espe cialment e de los vivientes ( psicología) Esta, o sea la metafísica, considera las cosas in­ m at eria le s, bien praecisive, esto es, aquellas que pueden estar o no con la materia, como ente, uno, ve rdadero, bueno, cau­ sa (metafísica general u ontología), o bien negative, esto es, las cosas que no puedan tener materia, v. gr. Dios (Teodicea).

metafísica; aquella, .

La práctica se subdivide en lógica y ética. La lógica es­ tudia los actos de la mente para obtener la verdad; y la éticr os actos humano s en orden a la felicidad.

:S ..,

o

rl

"'••oulatlva

(Del ser)

([ h'i dPlH'r ser) Pr.'ll'til'.t

f

-l

Í l

Ontología Cosmología

El ser

Mundo corpóreo

Psicología Teodicea

El alma Dios

l .!1.�ic;i Eticet

Actos de la mente Actos humanos

Escolio. Por cuál de las distint as ramas de la filosofía debemos empezar? No es una la respuesta a este interrogant� por parte de los d istintos filósofos : unos empiezan por la -

-15-


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

psicología experimental, por considerarla más fácil y atracti­ va; otros por la lógica, por distintas razones, entre las que sobresale la apuntada por Santo Tomás (in-Boeth. De Trini­ tate, c. VI, a. 1, ad 3 m.): "En el aprendizaje empezamos por aquéllo que es más fácil, a no ser que la necesidad requiera otra cosa. A veces es necesario no principiar por lo más fá­ cil sino por aquello de lo cual depende el conocimiento de las cosas que siguen. Por esto al estudiar filosofía conviene em­ pezar por la lógica, no por ser ella más fácil que las demás ciencias, sino debido a que las demás ciencias dependen de ella, puesto que la lógica enseña el modo de proceder en to­ das las ciencias". "Es preciso saber primero el modo de la ciencia que la ciencia misma" (1).

1)

-

"Oportet enim primum scire modum scientiae, quam scien­

ti am ipsam"

(Santo Tomás de Aquin o).

-1&-


CAPITULO m DE LA LOGICA La lógica es la "ciencia de los actos de la Definición. razón en orden a conseguir la verdad" (1). -

Explicación: Se dice ciencia de los actos de la razón. Y la razón es el mismo entendimiento en cuanto procede por discurso de lo conocido a lo desconocido. Y su propio acto es el raciocinio; mas como el raciocinio consta de un juicio, y el juicio de aprehensiones, son tres los actos de la razón: sim­ ple a prehensión o idea, juicio y raciocinio. Una misma ciencia puede tener un objeto material co­ mún con otras, porque objeto materia l es aquello que se con­ sidera o estudia. La lógica y la psicología, por ejemplo, tienen un mismo objeto material: los actos de la mente; pero se di­ versifican en el objeto formal, esto es en el modo o respecto peculiar que cada una de esas ciencias considera. Así la psi­ cología estudi a los actos de la mente en su naturaleza, en su causa eficiente y e n sus principios contitutivos, y la lógica los estudia con el fin de que le sirvan para encontrar la verdad. Se dice en orden a conse� la verdad, puesto que el es­ tudio que se hace en este tratado sobre idea, juicio y racio­ cinio; métodos inductivos y de ductivos; sistemas, hipótesis y analogías; posibilidad de conocer, y distintos criterios para dis­ tinguir la verdad del error, va encaminado exclusivamente a descubrir la verdad, a demostrarla o a evitar los errores. Trata la lógica de las segundas intenciones o del ente de razón y no de las primeras intenciones, que pertenecen a la

1)

dam".

-

"Scienti" �ctuum rationis in ordine ad veritatem invenien­ - 17 -


MONSEÑOR F'ELIX HENAO BOTERO

metafísica. Son se gundas intenciones aquéllas que la razón encuentra en las cosas, no como existentes en ellas sino co­ mo consecuencia de l a consideración que la razón hace de las mismas. De esa manera hablaremos en lógica de especies, gé­ neros, raciocinios, predicables, que no LXisten propiamente en la naturaleza de las cosas, auncuand·J la mente nuestra tiene necesidad de fijarse en ellas a fin de formarla. No puedo de­ cir, v. gr. Pedro es especie, pero sí puedo afirmar que el hombre es especie. Especie es una segunda intención; y si di­ go: Pedro es hombre, hombre es una primera intención. Cuan­ do lleguemos a l problema de los universales, básico en toda filosofía, sabremos con mayor claridad lo que significa la idea universal metafísica y la idea universal lógica. División. La lógica se divide en formal y material. Llá­ mase formal la que c ons idera la forma misma, est o es, las o­ peraciones del pensamiento, haciendo abstracción de todo con­ tenido particular. Se la puede definir: "La ciencia de las con­ diciones generales de la verdad", o bien, "la ciencia de la conc ordancia del pens amiento consigo mismo". Fúndase en los grandes principi os de identidad y de contradicción, de los cua­ les se sigue: 1) Que todo lo que e s idéntico a lo que ya está pensado es necesariamente verdadero, siempr e que lo pensa­ do sea asimism o verdadero. Y la razón es que todo juicio ..., •zonamiento en e ste caso representa al espíritu la necesidad 2 ) Qu e todo lo qu e es contradictorio es necesariamente fal ­ so, puesto que toda idea, todo juicio y todo raciocinio repre­ senta en este caso al espíritu la imposibilidad. 3) Que todo lo que no es ni contradictorio, ni idéntico a una verdad pre­ supue sta no es ni necesariamente v e rdade ro , ni necesariamen­ te falso, ya que toda idea, todo juicio, todo raciocinio en este caso representan al espíritu simples posibilidades (Boirac, Lo ­ gique, ch. I, 2). Las regla s formuladas por la lógica formal derivan por lo tanto de la esencia del pensamiento y son la condición pri­ mera de las operaciones intelectuales. Tienen la ventaja de ser universales, esto es, válidas para todos los espíritus y pa­ ra todos los casos; y son relativamente a priori porque, no suponiendo otra cosa que el conocimiento del espíritu huma­ no, no exigen la noción previa de los objetos particulares que se quiere estudiar. Lógica material, llamada así porque ella considera el pen­ samiento en relación con los obj etos variados que forman su materia y consecuentemente establece las reglas diferentel'i -18-


TRATADO DE LoGICA

que el espíritu debe aplicar a los diversos órdenes del cono­ cimiento. Se la define: "La concordancia del pensamiento con los objetos reales''. Las reglas de la lógica material son parti­ culares, puesto que se aplican a diversos objetos de la misma índole; y son a posteriori por suponer alguna noción previa de los objetos paxticulares. Esas reglas especiales se denomi­ nan métodos, o sea los caminos que es preciso seguir para lle­

gar a la verdad.

Lógica crítica , es el tratado de los criterios de certeza y de la validez de l conocimiento. Algunos autores como Kant, Müller, etc., pretendieron restringir toda la lógica a la formal, y establecer entre ésta y la material un antagonismo completo. Pero aunque se distin­ gan, como un fin común las reúne, no se oponen; ese fin es la verdad por descubrir. Una lógica ausente de la verdad (la lógica formalista moderna y el logicismo a ultranza) absolu­ tamente divorciada de la realidad, sería un estudio inútU y falso. Además, la lógica material depende estrechamente dP la lógica formal, porque el espíritu no puede encontrar la ver­ dad si no está de acuerdo consigo mismo. Por lo tanto, para tener seguridad de la verdad, dos con­ diciones son necesarias y suficientes: que el espíritu esté de acuerdo consigo mismo (lógica formal), y no tenga contradic­ ción el pensamiento con los objetos reales (lógica material). Otra división. - Más clara que la anterior y más adap­ tada al estudiante es la célebre división tradicional en dialéc­ tica, metodología y criteriología. Trata la dialéctica del meca­ nismo de los actos de la mente (idea, juicio y raciocinio); ver­ sa la metodología sobre los caminos que deben seguirse para encontrar la verdad (inducción, deducción); y estudia la cri­ teriología tanto la posibilidad del conocimiento como los cli­ versos criterios o fuentes de la verdad (evidencia, raz6n, au­ toridad, sentidos internos, etc.).

Lógica natural y lógica a rtificial. - Aquélla es la natu­ ral capacidad del hombre normal para descubrir la verdad: y ésta es aquella misma capacidad estudiada a fondo por los sabios y dotada de reglas y principios científicos en orden a la posesión de la verdad. No basta la lógica natural, porque ella no conoce los sistemas, ignora las reglas del silo�i¡:mo difícilmente desentraña lo s sofismas o adquiere suficiente ha­ bilidad para no dejarse involucrar por los errores o arrastrar

-u-


MONSEÑOR FELIX IIENAO BOTERO

por los idola de que hablaron Platón y el frustrado canciller Bacon.

Escolio. La lógica será ciencia o arte? Participa tanto de la naturaleza de l a ciencia como de la del arte, pero más de aquélla que de ésta. Es ciencia porque su fin es descubrir la verdad y sus causas, lo mismo que el error y sus conse­ cuencias; es arte (recta ratio factibilium) puesto que posee la lógica reglas y métodos para obrar, lo cual es patrimonio del arte. Sin embargo es arte analógicamente, porque su objeto propio no son las cosas particulares y reales sino las formas o intenciones del pensamiento. -

Breve historia de la Lógica. La lógica como ciencia autónoma es una creación del genio griego. El mérito de ha­ ber establecido por primera vez la doctrin a lógica, con cla­ ra conciencia de sus problemas, pertenece a Aristóteles cuyo Organon es uno de los monumentos imperecederos de la inte­ ligencia humana. Pero Sócrates, contra los sofistas, ya se ha­ bía aplicado a la indagación de conocimientos objetivamente válidos y a encontrar conceptos universales independientes la opinión y del arbitrio. Y aunque se le considera como el descubridor del concepto y de la definición, no formuló la teoría del conocimiento ni estatuyó una doctrina lógica. Pla­ tón con su doctrina de las ideas distingue ya diversas opera­ ciones lógicas: la conceptuación, la definición, la deducción y la división. -

Mas el sistematizador de la lógica fue Aristóteles. Sus dis­ cípulos reunieron sus escritos admirables con el título de Or­ ganon, con las siguientes partes: categorías, hermenéutica, primeros analíticos, últimos analíticos, tópicos y refutación de los sofis tas. Pero la designación de lógica no es de Aristóte­ les sino acaso de Zenón, fundador de la escuela estoica. En la Hermenéutica trata la proposición y el juicio; en los Pri­ meros Analíticos el silogismo (su tratado principal); en los Ultimos Analíticos estudi a la demostración, la división y e1 conocimiento; en las Categorías analiza los términos y los conceptos generales (categorías) bajo las cuales caen todos los demás; los Tópicos examinan e l razonamiento dialéctico o probable; y en la Refutación de los Sofistas discute y refuta las argumentaciones que tienen especie de verdad. Aristóteles (384-322 a J. C.) es el verdadero fundador de la lógica; y desde entonces dió orientaciones a fin de que ella no fuera un mero arte sin razonamiento o una ciencia de lo concreto sin aspiraciones a las causas supremas o un mero deporte ln.

.

-20-


TilA'rADO

D"E

'LoclCA

telectual sin objetos válidos o principio s aplicables a la rea­ lidad. Su lógica está unida a la metafísica sin confundirse con ella. La Edad Media trabaja tenazmente en la silogística y se agita con el gravísimo problema de los universales, mucho más actual hoy de lo que creen comunmente los tratadistas y filósofos. El mundo moderno se debate entre los positivistas y materialistas, de un lado (nominalistas), los conceptualistas, del opuesto (neohegelianos, neocríticos) y en medio el rea­ lismo moderado que sigue generalmente la filosofía católica. Una espec ie de lo gicista medieva l fue Raimundo Lulio en su Ars magna et u ltim a, quien pretendió organizar un sistema de principios supremos de los cuales deberían extraerse los é;U balternos por medio de un cálculo conceptual. Por otro lado aparecían Alberto Magno y Bacon a quie­ nes más tarde siguieron Vinci, Bacon y Galileo. La doctrina de los hechos y de la experiencia tratada por Bacon en el Novum organon y en la obra De la dignidad y aumento de las ciencias, es una doble reacción contra la escolástica por un lado y contra el formalismo de Lulio por otro. Con Descartes empieza la llamada filosofía moderna, no sólo por el influjo que ha tenido en la filosofía posterior, sino también por su método criteriológico radicahnente distinto a los tradicionales; con él empiezan intensos estudios sobre filo­ sofía crítica. Después de Descartes aparece Kant con su idealismo ló­ gico y su formalismo apriorístico. Pero no se crea que Kant �rtenece al psicologismo: "En verdad, dice, hay lógicos que suponen en la lógica principios psicológicos; pero es tan ab­ surdo introducir tales principios como derivar la moral de l¡:¡ conducta de la vida". Kant es normativista y su lógica está explicada en su Manual de l ógica y en algunos trabajos mo­ nográficos. Si Francisco Bacon es esencialmente inductivo , Kant e s esencialmente apriorista y deductivo; en el medio se debaten los filósofos católicos. En el siglo XIX Juan Stuart Mill, siguiendo las huellas de Bacon, afirma el valor experimental de la lógica; y para Mili aun las verdades matemáticas proceden de raíces induc­ tivas. En el mismo siglo XIX aparece el psicologismo, que hace depender la lógica de la psicología; con matices muy di­ ferentes, encarnan el psicologismo Lipps y Wundt y otros. I­ dealistas contemporáneos estudian los objetos lógicos por sí -

21

-


MONSEÑOR FELIX llENAO BOTERO

mismos y aun cuanda no nieguen el valor normativo de las regulaciones lógicas ven en la lógica una ciencia teórica que investiga determinados objetos, así como la matemática estu­ dia los objetos matemáticos por sí mismos. Tales son Husserl y Pfánder, etc, Finalmente con Lotze y Windelband la noción del valor en la lógica crea una escuela que hoy ocupa la a­ tención del mundo de la filosofía. En el siglo presente descuellan entre los grandes escolás­ ticos de la lógica Matiusi y Billot en Roma; Maritain en Fran­ cia, Mercier en Bélgica, Yves Simon en Estados Unidos de Norteamérica, Derisi y Sepich en Argentina, Oswaldo Robles y Vasconcelos en México y no pocos en Colombia, amén de numerosos tratadistas que exponen victoriosamente la filosofía peripatética y las grandes tesis tomistas. No obstante las innumerables vicisitudes que ha sufrido la lógica, el Organon de Aristóteles continúa siendo el máxi­ mo tratado en esta materia. Entre los modernos filósofos de la lógica citamos final­ mente a dos que representan escuelas de verdadero i01iujo en las generaciones actuales: Hegel, con su dialéctica conceptual, quien estatuye como bási co que "toda realidad es razón y sólo lo racional es real"; pero la dialéctica hegeliana rechaza todos los principios tradicionales Y asient a un evolucionismo logicista que se mueve por tesis, antítesis y síntesis, aplica­ bles segú n él a todo orden de conocimientos. Las categorías hegelianas son las formas de la evolución del ser lógico. Y Mercier, cuya criteriología reivindica la filosofía trascenden1 al, profundiza el problema del conocimiento y confronta la inducción contemporánea con las grandes bases deductivas.

-22-


CAPITULO IV

DE LA IDEA Y EL TERMINO

La idea (del griego idein: ver) es la primera op erac1on de la mente. Nuestr a mente tiene una visión semejante a la de los ojos corporales, pero mil veces más lúcida porque es abstracta, y prescinde por lo tanto de los actos particulares. Se le llama también concepto, ya que toda idea es un engen­ dro mental; simple aprehensión, porque capta el objeto en la mente sin afirmar ni negar; verbo mental, para distinguirla del verbo oral; intención, porque es el acto mediante el cual la mente tiende al objeto. La idea es la representación de la naturaleza de los seres, que puede desempeñar bien el oficio de sujeto, bien el de predicado. Como sujeto de una propo­ sición es siempre, en último análisis, individual (Mercier), porque el primer objeto del pensamiento es tomado de la ex­ periencia sensible, incapaz de percibir otra cosa distinta a la realidad individual y concreta; y porque sólo el individuo es, en el sentido riguroso de la palabra, sujeto. Aristóteles le lla­ ma proté usia (sustancia prima), la cual es incomunica bit.� a ningún otro sujeto. A este sujeto individual el pensamiento atribuye todos sus predicados, de donde se originan dos gran­ des y trascendentales problemas dialécticos: 1) Qué represen­ ta y qué dice el predicado del sujeto? He aquí el estudio de las categorías o predicamentos lógicos; 2) Cómo se une al su­ jeto y cómo se le atribuye? Es el estudio de los predicables. De los Predicables. Porfirio, discípulo de Plotino (si­ glo Ill después de J. C.), prologó los libros del Estagirita con su Isagoge o introducción a los predicables, en la cual reunió toda la doctrina peripatética de esta cuestión. Suelen definirse los predicables diciendo que son: "los distintos modos como una naturaleza universal puede tener relación con sus inferio­ res y predicarse de ellos unívocamente", o también son "las -

- 23-


MONSEÑOR FELIX IIENAO BoTERO

universalísimas clases como las ideas generales se predican de los inferiores". Los modos de predicabilidad son cinco: género, especie, diferencia, propio y accidente. Cuando una idea general se predica de los inferiores como esencial y determinable, se lla­ ma género; si se predica como esencial y determinada se de­ nomina especie; si se predica como esencial y determinante, toma el nombre de diferencia. Si se predica como necesaria rero no esencial, se llama propio; si como contingente, recibe el nombre de accidente.

IDEAS

PREDICABLES

j

1

Género

Determinable.

E<;pecie

Determinada.

Diferencia

Determinante.

Propio

Necesaria, pero no esencial.

Accidente

Contingente.

Del Género. - El género es una idea determinable apta para estar en muchos. El género se determina en varias es­ pecies, las cuales a su vez son formadas por la reunión del género y la diferencia. V. gr. animal es un género; las dife­ rencias racional e irracional constituyen, al determinarlo, dos especies: el hombre y el bruto, es decir, el animal raciona' y el animal irracional. El género se divide en supremo, intermedio e ínfimo. Es suprem o el que no tiene otro género sobre sí, por ejemplo substancia; intermedio el que está colocado entre el supremo y el ínfimo, por ejemp lo viviente; a ínfimo el que no tiene debajo de sí sino especies, v. gr. animal. De la Especie . - Especie es una idea universal común y determinada, apta para estar en muchos individuos. Dijimos que el género era determinable, y que la especie es determi­ nada por la diferencia, que es determinante. Los géneros intermedios pueden también ser considera­ dos como especies en relación con el género anterior; y así la especie que sigue inmediatamente al género supremo es suprema; especie intermedia es la que está colocada entre la suprema y la especialísima y especie especialísima es aquélla que no tiene bajo sí sino los individuos. Cuerpo es especie suprema; viviente y sensitivo, son intermedias y hombre es la especie especialísima, por constar del género ínfimo y di-

2'

-


T:1ATAD0 D!: Lo<:;rcA

ferencia específica. Un poc o más adelante veremos que la de­ fin ici ón esencial consta de género próximo y diferencia espe­ cífica. Género

Supremo

.... .

Substancia

Género Intermedio

.. .

Cuerpo

Género Intermedio

.. .

v-.a.vienle

Género lnfimo

........... .

Sensitivo

Especie Suprema. Especie Intermedia.

......... .

liomore

Especie Intermedia. Espt:cie Especialísima.

La especie tiene gran trascendencia en dialé ct ica y meto ­ dología, en la clasificación c ientífica , metafísi ca y en derecho y cien c ia s naturale s. Desd e ahora advertimos qu e la incomple­ ta o inexacta definición de especie ha sido una de las causas de los errores transformistas.

De la Diferenci.a - La diferencia de una idea universal común y determinante. Determina al género en especies. Tan­ to el género como la. e specie y la diferencia se predican de los inferiore s unívocamente, es decir, en si gnificación t otal ­ me nt e id éntic a. La diferencia es también supre ma, intermedia o ínfim a , según que determine el género supremo, intermedio o ínfimo. La d ife r encia es part e constitutiva de la esencia y es sie mpre algo positivo, auncuando se expr ese con fórmulas negativas, como irracion al, insensible. Finalm e nt e la diferencia es más noble que el género, puesto que lo determ inant e es más no­ ble que lo determinable, lo propio que lo común. La diferen­ cia suprema es v. gr. corpórea e incorpórea; la intermedia es v. gr. sensitiva e insensitiva; la ínfima es v. gr . racional e irracional. Hay una diferencia llamada específica que al j un­ tarse con e l género próximo constituye la especie ínfima o la especialísima.

De l Propio. - Vistos ya los predicables esenciales, pase­ mos a los que no lo rnn, es decir a los que no constituyen el ser sino que lo acompañan, necesariamente (propio), o con­ tingent eme nt e ( acc idente ). Los griegos hablaron de género (guenos), especie (eidos), diferencia (diaforá), pro pi o (idión) y accidente (symbebecós). El propio es una idea universal común, necesaria pero no e­ sencial: " Pro p rium dicitur quod convenit soli aliqu i speciei, omni et semper". Así: un propio en meta física será la risibi­ lidad en el h om bre, la incorruptibilidad en los seres inmate­ riales, la limitación en todas las criaturas; y un propio lógico -25-


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

ser á la univocidad de tod os los predicables, y la necesidad en t oda proposición apodíctica, la alteridad en el derecho, la in­ disolubilidad del matrimonio. Del Acc idente. - Llámase accidente predicabl e (distinto del accidente, categoría lógica, como ya lo veremos) , una i­ dea universal común y contingente; v. gr. amabilidad, belleza, distinción, nobleza de modales, blancura, e n el terreno meta­ físic o; claridad u obscuridad de una idea, en el terreno lógi­ co. Por no distinguir lo accidental de lo propio en el terreno c ientífico, se han originado numerosas equivocaciones, espe­ cialmente entre los transformistas; de t al suert e que para muchos de ellos es más importante el ángulo fa cial o el peso del cerebro que la mism a raciona lidad.

Escolio. - No pueden ser sino cinco los predicables por­ que una idea puede predicarse de los inferiores o esencial o accidentalmente. Si esencialmente, lo puede ser como deter­ minable, determinante . o determinada, lo cual constituy e el género, la diferencia y la especie. O bien, no esencialmente, y entonces s e predica como algo inherente mas no constitutivo, o como algo meramente contingente, es decir, que pueda estar o no estar en el sujeto del cual se predica. En este caso ten­ dremos, respectivame nte, el propio y el accidente . Ma s como no hay término medio entre lo esencial y lo que no lo es, síguese que solamente son cinco los predicables.

DE LOS PREDICAMENTOS O CATEGORIAS. Son las dis tintas maneras como el predicado se atribuye al sujeto. Aristóteles enumeró diez géneros supremos de predicados o atributos cuyo total equival e virtualmente a todos los tesoros del pensamiento humano, y bajo los cuales haya cabida cual­ quier concepto. Y son: substancia y accidente. El accident e se subdivid e en cantidad, cualidad, relación, acción y pasión, tiempo, lugar, sitio y háb ito. -

A) DE LA SUBSTANCIA. Santo Tomás la define diciendo que es: "aquéllo a lo cual compete estar en sí y no en otro como en su sujeto" (1) . Suele dividirse la substancia, con Aristóteles, en primera y segund a; la primera (proté usía) es aquélla: "que de nin-

1)

-

"Id cui debetur esse in se et non in alio tanquam ín subiecto". - 2li -


TRATADO DE LoGICA

gún suj eto se pr edica, ni está en suj e to a lgu n o " ( 2 ) . Como es t e h o mbre, este caballo, y lógicamente es te suj eto , este pre­ dicado : son substancias primeras lo s individuos. La s u s t anc ia segunda ( deuter e us ía) es: " a quélla que no está en suj eto alguno p er o se predica de un suj eto" (3) . Por ejemplo, gé­ nero, especie, etc. La sustancia primera s e subdivide en comple ta e incom­ pleta en el ord en de sustancia y en el o r den de especi e . Com­ pleta en el orden de substancia es la que puede subsistir por sí m i s m a. v. gr . el alma humana; inco mpl eta en el orden de substancia es la qu e no puede subs i s t ir sin otro c op r i n cip i o , como el alma del bruto.

Substancia completa en el orden de especie es la que pued e desempeñar todas las op er acio ne s e sp e cí fi c a s , v. gr . el h omb r e , que tiene conjuntamente todas las operaciones de la especie humana, cuales son: nacer, crecer, multiplicarse, p ? n ­ sar, querer, morir, etc. Incompleta en el ord en de especi e es la qu e no p ue d e ej ercer todas las operaciones específicas aun­ cuando sea su bsis tente , v. gr. el alma huma na . Es obvio ad­ v e rti r que no po de mo s poner ej emplos lógicos de la s ub s t an­ cia p r i mer a por ser ell a una pr i m era intención, qu e se apl i c a sólo a los ind i v id u o s reales. La substancia tiene o tras deno m i n acione s u nív ocas , a sa­ ber: esenc ia, o sea lo que constituye un s e r en su e s pe c i e quiddid ad, por qu e la substancia r espo nd e a la pre gunta quid est hoc?; natura leza, porqu e es principio rad ical de las ope­ raciones; forma, p o r qu e es lo pr i nc ipal en lo s co ns t i t u t i v.'.: s del ser; y especie, porqu e es la sub st a nc ia , y no los a ccide n­ tes , lo que la constituye.

B) DEL ACCIDENTE. - Se define: " a qu é l l o a lo c u al co mp et e estar en o t ro como en su suj eto de inhesión" (4) . El est u d i ant e se pr e g u nt ará fácilment e si el alm a h u m a n a , que está en el cuerpo, es un ac ci d ente . Pero él mismo podrá sa­ b er s i n gran dificultad que el a lma no es t á adherida al c ue r2)

- "Quae nequae de subiecto aliquo dicitur, neque in subiecto

aliquo est".

3)

- " Quae non est in subiecto, sed dicitur de subiecto''.

4) - "Id cuius quiddidate debetur esse in alio tamquam in subiec ­ to inhaesionis" . - 1:1 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

po sino informándolo, vivificándolo y determinándolo a una espec i e superior al cuerpo mismo, qu e es la humana.

1) De la Cantidad. - Se define: "el accidente extensivo de la s u bs t anc i a y la fuente de la divisibilidad de la misma" . Est e predicamento tiene una gran i mpo r t a n c ia po r ser la ba­ se de las c i en c i as matemáticas y fí sic a s , por tener aplicaci ón en el problem a t eológico de la permanencia de la canti dad en la transustanciación, y porque desd e Descartes todos los me­ canicistas la han confundido con la su b s t anc i a material. Desde ahora advertirnos que un cuerpo dado puede cambiar de can­ tidad y de extensión permaneciendo una la substancia, lo cual es s u fi cient e para declarar que la canti dad y l a substancia material se d is t i n gue n realmente. La cantidad se divide en contin• r n , contigua y di s c r eta Continua es aquélla cuy as par ­ tes s e unen con un término común fís ic o, v. gr. un kilóme­ tr o; d!c:-: reta es aquélla c uyas partes se unen con un término común moral v. gr. el número , una clase, un ejér cito ; y con­ tigua e s aqu élla cuyas pa rt es no tienen hiatos y existe en el mundo físico por lo menos en los electrones. .

La canFdad es bas e de la extensión, de la divisibilidad, d el número, d e la línea, de la su perf i c i e y del término del vo ­ h:men. En la cantidad se funda el célebre principio d e equi­ v alencia: "Dos c anti d ad es iguales a una ter c er a son iguales ent re 5í" , base del s i lo gi smo metafísico . El número aplicado a l o s espíritus pertenece a otra cantidad que se llama tras­ cend ental y no es predicamento. 2 ) De la Cualidad. La cualidad es el accidente que mod i fi c a la sustancia en s u ser o en su operación. Implica la cualidad un modo d e l a substancia y una determinación de 1o abstracto por lo concreto. La cualidad s e divid e en hábito y disposic i ón . Hábito es una cualidad difícilmente movible, pro­ pia de l os s eres racionales en sus facultades superiores, como s on la inteligencia y l a voluntad. -

El h á b i t o es sustantivo c u and o modifica el ser mi s mo, v. gr. pensar ; y operativo cuando modif ic a la operación del ser , como estudiar con tenacidad. Hábito o p er a H vo bueno cuando perfe c ci o na la operación del ser, v. gr. la abstinencia; operati.­ vo malo c u and o va en detrimento del mismo ser que ob ra, v . gr. la embriaguez. El hábito es difícilmente movible porqu e nuestras facul ­ tades superiore s se adhieren con más tenacidad que la sensi­ bi l i dad , qu e es versá til. - 28 -


TRATADO

DE

LOGICA

El hábito s e crea con la repetición de actos de la misma natu ra lez a y se d es arraiga con actos contrarios a lo s que lo cre aron. El h ábi t o tiene mucha trascendencia en los probl emas de la conciencia , d e h• ps i colo gía , de la ped agogí a , de la imputa­ bilidad , en lo s actos humanos. Un moralista , un médic o y un penalista tienen que hacer e studios esp e ciale s sobre la natu­ raleza de l háb ito y e l aumento o disminución de la imputabi­ lidad pa r a pod e r tratar a los r einc identes, a los en f erm os y a los delincuentes consuetudinarios. El hábito engendra igual­ mente l a costumbre que es una d e la s más bellas fu entes del d ere cho y ha prec e d id o generalment e a la legi s lación escrita. Por los hábit o s d e los primitivos se está c onociend o l a etn olo­ gía m o d er na, la prehistoria d e l a h uman idad . La disposición es una cualidad fácilment e movible, propi a de la s ensibil id ad : · un caballo domesticado , un perro educa­ d o, el pugilista, tienen disposiciones qu e fácilment e s e o lvidan o amin oran con l a su spensión aún te mpo r al y co rta de los e­ j ercicios que las crean. El estudiante sabe que un d eporti sta tiene que entr en w:·se siempr e qu e va a la pi st a , y que un ca­ ballo d e carrera tiene que estar sometido a un régimen qu e d e mand a nu me roso s cu id ad os, so pena d e perder lo adquiri­ do.

Divídes e también la cualidad en potencia e impotencia; en pa si ón y cualidad pasible ; en figura y forma. La potencia es la cualidad qu e d ispone a la substancia para obrar o r e acc ionar , y e s por lo tanto un principio pró­ ximo de la op er aci ón, distinto de la natur alez a que es el prin­ cipio radical. Las potencias del alma se cuentan en esta ca­ te goría, lo mismo qu e las potencias del ver, o ír, sentir, etc. La impc t en d a significa una potencia op erat iva déb il o d ef ec­ tuosa , como la del niño pa ra and ar, la d el anciano para ver.

La pasión significa una cualidad que determina en el su­ j eto un cambio corporal o un mo vimi en to del apetito sensiti­ vo. Son pasiones el amor, el odio, la esperanza , el d eseo , la ira, etc. Y la cualidad pa sible son ciertas modalidades del ob­ j eto sensible que pro vocan en nosotros r eacc iones pasionales como lo d ulc e y lo amargo. La figura y la form a contituyen l a cuarta especie de cua­ lidades. Lláma � e forma la d i sposició� artificial de un cu erpo, como la qu e tien e la estatua de B o hvar . Y figur a es la dis­ posició n natural de las partes cuantitativas d e la mat eria , v. - 29 -


'.MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

gr. la figura del hombr e y la del castor, o la de los Farallones del Cauca . 3) De la Relación. Tan difícil es este predicamento que ya el mismo Aristóteles s e quej aba de tenerlo que tratar a pesar d e la repugnancia qu e sentía en l a expli cación de pro­ blema s poco accesibles a los alumnos. Pero como la relación e s un hecho real , es imprescindible tratarla tanto en lógica como en metafísica. El est udiante d e un instituto católico ten­ drá q ue investigar a fondo el problema de l a relación, por­ que lo s constitutivos de las personas divinas son relaciones subsistentes reales. Aristóteles la definió: el accidente "ad a­ liquid". Su ser es totalmente respectivo. -

Hay relaciones de igualdad , como las qu e existen en dos líneas parelelas A-B y C-D, cada una de las cuales mide un metro; de cantidad , como el número cuatro es el duplo de dos; de cualidad , como la que se tienen dos hermanos geme­ los cuyo s rasgo s fisonómicos se parecen; d e causalidad, como la qu e existe entre el vapor y la máquina; de finalidad, v. gr. el oj o que dice relación a la visión. Podemos añadir la re­ lación que existe en todo derecho, ya que, según Santo To­ más , el derecho dice intrínsecamente alteridad. Por eso mis­ mo dicen los latinos y repiten los moralistas el principio "ne­ mo sibi iniustu s'', nadie es inj usto consigo mismo. La relación tiene dos propiedades: la nota in y la nota ad. Por la nota in la relación d e las criaturas, que es siempre accidental, adhier e al sujeto; y por l a nota a d es un predica­ mento aparte, que denota u n respecto entre dos términos, un orden de uno a otro. Hay relacione s reales y lógicas, mutuas y no mutuas. Real es la relación que existe en la naturaleza de las cosas, prescindiendo d e la inteli genci a humana que las descubre , v . gr. la qu e existe entre el padre y el hij o; lógica, aquélla cuya existencia es totalm ent e frut o del pensamiento , v. gr . las que hay entre figuras geométricas que hay en mi mente. Mutua es aquella cuyos términos dependen uno d e otro, v. gr. entre el maestro y el discípulo, puesto qu e n o hay maestro sin dis­ cípulo y, viceversa, no hay discípulo sin maestro: no mutua, cuando sol ament e uno de los términos depende: el Creador no depend e de la criatura, pero la criatura depende del Creador. Santo Tomás de­ 4 y 5) De la Acción y de la Pasión. finió la acción " actus huiu s ab hoc'', o sea el a cto del agente -

_ ., _


TRATADO

DE

en otro, como ca1entar el agua. in hoc", como ser calentado.

1..oGICA

Y la pasión es "actus huius ut

6) Del Tiempo. Lo definió B o e c io : "N umerus motus secundum prius et posterius " , número y medida d el movi­ miento corpóreo , según un antes y un después. El tiempo su­ pone los cuerpos de los cuales es accidente; una relación entre varios como el sol y la tierra; una sucesión de movimientos, y por lo mismo una anterioridad y posterioridad. -

En metafísica se demostrará que el tiempo no es una c a­ tego:ria subj etiva como quiso Kant, ni un atributo de la divi­ nid ad como pretendieron Fenelón y Clarcke. La duración de los espíritus s e denomina evo, y la de Dios eternidad, que suele definirse con Boecio, el gran autor e "D� consolatione philosophiae" y maestro eximio, "posesión total, simultánea y perfecta de una vida interminable" ( 5 ) . El evo se define: "una duración de los seres ínmateriales, que tuvieron pr i nc ipi o pero no tendrán fin". 7) Del Lugar. El lugar es: "Extrema superficies corpo­ ri s continentis , inmovilis, prima" , la superficie externa e in­ móvil que rod ea a un cuerpo. Pero el lugar interno son la :; partes fuera de partes, y por lo mismo depen d e d e la exten­ -

sión

interna.

8) Del Sitio. El sitio es la disposición y orden de las partes e n el lugar. Así: estar en pie, de rodillas, acostado. -

9) Del Hábito. Fue definido por Alberto Magno: "Cor­ et eorum quae circa corpus sunt adiacentia " . Así, el tener porte militar, el estar vestido de monje, de deportista, es t ener el predicamento de hábito, distinto totalmente del hábito cualidad. -

poris

ANTEPREDICAMENTOS. Llámanse así las condicio­ que una idea universal o un ser s e ca­ tdogue entre los predicamentos. Son tres: A) Que sea unum p er se, es decir, que tenga una sola esencia y una sola exis­ í encia : de otra manera s ería imposible que perteneciese a un solo predicamento. B) Que sea simpliciter finitum, ya que lo infinito no puede catalogarse. C) Que sea logice univ�um , pues si fuera equívoco o análogo no podría predicarse de los inferic reó de una manera idéntica. -

nes necesarias para

5)

-

"Interminahilis vitae tota simul et perfecta p<isesio". - 31 -


TRATADO

LoGICA

DE

ARBOL PORFIRIANO. - Los escolásticos tomaron de la Isagoge de Porfirio una síntesis admirable, denominada ár­ bol porfiriano, que sirv e para que el alumno tenga un resu­ men claro de toda la doctrina anterior: SUBSTANCIA (

Incorpórea

Corpó rea ----" --------� ----

CUERPO ---� .-----· ·�------ v

Inanimado

Animado

VIVIENTE " lnsensitivo

Sensitivo

ANIMAL ---- , ,----- �-------. .,----

Irracional

Racional

HOMBRE

DIVISION DE LA IDEA.

- La idea s e divide en clara

y o sc ur a, cuando con ella se representa un objeto que se pue­ d e distinguir de otro o no. En distinta y confusa, cuando se

tien e noticia de las principales notas que represente una idea o no se tiene. En completa e incompleta según que represen­ te t odas las notas, aún las más simples, o no. En comprensiva y meramente aprehensiva, según que conozca la cosa en cuan­ to es inteligible, tanto en sí misma como relativamente a to­ das las demás a las cuales dice orden, o real o posible. Es manifiesto que tener ideas comprensivas es patrimonio de Dios. Y puramente aprehensiva en el caso contrario.

DEL TERMINO El término es la manifestación externa de la idea, distin­ to del término mental, que e s el mismo concepto. El término oral se puede dividir de la siguient e manera: A) en significante y no si gnüicante, según que fuera de sí mismo represente algo distinto de sí, o no. Así: blitri es no significante, y especie es significante. B) en fijo y vago : el -

32

-


MONSEÑOR FELlX lb:NAO BoTERCI

primero representa algo constantemente, v. gr. Dios; el se­ gundo puede tener varias significaciones al arbitrio de quien lo pronuncia, como naturaleza. C) en unívoco, equívoco y a­ nálogo. Unívoco es e l que se aplica a varios en significación totalmente idéntica como hombre; equívoco, el que se aplica a varios en significación totalmente diversa, como accidente en categoría y en predicable; y análogo, el que " se predica d e varios en significación parte igual y parte diversa", v. gr . el ser (6) . Subdivídese la analogía en de atribución y d e proporcio­ nalidad. Analogía de atribución es la que se aplica a varios en orden a u no, al cual le compete principalmente, v. gr, sa­ no, que s e aplica propiamente al animal y se atribuy e a la medicina, al color, al líquido, a las costumbres. Y analogía de proporcionalidad, cuando la r azón significada por el térmi­ no análogo está en muchos, según alguna proporción; así por ejemplo: DIOS

(Increado )

CREATURA =

-�-�-

(Creado)

SER

SER

Convienen en qu e Dios y la creatura tienen ser; difieren en el modo de ser. La analogí a d e atribución es propia, como en el caso an­ terior; e impropia cuando int er v iene la metáfora. Así cuando digo que el hombr e ríe como el prado ríe , aplico una analo­ gía impropia o metafórica. Cuando tenemos ideas análogas permanece en nosotros cierta oscuridad. Así, todas las ideas que tenemos de Dios, de su ser, de su naturaleza, de las personas divinas, de los atri­ butos, son analógica s . De ahí que necesariamente, con necesi­ dad met afísica , para nuestra razón siempre habrá misterios en Dios. Quien los niegue nad a sabe de Dios. El término, tanto mental como real, se divide:

1) En término de primera intención y de segunda inten ­ ción. Aquél e s el que significa la cosa según sus predicados reales, conocidos por la mente por conocimiento directo, co­ mo hombre en esta proposición: "Pedro es hombre ". Este tér6

-

"De díversis predícatur

partim diversam"

secundum

ratíonem

(Santo Tomás, In XI Met., l.

- 33 -

3.) .

partim

eandem


TRATADO

DE

LooICA

mi no se llama también en metafísica universal diret:to, :real, metafísico. Y de segunda intención es aquél que significa la

cosa, según los predicados que le competen, en cuanto que es entendida y s e conoc e por aprehensión refleja, como hom­ br e en esta proposición: "El hombre es especie" .

2 ) En positivo y negativo; el primero significa una forma, como justo, sabio, sujeto, predicado; el segundo, la carencia de una entidad, como ceguera. 3) En concreto y abstracto, según qu e signifique u n com­ puesto de sujeto y forma, como blanco, que consta de sujeto y blancura, o de la forma removida del sujeto, como blan­ cura.

El concreto se dice lógico o real, según que la forma se distinga de l sujeto por la sola consideración de la m ente e independientemente de la misma. El primero es puramente ló­ gico, por ejemplo Dios, que se distingue del acto puro sólo me ntalmente. Y el segundo es metafísico, porque tiene fun­ damento en la realidad, v. gr. hombr e se distingue de risible. 4) En absoluto o connotativo; aquél significa lo que es por como Pedro, banca y todos los sustantivos; y éste signifi­ ca lo qu e adyace a otro, como estudiante, correcto, etc. sí,

5) En categoremático y sincategoremático; el primero pue­ de por sí ser sujeto o predicado de la proposición, como hom­ bre, sabiduría; el segundo no puede desempeñar esos oficios sino unido a otro, como todo, alguno, etc. 6) En singular y común; e l singular significa un solo in­ dividuo: "Singulare est cuíu s essentia est incommunicabilis", el singular es aquel cuya e sencia es incomunicable ( Santo To­ más In lm. Sent., D. 24, q. 2, ad. 5 m.) , v. gr. Pedro; el co­ mún es el que significa muchas cosas, analógicamente o uní­ vocamente, v. gr. : hombre, especie.

7) En colectivo y distributivo; el primero s e aplica a mu­ chos, pero no puede predicars e de cada uno, como ejército; pero sí el segundo, como discípulo. 8) En trascendental y no trascendental; compete el pri­ mero a todas las cosas, y son res, ens, unum, bonum, aliquid y vemm; el segundo, se aplica a una clas e o categoría, como substancia, cantidad, hábito. COMPRENSION Y EXTENSION DE LOS TERMINOS. Llámase comprensión de un término el complejo de propie- M -


dades o atributos del mismo; así hombre tiene las siguientes

propiedades: racional, animal, viviente, sensitivo, corpóreo, sus­ tancia, ente; y ente no tiene sino una comprensión: el ser. Extensión de una idea o de un término es el número de individuos a quienes se puede atribuír; así el ente se dic e de todos los individuos, y Dios se dice sólo de uno.

PRINCIPIO DE LA COMPRENSION Y LA EXTEN­ SION . "A mayor comprensión, menor extensión; a máxi­ m a extensión, mínima comprensión; y viceversa". Dios tiene máxima comprensión y mínima extensión; el ente tiene má­ xima extensión y mínima comprensión. Y a medida que se baja en el árbol porfiriano crece la comprensión y decrece la extensión. -

Este principi o deb e grabarl o el alumno con sumo cuida­ do, porqu e es uno de los puntos básicos de la lógica, y el no aplicarlo con exactitud da pie para numerosos sofismas. Máxima comprensión

f l

Todas las perfecciones.

Mínima extensión

f l

Un solo Dios.

Máxima extensión

f l

Todos los seres son entes.

Mínima comprensión

f \

El ente no dice sino una perfección: ser.

DIOS

ENTE

Ejemplo práctico de las categorías para que el estudiante las descubra:

Bolívar, pequeño de cuerpo, nervioso, dictaba continua­ mente, se emocionaba. Nació en Caracas; fue padre de cinco r epúblicas; luchó veinte años sin descanso. Dormía en hama­ ca y tenía un porte entre majestuoso y arrollador. Sus esta­ tuas se multiplican en Europa y América.

- 35 -


CAPITULO V DEL JUICIO Y LA PROPOSICION DEL JUICIO. - Aristóteles (III d e An. c. 6) lo definió: "La oración por la cual el entendimiento dice algo de otro a­ firmando o negando" (1) . Los moderno s suelen definirlo: "El acto por el cual la mente expresa la identidad o desigualdad de dos ideas". Esta definición es recta con tal que la palabra idea se tome con un concepto obj etivo . DIVISIONES DEL JUI CIO. - S e

divide el juicio:

1) En afirmativo y negativo como : "El hombre es racio­ nal". "El animal no es racional". 2) En verdadero y falso, según que la inteligencia com­ ponga y divida lo que hay que componer y dividir, o al con­ trario. V. gr. " Dios es justo''. "El predicabl e es análogo" . 3) En necesario y libre, se gún que en la enunciaci6n del juicio usemos de la evidencia de la cosa o del arbitrio de la vo luntad (Cfr. Remer ) . V. gr. "La línea recta es la más cor­ ta de las líneas". "Yo estudiaré filosofía".

4) En prudente e imprudente, según que al juzgar ten­

gamos s ólido fundament o, o n6. Por ejemplo: "Estados Unidos

son una nación rica". "Todo hombre

es

justo".

5) En a priori y a posteriori según que el predicado se diga del suj eto independientemente de l a experiencia o depen­ dientemente de ella. V. gr. "Dos cosas iguales a una tercer a son iguales entre sí". "La Universidad Pontificia Bolivariana intensifica los estudio s de filosofía" . Los antiguos escolásticos 1)

-

negando".

"Oratio qua intellectus aliquid dicit de altero affirm ando vel

- 37 -


MONSEÑOR FELIX JIENAO BoTERO

llamaban a posteriori al j uicio que procedía del efecto a la c ausa, y a priori al que iba de l a causa al efecto.

6) En analítico y sintético; el primero procede del análi­ si s de las nociones ; el segundo d e la experiencia o de la au­ toridad. V. gr. "La línea es mayor que el punto". "El efecto supone un a causa". " Ningún contingente es necesario". "Los libertadores estudiaron en colegios católicos". "Sucre fue cas­ to". "Bolívar murió católicamente". Kant define el juicio a­ nalítico: "Aquel cuyo predicado está contenido formalmente en la comprensión del sujeto". Más adelante al estudiar la doctrina kantiana, veremos la importancia que tiene fij ar con exactitud la significación del juicio analítico. Advertimo s que las proposiciones que contienen definiciones esenciales no se consideran propiamente como juicios analíticos, ya qu e vienen a ser puramente lógicas las distinciones entre el suj eto y el predicado. REGLAS FOHMALES DEL JUICIO. 1) del principio de identidad, e s verdadero y legítimo cuyo atributo esté contenido en la comprensión ( Cfr. Bossuet, L. 11 ) . Por ejemplo: "La part e es el todo". -

En virtud todo j uicio del sujeto menos que

2) Por el principio d e contradicción es falso y absurdo todo juicio cuyo atributo sea contradictorio a l suj eto: v. gr . " L a criatura n o e s creada".

3) Pued e ser verdadero todo j uicio cuyo atributo no es idénti co ni contradictorio al sujeto. V. gr. "El sujeto es pre­ dicable". Las dos primeras clases de j uicios pertenecen a la lógi­ ca formal, que se ocupa solam ente de j uicios analíticos. La tercera ley pertenece a la lógica aplicada, que se ocupa de j uicio s sintéticos o experimentales.

DE LA DEFINICION Y DE LA DIVISION DE LA DEFINICION. - Aristóteles dij o de ella: "La o­ ración qu e significa lo que es la cosa" (2 ) . Oración, porque consta de muchas voces que indican la esencia de la cosa. Lo

2)

-

"Oratio significans quod quid est". - 38 -


TRATADO

DE

LoGJCA

que es la cosa, por ser propi o d e la definición decirnos lo que es la cosa. PARTICION DE LA DEFINICION: En nominal y real. La primera significa la etimología de la palabra, v. gr. epistemología: tratado de la ciencia; axiología: tratado d e los valores; ginecología: estudio de las enfermedades d e la mu­ j er; biología: tratado d e lo s vivientes. -

La segunda consiste en explicar la naturaleza de una co­

y determinar lo qu e ella es (to tí éstin) como dijo Aris­ tóteles; y s e subdivide en esencial, causal y descriptiva. sa

La definició n esencial explic a la cosa por los constitutivos intrínsecos, físicos o metafísic os. Físicos, v. gr. "El hombre consta d e alma y cuerpo"; metafísicos, v. gr . "El hombre es anima l racional"; "La planta es un cuerpo viviente". Hay que anotar de nuevo que la definición metafísica esencial consta de género próximo y ·diferencia específica, como en las enun­ ciadas. La causal explica la cosa asignándole las causas extrínse­ cas de la misma, es decir , la eficiente, la final o la ejemplar. Así : El alma humana se definiría: "La forma qu e es produci­ da por Dios de la nada" (eficiente) ; "La forma capaz de fe­ licidad eterna" (final) ; "L a forma producida a imagen y se­ mej anza de Dios" (ej emplar) . Finalmente la descriptiva define la cosa por sus acciden­ tes propios, co mo "El hombre es un animal risible" ( Cfr. Ge­ ny) . LEYES DE DEFINICION. Ya Aristóteles había adver­ tido en lo Tópicos que la definición debe tener sus reglas, en­ tre las cuales enumera la primera: -

1) Qu e la definición sea más clara qu e lo definido, ya que a eso tiend e la definición. Pecan contra esta regla quienes definen lo mismo por lo mismo y los qu e empl ean metáforas para definir. 2) Que sea breve, para retenerla fácilmente y en bien d e la claridad. 3) Que no sea negativa, a no ser que se trat e de definir e l defecto de una cosa o de contradictorios. Cuando se dan definiciones negativas sabemos qué no es la cosa, pero no qué s la cosa. - 39 -


MONSEÑOR FELIX IIENAO BOTERO

4) Que sea recíproca, es decir, que el sujeto pueda re­ emplazars e por el atributo, tratándose d e definiciones esen­ ciales. 5 ) Que nada redunde ni nada falte. Así en las definicio­ nes esenciales es superfluo enunciar las propiedades del sér, ilógico enumerar las propiedades del ser, e ilógico enunciar los accidentes. CONSECUENCIAS. - A) No podemos definir el ente, ya que sobrepasa a todos los género s y diferencias. B) Ni los individuos, ya que ellos no tienen diferencias específicas, y se distinguen entre sí sólo por caracteres accidentales. C) Ni a Dios, porque es infinito.

DE LA DIVISION. Dividir es partir el todo en sus partes: "Oratio totum aliquod in suas partes distribuens". Lo que se divide se llama dividendo, y las partes. divisiones. -

Lo que se divide puede ser nominal o real, según que sea una partición de la voz en varias significaciones o de la cosa en varios miembros . PARTICION DE LA DIVISION REAL. Santo Tomás (11.l p, q. 76) distinguió tres clase s de todos: universal, inte­ gral y potestativo, de los que se siguen tres clases de defini­ ciones reales. -

Todo universal es el que tiene partes subjetivas en las que la forma o la virtud e stá en cada una, v. gr. el hombre cuya esencia y cuya virtud está en cada uno de los individuos. Todo int e gral es el qu e consta de partes integrantes en el cua l la forma no está toda, ni en cuanto a la esencia ni en cuanto a la virtud, en cada uno d e los individuos, como una familia, la Universidad Pontificia Bolivariana. Todo potestativo es aquel en el cual la forma está toda en cuanto a la esencia pero no en cuanto a la virtud, en ca­ da una de las partes. Así el alma humana está toda en cuan­ to a la esencia en el sensitivo y en el vegetativo, pero no en cuanto a la virtud.

Hay también todo lógico, todo físico y todo metafísico cuando las partes son respectiv ament e lógicas, físicas o meta­ físicas. -

40

-


TftATAJIO

DE

LoGICA:

REGLAS DE LA DIVISION. - 1 ) Que se haga en po­ cos miembros, los cuales, si fuer e necesario pueden subdivi­ dirse: Así el animal lo dividimos en racional e irracional; y a éste en volátil, acuático y terrestre.

2) Qu e sea adecuada, es decir, que ni videndos.

sobren

ni falten di­

3) Qu e ninguno de los miembros sea igual al todo; y

4) Que se haga, en cuanto sea posible, por partes subs­ tanciales, o al menos por las principales. Sería mal a una divi­ sión lógica como ésta : los predicables son géner o y diferencia; las definiciones son descriptiva y causal; la filosofía es metafí­ sica y ética; la lógica trata de criteriología y silogismo, etc. Recapitulando podemos decir: A) Que la definición de­ senvuelve la comprensión de la idea y la extensión se e sclare­ ce en l a división.

B) P ar a definir es suficiente enumerar el género próxi­ mo y la d ife renc ia específica; y para dividir es suficiente e­ nunciar l os grupos inmediatamente anteriores. C) Siendo el individuo indefinib le por su comprensión i­ limit ada, no cae baj o las definicione s esenciales.

DE LAS PROPOSICIONES

La manifestación externa del juicio se llama propoSic1on, qu e puede definirse con el filósofo: "La oración en la cual hay verdad o falsedad" (3) . PARTICION DE LA PROPOSICION. - En simple y compuesta. La primera es aqu ella "en la cual se enu ncia una cosa d e un suj eto", com o "Dio s es santo" . Compuesta es aque­ lla en la cual s e enuncian varias ideas que se unifican por la unidad" ( 4) , como "Santo Tomás es santo, filósofo y conduc­ tor" .

PARTICION DE LA PROPOSICION SIMPLE. - Se divide en necesaria, imposible y contingente, según que el

3) 4)

"Oratio in qua verum vel falsum est".

- "In qua enunciatur plura quae coniuncticme fiunt unum",

- 41 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BoTERO

predícado exprese algo que puede convenír o nó al suj eto. E­ jemplos: "El género es predicable" (necesaria) ; "La especie es análoga" (imposible ) ; "El hombre es rico" (contingente) . En afirmativa y negativa, según qu e el predícad o se a­ decú e al suj eto o se remueva del sujeto. Ejemplos: "Animal es género " , "Hombre no es género". EXTENSION DE LAS AFIRMATIVAS Y NEGATIVAS. Regla primera: En la proposición afirmativa el predicado se toma siempre en toda su comprensión, pero no en toda su extensión. Lo primero, porque de lo contrario se afirmaría falsamente la identidad entre el suj eto y el predicado y lo segundo, porque el predicad o puede ap l icarse a otros distintos del su j eto. Así en "hombr e es especie" quiere decir que tie­ ne todas las notas de la espe cie; pero en "hombre es mortal" no significa que todo mortal sea hombre, sino que éste es uno d e los mortales . En las definiciones esenciales e s obvio que el suj eto y el predicado son recíprocos.

-

Regla segunda: En la proposición negativa se toma el pre­ dicado en toda su extensión, pero no en toda su comprensión. Lo primero, porqu e de lo contrario falsamente se removería el predicado del suj eto . Así cuando digo: "Ninguna sustancia es accídente", quiero decir que entre todos los accidentes no hay uno que se a substancia. Lo segundo porque para que u­ na cosa no sea igual a otra no se requiere qu e discrepen en todo; así cuando digo que "ningún bruto es hombre" no pre­ tendo enunciar que entre el hombre y el bruto no hay pro­ piedades comunes. S e divide también la proposición simple en universal, sin­ gular, pa r t i c ular e indefinida, según que el su jet o sea un tér­

mino universal , singular, particular o indefinido . Ejemplos: "Todo predicable es unívoco". "Pedro es individuo". "Algún vivient e e s sensitivo" . "Hombre es especie" . PARTICION DE LA PROPOSICION COMPUESTA.

-

S e l lama rigurosamente proposición compuesta la enunciación qu e contiene varias proposiciones simples (Cfr. Lovaina y Port Royal) . Son las siguientes: A) Copulativa, que contiene varios sujetos o varios atri­ butos unidos por una conj unción afirmativa o negativ a, y o ni. Esta proposición es verdadera sólo cua ndo todas sus par­ tes lo son; v. gr. "El género ni es análogo ni equívoco". "El hombre e s risible y racional" . - 42 -


TRATADO

B) Disyuntivas,

DE

LoGICA

las que establecen u na incompatibilidad

y una alternativa a la vez, y se unen por la partícula o; v.

gr.

" O es d e día o es d e noche". Para que sea verdadera es pre­ ciso que los términos de la disyuntiva sea d e tal manera o­ puestos, qu e entre ellos no pueda haber contra di c ción; por e­ j emplo : "O es finito o infinito" . "Una proposición es ve rdade­ ra o falsa" . C ) Condicionales, las que comprenden dos partes unidas po r la partícula si, una d e las cuales (condic i onado ) depende d e la otr a (condición ) . P ar a que sea verdadera, es preciso qu e h ay a consecuencia entre el antecede nte y el consecuente; v. gr . : "Si e l alma humana es inmortal, es esp i ritu al " . "Si es criatura, es finita" . "Si Dio s es Creador, es omnipotente".

E) Rel a tivas, las que expresan un orden o respecto; v. gr.: "Tal la vida , tal la muerte''. "De tal palo tal astilla". Son ver­ daderas cuand o entre ellas existe un verdadero nexo.

F) Adversativas, aquellas que comprende n varios j uicios diferentes unidos por partícul as d iscrepantes; v. gr.: " No es s e nc i ll o pero sí úti l el estudio de la lógica". La verdad de estas proposicione s depend e de la verdad de las partes y de l a oposición que entre ellas se establece (Cfr. Mercier) . PROPIEDADES DE LA PROPOSICION.

-

S e llaman

propiedades de las proposiciones l as que competen a las mis­ mas en cuanto que se c om p ar an entre sí. De esa comparación surge fácilmente la verda d o aparece claramente la falsedad y s o n varias, entre ellas l a oposi ción y la conversión.

DE LA CONVERSION. - Acuérdese el alumno d e las l eyes acerca de l a extensión y comprensión y fácilmente con ­ cluirá lo siguiente:

1 ) Que toda proposición univ ersal afirmativa se convier­ t e en particular afirmativa; porque el predicado de las afir­ mativas tiene extensión menor y debe conservar la c u alida d de afirmativo. 2) La proposición partic ular afirmativa se convierte sin c am bio , porqu e como ambas son parti cul ares y afirmativas conservan la cualidad y l a e xte nsión . V. gr. "A lgún hombre es virtuoso" . "Algún virtuoso es hombre " . 3) Las proposiciones universales y negativas se convier­ ten en universales negativas. V. gr. : "Ningún género es aná­ logo". "Ningún análogo es género". Porque estando el predi- 43 -


MONSEÑOR

FEux

llENAO BoTERO

cado de la proposición negativa en toda su ex.tensión, debe convertirs e en universal negativa para que conserve la exten­ sión y la cualidad.

4) La proposición particular negativa no se puede con­ vertir, ya que como el predicado de la negativa tiene exten­ sión mayor, debería pasar a universal negativa; pero es claro que de un particular no sale un universal; luego, no se puede convertir. La conversión consiste, pues, en deducir una proposición de otra, tr ansponiendo los términos. DE LA OPOSICION. - Se llaman opuestas las proposi­ ciones que, teniendo unos mismos sujeto y atributo, difieren, bien por la cualidad, bien por la cantidad o por ambas a una. Las proposiciones opuestas se llaman contradictorias cuan­ do difieren en cualidad y cantidad. Son contrarias, cuando, siendo ambas universales, difiere n sólo en cualidad . Son sub­ contraria s dos particulares que difi eren en cualidad. Y subal­ ternas las que difieren sólo en cantidad. Todo predicable es unívoco

,\

(

CONTRARIAS '

()

s u

N

B A

T R

L T

E R

N

A s

Algún

predicable es univoco

Nota. negativa;

N () (

1

'

T

R

o 'I A D e 1 D C T 1\ () R

I

A

s

E

Ningún predicable es unívoco

s u

B A L

T

E R R

N

1

A

,\

s s

SUBCONTRARIAS 0

Algún

predicable no es univoco

- A, significa universal afirmativa;

1,

E, universal particular afirmativa, y O, particular negativa.

VERDAD

Y

FALSEDAD

DE

LAS

OPUESTAS.

1) Las contrarias pueden ser amba s falsas, porque admiten

término medio; pero no ambas verdaderas, porque se violaría el principio de contradicción al afirmar la una todo lo que la otra niega. -

44

-


TRATADO

DE

LoGICA

2) La s proposiciones subcontr arias pueden ser ambas ver­ daderas cuando el predicado es contingente; una verdadera Y otra falsa cuando el predicado P.s necesario; y son el término medio d e la s contrarias. No pueden ser ambas falsas, porqu e entonce s las correspondi entes contradictorias, que son contra­ r ias e ntre sí, serían ambas v erdaderas , l o cual demostramos ser falso. 3) Las proposicionei; subalterna s no son propiamente o­ puestas, ya que la universal encierra a la particular, y ambas t ienen la misma cualidad.

4) La s proposiciones contradictorias tienen qu e ser una verdadera y otra falsa , porque si nó se violaría el principio de contradicción. Nota. Algunos autores suelen colocar las propiedades de la s proposiciones en el raciocinio, y la s llaman deducción inmediata, porqu e , dada una proposición, se sabe inmediata­ mente la verdad o falsedad de la otra. -

PRIMEROS PRINCIPIOS LOGICOS

Toda proposición demostrable descansa en un princ1p10 evidente, y todo raciocinio de la s ciencias particulares se ba­ sa en premisas que no pueden ser demostradas, porque de o­ tra manera sería preciso admitir una serie infinit a de demos­ traciones, lo cual repugna en sí y contradice a la conciencia que es un criterio universalment e v álido para escolásticos, fe­ nomenistas y positivistas . Tres son los grandes principios lógicos que son presupues­ tos de todo raciocinio, pero no pueden servir de premisa ma. yor: el de identidad, el de contradicción y el de alternativa. Se enuncian así: "Cuando en un juicio el concepto sujeto es idéntico, total o parcialmente al concepto predicado, el juicio es necesariamente verdadero" . V. gr. "Todo triángulo tiene tres ángulos". El principio lógico de identidad se funda en el correspon­ dient e principio ontológico "Lo que es, es", porqu e una lógica que prescinda de la realidad es pura ficción.

El principio de contradicción se enuncia: "Un juicio no puede ser verdadero y falso simultáneamente". Como el an­ terior, el principio de contradicción se funda en el correspon- 45 -


MONSEÑOR F'ELIX IIENAO BOTERO

dient e princ1p10 ontológico qu e se enuncia así: "Una cosa no pued e ser y no ser simultáneamente". El principio de alternativa o de tercero excluído dice: "Entre dos proposiciones contradictorias no hay medio". El principio de contradicción sostiene que dos juicios contradic­ torios no pueden ser ambos verdaderos. El de tercero excluí­ ..fo dice que uno es verdadero y otro falso, necesariamente. Pero el principio de tercero excluído no decide cuál es el ver­ dadero y cuál el falso.

- 46


CAPITULO VI DEL RACIOCINIO Así c om o el j uicio consta d e ideas, el r ac io c 1m o se com­ pone d e j u icios. Llámase ra c io c ini o intuitivo, el inmediato d e qu e hablamos hace p o co y discursivo, o si mplement e racioci­ nio, aquel acto tercero d e la mente med iant e el cual de una verdad conocida sacamos otra d es c onoci d a : "Processus mentís quo unum ex alío c o gnosc imus" . Y es llamado por Santo To­ más «Discursus secundum causalitatem" , porque l as proposi­ ciones deben ser entr e sí como el principio y el principiado. De tres partes consta el rac i oc ini o : d e aquello de lo cual se infier e ( antecedente) ; de aqu ell o que se infiere ( consecuen­ te) , y del nexo que interc e d e entre el anteced ente y el con­ secuente (consecuencia) . Es obvio que el conse cuente debe contenerse en el ant e­ cedente. Mas, a fin d e que no sea una repetición, debe estar

contenido sólo implícitamente.

La manifestación externa del raciocinio se llama argumen­ tación, y la argumentación más perfecta se llama silogismo. Consta un silogismo de dos par t e s : premisas y c onclus i ón o con s e c u e nt e . En las prem i s a s hay dos término s llamados ma­ yor y meno r qu e se comparan con otro llam ado medi o , a fin de obtener una conclusión, según aquel principio: "Dos ver­ d ades que coinciden con una tercera coinciden entre sí". El silo gism o tiene mat eria y forma. La mater ia son las premisa s ( próxima ) , y los términos ( r emota ) . La forma es la d i sp os i c i ón de l os términos apta para concluír. REGLAS DE LA ARGUMENTACION 1) De lo verdadero no se sigue sino lo verdadero; de lo falso s e puede seguir lo falso y lo v erd a d er o . Lo primero por- -i7 -


MONSEÑOR FELIX llENAO BOTERO

qu e como el consecuente s e contiene en el antecedente, s1 es­ te es verdadero tiene que serlo aquél. Lo mismo cabe decir cuando d e lo falso se sigue lo falso. Y cuando se sigue lo ver­ dadero de lo falso es porque no hay consecuencia . Así de es­ ta proposición falsa: "El hombre es asno", se sigue como ver­ dadera la siguiente : "Luego, el hombre es animal" ; y como falsa: "El hombre es cuadrúpedo".

2) De lo necesario no se sigu e sino lo necesario; pero el necesario se puede también seguir del contingente y d e lo im­

posible . Lo primero , porque si se siguiera lo contingente o lo

imposible, de la verdad s e podría seguir la falsedad, ya que l o necesario siempre es verdadero. Y lo segundo, porque con algún extremo necesario puede estar unido un medio contin­ gente. Y lo tercero, por la regla que sigue.

3) Del imposible se sigue cualquier cosa, pues como el imposible es falso, y yá hemos demostrado que de lo falso se puede seguir lo verdadero o lo falso, luego etc. 4) De lo contingente s e puede seguir lo contingefite y lo

imposible Lo primero y lo seguido por­ que puede haber conexión entre un contingente y otro, o de un continge nte con un necesario. V. gr. : "El filósofo disputa, luego existe"; "El mundo existe, luego Dios existe".

ne ces ario , pero no lo

.

Recuerde el estudiante los principios lógicos que hemos estudiado al fin de l as proposiciones, y tenga muy presente que el raciocinio se funda en esos mismos principios. LEYES DEL Sll.OGISMO

Como la materia del silogismo es doble, remota y próxima, cuatro leyes dicen orden a los términos y otras cuatro a las proposiciones . Las reglas del silogismo están comprendidas en la s siguientes síntesis: la. Ila. Illa. IVa. Va . Vla. VII a. VIiia.

Tum re tum sensu, triple x modo terminus esto. Aeque ac praemissae extendat conclusio voces. Nunquam contineat medium conclusio oportet. Aut semel aut iterum medius generaliter esto. Utraque si praemissa neget, nihil inde sequetur. Ambae affirmantes nequeunt generare negantem. N il sequitur geminis ex particularibus unquam. Peiorem sequitur semper conclusio partem. -

48

-


TBA.TADO

DB

LoGICA

EXPLICACIONES DE LAS LEYES CON RAZONES Y EJEMPLOS. - Primera ley: "T ant o en la cosa como en el sent ido tien e que haber sólo tres términos" . La razón de la ley ant er i or está en la estru c tura misma del silogismo, en el cual se e st ablec e la comparación de dos verdades con una tercera. Ahora b ien, si hub iere más de tres términos, esa comparación no sucedería . Peca contra esta regla el siguien­ te si lo gismo : " Algún predica ble es especie ; algún predicable es género; luego al gún géner o es especie" , porqu e "algún pre­ dicable" tien e dos suposiciones, de las cuales la una no en­ vuelv e la otra implícitamente. Segunda ley: "La conclusión no deb e tener mayor exten­ sión que las premisas" . P orqu e la conclu sión no es sino el resultado d e la comparación de las premisas, y nadie da de lo que no tiene. Es fal so el si guient e silogismo: "Todo animal es sensitivo ; todo animal es sub stancia; l� go, toda substancia es sensitiva"; porque "substancia" en la proposición menor , como es predi c ado de afirmativa tiene extensión menor, y por lo t anto no puede ser sujeto univers al en la conclusión. Tercera ley: "El términ o medio no debe entrar en la conclusión". Porque ya sirvió de punt o d e comparación con los ext rem o s , su presencia en l a conclusión sobra. V. gr. es falso el siguient e silogismo: "Pedr o es pequeño; Pedro es quí­ mico; luego, Pedr o es un pequeño químico" . Cuarta ley: "El término medio debe estar tomado e n to­

da su extensión, a l menos en una de las premisas"; de otra

manera los extremos no se compararían con un o sino con dos. Por eso no es válido el siguiente silogismo: "Todo caballo es mortal; todo elefan te es mortal; lu ego, todo caballo es el efan­ te',.

Quinta ley: "De dos ne gativas no se puede concluir". Porqu e si dos discrepan c on un ter cero, no s e puede concluír la concordancia en el consecuente. De ahí que sea malo el ra­ c iocinio : "Ninguna idea es im a gen ; ningú n principi o es i ma­ gen; lue go , ningún principio es idea", Sexta ley : " Si ambas premisas son afirmativas, no se puede sacar una conclusión negativa". P orque si los extremos convienen con un tercero, no se puede afirmar la discrepan­ cia en la conclusión. Así es inválido razonar: "Toda defini­ ción esencial es por género y diferencia; " el hombr e es un animal r acional" , es una definición esencial; lue go , no es por género y difer encia " . - 49 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

Séptima ley: " Si ambas son particulares no se puede con­ cluír" . Porqu e si ambas fueren afirmativas, el término medw estarí a to mado en ambas particularmente, o si ambas negati­ vas, de dos negativ as no s e puede concluír; o si una afirma­ tiv a y otra negativa, las premisas no contendrían sino un so­ lo término universal, el predicado de la premisa negativa; pe­ ro como la conclusión habría de ser n egativa , su predic a do debería ser universal, y siéndolo , en la conclusión debería también s erlo en las pr e misas; por consiguiente, el término me dio -que no pu ed e ser idéntico al predicado de la con­ clusión- s ería particular en las dos premisas. Esta le y� pue­

de reducirse a la primera.

Octava ley: "La conclusión sigue siempre la peor parte" . Y por lo mismo, s i h ay una premisa particu lar , particular de­ b e ser la conclusión; y si hubiere una negativa, la conclusión debe ser negativa. Porque si no, en el primer caso se peca­ ría contra la segunda ley, y si hay una negación, hay una discrepancia que debe aparecer en la conclusión. SILOGISMO CONDICIONAL Es aquél cuya premisa mayor es condicional, y la menor categórica. REGLAS PARA LA VERDAD.

-

Afirmad a la condición

se sigue el condicionado; ya qu e , purificada la condición, el condicionado pasa a absoluto. V. gr. " Si h ay criaturas, hay Creador; es así que hay criaturas; luego, hay Creador" . O bien, uno lógico: " Si h ay j uicios, hay ideas ; es así que hay j uicios; luego, hay ideas" .

N egado el condicionado , debe n egarse la condición . Por ej emplo: "No hay Creador; luego, no hay criaturas". "No hay j uicios; lu e go , no h a y idea s" . P ero hay qu e advertir que: A) D e la negación de la condición no se sigue la nega­ ción de l condicionado, como en éste: "S i el mundo existe, Dios existe; pero el mundo no e xiste ; lu e go, Dios no existe" (fal­ so ) .

B) Ni por la afirmación del condicionado s e puede infe­ rir la a firmación de l a condición. "Dios e xi st e , luego el mun­ do existe" (falso) . - 50 -


TRATADO

DE

LoGICA

SILOGISMOS IRREGULARES de

Llámanse así lo s qu e aparentement e tienen menos o más

tr e s términos. Son:

A) El entinema ( d e en-zymeiszai: reservar ) . Es un silo­ gismo e n el cual se sobreentiende u n a pr emisa o la conclu­ sión. V. gr. : "El prop io es predicable; luego es unívoco" .

B) Epiquerema. Cuando cada una de las premisas tiene en s í la razón de ser, v. gr.: "Es lícito dar muerte al injusto a­ gre sor: La ley natural y la pos itiva lo autorizan. Ahora bien: Clodi o ha sido i:.µusto agre s or de Milón : Sus a ntec ed e n tes , su escolta, s u s armas lo prueban. Luego, era permitido a Milón dar muerte a Clodio" ( C icerón Pro Milone ) . C) Polisilogismo . Es aquel r azonamiento qu e encadena di­ versos sil o gi s m os, d e tal suerte qu e la conclusión del primero sirva d e premisa mayor del qu e sigue, y así sucesivamente . V. gr. : "El hombre debe conocer sus causas eficiente y final; es así que Dio s e s la causa eficient e y f in al del hombre; lue­ go, debe conocerlo. El conocer a Dios es adquirir una perfec­ ción; el que a dquier e una perfecc ió n se ennoblece más a sí mismo; luego, el que conoce a Dios se ennoblece a sí mismo" , etc. D ) E l sorites (sorós: montón) es una s erie de proposicio­ nes encadenadas de tal suerte que el atribut o de la preceden­ te se convierte e n sujeto de la siguiente, y as í sucesivamente h asta qu e se unen el primer sujeto y el último predi c ado . Por ej emplo: "El alma humana es inteligente; el inteligente es es­ piritual; el espiritual es incorruptible; el incorru ptible no tie­ ne materia; luego, el alma hum a na no ti ene materia". E ) El dilema ( Dis-lemma: d o s proposiciones) , llamado por Cicerón complejo y por San J erónimo silogismo cornudo, es una argumentación en la que, propuestas dos proposicione s disyuntivamente, s e a c o s a a l adversario con cad a una d e ellas . Tal era el d e Tertuliano para d emostrar que Trajano era in­ j usto con lo s cristianos cuando Plinio le preguntaba si era preciso interro gar a los cristianos, a lo cual el emperador ha­ bía respondido: "No les preguntes ; pero, si son llevados a tu tribunal , condénalos". De lo cual Tertuliano argumentó con­ tra el emper ador : "Los cristianos son malos o inocentes : si ma­ los, por qué prohibes preguntarlos; si inocentes, por qué man­ da s condenarlos ? " . Hay que procurar qu e el dilema n o pue­ da ser retorcido por el adversario, y qu e no dej e un término -

51

-


TRATADO

DE

l..o GICA

posibl e d e escape entre las dos alternativas, es decir, que no c.1dmita término medio.

SOFISMAS Se llama falacia, paralogismo o que toma por verdaderas y ciertas, dosas; o aquella en que se sa ca d e sión que lógicamente no dimana de

sofisma la argumentación premisas enóneas o du­ las premisas una conclu­ ellas. Son numerosos:

1) Sofismas de inducción, cuando se hace una observa­ ción falsa, c omo la d e los evolucionistas, con Haeck el a la ca­ beza, al afirmar la existencia de la s móneras. O cuando se hace una interpretación errónea de los datos observados; co­ mo la que hicieron con la mandíbula de Heidelberg o con el "horno sinensis".

2) Sofismas de deducción. Se dividen en dos clases: los de dicción, en los que la equivocación está en los términos; y de extradicción, cuando la falacia está en el sentido. Sofismas de dicción:

A) Los qu e toman una palabra en distinto sentido, como sucede a menudo con la palabra democracia, que tiene un significado distinto empleada por los comunistas, por los libe­ rales o por los demócratas cristianos. B) Tránsito de sentido c ompuesto a sentido dividido. E­ � emplo: las palabras de Jesús en el Evangelio: "los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen", son verdaderas tomando estas cosas separadamente; pero no en sentido compuesto . Sofismas de extradicción:

A) Petición de principio. La hay cuando se supone esta­ blecido lo que se va a demostrar. Así Marx supone qu e la materia e s eterna, mas no lo demuestra. Así el positivismo se declara agnóstico respecto a la vida sobrenatural y a los mi­ lagros de Cristo, pero no quiere demostrar, por estar seguro del fracaso quizás, que los hechos del Evangelio no son histo­ ria. Los positivistas niegan a priori los milagros y nosotros lo s demostramos a posteriori. B) Círculo vicioso. Cuando se demuestra una cosa por o­ ra que no está demostrada. Ejemplo: Descartes demuestra la - 52 -


MONSEÑOR FELIX I:h:NAO BOTERO

veracidad divina cidad divina.

por

la evidencia, y la evidencia

por

la

vera­

C) Sofisma del accidente. Consiste en confundir lo acci­ dental con lo esencial. Tales los transformistas que basan cam­ bios específicos en mutaciones accidentales. D) Non causa pro causa. Cuando se toma la sucesión co­ causalidad. Así los mismos trnn sformistas que encontraron huesos de hombre cercanos a hueS>dS de animales dedujeron precipitadamente que el hombre procedía de las especies in­ feriores. mo

E) Ignorancia deJ elenco. Ocurre cuando el raciocinio prueba demasiado o no :p.rueba lo suficiente, o prueba otra co­ sa distinta d e lo que se quería demostrar. También acontece cuando dos disputan ignorando los términos mismos de la con­ troversia. Así es frecuente que los enemigos de fa Iglesia a­ firmen contradicción entre la fe y la filosofía, a pesar de que numerosos de ellos ignoran la filosofía. Los que niegan la Tri· nidad sin saber qué es naturaleza, persona, relaci6n, etc.

FIN DE LA DIALECTICA

;__ 53 -


CAPITULO VII NOCION GENERAL DEL METODO Hay un l az o necesario entre l a lógica formal y la lógica

aplicad a o metodología, La lógica general aporta sus el emen­ tos a la metodología, y esta no h a c e sino darles una inflexi ón especial , un a aplic ación . a los d istintos modos del conocimien­ to. La noción del método acompañ a a todo saber qu e preten­

da ir más allá de la experiencia vulgar. El método otorga al

sabe r su firmeza, su coherencia , su validez; es como su prin­ cipio organizador y su garantía. Pero es preciso qu e el méto­

do siga dominado por la lógica formal , que le suministra prin­ cipios universales a fin de poseer validez y seguridad.

Podemos definir el método con Lahr: "El conjunto de procedimientos que deb e emplear el espíritu humano en la búsqueda y la d emostr ación de l a v er d a d " . A los métodos verdaderamente c i entífic os han precedido siempre, como es natural, los métodos empíricos. Los procedi­ mientos sucesivos llevados a cabo por los investigadores y que han tenido b ue n éxito, estudi ad o s lue go por los filósofos, han dado lugar al nac i miento de una metodología verdadera­ me nte c i en t íf i c a y ra c io nal .

Algunos autores s e contentan con una exposición y de ­ y univer­ sales. Tales son, v. gr. De María, Geny, Remer, Boyer, y o­ tros eminentes profesores romanos. Otros, por el contrario, son demasiado sucintos , tanto en la metodología general como en la aplicada , como sucede e n el texto de Lovaina. Entre los textos americanos no s referimos especialmente a la Lógica de Fra ncis c o Romero y E u ge n io Puccíarelli por ser de las más modernas y por seguir paso a paso la filosofía d e Husserl, t o ­ do s lo g i c ist a s , y un po co al mar g en de las grandes con cepc i o ­ nes me:c do lógica s construíd as en l a edad media. En ellos, la

mostración d e los métodos válidos, formales , ló gi cos

- 55 -


MONSEÑOR FELIX llENAO BoTERO

tendencia especial en este campo es llevar la lógica material o aplicada a la criteriología. Los dos célebres profesores fran­ ceses, L ahr y Sortais, amplían demasiado la met0dología es­ pecial en ca da ramo del saber, lo cu al no par"cC e justificarse si se tiene en cuenta qu e cada ciencia posee métodos peculia­ res, dirigidos por los grandes métodos generales, que a ellas correspond e especializar. Nosotros vamos a procurar seguir en esto, como en todo, el justo medio, que es el gran derrotero d e los escolásticos. Método viene de las palabra s griegas metá, odós, o sea ca­ mino para seguir; el método científico es por lo tanto el ca­ mino que conduce a la ci encia.

UTILIDAD E IMPORTANCIA DEL METODO 1Q Siendo el método un camino ya traz ado con gran­ des esfuerzos mentales y con experiencias, fracasos y victo­ rias de muchos siglos; habiendo intervenido en su estudio Y discriminación sabios de diversa índole; y sabiendo que hay métodos probados ya, y conquistados definitivamente para la investigación ulterior, nosotros, lo s qu e en el siglo XX estu­ diamos estas cuestiones, debemos agradecer a los pensadores d e otros siglos el que nos hayan economizado pérdida de tiem­ p o y de energía. -

29 Las mismas experiencias pasadas nos indican que hubo edades preferentemente deductivas, otras en que predo­ minó la inducción; éstas en las que, siguiendo a Descartes, se extremó de tal manera el método matemático qu e se quiso aplicar el método deductivo a la física; y otras en que los cien­ tífista s llegaron hast a querer cuantificar lo psíquico, mas fue­ ron felizmente :refutados por Eucken, William, Liberatore, Ge­ melli, Spalding, Boutroux, Henry Poincaré, Bergson, Maritain, Hovre y otros muchos. Hoy día el biologismo, el naturalismo y el cientifísmo marchan a la deriva, mientras la metafísica regresa al pensamiento contemporáneo. -

3° El genio griego intuyó y analizó no sólo la deduc­ ción sino también la inducción, mucho más profundament e de lo qu e se cre e generalmente y se afirma en numerosos tra­ tados de la i nducción. Adelante veremos cómo Maritain en su tratado sobre la Lógica ha reivindicado como grandes in­ ductivos tanto a Aristóteles como a Alberto Magno y Santo -

-

56

-


TRATADO DE LoGICA

Tomás. Pertene c e a l mismo Marítaín el haber logrado que el mundo contemporáneo d e la filosofía se interese por cono c er al gran filósofo d e Lisboa Juan d e Santo Tomás, el cu al, de haber sido seguido , est uD.1ado y populariz ado a su tiempo , le hubiera evitado a la filosofí a y al mundo científico el influj o c artesiano, que tantas de sviaciones pr oduj o y pr oduc e todav ía .

49 - Los genios tienen gran necesidad del método, ya que su imaginación vivaz, su intuición rápida, su espíritu creador, sin tln freno metodológico, fácihnente se sa l en d el camino que conduc e a l a verdad. La vida práctica n os está enseñando que un hombre m edio cie, metódico y ten az , llega, o-mas rápldmnent e o con mayor certidumbre, al descubr imien­ to de la v erd ad que un hombre genial desordenado. Ya lo había anotado el aut o r del Novum Organon: " Cl a udu s in via antecedit cursorem extra viam". Y el autor del Discurso del Método anotaba con razón qu e lo s qu e no andan sino lenta­ ment e pueden avanzar mucho más, siempre que sigan el ca­ mino, que aquellos que corren y s e alejan del mismo. Otros sabios, anotaba Fontenell e, rompen el puente después de h a­ ber pasado el río, queriendo ser admirados más bien que se­ g ui do s . Por otro lado no hay qu e pensar que el m ét o d o supla el talento, aunque sí s ea gr ande su ayuda. El intent o de Bacon de pretender qu e las altas verdades se mecani cen y se con­ vie r tan en un lab orator i o maquinal, no solamente recorta las alas al pen sa dor sino que ello nos llevaría a sacar de nuestras facultades superiores el menor partido posible . El mas d ifí c il de los m ét od os , por ser el más encumbra­ d o, es el de la "experiencia mística" , cuyos máximos expo­ nentes son Santa Teresa y San Juan de la Cruz, lo s dos ma­ yores psicólogos de la historia, según lo afirman pensadores d e las más disímiles corrientes. Ambos siguieron las doctri­ na s d e S anto Tomás ens eñ adas en Salamanca.

- 57 -


CAPITULO VIII

Métodos Generales: ANALISIS Y SINTESIS La or ientación acorde con e l pensamiento human o y con el sentido común en los estudios metodológicos, está clara­ m ente s intetizada por Santo Tomás (la. p., q. 85, a. 8, a d lm) ; " . . . en la adquisic i ón de la ciencia no sie m pre los p r incipios y elementos son los prime ros, puesto que algunas veces de los efectos sensibles nos elevamos al conocimiento d e los prin­ cipios y causas d e los inteligibles: pero adquirida ya por com­ pleto la ciencia de los efecto s depende siempr e del conoci­ m iento d e los principios y elementos; porque, como dic e ta m ­ bién Aristóteles (ibid.) , "creemos que sabemos, cuando pode­ mos refer i r los efectos a sus causas " .

La palabra análisis, d e analío, es un procedimiento que v a d e lo compuesto a lo simple, que estudia las partes del to­ do, qu e descompone el todo en sus partes. Y síntesis, de syn­

t izemi (componer) , es la reconstrucción del todo descompues­ t o por e l análisis. El que d iv ide , ana liz a ; el que define , sinte­ t iza.

NECESIDAD DEL ANALISIS Y DE LA SINTESIS. Es indispensable el análisis por la complejidad de los objetos; por la falibilidad d e nuestra inteli gencia: por las numerosas causas que intervienen en la producc i ón de un mismo efecto; por las dificultades que ofrecen las relaciones de causa a e­ fecto, d e principio a consecuencia. De donde proced e la urgen­ cia d e dividir las facultades a fin de reducirlas . Por lo tanto t o d a s las ciencias analizan: el físico estudia las leyes del mo­ vimíe!J!o, de la electricidad, del sonido, de la luz, separada­ mente; el qu ími co , los metales, los metaloides , los elementos, i ndividualment e; el botánico, clasifica las plantas por las fl o­ r es; el psicólogo estudia, una después de otra, las facultades - 59 -


MONSEÑOR FELIX IIENAO BOTERO

del alma, sus propiedades; el historiador divide las épocas y período s lo mismo que el literato; y así en l a s demás cien­ cia s . Con est e m lsmo método analítico muchas ciencia s que antes se habían incorporad o a la filosofía o a l as matemáticas tienen hoy una autonomía relativa; tale s son la física, la so­ c iología, la hermenéutica, etc. Sin análisis, la síntesis es im­ po sible ; y Cousin escribió con razón: "Done synthese , san s a­ nalyse , science f auss e et imaginaíre; analyse sans synthese, science incomplete. Mieux vaut sans doute une scienc e incom­ plet e qu' une science fausse; mai s ni l' une ni l'autre ne sont la vraie sci ence". Es igu<ilmente imprescindible la síntesis; porque si es ver­ dad qu e sin análisis el conocimiento es superficial y vago, sin •a síntesis será necesariamente incompleto . En efecto : la cien­ cia no se detiene solamente en el conocimiento detallado de las partes; ell a pretende aún saber qué puesto desempeña ca­ da una d e ellas en la acción total y cómo funcionan todas c>lla s unidas . Los conductores de los pueblos han sido general­ >nente hombres de ideas síntesis; así M oisés, Salón, Licurgo. T; en e una importancia manifiesta en la vida científica el des­ cubrir la relación qu e liga los hechos a las causas y las cau­ sas a los efectos : est e segundo método es lo que se llama sín­ tesis. Habiendo estudiado nosotros el silogismo y sus leyes tan severas como aplicables, basta recordar su estructura para lrse cuenta de la importanc ia que tiene la síntesis en la in­ vestigación , y la síntesis es deducción.

Se dis­ DOS CLASES DE ANALISIS Y SINTESIS. tinguen análisi s y síntesis experimentales y síntesis y análisis racionales. Los primeros estudian hechos o seres concretos, es­ pirituales o materiales; los segundos, ideas o verdades más o menos abstractas o generales. -

den

ANALISIS Y SINTESIS EXPERIMENTALES.

-

Pue­

ser de dos maneras: por separación o reunión real de las partes, si se trata d e substancias materiales, o por separación o reunión mentales , s i d e substancias espirituales o fenóme­ no s suprasensibles ( L ahr) .

El análisi s experimental real lo lleva a cabo el qmm1co cuando descompone el agua en sus elementos; el físico al des­ componer el color blanco e n morado, azul, verde, anaranj ado , roj o e índigo ; e l anatomista cuando hace la disección de un cuerpo animal para comprobar e l lugar de los órganos , su fu ncionamiento y mutua subordinación. -

60

-


T!lATADO l>B LooICA

La síntesis experimental real

es

practicada

por

el

qu1m1-

cuando del ázoe y del hidrógeno forma el amoníaco; por el físico, cuando recompone la luz blanca, haciendo converger todos los rayos del espectro sobre un mismo punto. co

Hay análisis experimental mental cuando en psicología se distinguen los hechos emocionales, intelectuales y volitivos; cuando en sociología se discriminan las instituciones, las le­ gislaciones, los acontecimientos, con el fin de desentrafiar las leyes que presiden el origen y el desenvolvimiento de las so­ ciedades.

Hay síntesis experimental mental cuando el historiador re­ sucita el pasado coordinando los acontecimientos de una épo­ ca ; cuando e1 naturalista reconstruye idealmente lac; p lantas y los animales, coadunando los elementos orgánicos descubiertos por el análisis. ANALISIS Y SINTESIS RACIONALES. A) Análisis racional: se hace no por descomposici6n sino por resolución. Y consiste esencialmente en reducir la cuestión propuesta a u­ na cuestión más simple, ya resuelta, como cuando se estable­ ce una cadena de proposiciones, comenzando por aquella que ;e quiere demostrar, terminando por una proposició n conoci­ :ia, y de tal maneTa que partiendo de la primera cada una -:;ea una consecuencia necesaria de la qu e le sigue; de ahí re­ sulta que la primera es una consecuencia rle la últim a y, por lo tanto, verdadeta como ella. El análisis no es pues otra cosa que un método de reducción (DuhameL Métodos en las cien­ cias de razonamiento). -

B) Síntesis racional: Es la marcha progresiva del pensa­ miento que va del princípío a la consecuencia , de la condición al c ondicionado, del principio a la solución del problema del :seneral al particular, del más simple al más compuesto. ' Por e j emplo,

co ocurren

síntesis.

en la

demostración de

conjuntamente ambos 1t

A

L� C

- 61 -

un teorema

geométri­

procedimíentos, análisis y

D

E.


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

Se v a a p r ob a r que los tres ángulos de un triángulo su­ man 1809; para ello se reduc e este enunciado a proposiciones más simple s, a otros teoremas ya demostrados en el encade­ namiento de la ge ometría euclidiana. Tómese el triángulo ABC; trácese por e l punto C la paralela CD a la línea AB y prolónguese la recta A C hasta el punto E. El ángulo b e s igual al ángulo b' por alternos internos respecto de la recta BC.

El ángulo a es igual al ángulo a' como correspondientes respecto de la línea AC .

Sumando los término s d e estas dos ecuaciones ordenadamente, t e ne mos: Angulo a más ángulo b es igual a ángulo a' más ángulo b' . Pero, ángulo a' más ángulo b' igual a ángulo ECB. Luego: ángulo a m ás ángulo b igual a ángulo ECB. Ahora bien: ángulo c más ángulo ECB igual a 180Q , porque la suma d e los ángulos construídos sobre una línea recta

vale 1809.

Luego ángulo a más ángulo b más ángulo c igual a 180° qu e es lo qu e s e iba a demostrar. Nota. Par a que el an álisis y l a síntesis valgan, deben ser c ompl etos y graduales. Completos, e s decir, que e l análi­ sis llegu e hasta los ele ment o s simples o irreduct ibles a fin de que de allí parta la síntesis; y graduale s, porque de otra ma­ nera sucedería lo que anotó Descartes en Las reglas para la Direc ció n del Espíritu: "Como u n hombre qu e al pie de un -

e d ificio pretendiera lanzarse hasta la terraza, despreciando la escalera o no percibiéndola".

EMPLEO Y AN ALISIS DE LA SINTESIS. Ninguna de las dos es suficiente por sí misma, y ambas se suplen a una y s e controlan. Hay ciencias eminentemente analíticas, co­ mo las naturales; y otras preferentemente sintéticas como la geometría. En esta ciencia, cuyos principi os son perfectamente claros, es más práctico enunciar la s leyes generales a fin de deducir d e ellas l a s aplicaciones y consecuencias, con lo cual se simplifica el trabajo. En otras , como en la metafísica, cu­ yo s principios son d ifí ciles , dará mejor resultado pr o c ed er a­ n al íticam ente d e las consecuencias a lo s princ i pios. -

- 62 -


TRATADO JIE LoGICA

ESPIRITU ANALITICO Y ESPIRITU SINTETICO .

-

El espíritu analítico es minucioso, preciso, exacto, detallista ; y el sintético es comprensivo, arr oj ado y gusta de la visión de conjunt o El primero describe c on pre cisión y c onoce fácil­ m e nte las diferencias que distinguen l os obj etos ob s ervados ; J el otro descubre analogías, afinidades y construye. En los grandes períodos analíticos los genios se ocupan en preparar el material, y en los sintéticos se proced e a la edificación. La Edad Media, observa con firmeza Sortais, se caracteriza por espíritu d e síntesis; y el s i gl o XVIII por el e s p íri tu de aná­ .

lisis.

El abuso del análisis engendra una miopía intelectual y evita sacar conc lusiones y leyes útiles para l a cien cia ; el abu­ so d e la síntesi s engendra una ciencia vaga, conceptuosa y po­ co cimentada.

Hay genios como Santo Tomás, en los cuales ambos mé­ t odo s s e coordinan, pero presid e la síntesis; otros, como Pas­ t e ur en los cua l es el análi sis es predominante, sin qu e la síntesis sufra menoscabo. Algunos como C uvi er d e masia d o a­ nalíticos ; y o tro s como S aint Hilaire, excesivamente sintéticos . N u e stro siglo está r eacci o n an do fuertemente contra el de sc u i ­ d o d e l a síntesis y contr a la tendencia mec an icista y positivista de los dos siglos anteriores. ·

,

,

- 63 --


CAPITULO IX METODOS INDUCTIVOS Y DEDUCTIVOS

Objeción. - Siendo el método deductivo el procedimiento del espíritu que proced e de principios a consecuencias, de cau­ sas a efectos y de leyes a fenómenos; y el inductivo el que va del fenómeno a la . ley , del efecto a la causa, d e la conse­ cuencia al principio, p arece lógico que a nadie se l e haya o­ currido confundirlos o negar el valor lógico d e la inducción o d e la deducción. Sin embargo Stuart Mill pretendió demos­ trar que la deducción se reducía a la inducción, con el argu­ mento sigui ente: "E l silogismo está totalmente en la mayor; y como l a mayor es el resultado de una inducción, se sigu e que la deducción s e reduce a la inducción" . Para Mill l a proposi­ ción menor es absolutament e inútil. "Todo raciocinio deducti­ vo, dice el filósofo inglés, pued e reducirse a esta fórmula clá­ sica: Todos los hombres son mortales; es así que Cayo es hom­ bre, luego Cayo es mortal". Tal raciocinio es inútil y nada nos enseña; encierra, además, siempre una petición d e princi­ p io. En efecto, para afirmar que todos los hombres son mor­ tales es necesario qu e sepamos con certeza que Cayo es mor­ tal; par a que s e pueda enunciar la mayor, hay que est ar cier­ to de la conclusión. Si endo así, a qué viene semej ante racio­ cinio ? Y no se diga que la conclusión está contenida implíci­ tamente en las premisas, porqu e afirmar implícitament e u n a cosa es afirmarla sin saberl a , y s i n o se sabe, con qué d ere­ cho s e afirma luego explícitamente? Respuesta.

-

Esta obj eción qu e pretende hacer nugatorio

el método d eductivo en favor de la inducción, ha sido resuel­

t a admirablement e por el cardenal Mercier (véase el texto de Lovaina) : "No es verdad, dice, que el ejemplo citado por Stuart Mill sea tipo del raciocinio: presentado en esta forma j ustifica todas las objeciones del filósofo inglés . Parecería, en efecto , que la mayor del silogismo e s una proposición colecti- 65 -


MONSEÑOR FELDC llENAO BoTERO

va, una forma abreviada que resum e todos los casos particulares. "Ma s la mayor de un verdadero silogismo ni siquiera es una proposición actualmente universal, que contiene la con­ clusión como caso particular, sino una proposición en la que se enuncia, de un concepto abstracto, una propiedad general. Mediant e la menor, se aplica luego en la conclusión esta pro­ piedad abstracta a un sujeto particular que participa de la naturaleza del concepto abstracto d el sujeto de la mayor. "He aquí, pues, cómo debe enunciarse el citado ejemplo: La naturaleza humana está suj eta a la muerte. Es así que est e individuo, Cayo, posee la naturaleza humana. Luego Ca­ y o es mortal.

"De este modo la mayor no contiene actualmente la con­ clusión ni implícita ni explícita, pero es la causa eficiente de la formación d e este j uicio (non est id ex quo elicitur conclu­ sio, sed id quod generat conclusionen) . "En resumen, el error de Stuart Mill está en suponer que en todo raciocinio la mayor es una proposición colectiva que contiene un conjunto de proposiciones particulares. La esen­ cia del raciocinio, por el contrario, consiste en hacernos ver qu e un predicado que conviene naturalmente a un sujeto abs­ tracto, conviene, por vía de consecuencia, a tal suj eto concre­ to y particular" . Pero tampoco silogismo, como lo no ser aprioristas estudiado a fondo

se puede pretender reducir la inducción al pretende el mismo cardenal Mercier. Para soltaremos esta dificultad cuando hayamos en qué consiste el procedimiento inductivo.

DE LA INDUCCION Aristóteles definió la inducción: "Una operación del espí­ rit u qu e consist e en ir de lo particular a lo general". Precipitadamente dividió Lahr la inducción en socrática, aristotélica y baconiana. Porque Sócrates lo qu e realizó pro­ piament e fu e generalizaciones; Aristóteles en su ejemplo de los Analíticos n o hizo una enumeración completa ni solamen­ te habló de la inducció n en aquel pasaje; y no fue Bacón el creador o sistematizador de la inducción. Ya demostraremos, con Sortais y Maritain entre otros, qu e Aristóteles, Santo To-

66

-


TRATADO

J>E

LooICA

más y Albe rto Magno fij aron claramente la estructura d e la inducción y dieron los principios qu e sirvieron a Bacon y Mill para completar su estudio. Nosotros creemos qu e la induc­ ción no deb e llevar apelativos, ya que su significación, su e­ ficacia para probar, las leyes que la rigen, los procedimientos, y su técnica, pertenecen a innumerables sabios y son el de­ sarrollo del sentido común y de la natural capacidad que tie­ ne nuestra mente para ir buscando las causas y leyes y prin­ cipios, observados los efecto s, fenómenos y consecuencias. ETAPAS DE LA INDUCCION. Como la inducción vers a sobre hechos, fenómenos y consecuencias, es preciso par­ tir de la observación, continuar con el estudio de la hipóte­ sis, proseguir con la verificación d e la misma por . medio de nuevas observaciones y esperimentaciones para luégo sacar de allí la enunciación de leyes y causas generales. -

A) DE LA OBSERVACION. Obs ervar es considerar atentamente seres, hechos o f enómenos para descubrir sus cau­ sas y leye s . No tratamos aquí de l a observación interna o psi­ co lógica sino de la física y externa sobr e los fenómenos del mundo circundant e que percibimos por las sensaciones, con­ dicionadas por los órganos de los sentidos . El gusto contri­ buye reconociendo algunas substancias químicas; el olfato nos advierte la presencia del gas; aprecia el oído los sonidos mu­ sicales; el tacto nos da a conocer l a extensión, la forma, la resistencia, la temperatura; y la vista, los colores, las distan­ cias, las formas y figuras, la extensión, etc . -

Para observar son precisas ciertas condiciones físicas, co­ mo órganos sanos y medio sano; se requieren instrumentos para suplir la insuficiencia de los sentidos mediante el aumen­ to d e su capacidad , como el telescopio y el microscopio; o de su precisión como el dinamómetro y el higrómetro. Un observador debe ser curioso; "la curiosidad es el co­ mienzo d e la ciencia", escribió Aristóteles. Newton, Galvani, Volta, C aldas, Mutis, fueron hombres de una curiosidad per­ manente. S agaz, a fin de distinguir lo esencial de lo acciden­ tal. Imparcial, para que no obren los prej uicio s sino la ver­ dad. Atento, para qu e haya reflexión. Y paciente hasta salir con el descubrimiento de la c ausa buscada. Se cuenta que Pasteur observó cincuenta mil gusanos de seda antes de des­ cubrir la naturaleza d e la epidemia que amenazaba arruinar la agricultura. La precipitud y los prej uicios pe rjudican seria­ mente la observ ación científica y encadenan al hombre a su -

frl

-


MONSEÑOR F'ELIX l:IENAO BOTERO

opinión, impidiéndole buscar la verdad : "Non quia ver a sed qui a sua est" escribió San Agustín en las Confesiones. La observación deb e proceder con orden, con precisión, con exactitud; de otra manera, o se escapan fenómenos que deben ser observados, o no se encuentra la verdadera causa :le los mismos. Sirv e la observación para constatar el hecho, para fundar las experiencias, para formular hipótesis, para cre ar espíritus tenaces y muchas veces ell a ha sido causa de grandes des­ cubrimientos científicos. Un parlamentario, un médico, un psi­ quiatra, que carezcan d e fineza en la observación, fracasarán fácilmente. Y hoy día el laboratorio funda sus grandes éxitos en la paciencia de los observadores. El observador adquiere con frecuencia una probabilidad, base de la conjetura y d e la hipótesis, qu e e s la segund a eta­ p a de la inducción. "El resultado de la observación tiene alcanc e meramente individual y descriptivo: la observación se refier e a objetos singulares y termina con la enunciación d e lo percebido en ellos" (Cfr. Francisco Romero) .

B) DE LA HIPOTESIS. - La hipótesis es como una anticipación a la experiencia, pero nunca una creación arbi­ traria. Suele definirse: "La suposición de una causa o de un;v ley destinad a a explicar provisionalmente un fenómeno, has­ ta que los hechos la confirmen o contradigan". No provie n e generalmente la hipótesis de una intuic ión sino de un saber en potencia, de una ciencia acumulad a e n observaciones, a la cual le faltaba una razón causal. Teóricamente coordina resultados, suministra explicaciones y aguijonea el espíritu para continuar buscando la verdad: y prácticamente oriente al experimentador al sugerirle nuevas investigaciones. No se diga qu e la hipótesis es un proceso anticientífico por basarse en suposiciones, ya que ella por sí misma no a­ firma tesis sino qu e plante a problemas qu e deben ser resuel­ tos con la experiencia; tan cierto es esto, que hombres tan amantes de la verdad como Santo Tomás, empiezan todas sus cuestiones con el utrum célebre de la escolástica, y que e] gran jurista d e Bolonia, Graciano, tiene entr e una de las par­ �es principales de su Dec:retum, la hipótesis. -

68

-


TRATADO

División de la hipótesis

.

DE

LoGICA

- Divídese la hipótesis en par­

ticular y general, en representativa y explicativa. Las particulares se refieren a una ley elemental, como cuando alguien opina sobr e algún movimiento de la tierra; las generales reunen varias leyes e lementales en u n a ley qt•.e la s comprende a todas uniformente; v. gr. la hipótesis de la ne­ bulosa primitiv a de Laplac e o la unidad de las fuerzas físicas d e Sec h i . Son representativas las que permiten introducir en un conjunto de hechos cuya caus a se desconoce una ley pro­ visoria que facilite su estudio, y son explicativas las que no solamente facilitan la representación de los fenómenos sino que también pretenden dar la razón d e ser de los mismos; v. gr. la teoría d e las ondulaciones en física.

Ventajas y daños de la hipótesis - Para que una hipó­ tesis sea útil es preciso qu e el hecho que se trata de explicar sea verdaderamente real; que la hipótesi s sea posible por no contradecir ningún hecho cierto; y que· sea sencilla: d e otra manera se involucrarían los resultados y los e studios. .

Puesto lo anterior, las hipótesis desempeñan un papel im­ portante en la ciencia: el descubrimiento del pararrayo por Franklin, de la fermentación por Pasteur y otros, han sido precedidos de hipótesis geniales. C on razón Claudio Bernard la llam ó el primum movens del racionamiento científico. A­ demás como la hipótesis agrupa hechos diversos, establec e fá­ cilmente comparaciones y elimina las causas qu e no intervie­ nen ciertament e en la producción de los hechos. Si se abusa de la hipótesis cuando s e pretende imponer­ la sobre la verdad o cuando se rehusan las experiencias que la confirmen o rechacen, se llegar á fatalmente al error.

C) EXPERIMENTACION. Puesta una hipótesis que fue precedida de la observación, debe continuar lógicamente la confirmación de la misma, mediante nuevas observaciones o la e xperimentación, a fin de que ella pa s e al dominio de la ciencia o sea descartada por inútil , ineficaz o falsa. -

El observador es pasivo, y activo el experimentador, por lo cual a la experimentación la llaman observación provocada. Pero n o es esa sola la diferencia, porque la atención del ob ­ servador y los instrumentos que usa provocan observaciones en que e l hombre no es un mero espectador; la diferenci a es­ pecial está en que la experimentación provoca un fenómeno que no se presenta naturalmente. - 69 -


MoNSEÑoa F'ELIX HENAo BoTEllO

El experimentador debe tener todas las condiciones del observador, d e que ya hemos hablado, mas una imaginación creadora que engendre la idea directora con la ayuda d e la inteligencia. Hay cuatro modos de experimentación fundados en aque­ llos principios célebres de la Escuela: Posita causa, ponitur effectus. Variata causa, variatur effectus. Sublata causa, tolli­ tur effectus. Los que Bacon aplicó así: A) Variatio experimen­ ti, como cuando se cambian las condiciones de la materia, de la temperatura, del lugar, para verificar una ley o ensayar un remedio. B) Productio experimenti, o sea repetir la expe­ riencia en proporciones mayores, como cuando el médico e­ leva la dosis para curar un enfermo, o cuando se quiere con­ firmar la dilatación de los cuerpos por el calor, elevando más y más la temperatura. C) Inversio experimenti, o hacer la contraprueba. Por ejemplo, después de de scomponer el amo­ níaco, rehacerlo por síntesis. D) Sortes experimenti; suc eden cuando los grados anteriores no han servido, y entonces se hacen tanteos para ver el resultado, como cuando el médico aplica inyecciones, qu e cree tóxicas, sobre un animal. Hay ciencias que pertenecen a la observación, como la as­ tronomía, la geología; y otras a la experimentación, como la física , la química, la fisiología. No todas las experimentacio­ ne s son lícitas, y por eso se ensayan inyecciones peligrosas in anim a vili. D) BUSQUEDA DE LAS CAUSAS. - En lo que lleva­ mos visto no se ha llegado a la etapa final de la inducción que consiste en el descubrimiento de las causas, es decir, de "los antecedentes necesa rios y eficaces de un fenómeno". Es difícil buscar las causas por la complejidad de la naturaleza, porqu e intervienen muchos antecedentes en la producción del fenómeno o porque es difícil discernir lo que es verdadera caus a de lo qu e es simple condición. Y como la causa no se encuentra por simple inspeción, pertenece a la inteligencia descubrirla por medio del razonamiento inductivo, valié ndose d e los indicios eliminatorios llamados método de la coinciden­ cia constante y de la coincidencia solitaria. METODO DE LAS COINCIDENCIAS CONSTANTES. Consiste en que un consecuente vaya constantemente unido a un antec edente, valiéndose de las tablas de comparación de Bacon, a sab er: 1) Tabla de presencia, cuando se anotan to­ das las circunstanci as que producidas traen la aparición del -

- 70 -


TRATADO DE LoGICA

fenómeno. 2) Tabl a de ausencia, cuando se anotan todas la s circunstancia s que desaparecidas hacen desaparecer el fenó­ meno. Y 3) Tabla de grados, cuando se anotan todas las cir­ cunstanc ia s q ue crecen o decrecen en proporci ón con el fenó­ meno (Cfr . Novum Organon) . A sí eliminados todos los ante­ cedentes que no llenan las condiciones , quedan sólo aquéllos que las cumplen, y éstos son la causa. El método anterior ofrece dificultades, por ser vago, por ser indefinido y muchas veces incierto, ya que difícilmente sorprenderá cierto s antecedentes fortuitos. Además, la extre­ ma complejidad d e lo s fenómenos hará multiplicar las expe­ r iencia s indefinidamente.

METODO DE LA COINCIDENCIA SOLITARIA. - Co· mo riguroso, corto y determinado prefieren los científicos el método de la coincidencia solit aria, que carece de los defec · tos del anterior y po see precisión científica. C onsiste en dejar un solo antecedent e en presencia de un solo consecuente, y como no hay efecto sin causa, aquel antecedente es la causa verdadera. Fue Mill, en su Sistema de Lógica, quien ideó los modos prácticos para llevar a cabo el método de la coinciden­ cia solitaria. El primer modo se llamó d e c oncord a ncia , cuan ­ do una sola circunstancia es común a todo s los cas os en que un fenómeno se produce; de esta manera se ha descubierto qu e la causa de la sensación d e un sonido es la vibración. El segundo es el de la diferencia; ocurre cuando en un caso se presenta un fenómeno y concurren varias circunstancias, y en otro caso en que aquel fenómeno no se presenta, concurren todas las circunstancias menos una: esta es la causa del fenó­ meno. El tercero, o de las variaciones, sucede cuando varía el f en ómen o y varía uno solo de los antecedentes . Así, en el método anterior basta quitar la vibración para quitar el son i­ do; y en el presente, s e intensificaría para que s e intensifique el s onido . Y por último el método de los residuos, como cuan­ do para explicar las irregularidades en los movimiento s del planeta Uran o, Leverrier descubrió la causa: el planeta Nep­ tuno.

FILOSOFIA DE

LA

INDUCCION

Hasta ahora no hemos tratado sino de los métodos, de la técnica inductiv a; y nos falta universalizar las r el ac io nes ave­ riguadas, generalizar la experiencia y sacar del particular la

- 71 -


MONSEÑOR F � L I X IIENAO BoTERO

ley general por medio de la operación del espíritu, como fue definida la inducción en los Tópicos por Aristóteles. VERDADEROS CREADORES DE LA INDUCCION. Antes habíamos advertido que algunos filósofos, aun escolás­ ticos, reivindicaban para Bacon y Mill el método inductivo y la teoría general de la inducción. Y que Maritain y Sortais, entre otros, estaban revaluando este concepto y demostrando qu e tanto Aristóteles como Santo Tomás, Alberto Magno y Juan de Santo Tomás son los verdaderos filósofos de la in­ ducción. Sin razón, Lahr llama inducción completa la aristo­ télica e incompleta la baconiana. Llama inducción completa ! a mera enumeración d e todos los individuos o hechos para concluír a u na ley; e incompleta la enumeración de algunos, que comprende virtualmente la de todos. Aristóteles conocía perfectamente la inducción incompleta: "Loin de avoir une notion de l'induction plus etroite que la notre, Aristote avait d'elle une notion plus large et plus compréhensive" (Mari­ tain) . Aristóteles tr ata del mecanismo lógico de la inducción en los Primeros Analíticos (1.11., c. XIII) , en los Tópicos (I.XII) y en los Segundos Analíticos (l. XVIII) . Y cuando él enseña que para que la inducción sea válida en su integridad hay qu e enumerar las partes contenidas bajo el universal, enten­ día, como ya lo explicó el mismo Averoes, que esa enumera­ ción podí a s er formal o virtual. Y quien lea el capítulo XXII del segundo libro de los Primeros Analíticos, se dará cuenta de que el filósofo puso un ej emplo de inducción incompleta: "El hombre, e l caballo, la mula, viven largo tiempo; es así que el hombre, el caballo y la mula son animales s in hiel; i uego, los animales sin hiel, viven largo tiempo". Pero Aris­ tóteles no quiso hacer una enumeración completa, porque él muy bien sabía que en las ciencias de la naturaleza sería i­ rrealizable, como lo prueba el hecho de que hizo preceder la enumeración de los animales sin hiel de la expresión: tales como (oión) . Además, en los Ultimos Analíticos enseñó clara­ mente qu e se puede suplir la enumeración y legitimar el pa­ so de casos observados a la totalidad de los casos, con tal tie que sean de la misma naturaleza. Finalmente en la Historia •le los Animales (IV, 66) enumera muchos otros animales sin hiel, como ciervos, focas, deliines, etc. Santo Tomás por su parte entendió de esta manera a Aristóteles en sus Coment a­ rios a los Segundos Analíticos (11, 4) y en el libro In VI Eth. (lec. 3) al tratar claramente del silogismo y de la inducción con las siguientes palabras: "Conviene que toda doctrina o -

- 72 -


TRATADO DE LoCICA

disciplina se hag a partiendo d e lo conocido Porqu e no pode­ mos llegar a lo desconocido sino por lo conocido. Exist e sin embargo una doble vía para llegar a lo conocido: una por in­ ducción y otra por silogismo. Por la inducción nos inducimos a conocer algún principio o algún universal al cual llegamos por la experiencia d e los singulares. En tales uni vers ales así conocidos pr oc ede el silo gismo Conclúyes e que existen algu­ nos principio s de los cuales procede el silogism o y qu e no se v erifi can por el silogismo. De otra manera se procedería en infinito. C onclúyese que el principio del silogismo es la in­ ducción". .

.

Por su parte Alberto Magno no sólo reivindicó la auto­ 'lomía de la inducción sino qu e además abordó la teoría de la i nducción incompl eta en un comentario a los Primeros Analí­ ticos ( I. 11 Tract. VII, c. 4) , y en otro a los Tópicos (1.1. Tract. 111 c . 4) . En el siglo XVIII el gran filósofo portugués Juan de Santo Tomás trató en la Lógica y en numerosos artículos, de l a signific ació n de la inducción virtualmente completa, d e su estructura y valor probatorio. Bacon en su Novum Organon y en D e Dignitate, ad e más de haber he cho los procesos de qu e hemos hablado y señala­ do e l m étodo de eliminación que sirvió para las explicaciones de Stuart Mill , inició un gran movimiento, al menos con su influjo. Pero como ya lo anotaba un autor francés en el e xa­ men de la filosofía de Bacon (De Maistre) , ant es de él, Vin­ ci, Galileo, Keppler, Gilbert, practicaron admirablemente el método experiment al "done Baco n n'a j amais pu se servir". VALOR LOGICO DE LA INDUCCION. - a) La induc­ ci ón se funda en el principio d e las leyes que se formula de tres maneras: "La naturaleza es regid a por leyes. Las causas obran d e una manera uniforme Las mismas causas producen si empre los mismos efectos". Por su pa rte el principio de las leyes se funda en el principio de razón suficiente, que se e­ nuncia así: "Todo tiene razón d e ser" o "Todo lo que suce­ de, sucede con razón suficiente". Como se demostrará en me­ t afís i ca, el acaso, la fortuna y el hado, son quimeras, y toda causa segunda tiene una determinación a produc ir efectos de ·1 misma naturaleza. .

b) Los que negaron el valor probatorio de la inducción '> e fundaron en que nuestros sentidos jamás nos dan cuenta sino d e los f enómenos, casos o h echos particulares; pero no quisieron advertir que es patrimonio de la razón humana, por - 73 -


MONSEÑOR FELIX liENAO BOTERO

medio de la reflexión, busc ar las c ausas, la naturalez a, la e­ sencia, que no caen baj o el dominio de los sentidos. Respuesta: Ya hemos visto en el procedimiento inductivo, cóm o por la observación , la hipótesis y la exper im entación, se prep aran los materiales con el fin de que podamos averiguar la causa efi­ ciente, el antecedente constante, la razón del acontecer de un fenómeno . Además sería ilegítimo concluír d e unos pocos ca­ sos ob ser v ados a una ley para todos, si la observación hecha por nosotros no perteneciera a la naturalez a del suj eto, que es idéntica en toda la especie. Sin embargo, sabiendo qu e l a s causas pr od ucen los mismos efectos , que la naturaleza es cons­ tante e n sus manifestaciones, que las especies de todos los órdenes tienen una estructur a substancialmente i déntica, es no sol ament e lícito sino absolutamente lógico concluír de un dato que pertenece a la naturalez a para aplicarlo a todos los individuos qu e poseen la misma . Con varios ej emplos se es­ clarece la cuestión. Cuando Volta vió que por el cruzamiento de dos metales se movían las ranas disecadas; cuando Pasteur demostró que en las fermentaciones verificadas por él exis­ tían amibas que las provocaban; cuando Montoya y Flórez descubría en algunos casos observados , la causa del carate; cuando Caldas obse rv ando cómo la temperatura de ebullición del agua disminuía a medida que la altura sobre el nivel de l mar aument aba , de scubrió un bar ó met ro para medir dicha altura; cuando Miguel Servet descubría la circulación de la sangr e en algunos individuos, pudieron enunciar con razón las leyes aceptadas por todo el mundo científico , basados en la constancia de la naturaleza . c) No pued e reducirse la inducción al silogismo, porque la fuerza probatoria de este último reside toda en la conexión de los términos o concept os entre sí. Un silogismo no se prue­ ba por la experiencia sin o porque el término mayor y el me­ nor coin c iden con u n tercero, que es el punto de compara­ ción. El silogismo es tá colocad o en un plano de ideas univer­ sales y se basa en los principios qu e ya hemo s considerado, de identidad , contr adicción y tercero excluído. Al contrario la ind ucción actúa en un plano de lo concreto, y su razón de ser está en la enunciación suficiente de individu os o fenómenos esenciales, para con cluír a la ley de l a natur al eza . En la in­ ducc ión no hay t érmin o medio, y el que ocup a su lugar es la enumeración de individuos o de partes.

d) Por el siguiente c uadro comparativo se advertirán más fácil mente las difer encias existentes entre el silogism o y el - 74 -


TRATADO

DE

J..oGICA

razonamiento inductivo (M, significa término medio ; T, térmi­ no mayor, y t término menor) : SILOGISMO

INDUCCION

M

T

f

Pedro y Santiago -1 y

Pablo

y

Juan

M

T

están dotados

Todo sér

está dotado

l de la palabra

razonable

de la palabra

(Y el universal que se realiza en) M Pedro y Santiago y

Pablo

y

Juan

t Luego el hombre

{ � { T

son h mbres

Es así que

el hombre

_

t

está dotado

Luego

de la palabra

el hombre

M

J l

es un

J l

está dotado

sér

razonable T

de la palabra

El anterior cuadro pertenece a Maritain, quien agrega: "En los dos casos se tiene una conclusión que expresa una verdad general y qu e une dos conceptos entre sí. Pero en el silogismo la mayor expresa la conveniencia entre un concep­ to (Pr.: dotado de la palabra) y otro c oncepto (S.: el hom­ bre) ; en la inducción, al contrario, se expresa la conveniencia entre un concepto (Pr.: dotado de la palabra) y una serie de individuos tomados individuahnente (Pedro, Santiago, Pablo, J uan) ". La tarea de reducir la inducción al silogismo, al menos en la forma aparente, no es nueva. Y a Alberto Magno había estudiado el problema y dado una solución sintética diciendo: "La inducción no se reduc e al silogismo formalmente sino ma­ terialmente, es decir que la forma de ambos es semejante" (1) (Prior , 1, 11 tract. VII, c. IV) . .

SOFISMAS SOBRE LA INDUCCION. Respecto de la inducción se han dado distintos modos d e apreciarla, inexactos unos, falsos otros e incompletos los más. Para no alargarnos demasiado vamos a analizar brevemente la s teorías d e la es­ cuela escoce sa, con Reid a la cabeza; las de Ravaisson y Clau­ dio Bernard, a quien siguen d e cerca Wundt y Jevons, y las de Stuart Mill. -

1)

-

"Inductio in syllogismum reducitur materialiter et non for­

maliter, ita quod forma inductionis reducatur in forman syllogismi".

- 'ZS -


MONSEÑOR FELIX lIENAO BOTERO

Tomás Reid en su "Ensayo sobre La escuel a escocesa. las facultades intelectuales d el hombre" afirma qu e la induc­ -

ción no es un resultado de la razón sino de un instinto ciego

y primitivo de nuestra naturaleza y que sobre nuestro espí­ ritu ej erce presión determinante e l ax ioma: "Efectos semej an­ tes proceden necesariamente de la misma causa". Según él, el razonamiento inductivo será así: "Las leyes de la naturale­ za son estables y generales; es así que nosotros hemos con­ firmado tal ley por la experiencia¡ luego, esta ley es estable y general". Desde aho r a anotamos lo que diremos en criteriología: que un instinto ciego no puede ser criterio d e verdad. Y la teoría d e Reid es falsa porque la experiencia no nos da leyes estable s y particulares, sino la razón; y porqu e él no hace si­ no plantear la� cuestión pero no resuelve el problema d e por qué dada una relación se prueba una ley. Según ellos la Teoría de Ravaisson y Claudio Bemard. inducción e s una deducción con d icional que, verificada por la experiencia , pasa a una deducción definitiva. -

Pero ya hemos dicho y probado qu e la inducción ni e s deducción, ni es silogismo. Y si Claudia Bernard invoca el principi o del determinismo absoluto d e los fenómenos, qu e él cre e hij o d e la constitución de nuestra inteligencia, ese prin­ cipio es más bien la unifo rmidad d e la naturaleza, fundamen­ to próximo d e la inducción; y esa uniformidad no es una crea­ ción de nuestra mente sino un hecho científico incontestado. E l empirismo de Stuart Mill. Para la escuela asociacio­ nista , y especialmente para Stuart Mill ( Sistema de Lógica Inductiva y Deductiva) , cuando do s fenómeno s s e presentan juntos en nuestra conciencia, adquieren para ella el carácter de antecedentes y consecuentes. La asociación continua, crea un hábito que, aunque a veces lo contradice la experiencia, logra formar la convicción d e la generalización. En est e pro­ blema parece que Stuart Mi\l ha dado impulso a ciertos a­ güeros populares de asociar a un ruido, a la aparición de un animal, a un número determinado, un acontecimiento próspe­ ro o fatal. -

"La inducción, escribió Hume, que nos hace creer qu e la misma causa sea seguida de los mismos efectos, es un simple hábito producido por la repetición constante de la misma ex­ periencia, la cual nos lleva a creer naturalmente y sin el au- 76 -


TRATADO

DE

LaClCA

xilio de ningún principio. que el porvenir Se asemejará al pasado". Respuesta. - Pertenec e a la psicología demostrar la fal­ sedad del origen empírico del pri nc ipio de causalidad . Por lo pronto debemos tener en cuenta que si la inducción e s proucto d el hábito , el anciano, como tal, debería tener una gran dosis d e inducciones, y el niño ninguna. Además esa asocia­ ción no no s da sino probabilidades, mientras las l eyes induc­ tivas son ciertas. Finalment e no hay razón para asociar la ex­ periencia presente a la futura, siendo así que la experiencia �s esencialment e contingente, particular y mutable, y no no s puede revelar las distintas sensaciones de otros_ hombres en el

futuro.

LA ANALOGIA La inducción procede d e idéntico a idéntico, mientras que la analogía va de lo semej ant e a lo semejante. L a inducción produc e certeza, y la analogía engendra sólo probabilidad. Hay analogías espontáneas, procedente s d e simple asocio­ ción de ideas; y analogía refleja, que surge en virtud de un razonamiento, mediante el cual pasamos de un caso a otro se­ mej ante. Tal es el caso de Marte, cu ya s características son bastante iguales a las de la tierra, y sin embargo apenas te­ nemos probabilidad de la existencia del hombre allá.

Par a que l a analogía esté exenta de errores es preciso que la inducción previa no sea supuesta sino demostrada; y qu e la deducción subsiguiente se haya fijado suficientemente en las diferencias y no pretend a concluír sino a lo qu e la a­ nalogía puede dar nos: la probabilidad . H ay casos en que la analogía está prohibida, como pasa en la punibilidad de lo s delitos semej antes, Ya qu e los códi­ gos penales estatuyen: "Nulla poena sine lege". Tien e l a analogí a ventajas que son sumamente útiles pa­ ra explicar la transformación d e un gran número de formas verbales y para las comparaciones, metáforas y alegorías de la literatura . En las ciencias físicas ha dado origen a numero­ sas hipótesis ; y en las psicol ógicas es el fundamento de nues­ tros j u icios sobre los demás. Tien e peligros como el j uicio te­ merario, qu e d e ella emana fácilmente; y perjudica a la idea - 77


MONSEÑOR FELIX l:b:NAO BOTERO

�uando la ofuscan la s imágenes. Para que sea legítimo su u­ so es preciso fij arse en semejanzas serias, no despreciar las difere ncias ni pretender que ella sea una inducción. Pero Darwin y los evolucionistas han procedido de analo­ gías accidentales entre el mono y el hombre para concluir que éste proced e de aquel Lo cual es falso e ilógico.

- 78 -


CAPITULO X DE LA CIENCIA

Podemo s definir la ciencia con Mercier: "Un conjunto de proposiciones e v identes y ciertas, necesarias y universales , sis­ temáticamente o rganizadas, de du ci das med i ata o inmediata­ mente de l a natural eza del suj eto y que dan la razón intrín­ seca de sus propiedades y de las leyes de su acción''. Por l a ciencia el hombre quiere saber el por qué d e las cosas y el cómo d e l as mismas. En el por qué averigua las ca usa s , y en el cómo las ley es . Y c uando Bacon escribió : "Ve­ re scire per c ausas scire " , reprodu jo el pensamiento aristoté­ lico d e los escol ás ticos, sintéticamente enunciado así: "Scien­ t i a est cognitio rerum per causas" , la ciencia es el conoci­ miento de las cosas por sus causas.

CARACTERES DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO Y VENTAJAS DE LA CIENCIA. - Para que una ciencia lo sea verdaderamente, debe ser , como ya lo dijimos al princi­ pio de la lógica.

A) Cierta, que repos e sobr e principios evidentes y que n o saque l as consecuencias precipitadamente ni l as afirme co­ mo ciertas cu ando son probable s . B) Con objeto fonnal, en virtud del cual la ciencia se es­ pecifica, ya qu e el objeto material las une muchas veces. A­ sí la física y l a astrología convienen en demostrar la redon­ dez de l a tierra ; y la teol ogía natural ( teodicea ) , y la teolo­ gía dogmática, convie nen en demostrar la existencia y las per­ fecciones de D ios ; pero se distinguen en los métodos de la d emostr ación y en el objeto formal que considera cada una de ellas.

C) Encadenada y metódica, porqu e la ciencia es un lazo entr e proposiciones, seres o hechos. C onoce r cient íficame nt e -

'19

-


MONSEÑOR FELIX !IENAO BoTERO

e s "hacer de muchos, uno" o reducir la diversidad a la uni­ dad como afirmó Platón. Y Balmes escribió que "mientras u­ na inteligencia es más elevada, más decrec e e l número de i­ deas, porqu e es a inteligencia superior encierra en un p eque­ ño número de ideas lo qu e las inteligencias de un grado infe­ rior distribuyen en un número más grande. El número de i­ deas se va reduciendo en la s inteligencias creadas a medida qu e ellas se aproximan al Creador, y El, la Idea por excelen­ cia, el Sér infinito, la Inteligencia infinita, ve todo en u n a so­ la idea: idea simple, única, inmensa, idea que no es otra cosa q ue su esencia misma" (Balmes, Arte de lle gar a l a verdad. c. 26) . D) Universal, ya que los individuos y fenómenos son li­ mitados en el espacio y en el tiempo; aparecen y desapare­ cen: "Non datur scientia de individuo" escribieron los escolás­ ticos, siguiendo a Sócrates y Aristóteles, no s e da ciencia de individuo.

CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS. - Pueden divi­ dirse las ciencias en especul a tiva s y prácticas. Las especulati­ vas se subdividen en físic a, matemátic a y metafísica, porque hay tres grados d e abstracción: la del movimiento (física) , la de l número (matemática) y la del sér (metafísica) . Y las prácticas por su parte se subdividen en lógica y ética, que tratan respectivamente del modo de ser de los actos de la mente para encontrar ia verdad, y de l modo de ser de los ac­ tos humanos para llegar al Sumo Bien. Las ciencias antedichas son todas subordinantes, porque usan de principios propios, no deducidos de ninguna otra cien­ cia, y tienen objeto formal totalmente diverso de las dema::.. Los tratadistas de lógica olvidan clasificar la sagrada teo­ logía en el número de la s ciencias, siendo así q u e es la prin­ cipal, la más bella y la má s difícil. El cardenal Newman en su Estudio sobre l as Universidades, lo demuestra perentoria­ mente; y no hay que olvidar el principio de San Anselm0: " La fé busca la inteligenci a"; y aquel otro del Espíritu Santo: "Es razona ble la fé" (1) . Entre las muchas clasificaciones que se han dado d e las ciencias preferimos, por su claridad y sencillez, la siguiente de Sor tais , un poco adicionad a: 1)

-

"Rationabile

obsequium

fidei".

- 80 -


TRATADO CIENCIA DE

LAS

CIENCIAS:

1 1) l

METAFISICA GENERAL: 1

CIENCIAS MATEMATICAS

n

CIENCIAS BIOLOGICAS

m

CIENCIAS

:DE

l..OGICA

SAGRADA TEOLOGIA

ONTOLOGIA Geometría.

2) Aritmétic;.

3) Algebra. 4) Cálculo integral y diferencial. 5) Mecánica. 6) Astronomía.

1 1

1) Paleontología. 2) Botánica.

3) Zoología. 4) Patología. 5 ) Etnología. 6) Fisiología.

{ 1)

Geología.

2) Geografía Física.

3) Mineralogía. 4) Física. 5) Química .

FISI CAS

1)

IV

CIENCIAS

CIENCIAS PSICOLOGICAS Psicología Experimental. - 2) Lógica. 3) Etica. - 4) Estética. CIENCIAS SOCIALES O POLITICAS

,---������---'���

1) Filosofía. - 2) Economía Política. 3) Derecho. - 4) Política. - 5) Derecho de gentes. - 6) Historia. - 7) Geografía

MORALES

Política. - 8) Sociología.

V

CIEN CIAS METAFISICAS

r l

1)

METAFISICA ESPECIAL

Cosmología racional. - 2) Psicología racional. - 3) Teología racional. - 81 -


MONSEÑOR F'ELIX IIENAO BoTERO

El siglo XIX s e caracterizó por la profusión de clasifica­ ciones: D'Alembert, Ampere, Compt e , Spencer, Claudio Ber­ nard , y otros muchos, hicieron esquemas d e clasifica ción, ba­ rridos hoy por el reaparecer de l a metafísica y el quebranto intelectual del cientifismo naturalista y del positivismo a ul­ tranza . Para que haya una clasificación científica debe hacerse d e acuerdo con l os obj etos de la naturaleza y no según los caprichos de l pensamiento o los prejuicio s d e escuela. "La ciencia -escribió Aristóteles- se divide como la cosa, esto es, como su obj eto " . Por eso mismo la ciencia debe proceder d e lo s imple a lo compuesto, de la generalidad a lo comple­ j o, d e lo superior a lo inferior, y ha d e guardar la j erarquía d e los val ore s intelectuales. La clasificación que aceptamos con las adiciones de la Sagrada Teologí a y d e la sociología, procede por orden natural , porqu e empieza con la extensión y los fenómenos físicos , continúa con los fenómen os biológi­ cos y psicológicos, para llegar a lo que es más íntimo: la na­ turaleza, la esencia de los seres, esto es, de la materia, del alma y de Dios ; y marcha por orden d e complej idad crecien­ te, porque l as abstracciones de la metafísica general y de las m atemáticas son m enos complej as qu e los fenómenos físicos, éstos menos qu e los biológicos , los biológicos menos qu e los psicológicos ; éstos menos que los sociale s y lo s sociales menos qu e el estudio de la naturaleza de los seres. Y finalmente i n­ dica la perfección creciente de los obj etos por conocer, ya que comi enza por el estudio de las abstracciones , pasa al es­ tudio de la materia no organizada, continúa con la vid a ve­ getativa y animal, luego con la vid a psicológica y so ci al y fi­ nalmente se eleva al estudio de la naturaleza del mundo, del alma y de Dios .

FIN DE LA METODOLOGIA

-

82

-


CAPITULO

XI

DE LA VERDAD

PRELIMINARES. - En la Metafísica del conocimiento expuso el profesor alemán Nicolai Hartman un acucioso aná­ lis is de lo qu e sucede cuando conocemos, e hizo una descrip­ ción del conocer como un hecho. El influjo de Hartman en este campo se hizo sentir en Müller , Hessen, Romero-Puccia­ relli y Messer. Vamos a tratar de dar una síntesis sencilla y corta del pensamiento de Hartman. El conocer es u na relación e ntr e dos miembros, sujeto y objeto, qu e permanecen distintos entr e sí. Esa relación es una correlación, pues el término suj eto sólo lo es en cuanto el otro es objeto suyo. Pero esa correlación no es recíproca , por­ qu e es propia función del sujeto captar y aprehender, y del obj eto ser apreh ensible y ser aprehendido. El objeto no cam­ bia por virtud del conocimiento, pero sí el sujeto, porqu e en él se produce la concienci a del objeto. "Esta conciencia del obj eto pued e ser considerada como el hecho de trasladarse al suj eto la constitución del objeto". Todo conocer se orienta ha­ cia un ser independient e del sujeto cognoscente, y está ade­ má s c onvencido de haberlo captado. Ambos pueden existir por sí, sin esta correlación. Pero sin ser suj eto ni obj eto el uno para el otro. Al deshacers e la correlación, el objeto dej a de serlo para el sujeto; pero el su­ jeto sigue siendo sujeto, pero no cognoscente sino acaso suje­ to qu e siente y quiere. (Cfr. Pucciarelli, pág. 104) . Ya Sant o Tomás había dicho que conocer es adueñarse y que todo co­ nocimiento dice relación del sujeto al objeto. DISTINTAS POSICIONES RESPECTO AL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. - En el decurso de la criteriología estudiaremos a espacio las teorías de Kant, Descartes, los po­ sitivistas, los escolásticos anti guos y nuevos y los aprioristas

- 83 -


MONSEÑOR FELIX llENAO BOTERO

ingenuos. Per o a fin de que el estudiante tenga un concepto global de lo que vamos a discriminar, damos una breve sín­ tesi s de la s distintas posiciones respecto al problema del co­ nocimiento. El e scepticismo real duda realmente de la veracidad de nuestros conocimientos y no quiere salir de esa posición sino que sostiene su duda respecto a todos los actos de la razón hu­ mana y de su misma aptitud para conocer la verdad, La duda metódica de Descartes no niega que podamos lle­ gar a la verdad, pero pone dicha duda metódica como posi­ ción inicial del espíritu; y, partiendo del enunciado "yo pien­ so, luego soy", qu e él cree primera base inconmovible y cier­ ta, pretende hallar la verdad. Kant en la Critica de la razón pura afirma que nuestro conocimiento es de los solos fenómenos elaborados por la men­ te bajo la acción de los noumenos, sin que de éstos podamos tener conocimiento alguno cierto. Entre las cosas en sí y las formas a priori d e la mente no tenemos relación conocida. Conocemos sin embargo los noumenos por la razón práctica, impulsada por el imperativo categórico. El sujeto, por tanto, crea su objeto, y el entendimiento posee moldes propios, dis­ tintos ellos, que imprime en la posterior elaboración de los hechos, mediante instrumentos apriorísticos que se llaman ca­ tegorías, actividades y funciones sintéticas aptas para organi­ zar y constituir la experiencia. El empirismo sostiene que no hay otra materia de cono­ c imiento que la experiencia sensible; niega por lo tanto las verdades universales, los principios lógicos y el fundamento filosófico de la inducción. Todo razonamiento se reduce en úl­ tima instancia a juicios de experiencia sensible. Para el empi­ rismo, pensar es clasificar. La escolástica sostiene con Santo Tomás que la verdad está en los sentidos materialmente, y qu e nada hay en la in­ teligencia que no haya pasado por los sentidos; que el hom­ bre conoce por una especie de intuición las primeras verda­ des, porque hay verdades indemostrables, o de otra manera tendríamos una seri e infinita de demostraciones. La experien­ cia no nos proporciona sino fenómenos reales, y pertenece a la razón descubrir causas, leyes y principios mediante la in­ ducción. Las verdades metafísicas están en el modo de conce­ birlas en la inteligencia que abstrae, y lo que se concibe de l as mismas, en las cosas. Las verdades lógicas o de orden i - 84 -


TRATADO DE LoGICA

deal, co mo los prin c ipios matemáticos y las segundas inten­ ciones de la lógica formal, están en la int eligencia, tanto en lo que son como en el modo de con cebirlas , pero el funda­ mento remoto está en las cosas. Husserl refuerza la tesis es­ colástica al afirmar que la intuición sensible da ocasión para qu e funcione la intuición ide al, y que es prerrequisito par a que haya abstracciones mentales.

El cardenal Mercier y Sertillange, aceptando todas las grandes tesis esc olásticas, difieren en el método d e l a demos­ tración, parten de una definición meramente lógi ca d e la ver­ dad y d e una voluntaria abstención de juzgar sobre nuestra capacidad para conocer o n o la verdad, y así combaten c on sus mismas armas a los idealistas kantianos y a todos los que ni eg an l a exper iencia sensible . El realismo ingenuo o dogmatismo exagerado afirma a priori que nosotros debemos presuponer a todo conocimiento tres verdades primitiv as : el sér que piensa, el principio de contradicción y la aptitud del espíritu para conocer la ver­ dad. No s e trata propiamente de admitir la existencia de ad­ h e siones e spontáne as necesarias como hecho psicológico, ya que tales a dhesiones las admite n todas las filosofías. El pro­ blema que se trata de averi gua r aquí propiamente es si la necesidad de admitir esas adhesiones, es ciega o reflexiva. Santo Tomás habló de verdades indemostrables, precisamente por la claridad lógica de las mismas y la evidente relación en ­ tre el sujeto y el predicado . El idealismo d e Berckeley. Como reacción contra el es­ cepticismo de Hume y el sensualismo de Locke , conceptuó que nosotros no podemos tener conocimiento del mundo sensible y que nuestro s conceptos respecto al mundo exterior no r e­ presentan las cosas en sí mismas, sino qu e la s ideas sólo re­ presentan las mismas ideas. Y para explicar el problema de cómo vienen las ideas a nuestra mente, recurre a una inter­ v ención inmediata de Dios, quien vacía en el espíritu nues­ tro ciertas especies madres, de las cuales s e deduc e la ciencia. Para Bergson hay un conocimiento analítico y rac ional y una intuición filosófi ca . El primero capta lo inorgánico, lo práctico, lo utilitario; pero no conoce propiamente. Conocer es propio de la intuición filosófic a , "especi e de simpatía intelec­ tual por la cu al nos transportamos al interior de un objeto para coincidir con lo que tiene de único y, por lo tanto ' de inexpresable". - 85 -


MONSEÑOR FELIX !IENAO BOTERO

El tradicionalismo aniquila la capacidad de nuestra inte­ ligenci a para conocer la verdad, al conceptuar que el único criterio de verd ad es la revelación divina. Para Spengler la historia es el único saber, porque el saber científico y la cultura representan un saber de segundo grado, derivado de aquella: "No hay verdades sino con rela­ ción a un determinado tipo de hombres. Mi filosofía es ella misma expresión y reflejo del alma occidental, a diferencia, por ejemplo, d e la antigua y de la india; y lo es sólo en su actual estado de civilización". La filosofía de Spengler, a quien sigue Dilthey, s e llama relativismo historicista. Ortega y Gas­ set es d e tal escuela. El psicologismo de Wu ndt conceptúa qu e todas las cate­ gorías y leyes lógicas son meras leyes empíricas y normas psíquicas, calcadas sobre un desfile de hechos, producto de nuestra inteligencia, y elaboraciones contingentes. Los valores lógicos y lo s principios no son otra cosa que la encarnación de las aspiraciones humanas, carente s de objetividad (Por a­ quí despunta la razón práctica de Kant y aparece, traslada­ do a la lógica, el inmanentismo d e los modernistas) .

LA VERDAD

Distintas definiciones se han dado respecto de la verdad, según que ella se realice como manifestación de la inteligen­ cia (veritas vocum) , y así la definió San Agustín: "Veritas est qua ostenditur in quod est". O también pued e definirse por razón del fundame nto que tiene en l a cosa (veritas rei) , y por eso dij o el mismo S an Agustín: "Verum est id quod est". O, finalmente, por la conmensuración que tiene la inte­ ligencia con la cosa ( veritas cognitionis) , y en ese sentido San­ to Tom� s la definió: "La verdad es la adecuación del enten­ dimiento a la cosa" (1) . Y el filósofo judío Isaac: "Adecuatio rei et intellectus". La verdad puede ser in essendo, metafísica o trascenden­ qu e pertenece a todos los seres como propiedad inheren­ te, y de ella trata la metafísica; in significando, que depende de la aptitud de las palabras para significar lo que la intelital,

1)

-

"Veritas est adecuatio res ad intellectum". - 86 -


TRATADO

DE

Loc;ICA

gencia conoc e de la s cos a s , y pertenec e al tratado de ideas y términos; o de la intención del que habl a , en cuanto que in­ tenta manifestar o no su conocimiento, lo cual co nstituye la verdad moral o veracidad, cuyo estudio pertenece a la ética; y fin almente la verdad formal, porque la forma d e la verdad compete per se a la inteligencia y es suya propia, y puede de­ finirse : "La adecuación de l a inteligencia con su objeto ". La v e r dad lógica es un término interior de la operación intelec­ tual .

La verdad trascendental se divide en substancial y acci· dental. Es sub s tancia l en cuanto que se conform a con la inte­ ligencia divina creadora, ya que l a inteligenci a divina es men. sura rerum. Y accidental por cuanto que es medida de nues­ tra inteligencia.

Trascendental o Metafísica

Lóg i ca

Moral

SubStancial: Conformidad de las cosas con la inteligencia divina. No falla nunca .

l 1 1

l

f l

Accidental:

Conformidad

inteligencia

humana.

mente al captarla.

de las cosas con la Puede fallar nuestra

Conformidad de l<i inteligencia consigo misma. Admite error.

C onformidad

de

lo

que

pienso

con

lo

que

digo . Se le opone la mentira.

1 , 1 verciaü se ciice primero de l a intelig enci a cosa , porque en la inteligencia es donde primero tra la razón formal de la misma, consisten t e en la ración intencional entr e l a inteligencia y la cosa.

que de fo se encuen­ conmens u ­

La v erdad material o trascendental del ente se identifica con el ente mismo, del cual sólo se distingue racionalmente. En ese sentido los filósofos afirman : "La v erdad y el ente se convierten " (2) . 2)

-

"Verum et ens conv ertuntur''. - 87 -


!tNSENOR HENAO BoTERO FELIX

verdad lógica, ya lo dijimos, está en la el entendimiento tiene por fin ser actua­ ao por las seme1anzas d e las cosas, y de e sta manera "fieri in­ tencionaliter omnia". La inteligencia nuestra, puede no sola­ mente representar la entidad abstracta de una cosa, sino tam­ bién indirectament e la misma cosa existente y singular. La in­ teligencia humana, por una composición de l juicio, junta en ella misma ambos términos , de los cuales resulta la adecua­ ción, la razón formal de la verdad. formalmente

irit\IB1genct3.� 1 'f>orqu

Desde ahora anotamo s que la verdad no consiste formal­ mente en la cosa ni en el acto d e la inteligencia, sino en una adecuación entre e l suj eto y el objeto, real o no. Esa adecua­ ción suele llamarse "constitutivo formal de la verdad o con­ mensur ació n entre la inteligencia y la cosa".

-

88

-


CAPITULO xn POSICION INICIAL DEL ESPIRITU RESPECTO A LA VERDAD A) El escepticismo universal

es falso

Trataremos de averiguar en este primer problema crite­ riológico si l a posición inicial del espíritu respecto a la verdad debe s er el e scepticismo universal, o la duda metódica, o el dogmatismo exagerado, o el realismo moderado. Pirro en la antigüedad, y más tarde Agripa y Sexto Em­ pírico, afirmaron que de hecho nadie había llegado a conse­ guir la verdad, y que por lo tanto era precis o desconfiar ab­ solutamente de la capacidad de nuestra inteligencia. En la Edad Media Nicolao de Ultricuria sostuvo la mis­ ma tesis; y en la Edad Moderna Montaige, Bayle, Hume y o­ tros mantuvieron la misma posición d e duda real y de escep­ ticismo total. Los argumentos de los escépticos se reducen a dos:

1) La conciencia atest i gua que frecuentement e nos enga­ ñamos. Por lo tanto, en un caso dado, es razonable suponer siempre que nos engañamos.

2) Argumento del d iadelo Por el cual los ant iguos dia­ lécticos hacían v er el círculo vicioso de afirmar una proposi­ ción cualquiera justificándola por otra, ambas inciertas y os­ curas; y después la segunda por la primer a . .

En primer lugar, los escépticos prejuzgan, al suponer a priori la ineptitud de la inteligencia para conoc er la verdad. Además los escépticos violan la le y d e la lógic a qu e prescri­ be no tener una conclusión más extensa que las premisas; y

- 89 -


MONSEÑOR FELIX l!ENAO BoTERO

ellos, d e las frecuent es equivocaciones de nuestra inteligencia, deducen la total incapacidad de la misma . Respuest a . E l argumento de l diadelo supone arbitraria­ ment e que nosotros tenemos que probar toda suposición por otra, y así indefinidamente . Pero hay principios que se justi­ fican, porque el acto de la inteligenci a qu e conoce el sujeto, conoce el predicado simultáneamente, de los cuales dice San­ to Tomás: "Es propio d e tales principios que no sólo son ver­ daderos de suyo sino que también reluce su verdad" (1) . Quien enuncia por ej emplo el principio de sentid o común: "El todo e s mayor que cada una d e las partes" , no necesita re­ currir a una demostración posterior, porque quien comprende e l suj eto todo, sabe que no equivale a una de las partes; y quien sabe qué cosa es parte, inmediatamente se da cuenta de que no es el todo. -

El escepticismo, o afirma su doctrina, o la niega, o duda de ella. Si lo primero o lo segundo, ya tenemos ah í una con­ tradicción, porqu e quien afirma o niega, ya no duda; y si du­ da de su doctrina podemos contestarl e con San Agustín (De Trinitate, 1, 10, 14) : "Si duda, entiende qu e duda; si duda, sa­ b e que no sabe ; si duda sabe que no debe consentir temera­ riamente . El qu e duda, por otra parte, de todas estas cosas no puede dudar; las cuales si no fuesen así, no podría dudar de cosa al guna" ( 2 ) . De lo cual s e co ncluye que el esceptic is ­ mo se contradic e como sistema. Finalmente, aquellas proposiciones respecto a las cuales nosotros tenemos adhesione s espontáneas, no negadas por nin­ gún sistema, nos dan testimonio de que nosotros algo pode­ mos saber , al menos espontáneamente; pero ya demostramos que también las podemos conocer reflexivamente; luego, la po­ sición escéptica del espíritu es falsa, contradice los datos de la conciencia, y carece de validez lógica.

1)

-

"Proprium est horum princ1p1orum, quod non

solum necese

est ea per se vera esse, sed etiam necese e st videri quod sint per se vera"

si

2)

(In -

dubitat,

Im Pst. An., l. 19) . "Si

dubitat,

indicat

non

dubitare se inteligit; si dubitat, scit se nescire ; se

temere

consentire

oportere.

Quisquis

igitur

aliunde dubitat, de is omnibus dubitare non debet; quae si non esent, de ulla redubitare

non posset" .

- 90 -


TRATADO

DE

LoCICA

Además, la concienci a psicológica qu e no falla porque no j uzga, nos dice que conocemos.

B)

La duda m etódica es insostenible

Para que no s e cre a que nosotros prejuzgamos a Descar­ tes, vamos a copiar literalment e sus principios, a fin de po­ der hacer una crítica serena y criteriológica. Hé aquí los prin­ cipios del método cartesiano: 1) Hay qu e e mpezar por la duda de todas las cosas, aun d e los principios matemáticos; y principalmente, porque oímos que Dios puede todas las cosas que quiere; por consiguiente, quizás no s quiso hacer falibles aún en las cosas que creemos conocer ciertamente. 2) De esta duda universal debemos exceptuar la existen­ cia del suj eto que piensa y duda. Por ello el principio "cogi­ to, ergo sum" es el primero de toda filosofía: "Por lo tanto, yo pienso, luego yo soy, es la primera y ciertísima cognición de to do orden filosófico" (3) .

3) D e e ste principio se infier e que todo aquello es ver­ dadero: "quod valde ciar e et distincte percipimus'' . Porque después de aque l principio, afirma él, inquirió qué sería pre­ ciso para que tengamos una enunciación como verdadera y cierta. Y como ya había encontrado una verdad cierta, juzgó que semej ante a ésa había otras certezas percibidas como ella, clara y distintamente. Por lo cual: "Todo aquéllo que muy clara y distintamente concebía, era verdadero". ( Discours de la méthode c. 4) . 4) Entr e las cosas qu e yo veo clara y distintament e se distingue Dios como existent e y veraz. Y de esta verdad se deducen las demás; porqu e "Video omnis scientiae certitudi­ nem et veritatem ab una vera Dei cognitione pondere, adeo ut, priusquam illam nossem, nihil de ulla re scire potuerim" (Med. Vl1-) . Refutación. E s absurda la duda cartesiana, porque aun cuando él afirme que no asienta sino un hecho de conciencia al decir " cogito, ergo sum" , la veracidad de la conciencia es -

3)

-

"Ergo ego cogito, ergo sum est omnium prima et certisima

cognitio, quae cuilibet ordine philosophandi ocurrat"

N9 7 et 15) . - 91 -

(Princ. Phil. p. 1,


MONSEÑOR

FELIX

lb:NAO BOTERO

j uzgada po r la int eligencia y la razón a fin de que no ha­ ya alucinaciones; p ero quien duda de la inteligencia y de la ra zón, no puede juzgar de la veracidad de la conciencia. Y si el "cogito, ergo sum" no es un raciocinio, qué significa el er go? Ahora, si por la simple intuición de la mente s e conoce l a existencia del suj eto que piensa, cómo s e hace el tránsito a la segund a afirmación de "quod valde dilucid e et distincte concipitur est verum" ? Además, la existencia de Dios no es una verdad d e conocimiento inmediato sino mediato; tan cier­ to es, que todos los conocimientos que tenemos de Dios son analógicos. Finalmente, si dudó d e nuestr a naturaleza, funda­ mento d e todas nue stras facultades y fuente de todas nues­ tras actividades, no es lógico sustraer un acto determinado al alcanc e de esta duda. Si un genio maligno puede engañarnos en ciertos casos, es ilógico decir qu e estamo s al abrigo de sus falacias en el momento en que decimos: Pienso, luego soy ( Cfr. Mercier) . ­

En cuanto al argumento del diadelo ya probamos qu e no toda verdad necesit a demostrarse, puesto que las hay eviden­ te s por sí mismas, y ésto val e también contra Descartes.

C ) El dogmatismo exagerado Hay filósofo s d emasiado dogmático s y aprioristas en sus construccione s, cuyas teorías pecan generalment e por petición d e principio. Así Kant admite a priori las categorías de la sensibilidad y el entendimiento, y afirma dogmáticamente que pensar es una consecuencia fatal de nuestra naturaleza. Así, D escarte s confunde a priori los primeros principios con las ver­ d ade s demostrables. Así, el positivismo afirma a priori la in­ cognoscibilidad de la metafísica. Así, Marx asienta, sin pro­ bar, l a eternidad de la materia. Pero suele llamarse dogmatismo ex agerado la tendencia criteriológica que presupone la aptitud del espíritu para co­ nocer la verdad, la existencia del lógico que examina la cer­ teza y la preexistencia del principio d e contradicción de toda otra verdad, tománd olo como fuente inexhausta d e otro cono­ cimiento. Crítica. Es verdad qu e en el orden ontológico es im­ posible una demostración si no existe un hombre capaz de conocer la verdad. También lo es que el principio de contra­ dicción es la verdad primitiv a , un primer principio sin el cual nada podríamos afirmar. Y nadie puede negar que si no exis-

-

92

-


TRATADO

DE

LoCICA

fü�se la aptitud del espíritu en el orden ontológico, j amás a­ quél llegaría a obtener un conocimiento verdadero. P ero, aún prescindiendo d e la afirmación de la existencia del sujeto qu e piensa, las verdades de orden ideal son váli ­ das y ciertas. "El to do es igu al a la suma de las partes", es una verdad absoluta que vale y es verdad, aunque no hubie­ ra ningún hombre sobre la tierra. El principio de contradicción es el presupuesto de toda verdad, su base y sustentáculo. Pero ese principio, como ya lo h emos dicho, no puede ser la premisa mayor de un silogis­ mo sino más bien un pr e rr equ isit o para que esa m ay or sea válida (Véase el fi nal de nuestro capítulo V) . Es evidente qu e en el orden ontológico es indispensable presuponer la aptitud del espíritu para conocer la verdad ló­ gica. La verdad lógica es propia del espíritu humano, ya que Dios es verdad substancial, y los animales y las plantas tie­ nen ineptitud ontológica para conocer la verdad lógica. Pero concluyamos con Mercier: "Es por ésto necesario que, en el ::>rden lógico, el conocimiento d e la caus a preceda al del efec­ to ? Es evident e que no; antes al contrario, por el efecto ve­ nimos lógicament e en conocimiento de la causa. La afirma­ c ión , pues, d e la aptitud para conocer la verdad no precede lógicamente a la afirmación d e otras verdades, aunque estas sean e n la realidad, efectos de esta aptitud en ejercicio". A­ firmar a priori la aptitud del espíritu para conocer la vérdad, sin un atento examen de la misma, es suprimir el problema de la certeza y toda criteriología fundamental, tanto escolásti­ ca como crítica.

D) El realismo moderado

Aun cuando la filosofía de Aristóteles y de Santo

ha sido llamada

Tomás el l o

la filosofía natural del espíritu humano,

no significa que los sistemas de los dos grandes genios sean aprioristas o carezcan de todo sentido crítico indispensabl e pa­ ra una construcción lógica. Ambos sabios afirman y demues­ tran que t odo c onocimiento empieza por los sentidos y se per­ fecciona en el juicio; uno y otro conceptúan y prueban que las primeras verdades de orden lógico no necesitan demostra­ ción, porque el predic ado está comprendido en el sujeto cono­ cido; uno y otro refutan victoriosamente a los e scépticos; y ambos a una son antidogmáticos en el sentido d e que toda demostración la hacen preceder de una duda táctica, a fin de comprobarla o por la experiencia o por la deducción. - 93 -


MONSEÑOR F'ELIX liENAO BoTERO

El realismo moderado no prej uzga ni la incapacidad fun­ damental de la razón humana ni su aptitud general par a co­ nocer la verdad; y su posición es una abstención voluntaria, a fin de ver si las adhesiones espontáneas a la s verdades in­ mediatas se justifican por la reflexión. Nosotro s sabemo s por psicología qu e e l obj eto primero inmediato de nuestra refle­ xión no es la potencia, que conocemos mediante los actos su­ yos; se trata pues de averiguar si las adhesiones espontáneas, admitidas por los escépticos como un hecho, son meramente espontáneas, o son reflejas. En cuanto a lo s principios inme­ di atos, ya demostramos que el análisis reflexivo del sujeto y del predicado nos muestra su identidad. Y en lo refer ent e a los juicios qu e no son de evidencia inmediata, la natural po­ sición del espíritu debe ser una prudente duda hasta que la demostración, o sea la reducción a juicios más simples, nos muestre qu e son verdaderos o falsos. En esta sentencia se in­ cluyen do s problemas que abordaremos en el capítulo siguien­ te al estudiar la teoría d e Kant sobr e e l conocimiento, a saber: que nuestros j uicios de orden lógico son objetivos y que por 1o tanto no son una ley fatal de la naturaleza, sino el resulta­ do de la comparación entre e l predicado y el sujeto. Y que, c omo lo demostramos al tratar de los problema s universales, nuestros juicios, aún los meramente lógicos, tienen un funda­ "Ilento próximo o remoto en la realidad. Doctrina de Santo Tomás de Aquino sobre el conocimiento

Cuando el alma conoce parece transformada en la

1Q

cosa. tis.

-

La cosa está en mi inteligenci a ad modum recipien-

3° - Nada hay en la inteligencia que no haya pasado los sent idos.

po r

49 - Antes de toda e specie inteligible (idea) existe una expecie sensible (fantasma) . 59 - La potencia cognoscitiva es d e suyo tabulla rasa. Se actúa con el conocer que es un modo d e ser.

69 - La realidad exterior entra en nosotros, se hace nuestra sin dejar de existir fuera. La representación interior nos lleva afuera sin dejar de quedarse dentro de nosotros. 79

-

La idea universal está, como real en el objeto del - 9' -


TRATADO DE LoCICA

cual s e extrae; como abstracta en la única facultad abstracti­ va que es la inteligencia.

81? Todo en el mundo es p articular y contingente. Pe­ ro las esencias metafísicas y lógicas no cambian. Los sentidos nos entregan lo contingent e y la inteligencia abstrae lo subs­ tancial del ser, qu e no cambia. -

�l' '

-

El conocer supone el ser; no se conoce lo que no es.

101? El ser del conocer es intencional pero tiene funda­ mento en la cosa de la cual s e extrae. -

111? b,;n el universal directo (hombre) , lo que se con­ cib e está en la naturaleza ; e l modo de concebirlo está en la inteligencia porque es abstracto y la únic a facultad abstracti­ va es la inteligencia. En el universal reflejo (especie) lo que s e c oncib e está en la inteligencia y lo mismo el modo de con­ cebirlo. Pero el fundamento está en la cosa . -

12<.> El error y la verdad están en el juicio que es el acto qu e compone y divide, afirma o niega. -

131? La conciencia psicológica no falla porqu e no j uzga; ella nos testifica infaliblemente que el mundo exterior existe; que podemos conocer; qu e tenemos ideas abstractas; qu e nos sometemos a la evidencia, y en el orden moral, que somos li­ bres. -

141? Hay entre nosotros y los seres una fraternidad misteriosa por la cual nos son cognoscibles. -

151? Todo ser es cognoscible (Los positivistas ignoran el ser abstracto y los idealistas desconocen el ser concreto. Santo Tomás enseña que podemos conocer lo abstracto y lo concreto, luego es más audaz su filosofía) . -

161? La cognoscibilidad de la s cosas les viene de que ella s proceden del Conocimiento Supremo y no son otra cosa qu e su Pensamiento puesto en el ser (La ciencia d e D ios es la c ausa de las cosas) . -

171?

-

En el hecho del conocimiento, el sujeto en el acto

y el obj eto en el acto son idénticos.

181? Toda cosa es creada dos veces: una vez en sí mis­ ma; otra vez en la inteligencia (repite con San Agustín) . -

191? El criterio último es la evidencia porque con ella d e scansa la ment e y no pide otro fundamento para asentir. -

- 95 -


MONSEÑOR F E L I X HENAO BoTERO

20Q La sensibilidad es pasiva. El entendimiento agente abstrae e ilumina. Forma el entendimiento conceptos genera­ le s y ciertos axiomas generales evidentes, más claros que la Jemostración. D e ello, mediant e el hábito de los primeros prin­ cipios, deduce los conocimientos mediatos. -

21 Q Lo s primeros principios lógicos o metafísicos son más claro s que la demostración porque conocido el sujeto, co­ nozco el predicado. V. gr. cuando digo: el todo es mayor que la parte, al saber qué cosa es parte, sé que no es el todo. Cuando digo que la verdad no es el error, es como si afirma­ ra que la adecuació n y la inadecuación se oponen, lo que es evidente . -

22Q Todo conocimiento de Dios e s analógico; luego ne­ cesariamente tendrá Dios misterios para el hombre. -

Mientras un ser es más inteligente tiene menos i­ 23Q deas porque tiene más síntesis. El angel tiene menos ideas que el hombre y la única idea de Dios es el Verbo. -

24Q Los primeros principios de la deducción son: a) Lo que es, es (de indentidad) ; una cosa no puede ser y no ser simultáneamente ( de contradicción) ; nada sucede sin ra­ zón suficiente (de razón suficiente) . -

25Q Los de la inducción son: No hay efecto sin causa; todo en la naturaleza es constante ; las mismas causas, en las mismas circunstancias, producen los mismos efectos. -

La mayor del silogismo es generalmente inducida; 26Q pero el silogismo desentraña de la proposición mayor, la me­ nor, para sacar la conclusión. -

2 79

-

El silogismo trabaja con ideas; la inducción con

hechos.

-

96

-


CAPITULO XIll

LA CRITICA TRASCENDENTAL Nacido Emanuel Kant el 22 de abril de 1724 en Koenigs­ berg, capital del ducado pr us i ano entonces, recibió educación religiosa en el pietismo, tendencia fría respecto a los dogmas de la fe y cuya orientación s e dirigía sobre todo a tratar de conservar la paz, la calma y la serenidad de espíritu, según lo que entonces llamaban "cristianismo puro" . Admítído en el Collegium Fridericianum de su ciudad, en donde fu e discípu­ lo del profesor de filosofía Alberto Schultz, quien trataba de reconciliar el racionalismo, la filosofía d e Wolff y el pietismo. Adquirió conoci mientos en lenguas antiguas y en latín y so­ br e salió por su espíritu reposado y sus costumbres austeras. I ngresó en 1740 a la universidad, en donde dió preferencia a los estudios d e filosofía, d e matemáticas y de ciencias natura­ les. Wolff imprimió desde ento nces, a través de sus seguido­ res , en el ánimo de Kant una profunda impresión, sin dejar por eso de sentir cierta simpatía por el empirism o inglés. Muerto su padr e salió de la universidad y se d edicó a pre­ ceptor privado de familias ilustres. La influencia de Hume so­ br e Kant operó en él dos actitudes polares : la una de tornar­ se cada día más antidogmátic o , y la otra d e combatir el es­ cepticismo radical de aquél. Rousseau es otro de los mento­ r es intel ectual es de Kant, como éste mismo lo confiesa; las huellas del Contrato Social de Rousseau se marc an claramen­ te en la Critica de la razón práctica; si Rousseau propende por una libertad natural del hombre primitivo, Kant conside­ ra la autonomía completa de la razón práctica. Ambos son los mentores del liberalismo filosófico. Graduad o en filosofía en 1 757 fu e pronto admitido como profesor en d icha asignatura en su misma ciudad natal¡ y sus lecciones continuaron duran­ te muchos años. En su período precrítico escribió varias obras entr e las - WI -


MONSEÑOR FELIX liENAO BOTERO

cuales destocamos la Historia General d e la N aturaleza y Teo­ r ía del Cielo, considerada por algunos como precursora del sistema d e Laplace . Y como continuaba siendo pietista escri­

bió tratados sobr e teología natural y moral. Nombrado profe­ sor numerario de lógica y metafísica, empieza para él lo que los autores llaman su período crítico. En est e período escribe tres obras pricipales: La Crític a de la razón pura, qu e plan­ tea el problema del origen y validez del conocimiento y cons­ truy e sus categorías de la sensibilidad y el entendimiento; la Crítica d e la razón práctica , qu e trata de la dirección de nuestra conducta, estatu ye una norma de moralidad autónoma y establece los postulados de la misma que son: la existencia de l a ley moral , de la libertad, de la inmortalidad del alma, de un Dios y de la primacía de la razón práctica. Y la Crítica del juicio, en que trata de conciliar las do s primeras críticas por medio del juicio teológico y del juicio estético. En el pri­ mero trata de la finalidad obj etiva del mundo sensible con­ templado; y en el segundo estudi a la final i dad subjetiva por la cua l conocemos los fenómenos que procuran armonía a nuestras facultades y cuy os atributos son lo bello y lo subli­ me , meramente representativos por supuesto, según Kant. Crítica de la razón p u ra

El estudio de la Crítica de la razón práctica pertenece a la ética, y el del juicio sobre la finalidad a la metafísica. A­ quí trataremos únicamente de la Crítica de la razón pura. La ciencia, d ic e Kant, está en los conocimientos o juicios necesarios y universales; pero para esos conocimientos se re­ quier e la intervención d e la sensibilidad, de la inteligencia y de la razón. Esa universalidad y necesidad no puede venir de la experiencia sino de la inteligencia que aplica las propias forma s ingénitas a una materia recibida de fuera. "Todo co­ nocimiento resu lta, pues, de la actividad propia de la mente qu e constituye su obj eto , baj o la acción de la cosa externa, en sí tota lm en te desconocida". Kant divide los juicio s de esta manera: analíticos a priori, sintéticos a posteriori y sintéticos a priori. Los juicios analíti­

cos a priori son meramente explicativos, porqu e e l predicado e stá conte nto en el sujeto; por ejemplo, el principio de iden­ tidad A = A; y el juicio: "Todo cuerpo es extenso" . No sir­ ven para la ciencia estos juicios, porque no engendran un nuevo co nocimiento. - 98 -


TRATADO DE LoGICA

Los j uicios sintéticos agregan al contenido del sujeto u­ na nota no contenida en él, y por lo tanto proporcion an un nuevo c onocimiento . S e dividen en sintétic os a posteriori y a priori Lo s primeros tampoco sirven para constru ír la ciencia debido a que se basan en la experiencia, d e suyo mut abl e Y contingente. No restan entonces más que los juicios sintéticos a priori, como éste: "La línea recta es la distancia más corta entr e dos puntos" . Sobre estos j u icio s se funda el conocimien­ to científico. .

L a facultad del conocimiento se subdivide en conocimien­ to sensible, donde están los materiale s de preparación de la ciencia: conocimiento intelectual, qu e la realiza; el cual es completado por el conocimiento de la razón que unifica los datos del entendimiento.

1) DE LA SENSIBILIDAD. Los hechos externos y lo s íntimos se reciben en el espacio y en el tiempo respecti­ vamente. Pero las formas o categorías d e la sensibilidad, es­ pacio y tiempo, son moldes apriorísticos, sellos de nuestra con­ ciencia. El espacio y el tiempo son formas de nuestra sensi­ bilidad e intuiciones puras de la misma . Lo que nos llega por los sentidos externos es espacial, y nada real podemos con­ cebir sin colocarlo previament e en el espacio; y tod a nuestra percepción íntim a es temporal , porqu e ningún hecho interno del yo pued e ser aprehendido sino me dia nte l a catego rí a del t iempo. Para demostrar Kant qu e el espacio y el tiempo no son conceptos empíricos sino formas universa le s a priori de la sensibilidad , da los siguientes argumentos : -

1 ) N o podemos referir las impresiones a algo fuera de nosotros , sino enca j ándolas dentro del espacio y del tiempo; luego éstos son formas a priori. 2) Podemos imaginarno s un espacio vacío, libre de todo contenido, y lo mismo el tiempo; por lo tanto, el espacio e s una intuición absolutamente necesaria del suj eto y un a condi­ ción previa para percibir los obj etos.

3) El espacio es representado como un volumen dado in­ finito. Pero no hay concepto alguno que pueda ser concebido como si contuvier a una cantidad infinita de representaciones; l uego la representación primitiva del espacio es u na intuición a p rior i (Cfr . O Külpe ) . La universalidad y necesi d ad de las categorías de la sen­ sibilidad se deducen d e q ue toda impresión sensible debe es­ tar catalogada dentro del espacio y e l tiempo, necesaria y u - 99 -


MONSEÑOR F'ELIX llENAO BOTERO

niversalmente. Esas formas son objetos por ser universales y necesarias; pero su valor es fenomenal porque no tienen más que un valor de representación y no nos revelan las cosas en sí sino tal como aparecen. La cosa representada se deno­ mina noúmeno, y la representación fenómeno. El noúmeno se­ rá siempr e una incógnita desconocida e incognoscible, porque entre las cosas y las formas de la mente no hay ninguna re­ lación conocida.

2) DE LA INTELIGENCIA. La operación de la inte­ ligencia, acerca de los elementos suministrados por los senti­ dos, es d e análisis y sintesis. Pero los juicios analíticos a prio­ ri y los sintéticos a posteriori quedan descartados según vi­ mos; y por lo tanto, sólo puede construírse la ciencia sobre las categorías de la inteligencia, a fin de formar los juicios sintéticos a priori. En estos juicios, el predicado, que contie­ ne universalidad y necesidad, se atribuye al sujeto, y existe en la mente la fuerza para producir tales predicados cuando se le ofrecen los objetos; y es a fuerza d e la mente son cier­ tas formas llamadas categorías, que establecen entre las sen­ saciones, relaciones múltiples. Esta s categorías se agrupan en cuatro clases, s egún la siguiente tabla: -

TABLA DE LAS CATEGORIAS

TABLA DE LOS JUICIOS I

-

I - Cantidad.

Ctintidad (del sujeto) . 1 - Individual.

2

-

1 - Unidad.

2

General.

II - Cualidad

1

2

3

(del predicado) .

-

Afirmativo.

-

Negativo.

-

Indefinido.

Ill - Relación

(entre

II

el sujeto

IlI

3

Hipotético.

-

Disyuntivo.

IV - Modalidad

(relación

con el pensamiento) .

-

1 2

-

-

Realidad.

-

Negación.

-

Limitación.

Relación. - Substancia - Accidente.

- Causa - Efecto. 3 - Reciprocidad. IV - Modalidad.

1

1 - Problemático.

2

Pluralidad.

Cualidad.

1 2

- Categórico. -

-

3

y el predicad o) .

1 2

-

3 - Generalidad .

3 - Universal .

2

Asertórico.

-

Posibilidad - Imposibilidad

-

Existencia - No existencia

3 - Necesidad - Causalidad.

3 - Apodíctico. - 100 -


TRATADO DE LoGICA

Las categorías kantianas son funciones del sujeto que go­ biernan la elaboraci6n de los hechos del conocimiento ; mas ese sujeto, del cual no podemos evadirnos , es supraindividual, trascendental y bas e d e la obj etividad d e los juicios, a priori e incognoscibl e en sí mismo. Los juicios son objetivos, porque necesaria y universalmente encajan en las categorías antes a­ puntada s. Hay que anotar finalmente que los j uicios sintéti­ cos a prior i son posibles en las matemáticas y en la física, pero j amás en la metafísica . Por lo tanto los j uicios no tienen realidad ontológic a ni la metafísica racional e s posible. Las intuiciones de la sensibilidad sin conceptos, son cie­ gas; los conceptos sin intuiciones, son vacíos: s6lo la combina­ ci 6n de ambos produce un conocimiento y un juicio sintético a priori.

3) DE LA RAZON. El conocimiento científico verifi­ cado en lo s j uicios se extiend e no más qu e al mundo sensi­ ble; lo suprasensible es incognoscible; pero tenemos necesidad d e concebirlo para relacionar los fenómenos relativos con rea­ lidades absolutas, en las cu a les se unifican todas las catego­ rías de la sensibilidad y todo s los j uicios de la inteligencia. E­ xisten entonces unas formas a priori d e la razón, meramente subjetivas, dentro de las cuales se unifica la totalidad de los fenómenos, y se denominan ideas, las cuales no tienen intui­ cione s ni nada de objetivo, aun cuando son de utilidad prác­ tic a para mej or investigar la experiencia. Si la mente trata de considerarla s como obj etivas, caerá en insolubles antino­ mias (Cfr. Klinke: Historia philosophiae) . Esas ideas son tres: idea de la totalidad de los fen6menos internos o alma, d e la cual sal e la psicología ; idea d e la totalid a d de los fenómenos externos o mundo, de la cual sale la cosmología; e idea de la Causa Prima o Dios, de la c ual surge la teología natural. -

CONCLUSIONES

1) Las ciencias de los solos fenómenos elaborados por la ment e baj o la acción d e las cosas y de sus mutuas relaciones. 2) Las c ategorías de la sensibilidad, espacio y tiempo, son formas a priori d e la misma sensibilidad. 3) Los juicio s sintéticos a priori son la única bas e de la ciencia, pero son objetivos. 4) Nada podemos saber d e lo que sean las cosas en sí, porqu e entre éstas y las formas de la mente no existe rela­ ci6n conocida. - 101 -


MONSEÑOR F'

L1X

I!ENAO BoTERO

5) Como Dios, el mundo y el alma trasciende n los fenó­ menos, nada sabe d e aquéllos la razón especulativa; aún más: el mundo como cosa extensa, ciertamente repugna; Dios y el alma son meros noümenos.

6) Pero de ellos nos da cuenta la razón práctica median­ te el imperativo categórico qu e puede enunciarse así: "Obra de tal manera que tu modo de obrar pueda ser norma para los demás'' , o bien: "obra por la ley, porque es ley". 7) Ese imperativo categórico o ley moral implica condi­ ciones para ser posible, a saber: la libertad, porque la volun­ tad no depende de ningún móvil exterior, sino de la ley; la inmortalidad del alma, porqu e la observancia del saber es dig­ na de la felicidad y la exige; l a cual, como no se consigue en la vida presente, debe existir en una vida futura, en la cual se colme nuestra felicidad y haya u n Dios Justiciero, libre, pero sin obligación. 8) La moralidad del acto está en la intención, y por lo tanto el derecho natural es independiente de la moral, ya que la moral es íntima y el derecho es externo . La razón prácti­ ca tiene primacía sobre la teoría y el querer es superior al conocer. Como la razón práctica tiene postulados suprasensi­ bles como certidumbres, a saber: el deber, l a inmortalidad, etc. , surge una antinomia con la razón especulativa, cuyas a­ tribulacione s j amás van más allá de lo sensible. Mas esa an­ timonia s e vence por la primacía de la razón práctica (Las teorías voluntaristas de Hartman y Schopenhauer tienen aquí su fundamento, lo mismo qu e el voluntarismo de Nietzsche y de Unamuno) . 9) Cristo no existe como ser histórico; pero debe existir como modelo que llena las más bellas exigencias del alma y los postulados más exquisitos de la virtud. Crítica de la teoría kantiana Con Remer, S. J . , podemos decir: "Aunque rechazamos la solución kantiana, de ninguna manera ne gamos que ella sea muy sutil e hija de un genio muy agudo. D e otra manera no se explicaría su fortuna" ( 1 ) .

1(

'

l)" ' "Dum

tamen solutionem kantianam

eam éSse· , valde subtilem atque auctoris esset, nQn explicaretur eius fortuna".

re iicim us,

ingenium

mmune negamus

arguere:

si secus


TRATADO

DE

l..oGICA

LOS JUICIOS SINTETICOS A PRIORI. Los j uicios científicos d e Kant ni son puramente a priori ni sintéticos; porque, aun cuando la experiencia no pueda darnos por si relaciones necesarias ni universales, nos suministra naturale­ zas dotada s d e existencia, sobre las cuales abstrae l a inteli­ gencia y forma r elaciones. Así, la experiencia nos muestr a lí­ neas quebradas y rectas, y el entendinúento al considerarlas ve y deduce que el camino más corto e ntre dos puntos es la recta: no son pues j uicios a priori. -

Ni tampoco son sintéticos sino analíticos, porque para que el j uicio sea analítico, basta que nos manifiest e que, dada la consideración simultánea de los dos términos, surj a una ne­ cesaria relación, ya qu e propo siciones analíticas son las que tienen materia necesaria . Y no se requiere que el predicado esté formalmente contenido en el suj eto, sino que comparado aqué l con éste, haya un lazo necesario entr e ambos. El prin­ cipio : "La existencia de un sér contingente requiere una cau­ sa", no se pued e negar sin co ntradecirse, y sin embargo el predicado no está contenido en el su j eto, porque aun cuando e l comenzar a existir en el tiempo es sin duda un indicio de contingencia, no es e vident e a priori, que todo sér contingen­ te haya comenzado a existir en el tiempo. Las esencias me­ tafísicas d e las cosas son d e suyo necesarias, i nmut able s y e­ ternas; dada una esencia no se induce inmediatamente su contingencia. Las esencia s lógicas d e las segundas intenciones tampoco cambian; así: género, especie, diferencia, son inmuta­ ble s. Hay cualidades inmutables cuy a esenci a es invariable, como virtud, j usticia, clemencia , caridad, etc. Luego, los jui­ cios sintéticos a priori de Kant, ni son sintéticos, ni son a priori. En una palabra, tampoco le deberían servir para la ciencia.

DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO EN KANT. 19 A l primer argumento s obre la aprioridad del espaci o y del tiem­ po, puede contestarse: No todas las sensaciones S€ refieren inmediatamente a al go exterior a nosotros; así v. gr. las sen­ saciones de oído , olfato y gusto no se refieren al espacio si­ no med iatamente, en especial por las representaciones del tac­ to y de la vista a ellas asociadas, como puede verse en la percepción de un acorde, de un olor compuesto y del gusto. Por consiguiente la forma del espacio no es previa, ni uni­ versal, ni inmediata. La noción del tiempo tampoco es previa, porqu e el tiempo es una sucesión d e cuerpos y un orden en­ tre los mismos que no es apriorístico sino existente , efectivo, experimentado. Podemos concebir la idea de u n t iempo se-

- 103 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BOTERO

parado de los cuerp os, pero sólo abstrayendo, y la abstracción es posterior y no previa. Además, Kant falla al considerar la tempora lidad como una determinación general de nuestras sensacione s internas, siendo que también lo es de sensaciones externas.

2Q Al segundo argumento kantiano oponemos: como las intuiciones de espacio y tiempo son sensibles, e s imposible que nuestra imaginación pueda aislar el espacio, libre de todo con­ tenido, o el tiempo prescindiendo d e las cosas . Porque una distancia, una figura, un espacio, una sucesión imaginados re­ quieren cuerpos necesariamente. Y no se diga qu e podemos concebirlos, porque la concepción intelectual, según el mismo Kant, es posterior a la intuición sensible: no es a prior i ni previ a .

3Q E l tercer argumento versa sobre l a concepción del es­ pacio y del tiempo como infinitos. Pero Kant confund e infi­ nito con indefinido; lo infinito r echaza la e xtensión, el límite, l a distancia, el volumen, la figura y no cae baj o e l dominio de la imaginación. Al c ontrario, el indefinido está suj eto siem­ pre a aumentos y disminuciones, a mensuras y cambios. Por c onsiguiente no podemos representarnos un espacio ni un tiemoo infinitos. Analizados uno a uno los argumentos d e Kant vemo s cla­ ramente que sus contradicciones y errores provienen d e con­ fundir los espacios real, ideal e imaginario. qY Cuando nos hallamos en presencia de un cuerpo, abs­ traemos la noción de posición; de dos cuerpos abstraemos la noción de distancia, que es la primera relación espacial; tres relaciones espaciales (longitud, latitud y profundidad) nos dan la noción compl et a de espac io . Si los cuerpos entr e los cuales considero dichas relacion es son reales, el espacio es real; como los cuerpos reales son limitados, el espacio real es limitado. Pero como la inteligenci a concib e que hay infinidad de cuerpo s posibles, saca de ellos la noció n de un espaci o po­ sible ilimitado; éste es el espacio ideal. Además, la imagina­ ción puede construír un espacio situado entre cuerpos imagi­ narios, que carece de límites fij os, pero qu e pu ede ser agran­ dado indefinidamente: espacio imaginario.

5Q Cos a semej ant e pasa c on el tiempo, cuya primer a no­ ció n la abstr a emos del movimiento interno o e xterno . De modo qu e los argumentos de Kant sólo tienen aplica­ ción al espacio ideal, y a veces al imaginario; pero no al es- 104 -


TRATADO DE LoGICA

pacio real. Y el análisis detenido que hemo s hecho demues­ tra que ambas nociones no son anteriores a la experiencia si­ no que proceden de ella .

Sobr e la existencia del mundo exterior podemos argumen­ tar así: o sab e Kant que es conti n gente o no sabe. Si lo pri­ mero, lo conoce ; si lo segundo, cómo puede afirmar a pr ior i que sí lo es ? Este dilema es apodíctico. LAS CATEGORIAS DE LA INTELIGENCIA. - Kant pone entre las categorías algunas qu e no son géneros s upre­ mos d e sus inferior es; porque, o son razones sólo analógica­ mente comunes, como causa, efecto y acci dente; o cualidades d e la enunciación, como afirmación y negación; o sus modos , como po sib il idad e imposib ilidad, n ecesid ad y contingencia, los cuales pueden aplicars e también al ent e en cuanto ente; por Jo tanto no son formas a priori. Otras categorías kantianas que ciertamente lo son, o se estudian malamente como la relación , qu e en la construcción kantiana no es predicamental, porque puede decirse de todo trascendental h ábito entr e la potencia y el acto; o se colocan mal como la substanci a , que d e suyo es absoluta, y sin em­ bargo Kant la coloca baj o la categoría de relación ; y la can­ tidad, qu e es por natu ralez a po st erior a la substancia, se po­ n e sin embargo primero que aquélla ; y finalmente el acciden­ te se cata loga en la categoría de relación, aun cuando no to­ do accidente sea relativo (Cfr . De Mandato ) . Podemos concluír d e l o anterior que ni todas las catego­ rías de K ant son tales categorías, ni todas son a priori, ni to­ d as guardan la importancia y j erarquía que lógicamente les c orresponde .

Finalmente , la teoría d e qu e los juicios se construyen por una ley fatal de la naturaleza, se refuta por el hecho psicoló­ gico de la duda, admitido por escépticos, positivistas, kantia­ ·1 os y cató licos. Pero la duda, qu e proviene de que yo no veo � n el objeto de mi j uicio la relación de identidad entr e dos términos, n o puede existil" lógic amente dentro del sistema kantiano. Si el j uicio científico se forma por una ley fatal del espíritu , ante un predicad o y un suj eto, sólo caben dos po­ siciones: la af ir mación y la negación ciertas y necesarias; y la duda excluye la certeza y la necesidad. Es más noble y lógi ­ co decir con Santo Tomás qu e la verdad está en el juicio que compone y divid e reflexivamente, y no en un a fatalidad eiega, apriorística, brumosa y contradictoria. Y si se nos objeta que - 105 -


MONSEÑOR FELIX lb:NAO BOTERO

la duda es también una ley fatal del e spíritu, es imposible explicar entonces el tránsito d e la duda a la certeza, que nos atestigua muchas veces nuestra conciencia íntima, lo que es un hecho psicológic o que no niega Kant. En cuanto al problema de que los juicios corresponden de hecho a una realidad obj etiva y que por consiguiente son ontológicamente válidos, lo resolveremos al tratar d e los uni­ versales. Y allí mismo probaremos la existencia de los noú­ menos y su posibilidad. Por lo tanto, allí se refutará qu e la idea d e la existencia de Dios y del alma son meras exigen­ cias de la r azón sin realidad obj etiva.

- 106 -


CAPITULO XIV DE LOS UNIVERSALES ACTUALIDAD . - Con su clarn v1s1on sintética los filó­ sofos escolásticos de la Edad Medi a englobaron el problema de los universales, cuya actualidad ho y es tan manifiesta que e n el derecho civil, penal, internacional y en la filosofía del derecho , lo mismo que en la socio logía, se sigue indudable­ mente una de aquellas orientaciones. El positivismo j urídico, por ej emplo , es nominalista. Hay totalitarismos d e tipo hege­ liano y otros de carácter materialista. La ciencia penal se debat e en torno a hecho s o co n cepto s; y en ella hay concep­ cione s fo r malistas qu e pr escinden de Dios como legislador y d e la naturaleza humana como punto de partida, y otras que, afirmando la univer salidad e inmutabilid ad del der echo , par ­ ten d e la base ontológica d e un Díos, justicia substancial, y de una naturaleza humana como norma de la conducta. No es por lo tanto el problema de los universales un mero aje­ treo menta l o una gimnasia sutil de la inteligencia, sino un tema que se presta a seri as meditaciones, entre otras razones por ser de una aplicación inmediata en nuestr o tiempo¡ el transformismo , por ej emp lo, ha querido saturar toda suerte d e conocimientos; y el transformismo es un nom in alismo Kant marca huellas en todo el mundo constitucional de los siglos posteriores a él, y Kant es un conceptualista. León XIII indi­ ca a Santo Tomás como el supremo mentor de las sociedades modernas, porque c on más agudeza que nadie interpretó el espíritu cristiano , y Santo Tomá s es realista moderado. .

HISTORIA DEL DEBATE SOBRE LOS UNIVERSALES.

Universal es "un concepto que está en muchos o que es apt o para estar en muchos y predicarse de muchos, de una manera unívoca" . Si so lamente tien e aptitud y pote ncialidad se llama material, porqu e siendo una sola abstracción es su­ j eto apto para recibir la f o rma de universalidad. Se llama i-

-

- 107 -


MONSEÑOR F'ELIX liENAO BOTERO

gualmente directo, porque termina inmediatament e la simple aprehensión; metafísico, por considerar la ciencia metafísica y las naturalezas abstractas de los individuos, y negativo, por no tener intensión de universalidad, sino simple aptitud. Hom· bre, naturaleza humana, son universales directos. El universal lógico o reflej o o formal, es la misma natu­ raleza o forma abstracta, considerada por el entendimiento en su actual relación a muchos, como predicable de ellos unívo­ c amente. Como género, especie, diferencia, etc. Es lógico que el universal reflejo sea sólo ent e de razón, porque al excluír la singularidad positivamente, sin la cual ningún sér real pue­ d e existir, no tiene otro sér que el intencional. También el universal directo cuando recibe la forma o intención de uni­ versalidad, pasa a ser reflej o . Por ej emplo hombre en la si­ gui ent e proposición: "hombre es especie". COMO EMPEZO EL DEBATE. - Un texto oscuro de la Isagoge de Porfi rio y los comentario s preciso s de Boecio dieron pie para la gran polémica que perdura en nuestros días. Preguntaba Porfirio de los géneros y la s esp ecies: "o subsisten o son meras formas intelectuales" (1) . Y los filóso­ fos responden d e distinta manera : unos afirmaron que eran meros conceptos; otros que eran palabras vacías (flatus vo­ cis) ; éstos dij eron que la doctrina de Platón, d el r ealismo e­ xagerado, era la única respuesta; y Santo Tomás y su escue­ la, siguiendo a Aristóteles, demostraron que el universal es­ taba parte en las cosa s y parte en la inteligencia. Fueron rea listas exagerados Platón, en la antigüedad, quien pretendió que las ideas separadas d e los individuo s eran subsistentes; y Guillermo de Champeaux en el siglo XII, quien enseñó que no había sino una esencia en todos los individuos, los cuales por lo tanto n o se diferencian sino por accidentes. Fueron nominalistas los d iscípulos de Heráclito, los socráticos y los cínicos; en la Edad M edia, Roscelino; en los tiempos moder­ no s todos los empiristas, sensistas y materialistas, como Ber­ keley , Hume, Stuart Mill, Augusto Compte, Hipólito Taine, Haeckel, Carlos Marx, etc . Defendieron el conceptismo los es­ toicos griegos; en la Edad Media, Guillermo d e Occam; y en l a edad moderna, Kant, Hegel y todas las escuelas qu e de ellos s e derivan. Los modernos filósofos, Croce y Gentile, son conceptualistas, lo mismo que los neokantianos y n eohegelia­

1)

-

"Sive subsistant, sive in nudis intellectibus posita sint" . - 108 -


TRATADO DE LoGICA

nos (Cfr. " Il vele no kantiano" de Guido Matiusi y "Kant" de l ' Un i ver sit á Catolica del Sacro Coure) . Los realistas mo dera ­ dos ti en e n por j efe a Aristóteles en l a ant igü e d a d , y por de­

fensores máximos a Alberto Magno y S ant o Tomás de Aqui­ no; el realismo moderado es hoy tesis general de la escuel a y del tomismo, de nuevo en auge. EL NOMINALISMO ES FALSO. - Los nominalistas enseñaron que el universal no designaba alguna naturaleza común a muchos individuos sino una palabra vacía. El argu­ mento es que no puede haber un a idea sin determinaciones individuales; así todo triángulo es equ iláter o o isósceles o es­ caleno ; la idea d e triángu lo que prescinda de tales determi­ naciones no e s tal idea sino una palabra vacía, porque, qué es un triángulo que no sea equilátero, ni isósc el es, ni esca­ leno ? Es falso el nominalismo: A) Porque la conciencia nos re­ fiere que tenemos concepto s universales como hombre, ani­ mal, en los cuales no significamos este hombre o este animal sino que prescindimos totalment e de individuos. Así en el e­ jemplo del triángulo, la idea triángulo prescinde de determi­ naciones individuales, pero sí significa algo: lo que constitu­ ye la esencia misma del tri á ngulo , o sea tener tres lados y tres ángulos.

B) La e xperiencia nos confirma que sin estar de acuerdo muchos hombres, al ver un objeto determinado lo llaman pie­ dra, árbol, a n imal , casa, río, hombre, etc. Ahora bien: eso prueba la objetividad de las ideas universales, porque d e o­ tra manera cada uno lo llam aría c on nombre distinto, si fue­ ra cierto que los universales son nombres vacíos de sentido. C ) Nadie niega l a existencia d e las ciencias, hemos demostrado el valor lógico de la inducción tividad de las leyes y los principios a que ella da hora bien, tales principios y leyes son unive rs ales , les como las cienci as. Luego, los universales no n ombr e s .

y nosotros y la obj e­ origen. A­ y son re a­ son m er os

EL CONCEPTUALISMO ES ERRONEO. - Opinan los c onc eptualistas qu e los universales no son meros nombres si­ no verdaderos conceptos, pero sin fundamento en la s c osas .

El conceptualismo es erróneo : A) Parten los conceptua­ listas d e un error, porque ellos creen qu e si la experiencia no nos puede dar sino contingentes y concretos y particula­ res, los c o n c epto s universales no pueden existir sino s ol a m e n - 109 -


MONSEÑOR F'ELIX HENAO BOTERO

t e en la in teligencia. Pero ya hemos demostrado que no es la experiencia sino la inteligencia la que abstrae esas nociones, fundándose en la permanencia de las esencias y de las leyes naturales. Además, el universal directo o de primera intención n o es propiamente universal sino una mera abstracción, po­ tencial y aptitudinalmente universal. A la psicología pertene­ ce demostrar que "nad a hay en la inteligencia que no haya pasado por los sentidos" (2) .

B) Hemos d emostrado contr a Kant que las categorías no son a priori, tanto las d e la sensibilidad como las del enten­ dimiento. Luego , queda igualmente demostrado que nuestros conceptos y j uicios ni son meramente subjetivos en el sentido escolástico , ni objetivos en el sentido kantiano. C) Las ciencias son reales; ahora bien, no se da ciencia de individuo sino a los universales; luego , así como las cien­ cias son reales, con mayor razón su contenido, que son los universales . Por lo demás al mostrar la tesis realista mode­ rada se probará que las cosas individuales, origen de la cien­ cia, son reales y cognoscibles. EL ULTRARREALISMO ES FALSO. - Sostiene esta teoría con Platón, que los universales existen y subsisten, in­ materiale s e inmóviles, en sí, separados de las cosas singula­ res. Y Guillermo de Champeaux conceptuó que el universal e s una substancia única existente en la cosa, que se determi­ na en vario s individuos por los accidentes. A) Pero si los universales existieran aparte , separado s de los singulares, excluirían simultáneamente la multiplicidad nu­ mérica y n o la excluirían. La excluirían, porque lo qu e exis­ t e separado de otros, como es numéricamente uno, excluye de sí la multiplicidad numérica. Y no la excluirían, porque la razón formal de universal es no excluír la multiplicidad numérica sino incluírla. Ahora bien: estas cosas se contradi­ cen; luego, los universales no pueden existir formalmente fue­ ra de la mente. B) Con razón anotaba Santo Tomás (1 p. q. 84, a. 1) que al introducir Platón universale s per se subsistentes, inmate­ riales e i nmóviles, había quitado el obj eto propio d e las cien­ cias naturales , que es la mater ia y el movimiento. C) Esta teoría conduce a l panteísm o (la de Champeaux) ,

2)

-

"Nihil est in intellectu quod prius nos fuerit in sensu".

-

110

-


TRATADO

DE

LoGtCA

porque si se da una naturaleza específica universal que exis­ te la misma en muchos, también se puede afirmar que hay un solo cuerpo, una sola substancia y un solo ente, que se di­ versifican sólo por los accidentes d eterminantes, lo cual es puro monismo panteísta. EL REALISMO MODERADO ES LA SENTENCIA VER­ DADERA. - El realismo moderado sostiene que la experien­ cia no nos suministr a sino datos concretos, pero que median­ te la inteligencia se verifican la abstracción primero y la re­ flexión después, para elaborar con fundamento en los datos sensible s e l universal directo, primero, y el reflejo más tarde . Sostiene adem ás qu e las cosas existentes fuera de nosotros, son singul ares y cognoscibles; que el modo d e ser de las co­ sa s es distinto del modo d e ser de la inteligencia que las co­ noce, porque las cosas tienen una existencia concreta, singu­ lar y contingente; y en la inteligencia las cosas son inmateria­ les (precisive y negative) y espirituales . El universal directo existe en lo que se concibe (id quod concipitur) en las cosas y en el modo como se concibe (modus concipiendi) en la in­ teligencia . El u niversal reflej o existe tanto en lo que s e con­ cibe como en el modo d e concebirlo en la inteligencia (por­ que es ente de razón) ; pero el fundamento del universal re­ flej o está en las cosas, qu e fueron base primero para el di­ recto y luégo para e l reflejo.

El realismo moderado es verdadero. A) Demostramos contra los nominalistas que los universales no son meras pa­ labr as; ni meras i deas, como sostienen los conceptualistas; ni realidades existentes en sí como quieren los u ltrarrealistas. -,uego sólo queda el campo libre para aceptar que existen 1arte en la cosa y parte en la inteligencia.

B) La aparent e antinomia entr e lo concreto y lo univer­ sal, entre el carácter de la idea y el de las cosas, se resuelve con recordar que la universalidad no es inherente al concep­ to, como esencial, ya que lo esencia l del mismo es ser abs­ tracto, despojado por la inteligencia de las notas determinan­ te s e individualizantes. Para que ese c oncepto abstracto sea universal s e requiere una reflexión qu e manifieste "la aplica­ bilidad de la nota abstracta a un número limitado de suje­ tos" (Mercier) . C ) L as cosas son realidades concretas, y e l objeto de n uestras formas inteligibles está contenido en la s formas sen­ sible s. - 111 -


MoNSEÑoa F f L 1 x HENAO Bon:ao

Que e l objeto d e las cosas sensible s está dotado de rea­ lidad se demuestra por el testimonio d e la conciencia (admi­ tido por kantianos, positivistas y escolásticos) ; pero nuestra conciencia nos dice que nosotros somos pasivos para recibir las impresiones; y como nuestras sensaciones son contingen­ tes, deben tener una razón de su existencia; ahora bien: esa causa o razón no puede ser el yo, puesto que la conciencia m e dice que soy pasivo (y así lo admiten Kant, los positivis­ tas y los escolásticos) ; luego el objeto de nuestras sensacio­ nes es real. Y que el objeto d e nuestras formas sensibles contiene el d e nuestras formas inteligibles, porque como muy bien lo a­ nota el cardenal Mercier: "El obj eto de las formas sensibles está revestido d e notas determinantes: veo este hombre, de u­ na tall a especial, de tal color, etc. Ahora bien, es imposible la existencia de notas determinantes sin un algo que sea de­ terminado por ellas, sino un sér, un sujeto, una sustancia de ­ terminada. Luego el objeto de una forma sensible representa a la vez formas inteligibles".

Para aclarar más la sentencia de Santo Tomás, recorde­ mo s lo que dice (In XII m. Met., l. 4. 2 ) : "Aquellas cosas qu e son idénticas en especie, son diversas, no por especie si­ no por números, como una cosa es tu materi a y otra la mía. Pero según la universal razón, son lo mismo. Porque alma y cu erpo son materia y forma del hombre; y d e est e hombre, esta alma y este cuerpo". Y e n otra parte ( II m. Post. Anal., lect. ult. 5Q) : "El universal según el sér, está en todos los singulares unum et idem, no ciertamente por el número, co­ mo si fuese la misma humanidad numéricamente la de todos lo s hombres, sino según la razón de la especie". -

El conocimiento consiste para él en cierta analogía entre el suj eto cognoscente y el objeto conocido. El sujeto recoge en sí la forma en cuanto que es aprehendida por los órganos d e los sentidos, en virtud de un movimiento que parte de los obj etos y descansa en impresiones sensoriales; y puede ser in­ teligible, cuando el pensamiento , con base en la especie sen­ sible, aprehend e la esencia general del obj eto. Según Santo Tomás, la especie no es lo conocido ni el objeto del pensamiento sino un medio de conocimi ento, lla­ mado por él intentio , representatio. Fuera del sujeto los obje­ tos existen individuales y concretos, y también son concretas e individuale s las especies sensibles; en cambio la especie in­ teligible aprehend e el sér universal de las cosas. - 112 - -


TRATADO DE LocICA

La sensibilidad es pasiva, porqu e recibe las sensaciones de fuera . Pero el entendimiento agente, "intellectus agens" , abstrae, subsume, liga y separa. Es propio del entendimiento formar conceptos generales, categorías, y ver inmediatamente ciertos axiomas generales evidentes. D e tales axiomas, que desarrolla fácilmente el ent endimiento, por el habitus princi­ piorum, la razón (ratio) deduc e otros conocimientos que no son inmediatos (Cfr. Messer, "La doctrina tomista del cono­ cimiento" ) .

Cómo --

ºJ "

o r rn a

- � -----

<O>T1�•co.

bl •.

to.

Cort< ..

e l U n 1 ueTo a. l

- - ------ ---- --- ---- -

;. ··¡·

� •••

f

Ta. nta.ti.10.

1-- - - -

Pe d ro - �

�e

�---

lmr L'f Lxr

[1..,.1.p] ���pl

l nt� l . eci-cd. l1t•l.a""c1ia a.¡¡�"t� po••bl• - - ---

---- - ---

- ---- - -

- -- -

--

----

1

l:i.p�c-1• L :!i.pec10 •• · Jl º"'br• -Un; l impr•�o. 11 f'... - o con· dlt'WCto . rl•tr. f iai.:o. t.li11 1ill• WIC1Íer1al . .,.,.to .... .

CO(llcnota.. C Otlcr.ta: . A.i..t......

1"'ªtftC'1la:r, l llllGlef'lGl ilo••nca .

c.,..._ d. . .. 1 · i. <>

Of�llll fti CG. ,

,

l •rec1 e - U 111verit0l ,.j le

J º . 1 ÓQ•co,

f 16ic m .

jorma.1. 1. o f> \ ,. i t u co l

En el universal directo, lo que se concib e está en la co­ sa, el modo en la inteligencia. En el reflejo, lo que se conci­ be es abstracto, luego está en la inteligencia; el modo es más abstracto todavía; luego con mayor razón está en la inteli­ gencia.

La filosofía moderna no parte de la metafísica sino de la lógica, del contenido intencional o sea de la idea, o bien d e la experiencia sensible pasivament e recibidas, declarándolas una realidad y la única realidad.

- ll.B -


CAPITULO XV ESTADOS DE LA MENTE RESPECTO A LA VERDAD Nuestra mente pm�de enc ontr ar se respecto a la verdad e n estado de ignoranc i a de duda, de opinión y de certeza. ,

IGNORANCIA. Es el estado de la mente en el cual no s e tiene ningún j uicio de l a verd ad de la cosa . Suele dis­ tinguir se de la nescienc ia que es "carentia scient iae non de­ bitae" . En todo conocimiento analógico tenemos cierta igno­ ranc ia ; y como el hombre no t iene generalment e idea s ade­ cuadas de las cosas , es me t afís ic am en t e necesario que su en­ tendimiento finito ignore. Los mismos filósofos de los valores admiten que los valores del conocimiento y de la ética no pueden ser conocidos con plenitud. -

La ignorancia puede ser vencible e invencible, según que poda mo s salir d e ella o no; crasa o supina cuand o se perma­ nec e en ella por negli ge ncia ; y afectada cu ando voluntaria­ men se ignora lo que es preciso saber. El est u diante sabrá más tarde que la ignorancia invencible quita la imputabilidad y que l a afectada la aumenta, como t o do ciudadano sab e que la ignorancia de la ley no excusa de ella .

IGNORANCIA

NESCIENCIA

J l f \

Vencible

1

1

Crasa

-

Afectada

Culpable. -

Invencible - No culpabl e .

No culpable.

-- 115 - -

Más culpable.


MONSEÑOR FELIX IIENAO BOTERO

La duda es una suspensión del JUICIO o flucDUDA. tuación del ánimo entre dos ideas o hechos contradictorios. La duda es negativa cuando no s e inclina la mente a un la­ do más que a otro por defecto de motivos; y positiva cuando los motivos se equilibran. Ya nosotros hablamos extensamen­ te de la duda metódica de Descartes y demostramos que el fundamento d e su teoría es falso y que no puede dudars e de las primera s verdades, cuya evidencia aparece a la mente de un a manera inmediata. Y dijimos igualmente que el método aristotélico-tomista de la duda táctica respecto a las verdades mediatas, era el verdadero sistema metodológico. Un médico no pued e obrar con duda práctica, ni un juez puede conde­ nar al reo cuando permanec e la duda de la culpabilidad; ni un sacerdote pued e absolver al fiel cuando duda de las dis­ posiciones requeridas. Todos ellos tienen qu e salir de la du­ da hasta la certeza, para proceder con licitud y a vece � con validez (Cfr. q. XIV de Verit. , a. 1) .

DUDA

J l

Escéptica. Metódica. Negativa. Positiva. Táctica o tomista respecto a las verdades mediatas.

OPINION. La definió Santo Tomás "la adhesión de la mente con temor de la opinión contraria" (1) . Hay pues en la opinión una adhesión y una reserva: la adhesión la dife­ rencia de la duda, y la reserva la distingu e de la certeza. Es pues un estado intermediario entre la duda y la certeza. En la opinión influyen poderosament e los factores psíqui cos; un optimista opina bien de la gente en general, al contrario del pesimista. La opinión mal fundada, precipitada, hija d e la pe­ reza o de la pasión, da lugar a lo s juicios temerarios. Ya Bacon habló de los distintos idola, que tuercen nuestras opi­ niones, las engendran defectuosas o inconsistentes. La pasión, el interés, el egoísmo, son causa frecuente d e opiniones erró­ neas, y aún perversas. La cualidad que mueve a opin ar se llama probabilidad y la probabilidad engendra numerosas hi­ póte sis. En la inducción hemos hablado de las hipótesis y sis­ temas y luego dij imos algo acerca de la analogía. -

1) cum

-

"Actus intellectus, cui fertur in unam partem contradictionis

formidine alterius". - 116 -


TRATADO

DE

LoGICA

Parecida a la duda y a la opinión es la sospecha. Convie­ ne con la duda en cuanto no se da verdaderamente asenti­ miento; y con la opinión en cuanto tien e cierta proclividad o inclinación a l asentimiento. Pero va más allá de la duda y menos lej os que la opinión. El superior, los órgano s ejecuti· vos del poder, la prensa, tienen necesidad de usar prudente· ment e la suspicacia. Pero la suspicacia como norma general para los hombres los convertiría en enemigo s mortales: "ho· mo homini lupus".

CERTEZA. Es el estado más perf ecto d e la mente, es una seguridad de poseer la verdad y es un estado de ánimo de t r anquila posesión: excluye por lo t a nto la duda, la proba­ bilidad, la opinión y la sospecha. Santo Tomás la definió: "La firmeza de la adhesión de la virtud cognoscitiva en su cog­ noscible" (2) . -

Dos cosa s s e requieren para la certeza: necesaria cone­ xión del ac to cognoscitivo con el cognoscible; de otra manera habría error . Firme adhesión de la mente en la verdad co­ nocida; de lo contrario habría opinión o error d e mala fe. La necesaria conexión del acto cognoscitivo con el cognoscibl e se realiza por el motivo que excluye el opuesto con el conoci­ miento d e que lo excluye. No hay por lo tanto en la certe· z a las lagunas de la ignorancia, la suspensión del ánimo de la duda, el miedo de l contrario de la opinión y probabilidad. Por eso Santo Tomás en el comentario a las sentencias la llamó "determinatio intellectus ad unum". A la certeza se puede lle gar del efecto a la causa o d e la causa al efecto. Po­ demo s ir a ella mediante el silogismo o por la inducción; por el análisis o por la sínt esis. El profesional (sacerdote, médi­ co, abogado, químico , arquitecto, ingeni ero) que no tiene cer­ teza de conocer los casos comunes de su profesión esta inhi­ bido en conciencia para ej ercer mientras adquiere t ales cono­ cimientos. Y el mismo profesional , repetimos, debe obrar sie1r.­ pre co n c onciencia cierta. Suele dividirs e la certeza en subjetiva y objetiva. La pri­ mera es l a adhesión de la ment e sin temor del contrario; y la se gunda es la dignidad de las razones intrínsecas o extrín­ secas qu e procuran el asentimiento firme. También s e llama adecuada la que reune ta nto la subj etiva como la obj etiva;

2)

cibile"

-

"Firmitas adhaesionis virtutis cognoscitivae in suum cognos ­

(In Im Sent., D.XXVI, q. 2,

a.

4) .

- 117 -


MONSEÑOR F'ELIX liENAO BOTERO

y esa es la verdadera certeza. Porque si faltaren las razones, periclit a la adhesión; y si la mente no las posee con firmeza, fáci l mente el entendimiento dejará oscurecer su posición ne­ ta respecto a la verdad. Según la distinta conveniencia del predicado con el suje­ to, varían las especies de certeza. Toda certeza implica una necesidad. La cual pued e ser absoluta, cuando se funda en las mismas esencias de las cosas, que nunca pueden cambiar, y entonces se llama certeza metafísica; por ejemplo la de este enunciado: "El todo es igual a la suma de la s partes". O la necesidad puede ser hipotética, emanada del orden constituí­ do entre las causas naturales y sus efectos, el cual puede cam­ biar o suspenderse sólo por milagro, y se llama certeza física Hay otra necesidad hipotética originada de la gran dificultad de variar ciertas norma s de conducta moral elementales del hombre , y se denomina certeza moral. Con ejemplos se escla­ rece más la cuestión. .

Certeza metafísica: El todo es mayor que la parte. Certeza física: Los cuerpos se dilatan con el calor. Certeza moral: La madre ama a sus hijos. Un principio de certez a metafísica es inva riable en c ual­ quier h ipótesis, y en ella se fundan las ciencias matemáticas y metafísicas; uno de certeza física pued e variar sólo por mi­ lagro, como sucedió en la división de las aguas del mar Ro­ jo; y uno de certeza moral admite excepciones, aún sin mi la­ gro, y en ella se fundan las ciencias morales y sociales, como la sociología. En ese sentido, decía Santo Tomás: "Lo necesa­ rio, es de una manera en la s cosas naturales . . . y de otra en la disciplina , ésto es en las matemáticas, la s que siempre son verdaderas. Porque en las matemáticas la necesidad es a prio­ ri y en las ciencias naturales a posteriori" (3) . Ya nosotros hemos demostrado que el escepticismo radi­ cal es falso; que el kantianismo es erróneo y que el cartesia­ nismo peca contra la lógic a y hemos probado también la va­ lidez del silogismo, d e la inducción y de los juicios ideales, lo mismo que la existencia de l mundo exterior y su cognos­ cibilidad. En esas pruebas queda incluída la posibilidad de la certeza.

3)

-

id est in

"Neccsnrium aliter est in naturalibus . . . et aliter in disciplinis, mathematicis,

quae sunt semper vera. Nam in disciplinis est

necessitas a priori, in naturalibus a posteTioTi" (In - 118 -

Im Post., l.

42) .


TRATADO

DI:

l..oG lCA

COROLARIOS. 1 ) La certeza no es un complej o d e probabilidades , porque el todo no puede ser de distinta natu­ ral eza que las partes; ahora bien: si en todas las partes hu­ biera la fonni«lo oppositi, también la tendría la certeza, lo cual pugna con la defini ción de la misma y con la propia con­ ciencia. -

2) En el elemento negativo de la certez a, o sea en la ex­ c lusión de l temor, la certez a no admit e grados en el elemen­ to positivo, ya que los motivos que originan nuestra adhesión imperturbada pueden ser más o meno s fuertes. CERTEZA

-fl

MET AFISICA - No admite enor. FISICA - Admite. MORAL - Admite.

DEL ERROR "El error es tener cosas falsas como verdaderas" ( 4) . El error añade sobre la ignorancia, el que éste da u na falsa sen­ tenci a d e las cosas qu e ignora, mientras qu e la ignorancia no incluye la afirmación de una sentencia. No es el error un conocimiento incompleto, como opinó

Spinoza, ni solamente una permutación del signo propio de

una cosa con el signo de otra, como lo quiso Platón. El error no puede ser adecuación de la mente con la cosa . El error es una inadecuación entre la mente y la cosa, así como la ver­ dad es una adecuación entre las mismas. Tampoco es cierto que el error sea patrimonio exclusivo de la voluntad, como lo quiso Descartes. La sentencia científica afirma qu e el error proced e tanto de la inteligenci a como de la voluntad . D e la inteligencia por la ignorancia, por la oscuridad d e la s cosas y por la angusti a de nuestra ment e ; y de la voluntad por las pasiones, la pereza o la precipitación. Hay error substancial cuando versa acerca d e la nat ura­ leza d e las cosas e invalida los c o ntratos por derecho natural y positivo. Así, quien por error involuntario recib e un obje­ to como d onación siendo una permuta, está obligado a resti-

4)

-"Error est aprobare falsa pro verís"

- 119 -

{De Malo, q. III, a. 7) .


MONSEÑOR F'ELIX llENAO BoTERO

tuírlo. Es error accidental el qu e versa acerca de las cualida­ des y no inval ida los contratos por derecho natural aunque algunas veces los hac e írritos el derecho positivo. Ningún error e s físicamente necesario para la inteligencia humana; no sólo porque el objeto necesario de la inteligencia es sólo la verdad, sino porque no existe el objeto del error. El qu e yerra, dic e Santo Tomás, "falsam sententiam fert de his quae nescit"; es decir, qu e en el juicio erróneo atribuímos a la cosa una pro­ piedad o cualidad qu e ella no tiene. En metafísica se demos­ trará qu e todo ente es verdadero; y en ps icología, que el ob­ jeto propio de la inteligencia es la verdad. Bacon en el Novum Organon expone los impedimentos más frecuentes para la recta adquisición d e la verdad, en u­ na valiosa teoría psicológica del error, que se llama ídola, y son: A) Idola tribus, o sea los errores de los sentidos y de la razón, provenientes d e la naturaleza de aquéllos y de ésta en todos los hombres; es decir, procedentes de los defectos, del m edio y d e la falibilidad de nuestra mente en las verdades no evidente s. Bacon imitó a Platón. B) Idola specus, o sea los errores procedentes de la cos­ tumbre, de la edu cación. C) Idola fori, ésto es los qu e emanan del lenguaj e, que a veces forma palabras sin contenido real, usa anfibologías o e­ quivocaciones.

D) Idola te atri, los prov enientes de las corrientes filosó­ ficas, de los p artidos políticos, etc. A esas causas debemos añadir las provenientes de la vo­ l untad, qu e son la vanidad, la envidia, la sensualidad, el ho­ rror a estudiar las cosas difíciles, la pereza, la precipitación. Hay errores de mala fé y errores de buena fé; y por lo tanto podemos tener certeza cuando hay un error de buena fé . N o toda certeza es verdad, sino sólo aquéll a qu e antes lla­ máb amos a decuada, por reunir tanto la adhesión sin temor co­ mo la conformidad de nuestra adhesión con la realidad. Así como la verdad no está en la sensibilidad ni en la simple aprehensión, porque ni la siro.ple aprehensión ni la sen­ sibilidad afirman o niegan sino que solamente aprehenden, a­ sí t ambién la falsedad está en el acto de la mente qu e compo­ ne, afirma y niega, que es el juicio. -

120

-


CAPITULO XVI Verdadero Criterio Ultimo: LA EVIDENCIA Llámas e criterio último el motivo final de la certez a , la r azón indiscutible y la condición de qu e debe gozar el obje­ to par a que aparezca la verdad, s e determine el asentimiento ie la mente y se distinga lo v erdadero de lo falso.

El último criterio debe tener tres condi ciones: A) Que a­ c erc a d e él no pueda darse error; B) Que no suponga nin­

gún otro, y C) Que venga naturalmente. Lo primero porque si hay error no será el último fundamento de la verdad; lo segund o, porque si su pone otro, no es la base primordial de todo conocimiento; lo terce ro, porque si no se adquiere inme­ diatamente, se fundará en demostraciones y estas carecerán de un punto d e apoyo sólido e infalible. Vamos a demostrar que ni la divina revelación, ni el con­ sentimiento del género humano, ni un ciego instinto de la na­ turaleza, ni un interior afecto del alma, ni el testimonio de la conciencia, ni una idea clara y distinta del objeto, son cri­ terio último. Pero advertimos que pueden ser algunos de ellos cr iterios me diat o s d e verdad.

1 - El criterio último no puede ser extrínseco, y por lo tanto e l tradicionalismo es falso. - Ludovico de Bonald en su libro " Recherches philosophiques sur les premiers objects des connaissances mora l es" conceptuó que la razón, el pensa­ miento y el juicio son efecto del lenguaje, y no éste signo de las ideas. Y como la lengua fué necesar ia antes del uso de la r azón, no pudi eron los hombres adquirirla sino que Dios de­ bió comunic ar la por la revelación. Consecuentement e las ideas nos provienen todas originariamente Por revelación, e inme­ diatamente por la tradición. D e ahí que la fé sea fundamento - 121 -


MONSEÑOR F'ELIX IIENAO BoTERO

necesario de la filosofí a y cond ición indispensable para toda ciencia, a ún natural. Toda certeza d es cansa , según él, en un acto de fé. Y trata d e p r ob ar su teor ía valiéndose de las de­ bilidades y errores d e la inteligencia. De manera semejant e Roberto de Lammenais en el "Es sa i sur l'indifference en materie d e religión" profesó un tradicio­ nalismo rígido valiéndo se de las mismas razones de su com­ patriota De Bonald. Según él las razones de los escépticos radicales son v álid a s y D ios debió comunicar al primer hom­ bre las verdades primitivas , que transmitidas por la tradición se hicieron patrimonio del consentim iento universal. Por lo tanto la fé en la autoridad de Dios que revel a , es condición indispensable para p ode r conocer la verdad, cont ra los r acio­ na li st a s que negaban la cognoscibilidad y el hecho de l a reve­ lación. Lammenais afirmaba desde el polo opuesto la r evela­ ción como única base de conocimiento. Pero Lammena is , ad­ vertido por Roma, se separó de la Iglesia y en su libro "Fa­ roles d'un c ro y ant" torció hacia el racionalismo de Schelling y Hegel; de tal manera que quiso explicar los grandes mis­ t er io s cristianos por la sola razón. Tradicionalist a mitigado fue Bautain, e n su trata d o de «L'enseignement d e la ph i los o phi e en France au XIXme. sie­ c l e", y e s mitigado e l suyo, por qu e admite la necesidad de l a revelación primitiva para las verdades sobrenat ural e s y pa­ ra las verdades sobrenaturales y par a las má s al tas del or­ den natural, pero, da da la r ev ela ción , la razón humana puede d emostrar las verdades. Bautain se sometió al juicio de Ro­ ma e l 8 de septiembr e de 1840. Son moderados igualmente Bonneti, Ventura de Ra ulica, quienes creyeron ser n ec esari a la reve la c ió n , no para e l simple conocimiento, sino para la cla ­ ra noción de las grandes verdades, como la existencia de Dios , la espir i t ualid ad del alma, la obligación moral . Todos ellos se habían apartado de Santo Tomás, que demostraba, en tesis revaluadas y admirada s hoy, la necesidad hipotética y moral de una ayuda divina para que todo el género humano conociera y practicara t od a s las verdades del orden moral na­ tural. Y tales autores habían olvidado el gran tratado filosó­ fico "Summa c ontr a gentile s " , en el cual combatió a lo s ára­ bes y paganos con las solas luces de la razón. Es falso el tradicionalismo: A) Porque antes de conocer la revelación debemos saber que Dios existe, que tenemos ca­ pacidad para conoc er la v e rda d , que es posible una revela­ ción y que de hecho Dios la dió. - 122 -


TRATADO

DE

LoCICA

B ) Porq ue la impotenci a d e la razón humana no es ab­ soluta sino relativa. Ya hemos refutado a los escéptico s sufi­ cientemente.

C) Una palabra sin pensamiento anterior es un flatus vo­ ci s; y no es n ecesario ni histórico admitir la enseñanza di­ recta del lengua j e por parte de Dios. Basta con que El lo

haya creado racional y le haya d ado una estructura filosófi­ ca capaz de expresar las ideas para que el lenguaj e se haya ido desarrollando desde la aparición del hombre. D ) Ni se diga con De Bonald que por l a enseñanza so­ cial se han transmitido nuestros conocimientos, ya que ella entrega a la posterioridad tanto s errores como verdades .

E) Ni el consentimiento universal pued e s er criterio últi­ mo, porque supone otros, a saber, l a evidencia de que una cosa es de consentimiento universal, la d ificultad para saber que una v e rdad es admitida por todo el género humano, y por qué el acto d e fé se funda en un motivo o no. Si lo pri­ mero, la fe no es último criterio; si lo segundo, la fe es un a adhesión ciega y no un fundamento racional. II. - El criterio no puede ser subjetivo y yerran, por lo tanto la escuela esc ocesa, Jacobi y los neokantianos o neo ­ criticistas. - Contra los sensualista s Berkeley y Hume, sos­

tenedores de la incapacidad de nuestra inteligencia para co­ nocer las substancias inmateriales, numerosos filósofos pTe­ tendieron salvar la validez de nuestros conocimientos recu­ rriendo a impulsos subjetivos , pretederminantes. Tales son: la escuela escocesa de Re id, J acobi y los neo kantianos, con Renouvier a la cabeza, quienes pretender afirmar la primacía de la razón práctica sobre la razón especulativa, por cuanto nuestra voluntad nos fuerza a admitir las verdades. Conocer es creer. Para la escuela escocesa de Reid , nuestros conocimientos son el efecto de un instinto natural, llamado sentido común , mediante el cual los primeros principios son admitidos por no­ sotros por un ciego instinto natural, sin que d e ellos podamos dar ninguna razón. En esto es hijo d e la teoría kantiana so­ bre los juicios sinté ticos a príori. Es inso stenible la teoría de R eíd d esd e que coloca en la base de nuestros conocimientos un instinto ciego; fuera de que dicha teoría dej a sin solución el problema d e l a certeza. Los mismos escéptico s a quienes él pretendió combatir, admi- 12!1 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BoTERO

ten las adhesiones espontáneas. Toda la cuestión está en sa­ ber si tales adhesiones son ciegas o justificadas . J acobi conceptuó que nuestros conocimientos dependen de un sentimiento o disposición afectiva del espíritu , en lo cu al e s discípulo de Kant por un lado y de un fideismo subj eti­ vista por otro . Para saber que su sistema es falso basta tener en cuenta q ue el principio de los conocimientos y el soporte d e la certeza j amás pueden tener su fundamento en lo más variable que hay , que es el sentimiento. En c uanto a los neo criticistas, seguidores de Kant, nos re­ mitimos a lo dich o sobre el filósofo de Koenigsberg en la crí­ tica d e la razón pura, a quien siguen y contradicen. Lo si­ guen en la tesis del predominio de la razón práctica sobre la especulativa; y lo contradicen por cuanto para Kant sólo co­ nocemos por l a razón pura, y para los neocríticos la razón práctica es la fuente del conocimiento. Además es imposible sostener qu e un imperativo categórico, variable como las o­ pinion es d e los hombres, que rechaza a priori la ley eterna como norma suprema, la ley natural como norma inmediata de los actos y la naturaleza humana como punto d e referen­ cia de nuestras acciones, pueda ser u na norma inmutable y universal de la que emanen principios científicos. 111. El criterio no puede ser mediato y yerran por lo tanto Descartes y los ontólogos. Si el tradicionalismo erró -

-

por deprimir las fuerzas naturales, el ontologismo se equivo­ có al darles una preeminencia y fortaleza que no tienen. Los ontólogos, cuyas bases filosóficas arrancan desde Platón, Plo­ tino, Spinoza , Sche lling y Hegel, sostuvieron que el concep­ to de lo infinito era imperfecto y negativo, y por lo tanto de­ bíamos conocer primero lo finito y lo perfecto. Ahora bien: mediant e la experiencia no podemos llegar al conocimiento de lo perfecto; luego , es necesario que la razón humana intuya a Dios. Fueron ontólogos en el siglo pasado Maret, Gratry, Rosmini , Gioberti, Terenzio, Della Róver e y Luigi Ferri. En teodicea se demostrará que el conocimiento d e Dios e s a pos­ teriori y analógico, y por lo tanto no puede ser criterio últi­ mo de verdad el qu e supone otros, como son la evidencia, el valor de nuestros propios juicios y la misma existencia de Dios que es preciso probar. Además, aun cuando es verdad qu e en el orden ontológico Dios es el primer ente, no han probado los ontólogos que en el orden del conocimiento sea el primer obj eto conocido. Una teoria gratuita que peca por petición d e principio no puede dar base a un sistema filosó- 124 -


TRATADO

DE

LoGICA

fico. Por lo d emás Lepidi, Ballerini, Zigliara y otros muchos dieron muerte al sistema ontológico . En cu anto a Descartes, que parte para toda certeza, co­ mo ya lo dij imos, del "cogito, ergo sum", saca de este prin­ cipio que todo lo que clara y distintamente concebimos, es verdadero. Esto último, como s e ve, es la evidencia. Pero la y se refier e a los primeros principios, en los cuales se deter­ mina necesaria y firmemente la adhesión del mismo. Mediata evidencia, como pasamos a demostrarlo, e s el criterio último, y no puede basar se en otros criterio s anteriores.

VERDADERO CRITERIO ULTIMO: LA EVIDENCIA

La evidencia, tomada en su acepción más general, e s la perspicuid a d del obj eto que mueve necesariamente a la poten­ cia cognoscitiva para percibirlo . Divídes e la evidencia en in­ mediata y mediata. La primera es propia de l entendimiento o científica es la que por demostración resuelv e la conclusión en lo s primeros principios, que son claros de suyo. En la pri­ mera intuímos; en la segunda raciocinamos. Divídese también en material, o sea la cosa e vidente; f or­ mal, o el lumen intellectuale, el cual es el mismo objeto in­ teligible en cuanto está ilustrado e n acto por el lumine inte­ llectus, y subjetiva, la intuición de la mente de una verdad obj etivamente evidente. En intrínseca y extrínseca, según que conozcamos el enunciado por intuición o discurso en el pri­ mer caso , o por un motivo externo, como la autoridad, en el segundo . La evidencia e s ciertamente el último criterio de verdad: 1) Porqu e la evidencia es manifestac ión tan clar a de l a con­ venienci a de l predicado al sujeto, qu e la inteligencia descu­ bre abiertamente la conveniencia entre ambos. Ahora bien: v er la conveniencia objetiva del predicado con el sujeto y a d­ herirse sine formide oppositi, es lo mismo, porque de otra manera l a inteligencia vería y no vería simultáneamente tal conveniencia; luego, la evidencia es causa de la certeza.

2) O se trata de los primeros principios, evidencia inme­ diata, o de las verdades en demostración. Es así que en am­ bo s caso s la evidencia es criterio último de verdad, luego es verdadera nuestra tesis. - 125 -


MONSEÑOR F'ELIX ÜENAO Bo'IERO

Y demostramos por partes: A) En los primeros principios, como "e l todo e s mayor que cualquiera de su s partes" , quien ve claramente lo que significa todo, sabe por lo mismo cla­ ramente, sin necesidad de raciocinios, que no es igual a la parte. Luego, en los primeros principio s la evidenci a es crite­ rio último. B ) Sí se trata de verdades de demostración científica, e­ videncia intrínseca medía:ta , y entonces sólo pasamos d e la duda o la probabílídad a la certeza cuando se despeja la in­ cógnita, es decir, cuando vemos claramente que la conclusión está ciertamente en los principios. Luego, también la eviden­ cia es criterio último de certeza para las verdades mediatas intrínsecas.

C ) O se trata de verdades que se fundan en el testimonio fidedigno, como en los . hechos históricos o como en las cau­ sa s y procesos criminales, y entonces adherimos a una afirma­ ción, por ej emplo que Bolívar murió en Santa Marta, o que Cristo resucitó a Lázaro, solamente cuando tenemos absoluta seguridad de que los testigos tienen autoridad y no han men­ tido (fidedignos) . Ahora bien: es o significa que solamente cuando ten emo s evidencia del testimonio, nosotros descansa­ mos en la afirmación. Luego, la e videncia es el último criterio para las verdades de fé o autoridad.

3) Los estados sucesivos de la mente, d e que ya hemos hablado, nos dicen a nosotros qu e pasamos de la duda y de la opinión a la certeza. Ahora bien: la duda proviene sola­ ment e de que yo no veo claramente en e l objeto de mi jui­ cio, la rela ción de identidad entre lo s dos términos; si esa re­ lación se ve claramente , yo tengo la certeza y admito la tesis o el sistema necesariamente.

- 126 -


CAPITULO XVII

DE LOS CRITERIOS PARTICULARES

Hemo s demostrado en el capítulo anterio r que el único criterio último e s la evidencia, y probado además, que la s o­ tras teorías sobre el último criterio son erróneas. Pero eso no quiere decir que no haya otras fuentes de certeza distintas de la evidencia. Los filósofos suelen llamar criterios particulares o mediatos a los que, sin ser el último motivo de la certeza, con todo, son fuentes de la misma. I.

-

LA HISTORIA

La palabra historia (Istoría: Información) es la ciencia del pasado de la s sociedade s humanas, definida descriptivamente por Cicerón así: "Testis temporum, lux v eritatis, vita memo­ riae, magistra vitae , nuntia vetustatis" ( De oratore, 11, 9) . La historia se basa en los testigos y se diversifica según lo s motivos formales. Hay historia de las artes, de la s letras, de las ciencias , de las religiones, de los sistemas, de la civili­ zación, del mundo económico y jurídico, todas las cuales son ramas de una misma cienc ia llamada historia en general. S e diversifica la historia de las demás ciencias, porqu e los fenómenos que ella observa no pueden ser reproducidos por medio de l a experimentación. Por eso la memoria, como ma­ nifestación de la inteligencia, reproduce las cosas pasadas co­ mo pasadas, al contrario de la imaginación que las reproduce como pre s entes. El testigo es aqué l que manifiesta a otro un a cosa cono­ cida; y la cosa manife stada se llama testimonio. El testigo es d ivino , si Dio s mismo es el que manifiesta la verdad, como "ucede con las Sagradas Escrituras ; y humano, cuando es el hombre el qu e rinde testimonio. Es histórico si cuenta con hechos; y dogmático si refiere doctrinas; oral, cuando de vi- 12'7 -


MONSEÑOR FELlX IIENAO BoTERO

· a voz nos entrega una verdad; y escrito cuando lo hace por monumentos o documentos; es mediato el que refiere el tes­ timonio de otro, e inmediato el que cuenta lo que oyó o vió personalmente ; testigo visu al es quien vió el hecho, y auricu­ lar quien lo oyó referir. Se llama fe el asentimiento de la mente por la autoridad del t estigo . Y quien presta fe se llama cre yente. La cosa creí­ da es el obj e to material de la fe ; y el motivo por el cual cree­ mos, o sea la autoridad de quien lo atestigua, es el motivo formal. Llámase credibilidad, la cualidad que h ace una cosa creíble, y puede tener muchos matices según la autoridad del testigo. Respecto a la historia se han dado varias tendencias. Los pitagór icos y a veces algunos aristotélicos, no bien orientados por los grandes maestros escolásticos , introducían como razún final de sus doctrinas el ·rn agister dixit. Por otra parte, Rou­ sseau y Renán desconceptuaban la historia y el testimonio, fundados en la falibilidad de los hombres y en los errores de l a historia y d e la f ilosofía. Otro extremo, que comentaremos adelante , es el de Oswaldo Spengler quien reduce toda la fi­ losofía a un pragmatismo de tipo evolutivo historicista. Respecto a los pitagóricos, ya Santo Tomás había obser­ vad o que la razón fundada en la autoridad humana est infir­ rnissirna; y San Agustín había escrito que cualquiera que fue­ se la santidad y la excelencia de la doctrina, no j uzgaba co­ mo verdadera una cosa por lo que otros habían pensado. Es errónea la orientación de Descartes de no admitir nin­ gún conocimiento de autoridad sino solamente las experien­ cias personales. Toda generación se sirv e de las experiencias pasadas, y adelante veremos cómo se hace una crítica histó­ rica racional que dé fundadas garantías de autenticidad y cre­ dibilidad. Los trabaj os de los antiguos y de los de las épocas anteriores a nosotros son un medio, un punto de apoyo y un testimonio, a veces cierto, para los conocimientos históricos . Antes d e Descartes, Bacon, y e n los últimos tiempos Joufroi, han querido hacer tabla rasa del pasado e imponer a cada hombre la tarea imposible de verificar por sí propio todos los acontecimientos pretéritos. CRITICA DEL TESTIMONIO. - Para tener un conoci­ miento moralmente cierto de un testimonio es preciso esta­ blecer qu e los testigos ni son falaces ni han podido engañar o engañarse . - 128 -


TRATADO

DE

LoGICA

Cuando uno solo es el testigo , es preciso conocer su ca­ rácter o su veracidad, y conocer si lo han influído parcialmen­ te las pasiones o los intereses particul ares, d e momento, de partido , de negocio, de odio, etc . ; y testificar además que su inteligencia estaba normal y sus sentidos sanos. En un solo testimonio fidedigno se fundan los indicios, y hay veces en q ue un solo testigo hac e prueba, como el caso del notario, del párroco, etc. los cuales s e llaman testigos cualificados. Cuan­ do son mú ltiples los testimonios y muchos los testigos, se es­ tudia primero sí están de acuerdo y si no se debe a un en­ tendimiento previo entre ellos, a comunidad de intereses o de pasiones. Cuando no intervienen tales f actores, el testimonio merece credibilidad; cuando están en desacuerdo, es preciso excluír primero a los testigos ciertamente parciales y falaces y lu ego averiguar s i la desavenencia entre los demás es apa­ rent e o real; si subsiste el desacuerdo real, se prefieren los testigos competentes y sinceros, auncuando sean menos nume­ rosos (Cfr. Sortais, "Mandato", De Gredt, "Mendive", Bal­ mes, "El Criterio ", etc.) . No hay qu e j uzgar inverosímiles los hechos por ser ex­ traordinarios, o imposible s por ser sobrenaturales. Los hechos históricos de orden natural, extraordinario o sobrenatural, son hechos, y como tales hay que estudiarlos. Lo s racionalistas los niegan a priori y nosotros los demostramos a posteriori. Hay cosas inverosímiles, como las que violan los princi­ pio s metafísico s y la certeza metafísica. De tal modo es esto cierto que ni siquier a el milagro cambia las leyes metafísicas. Otros inverosímiles en el orden físico, como numerosos he­ chos del ocultismo y del espiritismo, violatorios de l as leyes naturales, engaños a sabiendas; como por ejemplo el que los mediwn por su sola energía hablen lenguas que ellos ignoran y también los concurrentes. Tales hechos son de orden pre­ ternatural . También hay cosas inverosímiles en el orden mo­ ral , aun cuando menores y menos sólidas , pero a vec es c ier­ tamente inverosímiles. Los poquísimos escritores que se han atrevido a dudar d e la santidad de Cristo, son u n caso de in­ verosimilitud moral. LA CRITICA HISTORICA. - Se funda la historia en tradiciones orales , monumentos y documentos. A) La tradición es una transmisió n oral de un hecho de generación en generación. Es una fuente no siempr e sólida, porque la imaginación popular, el ardor patriótico o el inte­ rés de otra índole, fácilment e introducen la ficción. La teoría -

129

-


MONSEÑOR

F'ELIX

IIENAO BOTERO

mítica alemana que intentó demostrar que los Evangelios fue­ ron transmitidos oralmente, y sólo en el siglo III fueron es­ critos, ha quedado descartada definitivamente por obra de la crítica más ardua y científica, especialmente de los padres be­ nedictinos. También Adolfo Harnack, j ef e de los hipercríticos racionalistas alemanes, adhirió, después de pacientes estudios, a la tesis tradicional, según l a cual los Evangelios son histó­ ricamente auténticos y fueron escritos en el primer siglo cris­ tiano. Par a que la tradición sea fuente cierta, es preciso que tenga universalidad, es decir, qu e no haya voces severas con­ tradictorias; que sea constante, es decir que no haya sufrido interpolaciones o mutilaciones y que cuente hechos importan­ tes, públicos y de interés común.

B) Los monumentos Se llaman así los objetos materiales que conservan el sello deí pasado, como arcos, monedas, ar­ mas, columnas, tumbas , templos, estatuas, inscripciones, etc. Para averiguar su autenticidad se requieren técnicos qu e in­ vestigue n si pertenecen a dicho tiempo, si no han sido adul­ terados, si cuentan los hecho s tales como sucedieron, lo cual s e verifica también cuando concuerdan con tradiciones, docu­ mentos y otros monumentos serios. Es preciso también averi­ guar su sinceridad , porque el espíritu de partido, el orgullo humano, el sectarismo , han podido influír para dejar los mo­ numentos históricos falsos. Un arco de Londres atribuía el in­ cendio d e la ciudad a lo s católicos; y en los conflictos entre las naciones , el odio ha suscitado monumentos falaces. Hoy día la etnología, la sociología y la arqueología son ciencias de gran prestigio, de suma utilidad y de actualidad. .

C) Los documentos, como memorias, cartas, procesos, pe­ riódicos, libros históricos, etc., constituyen una tercera fuente para el historiador. Para averiguar su autenticidad es preciso estudiar los ca­ ractere s intrínsecos, como son la conformidad d e las ideas y del estilo con el autor, la ausencia de contradicciones, la ho­ mogeneidad de la gramática, el acuerdo con las costumbres, usos y creencias de la época; y los caracteres intrmsecos, co­ mo son el testimonio de h istoriadores posteriores, el acuerdo con otros documentos y tradiciones, etc. Esta tarea es difícil y req uier e constanci a, imparcialidad y conocimientos a veces profundos. También debe averiguarse por la integridad, fide­ lidad y veracidad de los testigos, no sea que la mala fe, la inexactitud o las alteraciones nos den unas fuentes espúreas. -

1 30

-


TRATADO

DE

l..oGICA

La historia misma es obra d e ar te y de cienc i a , de crític a y de filosofía. Los antigu os oradores abusaron algunas veces de la historia h aci éndola sierv a de la elocuencia. Y ciertos mo­ dernos h i perc ríti co s la convierten en una yuxtaposición pesa­ da de doc u ment o s y monu mentos . Es preciso qu e el historia­ dor concilie la nobleza d e la dicción con el espí ritu crítico y e l espíritu filosófico. De esa manera la historia será agrada­ ble, erudita y fuente de numerosas verdades y de la certeza. No es una mera narración la historia, ni un mero espectá­ culo. El historiador debe a gr adar , instruír y co nduc ir ; pero para esto se requiere que haya dotes de es c ri tor y qu e exis­ t an el espíritu crítico, la imp ar cial idad y el espíritu filosófico . Hay que advertir finalmente que la historia nos da una cer­ tidumbre moral, no una certeza matemática o metafísica.

METAFISICA DE LA HISTORIA. - Cuando se intenta reducir a la unidad el . plan de todos los acontecimiento huma­ nos, se hac e por medio de la metafísica de la historia, la cual bus c a las leyes últimas y las causas finales a la misma. Al respecto se han dado distintas concepci ones metafísic as :

La posit ivista de H ipóli to Taine, expuesta en la "Historia d e la li t erat u r a inglesa " y en la "Filosofí a del arte" . Según Taine los acontecimientos humanos obedecen a la acción com­ binada de las r azas, del medio ambiente y del m omento . Por lo tanto las guerras, las artes, las religiones , son producto me­ cánico de aquello s factores, sin qu e intervengan la libertad del hombre ni la Providencia Divina. Carlos Marx, siguiendo la metafísica de Hegel, evolucio­ nista, y su dialéctica, hizo depender todos los actos históricos de una s o la c ausa primordial como es el factor económi co . Se­ gún Marx, la aparición de las cruzadas, el arte griego, el mo­ vimiento cristiano, el renacimiento, son consecuencia lógica del factor e conómico, de una manera fatal, mec áni c a y mater i a­ lista.

Para San Agustín ("Ciudad de Dios " ) y B o s suet ( " Di s ­ c u rso s obr e la h istoria univ er sal" ) tres factores intervienen en la historia de las naci o nes : Di os , q u e envía su Verbo para que lo glorifique, y salv e la humanidad; la voluntad humana, caída y re dim id a , pero libre, y la naturaleza en que el hom­ bre fue co loca d o y qu e influye ciertamente en las determina­ ciones h u m anas . Examen La primera teoría es deficiente, porqu e si Dios no es pro­ vidente, tampoco es Di os, y porque la libertad humana es un - 131 -


MONSEÑOR F'ELIX liENAO Bol'ERO

postulado científico. En Antropogeogra[ía verá el estudiante cómo influyen el medio ambiente, la raza, el clima, la alimen­ tación, las leyes d e la herencia, las c orrientes filosóficas, la cercanía o lej anía de los mares, en los pueblos, en su forma­ ción, crecimiento y desaparición; y en Teodicea lo mismo que en Apologética, sabrá que la Providencia Divina es un h echo; y cuando estudie Psicología demostrará que los d eterminismos cósmico, psicológico , estadístico y mecánico carecen de funda­ mento sólido. En cuanto a la teoría de Marx (Cfr. Henao Botero: "La cuestión social" ) , se pueden aducir razones deductivas e in­ ductivas. Marx es apriorista en cuanto a la eternidad del mun­ do y la no asistencia del espíritu y de Dios. El marxismo no puede explicar el movimiento que apareció en la historia con Cristo , porque precisament e Cristo reaccionó contra el medio ambiente. Además, ha hábido muchos pueblos sin lucha d e clases , pero sí con luchas d e religiones o de razas, como en la India antigua, en Grecia, etc. El naturalism o y el mecanis­ mo hi stórico son incapaces d e explicar e l heroísmo, la santi­ dad, el desinterés, el patriotismo y los factores morales y re­ ligiosos . No es que el factor económico tenga escaso influjo en los acontecimientos humanos ; pero los hay en que él ocu­ pa una categorí a inf erior, y en otros es uno de tantos factores. Si existe la Providencia Divina, si el hombre es libre y responsable , si consta de alma y cuerpo y viv e en un clima, en una geografía, en una patria, dentro de unas instituciones y en u na época, es lógico concluír que en la historia intervie­ ne Dios como Creador, Conservador y Providencia; concurre l a voluntad humana, que influye sobr e los sistemas políticos, jurídicos y estatales y coopera la acción de la naturaleza, den­ tro d e la cual el hombre s e mueve y agita, sufr e y ambicion a . Nadi e puede medir la histori a sin una suprahistoria. Na­ die puede valorar la vida humana descontando lo eterno en el hombre . Dios no tiene historia porque es eterno. El bruto no tiene histor ia por carecer de responsabilidad y de razón. El hombre es histórico por lo cual la sociedad tiene his­ toria. Santo Tomás sostiene qu e la sociedad es una unidad de compo sición o de orden en la cual todos son ineludibleme nte responsables del bien común, por cuyo medio la persona hu ­ mana logrará l a perfección. Sostiene además que la persona humana logrará la perfección en el orden correlativ o d e las - 132 -


TRATADO

DE

LoCICA

criaturas . Y añade : "La j ustificación d e las partes reside en el todo, y el bien particular de la s partes es para realiz ar el bien de todo el universo". La actitud individualista o egoísta es llamada por San Agustín: "actividad contraria al amor social, la cual es un a­ mor turbulento y envidioso". D e ahí qu e todos los pueblos den su contribución a la historia. J erusalem, Greci a y Roma; el Templo y el Pesebre ; l a Acrópolis , e l Capitolio y el Vaticano son la entelequia es­ piritual del occ idente. América heredó es e espíritu caudaloso a través de Colón y los misioneros, y ella está aportando al fon­ do de la cul tura ciertos valores de esperanza y de creación nuevos para el mundo antiguo. Hemos d e amar con amor so cial, añade San Agustín, pa­ ra hacer historia. Sin la intervención divina, "el género huma­ no, enfermo desde ori ente hasta el occidente, se vería sumido en el caos" . E l espíritu q u e preside lo s acontecimientos humanos e s la Providenci a con quien co laboramos los hombres para el pro­ greso del orden universal. "Toda actividad histórica, ha escri­ to Max Scheller, remata, no en mercancías, no en obras de arte, ni siquiera en el progreso infinito d e la s ciencias positi­ vas, sino en este ser del hombre , en esta noble y pe rfecta for­ ma del hombre , en esta colaboración del hombre con Dios pa­ ra la realización de lo divino". El hombre puede alej arse o nó d e la dirección de la Pro­ videncia en la historia , pero no podrá jamás reemplazarla por ­ que Dios nunca abandona sus criaturas y está presente en el desenvolvimiento de las naciones. Fuera de aquella Providencia que desconocier on los pa­ cr istianos una nueva relación con la Divi­ nidad. La Encarnación nos hace consanguíneos con Dios y so­ mos el Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo. Somo s miem­ bros d e un organismo superior en dond e todos vivimos para todos, en dond e todos estamos comprometidos en redimirnos, vivi endo para gloria de la comunidad, solidificada en el Ver­ bo hecho carne y hecho Iglesia . El Padrenuestro puede por si solo perfeccionar a la humanidad en la comunión con el Verbo que es la luz del mundo , la sal de la tierra y la vida de l alma.

ganos , tenemos los

Dice San Agustín qu e nuestro Mediador se portó como - 133 -


MONSEÑOR F'ELIX HENAO BoTERO

un me rcader: dió y recibió; recibió lo que en esta vida abu n­ da, esto es, nacer, padecer, trabajar y morir; y dió lo que en esta vida falta : renacer, resucita r y eternamente reinar. Solamente el amor hac e posible la tragedia de la historia, cuand o el amor va unido c on la fe y la esperanza. El cristia­ no sab e qu e ahora es la historia de una peregrinación men­ dicant e y que el Mediador al asumir nuestra naturaleza, ha­ ce qu e nosotros coexistamos místicamente con quien habitó entre nosotros por nuestra salud. "El Cristo total" es la Iglesia qu e nos exige sufrimientos como una redención por la humanidad caída y redimida. El cristiano trabaj a por todo el mundo, como solidario, especial­ mente con sus hermanos. Ningún cristiano está nunca solo. La Ciudad d e Dios s e enriquece con nuestra s virtudes y su­ fre con nuestras c aídas, pero las caídas pueden ser reparadas en la penitenci a. "Así que dos amores fundaron dos ciudades (do s amores: santo el uno, inmundo el otro; social el uno, priva do el otro) , es a saber: la terrena, el amor propio, hasta llegar al despre­ cio de Dios; y la celestial, hasta llegar al desprecio de sí pro­ pio . La primera puso la gloria en sí misma, y la segunda en e l Señor . El triunfo final será de la ciudad d e Dios, en el se­ no de Dios, donde nuestro sér no tendrá muerte , dond e nues­ tro saber no padecerá error, donde nuestro amor no sufrirá ofensas" (Civ Dei, lib. XIV, Cap. 27¡ Lib. XI, cap. 28) . LA HISTORIA SERA CIENCI A ? La controversia no es nueva. Los hegelia nos, la escuela sociológic a y los determin is­ ta s e n general , exagera n la afinidad de la historia con las cie�cias. Por otro l do los bergsonistas, Meyer y otros, parti­ � . dar1?s d e. un evoll!c10rusmo universal y amigos de exagerar la contige nc1a y la libertad , pretenden quitarle a la historia el carácte r d e ciencia fij a y s egura. Los escolásticos difieren más en el modo qu e en la forma, y v. gr. Pesch afirm a la validez d e la historia como ciencia mientras que Franchi sostiene la . tesis opuesta . L os qu e dicen que la historia no es ciencia se funda n en lo s siguientes argumentos: se

A) Los acontecimientos humanos son particulares y no '

da ciencia de individuo. B) No se repiten , y por

futuro.

lo tanto no pue den ser norm a del

- lM -


TRATADO DE LoGlCA

C ) El obj eto de la ciencia es lo que se sabe, y la base de la historia es la creencia.

D) La ciencia averigua causas necesarias, pero la historia tiene qu e contar con la libertad humana y la volubilida d del hombre. E) Nadie pued e penetrar, fuera d e Dios, en las íntimas intenciones d e los hombres, que son actores en el desenvolvi­ miento de la historia. Lo s qu e afirman qu e la historia es ciencia se fundan en las siguientes razones: A) La historia tien e un objeto formal distinto d e las de­ más ciencias, o sea el pasado como pa sado.

B) La historia nos da una certeza moral siempre que sean previos el estudio d e las fuerzas y los testimonios.

C) La naturaleza humana no varía a través de las épo­ cas, y las mismas causas producen en iguales circunstancias efectos similares. D) Hay ciertos principios como "l a violencia engendra violencia" , "el respeto a la naturaleza humana por part e del Estado es fuente d e pro speridad" , etc . , cuya validez nadi e o­ sará negar. Nosotro s creemos con Mandato ( "Lógica maior" , p. 273) qu e la historia no es cienci a propiament e dicha, pero en mu­ chas cosas es afín de la ciencia. Y no es ciencia propiamente d icha, porqu e no averigua evidencia intrínseca d e verdad, ni estudia universales , ni busca causas necesarias. Pero es afín d e la ciencia, porqu e procede metódica y or­ denadamente, porque usa de otras ciencias como la lógica, la paleografía, la filología, la geografía, la numismática, etc . ; por­ que busca causas, es decir, averigua las razones que determi­ naron o influyeron los acontecimientos humanos , y finalmen­ t e porque es verdad que la naturaleza humana con sus pasio­ nes y su libertad , es una a través d e la edades. 'l'EORIA DE SPENGLER. Spengler distingu e con Bergson entr e el conocimiento intelectual y la intuición vital. Toda historia es un fieri que podemos sentir, experimentar intuír, pero no conocer. Hay una máxima oposición entr e la historia y la naturale7.a: podemos aprehender aquélla por u­ na intuición poética. Y la naturaleza es sólo un símbolo d e la -

- 135 -


MONSEÑOR FELIX HENAO BoTERO

realidad histórica . Y así como la historia y la naturaleza, es preciso también distinguir la intuición y la inteligencia, el ha­ do y la causalidad, la libertad y la necesidad, la cultura y la civilización. El hado, la libertad y l a cultura pertenecen al vivo acontecer histórico ; la causalidad , la necesidad y la civi­ lización a la naturaleza muerta. E s defecto del materialismo y determinismo históricos, confundir la cultura y la civilización. Toda cultura es un cuerpo v ivo de la humanidad, mientras que toda civilización es un cuerpo muerto . Pero así como to­ do organismo, toda cultura tiene sus estados de juventud, vi­ gor viril y edad decrépita. Desd e 1800 estamos en estado se­ nil, en la mera civilización: de ah í el ateísmo y el socialismo, qu e no son manifestaciones de cultura sino señales destructo­ ras de una civilización muerta. Porque la cultura es diversa y en un organismo vivient e se dan tantas religiones, morales, artes, lógicas y matemáticas, cuantas culturas haya. No hay otro conocimiento distinto de la cultura. Pero conocer no es sino saber por una intuición lo qu e una cultura representa en determinada época. No hay por lo tanto verdades absolu­ tas ni verdade s separadas de un determinado acontecer histó­ rico, d entro de un determinad o período de la historia. Como nosotros hemos refutado y a el escepticismo radical y el cartesiano , y así hemos probado el valor objetivo de los actos d e la inteligencia y la validez y realidad d e los grandes principio s lógicos, conceptuamos que es superfluo combatir a Spengler en este capítulo, ya que él es un relativista y un escéptico en último análisis.

11.

-

LA CONCIENCIA

Es la facultad que tiene por obj eto la experienci a interna, o sea el conocimiento de los a ctos congnoscitivo s, volitivo s y los recuerdos. Qu e la conciencia es fuent e de certeza, es ta n cierto que ne g ar s u credibili dad es admitirla, porqu e quien niega un he­ cho de conciencia , afirma que pose e el hech o de la negación. En efecto: si r ecurriéramos a premisas de orden ideal para demostrar una verdad de experiencia interna, no obtendría­ mos sino conclusiones de orden ideal; pero no la cert eza de u n hecho. Tampoco podemo s recurrir a premisa s de orden real "puesto que la certeza del mundo externo descans a en l a cer­ teza de la conciencia; luego la prueba de la legitimidad de la conciencia como fuente de certeza, se demuestra por la impo­ sibilidad de no admitirla". - ¡ ·�

-


TRATADO

DE

LoGICA

Además, Kant, los positivistas y los escolásticos admiten e l hecho de la c onciencia; y como �los representan las gran­ des corriente s encontradas en filosofía, es lógico conclu ír que la conciencia es testimonio de verdad. Conoc e la conciencia sus actos propios de una manera In­ mediata y directa. Igualmente cae bajo el dominio de la ob­ servación interna el orden de las voliciones, puesto que, tan­ to la inteligencia como la voluntad, tienen raíz en la misma común substancia y son intrínsecamente inseparables. No hay acto d e la voluntad qu e no vaya precedido de un acto de la inteligencia: "Nihil volitum nisi praecognitum". También la concienci a m e d a cuenta de mis actos pasados y los localiza en el tiempo por medio de actos sucesivos que se llaman el recuerdo. Es un hecho qu e todos los hombres nos damos cuen­ ta de nue stros acto s de inteligencia, de voluntad y de memo­ ria; por es o, poner en duda el testimonio de la conciencia es afirmar e l mismo testimonio, como dijimos al principio. 111.

-

LA AUTORIDAD DIVINA

Hemos demostrado el valor de la fe humana al hablar de la historia; y si "testimonium hominum accipimus, testimo­ nium Dei maior est" . También hemos probado que la autoridad divina no es el último criterio, por suponer otros, como son la evidencia, el conocimiento d e la existencia de Dios, la posibilidad de la re­ velación y el hecho d e la misma. Tampoco es la revelación un criterio de evidencia inmediata, ya que la demostración de lo s preámbulos de la fe (existencia de Dios, posibilidad d e la revelación y hecho de la revelación misma) es un mecan ismo complicado y constituye todo un tratado de teología. Y el co­ nocimiento de los motivos de credibilidad (milagros y profe­ sías) requiere un estudio paciente, científico y de larga de­ mostración. Luego la revelación ni es criterio inmediato ni criterio último. Pero la revelación se lig a con la dad que el motivo formal de la fe es no puede engañarse ni engañarnos. la fe, al fundarse en la evidencia de mitir la más mínima vacilación.

evidencia, porque es ver­ la autoridad de Dios, que Luego el asentimiento de es a verdad, no puede ad­

Por la fe conoce el hombre verdad es a qu e nunca ha lle­ gado la filosofía, como los misterios de la Trinidad, de la En­ carnación, d e la Redención, de la presencia real, de l a resu-

137

-


MONSEÑOR FELIX HEN AO BOTERO

rrección d e los cuerpo s, de la vi sión beatífica, los cuale s cons­ tituyen un mundo infinitpmente más bello, ennoblecedor Y real qu e el mísmo mundo físico y que las verdades de orden filosófico. A los que predican qu e la Iglesia no enseña sino utopías les podemos contestar: ella se basa sobre el hecho de la Revelación, sobre el hecho de la Encarnación, sobre el he­ cho de la Redención y sobre el hecho de la Eucaristía. Por supuest o que para creer las verdades de la fe es metafísica­ mente necesario la gracia elevant e y cooperante, porqu e sien­ do el acto d e la fe meritorio para un orden que supera onto­ lógicamente todas las fuerzas de la naturaleza, necesita ser e­ levado intrínsecamente por Dios a ese mismo orden, lo cual nos viene mediante la obra de la Redención.

IV.

-

EL CONSENTIMIENTO UNIVERSAL

Si bien es cierto que el consentimiento universal no es el último criterio , como lo dejamos claramente establecido contra Lammenais, es igualmente verdadero que las verdades d e sentido común o consentimiento universal son criterio par­ ticular de certeza, con tal que cumplan estas condiciones:

A) Que tengan universalidad en cuanto a l tiempo y el

lugar ;

B ) Que s ean necesarias para l a vida del hombre;

C ) Qu e no se pueda signar causa de error, como la igno­ rancia , las pasiones, la ilusión; D) Y qu e mientras más se examinen, con mayor luz res­ plandezca su verdad. Tales son la existencia del deber, el respeto a la natura­ leza humana, ''hay que hacer el bien y evitar el mal", la e­ xistencia del mundo exterior, etc. Que el consentimiento universal es criterio d e certeza de estas verdades fundamentales, s e demuestra de la siguiente manera: la naturalez a humana está de suyo ordenada a la verdad, de tal manera qu e necesariamente y con facilidad de­ b e poder adquirir aquellas verdades que se derivan d e los principios naturale s y son indispensables para la vida moral y social. Ahora bien: si la naturaleza humana se equivocara res­ pecto a tales j uicios, habría qu e decir que estaba ordenada per se a la falsedad, lo cual iría en detrimento de la sabiduría divina y d e las l eyes d e la naturaleza . Luego las verdades de consentimiento universal son criterio particular de certeza. - 138 -


CAPITULO XVIII •

DOS POSICIONES MODERNAS RESPECTO A LA LOGICA

No queremos dar término al tratado de la lógica sin re­ ferirnos, aunque sea brevemente, a d os filósofos contemporá­ neos que influy en poderosamente en la filosofí a de hoy: En­ riqu e Bergson y Edmundo Husserl, francés el uno y alemán el segundo.

FILOSOFIA DE HUSSERL Edmundo Husserl, discípulo de Francisco Brentano, que fue profesor de filosofía en Viena, ha sido a su vez profesor de la mism a materia en Gotinga y Friburgo. Se ha empeñado en la tarea de combatir el psicologismo de Wundt y el empi­ rismo lógico, al mismo tiempo qu e ha tratado de demostrar la universalidad y validez de los conceptos. Según Husserl, los actos psíquicos no son el objeto de la lógica sino los j uicios en sí, o sea las proposiciones. La lógica es independiente d e la psicología y tiene una naturaleza apriorística indepen,diente de los hechos y de la realidad, y a ella pertenece mostrar las esencia s y formas universales que son necesarias para toda ciencia; pero es una disciplina meramente formal que para nada se cuida d e la realidad. Lo s juicios y conceptos tienen un propio sér lógi co e ideal, sér intencional, en lo cual se a­ cerca vehementemente a la teoría escolástica . Después de que está preparado el camino para la pura lógica, entra la fenomenología qu e debe desarrollarla para que la filosofía tenga una dignidad científica cuasimatemática. Y la femenología en Husserl es ciencia "eidética" o sea de las esencias d e las cosas. Su método no es la intuición mística, anti-intelectualísta, sino la inmediata aprehensión de la esen­ cia en los fenómenos. Así, v. gr. si oigo un sonido, en ese he- 139 -


MONSEÑOR F'ELIX llENAO BoTERO

cho de experiencia individual y concreto aprehendo por la in­ teligencia la esencia del sonido, en oposición al color, a la ex­ tensión, al calor. Tal esencia no es ni universal ni individual , ni puede probarse, ni necesita de demostración, pero puede verse con evidencia. La ciencia eidética, distinta de la ciencia de los hechos, vale independientemente de toda experiencia. Así , v. gr. que el triángulo tiene tr es ángulos, y qu e el todo es mayor que una de sus partes, tienen valor necesaria e in­ variablemente. Toda experiencia contiene una esencia, y la ciencia eidética no es independiente d e la e xperiencia. Sin em­ bargo las esencias no son algo real físico o psíquico, sino que pertenecen a un tercer orden ideal, al orden de los valores, del cual no hay qu e preguntar si existe o no existe, sino si vale o no vale. Ese valor no debe ser confundido con los noú­ menos kantianos o con las realidades metafísicas en sentido moderno. Así como Husserl es discípulo de Brentano, él ha influído en otros filósofos modernos, como Bertrand Russell, Max Scheller y Couturat. Husserl se acerca a grandes pasos a la filosofía escolásti­ ca, puesto que defiende la v alidez de los primeros principios, la universalidad e inmutabilidad de la verdad, la necesidad de la experiencia, la validez de lo s juicios ideales, la realidad de la iluminación y abstracción por pal'te del entendimiento agent e y la racionalidad de nuestras adhesione s a tales princi­ pios. Antiescéptico, enemigo del empirismo lógico, biológico o psicológico, lo mismo que del intucionismo pseudomístico, co­ mo es la escuela. Sin embargo su logicismo es una especie de conceptualismo mitigado y por eso consideramos qu e es sufi­ cient e respecto a él, lo que hemos dicho antes acerca del con­ ceptualismo. LOGICA DE BERGSON

El intuicionismo de Enrique Bergson distingue una doble vía para conocer un obj eto: la primera rodea el objeto, usa de símbolos, permanece en lo relativo y emplea conceptos, jui­ cios, silogismos, análisis y síntesis, inducción y deducción, es decir, el método tradicional. La otra entra en la cosa misma, arrebata la esencia interna, busca el absoluto y usa de la in­ tuición. El primero de esto s métodos da lugar a las diversas escuelas filosóficas, y con él nunca llegaremos a la verdad ab­ soluta. La intuición es un acto violento, un esfuerzo vital la­ borioso, la suprema facultad del filósofo a la cual difícilmen-

140

-


TKA'rADO

DE

LoGICA

te se llega hoy, pero podrá ser en el futuro una facultad or­ dinaria; y entonces desaparecerán todas las filosofías ant e la intuición del sér absoluto. Las teorías, las doctrinas y los dog­ ma s son elaborados por la inteligencia con un fin práctico , y sólo tienen verdad relativa . En 2ergson han influído el no­ minalismo y el simbolismo de Machii y Duhem, el humanis­ mo de Schiller, el pragmatismo de William James, el biologis­ mo y el relativismo. Hay algunas cosas qu e sólo puede aprehender la inteli­ gencia, úmca facultad libre de la materia, las cuales nunca e ncuentra, porque se dirige no a las cosas mismas sino a las r alaciones de las mismas. Esas podría encontrarlas el instinto, pero el instinto ni reflexiona ni especula; de ahí la necesidad de unir el instinto con el entendimiento en una sola facultad; d e lo cual se origina la intuición vital. Creemos nosotros qu e en la exposición de la lógica y en la s pruebas que hemos dado de todas las afirmacione s de la Escuela, queda refutado el sistema bergsoniano. En efecto: de­ mostramos qu e el nominalismo es insostenible; qu e podemos conocer por deducció n e inducción las esencias de las cosas; q ue nuestros juicios ideales ti e nen valor objetivo; que la ver­ dad evident e no puede cambiar; que los sistemas filosóficos se refieren no precisamente a los primeros principios si no a la s conclusiones o aplicaciones; que no puede ser un instinto ciego el último criterio d e verdad. Además, pertenece a la teo­ logía demostrar que la visión beatífica, que supera ontológi­ camente a todas las fuerzas creadas y creables, se debe sólo al lumen gloriae sobrenatural; y en psicología sabrá el estu­ diante que el ontologismo al pretender conocer a Dios inme­ diatamente , se equivoc a. Ni es inútil advertir que en la mayor part e de los neo­ críticos o neo kantianos , intuicionistas y pseudo-místicos, ha in­ fluído poderosamente la teoría kantiana de la primacía de la razón práctica sobre la razón pura. De ahí el escepticismo in­ telectualista y el apego a imperativos categóricos de numero­ sos pensadores contemporáneos . Gastón Sortais en la revista "Etudes" y "L'Obsservatore Romano" han venido agitando las tesis bergsonianas en con­ traposición o concordanci a con la filosofía católica. Cuando se se pa a ciencia cierta lo que entiend e precisamente por sér ab­ soluto Bergson, y conozcan sus discípulo s mej or l a filosofí a escolástica, podrá suceder lo que ha pasado a Stamler y Del -

141

-


MONSEÑOR FELIX I!ENAO BOTERO

Vecchio: que por caminos distintos llegaron a muchas conclu­ siones, por lo menos análogas a las de la Escuela, como llegó Bergson, cuya muerte fue la del cristiano.

FIN DE LA CRITERIOLOGIA

APROBACION DE LA 3� EDICION: Gobierno Eclesiástico Arquidióces is de Medellín I - II - 56 Puede Imprimirs e

José J. Ramírez U. Vicario General

- 142 -


I N D I C E

Advertencias

.

............................................ ........ ..

5 7

Introducción a la Filosofia - .Actualidad

CAPITULO l. CAPITULO 11.

11

Definición de la Filosofia - Causas

-

División de la Filosofia

15

D e la Lógica - Definici6n - Divisi6n - Historia

17

CAPITULO IV. - De la. Idea. y el TéT11i.i.-no - Definición de la I dea - De los Predicables - De los Predicamentos o Cate­ gorías - Antepredicamentos - Arbol Porfiriano - División del Término - Comprensión y extensión de los Términos.

23

CAPITULO 111.

-

-

CAPITULO V. - Del Juicio y la Proposición - Definición del Juicio - Divisi6n - Reglas formales del Juicio - Definición y Di v isi ón - Partición, leyes y consecuencias de l a Defi­ ción - Partición y regl as de la División - De las Propo­ sic io �e� - P� �ici6n - Extensión - Proposiciones - Primeros . prmc1p1os logicos . . • . • . .

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

37

CAPITULO VI. - Del Raciocinio - Reglas de la argumentación Leyes y explicación del silogismo - Figuras del silogismo Silogismo condicional - Sil ogismos irregulares - Sofismas.

47

CAPITULO VII. portancia

55

.

Noción General del Método

. . • . • . . . . •

.

• • . . •

.

Utilidad e im-

-

... ........... ..... . ... ... .. . .. ..

CAPITULO VIII. - Métodos Generales: Análisis y Síntesis - Ne­ cesidad - Clases - Análisis y síntesis experimentales y ra ci � �a les - �mpl.eo del análisis y de la síntesis - Espíritu anahbco y smtebco . .

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

5!1

CAPITULO IX. - Métodos Inductivos y Deductivos - De la In­ ducción - Etapas - División de la Hipótesis - Método de las coincidencias constantes y de la coincidencia solitaria Filosofía de la Inducción - Sus creadores - Valor Lógico de la Ind uc ci ó n - Sofismas - La Analogía.

X. - De la Ciencia - Caracteres del conocimiento científico y ventajas de la ciencia - Clasificación de las

CAPITULO

ciencias.

- 143 -

79


CAPITULO XI. - De la Verdat. - u.11> 1.1u w1.S posiciones respecto al problema del conocimiento - La Verdad.

83

CAPITULO XII. - Posición inicial del espíritu respecto a la ver­ dad - El escepticismo universal - La duda metódica - El dogmatismo exagerado - El realismo moderado - Doctrina de Santo Tomás de Aquino sobre el conocimi ento .

89

CAPITULO Xlll. - La Critica Trascendental - Crítica de la razón pura - De la sensibilidad - De la inteligencia - De la razón - C onclusiones - Crítica de la teoría kantiana - Los )uicios sintéticos a priori - Del espacio y el tiempo - · Las categorías de la inteligencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . ·.

97

De los Universales - Actualidad - Historía El nominalismo es falso - El conceptualismo El realismo moderado es la sentencia verda­ se forma el universal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

107

CAPITULO XV. - Estados de la mente respecto a la verdad Ignorancia - Duda - Opini6n - Certeza - Del error. . . . .

115

CAPITULO XIV. del d e bate es erróneo dera - Cómo

CAPITULO XVI. - Verdadero Criterio Ultimo: La Evidencia El criterio último no puede ser extrínseco y por lo tanto el tradicionalismo es falso - El criterio no puede ser · !lub­ j etivo y yerran por lo tanto la escuela escocesa, Jacol i y los neokantianos o neocriticistas - El criterio no puede ser mediato y yerran por lo tanto Descartes y los Ontó­ l ogos - La evidencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . CAPITULO XVII. - De los criterloa pcirticultJres - La Historia Crítica del testimonio - La crítica histórica - Metafísica de la historia - La historia es ciencia? - La Conciencia La Autoridad D ivina - El Consentimiento Universal. . . . . CAPITULO XVIII. - Dos posiciones modernas respecto a ln verdad - Filosofía de Husserl - Lógica de Bergson.

-

144

121

127 139


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.