We are not good, until we all are good
Colección de formación familiar Año 4 - Número 13
www.alpamayo.edu.pe
Atrevámonos a “mandar a dormir” al cerebro Ver televisión no es descanso. Nuestra mente se ve bombardeada de imágenes y estímulos que terminan saturando el procesamiento mental.
José Victor Garrido Coordinador de Desarrollo Humano Colegio Alpamayo
S
Siempre del lado de tu familia
on ocho. ¡Ni cinco, ni diez! Son ocho las horas que se recomienda dormir a una persona para que descanse de forma óptima. Lograr ese tiempo de descanso es casi utópico en esta época, y nuestros hijos lo están viviendo en carne propia. Por tanto, están siendo parte de un ritmo acelerado, inmediatista y poco reflexivo que daña su desarrollo. No se detienen a contemplar, no acostumbran a descansar ni sus cuerpos ni sus mentes. Creen que descansan revisando su celular, viendo televisión o usando una computadora. Hace unos días, en una clase, hicimos la siguiente dinámica: “dormir o descansar por 10 minutos”. ¿Cómo? ¿Dormir en una clase? Sí, dormir, señoras y señores. Un espacio totalmente inesperado para los alumnos. La única condición era que ante cualquier interrupción se detuviera la dinámica ¿Qué conseguimos? Todos respetaron el sueño de los demás y, terminada la dinámica, la clase tuvo un fluir diferente. Las personas a quienes más les costaba prestar atención estaban más atentas. Todos participaban de una forma más activa y se sentía un mayor enfoque. Debo decir que eran alumnos adolescentes, donde el nivel de energía es bastante alto y que estaban en hora de clase de un curso altamente reflexivo, donde más de uno tiene dificultad para enfocarse. No porque no puedan, sino porque ellos son parte de un rit-
mo demasiado rápido, bastante reactivo y sobreestimulado. Tienen varios factores en contra, y ni qué decir de la edad. El factor sueño es muy importante, y como padres de familia debemos estar muy atentos a cómo cuidamos nuestro descanso y el de nuestros hijos. Es posible que ellos, desde muy pequeños, están ya acostumbrándose a dormir un tiempo por debajo de lo necesario. En mi experiencia, cuando les pregunto a los alumnos sobre qué hacen en su tiempo libre o de descanso, me responden que ven redes sociales, juegan Play Station, ven televisión, entre otros. Esto no es lo que realmente debería ser el descanso propiamente dicho. Atrevámonos a “mandar a dormir” al cerebro. Empecemos por nosotros, cuidemos nuestro bienestar. Ver televisión como descanso no es beneficioso. Nuestra mente se ve bombardeada de imágenes, de estímulos que terminan agotando la vista y sobreexcitando el procesamiento mental. Permitiendo esto, estamos siendo cómplices del desgaste prematuro de nuestros hijos. Debemos preguntarnos ¿cuál es nuestra posición respecto al descanso? ¿Qué queremos para nuestros hijos? ¿Verdaderamente no hay forma de cambiar esas condiciones? ¿O al menos poder vivirlas de modo diferente? Reflexionemos en familia y pongamos los medios para descansar más y mejor. La pelota está en nuestra cancha. ¿Nos estamos desconectando de las pantallas para tener un verdadero descanso? Nuestros hijos son los aprendices de cómo vivimos la vida y cómo vivimos el descanso. ¿Lo estamos haciendo bien?