De estas lecturas añascó Palés cuanto necesitaba su instinto poético para establecer la composición de lugar de su Goglia negroide, Para dotarla de cierta objetividad dentro de.su trasmundo de nie· bIas. Y como por arte de magia, llenaron los dila· tados ámbitos de aquel reino informe y subterráneo, hombres de piel retinta (congas, cafres, ñáñigas, cocolos); torvas divinidades totémicas (Bombo, Changó, Ecué); grandes bestias fantásticas y reales; hechiceros y sacerdotes (bocores, chitomes, jujúes); muñangas y zombíes, remotos cabañales de sueño, r:os ignorados, montañas, bosques, junglas, llanos, mares y cielo, una "luna podrida" y un "sol de hierro" como el que arde en Tombuctú. Luego, para completar el milagro, la providencia del lenguaje:
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invasiÓn de voces negras africanas y antillanas, de frases y vocablos imitativos, de agudos contrapun· tos onomatopéyicos (caqui, cocó, cucú, tocotó, tumcutum), adquiridos unos de esas fuentes literarias y otros dim,anados del cuño personal de Palés; Y finalmente, la zoomímica de los rostros de bembes caídos, los chillones adornos del cuerpo, los atributos rituales, el funche y el calalú, los tambores, las maracas, los junjunes, el fuego original... Lo demás era cuestión de levantar el brazo, con el impulso de un dios creador; y lanzar un fuerte y ancho aliento de cíclope, para que todo aquel frangollo de somo bras cobrase vida y se pusiera en acción. Y así fue... así se alzó de la nada la ,Goglia negra palesiana...