Habría que citar todo el Ev angel io. El Espíritu S anto duplica con sus inspiraciones las l uces de nuestra conciencia. Unas veces dulcemente: una in sinuación , un murmullo, persuasivos e insisten tes. Otras, cuando no escuchamos , con un duro reproche. Actúa así para que veamos claro en todas las circuns tancias. El Evangelio nos instruye en general y, ante las dificultades, el Espíritu Santo nos recuerda sus enseñanzas
oportunamente: «Él os recordará todas
las cosas que os he dicho» (Jn
La obra del don
1 4, 26).
de consejo es una realidad: sea
mos con scientes de ella. La gracia santificante nos comunica el don de consejo y nosotros tenemos la facul tad de ser sensibles a sus in spiraciones . Con venzámonos de que es tamos bajo su influenc ia y hagamos uso de él. Acostumbrémonos a recurrir a sus luces y, cuando l as circunstancias lo exijan, re cibiremos la ayuda oportuna.
5. MADRE DEL BUEN CONSEJO La S an tísima Virgen María es mediadora y la Iglesia la honra muy especialmente como media
dora de todas las gracias de las que nos ocupamos aquí . León XIII añadió a la Letanía la advocación , especialmente querida en la institución benedictina, de Madre del B uen Consejo. La Santísima Virgen tiene el derecho y el poder de aconsejamos directamente, pero puede influir
también procurándonos los consejos del Espíritu Santo y pedirle que, cuando sea necesario, nos ilu mine con sus inspiraciones.
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