Revista Blanca (2 mayo 1897)

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prodigaremos elogios á la antojadiza diosa

del buen gusto, puesto que á veces incurre en

lamentables

equivocaciones;

el

buen

sentido ha de imponerse, en determinados momentos,

y precisamente, cuando lo crea-

mos necesario, queremos influir é influiremos, en esa gran victoria femenina. Siempre hemos tenido por norte, por ideal, en los trabajos á la mujer

buir á la ilustración

dedicados,

femenina

más agradable la vida del

los públicos

cesario añadir

Así

para hacer

hogar,

americanos,

escribimos.

contrilo saben

para los

cuales

que no consideramos ne-

más

á

nuestro

programa,

basta lo expuesto, despues de; haber probado repetidas veces, hasta donde llegan nuestros entusiasmos, cuando de la mujer se trata, Deliciosamente se hermanan el arte y

la industria para hacer fácil la

tarea de la

moda, y familiarizar á las damas de todos los países, con los secretos de la verdadera

E

AA

ció a a OR

elegancia,

no priva

una

sola

hechura,

no

domina un solo color, el gusto moderno “pide inspiraciones á todas las épocas, y cosmopolita,

como

nunca lo fuera, íbre an-.

cho campo á la fantasía, poniendo en boga

aquellos risueños caprichos que más á maravilla se enlazan con el arte.

muy

Las

estrechas en las caderas,

santes, son, indudablemente acompañando á los cuerpos

faldas,

apenas ramuy bellas, novedad, ar-

tístico alarde de todas las fantasías. Los talles cortos, que

quiso

boga París, no han alcanzado lo poco que favorecen. Sólo

algunas damas

aceptaron

elemento femenino

las

poner en

fortuna, por en principio

toreras;

el

europeo, persiste deten-

aáiendo los talles largos y no se queda atrás Madrid, en la agradable tarea de embelle-

cerlos, merced á variedad infinita de risueñas fantasías. Las combinaciones de color y aun de tegidos, informan la nota más

saliente del gusto primaveral,

punto se imponen,

que

y hasta tal

ni las faldas las

desdeñan,pues se ven algunas, de ricas te-

las brochadas, abiertas

por

para

manera

delante, sobre

géneros lisos de distinto color. Sin embargo, es indispensable, suma discreción casar

los

tonos

- sulte el maridaje

de

antiartístico,

que

no

re-

detestable.

Respectu á las tentativas. encaminadas á

dotar de volantes las faldas,

solo alcanzan

un éxito relativo, cólocando esos adornos, no atravesados, sino á lo. largo, de abajo E

arriba, y siempre con

nandoel delantero.

predilección,

ador-

La sencillez es lo ca-

racterístico de la moda,

y

por

eso,

no se

aceptan muchos adornos en las faldas.

Atrevimiento acusan las formas de los

sombreros. Todos son de copa bastante alta, alas grandes,

á trechos

recogidas,

sin

modelo fijo, pues según la fisonomía á que deban adaptarse, así han de ser las ondu-

laciones.

Por este medio

artístico, según

verán

lectoras; queda ámplio

tiva individual,

para

tan sumamente

nuestras

amables

espacio á la inicia-

poner

de relieve

la

intuición artística, tan necesaria á la mujer, si quiere distinguirse del montón, en sus trajes y adornos, |

Continúan

en concepto

de

gozando de

algún

abrigos

entretiempo.

de

favor,

las chaquetas rectas, sin entallar ni el delantero ni la espalda, pero como la hechura no resulta airosa, por eso sin duda no ha despertado esta novedad

el entusiasmo

que se prometían sus inventores. En su lugar, las esclavinas de tul y encaje, con

largas caidas ¡por delante, tienden á acentuar su reinado, para todo lo que resta de

primavera y quizá tambien para el verano. Son nuevas, airosas, elegantes, y contribuyen al mayor aspecto juvenil, por eso

nadie discute su triunfo, porque ló bello se

impone,

sin discusión

y sin violencia,

Los conciertos de primavera, despues de la clausura del Real, son lo único que dá momentáneamente el tono á la villay córte, Como nunca, aparte de esto, que'€s-

bien poco para una capital siempre tenida.

en concepto de bulliciosa, se siente Madrid +.

desanimado y triste. Cierto que las lobre-

gueces estendidas sobre

cional,

conspiran

alegría de raza. de la Cuaresma

nuestra

abiertamente

vida

na!

contra la.

Además, las severidades se imponen y el tiempo

dedicado á la oración y al recogimiento, tiene algo de solemne y silencioso, que abruma á los espíritus frívolos. El padre Calpena es el orador que más numeroso y selecto público congrega en los templos donde resuena su vigorosa € inspirada palabra, trado, entusiasta por

Es joven, muy ilus- ' la Religión y le dis-

tingue'una oratoria llena de talento y de fuego. Responde á maravilla á las exigen-

cias de

los tiempos,

y

lo repetimos, esta

Cuarsema, ha sido el predicador que más francos éxitos ha alcanzado.

;


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