9 minute read

La interculturalidad en el contexto de la Fundación del Cuenca

Cuenca, ciudad cosmopolita fundada el 12 de abril de 1577 alberga una gran diversidad cultural que redefine la identidad del ciudadano cuencano. De esta manera, las calles, parques y edificios de Cuenca son expresiones y creaciones complejas, mediadas por el trabajo y cultivo de las culturas, que en sus inicios enfrentaron un evidente choque, pues, la colonización implementó dispositivos disciplinarios que modificaron el habitus de los cañaris de la zona. “…para la ubicación o emplazamiento de la nueva ciudad española el Gobernador-Fundador eligió el mismo amplio sitio o comarca de las aldeas cañaris de Guapondelig (“llano grande como el cielo”), y donde también se ubicó la imperial, sagrada y agraria Tomebamba inca, cuna del gran Huayna Cápac” (Municipio de Cuenca, s.f.).

En la actualidad podemos hablar que la diversidad cultural, género, generacional, existente en la ciudad, ha provocado que se creen espacios-tiempos de convivencia en donde el respeto y el diálogo de saberes llevarán a Cuenca a convertirse en una ciudad intercultural, pues, la interculturalidad rompe con las universales homogéneas dominantes para proponer inter-versidades dialogantes, por lo tanto, no privilegia ningún sistema conceptual, simbólico. Es decir, la interculturalidad construye otra calidad y sentido de las relaciones entre grupos sociales, culturales y pueblos, al interior de ellos mismos y con la naturaleza. Hace evidente la calidad de la relación hacia fuera y hacia dentro. Construye espacios de formación, diálogo, participación, políticas y acciones plurales donde las culturas y sus portadores de carne y hueso asisten en condición de igualdad, provocando una de-colonialidad y des-colonialidad (Franz Fanon) del ser y hacer.

La interculturalidad es un proyecto político, ético y epistemológico que exige este mundo globalizado para urdir, según Boaventura de Sousa Santos (2010), interversidad de conocimientos, técnicas, tecnologías, vías de conocimiento o procesos cognitivos, visiones y sentidos de la vida, formas de ser y relacionarse con la vida, para tejer nuevas formas de cosmovivencias que redefinen la conciencia del ser humano. La interculturalidad es necesaria para poder ser, porque, caso contrario, como dice Fornet-Betancourt, hoy pensamos y actuamos fundamentalmente desde las referencias de una cultura dominante del saber.

El camino es la pluralidad epistemológica, cultural, que es mucho más rica y compleja, por eso el saber significa siempre entrelazamiento y que en el proceso de aprendizaje provocamos siempre un movimiento de comunicación y de mutua complementariedad, entonces, podemos decir que de hecho no hay “saber” sino más bien “culturas” o constelaciones de saberes, que, como ha mostrado la sociología del conocimiento, remiten a su vez a formaciones sociales o tipos de sociedad determinados. “El encuentro con el otro es así interpelación…” (FornetBetancourt, 2001, p.41) porque nos desafía, critica, incomoda y solo el diálogo intercultural permite este encuentro porque “tiene su sentido fuerte en el intento de abrir las culturas rompiendo sus posibles cierres categoriales, simbólicos, morales, etc., y fomenta así el ejercicio de la reflexividad crítica en los miembros de cada cultura particular” (Fornet-Betancourt, 2001, p.206).

Por esta razón, “…el diálogo intercultural prepara a las culturas para que se conozcan mejor entre sí y para que, mediante ese conocimiento de las otras, se conozca cada una mejor a sí misma” (Fornet-Betancourt, 2001, p.207). En términos epistemológicos se da una hermenéutica diatópica es “un proceso de información en el que nos informamos (comunicamos) y nos dejamos informar (en el sentido de dar forma) por lo que conocemos” (FornetBetancourt, 2001, p. 207), para provocar una traducción intercultural.

De esta manera, el espacio-tiempo simbólico de la ciudad es un pacha de creaciones provenientes de las diversas culturas –cañari, inca, española, francesa, moderna, etc.- por lo tanto, no hay un sólo símbolo en la ciudad, ni sólo lo que académicamente –el arquitectocalifique como tal. Efectivamente, la riqueza es la diversidad, ella está también presente en los parques, edificios, calles, siendo por ello que deberíamos hablar de creaciones simbólicas. Pero, no es un asunto de nombre. Cuando hablamos de creación simbólica, debemos hacer referencia a una creación de creaciones, de creación de las diversas culturas, cada una desde su locus de enunciación, desde y para sus cosmovivencias. Si esto es así, entonces, la interculturalidad es el camino para terminar con las prácticas racistas y xenofóbicas que se hicieron evidentes en el paro de octubre de 2019 y se volvieron a repetir en junio de 2022.

Recordar la Fundación de Cuenca nos debe llevar a generemos espacios-tiempos humanos de reinterpretación de estos espacios-tiempos simbólicos, porque las culturas diversas tienen el desafío de ofrecernos y ofrecer un espacio de diálogo, deconstrucción de estas representaciones simbólicas en la ciudad.

La utopía del interconocimiento es aprender otros conocimientos sin olvidar el propio (De Sousa, 2010, p.45). Entonces, “la confrontación y el diálogo entre conocimientos son confrontación y diálogo entre diferentes procesos a través de los cuales las prácticas que son ignoradas de modos diferentes se vuelven prácticas de conocimientos de modos diferentes. Todos los conocimientos tienen límites internos y externos” (De Sousa, 2010, p.45). Límites que se pueden abrir si hay la disposición para ello.

Los espacios-tiempos de las calles, parques y –algunos edificios- son espacios-tiempos comunitarios que permitieron crecer como seres humanos (varones y mujeres), sin embargo, en la actualidad, son espaciostiempos de soledad, de des-encuentro fruto de la pérdida de la palabra –el saludo-, es decir, tomar la creación como espacio comunitario de creación y recreación de simbolizaciones, de expresiones, pero intentando aprenderlos como diálogo, no como mezcla, ni separados del conjunto del aprender y crear conocimiento. Este espacio comunitario de creación es una punta para propender a cubrir otros espacios-tiempos humanos. Las culturas que viven se relacionan en la ciudad (no solo a las indígenas, ni solo a cualquiera otra, ni solo a las tradicionales) son mundos de creación que se expresan, evidencian en sus calles, parques, edificios, por ello, recordar la fundación de ciudad nos obliga a mirar cómo hemos avanzado en la interculturalización de Cuenca, porque, en la actualidad es indudable que es una ciudad cosmopolita que se proyecta a ser un referente en Latinoamérica.

Bibliografía:

De Sousa S. (2010). Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur. Lima: Instituto Internacional. Fornet-Betancourt, R. (2001). Transformación intercultural de la filosofía. España: Descleé de Brouwer. Municipio de Cuenca (s.f.). Fundación de Cuenca.

Una entrevista con Priscila Urgilés, directora del Coro Polifónico de la Universidad de Cuenca y su pasión por la música y la educación.

El Coro Polifónico de la Universidad de Cuenca es una de las experiencias más memorables para la difusión del arte y la cultura que se gesta en las aulas universitarias, pero también se consagra como el espacio para el aprendizaje, la profesionalización, la práctica y el trabajo colaborativo.

La maestra Priscila Urgilés lo dirige desde el año 2015. Nos cuenta más sobre su trabajo, los logros y las expectativas de una gestión cuyo compromiso es con la música, con los estudiantes, la Universidad de Cuenca y con un público cada vez más exigente y que crece cada día.

La vena artística de Priscila Urgilés ¿dónde nace? ¿de dónde viene?

En casa, la artista es mi mami, toca la guitarra. Formó parte de un grupo de música folclórica, Guapondélig, con el que había grabado para la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, hoy la UDA, también para la OEA; entre otros proyectos dedicados a la música.

Desde que éramos chiquitas nos hacía cantar. Soy la mayor, así que fui el primer proyecto y cantaba con ella; somos cuatro hermanas. Fuimos creciendo y empezamos a cantar juntas. Lo hicimos para Amnistía Internacional, desde muy temprano nos comprometimos con la defensa de los derechos, con la niñez… Nos encaminamos hacia la música latinoamericana y nacional.

Priscila Urgilés

Así que la vena artística nace por ahí. También estudiamos en el Conservatorio y el interés fue cada vez más profundo. Me dediqué a la música por completo.

En qué momento escogiste dedicarte a la música coral. ¿Es un género que requiere ciertas competencias, habilidades, un gusto especial?

Creo que muchas cosas en la vida se me han presentado en el momento oportuno. Han sido propuestas que han ido surgiendo, muy significativas, que han cambiado lo que inicialmente tenemos pensado para la vida.

Indiscutiblemente la formación vocal lírica me ha servido mucho para el trabajo que estoy haciendo ahora. Tuve un primer acercamiento a la dirección coral con la Orquesta Sinfónica de Cuenca, los proyectos que desarrollamos ahí permitieron que la Carrera de Música de la Facultad de Artes se interese en mi trabajo y desde el 2015 estoy al frente del Coro Polifónico de la Universidad de Cuenca, al que le ha ido bastante bien.

Soy bastante emprendedora y me gusta trazarme proyectos ambiciosos, exigentes. Eso a los chicos les gusta. Recuerdo que cuando era estudiante, no había espacios como los que ahora tenemos: la Orquesta y el Coro, para que nos apoyen en la realización de obras más significativas. Esto hoy ha cambiado, los estudiantes tienen la posibilidad de hacer trabajos escénicos, de hacer proyectos vocales, trabajar con otras agrupaciones, incluso a nivel nacional; esto nos motiva y va marcando el camino.

Entrevista

Esto nos lleva a una siguiente pregunta ¿cuál es la importancia de tener un coro polifónico para la Universidad de Cuenca?

El apoyo de la Facultad de Artes y de la Dirección de Cultura ha sido fundamental para que este espacio para el desarrollo del arte y la formación profesional se fortalezca. En un inicio fue complicado.

No obstante, considero que aún debemos trabajar en un enfoque diferente respecto de las agrupaciones culturales de la universidad. El acercamiento a la empresa privada es necesario para lograr auspicios que permitan al grupo mayor difusión, viajes, giras, desarrollar proyectos con otras agrupaciones nacionales e internacionales, talleres, colaboraciones… esto nutre la formación, la experiencia. Estas oportunidades son muy enriquecedoras y contribuyen a mostrar que del arte y la música sí se puede vivir.

Estos espacios son oportunidades significativas para el desarrollo profesional de los estudiantes, de sus integrantes en general, nos permite ver que otras oportunidades son posibles.

Como universidad hemos creado estos espacios, hemos desarrollado trabajos colaborativos muy enriquecedores. Pero debemos ser más ambiciosos.

¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir el Coro Polifónico de la Universidad de Cuenca?

Iniciamos un proyecto con estudiantes de la Carrera y voluntarios en el espacio universitario, hemos ido creciendo. De 20 estudiantes que conformaban el Coro, hoy tenemos 44 estudiantes; es un trabajo duro, pero realmente satisfactorio.

Debo reconocer que los chicos realmente le ponen ganas y esfuerzo. Al inicio presentaban un proyecto por semestre, ahora presentamos proyectos mensuales. Lo importante es que el proceso de aprendizaje no se frene.

¿Es más difícil el trabajo coral que otros géneros?

Creo que es diferente. Todo tipo de música merece su espacio y todo género puede ser bien logrado o mediocremente logrado. Dentro de la actividad coral hay dos cosas que son importantes. Técnicamente hablando, el desarrollo auditivo, el trabajo de las voces, el empaste de las voces; y lo otro es el aspecto social del trabajo en grupo, un coro es un convivir. Esto es lo lindo de la agrupación, es un trabajo colaborativo en el que se siente el compañerismo, a la final somos una familia. La actividad coral es una forma de compartir, de aprender a trabajar en equipo.

¿Tienes alguna experiencia memorable o anécdota del trabajo de dirigir el Coro de la Universidad de Cuenca?

No sé si deba contarla, pero para mí ha sido una experiencia importante. Le tengo mucho cariño al grupo y los chicos van teniéndome el mismo cariño. Soy muy exigente y enérgica en el trabajo, pero así mismo tengo el lado bueno (risas). A veces pensamos que la exigencia provoca en los chicos cierta resistencia, pero no ha sido así. Ellos han visto que para cada proyecto yo me cargo los fierros si es necesario para que todo salga bien y eso ha sido valorado. Recuerdo que alguna vez por cosas de la vida estuve por irme de la universidad, la reacción que los estudiantes tuvieron fue muy linda, me di cuenta del impacto que puedo tener en ellos, me llegó mucho en verdad.

¿Cómo trabajar con la comunidad? A veces creemos que cierto tipo de música tiene más acogida que otro, está el trabajo de formar artistas, pero también el de construir públicos.

Estoy convencida que todo llega desde la infancia, cuando empezamos una formación artística desde los chiquitos no solo estamos formando futuros profesionales del arte, de la música, sino personas que tengan mayor capacidad de análisis, de conocimiento y mayores posibilidades de valorar todo lo relacionado con el arte y la cultura en general.

También pasa por mostrar al público que la música académica puede ser muy cercana a cada uno de nosotros y para ello necesitamos trabajar en lenguajes digeribles para que de a poco la gente se vaya introduciendo en otros terrenos.

En el inicio de todo este trajín que ha implicado fortalecer el Coro teníamos pocas personas en nuestros eventos, ahora tenemos teatros llenos y mucha expectativa sobre lo que vamos a presentar.

¿Cómo ha sido la evolución de la música coral en Cuenca?

Sin duda ha habido un giro importante tanto desde la ejecución como en la participación de la gente. A raíz de que existe una formación profesional ha habido un impacto. La Escuela de Canto Lírico fue pequeña, salió de la universidad y cuyos profesionales han aportado desde el ámbito privado con espacios de formación, y esto ha evidenciado otro interés.

¿Qué proyectos tienen pensado para el futuro cercano?

Estamos con algunas cosas. Lo más inmediato fue el Festival de Música Sacra que se desarrolló entre el 27 de marzo y el 3 de abril con la participación de solistas invitados y coros de la ciudad como nacionales. Trabajamos también en la segunda etapa del Rock Sinfónico que se vio suspendida por la pandemia y que le vamos a presentar en este año; de seguro les va a encantar. Y otros proyectos con las agrupaciones de la universidad, óperas musicales y otras cositas que se vienen y que les invitamos a que estén atentos.

This article is from: