nio frente a acechanzas donjuanescas, contrasta además ciertas costumbres de la tradición familiar y social puertorriqueña con nuevas maneras de procedencia norteamericana-, y Los primeros fríos (1915), igualmente comedia en tres actos. Cultiva también Pérez Losada el juguete cómico, influido posiblemente por el teatro bufo cubano, con La
vida es dcida o Las industrias de la Prohibición (1925), en tres actos, obra que lleva al tablado per-
sonajes convencionales del vivir hispano-antillano: el gallego, el negrito, la mulata,l1 La obra dramática de Rafael Martfnez Alvarez, compuesta a la par de su trabajo como novelista enraizado en. el naturalismo y de poeta modernista, sigue de cerca, al igual que la de Péréz Losada, maneras de hacer que parten del teatro español del primer cuarto del xx, al estilo del realismo y costumbrismo burgués y urbano de Benavente, con alguna dosis de melodramatismo. La convulsiva (1917), drama en tres actos yen prosa, es pieza de índole político-moral en la cual los personajes son símbolos: Patria, Libertad, Patriotismo, Revolución, Riqueza, Paz, Dictadura, Libertinaje, Demagogia. En Don Cati y doña Doro (1925), comedia en prosa, basada en su novela Don Cati, la visión de la realidad que ofrece el aut9r muestra enfoques naturalistas, mientras en La madreselva enflorecia (1926) presenta un realismo de color c'ostumbrista y re· gional dentro del procedimiento de los Alvarez Quintero. Por otra parte, fuera de los limites de la producción realista y naturalista de este dramaturgo, figura su pieza titulada Tabaré (1919), en tres actos yen verso, realizada a tono con sentimientos y maneras ya dentro del modernismo.!" Otros dos autores de novelas naturalistas, José Elfas Levis (1871-1942) y Matias González García (1866-1938), escriben también p~ra el teatro, pero no sabemos hoy si las obras que produjeron en este género -lamentablemente nunca llevadas a prensas-- responden, al igual que sus narraciones, a la observación de la realidad al modo de Zola. Levis es autor de Un Itombre nuevo, pieza dramática que estrena en Sara Juan en 1907. A la pluma lJe González García se debe el drama Grito de angustia, galardonado en 1913 en certamen del Ateneo Puertorriqueño. Dos obras teatrales más de este mismo escritor que hoy sólo se conocen por sus títulos lo son: Amor que vence y Por mi tierra y por mi
dama. Durante los años veinte aparecen algunos autores nuevos, entre los cuales se dedica más sistemáticamente al hacer dramático un escritor que viene realizando obra literaria de alcances educativos desde el año de 1913, :Juan B. Huyke (1880-1961), cuya producción teatral, al igual que su labor de nove17. lbId., pp. 103·104, 1119·110. 18. Ibid., pp. 105, 115-116.
lista, está empeñada fundamentalmente en fines pedagógicos y de edificación ciudadana, integrada por una serie de piezas, por lo general breves -dra· mas y comedias en prosa, en dos y en tres actos, realizados con sencillez, sin el empaque y complicación del teatro mayor: Dolor (1925), El batey (1926), La sentimental (1926), Mañana de prueba (1927), Niños sin padres (1927), Las pequeñas causas (1928), Abuelo y nieta (1929), Día de Reyes (1929), Las dos épocas (pieza inédita)-, desarrolladas alrededor de problemas y motivos tomados principalmente del ambiente del hogar y de la escuela o del momento político-cultural del país, con la intercalación de algunas notas de costumbrismo isleño.!9 .Antonio CoIl Vidal (n. 1898), poeta y periodista, quien hacia los tiempos tempranos del veinte empieza a orientarse por los caminos de renovación literaria que abren las escuelas europeas de vanguardia, se inicia en el cultivo teatral con el juguete cómico Feminismo y prohibición (1921), alusivo a situaciones del momento sociopolítico cuando escribe. De mayores empeños artísticos lo es la comedia Un hombre de cuarenta años (1928), que se estrena en La Habana, obra de análisis psicológico más que de acción, encuadrada dentro de formas y perfiles inflidos por la dramaturgia europea de nuevas tendencias. El personaje femenino alrededor del cual se desarrolla la comedia representa, como en el teatro ibseniano, al tipo de mujer moderna que se rebela contra los convencionalismos moji. gatos que ha heredado del pasado la sociedad del presente.20 CH. EL TEATRO MODERNISTA.
Es la actividad dramática la menos importante en volumen entre las gestiones de creación literaria que se emprenden en el país al calor del modernismo, arraigado en definitiva en nuestro me· dio insular desde los años tempranos de la segunda década del presente siglo. Acusa este teatro modernista isleño, en general, inclinaciones remozadoras respecto de la dramaturgia de enfoques realistas y costumbristas de realización anterior, influida por modos predominantes en la escena española de los tiempos que precedieron a la primera guerra mundial, en particular de procedencia benaventina. Dentro del espíritu y tono que da impulso a la fac· tura literaria general de signo modernista en Puerto Rico, se hace eco la obra teatral de la cual nos ocuparemos más adelante, en sus manifestaciones prin~ipales, de sentimientos de afirmación cultural hispánica y criolla y de identificación fraternal his· 19. lbId., pp. 63-65, 76, 98. 20. Ibid., pp. 104.105.
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