Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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todo con majagua. En cuanto a la cubierta o techo, se utilizan cañizos y cañas, que hay para escoger en las susodichas Islas, particulannente en la de San Cristóbal y se amontonan y unen con las esquirlas del dicho majagua, y sobre las cañas se colocan las mencionadas hojas de latanero, tal como os he dicho anteriormente; y como cierre hacíamos puertas de ramas del dicho moral, las cuales tra· bajábamos y aplanábamos como si fuesen tablas de abeto, con las hachas, lo mejor que podíamos; siendo la necesidad la madre de la industria, algunos de nosotros hacíamos la cerradura y la llave de madera que cerraba con dos resortes. Os he resumido, lo mejor que he podido en lo que pueda consistir toda la arquitectura de las Indias, no me resta más que presentaros su alimento lo que es· pero hacer en los cinco capítulos siguientes que no serán menos curiosos que el resto. En el siguiente vaya tratar de su pan.

De su Pan

CAPITULO XII

Se le hace de raíces de Mandioca que es del gl'ueso de una caña o cañizo; es una planta llena de nudos como espinas sin punta, y le salen unas hojas parecidas a las de higuera. Se le planta en las lomas o en hoyos en la tierra, que se hacen a este cfecto y que se cavan con azadas afiladas, en cuyos hoyos se colocan cinco o seis tallos de esa planta, a un pie de profundidad y dejando fuera casi lo mis· mo. La mandioca crecerá bajo tierra del grueso de una pierna y a veces mucho más, en menos de cuatro meses, dependiendo del manto de la tierra donde haya sido plantada, -y si la encuentra de su agrado-, y de una longitud de alrededor de un pie y medio. Se acostumbra a dejarlas crecer en sus hoyos diez o doce meses, durante los cuales, y de cuando en cuando, se las poda y arrancan los matojos o hierbas que la tierra produce con el fin de que sus raíces crezcan y se desarrollen mejor; si se las deja más ttempo que el mencionado se pondrán secas y leñosas, y si se pudriesen, desprendiéndose tallos y hojas se pueden trasplantar a otra parte, de manera que generatio wtius corruptia alterius o se las arranca con las dichas azadas, y de ellas se llevan los tallos; siendo de notarse que la tierra es allí tan fecunda y feraz que de la noche a la mañana se encuentra que los tallos de mandioca que se han dejado sobre la tierra han echado fi· lamentos y raíces; las mujeres hacen allí el pan que se llama casave, ya que los hombres no se quie.

ren ocupar de ello y sí únicamente de la pesca, la caza y la guerrá. Primeramente, una vez arrancadas y hecho un montón con las susodichas raíces, es necesario ras· parlas y raerlas como a los nabos, para quitarles la corteza, con las conchas afiladas que encontramos a lo largo de la costa, las cuales nos sirven de cuchillos; después se muelen y rallan como el azúcar para hacerlas harina, y extraerle su jugo, o agua, que es una especie de leche, la cual es lo más venenoso que se puede encontrar en estas regiones; para lo cual es necesario ponerla en los cibucanes o culebras, éstos son _una especie de sao cos que tienen forma alargada y que están hechos de la susodicha pita con el fin de hacerle sacar su jugo o agua; a cuy¿s efectos es necesario hacer unas incisiones en los mencionaaos morales que son árboles blandos, poniendo entre ellas las dichas culebras, o sacos, con un guimbalete o palanca sobre las dichas incisiones, para hacer fuerza hacia abajo, con dos piedras o rocas que sirven de peso para hacerla así harina y secarla; la cual inmediatamente hay que despal ramarla sobre la plancha de hierro o de barro, hecha por algunos de nosotros; para estos efectos si es de barro tiene que ser de una tierra gruesa y glutinante; y esta plancha sostenida por tres cabezas de hachas rotas, o tres pequeñas piedras, tiene fuego alto debajo, pero solamente alrededor de ella; y se da vueltas a la harina hacia arriba y hacia abajo, haciéndola cocer poco a poco y dándole su tiempo, y no queda más gruesa que el ancho de un dedo. El mejor de este pan se llama casave muclzaclta, y se le hace de la pasta de la harina de mandioca, la cual es tan bella y blanca que parece haber sido hecho con la flor del trigo candeal. Se pone este casave en los dicho catollys, que están hechos de un junco marino, y son una especie de canastos o cestos, y se les eilVuelve en las dichas hojas de balliris. Se le puede guardar y conservar incluso por varios años. He sido testigo de cómo una porción que llevaba cocida más de doce años estaba tan buena como el primer día en que se hizo. Hay que exponerla al sol, cuyos rayos le hacen exhalar todos los vapores, y cuando llega la noche es neo ce~ario meterla en los bohíos debido a la humedad que asimilaría; pues si bien en estos lugares no hay invierno, sin embargo, durante lo que sería ftsa estación, ocurren por las noches frescores y rocíos extraordinarios, que se evaporan al levantar el sol, quien seca rápidamente, con sus rayos, las exhala· ciones de la tierra; despUl:s de aquélla, los calores son iguales en todos los tiempos, y son como temperados debido a que en las veintiséis últimas islas están situadas, la mayor parte de ellas, próximas al equinoccio, y todas en el mar del Norte. He ahí un resumen de todo lo que hace _referencia al pan; 51


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