




En un sector donde el progreso se edifica con visión, esfuerzo y compromiso, rendir homenaje a quienes han marcado la diferencia, no solo es un acto de reconocimiento, sino también una celebración al legado que han forjado, para todo un país que ha sido espectador de su impecable labor.
En esta edición especial de Construmedia, destacamos las trayectorias ejemplares de nueve profesionales, cuya huella ha transformado la industria de la construcción en la República Dominicana. Cada uno de ellos representa una historia de liderazgo, innovación y dedicación, que ha contribuido al crecimiento sostenible del sector y al fortalecimiento del tejido urbano y social del país.
Dino Campagna, Raúl Rizek, Ramón Aguilera, Francisco Batista Bisonó, Tirso Álvarez, Fermín Acosta, Franc Ortega, Omar Rancier, y Bienvenido Pantaleón, hombres que se han convertido en referentes, no solo por sus logros técnicos, sino también por su compromiso con la excelencia, la ética profesional y la formación de nuevas generaciones.
Su legado nos recuerda que construir va mucho más allá de levantar estructuras, es imaginar futuro, transformar espacios, y dejar cimientos firmes donde florezca el bienestar colectivo.
Con esta edición especial “Trayectorias Destacadas” en su volumen 3, reafirmamos nuestra misión de enaltecer el talento nacional, promover el intercambio de buenas prácticas y seguir siendo plataforma de exposición del trabajo bien realizado en nuestro país, de la mano de protagonistas y dueños de historias dignas de contar, como lo son nuestros invitados en esta ocasión.
A estos profesionales, nuestra más sincera admiración y sobre todo nuestro más profundo agradecimiento, por haber aceptado nuestra invitación y sobre todo, por habernos dedicado parte de su ocupada agenda y relatarnos su emocionante historia de logros, con la que a través de los años han marcado su paso hasta el momento, por el sector construcción de nuestro país.
Definitivamente un gran honor para nosotros y más que honrados de poder ser escenario, para la publicación de parte de su biografía y aportes al gremio que han impactado, con su incansable labor.
A nuestros lectores, les invitamos a sumergirse en estas nueve historias de éxito, de estos grandes protagonistas de un gremio, que impacta tanto la economía de nuestro país.
Sadery Abreu CEO Construmedia
Equipo Editorial:
Dirección ejecutiva y editorial: Sadery Abreu
Entrevistas y redacción: Leandro A. Sánchez / José R. Díaz
Portada: Luis Fernández
Diagramación: Jairon Ortega
Ventas: Equipo de Ventas Construmedia
Construmedia es una publicación de Medios Masivos SAR, SRL, una compañía constituída bajo las leyes de República Dominicana.
Calle Viriato Fiallo No. 3, Ensanche Julieta Teléfono: 809 531-1101 | info@construmedia.com.do www.construmedia.com.do Instagram: Construmediard Facebook: Construmedia
INGENIERO
DINO CAMPAGNA RICART
RAÚL RIZEK
LICENCIADO
INGENIERO
56
INGENIERO RAMÓN AGUILERA
ARQUITECTO
68 TIRSO ÁLVAREZ EFRES
FRANCISCO BATISTA "CUQUI"
INGENIERO FRANC ORTEGA 92
106
80 FERMÍN ACOSTA 118
ARQUITECTO OMAR RANCIER
ARQUITECTO
ARQUITECTO BIENVENIDO PANTALEÓN
"LO MÁS IMPORTANTE EN EL ÁMBITO PROFESIONAL, QUE SE APLICA TAMBIÉN EN LA FAMILIA, LOS AMIGOS Y LOS NEGOCIOS, ES GANARSE INCONDICIONALMENTE LA CONFIANZA. ESA PALABRA TAN BELLA ES UN EDIFICIO DIFÍCIL DE CONSTRUIR, FÁCIL DE DEMOLER, PERO MÁS DIFÍCIL AÚN, DE VOLVERLO A CONSTRUIR".
Como suele pasar con casi todos los que se dedican a
la abogacía, no me gustaban los pleitos; las carreras que
"Mis estudios primarios los realicé en el Colegio Calasanz hasta el 6to. curso y luego pasé al Loyola, donde me gradué de bachiller. Un verdadero orgullo para mí haber recibido la sólida formación Jesuita, en una etapa de la vida donde hay muchas atracciones color de rosa, pero también hay muchas grises, que no distinguimos por la inexperiencia, de las cuales hay que tener la suficiente orientación e información para cuidarse de ellas. Todos los de mi promoción han sido gente de bien, de familia y con aportes a la sociedad, cada uno en la medida de sus posibilidades, y en su campo de actuación. Recuerdo que era, creo, el más joven de la promoción, tanto así que entré a la universidad con tan solo 16 años acabados de cumplir".
De esa etapa de su vida, Dino recuerda con agrado y nostalgia el día en que decidió que la timidez que le caracterizaba no le impediría más destacarse ni alcanzar nuevas metas, cuando en el colegio les pusieron como tarea para el otro día la
adivinanza "Comienza como termina, termina en co, y no es coco". Por la noche, luego de varias horas, Dino logró intuir que la respuesta correcta era "Terco". Al otro día, el profesor preguntó si alguien tenía la respuesta. "Mi timidez no me dejó levantar la mano a tiempo. Alguien se me adelantó y la respuesta correcta era, efectivamente, Terco. Desde ese día, me esforcé por vencer la timidez y ahora… ¡no me callo!".
Son muchas las anécdotas que Dino podría seguir mencionando, pero hay otra en particular que también recuerda. "En el Loyola, parece que jugaba bien el basketball. Fui el MVP varias veces y en un juego anoté 81 puntos. Un día, el equipo del Loyola estaba jugando contra otro colegio a dos cuadras y estábamos perdiendo. El entrenador vio como una opción el sacarme del aula donde me encontraba tomando clases, así que el profesor me dio permiso para ir al juego como refuerzo. ¡Qué decepción! No metí ni un solo punto y ni un solo rebote, y la paliza fue mayor ".
Entrar en contacto con otras culturas y otras formas de ver la realidad es, sin lugar a duda, una experiencia que enriquece tanto en lo personal como en lo profesional. Y Dino tuvo la suerte de, tras concluir sus estudios en Santo Domingo, viajar a Italia para continuar ampliando sus conocimientos. Un país notable por lo que cultural e históricamente significa para el Occidente, pues es cuna de una civilización que ha ejercido una indiscutible influencia en el mundo.
"Mis estudios universitarios los inicié en el 1975 en la UNPHU, y luego de graduado me fui a Roma, en el 1981. En esta ciudad obtuve el grado de Doctor en Ingeniería Civil, aunque ese grado se corresponde más bien a una maestría y no a un Doctorado, en la Università Degli Studi La Sapienza. También realicé en Milán un curso de especialización en el Politécnico de Milán, con una beca que obtuve, de 12 becas que IILA (Instituto Italo Americano) ofreció para toda Latinoamérica.
"Realmente pudiera decir que el haber estudiado y viajado por Europa por cinco años me marcó, pues el ser humano, el profesional, el esposo y el padre que soy hoy en día tienen su moldeado y consolidación
en esos años, ya que cambió mi forma de ver la vida, amplió la visión limitada de un adolescente de una isla en el Caribe, me puso en contacto con tantos años de historia, con las maravillas arquitectónicas, con las increíbles obras de ingeniería, con el arte, con la cultura en sentido general. Imagínate, desde la ventana donde me sentaba en la universidad veía a escasos metros el Coliseo, al lado de la universidad estaba el Moisés de Miguel Ángel en la Iglesia de San Pietro in Vincoli, a donde iba todos los días luego de tomarme un espresso!."
En el caso de muchos jóvenes cargados de sueños y dispuestos a enfrentar responsabilidades, una agenda" bien organizada que les permita eficientizar el tiempo es de gran ayuda. Y mientras estudiaba, Dino trabajaba en la Embajada Dominicana en Roma, como Primer Secretario y Representante Alterno ante la FAO. Cuenta que se trabajaba mucho, pues en esa época eran solo cinco funcionarios, no como ahora, que el número ha aumentado.
UNA SÓLIDA FORMACIÓN QUE HA DEJADO SUS FRUTOS
El ingeniero que hoy en día bien pudiera ver la vida desde una tranquila posición de testigo, prefiere seguir siendo parte de los que escriben nuevos capítulos en su ámbito profesional y personal. De hecho, no duda en afirmar que su vida ha sido "muy bien vivida y aprovechada, con muchos amigos, con el deporte como parte inseparable de mi vida, con muchas diversiones y con una sed inconmensurable de aprendizaje y compromiso".
"La formación que recibimos en la UNPHU, hoy en día la valoro mucho, pues me preparó para enfrentar los problemas y los retos en cualquier campo de la ingeniería. Fue una amplia formación, ideal para un país donde las oportunidades de trabajo te pueden llegar en cualquier rama de la ingeniería. Estaba en cada uno de nosotros el especializarnos o no, dependiendo de las inquietudes y posibilidades".
Al preguntarle sobre quiénes han sido algunas de las personas que contribuyeron con su crecimiento personal y profesional, Dino destaca que en su formación escolar el padre Maza fue un referente para él. "Influyó mucho en mi desarrollo integral. Yo lo considero parte importante de mi formación, por sus sabias enseñanzas en el orden teológico y filosófico. Hace unos días me dijo: ¡Dino, una persona vieja es aquella que no sabe que lo es!".
En mi etapa de formación universitaria, fueron muchos los profesores a los que les agradezco sus enseñanzas y orientaciones: Moncito Báez, Leonte Bernard, Chiqui Troncoso, Antonio Guerra, Pedro Báez, y tantos otros que por razones de espacio, pero no de agradecimiento, no cito!
LAS EXPECTATIVAS DE SUS INICIOS Y UNA OFERTA TENTADORA
Dino Campagna no había terminado sus estudios universitarios cuando ya estaba trabajando con el Ing. Carlos Sully Bonelly, en diseño de canales de riego y pequeñas centrales hidroeléctricas. Era 1978, y le faltaban todavía dos años para terminar su carrera.
Su tesis de grado la realizó junto con su mejor amigo, Ludovino Fernández, "Estudio y análisis estadísticos de los bloques de hormigón que se fabrican en República Dominicana", y luego de presentarla, el Ing. Manolo Alsina, de Bloques Haina, le propuso trabajar en esa empresa con sueldo de RD$1,000.00 al mes. "Era tan tentadora la oferta que mis amigos me decían que si sería capaz de renunciar a ella para irme a estudiar a Italia".
Dino regresó al país desde Italia en el 1986, y formó una compañía, Hidro Agro, con un amigo, el Ing. Rafael Sánchez, para diseño, venta e instalación de sistemas de riego por goteo, aspersión y microaspersión, así como trabajos de naturaleza hidráulica. Ya estaba dando pasos firmes que le permitirían crear las bases para desarrollar la carrera que tanto le apasionaba.
"Ya en el 1989, comprometido con mi esposa Alexandra, a quien conocí en Roma, por casualidad, en el sentido de que fue ella quien me sustituyó en la Embajada, y no nos conocíamos anteriormente, decidí poner mis esfuerzos en algo más productivo, pues ya iba a formar una familia, y es así como me dediqué a la construcción de obras civiles".
Antes de dedicarse a la construcción de torres de apartamentos, labor que inició en 1998, Dino participó en proyectos de diversas índoles, como la restauración de la Catedral, la construcción del Templo de Las Américas, el proyecto residencial de 50 casas en La Isabela, la remodelación de la Plaza de la Bandera, el traslado del Mausoleo de Colón de la Catedral al Faro, la remodelación del Salón de las Cariátides en el Palacio Nacional, diversas villas en Casa de Campo, entre otros.
La restauración de la Catedral fue un trabajo realizado en 1992, bastante interesante, que consistió en la restauración de la fachada, desmontaje y montaje del Mausoleo de Colón, y la sustitución de los pisos de mármol de las naves y el atrio; trabajos que me fueron confiados por el Ing. Bebecito Martínez y su hijo, el Arq. Cristian Martínez, bajo la Dirección del Arq. Eugenio Pérez Montás y el Arq. Esteban Prieto.
La iniciativa de las intervenciones la tuvo el Cardenal López Rodríguez y la restauración se basó en los hallazgos encontrados por el Arq. José María Batlle Pérez, que revelaron que la espléndida fachada de estilo plateresco tuvo en una época, emblemas heráldicos, que fueron destruidos probablemente durante la invasión haitiana (1822-1844). También se encontraron vestigios de la existencia del Escudo Imperial de Carlos I de España y V de Alemania, que fueron nuevamente esculpidos en Pietra Santa, Italia, ciudad de artitas, donde el afamado escultor colombiano Botero, tenía un taller.
Para realizar esos trabajos, se contrató a la restauradora Ángela Camargo, con amplia experiencia en el tema
Fueron trabajos de gran trascendencia arquitectónica e histórica y de mucha presión, pues corría el año de la celebración del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de America. Luego de participar en la construcción de villas en Casa de Campo y varios proyectos en la ciudad, decidimos incursionar en la construcción de Torres, siendo la primera Torre Parioli en 1998, de 8 niveles y 14 apartamentos, que se pudo vender increíblemente rápido,
The St. Regis Cap Cana Hotel and Residences
aún no tuviéramos experiencia como desarrolladores de Torres y sucedió así, desde mi punto de vista, por la limpieza observada durante toda la construcción muchas personas me decían, “te hemos comprado por lo bien llevada que está la obra y eso proyecta cuál será el resultado final”. Sólo me llevó 11 meses su construcción.
Ese fue nuestro punto de partida, antes de entregar esos apartamentos ya habíamos iniciado cuatro proyectos más en el sector de Piantini, hasta el día de hoy, en el que hemos desarrollado y entregado muchos proyectos que nos han dado gran satisfacción siendo los tres últimos Park Towers, en la Av. Anacaona, Torre UNO y Torres Ayres, que está en proceso de finalización.
"Nuestra etapa de construcción de torres de apartamentos, más de 15 en total, fue también complementada con proyectos de naturaleza variada, como construcción de villas, complejos tecnológicos (Banreservas), torres comerciales y proyectos turísticos".
CAMPAGNA
RICART Y ASOCIADOS
La exitosa empresa a la que el ingeniero Dino Campagna ha dedicado su vida y que ha sido el vehículo idóneo para desarrollar su carrera fue creada hace poco más de 30 años: Campagna Ricart y Asociados. "A la verdad que, si miro atrás, es que me doy cuenta de que he tenido una trayectoria llena de satisfacciones, de esfuerzos, de riesgos, de atrevimientos, pero sobre todo de orgullo por haber actuado, desde mi punto de vista, con un alto sentido de responsabilidad, de ética profesional y de no transigir con lo mal hecho, bajo ninguna circunstancia".
Tras décadas de trabajo constante y resultados notorios, Dino reconoce que, aunque son tantos los proyectos y a todos los considera sus hijos, tal como ocurre en la vida personal, no se pueden mostrar evidencias de preferencias de uno sobre otro. Sin dudas, para él, cada obra es única, representa el resultado de años de experiencia acumulada y de valioso trabajo en equipo.
"Me dicen, oye bien, me dicen, que Park Towers, proyecto de apartamentos de alto metraje en la Avenida Anacaona, y el St. Regis Hotel and Residences, proyecto recién inaugurado en Cap Cana, son los de mayor impacto y trascendencia, y pudieran ser, por su magnitud! Pero cada uno tiene su historia, sus secretos, sus enseñanzas, su personalidad y su importancia y cariño para mí ".
Antes de dedicarme a promover proyectos inmobiliarios en altura, notamos que los proyectos no tenían personalidad; sus nombres se repetían y les cambiaban el número, sus fachadas eran prácticamente las mismas y con los mismos detalles arquitectónicos. Entonces, visualizamos que había un nicho que cubrir, que era el personalizar los proyectos, diferenciarlos y siempre apostando a una correcta ejecución de las estructuras, a una distribución racional de los espacios y a darles terminaciones al más alto nivel.
Para las nuevas generaciones de ingenieros y arquitectos, Dino Campagna no duda en recomendar el valor de la paciencia, pero con una advertencia: que estén siempre alertas al carrusel
de las oportunidades que gira constantemente alrededor de todos.
´´Es muy difícil que una misma oportunidad te llegue dos veces. Deben estar atentos y luego de evaluar esa posibilidad, tienen que lanzarse, atreverse, fajarse y meterle ganas con mucha pasión. Soñar, pero siempre analizando objetivamente las fortalezas y las limitaciones que disponemos´´.
Hay una frase que Dino, constantemente se repite para sí mismo: "No me vencerán", y nos explica que es refiriéndose a la apatía y el poco compromiso que se observa en los trabajadores de la construcción. "Quieren hacer las cosas a su modo, de manera fácil y rápida, y no con el nivel de exigencia que requieren las obras bien terminadas, cuyos resultados crean diferencias y dan satisfacción al constructor y al cliente".
Una vida llena de logros notables en el ámbito profesional difícilmente sea producto del trabajo de una sola persona. Dino es claro y contundente cuando dice que, en cuanto al
equipo de ingenieros, arquitectos y personal administrativo que le ha asistido durante tres décadas, no tiene otras palabras para decirles que cuentan con su agradecimiento eterno. "Si, por haber hecho de mi ejercicio profesional una actividad reconocida por suficientes logros, a los que se han entregado en cuerpo y alma, dejándose orientar por las directrices de un profesional que, si ha perseguido algo en la vida, ha sido luchar hasta la saciedad por las buenas ejecuciones en el campo técnico, usando las herramientas de la ética responsable y teniendo a la tranquilidad de espíritu como anhelo incondiciona".
"Ale, Julio, Álvaro, Pedro, Anita, Gian, Che, Jhonattan, Henry , Marlyn, Penélope, Bruni, Sophy, Bety, Leandro, Salo, Rebe, ustedes representan a más de 300 profesionales, personal técnico y administrativo, maestros, de los que me siento muy orgulloso de que me hayan acompañado y de haber recibido sus asistencias y sus enseñanzas de entrega y de humildad".
LA FAMILIA CAMPAGNA RICART
Su nombre, Dino, tiene una historia detrás estrechamente relacionada con su padre, que se llamaba Garibaldi Campagna. Todo el mundo lo conocía por su apodo Dino, pues vivió un año en Italia y allá le decían Garibaldino, que es un diminutivo. Ese apodo, cuenta el propio Dino, se convirtió en su nombre.
"Mi padre era radiólogo. En mi juventud me sentía muy orgulloso de ser su hijo, pues todos mis amigos y muchas de las familias del país pasaban por su consultorio, en la avenida Bolívar, para hacerse las radiografías, y me lo comentaban. Él me dio muchas libertades, pues supe ganarme su confianza, y mirando hacia atrás, no hay dudas de que eso me hizo madurar rápidamente".
"Mi madre, Teresita Ricart, era un amor de persona, con la que tenía mucha química y complicidad. Desafortunadamente murió muy joven, a los 60 años, y solo pudo conocer a uno de mis hijos, a Salomón. Sé que hubiera sido una abuela muy consagrada y querida y referencia para mis hijos, quienes no pudieron recibir ese cariño, que nosotros sí recibimos".
Además, Dino tiene dos hermanos muy queridos: Bruni, con amplia experiencia de aprendizaje y servicios profesionales a nivel internacional, y que desde hace mucho tiempo le asiste en su trabajo, y Bruno, el menor, quien ha seguido exitosamente la carrera de radiología, al igual que su padre.
SU FAMILIA: EL GRAN SOPORTE DE SU VIDA
Es muy difícil que una vida de éxitos profesionales esté desvinculada completamente del apoyo de la familia. Y las palabras de Dino, cuando llegamos a este punto de la entrevista, lo confirman.
"Mi familia lo ha sido todo, desde el nacimiento de mi primer hijo, indescriptible momento que arropa de felicidad hasta el nacimiento del último nieto, de los que esperamos muchos más. Desde que me casé, cambié la perspectiva del enfoque de la vida de manera instantánea. Mi familia ha sido la razón de mis esfuerzos, me ha enseñado la importancia de dar pasos firmes y sin desvíos, de soñar, de saber que mi ejemplo debe tener altas calificaciones, más allá de cualquier duda razonable, de mis alegrías, en fin, de tener la esperanza de ser recordado en mi paso por la vida como alguien de bien, que intentó no hacer daño a nadie y que mis sentimientos y mi corazón serán de mi bella familia, hasta su último latido".
Dino confiesa que, cuando conoció a su esposa, supo de inmediato que era ella a quién buscaba. "Todos mis amigos ya se habían casado y yo con 32 años aún no. Estaba acumulando experiencias", comenta entre jocosidad y algo de picardía. Ella ha sido la fuente de inspiración en mi vida, y dentro de mi actividad empresarial me ha ayudado mucho con su arte, su sensibilidad y su entrega incondicional´´.
"Tengo tres hijos, Salomón, Gianmarco y Rebecca, y tengo la dicha de que se han integrado a mi empresa, ¡que es la de ellos! Salo y Gian están casados con Dominique y Lucía, personas maravillosas y que los complementan en sus vidas. Nos han dado tres nietos: Rodri, Martina y Federico, y no creo que pueda aportar nada nuevo ni diferente a lo que todos los abuelos sienten y dicen. Son esos locos bajitos que se incorporan (Serrat), que nos derriten y nos llenan de felicidad, y no hablemos de la familia de Lucía, FreitesHeinsen y la de Dominique, Barkhausen-Pichardo, otras de las bendiciones recibidas".
• Cámara Dominicana de la Construcción:
• Cámara Dominicana de la Construcción:
• Premios ConstruGala 2018:
• Premio CEMEX 2019:
• Gran Premio Mercado Construccion 2019:
• Premios ConstruGala 2022:
• Foro de Inversiones EspañaRepública Dominicana.
• Colegio Dominicano de ingeniero y Arquitecto (CODIA)
• Fundación Jóvenes en Desarrollo Edwin Dulis
• “Mejor Empresa Constructora” en el Sector de Torres y Multifamiliares durante el período 1997-2001.
• “Mejor Empresa Constructora” en el Sector de Torres y Multifamiliares durante el período 2005-2012
• “Mención de Honor como Mejor Empresa Constructora” en el Sector de Urbanizaciones y Residenciales, durante el período 2005-2012.
• Organización Regional de Cámaras de la Construcción de Centroamérica y el Caribe Premio ORDECCCAC 2013
• Categoría Mérito a la Trayectoria Destacada
• Primer lugar Categoria: Vivienda en altura
• Primer lugar Categoría: Vivienda Residencial
• Proyecto Inmobiliario en Santo Domingo.
• Proyecto Segunda Vivienda o Second Home Destacado en Zona de Playa.
• Premio a la Trayectoria Profesional
• Reconocimiento a Trayectoria
• Reconocimiento a la Excelente Empresarial 2024
Dino Campagna, "Dinín", es un verdadero triunfador en las tres fases de la vida: La familia, la profesión y la amistad. Como amigo, lo conocí hace más de treinta años jugando tenis. ¡Me ganó! Pero, a pesar de esa "triste experiencia" (para mí), su gran sensibilidad y genuino afecto hizo que nuestra amistad floreciera en grande.
Como esposo y padre, ha formado junto a su cariñosa esposa, Alexandra, una familia ejemplar. Como profesional, siempre busca la forma de ofrecer un producto único y superlativo para la satisfacción de sus clientes—que invariablemente lo ha distinguido. Esta característica ha sido su más destacada publicidad: El cliente orgulloso de su inversión. ¡Dinín, se te quiere y admira inmensamente!
Dino y yo compartimos algunos años de estudio en Italia, años que siempre recordaré como una etapa maravillosa de nuestras vidas. No solo aprendimos en lo académico, sino que descubrimos juntos la riqueza de las culturas europeas. Estoy convencida de que esa experiencia marcó un antes y un después en su vida.
Dino siempre fue un hombre disciplinado, ambicioso y con sueños claros. Lleno de determinación, fundó su propia compañía cuando regresó a nuestro país, y se ha dedicado con pasión a desarrollar importantes proyectos inmobiliarios.
Pero más allá de lo profesional, como amigo y hermano Dino es inigualable: solidario, atento y presente, incluso cuando no está físicamente, uno siempre sabe que puede contar con él.
He tenido el placer de conocer al Ing. Campagna Ricart, Dino para sus amigos, desde nuestros tiempos de adolescencia, hace más de cinco décadas. Dino siempre ha sido un caballero y un buen amigo. En 1975 ingresamos juntos a la universidad, donde fue de los pocos que pasó de entrada el examen de matemáticas avanzadas. Se destacó como un excelente estudiante, manteniendo siempre el equilibrio entre ser un buen amigo, un buen alumno y un líder en múltiples proyectos.
El ingeniero Campagna se ha dedicado a construir apartamentos con las mejores terminaciones del mercado, un segmento que ha liderado desde sus inicios.
Me quito el sombrero ante mi amigo y colega: ¡CHAPEAU!
“LA
A DONDE NOS ENCONTRAMOS HOY, GUIADOS POR LOS VALORES DE LA HONESTIDAD, CAPACIDAD, DEDICACIÓN E INNOVACIÓN”.
Desde sus primeros años en San Francisco de Macorís, Raúl Rizek respiró el ambiente de la construcción. Hijo de ingenieros, creció entre planos, equipos pesados y el olor persistente del cemento fresco. Hoy, más de tres décadas después de haber fundado su propia empresa junto a su hermano, Rizek es una figura clave en el desarrollo de la infraestructura dominicana. Ha participado en algunos de los proyectos viales más relevantes del país, desde la circunvalación de Santo Domingo hasta la Avenida Ecológica, y lidera una empresa que ha sabido combinar innovación técnica, compromiso ético y visión de futuro.
En esta conversación para Construmedia, el presidente de Constructora Rizek & Asociados repasa su historia familiar, su formación como ingeniero civil, los hitos que han marcado su trayectoria profesional y los principios
Palacio de Justicia Santo Domingo Este
que han guiado su liderazgo. También habla de su faceta más personal: la familia, la pesca, la aviación, y de su rol actual como presidente de la Cámara Dominicana de la Construcción, desde donde proyecta su visión sobre el presente y futuro del sector.
La historia de Raúl Rizek es la de un profesional que ha sabido construir, literal y figuradamente, estructuras sólidas, tanto en el plano técnico como en el empresarial. Con visión estratégica y una mirada puesta en el desarrollo del país, su legado sigue creciendo, cimentado en el trabajo, la innovación y el compromiso.
INFANCIA Y FORMACIÓN: ENTRE PLANOS Y CEMENTO
Desde niño, Raúl Rizek estuvo rodeado del lenguaje de la ingeniería. Nacido en San Francisco de Macorís en el seno de una familia de cinco hermanos, creció bajo la influencia directa de sus padres: su madre, ingeniera arquitecta, y su padre, el ingeniero civil Salomón Rizek, quien dejó su huella en múltiples edificaciones de su ciudad natal, incluido su estadio deportivo.
“Nosotros olemos el cemento desde la niñez”, recuerda con naturalidad, haciendo evidente que la vocación por la construcción no fue una decisión repentina, sino un legado que se fue sembrando desde la infancia. En 1975, su familia se trasladó a Santo Domingo. Él apenas tenía diez años, pero ya comenzaba a observar el mundo con ojos de constructor.
Convencido desde temprano deque su camino era la ingeniería civil, Rizek ingresó a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), donde se graduó en 1987. Complementó su formación con una maestría en Gestión
de la Construcción, también en la misma universidad. Aunque brevemente consideró otras disciplinas como la medicina o la administración, nunca dudó del verdadero rumbo: “Lo que me gusta es la ingeniería civil. Lo que siempre he admirado de mis padres”, nos cuenta.
Su primer contacto profesional fue como empleado en el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), donde supervisó obras. Luego de ese primer contrato, que consistió en la construcción de una nave industrial en la zona franca de San Francisco de Macorís, no volvió a mirar atrás.
FUNDANDO UNA EMPRESA FAMILIAR
A finales de los años 80, Raúl Rizek y su hermano Salomón, ingeniero eléctrico, fundaron juntos su propia empresa: Constructora Gisele, el embrión de lo que más adelante sería Constructora Rizek & Asociados. Comenzaron con un fuerte enfoque en la construcción de caminos vecinales y obras viales, respaldados por la experiencia y los equipos
pesados que su padre les ayudó a conseguir. Durante sus primeros años, ejecutaron decenas de kilómetros de vías rurales, especialmente en la zona de San Francisco de Macorís. Con el tiempo, la empresa creció, expandiéndose a otras regiones y asumiendo proyectos cada vez más complejos, muchos de ellos financiados por organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
Hoy en d☻ía cuenta con más de tres décadas de experiencia liderando proyectos en el sector de la construcción en la República Dominicana. A lo largo de su carrera, ha diversificado su accionar profesional, sumando más de 20 años en el desarrollo inmobiliario y más de 15 años en los sectores agroindustrial y ganadero. Pero más allá de los números, su trayectoria habla de una visión que apuesta por el crecimiento sostenible, la integración vertical y el desarrollo del país desde múltiples frentes.
Con los años, Raúl Rizek y su equipo pasaron de caminos vecinales a ser protagonistas en grandes proyectos de
infraestructura nacional. La empresa ha tenido participación activa en obras de enorme impacto social y económico, tanto como contratista principal, subcontratista o formando parte de consorcios.
Entre ellas, recuerda con especial orgullo su participación en la circunvalación de Santo Domingo, una vía estratégica de más de 36 kilómetros que conecta los principales corredores viales de la capital. “No fue la obra más costosa, pero sí una de las más desafiantes”, afirma. La complejidad de los suelos obligó a innovar desde los cimientos hasta las capas de asfalto. Tuvieron que trabajar con terrenos de alta plasticidad, traer consultores internacionales y adaptar sus plantas para aplicar el método Superpave, un sistema de pavimentación avanzada poco utilizado en el país.
También lideraron el diseño y construcción de la Avenida Ecológica, desde la Charles de Gaulle hasta la autopista Juan Pablo II, una vía que, según él, “se llenó desde el primer día” por su utilidad inmediata. “Me sorprendió el volumen de tránsito, no necesitó tiempo para adaptarse, era una necesidad latente”, comenta.
La lista de intervenciones es realmente extensa: los distribuidores de tráfico de Constanza, San Francisco de
Circunvalación de Santo Domingo.
Macorís y Villa Altagracia en la autopista Duarte, obras en la autopista del Coral, tramos en la autovía del Este, la carretera Azua–San Juan–Barahona, y la circunvalación sur de San Juan de la Maguana, entre muchas otras. También trabajaron en los elevados del Multimodal de Boca Chica y, más recientemente, en los tramos del Boulevard Turístico del Este, desde la rotonda de Punta Cana hasta Macao.
Lo que distingue a cada una de estas obras no es solo su escala, sino el compromiso técnico y ético con que fueron abordadas. “A veces, el reto de una obra no es solo su tamaño, sino lo que exige de ti como profesional”, señala Rizek.
Durante más de 30 años, Rizek ha estado al frente de obras de gran envergadura, dejando su huella en algunos de los proyectos de infraestructura más importantes del país. Como mencionamos anteriormente, ha estado involucrado en el diseño, contratación y gestión de autopistas que conectan regiones claves. Pero su experiencia también abarca el ámbito industrial, con proyectos como las obras de movimiento de tierra para la mina de oro Pueblo Viejo, en colaboración con Barrick Gold, o las infraestructuras para Ciudad Juan Bosch, el complejo habitacional más ambicioso de la historia reciente del país.
A Raúl Rizek le entusiasman los proyectos desafiantes, aquellos que requieren ingenio y perseverancia. Se involucra a fondo en cada etapa, desde el diseño hasta la ejecución, y contagia a su equipo con esa energía que mezcla pasión técnica con responsabilidad social.
PREMIOS Y CERTIFICACIONES DE CONSTRUCTORA RIZEK
• Reconocida en el sector transporte por la construcción de importantes obras viales, entre ellas el Tramo II de la Circunvalación de Santo Domingo, distinción otorgada por la Cámara Dominicana de la Construcción (CADOCON).
• Asimismo, recibió un reconocimiento en el ámbito de la innovación tecnológica, por la aplicación de nuevas tecnologías en la construcción del mismo proyecto, también por parte de CADOCON.
• Cuenta además con certificaciones bajo la Norma ISO 9001:2015 del Sistema de Gestión de la Calidad.
Palacio de Justicia Santo Domingo Este
EXCELENCIA Y COMPROMISO CON EL DESARROLLO DE LA INFRAESTRUCTURA NACIONAL
La trayectoria en el sector de la ingeniería y la construcción de Constructora Rizek & Asociados es indiscutible. Es una de las compañías líderes en la República Dominicana. Formalmente constituida en 1990, la empresa nació con el propósito de integrar en una sola entidad la experiencia en edificaciones y movimientos de tierra, respondiendo a las crecientes demandas del desarrollo nacional.
Su éxito se fundamenta en tres pilares esenciales: calidad en los trabajos, eficiencia en los tiempos de entrega y competitividad en los precios, principios que la han posicionado como un referente de confianza en la industria. La empresa cuenta con un equipo técnico altamente calificado, una sólida capacidad de planificación y uno de los parques de maquinaria más completos del país. Su portafolio de servicios incluye:
• Obras civiles.
• Movimientos de tierra.
• Asfaltado.
• Hormigón.
• Alquiler de equipos.
Además, se ha especializado en el desarrollo de proyectos de gran escala, tanto en el ámbito minero como en el comercial y turístico, aplicando metodologías de vanguardia y estándares de calidad internacional.
“Nuestra misión es ofrecer productos y servicios que respondan a las necesidades sociales, en diversas ramas de la ingeniería, con un equipo profesional en constante mejora y respaldado por tecnología de punta”, detalla Rizek.
En sus plantas industriales, Constructora Rizek garantiza productos confiables e innovadores en agregados mineros
y asfaltos, priorizando la satisfacción del cliente, el uso de tecnologías modernas, procesos eficientes, personal calificado y un firme compromiso con la mejora continua y el cumplimiento normativo. De igual forma, consideran la seguridad, la salud y la conservación del medioambiente como aspectos vitales de su gestión operativa. Su Plan SSA está diseñado para prevenir accidentes, proteger a las personas y preservar el entorno en cada una de sus obras. Entre sus principales logros en este ámbito destacan:
•Más de 1 millón de horas trabajadas sin incidentes con tiempo perdido en proyectos bajo la supervisión de Fluor Daniel (mina Barrick Gold Pueblo Viejo).
•Índice de frecuencia de incidentes reportables de apenas 0.34 en el contrato K121 (meta: 0.50).
“Nuestro modelo de negocio, o la forma en que operamos como empresa, se fundamenta en la visión, misión y valores que nos unen, en la planificación meticulosa de cada proyecto y en el respaldo constante del equipo humano que hace posible entregar obras de calidad, a tiempo y con altos estándares”, detalla Raúl. Asimismo, cuentan con departamentos de apoyo: finanzas, recursos humanos, tecnología y legal, entre otros, que dan soporte a las áreas claves del negocio: ingeniería, operaciones y comercial, responsables del desarrollo de cada proyecto para cumplir con los requerimientos de los clientes.
Sus proyectos no son fruto del azar. La empresa opera bajo un modelo de integración vertical que le permite controlar todo el proceso: desde la extracción de agregados y producción de asfalto hasta la movilización de maquinaria pesada. Este enfoque garantiza eficiencia, calidad y cumplimiento en cada etapa.
En paralelo, su incursión en el sector inmobiliario ha sido igual de contundente. Como presidente y socio mayoritario de Pradera Verde, ha liderado el desarrollo de más de diez proyectos habitacionales, con propuestas que van desde residenciales de 150 hasta 1,200 unidades, además de un centro comercial a cielo abierto de 15,000 metros cuadrados. Todo esto sobre más de 500 acres de terrenos urbanos estratégicamente localizados, que hoy representan un importante banco de tierra para futuros desarrollos.
Pradera Verde, Parque Verde, Terrazas del Parque, Habitat 1-2-3, Alvento... encierra una apuesta por el diseño funcional, la calidad y la creación de comunidades. A estos se suman proyectos de uso mixto como el centro comercial Colina Centro y propuestas turísticas como el hotel Emotions Puerto Plata, hoy en operación. Todos nacen bajo la misma filosofía: integrar el diseño, la construcción, muchas veces con sistemas prefabricados propios, y la comercialización en un solo proceso, con equipos internos que garantizan coherencia y resultados.
CONSTRUCTORA RIZEK EN PROYECTOS CLAVES
Trabajos en la Barrick Gold Pueblo Viejo
A lo largo de su trayectoria, Constructora Rizek ha estado presente en algunos de los proyectos de infraestructura más relevantes de la República Dominicana, entre ellos podemos mencionar:
• Ampliación de la nueva pista del Aeropuerto Internacional de Punta Cana.
• Trabajos en el Aeropuerto Internacional de La Romana.
• Carretera Baní–Azua y autopista Barahona, conectando el sur y suroeste del país.
• Autopista Santo Domingo–Samaná, vía estratégica hacia la región turística de Samaná.
• Movimientos de tierra en la mina de oro Pueblo Viejo (Barrick Gold).
• Infraestructura y urbanización del proyecto Ciudad Juan Bosch (+50,000 viviendas).
• Obras de infraestructura para el desarrollo turístico de Cap Cana.
• Boulevard Turístico del Este (tramo Punta Cana–Macao).
• Distribuidores de tráfico en Constanza, San Francisco de Macorís y Villa Altagracia.
• Circunvalación de Santo Domingo (tramo II – diseño y construcción).
• Avenida Ecológica (desde Charles de Gaulle hasta la autopista Juan Pablo II).
• Elevados del Multimodal de Boca Chica (en consorcio con Grupo Moya).
• Circunvalación Sur de San Juan de la Maguana.
Cada uno refleja el compromiso de la empresa con la calidad, la innovación y el desarrollo sostenible del país.
Para Raúl Rizek, más allá de la maquinaria, el diseño o la ejecución, lo que sostiene una empresa a lo largo del tiempo es la integridad. Es de los que cree que el verdadero legado no se construye con metros cúbicos, sino con decisiones éticas. “Una empresa contratista en un país pequeño tiene que aferrarse a sus principios si quiere perdurar. No se pueden cortar ‘esquinas’. La ‘esquina’ que cortas hoy te va a pesar mañana”, explica.
Ese compromiso con la rectitud ha sido clave para que Constructora Rizek trabaje con empresas de clase mundial como Fluor Daniel, una de las firmas de ingeniería más exigentes del mundo. Gracias a esa experiencia, mantienen actualmente vínculos con Barrick Gold Pueblo Viejo, cumpliendo con estándares internacionales de seguridad, calidad y sostenibilidad.
Su filosofía es clara: crecer, pero no a cualquier costo. “No queremos ser la empresa más grande ni la más famosa, queremos ser una empresa reconocida por su forma de actuar, por su honestidad, por su compromiso con
los clientes y con el país. No vamos a hacer nada que perjudique a la República Dominicana. Nuestro trabajo siempre tiene que sumar”, sostiene.
Nos encontramos frente a un hombre que ha hecho de la coherencia una forma de vida. Su liderazgo no se define solo por la magnitud de las obras que ha desarrollado, sino por la manera en que las ha concebido: con rectitud, responsabilidad y compromiso con el país.
Su trayectoria está marcada por esa fidelidad a los principios. Desde los inicios de su carrera ha tenido claro lo que puede hacer, lo que no debe hacer y, sobre todo, lo que no está dispuesto a sacrificar.
En un sector donde los cambios políticos, las presiones comerciales y los atajos pueden poner a prueba la integridad, Rizek ha optado por un camino más exigente, pero más firme: el de la transparencia, la mejora continua y el respeto absoluto por la República Dominicana. Quienes lo conocen destacan su disciplina, su capacidad de trabajo, su sencillez y su visión de largo plazo.
Además de su rol como empresario, Raúl Rizek es desde hace tres años el presidente de la Cámara Dominicana de la Construcción, institución a la que ha estado vinculado desde hace más de una década. “Fue don Diego de Moya quien me invitó a integrarme a la junta directiva. Desde entonces ha sido una experiencia enriquecedora”, relata.
Su participación gremial le ha permitido ampliar su mirada del sector y representar a la Cámara en espacios clave, como el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) y la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC). “Ha sido una escuela tremenda. Me ha permitido entender cómo las normas impactan a distintos sectores, conocer experiencias de otros países y ver que muchos de nuestros desafíos son compartidos en toda América Latina”.
La industria de la construcción insiste, es una vocación noble, una forma de servir al país con ética, técnica y visión. Por eso, su consejo para las nuevas generaciones es claro: “Trabajen duro, sin prisa, y aférrense a sus principios. No se trata solo de ganar dinero, eso llega por añadidura. Se trata de actuar con rectitud y de entender que los profesionales de hoy, sobre todo en nuestro país, tenemos una responsabilidad histórica”, finaliza.
Fuera de las obras y los planos, Raúl Rizek es un hombre profundamente familiar. Lleva más de tres décadas casado con Ivonne Mañón, a quien conoció en la universidad. “Ella estudió mercadeo, no ingeniería, pero ha sido un gran apoyo en todos los proyectos”, comenta. Tienen dos hijas: María Lourdes, que estudió Construction Management en la Universidad de Florida y actualmente reside en Estados Unidos, e Isabel Caterina, diseñadora de interiores formada en la Savannah College of Art and Design y en Domus Academy (Milán), quien ya trabaja junto a su madre en el área inmobiliaria de la empresa.
Ambas hijas, aunque desde disciplinas distintas, han seguido el camino de la construcción, lo que
confirma que en la familia Rizek “eso va en la sangre”. Entre los proyectos más recientes de esta nueva generación se encuentra Colina Centro, un centro comercial desarrollado por la familia en Santo Domingo, acompañado por un conjunto habitacional detrás, que forma parte de su línea de promoción inmobiliaria.
A nivel personal, Rizek se describe como un hombre de retos. Disfruta de la pesca, del ambiente marino, de la ganadería y de la aviación, pasiones que cultiva con la misma dedicación que su carrera. “Estoy aprendiendo a volar a los 59 años… y sí se puede”, afirma con entusiasmo. Su amor por la naturaleza viene desde niño, cuando fue boy scout , una etapa que le inculcó respeto por la tierra y la responsabilidad social.
Comencé a trabajar con Raúl hace más de 20 años. En lo personal ha sido más que un tío, en lo profesional un mentor; aprendí el trabajo incansable con él, el trabajar no solo por dinero, sino por pasión, por aportar al país, por orgullo profesional. También a ser empático con el cliente y aspectos claves como la honradez y la ética. Hemos enfrentado grandes retos profesionales que gracias a Dios hemos superado, creciendo como grupo y como profesionales de manera individual. He aprendido sobre muchos errores que de alguna manera enfrentó y supo transmitirme los conocimientos propios de sus experiencias. Como profesional, es un emprendedor innato, con una pasión increíble hacia las obras, perfeccionista, trabajador incansable. Como persona, es muy empático, de carácter fuerte, pero noble; honrado, optimista, audaz.
“Rául y yo nos conocimos y nos casamos muy jóvenes; me enamoré de su inteligencia, sinceridad y sencillez. Desde siempre con muchos deseos de progresar y trabajar, ha sido un excelente esposo y padre, preocupado por toda su familia, que es lo más importante para él. Es mi apoyo y mi compañero ideal, una persona que se preocupa por el bien común y ama a su país”.
“Raúl tiene valores fundamentales, pero lo destacan sobre todo su carácter humano y solidaridad, los cuales ha forjado con empatía, cercanía y apoyo. Como profesional, ha ejercido su carrera basada en la honradez, siempre motivándonos en esa dirección, y en el compromiso con el trabajo, clientes y el país; siempre contribuyendo al aporte social: que el trabajo no sea solo un medio para ganar dinero, sino que ayude a cubrir una necesidad real de la sociedad y su desarrollo, con el fin de dejar un legado”.
“ES UNA GRAN SATISFACCIÓN LA QUE SE SIENTE CUANDO LUEGO DE HABER TERMINADO UN PROYECTO, PASAN LOS AÑOS Y LO VES COMO UN PRODUCTO DEL ESFUERZO Y LA DEDICACIÓN, Y SENTIR ORGULLO COMO SI SE TRATARA DE UN HIJO".
Cuando Ramón Aguilera iniciaba sus estudios de ingeniería seguramente no se imaginaba que su carrera se enfocaría en un elemento que, para gran parte de la humanidad pasa desapercibido, aunque ha estado presente desde tiempos muy remotos como testigo y partícipe, a la vez, del desarrollo de las sociedades. Nos referimos al asfalto.
Bajo nuestros pies cada vez que salimos a las calles, ya sea caminando o en vehículos, y sin dejar de citar los aeropuertos y sus largas pistas, las vías que transitamos de manera cómoda y segura no existirían sin este elemento indispensable para infraestructuras viales que son, en gran medida, protagonistas del progreso en cualquier parte del mundo.
El ingeniero Ramón Aguilera y su empresa han podido desarrollar, a través de las décadas, una importante obra donde el asfalto ha sido el elemento diferenciador entre un antes y un después en cada comunidad, ciudad y sector que ha visto cómo el trabajo y el esfuerzo de hombres dedicados, junto a eficientes maquinarias, han dejado una huella que habla de mejoría en la calidad de vida de sus habitantes.
Ramón Aguilera estudiaba en el Colegio San Francisco de Asís, y llegó desde Santiago, en 1978, para poder estudiar en la UASD porque sabía que era la mejor opción para la preparación que buscaba en una profesión que, sin dudas, le prometía grandes retos y oportunidades de crecimiento. "La carrera de ingeniero civil la tomé porque siempre me han gustado las matemáticas. Creo que eso impulsó, en gran medida, que me decidiera por esta profesión, pues desde niño me sentía muy bien con los números, creo que es un don que me ha dado Dios".
"Yo me gradué como ingeniero en la vertiente estructural. En ese tiempo, en la UASD habían tres vertientes en la carrera: hidráulica, vial y estructural. Aunque me gradué especializado en estructura, he desarrollado mi carrea en el aspecto vial de la carrera. Y ya en el 1978 todos los colegas tenían referencias mías como ingeniero que se dedicaba al asfalto, por lo que todos los trabajos de ese tipo me llegaban a mí para realizarlos. En ese tiempo, todos los trabajos de parqueos y vías de acceso a los proyectos yo los hacia. Recuerdo muy bien que en 1984 fue el primer trabajo que pude realizar, en el área de mantenimiento vial en el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Ahí comenzamos con muy buena trayectoria, pues fueron muy buenos inicios. Y ya en 1986 comencé a independizarme, a hacer todos los trabajos en el ámbito de la ingeniería".
El ingeniero Aguilera cuenta que, en 1994, a través de Obras Públicas, consiguió su primer contrato, su primera gran obra, que fue en el Barrio Enriquillo, de Sabana Perdida, siendo secretario de ese ministerio el ingeniero Eduardo Estrella, quien es ahora ministro de Obras Públicas.
"Recuerdo que se le dio mucho calor, mucho amor a ese primer proyecto, y comenzamos a sentar las bases para armar la estructura del negocio con la compra de los equipos necesarios, en 1996, 1997, como son los equipos para la pavimentación, rodillos y demás, lo cual nos facilitaba en gran medida el trabajo que debíamos realizar".
"En el año 2000, se realizó un proyecto de construcción a nivel nacional, donde pude participar realizando obras de asfalto en toda la zona de la capital, y luego, en el año 2003 y 2004, participé en la pavimentación de la Autopista Las Américas, desde el Puente San Carlos al peaje. En esa ocasión, como subcontratista, sin dudas, adquirimos muy buena experiencia en esa oportunidad".
Para el niño Ramón, el esfuerzo digno y tesonero de sus padres por levantar una familia fue el mejor ejemplo que pudo recibir, y que le enseñó, desde muy temprana edad, a que no hay triunfo sin sacrifico, y que solo en el diccionario el éxito está primero que el trabajo.
"Mi padre era un simple obrero y mi madre era profesora del Colegio San Francisco de Asís, donde yo estudiaba. De mis hermanos, puedo decir que todos son profesionales, pero se decidieron por profesiones diferentes a la ingeniería civil".
"Una de las cosas que yo siempre recuerdo es el caso de un profesor apellido Méndez Terrero. Como dije anteriormente, en el 1978, en la Universidad, había tres vertientes de la ingeniería, y este profesor nos decía a todos que cuando nos graduáramos, sin importar la vertiente por la que enfocáramos nuestra carrera, cuando llegara el momento en que nos asignaran un proyecto, siempre dijéramos que éramos los mejores en esa área. Y nos explicaba que, lo que teníamos que hacer era armar una estructura y darle amor, dedicación y persistencia. Finalmente, con los años, creo que todos aprendimos el valor de esas palabras, pues hemos comprobado que esa es la clave para que los proyectos terminen bien".
Planta de Asfaltado de Constructora Aguilera Quezada
Ramón Aguilera nos cuenta que cuando empezó la empresa, Constructora Aguilera Quezada, no tenía la estructura ni equipos sofisticados. "Teníamos un personal que colocaba el asfalto de manera manual, y el rodillo que teníamos había que montarlo en una camioneta para llevarlo al lugar donde se realizaría la obra. Eran equipos básicos para hacer el trabajo. Pero ahora ya tenemos equipos especializados y altamente eficientes. Ahora, con la máquina estabilizadora, podemos comenzar a trabajar el suelo cuando tienen deformaciones y, con un porcentaje de cemento y sin eliminar ese mismo material, podemos aprovecharlo y solucionar el problema".
Los conocimientos actuales y el desarrollo de la tecnología aplicada a los equipo ha contribuido enormemente al avance de esta vertiente de la ingeniería, pues como explica el ingeniero Aguilera, las máquinas pavimentadoras modernas vienen con sensores especiales que garantizan óptimos resultados en el trabajo.
"Cuando veo una carretera terminada en un lugar donde sus moradores nunca habían visto el asfalto, se siente una satisfacción muy grande. Ver cómo hemos contribuido al desarrollo de una comunidad a través de nuestro trabajo. Cuando se pavimenta una carretera no solo hay desarrollo, el valor de las propiedades de esa comunidad aumenta, hay condiciones para que la higiene y la salud sean más adecuadas, son un sin número de cosas que se van sumando y que nos hacen reflexionar en la contribución que hacemos gracias a nuestro trabajo".
El ingeniero Aguilera comenta, con mucho orgullo, cómo han sido testigos de lo que pasa cuando se pavimenta un sector. "Una vez terminada una calle, ya los moradores son capaces de cuidar más su entorno, barrer, pintar sus casas, porque entienden que ha habido una mejoría en su calidad de vida. Es una satisfacción muy grande la que se vive, ya que uno se siente útil para los demás".
"Nos hemos concentrado, a través de las décadas, en el trabajo vial. Siempre hemos tratado de quedarnos en nuestra área de especialización, sin necesidad de involucrarnos ni invertir en otros aspectos que, a veces, no conocemos bien".
La empresa ha crecido mucho, gracias a la calidad del trabajo realizado y las responsabilidades de entregar los proyectos a tiempo.
El asfalto es un material bituminoso que se utiliza ampliamente en la construcción de carreteras, calles y otras estructuras debido a sus propiedades únicas, y se fabrica a partir del refinamiento del petróleo crudo. El proceso de fabricación incluye la extracción y refinamiento del petróleo, la mezcla y calentamiento de los componentes, y el moldeado y enfriamiento del asfalto resultante. Durante el proceso, se ajustan las propiedades del asfalto para adaptarlo a las diferentes aplicaciones o necesidades.
Gracias a la capacidad que tiene Constructora Aguilera Quezada para el reciclaje del asfalto, al año pasado fue notable la noticia del ahorro de millones de pesos hecha por el Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones para la reconstrucción de carreteras.
Según una nota de prensa publicada en noviembre de 2024, este tipo de tecnología se utiliza en Estados Unidos y Panamá, y por primera vez en República Dominicana, para tener carreteras de primera calidad a bajo costo y menor impacto ambiental. Y como ejemplo, se habló de la reconstrucción de la carretera que conduce a Carrera de Yeguas, provincia San Juan.
La nota también destacaba no solo la reconstrucción de esta carretera, sino que por primera vez en el país se está utilizando el reciclaje del asfalto, mediante el corte de la base para recolocarlo y así lograr múltiples beneficios en los 13 kilómetros de esta carretera, gracias al método que realiza la constructora Aguilera Quezada, lo que implica para MOPC y el Gobierno un ahorro mayor a 150 millones de pesos, ya que se evita tener que colocar una nueva base, extraer, fresar el asfalto existente y estabilizarlo.
La Constructora Aguilera Quezada cuenta con una vasta experiencia en el sector construcción, y ha realizado numerosos proyectos entre los cuales están:
• Suministro de hormigón asfáltico y colocación de HAC en proyectos para las provincias de la región sur.
• Construcción del muro de gaviones en la ribera del río Nigua, sector Lavapiés, San Cristóbal.
• Reconstrucción de las calles internas de la comunidad de Derrumbadero, Central Hidroeléctrica Domingo Rodríguez, San Juan de la Maguana.
Construcción del puente Hato Dama sobre el río Nigua, para los municipios Medina, La Cuchilla, Villegas y Hato Dama, provincia San Cristóbal.
• Rehabilitación de las calles de los barrios Doña Chucha, Cañada Honda y Los Novas, provincia San Cristóbal.
Camino de Matalarga
• Reconstrucción de tramo camino carretera La Jagua-Sabaneta, Central Hidroeléctrica de Sabaneta, provincia San Juan de la Maguana.
• Construcción, reconstrucción de carreteras, puentes, alcantarillas y caminos vecinales en las provincias Duarte, Sánchez Ramírez, Hermanas Mirabal y Espaillat.
• Reparación de la carretera Azua y canalización de río Jura.
• Reconstrucción tramo carretero Hato Dama-Jamey, distrito municipal Hato Dama, Central Hidroeléctrica Valdesia, provincia San Cristóbal.
• Rehabilitación de los caminos Santa María-Boruga y Santa María-Mata Paloma, provincia San Cristóbal.
Construcción y reconstrucción del camino vecinal Los Copeyes, Central Hidroeléctrica Domingo Rodríguez, provincia San Juan de la Maguana.
PALABRAS PARA TOMAR COMO GRAN EJEMPLO
Si recopiláramos la experiencia acumulada por el ingeniero Aguilera tanto en su vida personal como profesional, agotaríamos varios tomos. Pero nos quedamos, por el momento, con algunas de ellas, que son muestra de su calidad humana y su gran capacidad de trabajo.
"El ser humano siempre tiene que dedicarse y hacer lo posible para que se haga todo con dinamismo y pasión. Hemos enfrentado muchos problemas en el área de ingeniería vial, pero hemos encontrado las soluciones precisas porque, como familia y como profesionales, tenemos el pleno convencimiento de que cuando aceptamos un reto, debemos asumir el compromiso y salir airosos de él. Cada cosa que hacemos debemos hacerla con criterio. Es una enseñanza de un ingeniero que me subcontrató en el 1997. Todo lo que hagamos, debemos hacerlo con criterio. Eso lo mantengo en mi memoria, y nunca he tratado de hacer las cosas solamente por ganar, sino por la satisfacción del trabajo bien hecho".
"Es una gran satisfacción la que se siente cuando, luego de haber terminado un proyecto, pasan los años y lo ves como un producto del esfuerzo y la dedicación, y sentir orgullo como si se tratara de un hijo. Deseo decirles a los jóvenes que quieran dedicarse a esta profesión, que la ingeniería es una de las disciplinas más bellas que existen. Como ingeniero, es algo que disfruto plenamente".
Aguilera no duda en decir que los conocimientos actuales y el desarrollo de la tecnología aplicada a los equipos, han contribuido enormemente al avance de esta vertiente de la ingeniería, la vial, esa que a través de las décadas se ha convertido en su modo de vida. Junto a su familia y colaboradores, no hay dudas de que su contribución a la sociedad a través de sus obras, su dedicación al trabajo diario y los retos afrontados así lo demuestran.
LA FAMILIA AGUILERA QUEZADA
"Los colaboradores más importantes que tengo son mis hijos y mi esposa. Los tres hijos son ingenieros, y se han desarrollado en la misma área que yo, así que todos nos dedicamos al asfalto. Es por ello por lo que siempre digo que el apoyo más grande que he tenido en mi trayectoria ha sido el de mi familia.
Siento la satisfacción de que mis hijos se han dedicado a trabajar, siempre con el compromiso de hacer las cosas bien. Tenemos una filosofía que compartimos todos, y es que, lo que se vaya a hacer, sea para el bien común. Yo siempre pluralizo lo que tengo, y estoy muy contento de todo el apoyo que me han dado. Aunque mis hijos tienen, cada uno, sus compañías aporte, pero nos complementamos en todo momento".
Su esposa, la ingeniera química Yina Quezada, es la gerente de producción en la planta de asfalto de la empresa. Anteriormente, trabajó como encargada de la sección de laboratorio de asfalto del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, pero hoy, tal como destaca el ingeniero Aguilera, desempeña una labor que es parte muy importante del día a día.
Ramón Gabriel Aguilera Quezada, el mayor de los tres hijos, es gerente general de la empresa. Estudió Ingeniería
Civil en el Instituto Tecnológico (INTEC), y cuenta con una maestría en Administración de la Construcción en la misma universidad. Tras terminar sus estudios, la familia prefirió que antes de entrar a la empresa ganara experiencia en otro lugar, por lo que sus primeras responsabilidades profesionales las desarrolló en la Constructora SanojaRizek.
Desde 2023, es el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Asfalto (ANPRAS) para el periodo de gestión que concluirá este 2025.
Joel Gabriel Aguilera Quezada es el segundo hijo de sus padres. Ingeniero civil de profesión, obtuvo su título en el Instituto Tecnológico (INTEC). Actualmente es el gerente de operaciones del grupo familiar, por lo que se encarga de coordinar a todo el personal y los equipos necesarios para realizar los proyectos asignados. Una labor, sin dudas, que requiere de precisión, y que él ha sabido afrontar con gran compromiso y responsabilidad.
Gina Patricia Aguilera Quezada es la menor de los tres y desempeña la función de gerente administrativa. También es ingeniera, graduada de INTEC, y siempre supo que se dedicaría a esta profesión porque creció con el ejemplo de sus padres. Además, como confiesa, desde pequeña le encantaban las matemáticas, y los cálculos le salían de manera muy natural.
Lo conocí desde sus inicios de carrera y desde siempre mostró su compromiso al trabajo, lo trabajador y esforzado que es, siempre mostró su ética de profesional en cada proyecto que colocaron en sus manos y nunca decepcionó, ha sido así como padre y profesional.
Como empresario se ha desarrollado en un área muy difícil y ha demostrado ser un excelente empresario, enseñándole a sus hijos esos mismos valores como seres humanos.
Ramón es un emprendedor que tiene más de 10 años trabajando en la zona de Bahoruco, en la producción de asfalto, construyendo carreteras en toda la zona. Hemos estado trabajando por más de 10 años juntos, ya que le proveemos de la materia prima para la producción de asfalto.
Ha aportado mucho, sin lugar a dudas, en la construcción de largos kilómetros de carretera. Personalmente veo a Ramón como un profesional con mucho conocimiento de su área, y para mí es una persona digna de considerarse un ingeniero de prestigio.
Conozco a Ramón desde 1978. Fuimos compañeros de promoción en la UASD. Es muy conocido por la jovialidad, lo positivo y lo alegre que es. Hemos tenido la dicha de continuar cerca, aunque no en los mismos proyectos.
En todas las facetas que le he conocido ha sido ejemplar. Es un ser humano honesto y responsable. Como profesional y como persona. Es muy luchador, muy correcto, su empeño lo ayudó a crear un gran consorcio, haciendo como cabezas a sus pilares, sus hijos y su esposa.
“A TRAVÉS DE MI TRABAJO PROCURO MANIFESTAR MI COMPROMISO CON LAS SOLUCIONES REALES Y LA SEGURIDAD ESTRUCTURAL, ASÍ COMO MI PENSAMIENTO CRÍTICO Y VISIÓN RESPONSABLE DEL CRECIMIENTO DE LA CIUDAD”.
Francisco Batista "Cuqui" es una figura esencial en la historia de la arquitectura dominicana. Con una trayectoria que abarca más de ocho décadas, su obra ha dejado una huella profunda en el paisaje urbano, especialmente en Santiago de los Caballeros, su ciudad natal, y en Santo Domingo, donde firmó edificaciones emblemáticas como el Palacio de Bellas Artes.
Visionario, meticuloso y profundamente ético, Cuqui ha concebido la arquitectura como un acto de servicio y responsabilidad, más allá de la forma, al servicio de la función y la vida. A sus cien años, se mantiene lúcido, crítico y activo, con la misma serenidad y rigor que lo han caracterizado siempre. Su legado trasciende los planos: está en las ideas, en las ciudades y en las generaciones que formó con humildad, integridad y compromiso.
Hablar de Cuqui Batista es hablar de una figura que trasciende su vasta obra arquitectónica. Su legado no solo se mide en urbanizaciones, edificios o planos, sino en la huella humana, ética y espiritual que ha dejado en cada persona que trabajó o se formó a su lado.
Riguroso hasta el detalle y con una sorprendente lucidez a sus 100 años, Batista ha sido descrito por sus allegados como un hombre sereno, fuerte, decente y profundamente generoso. Su forma de enseñar no era grandilocuente, ni egocéntrica: era cercana, meticulosa, llena de sabiduría práctica y de una sensibilidad profunda hacia la ciudad y sus habitantes. Para él, la arquitectura era un oficio que requería desapego, humildad y entrega total.
Es un lector apasionado, pero también escribe mucho. Gran parte de sus criterios y conceptos son el resultado de su afán de conocimiento a través de la crítica y textos de arquitectura y urbanismo considerados paradigmáticos. La idea de don Cuqui sobre los problemas urbanos alcanza posiciones muy particulares como consecuencia de años de reflexión y comprobación de soluciones, que a su juicio, han resultado desfavorables para la
Sus discípulos coinciden en que trabajar con Cuqui era una experiencia transformadora. Cada trazo a mano alzada, cada noche en vela en el taller, cada pausa para el café compartido, se convertía en una lección de vida. Les enseñó que la arquitectura no se trataba sólo de formas o estilos, sino de principios: rigor, honestidad, claridad en el diseño, compromiso con el clima y el entorno, y, sobre todo, amor por lo que
A pesar de su prestigio, nunca se consideró un maestro infalible. Su actitud crítica — incluso consigo mismo— y su constante curiosidad revelan una mente inquieta y un espíritu que jamás se conformó. Como él mismo dijo: "He sido un simple dibujante toda mi vida". Esa afirmación, lejos de restarle valor, sintetiza su filosofía de vida: menos vanidad, más trabajo; menos títulos, más propósito.
En palabras de sus colegas y familiares, Cuqui es más grande como persona que como arquitecto, y eso ya es mucho decir. Es un hombre que, como un ángel o una brisa suave, transformó vidas desde el silencio, el ejemplo y la constancia.
Los inicios de Don "Cuqui" están marcados por una sensibilidad precoz hacia el entorno, el orden espacial y la belleza de lo funcional. Nacido el 6 de junio de 1925 en Santiago de los Caballeros, en una familia de raíces santiagueras, creció rodeado de referentes culturales, una ética de trabajo austera y un sentido del deber que marcarían profundamente su carácter. Se crió cerca del tribunal local, un espacio que despertó en él una temprana curiosidad por el derecho.
"Yo creía que podía ser abogado", cuenta. Se acercaba a los juzgados con dulces para entablar conversación con los escribientes, fascinado por las dinámicas judiciales, por los razonamientos de los abogados y por la lógica que subyacía en los conflictos legales. Se consideraba capaz de detectar el busilis, ese punto difícil que todo problema esconde, lo que lo hacía pensar que tenía madera para ejercer la abogacía.
Pero su destino cambió con la lectura de un libro argentino sobre proyección de proyectos. Aquel hallazgo
fue una revelación. Comprendió que podía ser más útil a la sociedad como arquitecto que como abogado. Su primer encargo llegó de un carpintero con un solar que necesitaba diseñar su casa. "Así que, como futuro abogado, hice mi primer plano", recuerda con ironía. Su habilidad para el dibujo, ya reconocida por sus pares, se convirtió en el vehículo para una nueva vocación.
En 1945 se trasladó a Santo Domingo para estudiar arquitectura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Sus primeras maestras fueron las francesas María y Clara Esperón, en Gurabito (Santiago) y luego lo influyen en su preparación y formación don Sergio Hernández, Antonio Cuello, Casimira Heureaux, Claudio Fournier, Andrés Avelino, Amos Sabrás, Guillermo González, Wright, Le Corbusier, Gropius, Mies, Neutra, entre otros. Fue asistente de destacados arquitectos como Henry Gazón-Bona, José Antonio Caro Álvarez, Guido de Alessandro, Bernal Bonnet y Mario Penzo. También trabajó para el ingeniero Pablo Bonilla, con quien colaboró en el diseño del Palacio de Bellas Artes, un edificio al que volvería años más tarde como autor integral de su versión definitiva.
Edificio Profesional, Av. las Carreras, Santiago de los Caballeros
A inicios de los años 60, en pleno contexto de cambios sociales tras la caída del régimen de Trujillo, Cuqui regresó a Santiago tras una breve experiencia internacional. Junto a su hermano Pedro estableció un taller improvisado en una habitación del Hotel Mercedes, con mesas de dibujo construidas artesanalmente. Desde ese rincón modesto comenzó a gestarse una de las trayectorias arquitectónicas más fecundas y visionarias del Caribe.
Uno de sus primeros proyectos fue la estación del Cuerpo de Bomberos de Santiago, ubicada en la avenida 27 de Febrero con 30 de Marzo, diseñada en plena transición democrática. Desde entonces, su enfoque fue claro: pensar desde la ciudad, para la ciudad. No concebía la arquitectura como un ejercicio decorativo, sino como una responsabilidad social. Ya fuera una iglesia, una vivienda o un plan maestro urbano, su sello era evidente: orden, honestidad espacial, comprensión del clima tropical y una profunda reflexión sobre el uso del espacio.
Cuqui sostenía que "el que diseña, dibuja", y criticaba
con firmeza a quienes copiaban modelos de revistas sin comprender el contexto. Para él, cada trazo era una toma de posición ética. Su forma de vestir sencilla pero pulcra —pantalón caqui, camisa blanca de manga corta, sombrero de tela— también era una declaración estética de principios.
Aunque Cuqui Batista se definía con humildad como "un simple dibujante", su formación fue rigurosa, profunda y sostenida por una curiosidad intelectual que nunca se apagó. Fue un lector incansable y un pensador meticuloso. Obras como Saber ver la arquitectura de Bruno Zevi o Comunidad y privacidad de Christopher Alexander formaban parte de su canon personal. En su ensayo Arquitectura, Diseño I, Pensum II y Escuela III (1995), reflexionaba sobre los enfoques contemporáneos de la disciplina con una claridad visionaria: "El diseño será solo dependiente de exigencias en razón de funciones o servicios. El color podrá influir en la aceptación conceptual como factor de venta dinámica o pasiva".
Fue miembro de las firmas BEGEV & Asociados y TISA, y trabajó por más de cuatro décadas en la empresa Mera Muñoz y Fondeur (1960-2001). Su obra abarca proyectos públicos, privados, urbanos, viales y residenciales. Entre sus obras destacan el diseño final del Palacio de Bellas Artes en el Distrito Nacional, los puentes de la Autopista Duarte entre Santiago y Santo Domingo, "Son 26 puentes, yo los dibujé", aclara con orgullo, el edificio del Partido Reformista Social Cristiano, el Edificio Profesional en la avenida Las Carreras, y la primera edificación de la PUCMM. En ese tenor, una anécdota muy particular es cuando fue invitado por Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, primer rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, a un viaje por diversos campus universitarios de los Estados Unidos, con el fin de estudiar modelos y referentes para el desarrollo del campus de Santiago. De esa experiencia nació el primer plan maestro de la PUCMM, bajo su responsabilidad directa, así como los primeros edificios construidos en el recinto, entre ellos la estructura fundacional que, según él mismo señala, fue la única con previsión sísmica desde sus cimientos.
Durante ese viaje, tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Walter Gropius, fundador de la Bauhaus.
Y aunque inicialmente Gropius se negó a recibirlo por falta de tiempo, accedió finalmente a un encuentro de cinco minutos, que se extendió por más de tres horas. Entre planos, ideas y principios, se tejió un diálogo profundo que dejó huella. Gropius no sólo despidió a Cuqui con respeto, sino que mantuvo correspondencia posterior con él, a través de cartas de agradecimiento que dan cuenta de la conexión entre ambos.
Su pasión por el volumen, su apego riguroso al programa de diseño, su preocupación constante por el clima, su conciencia urbana y su sensibilidad para comunicar a través de los detalles y las formas han sido, desde entonces, motivo de admiración entre estudiantes, colegas y generaciones enteras de arquitectos.
En total, diseñó o participó en más de 21 urbanizaciones, al menos 26 edificios institucionales, comerciales y religiosos, más de 36 viviendas, y múltiples proyectos viales. Su propuesta urbana incluía ideas tan avanzadas como la defensa de ciudades especializadas y la heterogeneidad del uso del suelo. "¿Que si me atrevo a diseñar una ciudad?
Por supuesto", decía con soltura. "Ya lo hizo Niemeyer en Brasilia… aunque en la parte de vivienda no supo resolver".
Partido Reformista Social Cristiano, Santiago de los Caballeros
El Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo es una de las obras más representativas de la arquitectura moderna dominicana y un hito en la historia cultural del país. Diseñado por Cuqui Batista, su construcción marcó un antes y un después en la concepción de los espacios públicos dedicados a la formación y difusión artística en la República Dominicana.
Inaugurado el 15 de mayo de 1956, el edificio fue concebido como sede de la Dirección General de Bellas Artes, así como de sus compañías, escuelas y la Galería Nacional. También se proyectó como un espacio escénico para espectáculos de música, teatro, danza y otras manifestaciones artísticas. Desde sus inicios, el Palacio ha sido un punto de encuentro para artistas, estudiantes y público en general, consolidándose como una plataforma esencial para el desarrollo de la cultura nacional.
El diseño conjuga funcionalidad, monumentalidad y sensibilidad climática. Con una distribución equilibrada y líneas limpias, el edificio responde tanto a las
exigencias técnicas de un complejo cultural como a la estética moderna, que comenzaba a perfilar la identidad arquitectónica del país en la segunda mitad del siglo XX. Más allá de su valor formal, el Palacio fue una declaración de principios: un lugar digno para el arte, en una época en que la infraestructura cultural era escasa y poco priorizada.
La obra consolidó a Cuqui Batista como una figura clave en la arquitectura dominicana. Su visión del diseño como herramienta de servicio social y su rigor proyectual se manifestaron plenamente en esta edificación, que hoy continúa en funcionamiento y ha sido testigo de generaciones de artistas, formadores y públicos diversos.
El reconocimiento a su autor no se hizo esperar: además de distinciones oficiales, la comunidad cultural y académica ha valorado la trascendencia del Palacio como legado patrimonial. Más de seis décadas después, la obra sigue siendo un símbolo de excelencia arquitectónica y un testimonio vivo del compromiso de Cuqui Batista con la cultura, la función pública y la belleza duradera.
A sus 100 años, Cuqui sigue trabajando con bocetos y diseños, ahora centrado en soluciones arquitectónicas para zonas sísmicas. Su propuesta tipológica es clara: una planta cuadrada, “en forma de cubo, con dos ejes transversales de simetría que definen los bloques”. Reivindica el blanco como color esencial para el trópico y reniega de los excesos cromáticos en la arquitectura. Se mantiene actualizado, obsesionado con los modelos japoneses de construcción resistente y crítico de las prácticas locales que aún “siembran edificios directamente sobre la tierra”.
Más allá del trazo, su taller se convirtió en escuela de pensamiento. Sus jornadas nocturnas eran espacios de formación intensiva donde se aprendía tanto de técnica
como de ética. Su credo: que todo proyecto merece el mismo respeto, desde una caseta de cisterna hasta un complejo institucional. En su visión, no hay escalas menores, solo niveles distintos de atención y responsabilidad.
A lo largo de su carrera fue distinguido con múltiples reconocimientos, pero para Cuqui, los premios nunca fueron la meta. “Agradecer que Dios me tiene vivo, aunque creo que no he hecho ningún esfuerzo, salvo dejar los tragos, que tal vez hacen daño”, dijo al cumplir 100 años. Fiel a su estilo, evade el elogio. “Donde Cuqui es grande, es más allá de los planos”, expresó uno de sus discípulos. Su legado es técnico, urbano, humano y profundamente espiritual: una lección de integridad, oficio y coherencia vital.
Más allá del arquitecto riguroso y del maestro generoso, está el Cuqui familiar, discreto y entrañable. Hijo de Manuel Antonio Batista Curiel y María Consuelo Bisonó Hernández.
Está casado desde hace 50 años con la artista plástica y gestora cultural Rosa Idalia García Hernández, con quien ha compartido no solo la vida, sino una sensibilidad común por el arte, el detalle y la belleza esencial. Juntos formaron una familia marcada por la calma, la reflexión y el respeto. Son padres de dos hijas, Ira Ina y Ava Mía, quienes crecieron en un hogar donde la creatividad y el pensamiento crítico eran parte del día a día.
Aunque siempre ha sido reservado con lo íntimo, quienes lo conocen de cerca coinciden en que su mayor obra ha sido, quizás, esa forma serena y coherente de vivir con lo que enseña. A través de los años ha recibido varios reconocimientos, como son:
2006 - Reconocido por la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana como Patrimonio Viviente de la Arquitectura Dominicana.
2007 - La Sociedad de Jóvenes Empresarios le otorgó el premio José Ramón Báez López-Penha como Ícono de la Arquitectura Dominicana.
2007 - La Fundación Harry Walter Palm entregó reconocimiento por el valor de su obra e ideas.
2017 - El CODIA otorga reconocimiento por su trayectoria y aportes a la arquitectura dominicana.
2022 - Reconocimiento del Ministerio de Cultura por sus aportes al diseño del Palacio de Bellas Artes.
2023 - Reconocimiento del CODIA, regional Noratlántica, por sus valiosas contribuciones a la arquitectura y urbanismo dominicano.
2024 - Dedicatoria de la XII Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo.
2025- Reconocimiento como "Trayectoria Destacada" en Premios Construgala 2025.
"Cuqui Batista es una de las figuras más importantes de la segunda generación de arquitectos dominicanos. En los años 50 trabajó muy de cerca con grandes maestros como Guillermo González, experiencia que le permitió pasar de dibujante a proyectista, diseñando dos edificaciones fundamentales: la antigua sede de la Suprema Corte de Justicia y el Palacio de Bellas Artes. A partir de entonces, continuó destacándose como diseñador, dejando una estela de proyectos memorables que marcaron la arquitectura del Cibao. Más allá de su obra, lo distingue su compromiso inquebrantable con la arquitectura, su humildad, su apertura al diálogo con las nuevas generaciones y su enfoque ético"
"La obra de Cuqui Batista marcó un hito en la arquitectura dominicana. Su visión integra lo moderno con lo tropical, generando un lenguaje propio que dialoga con el clima, la cultura y el entorno urbano. Obras como el Palacio de Bellas Artes en Santo Domingo y el Edificio Profesional de la Av. Las Carreras, en Santiago, reflejan su capacidad de sintetizar identidad, institucionalidad y contexto. Su huella también está en lo simbólico: fue el creador del logo del CODIA, ícono de la institucionalidad gremial del país. Su legado es un referente esencial para las nuevas generaciones de arquitectos que buscan construir desde lo nuestro".
"Lo que más destaco de Cuqui Batista es su criterio único, firme y sereno, como si fuera un astro con luz propia. Es un arquitecto de gran valía, cuya obra ha sido esencial para la consolidación de la arquitectura moderna del país. Ejemplos claros de su legado son la antigua sede de la Suprema Corte de Justicia, el edificio del Partido Reformista Social Cristiano y el cuartel del Cuerpo de Bomberos, en Santiago. Su enfoque es moderno y funcionalista, como si aplicara su propia versión de las 'tres F': forma, función y firmeza. En otras palabras, en su obra, la forma está siempre al servicio de la función".
"LA HONESTIDAD DEBE ESTAR PRESENTE EN CUALQUIER ÁMBITO DE NUESTRA VIDA, PERO EN ESTA PROFESIÓN, ES PRECISAMENTE UNA DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS QUE DEFINEN A UN INGENIERO QUE DESEE TENER ÉXITO EN SU CARRERA".
No siempre se tiene la oportunidad de ver a tres generaciones de una familia dedicadas a una misma profesión, trabajar mano a mano en sus proyectos laborales y compartir el diario vivir con la complicidad y entusiasmo que solo se logran cuando hay unión y pasión por lo que hacen.
Así nos encontramos con el ingeniero Tirso Álvarez a la cabeza de una amena reunión, en su despacho y
datos y anécdotas de una carrera de más de 60 años, y los testimonios de hijos y un nieto que reafirman, que los logros de una brillante vida profesional, se disfrutan mejor con el apoyo y la compañía de la familia.
Con la honestidad como uno de los pilares de su trayectoria, el ingeniero Tirso Álvarez Efres relata los hechos y situaciones que marcaron sus pasos, su temprano interés por las matemáticas, así como su disciplina en los estudios,
Hospital Traumatologico Ney Arias Loras, Santo Domingo Norte
Don Tirso nació en Santiago, en 1940. Fueron sus padres José Antonio Álvarez Gómez y María Luisa Efres Rodríguez, quienes, junto a sus nueve hijos, se mudaron a Santo Domingo como forma de garantizar que los horizontes siguieran ampliándose para toda la familia.
Realizó sus primeros dos años de bachillerato en la Escuela Normal Profesor Ulises Francisco Espaillat, pues vivió en Santiago solo hasta los 15 años. Luego, logró terminar sus estudios, con mención honorifica, en la Escuela Normal Presidente Trujillo, en Santo Domingo.
"La ingeniería era famosa en esa época, y me gustaban mucho las matemáticas, tenía mucha facilidad para eso. Y no tengo ninguna duda de que ya me había dado cuenta que me gustaba la ingeniería. Recuerdo que la materia de ecuaciones diferenciales era muy difícil, pero a mí me resultaba muy fácil, por lo que obtenía las mejores notas. Y como hijo mayor, fui el primero en llevar un título profesional a mi casa"
en la universidad, una etapa que, según nos cuenta, disfrutó mucho porque aprendió la gran responsabilidad que significa ser ejemplo entre un grupo de jóvenes que compartían los mismos intereses profesionales.
En aquella época, los profesores Andrés Avelino y el ingeniero Reyes Jiménez le había confiando esta tarea, y don Tirso recuerda muy bien aquel día cuando fue llamado por el Decano de Ingeniería de la Universidad quien, ante un grupo de profesores, lo recomendó como monitor. "Ganaba 50 pesos al mes. Para mí, no había dudas de que ser un monitor era un mérito grande".
Se graduó de Ingeniería Civil en 1962, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Había dejado importantes huellas a su paso en esa etapa de estudios, y había dado muestras de la calidad humana y profesional que
le acompañarían en su carrera. Nos atrevemos a afirmar que, seguramente, esa fue la razón por la cual el Consejo Universitario lo mandó a Estados Unidos con una beca, gracias a la cual pudo obtener una maestría en Física de la Universidad de Kansas, en 1969.
Al regresar al país, trabajó como profesor en la UASD a la vez que ejercía su profesión de ingeniero. En la universidad se le había encargado la docencia de ecuaciones diferenciales, ya que era notable su destreza en los cálculos estructurales.
"Lo mío no era construir, lo mío era la parte matemática. Luego, cuando comienzo a involucrarme con las primeras obras del Gobierno, mi trabajo era supervisión. Y tengo que aclarar que una cosa es hacer la obra y otra es la supervisión de esa obra. Es una tarea muy importante que implica una gran responsabilidad".
"Un ingeniero supervisor debe tener una especialidad, y por lo general debe tener un nivel más elevado que el ingeniero normal, ya que es la persona que debe verificar el cumplimiento de todas las norm as nacionales
e internacionales aplicables al proyecto que se está desarrollando. Además, debe tener no solo conocimientos, también honestidad e integridad probada".
Entre sus muchos logros profesionales podemos citar que fue el primer Decano de Ciencias y Tecnología de INTEC. Se desempeñó como asesor del Ministro de Obras Públicas, ingeniero Rafael Corominas Pepín, responsable de la evaluación y rehabilitación de puentes a raíz de los daños causados por el huracán David, en 1979.
Fue calculista estructural del Ing. Rafael Tomas Hernández para numerosos proyectos en el sector Naco . Fue también presidente del Capítulo de Estructuras del Colegio Dominicano de Arquitectos y Agrimensores (CODIA).
AJEDREZ E INGENIERÍA
No es difícil pensar que un cerebro acostumbrado a los cálculos complicados sea también un gran guerrero capaz de manejar sus fichas con astucia y estrategia cuando llega el momento de sentarse ante un contrincante en el juego de ajedrez.
Don Tirso es conocido por su pasión por el ajedrez, disciplina a la que le dedica muchas horas de estudio, y en la cual ha llegado a ser reconocido como miembro destacado de la Federación Dominicana de Ajedrez.
Su pasión por esta actividad, considerada como un juego científico y un deporte mental, le ha permitido haber participado en numerosos torneos tanto nacionales como internacionales.
EL MOMENTO DE INDEPENDIZARSE
En el año 1983, el ingeniero Tirso Álvarez decide fundar su empresa Consultoría, Ingeniería y Diseño S. A. (COINDISA), dedicaba al diseño y supervisión de obras.Una tarea, según nos cuenta, de gran importancia, porque ´´Cuando se encuentra uno con un buen diseño, hay que supervisarlo para que al final se logre de manera exitosa´´.
Esta empresa es líder en el campo de la ingeniería en República Dominicana y. en su larga trayectoria
ha ofrecido una extensa variedad de servicios de consultoría, tanto para el sector público como para el privado.
Sus actividades comprenden desde la conceptualización, estudios y diseños, hasta la supervisión de la construcción y el manejo de proyectos, demostrando excelencia en el desempeño de sus funciones, tales como diseño y supervisión de carreteras, caminos vecinales, puertos y facilidades marítimas, puentes, edificaciones, auditorías técnicas y económicas, así como inventario y desarrollo de software.
En adición a las capacidades técnicas mencionadas, la empresa cuenta con un personal cuya gran experiencia académica e individual ofrecen una clara ventaja para el desarrollo de grandes proyectos de ingeniería.
"Además de ser profesionales buenos, somos serios. La honestidad es importante, y eso nos destaca como compañía", comenta.
• Consultor y supervisor de los trabajos de diseño y construcción del sistema de verja perimetral inteligente en el trazado fronterizo República Dominicana – Haití, Fase I, Lote II, situado en las provincias Pedernales e Independencia.
•Supervisión de la Universidad Comunitaria de Las Américas (UCLA), Santo Domingo Este. En ejecución. Financiado por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, adscrita al Poder Ejecutivo.
• Supervisión de la construcción del Centro Penitenciario de Higüey. En ejecución. Financiado por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, adscrita al Poder Ejecutivo. Degüello
• Supervisión de la construcción del Centro Universitario Regional del Este CURE-UASD, extensión de la UASD, Higüey. Financiado por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, adscrita al Poder Ejecutivo. 2005 –2007.
• Supervisión de la construcción del Programa de Rehabilitación y Mantenimiento de Caminos Vecinales II. Financiado por el BID, Banco Interamericano de Desarrollo.
• Diseño y supervisión de la Autovía del Este (RD – 3) conectando Santo Domingo con las zonas turísticas de la Región Este. Financiado por la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones, 1999 – 2001.
• Consultores técnicos para el diseño final del Sistema de Elevados de Las Américas, una interconexión entre el Aeropuerto Internacional de las Américas y la RD – 3. Financiado por la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones, 1998.
• Supervisión de la ampliación de la Autopista Duarte, desde Santo Domingo hasta Santiago. Lotes 1, 2 y 5. Financiado por la Secretaría de Estado de Obras •Públicas y Comunicaciones, 1994 – 1997.
•Sistemas de Administración y Mantenimiento de Caminos Vecinales (SAMCV). Financiado por el BID. 1994 – 1997.
•Supervisión de la construcción del Programa Nacional de Rehabilitación de Caminos Vecinales. Financiado por el BID. 1994 – 1997.
• Consultoría técnica y diseño de la ampliación de la Autopista Duarte, desde Santo Domingo hasta Santiago. Financiado por la SEOPC, 1993 – 1997. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Consultores técnicos y supervisión de la construcción de los Rompeolas del Puerto de Haina, 1992 – 1997. Financiado por el BID. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Consultores técnicos para el fortalecimiento institucional de la Autoridad Portuaria de la República Dominicana. Financiado por el BID. 1990. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Supervisión de la construcción del Programa Nacional de la Rehabilitación y Mantenimiento de 300 kilómetros de caminos vecinales. Financiado por Rompeolas del Puerto de Haina y el BID. 1988 – 1992. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Diseño y supervisión de la construcción de los puentes en la avenida V Centenario. Financiado por el Secretariado de la Presidencia de la República Dominicana, 1987 – 1990.
• Supervisión de la construcción de la ampliación de la Autopista Duarte, desde el kilometro 8.5 hasta el 28. Financiado por el BID y el Fondo de Inversiones de Venezuela, 1983 – 1986. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Supervisión de la construcción de la carretera Cruce de Azua – San Juan de la Maguana. Financiado por el Fondo de Inversiones de Venezuela. 1983 – 1986. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
•Estudios finales y diseño de la ampliación y mejoramiento de la Carretera Duarte (proyecto reformulado). Financiado por el BID, 1983. En consorcio con la HARRIS, actual AECOM.
Autopista Duarte Santo Domingo - Santiago
• Reconocimiento del CODIA por su destacada trayectoria, 2024.
• Reconocimiento de la Cámara Dominicana de la Construcción por sus aportes extraordinarios al sector en 2024.
• Reconocimiento de la Universidad Autónoma de Santo Domingo por ser profesor pionero en la materia de física en el país en 2005.
• Reconocimiento de la Federación Dominicana de Ajedrez como miembro destacado en 2019. Campeonato dedicado a los hermanos Tirso y Franklin Álvarez Efres.
El ingeniero Álvarez Efres está casado desde 1964 con la señora Amparo Liliana Fermín Acosta. Ambos han procreado tres hijos: Tirso Antonio, Samuel y Claribel, quienes han decidido seguir los pasos de su padre y se dedican a la ingeniería. Todos forman parte de la empresa, pera también cada uno ha sido capaz de fundar las suyas, logrando complementar sus especialidades y funciones a la perfección.
Tirso Antonio, el mayor, es ingeniero civil especializado en geotecnia, la parte de la ingeniería que estudia el subsuelo y los cimientos de las estructuras. También tiene una maestría de la Universidad de Maryland y un doctorado de la Universidad de Illinois. Nos comenta que se dedica a la exploración del subsuelo y la construcción de cimientos especializados, tanto aquí en el país como en el exterior.
Samuel Álvarez es ingeniero egresado de INTEC, con maestría en Ingeniería Estructural de la Universidad de Maryland. He trabajado en EEUU, y cuando terminó la maestría tuvo oportunidad de trabajar allá, principalmente en obras de ingeniería como carreteras, puentes y túneles.
Claribel es también egresada de INTEC. Con una maestría y luego un doctorado en la Universidad de Illinois. A través de su carrera se ha enfocado más en ingeniería de transporte. No duda en destacar la perseverancia de su padre, pues lo veía entregado a cualquier proyecto con optimismo en todo momento, aunque no estuviera del todo aprobado.
Todos coinciden en que el legado de su padre es lo que ha permitido que tengan ese amor a la profesión. Desde jóvenes veían cómo se desarrollaban proyectos importantes y cómo la figura de don Tirso era una parte importante. Además, de él han aprendido, desde siempre, que la honestidad es una de las principales características que definen a un ingeniero supervisor.
Además de sus hijos, don Tirso también ha inspirado a su nieto, Tirso Tomás, presente en la entrevista. Ingeniero civil egresado de INTEC, con maestría de ingeniería geotécnica de la Universidad de Illinois, nos comenta que nunca pensó en otra opción profesional. ´´Siempre he conocido su honestidad y firmeza. Su decisión. La calidad de sus obras´´.
"El ingeniero Tirso Álvarez es un ejemplo de integridad, excelencia profesional y compromiso familiar. Destacado desde sus años universitarios en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, sobresalió como estudiante brillante, monitor y posteriormente como ingeniero civil, tanto en la docencia como en la consultoría y ejecución de importantes proyectos de infraestructura en el país. Su aguda inteligencia, firmeza de principios y fe constante marcaron su trayectoria. Sin embargo, su mayor legado es su rol como padre: formó con disciplina y dedicación a tres hijos que hoy también son ingenieros civiles destacados al servicio de la nación".
Conocí a Tirso en el año 1999, cuando yo era parte de una empresa constructora que estaba a cargo del proyecto de la autovía del este y la empresa de Tirso fue la encargada del diseño y la supervisión del proyecto. Tirso es un profesional meticuloso, exigente, muy guiado de las normas; algo de admirar de él es su comunicación clara. Siempre ha expresado que si cometemos un error en algún proyecto, debemos acercarnos a él, responsabilizarnos y juntos buscar una solución de la mano a sus colaboradores. Como ser humano es muy cariñoso, amoroso, con valores; me considero parte de la familia, ya que fueron más de 10 años trabajando de la mano con él, algo de lo que siempre estaré agradecida.
Profesor altamente capaz y dedicado cuyas enseñanzas forjaron una sólida base en nuestro desarrollo profesional. Al mismo tiempo, nuestra amistad se consolidó compartiendo una cálida afición por el ajedrez durante décadas. La impronta del Ingeniero Tirso Álvarez Efres, su seriedad y honestidad, han marcado el éxito de numerosos proyectos de ingeniería gracias a la calidad del servicio, y el cumplimiento de las metas propuestas. A la sombra del Ing. Álvarez y su empresa se han formado numerosos profesionales jóvenes. Además, de Tirso Álvarez Efres, su esposa, y sus hijos, en lo personal puedo dar testimonio de su gran calidad humana, su lealtad y solidaridad a toda prueba. Su hermosa familia comparte y hereda sus valores, su altísima formación profesional y, sobre todo, su genuino don de gente.
"CADA PROYECTO ES UNA OPORTUNIDAD NO SOLO DE OFRECER VIVIENDAS, SINO DE SEMBRAR VALORES, CONTAR HISTORIAS Y DEJAR HUELLA. MIENTRAS SIGAMOS CONSTRUYENDO, SEGUIREMOS APOSTANDO POR HONRAR LO MEJOR DE NUESTRA GENTE".
Fermín Acosta nació en Cabrera, municipio de la provincia de María Trinidad Sánchez. Junto a su familia migró a la capital dominicana a los once años, poco después de la revolución de Abril de 1965. Su historia familiar está tejida por la diversidad y la cercanía: tiene dos hermanos por parte de madre y cinco por parte de padre, muchos de los cuales residen en el extranjero, especialmente en Estados Unidos.
Es un nombre reconocido en el sector inmobiliario dominicano, no solo por su capacidad empresarial, sino por su visión
de país. A lo largo de más de dos décadas ha combinado experiencia, sensibilidad social y liderazgo estratégico, en el desarrollo de proyectos habitacionales orientados a mejorar la calidad de vida de cientos de familias.
Con formación en contabilidad, administración de negocios y economía política, ha sabido traducir sus conocimientos en acciones concretas que han influido en políticas públicas, modelos de financiamiento y esquemas de planificación urbana. Desde distintas funciones gremiales y espacios de diálogo internacional, ha abogado por el acceso digno a la vivienda como eje de desarrollo humano.
Más allá de lo profesional, Fermín se define como una persona honesta, cercana y agradecida. La familia ha sido siempre su centro: comparte su vida y su empresa con su esposa, sus tres hijos y un equipo de colaboradores que considera parte de su historia, con quienes disfruta de los pequeños placeres de una vida construida con propósito.
La formación académica de Fermín Acosta ha estado profundamente orientada al entendimiento de las dinámicas económicas y empresariales, un cimiento esencial para el liderazgo que ejerce hoy en el sector inmobiliario. Se graduó como Contador Público Autorizado (CPA) en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), base desde la cual fue ampliando su mirada hacia otras áreas clave del desarrollo económico y social. Su interés por comprender los mecanismos globales que impactan los mercados, lo llevó a especializarse en Administración de Negocios en la Universidad de Miami, así como en Economía Política en la Henry George School of Social Sciences de la New York University.
Complementando esta trayectoria académica, participó en el programa de Macroeconomía para Líderes Empresariales, impartido por la OIT en la Universidad del Pacífico de Lima, donde además representó a la República Dominicana durante dos años. Esta combinación de estudios técnicos, económicos y estratégicos ha sido determinante para su comprensión del sector vivienda y su enfoque integral al desarrollo social.
TRAYECTORIA PROFESIONAL
Fermín Acosta ha dedicado más de dos décadas al impulso de soluciones habitacionales dignas, sostenibles y accesibles para los dominicanos. Su compromiso con el sector se ha cristalizado principalmente desde Crisfer Inmobiliaria, empresa que preside y desde la cual ha promovido importantes desarrollos residenciales de clase media e interés social.
Crisfer Inmobiliaria es una empresa de vocación familiar que ha logrado posicionarse como referente en soluciones habitacionales sostenibles y accesibles, así como en iniciativas de responsabilidad social que integran el desarrollo urbano con el compromiso ambiental. Su mirada sobre la vivienda, va más allá de lo técnico: entiende que cada hogar representa un esfuerzo profundo y un sueño compartido.
También lidera Urban Engineer, una firma especializada en el desarrollo de proyectos turísticos en Punta Cana, combinando visión empresarial con sensibilidad territorial.
“Crisfer es, ante todo, un proyecto familiar. Está sostenido por los valores que compartimos en casa:
compromiso, trabajo en equipo y confianza. Desde ahí nace todo lo que hacemos”.
Desde su fundación en 2004 ha consolidado una trayectoria marcada por la innovación, la visión social y el compromiso con el desarrollo urbano sostenible. Bajo el lema “Construyendo el camino a casa”, la empresa ha evolucionado de la urbanización de terrenos a la ejecución integral de soluciones habitacionales que hoy impactan positivamente a cientos de familias en todo el país.
Su primer gran paso fue el Residencial Don Carlos, un desarrollo de 279 solares con infraestructura urbana completa. A partir de ahí, la empresa diversificó su enfoque hacia la construcción de viviendas, apostando por tecnologías modernas y modelos de financiamiento accesibles.
A lo largo de dos décadas, Crisfer ha entregado exitosamente más de una decena de proyectos emblemáticos como María Cristina I y II, Residencial Vianela, Michelle Marie I y II, María Josefina, Fermín Arturo y Crisfer XIV y XV, consolidándose como pionera en la incorporación de energía solar en áreas comunes y en la implementación del fideicomiso como herramienta para la vivienda económica en República Dominicana.
Con proyectos que combinan eficiencia energética, accesibilidad y espacios pensados para el bienestar familiar, ha sabido interpretar las necesidades del mercado y transformarlas en oportunidades para el desarrollo. Hoy, la empresa lidera desde la experiencia, con una estructura familiar profesionalizada, mirada sostenible y un propósito claro: seguir elevando la calidad de vida a través de viviendas dignas y entornos humanos bien planificados.
Para Don Fermín la sostenibilidad no es una tendencia: es una convicción integrada en su visión empresarial. Frente a los desafíos ambientales del presente ha asumido un compromiso concreto con la economía circular y la educación ambiental desde una perspectiva comunitaria.
Para Crisfer el desarrollo urbano debe ir de la mano con el respeto al medioambiente y la educación de futuras generaciones. “Este compromiso nos impulsa a seguir innovando en cada proyecto con conciencia, responsabilidad y visión de futuro”.
El accionar de Don Fermín no se ha limitado al ámbito privado: ha sido presidente de entidades claves como la Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas (ACOPROVI) y la Confederación Patronal de la República Dominicana (COPARDOM), además de vicepresidente de la Unión Interamericana para la Vivienda (UNIAPRAVI).
Desde estos espacios ha contribuido a la formulación de políticas públicas, participando activamente en la redacción y revisión de leyes fundamentales como la Ley de Fomento al Desarrollo Hipotecario y del Fideicomiso en República Dominicana. Además, ha sido voz activa en foros internacionales sobre fideicomisos, sostenibilidad, vivienda social y esquemas de financiamiento habitacional.
Su mirada social lo llevó a fundar la Fundación Botellas de Amor RD, una iniciativa enfocada en el reciclaje de plásticos y la transformación de residuos en infraestructura útil para comunidades vulnerables.
URBANISMO CON PROPÓSITO
Aunque Don Fermín a través de su empresa ha desarrollado principalmente viviendas familiares, su alcance ha ido más allá. “A lo largo de los años, además de proyectos habitacionales, ha desarrollado obras de infraestructura como escuelas, plazas comerciales y hasta un hospital, a través de una empresa del grupo. Sin embargo, el enfoque principal continúa siendo la construcción de viviendas dignas, especialmente orientadas a las clases más necesitadas, la clase media y media alta”, explica Fermín Acosta.
Geográficamente, su historia ha estado ligada al Gran Santo Domingo. Inició su etapa de construcción en Santo Domingo Este, luego en zonas como Los Alcarrizos, y con el tiempo fueron acercándose al centro de la ciudad, hasta llegar a sectores como los cercanos a la avenida Independencia y Bella Vista. “De hecho, en Santo Domingo Este fuimos los primeros en construir torres residenciales, precisamente en la avenida Charles de Gaulle. En ese entonces, propusimos a la alcaldía —liderada por Juan de los Santos— la idea de fomentar el crecimiento vertical en la zona, como una respuesta al aumento del valor del suelo. Nuestra recomendación fue escuchada, y hoy esa demarcación cuenta con edificaciones de hasta 25 y 40 niveles, lo cual permite optimizar el uso del terreno, reducir la huella urbana y mejorar la calidad de vida con más espacios verdes y áreas comunes”, manifiesta Acosta.
En el Residencial Michelle Marie, el primer proyecto de vivienda de bajo costo con bono estatal, las calles fueron nombradas en honor a los doce baloncestistas dominicanos que ganaron una histórica medalla de oro para el país. Aunque la normativa impidió oficializar los nombres por tratarse de personas vivas, mantienen el deseo de que, en el futuro, cada calle honre ese legado deportivo.
En otro proyecto, ubicado en la Charles de Gaulle, se nombraron las torres en honor a figuras icónicas del béisbol dominicano: Juan Marichal, Pedro Martínez, David Ortiz, George Bell y, anticipándose a su merecido reconocimiento, Álvaro Paz. Eligieron nombres que representan excelencia, disciplina y orgullo nacional. “Esta forma de rendir tributo, creemos, también construye identidad y comunidad”, comenta.
Fermín Acosta ha construido una carrera coherente con sus principios: liderazgo con propósito, innovación con impacto y compromiso con el bienestar colectivo
Su familia constituye el núcleo vital de su proyecto empresarial. Tiene tres hijos, Vianela, Fermín Jr. y Crisfer, todos integrados activamente en la empresa familiar. Su esposa, María Cristina García, también es parte del equipo y ha sido una compañera clave en el crecimiento del negocio.
Actualmente, la familia Acosta reside en Punta Cana, donde han establecido su hogar. Para Fermín, la empresa es una prolongación de su vida familiar, no solo por quienes la conforman, sino por la manera en que se relacionan con sus clientes: con cercanía, empatía y agradecimiento genuino, hacia cada familia que confía en ellos para adquirir su hogar.
FERMÍN, POR
“Si tuviera que definirme en pocas palabras, creo que la honestidad es el valor que más me representa. Si tengo que decir que sí, lo digo mirándote a los ojos; y si es no, también. Nunca digo una cosa en la que no creo. Me esfuerzo por ser claro, transparente, coherente”, manifiesta firmemente nuestro entrevistado.
Aunque nunca fue un atleta de alta competición, el deporte ha sido una constante en su vida. Durante muchos años practicó tenis y, más recientemente, golf. Siempre busca maneras de mantenerse activo, ya sea en bicicleta o en alguna otra disciplina. Disfruta también de la música en todas sus expresiones.
“Antes no me gustaba la bachata, dice entre risas, y ahora la disfruto”, dice.
De su tierra natal, Cabrera, y de toda la región de Nagua, han salido muchos de los grandes músicos típicos del país, lo que ha nutrido su amor por el merengue, la salsa y el folklore dominicano. Y aunque su acercamiento al arte visual es más casual, suele visitar museos cuando viaja al extranjero.
“Disfruto la vida, dice con sencillez. Disfruto de los amigos, de lo simple, de lo profundo. Me considero una persona con muchas aspiraciones, pero también con los pies en la tierra. Y me siento muy bendecido por Dios, sobre todo por la gente que me rodea. Tengo colaboradores que están conmigo desde que comenzamos y que ya son como de la familia. Eso no tiene precio”, nos cuenta.
Como líder, Fermín tiene claro que el agradecimiento es un principio que nunca debe faltar. Suele repetir una frase a su equipo como si fuera un mantra: “A cada persona que confía en nosotros y adquiere una vivienda, hay que agradecerle. No debemos verla solo como un cliente más. Esa familia está haciendo el sacrificio económico más grande de su vida. Hay que valorarlo, acompañarlo y demostrárselo”, expresa con entereza Fermín, al tiempo que destaca momentos muy emotivos con adquirientes que lo han abrazado entre lágrimas al recibir las llaves de su casa”, señala.
"La trayectoria de Don Fermín, al frente de Crisfer Inmobiliaria, se ha caracterizado por un liderazgo genuino, compromiso constante y una visión transformadora. Bajo su dirección, la empresa ha crecido con un enfoque en la responsabilidad, la innovación y el respeto por las personas. Él se destaca, no solo por su capacidad técnica y estratégica, sino por su calidad humana, fomentando el desarrollo de su equipo y creando un ambiente laboral basado en el respeto y el trabajo en equipo. Además, ha extendido su vocación de servicio a otras instituciones, dejando una huella positiva y construyendo un legado que trasciende lo empresarial".
“Conocí a Fermín Acosta en la universidad y desde entonces nuestra amistad creció hasta convertirnos en hermanos. Es un hombre íntegro, sensible y con un fuerte compromiso, tanto personal como profesional. Antes de dedicarse a la construcción se destacó en diversas instituciones, siempre dejando huella por su responsabilidad y buen humor. Al fundar CRISFER Inmobiliaria junto a su esposa Cristina, imprimió un sello distintivo de calidad, innovación y cumplimiento, siendo pionero en el uso de energía solar en sus proyectos. Su éxito se ha forjado en base a valores sólidos, relaciones humanas genuinas y un profundo sentido del deber, lo que ha consolidado su empresa como referente en Santo Domingo y Punta Cana. Me honra llamarlo amigo y le deseo una vida larga y plena”.
"Fermín Acosta ha sido protagonista del sector inmobiliario de la República Dominicana durante los últimos 25 años. Ha contribuido de manera importante en la formulación y desarrollo de la Ley 18911, en la formulación del macroproyecto urbano Ciudad Juan Bosch y en la gestión para la conformación del Ministerio de Vivienda del país. Un dirigente gremial reconocido y querido por todos sus colegas".
“CADA PROYECTO, MÁS QUE TRANSFORMAR EL ESPACIO, LOGRA NUEVAS FORMAS DE INTERACCIÓN Y DE PARTICIPACIÓN, DE MANERA INDIVIDUAL Y COLECTIVA”
Franc Ortega es uno de esos arquitectos que entienden su oficio no solo como una respuesta técnica, sino como una forma de diálogo con la vida. Desde muy joven, su pasión por el dibujo y el arte marcó el camino que, con los años, se convertiría en una vocación sólida y diversa: la arquitectura como ejercicio creativo, compromiso funcional y acto de sensibilidad. Al frente de Ortega Arquitectos, estudio fundado en 2002 junto a Liza Ortega, ha liderado proyectos que se caracterizan por su eficiencia, su claridad conceptual y una firme apuesta por la identidad de cada obra.
Más allá del diseño, Ortega ha construido una trayectoria que se nutre del trabajo colaborativo, de la escucha paciente y de la búsqueda de soluciones integrales que armonicen técnica, estética y entorno. Su visión de la arquitectura trasciende el objeto construido: entiende el espacio como el escenario donde ocurre la vida, y por eso se aproxima a cada proyecto con un sentido profundo de responsabilidad y belleza. En esta conversación, recorremos los aprendizajes, convicciones y pasiones que han dado forma a su camino.
Aunque nació en la ciudad de Santo Domingo, Franc Ortega se define como francomacorisano. Creció en San Francisco de Macorís hasta los 15 años, en un entorno familiar dominado por la medicina. Su padre, Rafael Ortega, era médico, y su madre, Violeta Martínez, técnica de laboratorio, pero también impregnado de cultura y arte. En su hogar se respiraba poesía, pintura y pensamiento. "Mi mamá pintaba, amaba la literatura. En casa se reunían poetas, pintores e intelectuales. Ese ambiente mixto me marcó profundamente".
De una familia de siete hermanos, Franc fue el único que estudió arquitectura, aunque no el único con inquietudes artísticas: uno de sus hermanos, ingeniero, pinta y esculpe; otro, médico, es también músico. Si bien soñaba con estudiar artes plásticas, sus padres lo persuadieron de optar por una carrera "más práctica". Así llegó a la arquitectura, una disciplina que, como él mismo dice, "es lo más parecido a las artes, pero con una aplicación mucho más concreta".
Franc está casado con Maribel Solís, quien además de ser su compañera de vida, también lo es de trabajo: "Es la administradora de nuestra oficina. Juntos formamos una familia de cinco. Tenemos tres hijos: Andrea, Gabriel y Vera. Y aunque ninguno se inclinó por la arquitectura, los tres heredaron cierta sensibilidad artística. Por ejemplo, Andrea disfruta dibujar, y Vera tiene un talento especial para la escritura", nos dice.
Proyecto residencial Seaview
FORMACIÓN Y PRIMERAS EXPERIENCIAS
Estudió hasta segundo de bachillerato en San Francisco y luego se trasladó a Santo Domingo, donde terminó sus estudios en el Carol Morgan School. Finalizada su etapa escolar ingresó a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), donde se graduó como arquitecto en 1984. Durante sus años universitarios combinó estudios con trabajo en talleres de sus propios profesores, y forjó amistades claves como la de Rafael Álvarez, con quien ha colaborado extensamente a lo largo de su carrera.
Recuerda con especial gratitud a algunos de sus maestros, entre los que destaca a César Iván Feris, Pedro José Alfonso, Raúl de Moya, Radamés Díaz y doña Diana La Paz. “El taller de arquitectura de la UNPHU permanecía abierto toda la noche. Allí compartían generaciones distintas; aprendías tanto de los profesores como de los estudiantes más avanzados. Fue una experiencia vital para el desarrollo de mi carrera actual”.
Tras graduarse, vivió dos años en Estados Unidos trabajando para una firma de arquitectos. De regreso
en República Dominicana, se integró a la empresa Nacional de Construcciones (Naco), responsable del desarrollo del emblemático sector homónimo de Santo Domingo, que contempló la construcción de edificaciones como Plaza Naco, el Centro Comercial Naco, el entonces Hotel Naco y el Hospital de las Fuerzas Armadas, concebido de manera inicial como Policlínico Naco, entre otros proyectos. Luego vino su independencia profesional.
Entre sus influencias profesional destaca a Le Corbusier, Rafael Calventi, Miguel Vila y Guillermo González, a quien reconoce como el iniciador de la arquitectura moderna en República Dominicana, al tiempo que deja claro su respeto por toda una generación que ha elevado el oficio.
Franc Ortega es un arquitecto con alma de artista, un pensador práctico que pone belleza, función y humanidad al mismo nivel. Su obra, tan diversa como consistente, es testimonio de una vocación cultivada con paciencia, pasión y una mirada siempre abierta al aprendizaje y a la colaboración.
EVOLUCIÓN PROFESIONAL Y FILOSOFÍA DE DISEÑO
Las cosas han cambiado mucho, especialmente en el ámbito de la tecnología. "Cuando yo estudiaba, todo se hacía a mano: el lápiz, la escuadra, la mesa de dibujo… Hoy, en cambio,en el taller ya no queda ni una sola mesa de dibujo; todo se hace frente a una pantalla. Tuve que adaptarme, aprender a manejar esas nuevas herramientas, aunque no fue en un aula ni de forma académica. Lo hice por mi cuenta, con la práctica y la necesidad como maestras", relata nuestro entrevistado.
Franc inició su estudio como Franc Ortega y Asociados, nombre que hoy ha evolucionado a Ortega Arquitectos, fruto de la integración con el equipo de su sobrina Liza Ortega en 2002. Desde allí han desarrollado proyectos diversos, con una constante: "Cada obra debe tener identidad propia. Buscamos eficiencia en el uso de los recursos, evitar lo superfluo y lograr que cada diseño sea memorable", sostiene.
Su portafolio incluye desde residencias premiadas hasta complejos educativos y corporativos. Entre los más emblemáticos destaca el edificio de Proyecto Cassa Juanillo, Capcana.
Claro, antes Verizon, en la avenida J. F. Kennedy, ganado por licitación ante reconocidos colegas dominicanos. También menciona con orgullo su participación en el diseño del colegio Heritage de Cap Cana y numerosas torres residenciales.
Ortega Arquitectos se destaca como un estudio design-build especializado en el desarrollo integral de proyectos arquitectónicos e interiores; enfoque que ofrece una fuente única para cada proyecto, fomenta el trabajo en equipo y propicia la colaboración. Para ellos, la relación construida durante la fase de diseño, es clave para asegurar que el camino esté allanado para un exitoso proyecto de construcción.
Por otro lado, una de las vertientes más enriquecedoras de su carrera ha sido la colaboración con firmas internacionales de prestigio, como RTKL (Novo Centro), el arquitecto británico John Heah y el renombrado Moshe Safdie. Ha trabajado en proyectos en Haití, Canadá y con arquitectos coreanos. Actualmente es la contraparte local del proyecto City Center, que se perfila como el centro comercial más grande del país.
Para Franc Ortega, la arquitectura va más allá de la estética o la funcionalidad. Es una disciplina compleja que requiere equilibrar seguridad, eficiencia, belleza, sostenibilidad y contexto urbano o natural.
El arquitecto crea el escenario donde transcurre la vida. Y ese entorno debe ser armonioso, bello, humano. La belleza es una necesidad del espíritu.
Su experiencia también le ha dado la capacidad de liderar proyectos complejos y coordinar especialidades diversas. Asegura que una de sus fortalezas es saber escuchar —al cliente, al entorno, al equipo— y mantener la paciencia incluso ante posturas difíciles: “Tienes que tener teflón emocional. Ser paciente, demostrar con argumentos. A veces un simple modelo 3D logra más que mil palabras.”
Con los años han tenido la oportunidad de colaborar con firmas de renombre de distintas partes del mundo, una experiencia que ha enriquecido su práctica. "Si tuviera que definir la visión del estudio, diría que hay una constante: procuramos que cada proyecto tenga su propia identidad. No nos interesa repetir fórmulas. Cada diseño es una respuesta única al contexto, al cliente y al propósito que lo inspira", manifiesta.
También buscan la eficiencia, tanto en lo material como en lo económico. Eso implica evitar desperdicios innecesarios, no solo en términos constructivos, sino también en lo estético: "Nos alejamos de lo superfluo, de esos elementos decorativos que encarecen una obra sin aportar verdadero valor funcional o visual. Preferimos materiales nobles, funcionales, que cumplan su propósito sin necesidad de recurrir al lujo innecesario", explica.
Y, por supuesto, siempre aspiran a que sus diseños sean memorables. Que alguien pase por uno de sus espacios y piense: "Qué interesante fue esto, qué bien resuelto está aquello". Que el recuerdo perdure.
En sus propias palabras, diseñar un edificio es como preparar un sancocho con muchos ingredientes: si no están bien equilibrados, si no se cocinan en su justa medida, el resultado no sirve. "Esa es, quizás, la mejor imagen de lo que significa ser arquitecto: armonizar lo técnico, lo funcional y lo humano, para que lo construido tenga sentido, cuerpo y alma".
UNA FORMA DE TRABAJAR, UNA FORMA DE SER
Cuando mira hacia atrás y piensa en el Franc que salía de la universidad e iniciaba sus primeros trabajos, se da cuenta de cuánto ha cambiado la forma en que entiende la arquitectura: "Espero, claro está, haber aprendido a hacer muchas cosas mejor. Con los años, y quizás con las canas, llega cierta autoridad, una libertad creativa que antes no se tiene. Al principio uno diseña para sobrevivir: aceptas encargos con los que quizá no estás del todo de acuerdo, porque necesitas validarte, ganar experiencia, construir una reputación, pero con el tiempo, cuando ya estás más establecido, cuando tus propuestas son escuchadas y respetadas, puedes decidir con mayor seguridad y coherencia. Esa libertad, esa capacidad de decir ‘esto es lo correcto’ sin titubeos, ha sido una de las grandes conquistas del tiempo", sostiene.
A nivel profesional, podría decirse que lo que más le caracteriza es la dedicación con la que atiende a sus clientes: "Me esfuerzo por responder con rapidez, por
complacerlos en lo posible y por entender con precisión lo que necesitan. Esa cercanía y atención al detalle me ha permitido construir relaciones a largo plazo; muchos de mis clientes regresan, se convierten en clientes fijos. Pongo mucho énfasis en cumplir con el programa de necesidades que cada uno plantea: si el cliente necesita esto y aquello, me enfoco con rigor en dar una respuesta adecuada, sin desviaciones", puntualiza Ortega.
Con el tiempo ha aprendido también a coordinar con eficacia las distintas disciplinas que intervienen en un proyecto: estructuras, electricidad, plomería, sistemas especiales. "Esa experiencia me ha servido, especialmente en obras de gran escala, donde más que diseñar una pieza específica, lo fundamental es lograr que todo funcione en conjunto. La coordinación es clave. Actualmente, por ejemplo, estamos trabajando en el proyecto City Center, una obra ambiciosa, compleja, en la que todos esos saberes puestos en práctica hacen la diferencia", explica.
En el plano personal, me considero una persona abierta: "Escucho a todos, sin importar de dónde vengan ni cuál
sea su nivel de formación. Creo firmemente que cualquier persona puede aportar algo valioso, y esa apertura me ha permitido colaborar con muchos colegas, algunos muy distintos a mí, de manera fluida y respetuosa", aclara. No cree en el protagonismo, sino en el trabajo bien hecho. La arquitectura, al final, es una disciplina colectiva: "Uno puede tener una gran idea, pero si no se articula bien con los aspectos técnicos, económicos, normativos o hasta políticos del proyecto, esa idea se queda en papel".
Cuando un proyecto se convierte en algo memorable, no es solo por el diseño: hay una historia detrás que involucra gestión, coordinación, dirección, toma de decisiones difíciles. Saber navegar todos esos factores es parte de lo que define su forma de trabajar, y también, en buena medida, su personalidad.
LA ARQUITECTURA COMO DIÁLOGO PACIENTE
Cada cliente es un mundo. Todos, de algún modo, tienen nociones de arquitectura, porque todos viven en espacios diseñados: saben si un cuarto es amplio o estrecho, si entra luz, si se siente cómodo o no. Y, como todo lo que toca la vida cotidiana, también entra en juego lo subjetivo. "Hay clientes con gustos muy marcados, a veces difíciles de justificar racionalmente, y otros que llegan con ideas que uno, como
Proyecto Residencial Orma by Pedralbes
Foto: PhotoGUM/AAA
Proyecto turístico
Anaymar
arquitecto, sabe que no van a funcionar. Ahí entra un trabajo que va más allá del diseño: el de convencer, de mostrar con argumentos, o con un modelo 3D, que lo que proponen no es viable, y que hay alternativas mejores", narra desde su experiencia.
Frente a esto, Franc detalla que hay clientes que confían ciegamente desde el primer momento, y otros con los que hay que construir la confianza poco a poco. En ese proceso, cree que la paciencia ha sido una de sus mayores virtudes: "Saber escuchar, no tomarse nada como algo personal, tener esa ‘capa de teflón’ que permite filtrar los comentarios y enfocarse en encontrar soluciones. También me ha ayudado el saber colaborar, el entender que este no es un oficio de protagonistas, sino de equipos. He trabajado con muchos colegas, compartido proyectos con otros arquitectos, y siempre he creído que lo importante no es figurar, sino que el proyecto salga bien. Al final, como en una familia, hay que aprender a lidiar con cada personalidad y hacer que todo fluya", detalla.
LA OTRA ORILLA: LA PINTURA COMO ESPACIO ÍNTIMO
Desde muy pequeño, el dibujo fue parte esencial de su mundo. "Desde que tengo uso de razón, me la pasaba dibujando", recuerda con una sonrisa. Tanto así, que en el colegio más de una vez se metió en problemas por llenar los cuadernos de garabatos mientras las clases seguían su curso. Nunca tomó clases formales de arte, pero el impulso creativo siempre estuvo ahí, constante, natural, como una extensión de sí mismo.
Su única experiencia académica en este ámbito fue con el escultor Antonio Prats Ventós, a quien tuvo como profesor en la universidad. "Era un profesor duro, muy exigente, pero con un conocimiento del arte impresionante", comenta. Prats Ventós impartía una materia llamada Expresión, en la que los estudiantes tenían que explorar distintos medios: pintura, escultura, collage… no como teoría, sino como ejercicio de creación. Fue, quizás, la única vez en que la
exploración artística tuvo un marco académico para él, aunque lo verdaderamente formativo siempre fue la práctica personal.
A lo largo de los años, aunque nunca ha expuesto formalmente, ha participado en concursos de arte gráfico y ha obtenido algunos premios. Uno de los momentos más significativos fue en 1984, cuando, junto a su compadre Rafael Álvarez, presentó una obra en la Bienal de Artes Visuales, y ganó.
La pieza, Sin título, consistía en una serie de siete personajes, cada uno representando arquetipos de la sociedad: el político, el militar, la prostituta, el loco, entre otros. Eran figuras de gran formato, unidas entre sí, ejecutadas en técnica mixta: acrílico, crayola, tinta… un reflejo de la libertad con la que se acercaba al arte.
Aunque no se considera un artista profesional, sigue pintando cuando el tiempo se lo permite. Prefiere hacerlo en privado, sin intención de exhibirse. Usa acrílica, acuarela o simplemente plumilla y tinta, disfrutando del acto creativo como un refugio personal. "Pinto para mí", dice con naturalidad.
Algunas personas cercanas a él tienen obras suyas en casa, pero nunca ha sido una práctica ligada a la exposición pública ni al reconocimiento. La pintura, en su caso, no es una vitrina: es un espacio íntimo, un lenguaje paralelo.
"Conozco al arquitecto Franc Ortega desde que ambos teníamos veintitantos años. Siempre fue una persona afable, accesible y un buen amigo. Treinta y cinco años más tarde, la vida nos dio la oportunidad de trabajar juntos. Seguía siendo el mismo en lo personal, pero profesionalmente fue una grata sorpresa: siempre dispuesto a trabajar sin titubeos, capaz de dar forma a un diseño en cuestión de horas, literalmente, con una creatividad como pocas he visto. Además, es el único entre nuestros contemporáneos que domina personalmente, y con maestría, los programas de diseño más actuales, lo que le ha permitido crear verdaderas joyas arquitectónicas en los últimos cinco años que hemos colaborado. Desde entonces, no hemos mirado hacia ningún otro lado. Porque, más allá de su talento indiscutible y sobradamente demostrado, Franc sigue siendo el mismo amigo afable y cercano de aquellos años de juventud".
"Franc Ortega juega muchos roles en mi vida: es mi tío, mi socio, mi mentor y un ejemplo constante. Un ser humano excepcional: culto, sensible, coherente y generoso. Conoce profundamente el oficio, lo respeta, lo enseña y lo vive con pasión. Su forma de ser, curioso, exigente consigo mismo, solidario con los demás y profundamente apasionado por su trabajo, ha sido siempre una guía para mí. Compartir oficina y proyectos con él, es una experiencia constante de aprendizaje y crecimiento. Caminar juntos en Ortega Arquitectos es un honor y un privilegio para mí",
Rafael Álvarez
"Conocí a Franc Ortega en mi primer año en la Facultad de Arquitectura de la UNPHU y desde entonces supe que nuestra amistad no sería común. Lo unía todo: la locura compartida, esa manera ‘dañada’ de ver el mundo y transformar lo cotidiano en posibilidad. Con el tiempo, esa complicidad solo se hizo más fuerte. Franc es el hermano que la vida me dio. Aunque yo esté en Nueva York y él en la República Dominicana, seguimos conectados, ahora a través de largas charlas por Zoom, compartiendo ideas, dudas y proyectos. Lo admiro profundamente como profesional: su creatividad, su visión y su capacidad de construir belleza en contextos complejos es admirable. Tiene paciencia, intuición y una fe inquebrantable en el acto de crear".
"MÁS ALLÁ DE LO ESTÉTICO, EL COMPONENTE SOCIAL DE LA ARQUITECTURA ES MUY IMPORTANTE PORQUE TIENE QUE VER CON EL BIENESTAR COLECTIVO.
PENSAR EN UNA ARQUITECTURA QUE SEA SOSTENIBLE, INCLUSIVA Y QUE PERMITA UN DESARROLLO INTEGRAL, ES EL EJE PRINCIPAL DE TODA VISIÓN DE CIUDAD."
Desde su posición como Decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Omar Rancier tiene la oportunidad de observar cómo una generación de relevo se prepara cada día, para afrontar los retos futuros de una disciplina tan antigua como la humanidad misma.
Rancier asume su compromiso con la calidad humana y profesional que le han caracterizado, sin dejar a un lado sus conferencias, los escritos que publica con frecuencia, y esa mirada realista capaz de proponer soluciones viables ante las cosas que se pueden mejorar en nuestra ciudad
Lo definen como un profesional incisivo. ¿Se considera incisivo? Y su respuesta no se hizo esperar: "Sí. Yo creo que es importante el tema de la crítica, de poder discutir cuáles son las cosas buenas y cuáles son las malas, con todo el respeto del mundo. Por eso siempre cito a T. S. Eliot, el poeta norteamericano, que decía que la autocrítica y la crítica son el instrumento principal para un artista. Yo creo que sin crítica no hay posibilidad de desarrollo. Hablo de una crítica amplia, no negativa, sino una con evaluación de las virtudes y los defectos de una obra. Eso creo que es fundamental, y así lo expreso en mis escritos. Podría ser que eso me haga incisivo"
Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña
Omar Rancier es el sexto y último hijo de los esposos Marina y Matías Rancier. Nos cuenta que su padre era un técnico telefónico y a madre, la cual era ama de casa, le gustaba mucho leer. "Soy de San Carlos, estudié la primaria en el Colegio Santo Niño de Atocha, que era un colegio pequeño que existía frente a la plaza San Carlos, al lado de la iglesia de San Carlos, cuando Santo Domingo tenía la escala bucólica todavía. El bachillerato lo hice en el Colegio La Milagrosa, que primero estuvo en la calle José Reyes, en la Zona Colonial, y después de la Revolución del 65 pasó a la calle Sánchez Ramírez, en la Zona Universitaria ".
Rancier pensaba, durante sus años en el bachillerato, que iba a estudiar medicina, pero como desde siempre le había gustado dibujar, todo cambió cuando un día vio a un compañero hacer unos dibujos técnicos. Según sus palabras, "eso me prendió algo adentro y finalmente entré a estudiar arquitectura, de lo que no me arrepiento".
"Estudié arquitectura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo con unos maestros estupendos, entre los que estaban Manuel Salvador Gautier, Juanillo Zaragoza, Eduardo Selman, Espaillat Nanita, Eddy Rozas, Rafael Calventi, que me inculcaron un amor por la arquitectura hasta el punto de que, al salir de la universidad, seguía teniendo la necesidad de saber más".
"En ese momento, un grupo de compañeras arquitectas recién graduadas, mujeres todas, Sheila López, Edda Grullón, Angelita Burgos, Fátima Caram y Nouris Bello, crearon un grupo de estudio tratando de ampliar sus conocimientos sobre arquitectura y me invitaron a participar. Eso fue el génesis de lo que sería posteriormente el grupo Nueva Arquitectura (GNA)" .
Arriba: Viaje de estudio a la Presa de Taveras, junto a sus compañeros Miguel Bacó, Mayra Rita Paulino y Wie Yin Chiang. 1975. . Debajo: Primera Comunión. Circa 1960.
"El grupo Nueva Arquitectura, marcó un inicio en la época mía de crítica, divulgación y organización de eventos. Yo creo que quizás el logro más importante del grupo, además de las Bienales de Arquitectura de Santo Domingo, fue la creación de una red de arquitectos caribeños de Puerto Rico, Jamaica, Cuba, Colombia y México, que permitió en los años 90, ya finalizando el siglo XX, crear una dinámica importante de conocimiento de lo que estábamos haciendo cada uno de nosotros en nuestros países. Siempre habíamos mirado más a Europa y Estados Unidos, y no conocíamos lo que estábamos haciendo en la región del Caribe".
Según nos cuenta Rancier, al conformarse el grupo Nueva Arquitectura lo hace con una de las primeras exposiciones sobre los temas que se realizan en Santo Domingo. "Habíamos realizado dos eventos que fueron muy exitosos, después de la primera exposición, que se realizó en Casa de Teatro. Hicimos Arquitectura 81 y Arquitectura 83 en la República Dominicana. Luego, con esa experiencia de esas dos exposiciones, propusimos hacer la Bienal de Santo Domingo, en 1986. De ahí en adelante se han realizado 13 bienales".
De la primera Bienal de Arquitectura, recuerda muy bien que fueron muchos los retos a los que se enfrentaron, como el financiamiento, que se logró gracias a algunas empresas que creyeron en ellos. También, dice Rancier, hubo que convencer a los arquitectos para que presentaran sus obras.
"La evolución ha sido evidente, si recordamos que la primera Bienal se hizo en un solo espacio de, en aquel entonces, la Galería de Arte Moderno. En la actualidad, la Bienal ocupa dos y tres niveles de esa institución, y se ha hecho cada vez más internacional".
En otro aspecto, destaca que lo que el grupo logró en ese momento, con esta iniciativa, fue tan importante que en 2003 recibieron, tanto Emilio Brea como el propio Rancier, el premio Henry Klumb de arquitectura, otorgado por el Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico. Fue la primera vez que se dio ese premio a alguien que no fuera puertorriqueño.
"Otro aporte del grupo fue dar a conocer lo que estaban haciendo los arquitectos nuestros aquí, y desarrollar una campaña de divulgación de la arquitectura dominicana. Eso nos permitió organizar, con muchos esfuerzos, la Primera Bienal de Arquitectura de Santo Domingo, que fue en 1986.
Nosotros habíamos visto la bienal de Quito y la tomamos como modelo, y de ahí en adelante ya se han hecho 12 bienales con dificultades, pero se han hecho".
"En términos profesionales, yo me formé en las oficinas de arquitectos e ingenieros como Máximo Brito Arache y Érvido Creales, así como en los talleres del arquitecto Eduardo Selman. Eso me permitió tener una idea, digamos, mucho más clara del oficio".
Posteriormente, Rancier trabajó en la oficina de Rodríguez Sandoval, y luego con Emilio Brea, con quien fundó una oficina de arquitectura y diseño que, básicamente, trabajó en el área de conservación. "Nosotros trabajamos en la restauración y conservación de la iglesia de Bánica, la única iglesia colonial que hay en la zona de la frontera, y tuvimos también la responsabilidad de la primera consolidación que se hace del Castillo del Cerro de San Cristóbal, que fue una de las casas de Trujillo".
"Luego comencé a trabajar en planificación. Yo era muy escéptico con el tema de la planificación y del urbanismo, porque entendía que tiene una condición política muy fuerte. Los técnicos proponen y los políticos disponen. Sin embargo, tuve la oportunidad de trabajar con un equipo maravilloso que lo dirigía Oscar Barahona, un arquitecto chileno que trabajó mucho tiempo aquí. Comenzamos a
trabajar en un proyecto que se llamó RESURE, enfocado en la reestructuración económica, social y urbana de los barrios de la orilla de los ríos Ozama e Isabela. Eso también me dio la oportunidad de trabajar con la comunidad, trabajar en proyectos de mejoramiento, trabajar en procesos de esfuerzo propio y ayuda mutua, donde la misma gente construía, y eso me dio una perspectiva diferente de la planificación".
"Pude enfocar el trabajo en el tema de la planificación territorial y la planificación urbana, que son escalas diferentes, y eso lo hice participando primero con un proyecto de las Naciones Unidas, luego con el Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU) y, al final con la Dirección de Ordenamiento Territorial´´.
En cuanto a su labor docente, comenta que siempre le gustó, justamente por la influencia de los magníficos profesores que pudo conocer en sus años como estudiante. "Desde siempre me gustó el estudio, poder discutir y trabajar el tema de la enseñanza. Yo comencé a dar clases de arquitectura a principios de los años 80, casi recién graduado, en la Universidad Central del Este, en un momento donde esa universidad comenzaba con mucho ímpetu y había un grupo grande de profesores que daban clases tanto aquí en la UNPHU como en la UASD. En la UCE comencé como profesor de diseño, luego pasé a Unibe, invitado por el arquitecto Raúl De Moya, y donde llegué a ser director de la Escuela de Arquitectura. Recuerdo que luego, en el año 86 o en el 87, Gustavo Moré, Cuquito, me invitó a que diera clases de teoría de la arquitectura aquí en la UNPHU. Ahí comenzamos a trabajar en las áreas de teoría, diseño, historia y, finalmente, en el área de urbanismo. Hace unos 17 años que me nombraron decano, y aún estamos aquí, dando la batalla, como se dice".
Rancier declara que ha pasado por varias etapas. "Me formé dentro del Movimiento Moderno, pero en mi proceso formativo irrumpió el Posmodernismo, que cautivó a muchos arquitectos. Sin embargo, ese movimiento envejeció muy rápido. Luego surgieron otras corrientes como el deconstructivismo, que no prosperó aquí por razones técnicas".
"He aprendido a valorar la arquitectura moderna como una de las más claras y sólidas de la historia. Aquí tuvimos grandes ejemplos, como el Hotel Jaragua, que, lamentablemente, fue una de las batallas que perdimos como grupo Nueva Arquitectura, o el edificio Copello, que, aunque maltrecho, sigue en pie. Muchas de estas obras están siendo documentadas por DOCOMOMO, la institución para la documentación y preservación de monumentos modernos".
"La arquitectura es un arte que requiere técnica. Es el arte más caro y difícil de exponer. Como decía Bruno Zevi, tú puedes colgar un Picasso en cualquier lado, pero para ver la obra de un arquitecto tienes que ir al sitio. La arquitectura da forma a las aspiraciones y necesidades de la sociedad, permite crear espacios funcionales, bellos, que inspiran a
trabajar, meditar, producir. Es un constructo social que ayuda a mejorar la sociedad".
Rancier tiene nombres importantes entre sus arquitectos favoritos. Cita a Gaudí, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Robert Venturi. En el país, admira a Erwin Cott, Plácido Piña, Marcelo Alburquerque, Óscar Imbert, Antonio Segundo Imbert, Cuquito Moré, entre otros. Porque, según nos cuenta, "son arquitectos que han sabido interpretar la cultura dominicana y traducirla en obras con identidad, fuerza y sentido de lugar".
Sobre el tema de la falta de identidad en la arquitectura dominicana, dice que es un problema grave. "Muchos intentan copiar patrones exógenos, sin pensar en nuestra cultura o clima. No podemos seguir haciendo edificios que gasten grandes cantidades de energía solo por aparentar modernidad. La arquitectura debe responder a su contexto".
En la arquitectura no solo hay un componente estético, también hay un componente social. Un aspecto sobre el cual Rancier deja clara su posición: "Es el tema más
importante en la arquitectura, porque tiene que ver con el bienestar colectivo. Y como tiene que ver con el bienestar colectivo, más que con la arquitectura como elemento particular, le corresponde al urbanismo y a la ciudad como organismo social. En ese sentido, construir una visión de una arquitectura que sea sostenible, no solo económicamente sino también socialmente, que sea inclusiva y que permita un desarrollo integral de todos los componentes, es el eje principal de toda visión de ciudad. Y cuando hablo de ciudad, me refiero a la ciudad como la suma de sus arquitecturas".
Además, aclara Rancier, "El aspecto social es fundamental, porque si una ciudad no es inclusiva ni sostenible, en un momento de crisis de cualquier tipo, nosotros como sociedad podríamos irnos a pique".
Para el arquitecto Omar Rancier es muy importante mantener una visión clara y realista sobre la ciudad de Santo Domingo. "Creo que es urgente prestar atención a lo que pasa con la ciudad de Santo Domingo. Desde la administración pública no se ha logrado construir una visión clara de ciudad. Se hacen planes dispersos: para el tránsito, para la vivienda, para el transporte... pero no hay un plan integral. Debemos pensar la ciudad como un todo y planificarla con todos sus componentes conectados. Solo así podremos tener una ciudad verdaderamente habitable".
Rancier fue cofundador de la Sociedad de Arquitectos de República Dominicana. Una iniciativa producto de que los arquitectos no se encontraban protegidos dentro del CODIA, por lo que se propuso entonces crear esta sociedad, una idea que unió a importantes representantes del sector.
"Decidimos hacer una sociedad no para separarnos del CODIA, sino una sociedad que velara por los intereses de los arquitectos, y que se mantuviera en buenas relaciones con el Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos. La sociedad vino a ser un relevo, de alguna manera, del grupo Nueva Arquitectura, con el tema de las Bienales, ya que a partir de la VII Bienal, la Sociedad de Arquitectos, conjuntamente con el grupo Nueva Arquitectura, se ha hecho cargo de la Bienal. Y yo creo que ha sido una iniciativa interesante, porque le ha dado voz y presencia al arquitecto que, de alguna manera, se difuminaba dentro del CODIA. Así hemos logrado mayor presencia, que era uno de los objetivos que teníamos en el grupo Nueva Arquitectura. Nosotros nos definimos como un grupo de divulgación y crítica de la arquitectura dominicana".
Entre los reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera, Rancier cita el del Ayuntamiento, el del CODIA y, por supuesto, el de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, por su trayectoria de más de 33 años de docencia.
La medalla Armando Mestre, que se otorga en Cuba, la recibió, sin ser cubano, como resultado de un momento en que los cubanos se acercaron mucho a los dominicanos gracias a la labor de divulgación de la arquitectura en el Caribe. "Básicamente hicimos una gran alianza con Cuba, y pudimos, inclusive, participar como jurado en la Bienal de Arquitectura de La Habana. Antes habíamos hecho, a finales de los años 90, el Primer Seminario Arquitectura y Urbanismo de Las Antillas. Se hizo el primero aquí en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, y el segundo se hizo justamente en Martinica. El último en el que pudimos participar fue en Santiago de Cuba".
Desde el 2020, Rancier colabora con el portal Acento. Y todo comenzó a raíz de la pandemia que la humanidad vivió. "A mí me chocó mucho cómo respondía la ciudad ante el encierro: el silencio, la parálisis, y cómo nos enseñó de nuevo la importancia del espacio público. En ese sentido, hemos seguido colaborando a través de Fausto Rosario, el director de Acento, muy amigo mío, con el tema de la ciudad, ya que me interesa mucho el espacio público. Me interesa lo que pasa con las aceras. El último artículo trataba sobre eso.
También el tema de la vivienda, el tránsito y el transporte, que son fundamentales para el desarrollo de esta ciudad. Una ciudad que tiene todas las modalidades de transporte: metro, teleférico, autobuses, taxis, minibuses, voladoras, motoconchos, pero sin embargo no hay coordinación entre esos sistemas. Y lo que sigue ocurriendo es que el tránsito cada vez está peor. No hay régimen de consecuencias, ni leyes claras, ni un compromiso real, ni de las autoridades ni de los ciudadanos.
Son temas importantes para construir una ciudad dominicana funcional y habitable en el futuro".
Para Rancier, la calle El Conde tiene una importancia extraordinaria en la ciudad de Santo Domingo. Es por ello por lo que se encuentra en los preparativos de un libro que destacará esta vía, porque en sí misma es un kilómetro de historia por su peso arquitectónico y social, desde La Colonia hasta la actualidad. Desde que fue trazada como eje principal en la ciudad de Ovando, hasta ser escenario de eventos recientes como la Marcha Verde, realizada en El Conde y en la Puerta del Conde.
"El Conde tiene una muestra de arquitectura de muy buena calidad a lo largo de todo su trayecto: obras de Guillermo González, Benigno Trueba o Humberto Ruiz Castillo, por citar algunos. Edificios como Baquero y Díez, o el Edificio Copello, que es la primera obra verdaderamente moderna en la arquitectura americana, y que fue sede del Gobierno Constitucionalista del coronel Caamaño".
"Es la única calle que comienza y termina en una plaza: inicia en la Plaza Colón (la antigua Plaza Mayor) y termina en la Plaza de la Independencia. El Conde se ha ido
desvalorizando; se ha convertido en una especie de calle de segunda, con propuestas estéticas cuestionables. Es urgente prestarle atención porque representa a la ciudad".
Como docente que ha visto la evolución de la educación desde muchos puntos de vista, a Rancier le preocupan, especialmente, dos cosas: ´´Primero, la formación intelectual: hay que leer, estudiar historia. Si no conoces el pasado, repites sus errores. Segundo, el dibujo a mano. Ninguna computadora sustituye la relación entre mano y pensamiento. Yo les insisto a mis estudiantes en que investiguen, que no se conformen con Google o ChatGPT, y que dibujen a mano para conceptualizar mejor los espacios´´.
Y sobre la tecnología, piensa que, bien usada, es beneficiosa para la formación de todo arquitecto. "Si introduces datos erróneos en un software, el resultado será erróneo. La tecnología acelera los procesos, pero no los reemplaza. Muchos creen que la tecnología "piensa" por ellos, y no es así. La base sigue siendo conceptual e intelectual".
Conozco a Omar desde hace años. Desde que se graduó en la UASD, él ha estado ejerciendo la arquitectura, no solo a través de proyectos, sino también comprometido con los problemas de la ciudad. Lo ha hecho desde antes de graduarse, y su esfuerzo y trabajo es lo que lo ha llevado a ser decano de la UNPHU.
Hemos coincidido en muchos proyectos desde aquella época, yo de urbanismo y él de arquitectura, pero juntos hemos trabajado en muchas restauraciones en el urbanismo. Para mí ha sido un honor el hecho de ser compañero de Omar por tanto tiempo y compartir con él tantos proyectos, lo que ha aportado a estructurar y tener una nueva visión para esta nueva generación de arquitectos.
Conocí a Omar Rancier al mismo tiempo que a Emilio Brea, en una visita que ambos hicieron al departamento de historia de la arquitectura y urbanismo, en la Facultad de Arquitectura y Arte de la UNPHU, una mañana de 1981. Omar es un individuo de una educación y formación humana impecables; hemos tenido una relación sumamente productiva en el ámbito profesional y personal. Ha sido mi mentor, mi ejemplo, mi guía en muchas etapas de la vida.
Omar ha sido valiosísimo por sus textos tan específicos y tan amplios a la vez, y ha sido fundamental en la educación de una nueva generación de arquitectos dominicanos, desde su enorme trabajo en la UNPHU, y sobre todo, en su ejemplo de hombre de bien y de profesional íntegro.
(Del prólogo del libro “Reflexiones sobre el borde: momentos de pensamiento crítico.” De Omar Rancier, en proceso de edición).
El libro trata sobre las leyes secretas de la arquitectura que solo pueden ser manejadas por aquellos que poseen determinados atributos, entre ellos la cualidad de pensar y de manejar iniciativas sobre el espacio y el tiempo; la ocupación comunitaria del territorio; y la sensibilidad para crear la geografía humana e integrarla a los ecosistemas naturales.
Su autor está dotado de la escasa facultad de saber interpretar estos secretos. Pudo así dedicarse a descubrir las debilidades y fortalezas a que están sometidos, tanto los pueblos como las ciudades, y cuya administración constituye una profesión tan antigua como las normas que rigen su funcionamiento.
“DESDE SIEMPRE SENTIÓ UNA INQUIETUD POR DESCUBRIR NUESTRAS RAÍCES, POR ENTENDER EL PASADO A TRAVÉS DE SUS HUELLAS VISIBLES E INVISIBLES”.
Muchas veces, las ciudades tienen cronistas que no escriben con pluma, sino con imágenes, planos y memoria. Bienvenido Pantaleón fue uno de ellos. Arquitecto, docente, investigador y creador de la plataforma digital Imágenes de Nuestra Historia, dedicó su vida a preservar aquello que el tiempo suele borrar: la huella de lo vivido. Sobre este proyecto, el propio Bienvenido decía: "Es una ventana abierta a la imaginación.
sobre nuestro pasado, narrado mediante imágenes que atraviesan el tiempo. En palabras de Pantaleón: "Somos vivencias, nostalgias, asombros y pensamientos que buscan respuestas y hallan caminos hacia la comprensión de quiénes fuimos y cómo llegamos hasta aquí. A través de ilustraciones y fotografías detenidas en el tiempo, ofrecemos claves para analizar el presente y preservar el conocimiento para el futuro".
En una época donde la imagen se consume con rapidez y la historia se pierde entre algoritmos, Bienvenido Pantaleón decidió detener el tiempo. No con ladrillos ni cemento, aunque su alma de arquitecto supo de estructuras y planos, sino con fotografías, recuerdos y una sensibilidad aguda para contar el país a través de sus huellas.
Nacido el 31 de agosto de 1958 en Bonao, Monseñor Nouel, Bienvenido creció entre la tranquilidad de su pueblo natal y el rigor académico inculcado por los jesuitas del Colegio Loyola en Santo Domingo. Allí completó sus estudios primarios y secundarios, graduándose como bachiller en Ciencias y Letras en 1975. La arquitectura llegó a su vida no solo como una vocación técnica, sino como una forma de interpretar el mundo. Estudió en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), entre 1976 y 1982, etapa en la que comenzó a construir una sensibilidad que combinaba estructura y memoria, planificación y sentido humano.
TRAYECTORIA PROFESIONAL: ENTRE PLANOS, AULAS Y CIUDAD
En 1983 fundó su firma Arquitecto Bienvenido Pantaleón H & Asociados, desde donde desarrolló proyectos significativos, tanto para el sector privado como público. Entre ellos se destacan el diseño del Colegio Americano de Santo Domingo y la estación de televisión CDN. Su enfoque siempre fue más allá de la estética: buscaba funcionalidad, pertenencia y diálogo con el entorno.
Su vocación pedagógica lo llevó a convertirse en profesor adjunto de la Escuela de Arquitectura de la UNPHU desde 1989, donde impartió clases de diseño y proyecto de grado durante más de tres décadas. A partir del 2013 también se integró al cuerpo docente de UNIBE, siendo reconocido como Profesor Innovador en 2015. En ambas instituciones dejó una huella imborrable como maestro apasionado, exigente y cercano. Fue también miembro del Comité de Investigación de la Facultad de Arquitectura de la UNPHU, donde trabajó en varios libros sobre historia dominicana.
IMÁGENES DE NUESTRA HISTORIA: UN PROYECTO DE MEMORIA COLECTIVA
Fue un descubrimiento tardío, pero transformador. Bienvenido Pantaleón no imaginaba que una visita al Archivo General de la Nación, en algún momento del 2012, cambiaría el rumbo de sus días. Lo que empezó como una curiosidad se convirtió en una pasión urgente: rescatar del olvido la memoria visual de la República Dominicana.
Desde niño había sentido una inclinación por la historia, pero fue solo en esa etapa, ya adulto, cuando decidió explorar con rigor los registros del pasado. "Un día, en el Archivo General de la Nación, me encontré con unos CD repletos de imágenes antiguas de Santo Domingo y otras regiones del país", contaría después. "Al compartir una de esas fotos, noté algo poderoso: la reacción fue inmediata. La gente empezó a comentar, a recordar, a reconstruir con sus palabras lo que las imágenes evocaban".
A través de imagenes de Nuestra Historia, Bienvenido Pantaleón encontró un motivo para construir un legado que hoy perdura en la sociedad.
Así nació Imágenes de Nuestra Historia, un proyecto que comenzó como una página de Facebook y que pronto se expandió a Instagram, YouTube y Twitter. Más de 500 mil seguidores se sumaron a esta comunidad, atraídos por las más de 50,000 imágenes que Bienvenido rescató, contextualizó y compartió: fotografías urbanas, retratos familiares, anuncios de época, recortes de periódicos. Cada publicación llevaba consigo una intención: preservar la memoria colectiva de la República Dominicana, invitar a la reflexión, generar conversación.
En apenas tres semanas de iniciado el proyecto, ya contaba con más de mil miembros y cientos de imágenes publicadas. Lo más valioso, decía Bienvenido, era su carácter bidireccional. Cualquier persona podía subir sus propios archivos, comentar, enriquecer el diálogo. "Es un esfuerzo colectivo que llena un vacío en nuestra sociedad: el rescate de la memoria histórica dominicana".
Estas imágenes funcionan como puertas abiertas al pasado: evocan recuerdos dormidos, despiertan anécdotas familiares y, a menudo, revelan datos inéditos. Algunas publicaciones muestran, por ejemplo, que la Catedral Primada tenía un reloj en su fachada norte, un detalle
del sitio web imagenesdenuestrahistoria.wordpress.com.
que muchos desconocían, incluso historiadores. Otras captan escenas de una ciudad que ya no existe: esquinas desaparecidas, edificaciones demolidas, vidas congeladas en blanco y negro.
La iniciativa comenzó a crecer con una energía propia. Un día, el arquitecto Emilio Brey llamó a Bienvenido y lo animó a presentar la propuesta en la Bienal de Arquitectura 2012. Fue un desafío, pero también una señal de que el trabajo estaba siendo visto y valorado. La Bienal terminó otorgándole el segundo lugar en la categoría Historia y Crítica, reconocimiento que lo posicionó como un cronista visual del país y un referente para historiadores, urbanistas, artistas y ciudadanos que encontraron en sus publicaciones una forma de reconocerse en el pasado.
A medida que el archivo se expandía, también lo hacían las alianzas. Con el respaldo del Archivo General de la Nación,
los contenidos y establecer nuevas colaboraciones para garantizar la circulación y preservación del material.
Los fondos utilizados son tan diversos como valiosos. Destacan los archivos del Dr. Conrado, un médico extranjero que vivió en el país entre 1938 y 1943 y que, por su cercanía a la familia Trujillo, capturó imágenes inéditas del período. También los materiales de Luis Mañón, Rodríguez Urdaneta y de decenas de ciudadanos que cedieron sus álbumes familiares para ser compartidos con el país. Era, como decía su fundador, "una combinación bien interesante".
"Cada imagen que subo tiene un propósito: contar lo que los libros a veces callan, rescatar edificaciones que ya no existen, o alzar la voz cuando se intenta vulnerar nuestro patrimonio. Creo, con humildad, que este esfuerzo es una forma de aportar al país, de construir, desde lo visual, una memoria colectiva que merecemos preservar", afirmaba Bienvenido con frecuencia.
Y quizá sea eso lo que hace tan singular este proyecto: su sentido de pertenencia. "Imágenes de Nuestra Historia es de todos, decía. Haga la suya". En esa frase cabe toda la esencia de su trabajo: una invitación abierta a mirar hacia atrás para entender quiénes somos, de dónde venimos, y cómo podemos construir, juntos, una historia compartida.
COMPROMISO CON EL PATRIMONIO Y LA CIUDAD
Desde el año 2020, fue Encargado de Rescate de Espacios Históricos del Distrito Nacional, en la gestión de la alcaldesa Carolina Mejía. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue la puesta en valor del Cementerio Histórico de la Avenida Independencia, con miras a convertirlo en un museo a cielo abierto en ocasión de su bicentenario en 2024.
Formó parte del ICOMOS Dominicano y del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), que lo reconoció como colegiado destacado en 2016. Fue también un conferencista habitual, llevando su pasión por la historia dominicana a escenarios dentro y fuera del país. Su voz era clara, documentada, pero también emotiva, como quien habla desde la experiencia vivida y no solo desde la teoría.
Formó parte de Premios Construgala en sus 3 primeras ediciones, 2016, 2018 y 2022, otorgándos el reconocimiento póstumo por su trayectoría, en la 4ta. edición del premio este 2025.
Por todo lo citado, nos queda claro su compromiso constante con el patrimonio y la arquitectura dominicana.
Fuera del ámbito público, Bienvenido fue un esposo y padre entregado. Estuvo casado con Claudia Josefina Read Sánchez y tuvo cuatro hijos: Eduardo José, María José (actual administradora de la página), Ana Gabriela y Claudia Isabel.
Su vida personal estuvo marcada por la estabilidad, la lectura y el amor profundo por la historia nacional. Quienes lo conocieron coinciden en describirlo como un hombre culto, meticuloso y profundamente apasionado por todo lo que emprendía.
Falleció el 7 de enero del 2023, tras complicaciones de salud. Pero su legado sigue vivo. Sus alumnos lo recuerdan como un formador generoso; sus seguidores, como un curador de la historia; sus colegas, como un referente íntegro. En sus clases, en sus publicaciones, en los espacios que ayudó a preservar, Bienvenido sembró memoria. Una memoria que —gracias a él— hoy es más visible, más accesible y, sobre todo, más nuestra.
Quizás ese fue siempre su propósito oculto: demostrar que la arquitectura también puede ser una forma de recordar.
"Conocí a Bienvenido Pantaleón como estudiante en la UNPHU, hacia 1984. Desde entonces destacó por su carácter activo, trabajador y distinto, siempre acompañado de su gran amigo y también arquitecto Fernando González. Bienvenido era un conversador nato, amable, sincero y apasionado por la historia. Esa pasión lo llevó a sumergirse en los archivos nacionales, especialmente en el Archivo General de la Nación, donde halló un valioso tesoro visual que compartió con generosidad y rigor a través de sus publicaciones. Su trabajo fue un éxito rotundo y sigue vivo gracias al esfuerzo de su familia. Fue un colaborador cercano en la revista Archivos de Arquitectura Antillana, y recuerdo con especial gratitud el valioso material inédito que me facilitó sobre Guillermo González, esencial para mi libro Trazos en el Mar. Siempre estaré agradecido por su amistad, su generosidad y su invaluable aporte a la memoria cultural dominicana".
"Bienvenido fue mi maestro y un excelente mentor. La verdadera conexión entre nosotros surgió cuando trabajamos juntos en nuestro primer proyecto; ahí pude conocer de cerca su profesionalismo y sus valores. Era de las personas que te motivan a ser mejor, a dar la milla extra. Como persona, era aún más admirable. Su calidad y su calidez eran tremendas. Destacar, además, que fue quien me refirió para una entrevista con ustedes, en la que terminé siendo la única mujer del grupo en esa edición. Su partida aún nos duele a todos los que lo conocimos y quisimos".
"Bienvenido Pantaleón Hernández fue un colega entrañable, con quien compartimos experiencias en el ámbito profesional, gremial y humano. Presidió la Sociedad de Arquitectura y dejó una huella imborrable con su proyecto Imágenes de Nuestra Historia, una plataforma que se convirtió en un legado cultural invaluable al interpretar fenómenos sociales y artísticos — como la arquitectura— a través de la imagen. Su defensa del patrimonio fue firme y activa, siendo voz clave en la preservación de bienes como las ruinas de San Francisco y las murallas de Santo Domingo. Más allá de sus aportes intelectuales y gremiales, lo recordamos por su carácter jovial, su sentido del humor y su cariño genuino hacia todos: familia, amigos, alumnos y colegas. Su memoria vive con fuerza en nuestros corazones".