HISTORIAS Y ANECDOTAS DE HUMOR POLICIAL Lima - Perú

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Ismael Augusto Sulca Velásquez ser un policía en lo más mínimo por el porte, y vestimenta de paisano y hasta el “boleado” de coca que llevaba en la boca, era un campesino con sombrero, poncho, ojotas y todo… que lo saludó muy cortésmente: “Buenos días, Wiracocha” (distinción de señor) -sacándose el sombrero y llevándoselo al pecho- ¿Y usted quién es? –le preguntó el Alférez- ¡El detenido, papay¡ -respondió con un castellano entrecortado- ¡Los Jefes me han dejado a cuidar el Puesto¡ ¿Cómo? – Parecía decirse interiormente el Oficial- ¿Cómo puede ser esto? ¿El detenido como guardián? ¿Entonces tenían razón en comentar que la disciplina “estaba por los suelos” en este lugar? – se volvía a preguntar- Dígame buen hombre, ¿Entonces dónde están los policías? –Ya que no le cabía que “todos” salieran a patrullar o a efectuar “correrías” por los anexos. ¿Y el armamento? (otra irregularidad)- Están haciendo deportes, han salido a correr al estadio. No podía ser que estos hechos estaban sucediendo en la misma presencia del Oficial reconocido por su disciplina y obediencia, por lo que de inmediato, puso en el calabozo al detenido y encargó al primer transeúnte para que le pasara la voz a los policías en la cancha de fútbol. Ante la presencia del Sargento Carmen Quispe Laura Laura, los Guardias GC Ronald Gamarra Zúñiga, Roberto 46


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