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Mariana: De.faparecidos, .mbret•i••ientes J'lleredero.~
Ailo 9 I numcro 17 I 2009
(t:ffinica de un cscemigraj(1)
Antonio Manon:ll
Mariana, Esteban de Pablos, el oficial espaiiol; Silvia Alvarez Curbelo, Ia Rosaura de entonces; David Ortiz Anglef(}, como Redencion el esclavo Iiberto. Joe Lacomba y Dean Zayas, y Ia diseiiadora de vestuario, Suckie Cruz. Las asistentes del director fueron Ligia Rolon y Lydia Milagros Gonzalez.
Los sobrcvivicntcs
Andres Quinones Vizcammdo, Edganlo Gierbolini y Angelina Morfi companen e$cenario en Ia primera puesta en escena de Mariana o el alba .
Los acton:s Marin Judith Fmnco (Mariana) y Esteban de Pablos (el oficial espaiiol) en una escena Lie Ia innolvidable Maria11a de 1965.
Somos pocos, tan solo dos, los sobrevivientes de esa primera puesta en escena, que retomamos a ella. Cuando el productor Manuel Fernandez Cortines y Rafael Cruzado de Ia Otic ina de Teatro dellnstituto nos invitaron a ser parte de Ia reposicion no vacilamos en aceptar por varias razones y sin elias. Una, Ia primera es Ia pertinencia que algunos pueden considerar impertinencia de montar este drama historico y politico a principios de este siglo tan pronto venido a menos. En el gran teatro del mundo Ia tragicomedia colonial de Puerto Rico descorre el teJon para un tercer acto definitivo. El alba de Mariana amenaza en devengar ocaso. Las candilejas y bambalinas sienten Ia imperiosa o imperial necesidad de iluminar Ia escena. Casi medio siglo no transcurre en vano y tanto el escenario como el pais, el lenguaje teatral como el politico dan muestra de ello. Era mi primera escenografia para una obra teatral importante y a los veinticinco anos una encomienda que necesito de los sabios consejos de los Maestros Lorenzo Homar y Carlos Marichal, que con Ia generosidad que Jes caracterizaba me ayudaron en Ia empresa. Pablo Cabrera, ya un experimentado director de cine, teatro y television, fue y sigue siendo en esta nueva puesta en escena un imnginativo y estimulante maestro en Ia siempre azarosa y ardua tarea de incorporar un texto dramatico a Ia realidad de un escenario. Y Ia realidad era yes un factor importante tanto en razon de estilo como de referentes extra-escenicos. Asi que Ia recreacion de Ia hacienda de los Rojas con sus puertas y ventanas, cortinas y encajes, maderas machihembradas, candiles y araiias luminicas fue un ejercicio exigente siguiendo al pie de Ia letra los elaborados detalles establecidos por el autor que indicaba hasta los colores de los ceniceros. El director manifesto de inicio que esta