Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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de una escritora.9 En el poema “A Julia de Burgos” se denuncia la subordinación de la mujer en una sociedad patriarcal. Gelpí señala que “es paradigmático de esa autodefinición en la cual se enfrentan una voz ‘auténtica’ y una voz ‘frívola’, un sujeto que aspira a ser libre y las limitaciones que le imponen la sociedad y la cultura”.10 Esta dicotomía entre ambas voces se aprecia en los versos:

Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña|Tercera Serie|Número 1

La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz porque tú eres ropaje y la esencia soy yo; y el más profundo abismo se tiende entre las dos.

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La relación de poder se expone con una lucha entre el ser sumiso, tal como la sociedad patriarcal indicaba que la mujer debía ser, en contraste con una mujer auténtica y atrevida que rompe con los márgenes de aportaciones, expresividades y visiones establecidas para las mujeres. En “A Julia de Burgos”, la lucha entre las dos identidades que tiene en su interior es incuestionable. Por una parte, la fémina libre, reluciente y fuerte, por otro lado, la mujer que con su comportamiento, vestimenta y actitudes refleja la “fría” muñeca que desea la sociedad, una figura con la que decoran o juegan. Esto se percibe en los versos: Tú eres fría muñeca de mentira social, y yo, viril destello de la humana verdad No es de extrañar ese deseo de la mujer escritora por quebrar las limitaciones de aquellas féminas sumisas, amas de casa, sin aspiraciones, sin educación y sin libertad. Estos roles impuestos para la mujer son recordados: 9

María Solá, “La ruta de Julia de Burgos”, 8. Juan Gelpí, “Literatura y paternalismo”, 36.

10

Tú eres dama casera, resignada, sumisa, atada a los prejuicios de los hombres; yo no. Además, este poema testifica la subordinación de la mujer al enumerar todas las figuras y los espacios que tenían control sobre ella: el esposo, los padres, los parientes, el cura, el modista, el teatro, el casino, el auto, las alhajas, el banquete, el champán, el cielo y el infierno. La “nueva mujer” que propone Julia hace alusión a aquel caballo que acompañó o más bien guió al aventurero don Quijote de la Mancha cuando dice: que yo soy Rocinante corriendo desbocado. En otras palabras, la nueva vía para obtener equidad es una mujer adelantada, decidida, llena de aspiraciones y de metas. La Julia auténtica no solo aspira a salir de los márgenes impuestos por la sociedad sino que se percibe “olfateando”, tocando, escuchando, gustando, viendo, en fin, poseyendo un “horizonte” equitativo entre los sexos en el verso: olfateando horizontes de justicia de Dios. Por lo tanto, su vida personal como sus composiciones se desligan de las ataduras impuestas al exhibir las ansias de reivindicación social y política, deseo que se une a la sólida denuncia de la diferencia entre roles favorable para los hombres. La última composición del poemario, titulada “Yo misma fui mi ruta”, se reconoce las relaciones de poder que se dan entre los géneros. En este poema, la voz poética se inserta como una luchadora al aceptar que es distinta. Sobre esto Solá nos dice “ofrece la voz de una mujer


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