Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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ya lanzaroteños. lll Otros grupos se esparcieron por Hatillo, Camuy, Quebradillas e Isabela logrando estas fundaciones la categoría de pueblos con el flujo de tales emigrantes. De 1815 a 1830 nacen nuevos pueblos en el interior (Gurabo, Adjuntas, Merovis, Ciales, Naranjito, Orocovis, Comería, Lares), donde hay también que apuntar la presencia de sangre canaria. Algunos de estos isleños procedían de Venezuela de donde huían ante el Decreto a Muerte de Simón Bolívar, contra ellos y los peninsulares. Otros procedían de las Canarias donde funcionaba desde 1826 un banderín de enganche que pennitía llevar milites canarios a Puerto Rico para cubrir las bajas de la guarnición de San Juan. En ese año citado la Junta de comercio de Puerto Rico recomendaba a los Procuradores de la isla que gestionasen en Madrid cla introducción de colonos de las Islas Canarias».13O Al igual que hoy ha ~cedido en corrientes emigratorias no faltará la picaresca, la explotación, el engaño por parte de quienes reclutaban emigrantes siempre humildes, labradores sencillos, llenos de buena fe, dispuestos a pagar un flete que a lo mejor les conducía a la esclavitud forzosa. En la segunda mitad del siglo XIX penetra en Puerto Rico la mayor cantidad de emigrantes, sobre todo entre 1850 y 1880, porque el cólera ha causado grandes bajas cuyos huecos se intentan llenar con· jornaleros canarios y asiáticos. En los postreros años del XIX continúan desembarcando canarios que se sitúan en Arecibo, Hatillo, Camuy, Aguadilla... El valor y trascendencia de toda esta sangre isleña se aprecia aún hoy. Se nota en apellidos, en la herencia lingüística que veremos seguidamente, en las técnicas agrícolas y en las fundaciones alza· das. Aparte de mil pequeños detalles. Por ejemplo: ¿el tiple puertorriqueño tiene que ver algo con el timple canario? La tinaja de Puerto Rico, húmeda y con musgo o culantrillo, que gotea contando las horas lentas de la canícula, es, sin duda la misma que vemos en Venezuela y en Canarias donde allí se le llama cpila», con su talla y bernegal. Son elementos culturales propios de un pueblo agricultor. No fueron comerciantes ---eso se quedó para las gentes del norte y levante peninsular. Pero no faltaron entre ellos algún intelectual como el citado Graciliano Alfonso o los cuatro hennanos Real, originarios de Tenerife, autores de notables empresas periodísticas como la fundación de la eRevista Puerto Rico Ilustrado» o el periódico El Mundo. No sólo los traigo a colación por esto, sino porque tuve el placer de tratar a don Cristóbal Real, viejo y 19. AGI. Guadalajara, lego 178. AGI. Ultramar, lego 788.

m.

ciego, en Sevilla allá en su cVilla Puerto Rico» de Nervión.21 Señalábamos la herencia lingüística, la aportación lingüística en el habla de Puerto Rico, de todos estos inmigrantes. Esto es muy interesante porque Canarias tiene un habla especial y es camino y fonda en la ruta a América. Como tajantemente dice el gran filólogo Manuel Alvar cla importancia de las hablas de Canarias es Lsingular; pero su trascendencia se multiplica al parangonarle con hechos que se cumplen en el español de América. o al conside· rar las islas como eslabón insoslayable entre el Viejo y Nuevo Mundo».zz Para Alvar el habla de Canarias no es un dialecto, no es un español caracterizado por sus arcaísmos, no es una lengua estancada sin evolución, no tiene semejanzas en el judeaespañol... 'La lengua hablada en Canarias es una variedad más de las tantas regiones de España con su propia personalidad, englobada en el complejo lingüístico de hablas hispánicas meridionales o español atlántico. Con esta prevía caracterización, pasemos la página y vayamos a lo que nos importa: la filiación o influencia del español de Canarias en el de Puerto Rico. ¿La hay? Como la puede haber con el andaluz. Para eso tenemos en común el yeísmo, el seseo y la aspiración de las implosivas en una y otra parte. A Canarias debió llevar todas esas notas la población conquistadora; a Puerto Rico la población conquistadora colonizadora canaria. Según Alvarez Nazario ~ en Puerto Rico se observa una herencia lingüística canaria expresada en: Cierre final de la e, convirtiéndola en i (Este = esti) 2) Intercambio de la R y 1 al final de silaba por debilitamiento de sus articulaciones (cardo por caldo, sul por sur). 3) Paso de la R y 1 al final de sílaba a i semivocal (vaiga por valga, ei cueipo por el cuerpo). 4) La palatización y pronombre (Ilevalle por llevarle), aunque actualmente el campesino puertorriqueño reduce el grupo rl a 1 (sabela por saberlo). 1)

Creo que bastan con estas notas de parentesco lingilistico para demostración de la herencia o fi· liacíón citada. Pero hay otra manifestación sui generis, la del arte, que también nos muestra relaciones entre Sevilla, Canarias y Puerto Rico. La casa canaria, el 21. Vid. Alvarez Nazario: .La inmigración canaria a Puerto Rico.. Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, núm. 33, 1966, Y Estela Cifre de Loubriel: .Los inmigrantes del siglo XIX. SU contribución a la formación del pueblo puertorriqueño •. Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, núm. 7, 1960. 22. Manuel Alvar: .Estudios canarios•. l. Las Palmas de Gran Canaria, 1968, pp. 13·23. 23. .La herencia lingüística de Canarias., Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, núm. 39, 1968.

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