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La disposición del espacio en todas las instituciones orientadas a la reproducción del Capital no es azarosa. A quienes detentan el poder les urge controlar nuestros cuerpos. Manipulan cada espacio, cada rincón, para ejercer su dominio. El ejercicio del poder radica en la posibilidad que detentan unos pocos de dominar el campo de acción de los otros. Tal configuración de las relaciones sociales prevalece en todas las esferas de nuestro cotidiano. Por lo tanto, es una tarea política indispensable analizar los diferentes aspectos que hacen posible su existencia. La lógica opresora a la cual nos referimos se explica a partir de la necesidad de un sector minoritario de asegurar la producción en todos sus ámbitos. En el caso de la Facultad, su objetivo es controlar la producción de conocimiento y prácticas, elementos formativos de los futuros trabajadores que terminaran sus carreras listos para competir como objetos en el mercado. En este territorio pasamos la mayor parte de nuestras horas y nuestros días, allí vamos conformando nuestra identidad al tiempo que se ejerce control sobre nuestras acciones. El espacio en la Facultad está dominado y determinado por su correspondiente estructura de poder: el Consejo Directivo. Entre otras cosas, el cogobierno se ocupa de delimitar los espacios según la estrategia de dominación. El control del espacio y la circulación de las personas operan


en función de aumentar la productividad de la facultad-fábrica, maximizando los beneficios, y resguardando las relaciones de explotación. Así, el Consejo Directivo se muestra como la máscara de un poder mucho más oculto, que estipula verdaderamente dónde es correcto estar y dónde no lo es, qué podemos y qué no podemos hacer, siempre buscando impedir la autogestión del espacio. De este modo, se imponen prácticas que plantean a la Facultad como un ámbito de tránsito. Con ello el poder busca anular todo arraigo, toda identificación con el territorio, convirtiendo a los sujetos en agentes pasivos que no se organizan para su defensa.


Primer Interludio “Las técnicas políticas del capitalismo consisten, sobre todo, en destruir los lazos mediante los que un grupo encuentra los medios de producir, en un mismo movimiento, tanto las condiciones de su subsistencia como de su existencia”. El llamamiento y otros fogonazos. Anónimo. Italia, 2003.


¿Cuántos patovicas se necesitan para expulsar un niño de la facultad?

Tres por turno.


El primer vigilante se apostó, nadie sabe bien cómo, hace siete años. Las malas lenguas, esas que se de�inen por mantener la memoria viva sin el consentimiento de las voces autorizadas, hablan de la complicidad de un Centro

(2011), con cámaras de vigilancia (2012), inclusive con guaridas especiales que algunos llaman “garitas” (2014).

*Seguimiento y pedido de libreta por portación de rostro, a un estudiante de medicina que usaba la biblioteca de Filosofía y Letras para estudiar (año 2011).


de Estudiantes que impulsó la contratación de mercenarios a cambio de meter gente de su partido (MST) para cumplir ese rol. Con el pasar de los años y de las modi�icaciones en los mapas de poder, la Gestión se fue limpiando ese acuerdo hasta que, en algún momento, el militante se convirtió en un sujeto de pelo corto y cuerpo atro�iado, medio humano medio máquina. Con el pasar de los años el hábitat se fue modi�icando, creciendo más hombres-máquina


ACTO UNO En la facultad de Filosofía y Letras un grupo de estudio se prepara para un examen sobre el Cordobazo. Estudiante 1 lee a sus compañeros un fragmento del texto de Balvé: “Finalmente los estudiantes salen de las islas (facultad) y se incorporan directamente al movimiento social expresando en su sentido mas general, la crisis de los cuadros políticos de la burguesía y la crisis de dominación política desde el ámbito institucional…”. Estudiante 2: Ah! Entonces, ¿Este es el momento donde el movimiento obrero y estudiantil comienza a dar una lucha conjunta? Estudiante 3: Sí, este es el momento donde se hace explicito que las reivindicaciones tanto de los estudiantes como de los trabajadores confluyen en una sola lucha. Agudizando la lucha de clases. Esta unión representa la base de un movimiento revolucionario que lucha por el cambio social y político. Es donde se consolida el sujeto revolucionario. En este caso es el movimiento estudiantil el que se acerca a los trabajadores organizados. Estudiante 1: Escuchen que les leo el plan de lucha que los estudiantes se propusieron llevar a cabo a partir de este suceso. “1) repudiar la violenta agresión policial con que la dictadura de los monopolios responde a las exigencias de los estudiantes y el pueblo argentino que concluyeron en el asesinato de tres estudiantes, otros cuatro desaparecidos y decenas de heridos en Corrientes y en Rosario con el asesinato de Adolfo Ramón Bello y gran cantidad de heridos, varios de ello de bala como también la brutal represión a las movilizaciones estudiantiles y populares desarrolladas en todo el país...”


ACTO DOS Mientras el grupo sigue estudiando para el parcial y debatiendo sobre la unión obrero-estudiantil. Ingresa otro grupo de estudiantes. Uno de los integrantes se adelanta y espera que lo miren. El grupo de estudio sigue el debate, apasionados, sin hacer caso de la nueva presencia. Otro estudiante se acerca, luego son tres, cuatro, cinco, más que el grupo de estudio. Ya fastidiados los habitantes originales del aula se dan cuenta que no pueden seguir haciendo abstracción de las presencias. Estudiante 1: Hola, ¿qué quieren? Nuevo estudiante: Hola, queríamos preguntarles si pueden dejar el aula para llevar a cabo una asamblea extraordinaria, en este momento los trabajadores de LEAR están tomando la planta y tenemos que definir cuáles son las medidas que vamos a tomar para acompañarlos. Estudiante 2: Disculpame, pero nosotros estamos estudiando y necesitamos el espacio. Nuevo estudiante: pero ustedes saben ¿cual es el conflicto de los trabajadores de LEAR, que hay 100 despedidos? Estudiante 2: como te dije, nosotros estamos estudiando y necesitamos el espacio Comienza a escucharse un fuerte murmullo en la puerta, varios estudiantes se agrupan afuera. Luego el grupo de estudio, ya incordiado, se retira. Comienza la asamblea.


Segundo Interludio "Nosotros entendemos que las revoluciones, aquellas que triunfan, aquellas que se hacen historia, son productos de masas. No hay vanguardia, no hay instrumentos capaces de poder reemplazar la potencia, la energía, la fuerza creadora de una voluntad de millones que se deciden a tomar la historia y hacerla suya. Por lo tanto, todo el arte revolucionario en de�initiva, empieza y termina en producir y transmitir ganas. Son ganas de ambición, de subversión, son ganas de poder. El arte de la política revolucionaria es dibujar sueños e ir haciéndolos realidad..." Movimiento Juvenil Lautaro (organización marxista que emprendió la lucha armada durante los ‘80 u ’90 en Chile, haciendo caso omiso a la “transición a la democracia”)


Receta para construir un estudiante No existe UNA identidad estudiantil (Identidad, entendida como norma ética universal). Crear nuevas formas de relacionarse que combatan la delegación, que sean incompatibles con el concepto de autoridad. Explorar nuevas prácticas de resistencia cuyos efectos fuercen cambios en las relaciones de poder que imperan en la universidad. Generar una constante situación de contra-ataque para alterar el estado de las cosas. Apropiación física del espacio, organización del (y en el) territorio para nuestros fines. Y al sentirlo nuestro, lo defendemos. Actuar sobre las fisuras que generan las relaciones de poder, es decir combatir cotidianamente el disciplinamiento desde su interior hasta romperlo.




A los locos no nos quedan bien los nombres. Los demás seres llevan sus nombres como vestidos nuevos, los balbucean al fundar amigos, los hacen imprimir en tarjetitas blancas que luego van de mana en mano con la alegría de las cosas simples. Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios, los pobres Juanes y los taciturnos Sergios, los Alejandros con olor a mar! Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan sus nombres envidiables como banderas bélicas, tus nombres que se quedan en la tierra sonando aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra. Pero los locos, ay señor, los locos que de tanto olvidar nos asfixiamos, los pobres locos que hasta la risa confundimos y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas, cómo vamos a andar con los nombres a rastras, cuidándolos, puliéndolos como mínimos animales de plata, viendo con estos ojos que ni el sueño somete


que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia? Los locos no podemos anhelar que nos nombren pero tambiĂŠn lo olvidaremos. Los Locos, Roque Dalton


La diferencia no es una postal. No nos interesan las banderas ni la pose. Un ejército es un ejército, por más que cambie el color del uniforme. Nosotros combatimos y florecemos destruyendo tus etiquetas.

Trabajo realizado para el seminario “Nuestra historia prohibida. identidades y resistencias” de la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas; espacio colectivo en con�licto con la Gestión de Filoso�ía y Letras desde 2013.


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