Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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Amor lldlo c llldlo: un escape~ los pDironcs Dmonnos csl~blcddos. Prof Carlos A. Rodriguez.Villanucva

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se menciona e\ nombre de Ia madre; desconocemos a\ padre. La mujer y sus hijos no estan totalmente abandonados. El padre asume su pape\ dentro del grupo familiar, a pesar de no constituir un ntic\eo socia\legitimo. Ella pucde ser constatado en las aetas matrimonia\es del siglo XVIII. Parejas que vivieron amancebadas legalizan Ia vivencia \ongcva a\ momenta de morir. AI analizar las cifras de bautismos de los Iibras parroquiales, hay que tener en consideracion Ia realidad de Ia \ongevidad concubina de Ia sociedad. En e\ quinquenio de 1765-69, e\ I 0.9% de los bautizados en Guaynabo -pueblo localizado en Ia periferia de Ia ciudad de San Juan· eran hijos naturales. A finales del siglo XVIII, 1795- 1800, el promedio ascendi6 hasta e\35.4%67• Sin embargo, i,cuantos de esos nii\os estuvieron desamparados de Ia tigura del padre? Los datos para el siglo XVIII cubano no estan a nuestro alcance; no obstante, para el siglo XIX el censo de 1846 recoge un total de 167,349 bautismos. El 45.8% (76,625) correspondia a padres que no habian legitimado mediante sacramento su union. Un 54.2% (90,724) eran nii\os legitimos... En los campos era dificil encontrar pretendiente que no estuviese ligado a Ia parentela. Por tanto, Ia frecuencia de relaciones afines era impedimenta para contraer matrimonio eclesiastico, en especial las de segundo grado de consanguinidad. Las \eyes can6nicas desde e\ siglo XVI impidieron Ia endogamia, pero el pueblo Ia practico69• Para obtener Ia dispensa correspondiente sc necesitaba dinero, del cual carecian los pobladores en Puerto Rico. Los grupos de escasos recursos optaban por mantener Ia relacion "clandestina"711• En Ia colonia de Venezuela, el Obispo Mariano Marti efectuo su primera visita pastoral en el ai\o de I 771. Los resultados de Marti concuerdan con los del obispo Zengotita71 • El testimonio del can6nigo Pedro Jose Ramirez de Arellano, en diciembre de 1815, comprucba que

las poblaciones del interior de Ia Isla son productos de Ia endogamia7l. Las distancias entre un pueblo y otro impedian el contacto con desconocidos. Entonces, el mercado de candidatos para el matrimonio se reducia allugar inmediato. La inedulible inclinacion de los naturales de Ia Ysla seiialadamellle los del illlerior se fixa casi siempre en los de su parelllela, o bien sea por Ia intimafamiliaridad con que se tratan. ci bie11 porque conciben de Ia dijicultad de que se presenten SU e/ecci011 Otras personas de ca/idad )' costumbres correspondientes alrango en que se concidera cadafamilia13•

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Las caracteristicas del amor ilicito de finales del siglo XVIII se recrudecen a troves del siglo XIX en las trcs colonias. Este siglo de auge economico va acompai\ado del detcrioro de las condiciones de vida del hombre y Ia mujer trabajadores en las plantaciones de cai\a de azucar y en las haciendas de cafe. El dulce grana se combina con cJ cafe amargo, sin embargo, Ia vida cotidiana y privada de los peones en Puerto Rico rccibe mayor grado de regulaci6n par parte de Ia Iglesia y cl Estado. Los cubanos no cscaparon a Ia vara rectora y vigilante de Ia Iglesia y el Estado. Cuba cxpcrimenta un auge economico, lo cual haec que los abismos sociales y raciales se profundicen. Republica Dominicana recibe el impacto y las consecuencias de Ia revoluci6n haitiana. En esta zona Ia situaci6n es peculiar. Las guerras entre estas dos naciones (Santo Domingo y Haiti) llegaron a socavar Ia estructura demogrnfica, generando un dcsbalancc entre sexos. Ella explica cl comportamicnto concubino y de bigamia que se registra entrada el siglo XIX. La desproporci6n entre cl scxo femenino y cl masculino fue mayor. El mimero de las mujeres era mayor que e\ de los hombres. En Ia region de Azua, con una poblacion de 1,200 personas "no habia mas de dace 0 quince

67 Carlos A. Rodriguez- Vii lanueva, Sociedad y pohfadun: el·tmcwra familiar e11 Guaynabo tmm: J 76S y 1869. (Tesis de Maeslria, Universidad de Pueno Rico, San Juan, 1987). 68 Ibid., p. 45. Cada informacion y datos sobre Cuba son tomadas de Levi Marrero, op. eiL los rcgislros parroquiales depositados en cl Centro de Investigaciones Hisloricas de algunas regiones geognificas de Ia Republica Dominicana puedcn dnrnos !os datos. Pedro San Miguel hizo las gcstiones pam rnicrolilmar eslos libros. 69 Daisy Ripodaz Ardanaz, Elmarrimcmio en /lrdias: rcalidad .•cx:ial )' rcgulachirrjuridicu, (Conicet, Bueno Aires, I 977). 70 En el stglo XIX, varios obispos rccurrieron a otorgar dispensas de consaguinidad frcnte a Ia rcalidad de Ia endognmia frccuenle entre los pucnorriqucilos. El obispo Benigno Carrion insistio en cl frncaso de hnbcr otorgado dispcnsas bajo Ia administrndon paslornl de su antec~or, Gil Es!evcs. En "Circular sabre dispcnsas malrimoninlcs", scilnlnba Carrion: "Crciamos que, dispcnsando atodos los que tcnian una vida incesluosa, concluinin, 6 al mcnos en lo succsivo no seria lnnlas las uniones ilicnas de los paricnles·. Bo/eti11 Ec/esicistico (BE), ailo IV, J• feb. 1862. mim. 3, 25-29 7 1 Vcasc a Kathy Waldron. "los pccadorcs y cl Obispo en Ia Venezuela colonial: La visita del Obispo Mariano Mani, 1771· 1 784~, Asuncion lavrin ( coord ), Sexuafidad y marrimcmio en Ia Ame! rica lrispauka. Sig/o.• XI'J-XI'IIl, (Grijnlbo, McKico. D.F.. 1991), 173 · 196. 7:1 AGI, Ultrnmar, Leg. SOl, f. 294, Micropelicula CJU , carr . 21 8. El obispo Marti en Venezuela fuc mucho miis arbitrnrio al memento de solucionar los problemas de amorcs ilicitos entre paricntes. En Pueno Rico, todo llcva a pcnsar que los amnntes eontinuaron con sus rclacioncs. 73 Ibid.


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