dioses y dispensador de mercedes divinas, viene a Babia, al Apartamiento mirador del Condominio sobre la Nada para rendir un infonne sobre las mujeres liberadas, al Ciego del Limbo que todo lo ve. Para conseguir el informe invita a un coctel. Don Nadie es un Orfeo-París del siglo xx buscando a quien entregar la manzana de la vida. En el Primer Espanto conoce a Remedios, una Demeter primitiva y tosca, que desea alquilarse de sirvienta. Remedios es una jíbara con tres hijos pero sin marido, aferrada a la vida y dispuesta por los hijos a luchar y sobrevivir. En el Segundo Espanto, responde a la invitación, Rosa, la Afrodita del siglo xx, producto hollywoodesco de la moral fácil siempre en entrega y cuyo contoneo a lo Mae West descubre el fraude de una cultura artificial. Busca en don Nadie un marido que le dé honra y sólo consigue el delirio del coctel dionisíaco que le sirve don Nadie. En el Tercer Espanto, don Nadie recibe la visita de Brunilda. la Hera moderna, la walkyria con marido inerte, buscando un don Juan, un despertar de lo primitivo inconsciente, del hipopótamo freudiano. La farsa de una cultura demente que busca en el psicoanálisis una razón de vida, queda adoro mecida en el sueño de la nada del coctel de don Nadie. En el Cuarto Espanto, aparece en el apartamiento, el enigma avergonzado de Virginia, a quien don Nadie muestra su esencia de dios andrógino al querer descubrir su liberación. Pues Virginia es la Atenea cuestionante de su propia esencia, la «beatnick» vaquera, revólver en mano, que prefiere la duda sobre su sexo antes que revelar lo que tradicionalmente ha constituido el mayor orgullo de una mujer: su virginidad, su pureza inocente. También queda defraudada. Se le cumple el tiempo a don Nadie y debe partir, pero antes descubre que la cafetera del apartamiento es en verdad una bomba atómica. Le avisa a Remedios que se salve y le regala el don del tiempo.
Estilo Esta ob~ es una caricatura de estilos de tea· tro, de lo sexual, de la destrucción de lo humano, de las clases sociales, de filosofías de vida, de re· glas dramáticas, del diálogo, del chiste, de la poesía, del problema de la identidad, de lo intelectual, de lo sentimental, de lo angélico, de lo demoníaco, de lo absoluto, de lo relativo, de lo político, de lo económico, de lo literario, de los mitos clásicos, de Puerto Rico, del cielo, del caos, etc. Es una sátira de la propia caricatura, de la burla, de la ironía, de la astracanada.
AnÜanecdótico, sarcástico, repetitivo, poético o prosaico, y casi siempre intelectual, oscuro y amenazadpr es el diálogo que va destrenzando la notrama de la acción de la no-vida de los personajes. Todos los personajes son concebidos como tipos y arquetipos no-realistas. Son muñecos, guiñoles, títeres, marionetas manipulados en un juego de escarnio por su autor. Don Nadie es el prestidigitador de la verborrea especulativa. Rosa, Brunilda y Virginia son los maniquíes estereotipados llenos de clisés en concepto y frase. Remedios es la muñeca de trapo de la tradición literaria del jíbaro puertorriqueño. El estilo dramático del Coctel de don Nadie es una continuación radicalizada y atrevida del de Club de solteros del propio Arriví, y un reverso del de su obra María Soledad. Es un Huit Clos infernal de Sartre a puertas abiertas. Un juego del juego diabólico de Las criadas de Jean Genet. Una bufonería pirandeIliana del automatismo de Freud. Un coctel donde se mezcla un Kinsey Report sobrenatural, con un Garda Larca neopopulista, con el Beckett nuclear de Final de partida, con un antifeminismo a lo George Bernard Shaw, y un palabreo redundante y torrencial a lo Ionesco.
Mito ¿Por qué escribe Francisco Arriví, Coctel de don Nadie después de Escultor de la sombra y antes de tenninar Eurídice, Eurídice o En la tenue geografía? ¿Qué re~ación puede haber entre lo sobrehumano lírico y lo infrahumano dramático? Nacen estas obras de la necesidad de rescatar el espíritu. En Escultor de la sombra, la poesía, el poeta y Puerto Rico deben convertirse en árbol para resc-atar el espíritu de lo natural. El mito de Orfeo igualmente pennea toda la obra de Coctel de dOIl Nadie y explica su profundo significado. Don Nadie es una especie de Orfeo, «el hijo de Apolo y una musa, poeta, músico, teólogo, mistagogo e intérprete de los dioses», según la definición de Sálomón Reinach en su libro Orfeo. Historia de las religiones. A este don Nadie-Orfeo, Francisco Arriví conjura para que salve a Puerto Rico de las sombras de honnigón de falsas culo turas materialistas que esconden el espanto de la destrucción nuclear. Parecería como si Arriví escribiendo a la madrugada presintiera el peligro de ' una explosión atómica que perpetuaría esas somo bras que lo rodean. Para exorcizar este peligro concibe una obra de teatro donde se personifican los espantos antinaturales que amenazan destruir la vida puertorriqueña. Y recrea un rito antiguo órfi..' co, con sus tangencias con rituales de Dionisos y 43