Nunca pudimos comprender cómo en un curso de Letras Hispanoamericanas, ¡yen nuestra propia patrial, se omitieran nombres que representan tanto en el orden literario, cívico o estético, como Hostos, Tapia, Lloréns Torres y Luis Palés Matos. Morales, con perfecto sentido de justicia, incorpora a 10 lar~ go de su exposición, esos y otros nombres ilustres de las letras nacionales a la historia de la literatura Hispanoamericana, además de recomendar en la bi. bliografía un grupo de obras puertorriqueñas, que comienza con el Panorama de la cultura puertorri· queña de la doctora María Teresa Babín y finaliza con El teatro en Puerto Rico (Notas para su histo. ria) de la doctora Antonia Sáez. rExplícitamente Morales se refiere a temas puertorriqueños al escribir sobre el Diario de Colón, la gesta civilizadora de Juan Ponce, la Elegía sexta de Juan de Castellanos, y la doctora María Cadilla de Martínez, el Bernardo de Balbuena, los Infortunios de Alonso Ramirez de don Carlos de Sigüenza, y nuestro Francisco de Ayerra Santa María. Analizando un aspecto ,de la creación de Sor Juana, exclama: c¡·Lejano antecesor de la poesía negra de Luis Palés Matos, este negro Pilico... b No podía faltar la evocación de José Martí, maestro de vida y arte, figura nobilísima, patriota de apellido inmarcesible, personalidad tan íntimamente vinculada a la historia de nuestra patria, ya que fundó el Partido Revolucionarlo Cubano para «lograr la independencia absoluta de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Ricoll. No olvida a Santos Chocano, cantor de Puerto Rico llrico y otros poemas, ni al visionario de la raza cósmica y ensayista que dedicó ·su Indoldgía a la .Universidad Nacional de Puerto Rico ll , José Vasconcelos, quien en su visita a la Isla Madre, cuando fue presentado por Vi· cente Géigel Polanco, dio un trascendental mensaje a la juventud. Están presentes también don Alejandro Tapia y Rivera, Zeno Gandía, César Andreu Rivas y el extraordinario novelista Enrique A. Laguerre, citado en las páginas en que se honra a escritores de la jerarquía de Güiraldes, Ciro Alegría, José Eustacio Rivera y Rómulo Gallegos. En el estudio sobre el teatro fulge el nombre de René Marqués. Acompaña Hostos, el ensayista, sicólogo de Hamlet, prosista de La peregrinación de Bayodn, apasionado de la libertad y héroe de una gran epopeya moral, al eximio
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patriota y antillano inmortal, doctor Ramón Emeterio Betances, autor de La Vierge de Borinquen. y junto a los nombres de Jorge Mañach y Sanín Cano, entre otros, aparecen los de don Antonio S. Pedreira y el doctor Tomás Blanco, dados a la inda. gación y a la interpretación del ethos nacional, del ser puertorriqueño. ¿Poetas? Joaquín López López, autor de Roman· cero de la luna, ejemplifica la influencia de García Larca en Hispanoamérica. Luis Lloréns Torres ccanta al amor y a la patria en poemas de sonoridad incomparable: La canción de las Antillas, Bollvar•. y Palés Matos es el iniciador de la poesía negra -luego vendrán Nicolás Guillén, Emilio Ballagas y otros cultivadores de lo afro. Deseo ahora citar textualmente el comentario con que el profesor Morales cierra su juicio sobre la poesía lírica de los pueblos hispanoamericanos: Finalmente... José Gautier Benftez (l8S0-1880), poco conocido por la insularidad de su origen, da el más fino y delicado cantor de la patria de que sepamos en Hispanoamérica. Sus poemas Ausen· cia. Regreso y Canto a Puerto Rico son de 10 más tiernamente emocionado y finamente musical que se haya escrito en tierras de América. Otros le superarán en sonoridad. en elocuencia y energía de expresión. en fuego imaginativo; en delicadeza y finura becquerianas, nadie. Por eso no hay puertorriqueño verdadero que no conozca de memoria siquiera los comienzos de esos tres poemas. Can· tó también al amor. con menos originalidad, y a la muerte ha dedicado un hermoso poema alegórico. reminiscente de Jorge Manrique. La Barca. En el romanticismo puertorriqueño, Gautier es la figura lírica cumbre por excelencia. (1, 215). IEl elogio que el doctor Angel Luis Morales hace del humanista y ensayista venezolano Mariano Picón Salas, lo hacemos nosotros del joven profesor puer· torriqueño que ha ganado este nuevo laurel para las letras boricuas: es mente verdaderamente esclarecida e hijo cordial de América. Felicitpmoslo. Expresemos también al Departamento de Instrucción Pública nuestra gratitud por auspiciar la preparación de libros esenciales como los de Morales, para orientar a los jóvenes en el estudio del alma profunda y polifacética de Nuestra América. (Washington, D. C.)