Luis Bonafoux.
Bonafoux despertó a la realidad circundante de su país amado en Guayama, teniendo en sus progenitores, el francés avecindado en esta ciudad del sur, Louis Bonafoux, y la dama venezolana Clemencia Quintero, el mejor ejemplo de extranjeros acogidos a nuestra ti~rra en el siglo XIX con el afán de echar raíces duraderas en su suelo. Padre y madre le inculcan respeto y devoción al estudio y a la familia, normas de conducta ejemplar que se evidencian en su biografía, ya que fue esposo y padre amantísimo, yendo de España a Londres, de allí a Francia, y otra vez a Inglaterra, en la peregrinación que hizo de su trayectoria vital un vía crucis con estaciones esporádicas, siempre acompañado por los suyos, idealista y romántico sin trabas para expresarse ante la injusticia, la corrupción y la falsa fama de los advenedizos en las artes y las letras. Ante Puerto Rico mismo, no obstante el tiempo que pasó en San Germán como de Registrador de la Propiedad, cultivando en la lectura y la tertulia sus dotes de escritor, la pluma de Bonafoux se enciende de aristas punzantes para satirizar en vez de halagar. Ese mismo espíritu beligerante que se aprecia en la crítica del autor en torno a Puerto Rico caracteriza su obra relacionada con autores y temas múlti-
pies de España y Francia. Perteneció a la generación genial de la etapa finisecular que llega hasta la primera guerra mundial de 1918, cuando la prosa castellana deja de un lado las preocupaciones heredadas del neoclasicismo para darle paso a una mayor soltura sintáctica, a una cadencia y una flexibilidad en que la ideología de la generación del 98 y la fuerza creadora de los líricos modernistas se compenetran en una simbiosis de nuevo cuño romántico. B.:>nafoux sintió la urgencia de escribir para su tiempo, se valió del periódico con ánimo de difundir sus ideas; hizo gala de su inteligencia y de su personalidad en la crónica, se batió contra los gigantes de la superchería al expresarse sobre cuestiones palpitantes, hizo crítica literaria con acierto, y en todo lo que escribió podemos apreciar el sello de una recia contextura independiente, osada y viril. Entre lo!> años de 1877 hasta 1913 escribió Luis Bonafoux Quintero un total de veinte obras, y sus meros títulos son una galería de las intenciones y los enfoques del gran satírico. Al voleo podemos señalar algunos substantivos preferidos, dardos que van al blanco donde Bonafoux lanza las flechas: mosquetazos, avispero, bombos y palos, c1erieanaIlas, etc. La bibliografía recogida por Cautiño en su 9