Somos pueblo, Somos gente No. 15

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Somos pueblo, somos gente

No.

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Saber

Actuar

Regenerar

Octubre 2018 “Miguel Hidalgo es el símbolo de la revolución popular, del

pueblo -los pueblos- que toman en la mano su destino, para transformarlo. Es también el símbolo del potencial rebelde y justiciero que subyace en la gente de Guanajuato”

Hidalgo, Cura de Dolores, en su traje de guerra, Claudio Linati, 1828

Colectivo Miguel Hidalgo

Editorial Las gasolineras mutantes y la reforma energética

Una mirada de atrás hacia adelante Buenos recuerdos de la cartonería, nefasto presente

Memorias de una práctica sindical ¿Pasado es presente? ¿Pasado será futuro? Segunda parte

Nuestras calles, nuestra gente A Tresguerras en su cumpleaños

El arte: un sendero a la plenitud El baile, el ballet y la danza Colectivo.Miguel.Hidalgo@gmail.com


Editorial Las gasolineras mutantes y la reforma enérgetica

A lo largo de las últimas semanas se ha vuelto común observar un extraño fenómeno. De la noche a la mañana, las estaciones expendedoras de gasolina aparecen rodeadas por una malla semitransparente para indicar que por unos días no estarán en condiciones de ofrecer sus servicios. Al cabo de dos o tres días, los establecimientos reanudan sus actividades. Sólo que han sufrido una notoria transformación, aunque sólo en su imagen. El color verde distintivo de Pemex, la empresa estatal, ha sido sustituido por el azul de la compañía X, el amarillo con rojo de la multinacional Y, o el naranja y negro de una corporación que dicen viene de España, u otros llamativos colores propios de firmas nacionales y extranjeras. El cambio es sólo de imagen, en los hechos todo sigue casi igual. Los empresarios, anteriormente concesionarios de Pemex, se han afiliado a algún grupo que les garantiza ciertas facilidades para la administración y un distintivo de identidad muy nais que reemplaza a los obsoletos y poco atractivos emblema y colores de Pemex, todo a cambio de engrosar las filas y el poderío del grupo o empresa que ahora da la cara aunque el dueño siga siendo la misma persona de antes. Los empleados continúan siendo los mismos, sólo han mudado su indumentaria de trabajo. Los desgastados overoles de color verde han sido reemplazados por chamarras muy coloridas con franjas fosforescentes por doquier. También sus salarios permanecen igual de raquíticos y su ingreso principal siguen siendo las propinas que dejan los clientes. Para prevenir al establecimiento del constante riesgo de asaltos perdura el típico guardia de seguridad privada, sin más protección, adiestramiento y capacidad que la del uniforme de color caqui o azul de la empresa que lo suministra, en el mejor de los casos armados también con su macana. Los equipos no han cambiado, las bombas que despachan litros de 900 mililitros siguen siendo las mismas. Su mutación sólo ha consistido en una gran variedad de pegotes sobre su cara principal con los cuales pretenden dar la apariencia de novedad. 1


En cuanto a las gasolinas, la denominación es ahora muy diversa, pero la verde sigue siendo la verde y la roja igual. Desde luego, la garantía de la calidad de los combustibles es ahora más cuestionable, para las autoridades encargadas de esa tarea, el registro y control de su procedencia y traslado es mucho más complicado e incierto. Un pequeño detalle llama mucho la atención. Nos decían los predicadores de las bondades de la reforma energética que ésta traería como consecuencia la participación de varias empresas, con lo cual se generaría una gran competencia y, por lo tanto, los precios al público de los combustibles se reducirían. Pero no, la verdad, todo indica que, sea cual fuere el logotipo que aparece en las marquesinas de las gasolineras, los precios de las gasolinas y el diésel en lo general son los mismos en todas, con sus muy contadas excepciones. En cuanto a este último aspecto, les comparto que el domingo 21 de octubre, a eso de las 10 de la noche, revisé el precio de la gasolina verde en dos estaciones localizadas por el rumbo de casa, acá al oriente de la ciudad de Celaya: 19.95 pesos por litro en ambas. Al día siguiente, poco antes de las 8 de la mañana, revisé el precio de la misma gasolina en dos gasolineras cercanas a la chamba, allá por donde le llaman la liga: 20.14 pesos por litro. El saldo consistió en un incremento de 19 centavos de un día para otro, seguramente generalizado en todos los establecimientos del ramo en la región. Así es, cada día, a las cero horas, casi siempre al alza, fijan un precio en el que están de común acuerdo todos los empresarios, de manera que eso de la competencia y el descenso de precios no va más allá de una nueva manifestación del realismo mágico latinoamericano: simplemente no existe, está sólo en nuestra imaginación y en la de nuestros gobernantes. Cabe resaltar que en la fecha citada, en la madrugada, por primera vez el precio de la gasolina verde rompió la barrera de los 20 pesos. Con ello, el incremento que ha sufrido ese combustible es del 44% en dos años. Con todo lo que ello implica para nuestro bolsillo, hoy llenar un tanque de 40 litros con gasolina verde nos cuesta más de 800 pesos, mientras que en octubre del 2016 nos salía en 560. En los hechos, la reforma energética sólo ha provocado la desintegración de Pemex, un pronunciado descenso en su capacidad de producción, tanto de petróleo crudo como de combustibles y petroquímicos, una menor participación en los mercados y, en suma, la aceleración del proceso de arruinamiento al que con toda claridad se le ha sometido desde hace décadas. Para el Estado en su conjunto, la reforma energética ha significado la pérdida de las facultades que hasta hace poco tenía, mismas que le permitían mantener la rectoría en el desarrollo y explota2


ción de los recursos petroleros que debieran constituir un sector estratégico de la economía. Para nosotros, el pueblo, la gente, no se ha visto ningún beneficio, todo lo contrario. Los precios de la gasolina, del gas y en muchos casos la energía eléctrica, la luz como le decimos, se han movido como los globos de gas: siempre hacia arriba. Ya sólo le quedan poco más de 30 días a la actual administración, la de las grandilocuentes reformas que en los hechos se han quedado sólo en eso: mucho ruido y al parecer pocas nueces. En realidad, pocas nueces para los mexicanos, en tanto que cada vez nos son más lejanos los beneficios de los que debieran ser nuestros recursos naturales. Muchas nueces para un puñado de inversionistas mexicanos y extranjeros a los que se les está dando manga ancha para su explotación. Habrá que esperar que el nuevo gobierno dé pasos, desde un principio, para revertir de manera decidida los efectos perjudiciales de la reforma energética, comenzando, desde luego, por poner punto final a esa intrincada maraña de complicidades a través de la cual unos cuantos empresarios y un minúsculo grupo de políticos se han enriquecido con base en la ruina de Pemex, otrora empresa fundamental para el desarrollo del país, favoreciendo, por el contrario, a empresas extranjeras, entre ellas varias de las que tanto trabajo le costó al pueblo mexicano expulsar del país por medio de la expropiación del petróleo en 1938.

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Una mirada de atrás hacia adelante Buenos recuerdos de la cartonería, nefasto presente Todo comenzaba de repente, en una mañana, pero casi cada año se repetía; comenzaba a oler el engrudo preparado por su abuela, también olía a pegadura hervida, ésa que lo mandaban a comprar a La Sirena para preparar los colores; a veces sueña de ese tiempo porque fue de lo mejor que ha vivido; y rememora conscientemente cómo se ocupaba toda su familia en esas tareas temporales porque escaseaba el trabajo “formal” . Todo el ajetreo familiar comenzaba cuando aparecían las primeras lluvias, y a sus tíos se les dificultaba encontrar trabajo; eran pintores de “brocha gorda”, también hacían rótulos para la compañía cigarrera La Moderna en las fachadas de las tiendas de abarrotes. Esa buena mañana le ordenaban sacar “los moldes” de barro, cemento y yeso que durante el año vigilaban a la familia desde un rincón, todos cubiertos de polvo y embarrados de sebo de tripas; pues eso facilitaba quitarles el “casco” después, cuando ya habían secado bajo el rayo del sol. Para entonces, ya los demás habían bajado de un tapanco los montones de bolsas de cemento vacías amarrados con alambre recocido que se habían conseguido en las obras de construcción a precios módicos durante los meses anteriores. En una tina grande de lámina ponía agua y ahí se sumergían las hojas de papel café y se les dejaba un rato grande a remojar; cuando se le sacaba, se escurrían y se comenzaban a machacar hechas bola y a estrujar y estrujar, al último se juntaban las bolas y se cobijaban para que no “agarraran aire” y se les pegara mejor el engrudo. Ese era el comienzo del largo proceso que se tenía que seguir para que al final se pudieran entregar varias gruesas (doce docenas) de hermosas máscaras de cartón con diferentes identidades, desde reyes hasta calaveras, diablos, soles, bebés, cotorros, perros, lobos, leones, payasos, cortesanos, pájaros de grandes picos, arlequines, y, desde luego, unos esqueletitos articulados con hilos y unos charritos valentones y sombrerudos llamados mamertos. Su abuela le decía que ellos tenían los moldes más bonitos de Celaya, incluso mejores que los de Tierrasnegras, que era el barrio donde había muchos buenos moneros, verdaderos maestros que ya en ese entonces eran tradición en Celaya, junto con los cueteros y restauradores de Santos de bulto. 4


Esa temporada le gustaba mucho, aunque era en la que lo ponían a trabajar más, terminaba molido del cansancio. La hechura de aquellos juguetes le satisfacía, se sentía como más a gusto y pronto comenzó a hacer sus monos propios, pues le dejaban como reto la hechura, de todo a todo, de tres docenas, y tenía que dejarlas listas para entregar al mayorista acaparador que vivía en la calle de Francisco I. Madero, que según recuerda se apellidaba Chico, todos los moneros le vendían a él. En la casa había tres cajones bajitos de madera, que se turnaban a ratos, cuando les ganaba el cansancio; se sentaban en el piso, como Buda; sobre esos cajones con la boca hacia abajo, elaboraban lo principal, el casco, es decir la máscara, o el mono de cartón café. Una vez machacado el papel húmedo, se embarraba por los dos lados y se unía a otra cara igual, de modo que era una capa doble de papel usando atole de harina como adherente. Primero se hacían las tiras de cinco centímetros de ancho aproximadamente y se les doblaba un lado a lo largo, como de un centímetro, lo que sería la orilla, donde termina la máscara. Seguía el forrado: se procedía a cubrir el molde con ese cartón húmedo de engrudo, que previamente se había recubierto de una nueva capa de sebo tibio para que a la hora de retirar el cartón seco del molde, resultará más fácil; y se sacaba al sol a secar. Ya cuando secaban, se retiraba el casco del molde, metiendo una lezna entre el papel y el molde alrededor de toda la orilla de la máscara. En el caso de los monos de bulto, se seccionaban las partes de cada una de las extremidades, guiándose por una líneas en bajorrelieve que tenían los moldes. Seguía el entresacado que consistía en sacar los ojos de las máscaras con una cuchilla filosísima hecha de pedazos de segueta de acero, de esas que usaban los herreros; se las regalaban en los talleres. Ese entresacado no lo dejaban hacerlo a él, previniendo que no se cortara. Y luego venía una de las partes más emocionantes para él, pintar. Primero era el blanqueado con blanco de España y pegadura, que se hacía con unas brochas de lechuguilla después de hervir los dos ingredientes. Y al sol otra vez. Luego los colores en los diferentes fondos como carne, gorros etc., es decir superficies grandes del casco y variaba la aplicación de los colores dependiendo del tamaño de la superficie que tocara pintar. Al final algo de lo más difícil: el rayado, que se hacía con pinceles de cola de ardilla que fabricaban sus tíos, consistía en rayar las orillas de los párpados, las cejas, los dientes si la figura los 5


mostraba, las orejas, y los adornos de los tocados y coronas de color oro; es decir, el detallado final. Y al mero último, tenían que barnizar todo, con barniz transparente del usado por los carpinteros, diluido con gasolina. El resultado era maravilloso, tener en las manos algo tan bonito y que tú hiciste (dice) te hacía sentir ¡tan completo!, era como contemplar ramos de flores de muchos colores brillando ante tus ojos, oliendo al cartón, al atole, a la pegadura, a los colores. Después a empacar con sus iguales, y acomodar por gruesas en cajas grandotas. Llevarlas a entregar al Sr. Chico, y bien cansados, recibir un pago que nunca era suficiente para subsistir. Evoca esos tiempos principalmente cuando hay vendimias en el centro de la ciudad de algo semejante a lo que ellos hacían. Desgraciadamente las vendimias de ahora ya no expenden los productos hechos por manos de artesanos de esta tierra, como ya no hay quien les compre han ido desapareciendo, y los poquísimos que quedan han sido convertidos en muestras patéticas de como se ha ido esfumando la cultura popular en aras del llamado neoliberalismo, la indiferencia y miopía de las autoridades que ahora solo les importa conservarlos como piezas raras, como las momias. Él comenta que ahora todo es chino, de plástico, y que el cerebro de los gobernantes repele la cultura como si lo tuvieran cubierto de teflón o alguna otra sustancia repelente. No les importa quién venda, ni lo que venda, ni a como lo venda; eso es lo de menos, lo que realmente les importa es que hayan pagado el permiso para venderlo, aunque no aporten nada a la memoria cultural del país. Antes: calaveras, esqueletos, flores de zempoalxochitl. Ahora: calabazas, monstruos, zombis y brujas. Se pregunta con tristeza, ¿qué pretendemos cuando no oponemos resistencia a las invasiones culturales, prefiriendo lo ajeno por encima de lo nuestro? Luego entonces, ¿cómo no evocar aquellos años donde todo lo elaboraban los artesanos moneros con sus propias manos, con gusto, y lo vendían por casi nada, pero lo seguían haciendo, hasta que los malos gobiernos y el sistema económico consumista los ha ido devorando? José Antonio Bueno Saucillo

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Memorias de una práctica sindical ¿Pasado es presente? ¿Pasado será futuro? Segunda parte Vimos en el número anterior como el movimiento magisterial de 1988 y 1989 organizado en parte por la CNTE y en parte de manera espontánea derrocó a “vanguardia revolucionaria” y al cacique sindical, asesino y títere del régimen, Carlos Jonguitud Barrios, enviándolo al basurero de la historia; y como olvidamos vigilar a Carlos Salinas, quien decidió nombrar a Elba Esther Gordillo, que aceptó sin reservas la “modernización educativa”. Se expusieron las tácticas dilatorias para realizar el congreso seccional extraordinario y su doble efecto, pues por un lado estábamos cansados, fastidiados, tensos; por otro, las horas de espera nos permitieron una comunicación más amplia con los compañeros delegados que no estaban en el juego de complicidades y sumisión abyecta. Los trabajos en las mesas iniciaron después de las cinco de la tarde, los que íbamos de fuera llevábamos ya doce horas de tensión. Me inscribí en la mesa dos. MESA DOS: EL SNTE ANTE LA MODERNIZACIÓN EDUCATIVA. Se iniciaron los trabajos a las seis de la tarde, el presidente de la mesa leyó un documento previamente elaborado. Finalizada la lectura se abrió el debate con la intención, según afirmó de que “con sus propuestas y sugerencias se redactará el documento definitivo que habrá de presentarse en el congreso nacional”. Ocho delegados argumentamos contra el documento leído y el proyecto de modernización presentado por el Estado, sugerimos cambiar radicalmente algunos puntos que afectaban tanto a la educación pública como a los maestros. La presidencia de la mesa en ese momento cambió de opinión, asegurando que el documento no podía cambiarse porque era la conclusión de las ponencias de todos los delegados del estado. La correlación de fuerzas estaba dispareja, éramos más o menos 50 personas, diez incondicionales del Profesor Astudillo, ocho que habíamos leído el documento y señalábamos las partes en que se afectaba tanto a la educación como a los maestros y unos 32 maestros alineados con la dirección del sindicato pero no incondicionales. Planteamos la necesidad de reabrir el debate, afirmando que había sido imposible la entrega de ponencias por el corto tiempo de que se dispuso y la premura con que se realizó el congreso, además, en el momento de registrarnos nadie había solicitado las ponencias y, aun más, dudábamos de la palabra de quien presidía la mesa, porque en solo unas horas no podían haberse leído 350 ponencias y reducido a una conclusión de nueve puntos. Dudábamos también que 7


alguien hubiera entregado ponencias, puesto que los presentes en la mesa afirmábamos no haber tenido tiempo para realizarlas. El afán de manipulación del presidente para evitar que nos expresáramos y que se incluyeran las demandas quedó anulado y rebasado por los asistentes, en ese momento la balanza se había inclinado hacía la crítica y la propuesta, cuarenta maestros decidimos la reelaboración del documento. Las personas que presidían la mesa no habían preparado nada, peor aun, ni siquiera daban muestras de haber leído previamente el documento. Punto por punto, el documento se rehízo con una postura clara en defensa de la educación pública y gratuita, además de la exigencia del cumplimiento del acuerdo firmado por México ante la UNESCO de destinar el 8% del Producto Interno Bruto a la educación. El desacuerdo entre los participantes en la mesa y la presidencia de ésta se convirtió en enfrentamiento, al momento en que se planteó el rechazo al proyecto de modernización educativa por: 

Basar su financiamiento en los estados y municipios y directamente sobre los padres de familia, descargando la responsabilidad constitucional del estado de ser el único responsable de la educación primaria y secundaria.

Porque ponía en peligro las prestaciones sociales del magisterio, resultado de las luchas por una educación integral y humanista y por la dignidad del trabajo docente.

La presidencia de la mesa, al ver que con base en la argumentación fundada en un auténtico sindicalismo y el interés en la educción se estaba llegando a un consenso de rechazo a la modernización educativa propuesta por el estado, mandó llamar a delegados incondicionales que empezaron a invadir la sala; con la seguridad de ganar puso a votación las dos propuestas. 

La institucional que aceptaba el proyecto de modernización y descentralización

La de rechazo a ese proyecto, con la propuesta de un proyecto alternativo que retomara la tradición de las normales rurales y de la educación superior en México

Como reguero de pólvora corrió la noticia de lo que sucedía en la mesa dos, así que junto con los delegados incondicionales llegaron también los delegados democráticos e independientes. No se permitió la votación si no se daban a conocer los argumentos de las dos partes: El argumento que presentaba la mesa en favor de la modernización era que el proyecto se había iniciado prácticamente desde 1984 (durante la presidencia de Miguel de la Madrid, de triste recuerdo) que para esa fecha ya se había impulsado y las bases lo habían aceptado. 8


Una delegada independiente rebatió diciendo que si las bases lo habían aceptado, se debía a una imposición, no a una discusión libre, que se estaban sufriendo las consecuencias tanto en las condiciones laborales como salariales, entre ellas el congelamiento de plazas no docentes. Por tanto, con la experiencia podía hacerse la crítica de un proyecto que había perjudicado a los niños, empobrecido a maestros y trabajadores no docentes. El presidente de la mesa se enfureció; fue patente que daba más importancia a sus posiciones políticas que a la defensa de los intereses de los trabajadores de la educación. El debate se convirtió en pleito y desde la mesa se acusó a los disidentes de falta de visión y madurez, de terquedad, de querer enfrentar al estado. Ante la imposibilidad de un acuerdo y viendo el equilibrio de fuerzas se decidió llevar a la plenaria las dos propuestas y que esa máxima instancia decidiera cual se llevaría a la nacional. El presidente de la mesa, demostrando una total falta de respeto solamente pasó su propuesta a la plenaria por lo que decidimos impugnar los resolutivos. Se reabrió el debate en la plenaria, a pesar de la aplanadora institucional, finalmente en la plenaria se decidió, debido al peso de los argumentos, que se pasaran las dos propuestas al Congreso Nacional y que allí se decidiera. En los resolutivos finales quedaron ambas, manifestándose así toda la contradicción del momento. Después de que todos los trabajos de las diferentes mesas se aprobaron por mayoría, se procedió a la elección de los delegados que asistirían al Congreso Nacional. Durante la plenaria el profesor Arturo Mora director de la escuela secundaria técnica agropecuaria de “El Becerro” propuso que se redactara un pronunciamiento del congreso seccional. El pronunciamiento leído en la madrugada del siguiente día (llevábamos casi 24 horas sin dormir) probó que el congreso se había convocado sólo para legitimar a Elba Esther Gordillo como representante del magisterio nacional y para dar validez al proyecto de modernización educativa propuesto por el gobierno. Protestamos enérgicamente por el triste papel que nos querían hacer jugar y exigimos, varios maestros y quien esto escribe, que se asentaran los votos en contra, en ese momento se dio una serie de provocaciones por parte de la dirigencia sindical, que por primera vez exigió credenciales para la votación. Después de algunos gritos e intentos de violencia se decidió pasar a votación, asentándose 52 votos en contra. Como no había unanimidad el pronunciamiento no se publicó. Mientras lo relatado sucedía dentro del recinto, fuera de éste, pero en el mismo hotel, había un 9


grupo numeroso de personas alcoholizadas, con fistoles del sindicato, en actitud hostil. Hasta allí la memoria basada en las notas del informe que se leyó en la siguiente asamblea de la delegación sindical del Instituto Tecnológico de Celaya. Cuando leí el informe, más de la mitad lo aprobó y me pidió copia, algunos hicieron una crítica acerva pues consideraban que se había roto la tradición institucional del tecnológico. Me siguieron escogiendo para subsiguientes congresos como delegada, contra mi voluntad porque consideraba el trabajo inútil por sus condiciones antidemocráticas. Siempre acepté agradeciendo la confianza de mis compañeros asumiendo una actitud crítica, siempre informé. ¿Qué pasó con la educación y el sindicato? Después de un mes y once días del Congreso, el 22 de febrero de 1990, la profesora Elba Esther Gordillo rindió su protesta como Secretaria General definitiva del Sindicato en el Congreso Magisterial en Tepic Nayarit, al que entró por la puerta de atrás “en una tumultuosa y violenta asamblea, en donde abundaron los golpes y los empujones”. El 19 de mayo de 1992, dos años después de aquella Asamblea, se publicó en el diario oficial el “Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica”, en el cual los gobiernos nacional, estatales y la dirigencia del SNTE traicionaron el espíritu y la letra del artículo tercero constitucional, a los maestros y a todos los niños del país. Los años del dominio de Elba Esther Gordillo fueron terribles, los de Juan Díaz no son mejores. En estos momentos los maestros están nuevamente saturados de trabajo. Además de todas sus obligaciones, sin más personal, ni tiempo extra en la jornada han de organizar los clubes académicos. Me decía un grupo de maestros, “cada día estamos peor”. Sí, así es, pues la educación en México va a cambiar sólo cuando los maestros asuman plenamente su responsabilidad, estén al tanto de lo que sucede, participen en las asambleas y voten por representantes honestos. ¿Y por qué recordamos estas prácticas? Porque siguen realizándose, es indispensable aprender, prepararnos para todas las asambleas y cada congreso, estudiar para poder intervenir creativamente, darnos cuenta de las decisiones que se toman y participar en ellas con responsabilidad. Esther Sanginés García 1

D. Carmona Dávila. Memoria Política de México, www.memoriapoliticademexico.org/ Efemerides/4/23041989.html 2

www.sep.gob.mx/work/models/sep1/Resource/b490561c-5c33-4254-ad1c-aad33765928a/07104.pdf 10


Nuestras calles, nuestra gente A Tresguerras en su cumpleaños El pasado 13 de octubre se cumplieron 273 años del nacimiento del célebre arquitecto celayense conocido como Francisco Eduardo Tresguerras, nacido en el año de 1745, aunque vale la pena señalar que muchos autores consignan el año del nacimiento de Tresguerras en 1759. La fecha que presentamos arriba procede del libro Hombres ilustres mexicanos, de Agustín R. González, publicado en el año de 1873. Se puede pensar que ya se ha dicho suficiente de la vida y obra del ilustre personaje que nos ocupa, sin embargo muchos consideramos que el conocimiento y valor que de su obra se tiene en el municipio de Celaya es por lo menos somero. En Celaya la palabra Tresguerras tiene relación con el auditorio municipal, que para honrarlo lleva su nombre, una colonia de la ciudad, una escuela pública, una breve calle situada en el centro, entre otros sitios de este municipio. No obstante lo anterior, es necesario recordar a las nuevas y también a las viejas generaciones la importancia de la obra de este destacado personaje. Comencemos por recordar sus datos biográficos. Uno que sin duda llama la atención es el referente a su nombre. Él fue bautizado en la Capilla del Cordón de Nuestro Seráfico Padre San Francisco hoy Catedral de Celaya con el nombre de: Francisco Joseph Eduardo Fernández Martínez de Ibarra, hijo del señor Francisco Joseph Eduardo Fernández Tresguerras y de la señora María Guadalupe Martínez de Ibarra. Como se puede leer, Tresguerras es el segundo apellido del padre del arquitecto celayense, se entiende entonces que nuestro personaje lo toma para sí. La formación de este celayense ilustre fue autodidacta. Su primera inclinación vocacional fue hacia la vida religiosa, misma que abandonó en poco tiempo. En la ciudad de México asistió a clases en la Academia de San Carlos sin ser alumno regular. La lectura y estudio de las obras de arquitectos como Vignola, Vitrubio y Serlio, así como de los arquitectos contemporáneos suyos, Palomino y Ponz, según Francisco De la Maza, nutrieron la inspiración de Tresguerras para sus creaciones arquitectónicas en estilo neoclásico. Sin embargo, de acuerdo con el mismo De la Maza, aunque Tresguerras detestara el barroco mexicano, su obra, inconscientemente, no pudo desprenderse de esa corriente que inundaba el ambiente de nuestro país. Respecto a este último tema, a contracorriente de lo expresado por De la Maza, para muchos estudiosos de la arquitectura mexicana Tresguerras, a través de su obra, fue uno de los principales impulsores del neoclasicismo en México, junto con Manuel Tolsá y José Damián Ortiz. Comenzó a ejercer de arquitecto en su ciudad natal y en el año de 1794 pidió licencia a la academia para ejercer la profesión de arquitecto. Contrajo nupcias con María Josefa Ramírez en el 11


año de 1773. En 1807 fue nombrado Maestro Mayor de Obras de Celaya. Ocupó varios cargos políticos entre ellos fue diputado, síndico, regidor y alcalde del municipio de Celaya. Tresguerras, al parecer, fue un enamorado de las bellas artes pues incursionó en varias de ellas, por ejemplo, la pintura, la escultura, el grabado, algunos señalan que también en la música y hasta en la escritura. Por ello en algún tiempo se le llamó “el Miguel Ángel mexicano”. Para Francisco De la Maza, Tresguerras tuvo talento de manera principal en la arquitectura y el dibujo. En su texto Dibujos y proyectos de Tresguerras, analiza las aportaciones del celayense en cuanto a su genio en el dibujo, llega incluso a decir que es una pena que Tresguerras no le haya dedicado más tiempo a ese talento suyo y en cambio lo haya dedicado a otras actividades. En tono jocoso, con referencia a lo mucho que el celayense quería abarcar en el campo del arte, narra que cuando se encontraba ensayando la flauta, le habló la Virgen de los Dolores, de la que era devoto, y le dijo: “Por amor de mi Hijo, no toques, Francisco, porque me atormentas más”. Otro dato de la vida de nuestro ilustre personaje es el referente a su participación en pro de la causa insurgente para lograr la independencia de nuestro país, situación que lo llevó a ser preso por los realistas. El principal legado de Tresguerras es el arquitectónico y sus obras se encuentran dispersas en el estado de Guanajuato y en otros estados como San Luis Potosí, Querétaro y Michoacán. En Celaya, las obras que realizó y que aún podemos apreciar son: la torre, la cúpula, la fachada y los altares del templo de San Francisco, así como una capilla-tumba (su tumba, pues ahí reposan sus restos) en el atrio del mismo. Los altares del templo de la Tercera orden, la torre del Templo de San Agustín, el puente de cinco ojos sobre el Río de La laja, el puente de Las monas, el obelisco y fuente conmemorativa de Carlos IV, que en el Centenario de la Independencia Nacional se convirtió en la primera columna en su honor. Y, por supuesto, su obra principalísima, el Templo del Carmen donde se encuentran obras pictóricas y escultóricas suyas. En la ciudad de Guanajuato su genio arquitectónico se puede apreciar en el palacio del Conde de Casa Rul. En el estado de San Luis Potosí construyó el Teatro Alarcón, el altar principal del Templo del Carmen, el obelisco conmemorativo de la independencia. En la ciudad de Querétaro, la Fuente de Neptuno y el arco de proclamación de Carlos IV, así como la iglesia del Convento de Teresitas. En Zamora, Michoacán construyó la catedral. En su legado pictográfico se tienen: el retrato de cuerpo entero de su esposa, su autorretrato, Santa Ana, La Virgen Niña, dos frescos en la iglesia del Carmen de San Luis Potosí, El Juicio Final en la capilla de los Cofrades en la Iglesia del Carmen en Celaya y la Dolorosa en la Capilla de Los Dolores. Como escultor dejó el siguiente legado: San Elías, estatua de la Iglesia del Carmen de Celaya, la Virgen del Carmen, Santa Rosa de Viterbo y la Educación de la Virgen. 12


Como escritor dejó obras devocionales, ejemplo de ello la novena a la Dolorosa que aún se reza en la ciudad de Celaya y algunas sátiras poéticas. En 1962 se publicó un cuaderno de notas de carácter crítico con el título de “Ocios literarios”, que se conserva en la biblioteca de la Academia de San Carlos. Respecto a la obra de Tresguerras en Celaya, varias voces se han levantado para protestar ante el estado de abandono en que se encuentran muchas de ellas, mostrando con ello desprecio por el legado artístico de este conspicuo celayense, sin embargo el descuido persiste. Basta para comprobarlo elevar la vista hacia la cúpula y torres del Templo del Carmen, mirándolas desde el poniente, por ejemplo, para darse cuenta de su estado de deterioro, hasta hierbas silvestres le están naciendo en lo alto de sus torres. Aunque para ser justos, hay que decir que el puente sobre el Río Laja ha sido reparado y muestra otra cara desde que una conocida fábrica de automóviles se instaló cerca de dicha obra. Otra idea original que han tenido nuestras autoridades en fecha reciente, fue la de plasmar la historia de vida de nuestro peronaje en placas de mármol a ras del suelo sobre la acera que se encuentra frente a la puerta sur del Templo del Carmen, en el lugar preciso donde se ubica el monumento en su honor. Es así que el transeúnte puede caminar sobre los datos históricos de tan ilustre personaje o puede leerlos si se percata de su existencia. Muchas cosas más se pueden decir de la vida y obra de Francisco Eduardo Tresguerras, loas y críticas, pero baste por ahora este pequeño resumen de su vida con el fin de no borrar de nuestra memoria las aportaciones y la entrega al arte de uno de los más talentosos hijos de Celaya. Laura Cuevas

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El arte: un sendero a la plenitud El baile, el ballet y la danza La acción de bailar es tan antigua como el hombre. Fue sin duda una de las primeras y más puras formas de expresión humana. En las sociedades primitivas, el baile en sus primeras manifestaciones constituyó uno de los signos iniciales de cohesión en la vida de los grupos o comunidades. Su origen documentado nos conduce a los albores de la prehistoria. Este ritual solía ser simbólico o mítico, son muchos los ejemplos que a través de la historia han quedado registrados en la iconografía de las grandes culturas del mundo. De un baile casi gimnástico, sin música, sólo con el palmear de las manos, el ruido de tamborines o del golpear de maderas o piedras, se pasó al acompañamiento de otros instrumentos de cuerda y viento, más tarde agrupados en conjuntos armónicos hasta formar una orquesta. Durante la edad media el baile perdió su carácter popular, quedando únicamente como ejercicio de juglares. En el siglo XV el baile vuelve a adquirir su importancia social, con danzas y bailes, aldeanos en plazas y parques públicos. La evolución de estos bailes adquiere sus características clásicas a partir del genio de músicos que siguieron su cadencia con melodías inmortales, como Minué, Pavana, Gavota, entre otras. En el siglo XVIII se establecen las cinco posiciones famosas de las que nacen todos los pasos del bailarín escénico, “y a las que se ha de volver en los momentos de reposo”. El aprendizaje y adiestramiento de un bailarín del llamado baile clásico, que es basado en las anteriores reglas, supone muchos años de trabajo incansable y debe comenzar a muy temprana edad. La danza contemporánea iniciada durante la primera década del siglo pasado, fue recibida al principio con asombro y desagrado. Bailarines de talento desecharon las técnicas clásicas, buscando nuevos caminos. La danza moderna trata de ser un concepto, antes que una escuela, y no sigue ningún canon tradicional y ha logrado imponer sus métodos y principios en todo el mundo. El arte del baile en Celaya es practicado por numerosos grupos de jóvenes, en diferentes disciplinas de instituciones oficiales y particulares. En el año de 1974, el profesor Gustavo Gaucín fundó el Ballet Folclórico del Instituto Tecnológico de Celaya. Esta agrupación es reconocida como una de las mejores del estado. Su actuación ha trascendido a otras entidades de la República y a estados de nuestro vecino país del norte. Su más reciente presentación internacional fue en Europa, en Inglaterra. 14


Su origen motivó la creación de otro grupo similar: el Ballet Folklórico de la Casa de la Cultura de Celaya. Celaya ha sido sede de ocho encuentros estatales de grupos de danza de diferentes disciplinas, promovidos por la maestra bailarina y coreógrafa Angélica Fuentes. México ha dado al mundo extraordinarios bailarines, entre otros: Amalia Hernández, Sonia Amelio e Isaac Hernández. En el año de 1952, la bailarina y coreógrafa Amalia Hernández funda el ballet folclórico que lleva su nombre. Sus famosas coreografías fueron desarrolladas con base en una investigación de bailes populares de diferentes regiones del país. Su actuación trascendió las fronteras a todas partes del mundo. En el año de 1969 recibe en Roma, Italia, el Premio Internacional del Espectáculo y en 1992 el Premio Nacional de Ciencias y Arte. Muere el 5 de noviembre del año 2000, a la edad de 83 años, dejando un enorme legado a los mexicanos y al mundo. Sonia Amelio, otra artista mexicana de fama mundial, concertista de piano, bailarina de ballet y coreógrafa. A la edad de 6 años presentó su primer concierto como solista de piano en el Palacio de Bellas Artes y seis meses después en el Teatro de la Ciudad, como bailarina de ballet, donde se le catalogó como niña prodigio. Es reconocida como la mejor crotalista del mundo, ha actuado en los mejores teatros de los cinco continentes y obtenido 260 premios por sus actuaciones de ballet con crótalos y coreografías con música de los grandes maestros: Bach, Beethoven, Liszt, entre otros. Sin duda alguna un orgullo nacional. Isaac Hernández, nace el 30 de abril de 1990 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Descendiente de padres bailarines de ballet, que contribuyeron en su formación. A la edad de 12 años viaja invitado a un festival de ballet a la ciudad de Nueva York, donde es premiado por su actuación con una medalla de oro. Continuó sus estudios en Filadelfia y en una escuela de ballet en Ámsterdam, Holanda. Posteriormente estudió en Inglaterra, donde en poco tiempo logra el puesto de primer bailarín del Ballet Nacional Inglés. En el año de 2018 recibió el premio Benois de la Danza 2018, el galardón más importante de este género a nivel mundial y en México fue premiado con la Medalla Bellas Artes. Al recibirla expresó: deseo ser inspiración para los jóvenes como un ejemplo de que los más grandes anhelos se pueden lograr. Como integrante del Colectivo Miguel Hidalgo envío un cordial saludo a todos los jóvenes, niños y niñas que tienen como disciplina la práctica de la danza en todas sus modalidades. Les deseo mucho éxito. Jesús Oñate Moreno

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