-Vuelva, vuelva caballero, no sea tan descortés, que de tres hijas que tengo, la menor será para [usted. -Esta cojo por mi esposa, por bonita y por mujer, que parece una rosita acabada de nacer. -Téngala Ud. bien guardada. - Bien guardada la [tendré, montadita en silla de oro, bordando paño$l para [el Rev; y azotitos con correa cuando. fuera menester, . mojaditos en vinagre para que le sienten bien. El romance jibarista, escrito por poetas cultos, ha ocupado las plumas siguientes. entre otras: Francisco Vassallo Cabrera, Manuel A. Alonso, Ramón Méndez Quiñones, Luis Lloréns Torres y Virgilio DáviJa. Espigamos el siguiente paradigma de ]a obra de Alonso, titulado Perico y Pretona, romano ce jíbaro, repartido en la fiesta de ]a inauguración del tranvía de la capital a Río Piedras (1880). Es el tema del progreso en tono jocoserio:
Alevántate, Pretona, Junta candela y ardueña Paque bebamos café, Que me voy hacia Río Pieiras. -Perico, tabía es de noche, ¿Por qué tienes tanta priesa? -Baja de esa barbacoa, Muger, y na ses maseta; Que ni un menuto he dormía Pensando, que es cosa nueva y grande la que hoy endirga Tanto cristiano a la fiesta. -Mejor estarías en casa... -Pretona, ¿tabía te enselas? Sabes que el lunes pasao Por mor de unas deligencias Que tenía que jaser Fui a Cangrejos en mi yegua. Diendo un poco mds ayá Der puente de Martín Peña Vide venir por la ariya De la propia carretera Cuatro casas, Un Musiú Asomao en la primera Tocó tll1 rejistro y pararon Como se para una bestia; Entonces yo me arrimé Pa refaisionar lo que era y aguayté en la primer casa Abajo jierro y candela, Jum, jum, jum, jum por aentro, Resoplíos par afuera, Un hombres taita tisnao Atisando la candela, Gerbeera, baporiso, y jumento en la cumblera.
Las que seguían tepé, tepé, Venían de gente yenas De toas fi/osumías Ye de toas aparensias. Asombrao estaba yo Con tamaña boca abierta, Cuando sonó Wl fortutaso Que parecía la trompeta Dey juicio: corren las casas, Espdntaseme la yegua y atropella a Ull biyetero, Dos muc11acllOs y una vieja, Sumbándome boca arriba Sobre de un moutón de pieiras. De ayí, medio cstinterao, Me yebaron a una tienda y me curó un platicante Remcndál1dome una oreja y poniéndome en las lomos Una birma de pedriega. Asín que me pasó ey susto Le rogué que me impusiera Si aqueyo era brujería O cosa contra la Iglesia. Ey platican te, que es hombre De caliá y esperiencia, Me desplicó que en Cangrejos Que en antes era la tierra De los brujos, hoy un brujo Ni pa remedio se encuentra,' Que aqueyo era una mecánica Que trujo de Ingalaterra O dey Norte, que es- lo Hzesmo, Gastando muc1zas pesetas, Pa yebar y traer gente De la Suidá o Río Pieiras, El mentao Don Pablo Ubarri, Viscaíno de nasensia Que adotó la Capital Como jijo de la tierra Poique nos trujo ey tranvía Que ya a nuestro pueblo yega; y que es un hambre a/ual Pa cualquiera contringel1sia y en toítas las casas grandes, y en la mesma Fortalesa, Con la mayor tranquiliá Ar gusto dey amo, dentra. -Perico, ¡que Dio$l le ampare y le aluse la consencia! Poique, asigtin dio er Cura En un sermón de Cuaresma. Las grandesas de este mundo Son juma que er biento yeba, y er que en eyas se mistura Si guiña el ojo, trampiesa. -Prctol1a, eso de delije Ar que marcha por bereas 21