Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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Puerto Rico quedarían absorbidos dentro de la ulterior oleada pobladora taína, también de en· tronque arahuaco, que se adueñó del territorio insular. Alguna referencia, aparentemente conocida por mediación de los caribes insulares, a ciertas gentes de habla eyeri residentes aún por zonas del oriente de Puerto Rico en los comienzos de los tiempos históricos,7 tal vez se fundamente en la presencia por tales lugares del país, o de unos resi· duos últimos no asimilados de los habitantes ge· nerales de la Isla anteriores a los taínos, o del arraigo por allí, en consorcio con mujeres naturales de nuestra tierra, de refugiados iñeris que lograron escapar a la masacre caribe del elemento masculino en las conquistadas Antillas menores.8 En el mar· co más amplio de las isla:: todas del mar de las Antillas es posible que por el tiempo del arribo inicial de los españoles a nuestras playas correspondieran al mismo tronco racial y pareja antigüe. dad cronológica de los iñeris los indios arahua· cos de Jamaica y de las Lucayas o Bahamas, así como los restos del pueblo siboney que quedaban en Cuba por entonces, aborígenes de unas y otras islas de desarrollo cultural claramente inferior res· pecto del que alcanza el conglomerado poblador taíno extendido por Puerto Rico, La Española y el oriente de Cuba. El arqueólogo cubano F. Pichardo Moya llama la atención hacia la probabilidad de que la clase social de servidores campesinos que existió entre los taínos -los llamados naboriasresultase en su origen del sometimiento de los ara· huacos primitivos o iñeris a los posteriores invasores de nuestras islas, razonamiento éste inspirádole sin duda por el caso conocido históricamente de los siboneyes que al momento del descubrimien· to y la conquista estaban aún ubicados en algunos lugares de Cuba -por la costa sur de la provincia de Camagüey, litoral de Guacanayabo, y por el norte de la de Las Villas-, y quienes, una vez sojuzgados por los taínos que pasaron desde La Española a Cuba, hab:an quedado sometidos a la servidumbre de éstos.9 7. Véanse A. BACHILLER y MORALES, Cuba primitiva: origen, lenguas, tradiciones e historia de las indIOS de las Antillas Mayores y las Lucayas, 2.. ed. corro y aum., Habana, 1883, p. 389; P. MoRALES CABRERA, Puerto Rico indfgena. Prellistoria y protollistoria de Puerto Rico, [San Juan, 1932], pp. 12. 109, 332·333. 8. Concuerda esta última posibilidad con detenninada creencia aún prevaleciente en islas como San Cristóbal, Guadalupe, Dominica a mediados del XVIl, según el P. BRETON. en el sentido de que todavfa sobrevivfan iñe{.is en regiones apartadas de esta sección del mundo insular anti· llano. desde donde salían a veces para atacar a los caribes. 9. Véanse R. E. AlE.GRtA, «La población aborigen antillana y su relación con otras áreas de América.., Actas y Documentos del 1/1 Congreso Histórico Municipal. San Juan. 1948, pp. 232·246; F. PICHARDO MOYA. op. cit., pp. 9-10, 36, 42, 48. 53, 54, 56. 57, 72. 80-81, 83, 86-87. 117, 128; A TIt1, «Etnologfa tafna de Boriquén-, en Dr. Diego Alvarez. Chan. ca (Estudio biogrdlicoJ, [San Juan·San Gennán], 1966. p. 274.

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6. A la luz de las anteriores consideraciones relativas a la población pretaína de las Antillas clasificada como iñeri cabría deducirse con amplios fundamentos que a la llegada de los españoles al Caribe la vieja lengua de aquellos indios sobrevivía a través de las diversas islas en distintos niveles- y circunstancias de conservación. Tal vez representaba por entonces en el conjunto total de los pobladores antillanos de raíz arahuaca la etapa más antigua del habla común la que correspondía a los siboneyes del centro de Cuba -cuya remota filiación arahuaca queda hoy establecida en definitiva mediante la cerrada semejanza de ciertas evidencias arqueológicas de los citados indios cubanos con hallazgos parejos resultantes de los trabajos de Osgood y Howard en Venezuela, por zonas del lago de Valencia y regiones de Sucre, Anzoátegui, Tocorónlo- y de los indios pescadores, de cultura análoga a la siboney -según testimonio de Las Casas- que habitaban las isletas o cayos adyacentes al sur de la gran Antilla integrantes del grupo microinsular que Colón llamara Jardines de la Reina, aborígenes los unos y los otros de desarrollo cultural más primitivo por comparación con el de los indígenas de las otras Antillas. Dice el P. Las Casas que los siboneyes hablaban una lengua inte· ligible para los indios arahuacos de las demás islas, pues que cuando navegaba Colón por entre los cayos de los Jardines de la Reina pudo entenderse con los habitantes de ellos a través de los intérpre· tes, naturales de las Lucayas y de La Española. que llevaba consigo. Muy lamentablemente, no nos han llegado hasta el presente. aparte de las anteriores observaciones del fraile cronista, otros in· formes más amplios y específicos sobre el habla de los aludidos indios cubanos que la consignación del gentilicio que se aplicaban a sí mismos, dato que recoge también Las Casas: "llamábanse en su lengua siboneyes". Por otro lado, representaba al arribo de los es· pañoles un grado diferente de conservación del habla iñeri en las islas del Caribe la lengua que manejaban los habitantes de aquellos territorios como las Lucayas y Jamaica, de probable carácter cultural iñeri menos contaminado por influjo de los pobladores posteriores, situadas las tales islas en la periferia del núcleo arahuaco central en las Antillas -Puerto Rico, La Española, el oriente de 10. Véase F. PICHARDO MOYA, op. cit., pp. 9·10, 36. 53-55. 56-57, 72·73. En Cuba l aparte de las regiones antes señaladas donde todavía habItaban los siboneyes al iniciarse los tiempos históricos, se han encontrado además huellas arqueológicas de estos indios en la región de Zapata, Las Villas, y en Cayo Redondo, provincia de Pinar del Rfo. Fuera de la gran Antilla han aparecido también restos arqueológicos de segura o probable identificación siboney en territorios al centro y sur de la parte haitiana de La Española -Couri (región de Fort Liberté), Baie de Conche, Cabaret-, Santomas -en Krum Bay- y Trinidad -en Savanetta, cerca de Claxton Bay.


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