Antofagasta. De estos últimos, estaban Francisco Vergara y Camila Díaz. Los otros eran autores reconocidos incluso internacionalmente: Fernando Prats (chileno radicado en Barcelona), que participó con una imagen captada a partir de una residencia realizada en 2012 en Quillagua; y Ana Benedetti (Argentina), con Topografía, sobrerrelieve realizado para la muestra colectiva Utopías Aplicadas, Un Manual de Bolsillo (2012, Sala Biblioteca Viva, Antofagasta). Se sumó una imagen en caja de luz, Pietá, hecha entre Dagmara Wyskiel y la actriz polaca Halina Chmielarz durante una estadía reciente en Salinas Grandes (Argentina). En el conjunto, llamó especialmente la atención Margen Hundido, de Vergara, una pecera con el registro en video del fondo marino de un sector de Antofagasta, que sólo se podía observar hundiendo el rostro en el agua. La muestra en Huanchaca fue una puesta a prueba de la exposición que Se Vende llevó luego, a fines de septiembre, a la feria Chaco, realizada en el Centro Cultural Estación Mapocho con un programa oficial de 31 galerías de Chile, Latinoamérica, Estados Unidos y España. El colectivo fue invitado a una sección nueva de espacios de autogestión: Pop_Up Spaces. Allí se sumaron otros nuevos artistas: Pamela Canales, con un trabajo objetual donde un mapa era representado por acumulación de pasas; y Ariel Velásquez, en conjunto con el grupo Caballo Loco, presentando una serie de fotografías de lugares de Antofagasta, realizadas bajo un efecto lenticular. La mayoría de los artistas emergentes en estas muestras pasaron el año pasado por las Cápsulas de Formación, programa de talleres y conversaciones, una suerte de academia imaginaria que organizó Se Vende y que involucró también exhibiciones, trabajos en residencia y esta experiencia en Chaco. Junto a la exhibición en Muro Sur, SACO incluyó dos intervenciones monumentales en el paisaje que resignificaron la experiencia de un lugar marcado por la imagen del descampado, del desierto y de las ruinas de Huanchaca, los vestigios de una fundición de plata de fines del siglo XIX que son Monumento Nacional. Una propuesta fue Outdoor Scene, de Guisela Munita (Valparaíso), una serie de sacos blancos esparcidos por el descampado que remitían al ámbito de la construcción y llevaban inscripciones con referencias al paisaje; y Juego Mixto, de Dagmara Wyskiel, una gigantesca pelota de golf, de 14 metros de diámetro y tres toneladas de peso, hecha con gran realismo en un material inflable, que irrumpía en el vasto paisaje, relacionando el desierto con una referencia a la cultura inglesa, que a través de las salitreras marcó el norte chileno, y refiriéndose también a la pequeñez de lo humano frente a lo infinito o frente a los símbolos de poder. La inauguración de SACO fue multitudinaria: cerca de 150 personas asistieron al evento que integró al paisaje intervenido esa noche con las obras iluminadas, Análogo, un trabajo con sonido e imagen de Eric Ramos (Coba) y Concreción Septaria, performance de Jorge Guerrero (Fido) y Perras Danza. 10