Continua la miseria en Haiti

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Permaneciendo firmes en la esperanza mientras

Continúa la miseria en Haití

E

n el 2010, la empobrecida nación caribeña de Haití fue azotada por un terremoto atroz seguido de un desvastador huracán que dió como resultado un brote de cólera. Todo esto, acompañado del siempre presente malestar político y un colapso general del orden social. La Comunión Internacional de la Gracia tiene varias congregaciones pequeñas en Haití y administra una escuela pequeña en la ciudad capital de Puerto Príncipe. Hablamos con el pastor Joseph Franklin acerca de cómo iban las cosas con nuestros miembros y con la agobiada nación.

Odisea Cristiana: ¿Podría describir ese momento de las 4:55pm de la tarde del 12 de enero cuando azotó el terremoto? Joseph Franklin: El suelo se sacudió por alrededor de 30 segundos. Mi esposa, mi ayudante y yo fuimos bendecidos de poder salir de la casa. Billy, nuestro hijo menor, se encontraba en una calle cercana. Gracias a Dios, él se las arregló para regresar a casa después de unos minutos. Pasamos dos noches durmiendo a la intemperie. Vivimos en una área en donde las casas no están adyacentes una de otra y tenemos patio delantero y trasero, así que estuvimos comparativamente menos expuestos al peligro. Desafortunadamente, en el centro de Puerto Príncipe las construcciones están adyacentes. Cuando cayeron, no dejaron espacio para que la gente pudiera escapar. Esa fue la causa principal de que tuviéramos una alta pérdida de vidas. Desde la cima de la colina en donde vivimos, podíamos ver sobre la ciudad que parecía una pila de cajas de cartón aplastadas. El primer estimativo calculó el número de muertos en 300,000. Pero esa cifra estaba fuera de la realidad. Llegó a ser evidente que tal vez tanto como medio millón de habitantes de Puerto Príncipe perecieron bajo los escombros. Podemos predecir un huracán—y aún darle un nombre y determinar su trayectoria. Pero un terremoto es diferente. No puedes saber si va a ocurrir y cuándo la tierra temblará bajo tus pies.

OC: ¿Cómo están las cosas hoy, a un año del terremoto? JF: No ha habido gran mejoría. En menos de un año hemos experimentado un huracán, la epidemia de cólera, un aumento en la actividad criminal, y malestar

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Aunque fue sacudido, el viejo edificio de nuestra iglesia permaneció en pie. El interior tuvo que ser demolido y remodelado. Las otras construcciones de la escuela sólo sufrieron daños menores. político. Aún no son confiables los servicios públicos esenciales. Cada una de las instituciones existentes en este país ha recibido su parte de las adversidades. La condición general se ha vuelto más agonizante tanto para las personas como para las instituciones por igual. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, iglesias, escuelas, la universidad—todos están batallando por continuar con sus actividades.

OC: ¿Es desesperante la situación en Haití? JF: Todo depende de cómo lo mires. Puedes ver dificultades en cada oportunidad o ver oportunidades en cada dificultad. Los visionarios dicen que no tiene sentido el rendirse, pero sí hay sentido en permanecer firmes y de no ceder. Por la gracia de nuestro fiel Señor, nuestra pequeña iglesia local es fuerte. En francés a menudo usamos este proverbio: “C’est par la tete que pourrit le poisson.” (“Es por la cabeza que se pudre un pescado”). El Cuerpo de Cristo permanecerá sano siempre y cuando esté unido a su cabeza, Jesucristo. Desafortunadamente, a veces los cristianos somos tentados a rendirnos ante la frustración. La frustración es humana, pero el rendirse ante ella, nos puede guiar a olvidarnos de la abundancia de la gracia de Dios. El secreto es no permitir que las frustraciones oscurezcan nuestra visión del reino.

Comunión Internacional de la Gracia


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