Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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retrato de mi tía, en versos heptasnabos combinados con endecasilabos, y un poema titulado Esdrújulos, que lleva por lema CIClos juicios temerariosl>. Sigue Elzaburu en estos poemas la tendencia neoclásica de formular alguna lección moral. Elzaburu Vizcarrondo se graduó de Bachiller en Artes en el aludido colegio a los catorce años de edad. 'Como no pudo trasladarse a España para continuar estudios, se matriculó y asistió constantemente a las clases de sicología, lógica, filosofía, física, química e historia natural del curso académico de 1865·1866 del Semina,rio Colegio de Puerto Rico, que dirigía don José María' Lluch, presbítero de la Compañía de Jesús. Estos estudios le fueron convalidados en la Universidad Central de Madrid, cuando ingresó en ella en el año 1867. En Madrid se graduó de Licenciado en Derecho en 1873, formando parte del tribunal examinador don Laureano Figuerola, eminente abogado, en cuyo bufete hizo la pasantía el aventajado estudiante puertorriqueño. Sin embargo, lo más importante para el desarrollo de las letras puertorriqueñas, es la formación cultural literaria de Elzaburu en Madrid, donde se aficionó a las letras, frecuentó tertulias literarias importantes y comenzó a escribir unas prosas líricas con el título general de Balsamias, que publicó en el periódico literario La mesa revuelta, que dirigía en la capital española don Tomás de Asensi. Es, a nuestro juicio, Manuel de Elzaburu el iniciador en la literatura española de estas prosas líricas breves, de tradición germánica, comenzadas por Freiherrn Fredrich Van Hardenberg (Novalis) y seguidas en Francia por Baudelaire y otros poetas. A su regreso a Puerto Rico fue Elzaburu Vizcarrondo centro de atracción y aglutinante de los literatos de fines de siglo. Continuó la publicación de los poemas en prosa, utilizando los seudónimos de América Amador y Fabián Montes. En su bufete de abogado, en San Juan, se reunían los poetas y literatos, come~do de ese modo el núcleo de lo que habría de ser el Ateneo Puertorriqueño, bautizado entonces como Pamasillo, al estilo de las agrupaciones literarias españolas de la época. Es notablemente importante la tendencia de Elzaburu a la literatura francesa, a la que se aficionó desde temprano. De ahí que desarrollara una sensibilidad muy fina y un gusto por lo parnasiano. Su bufete estaba adornado con mucho gusto francés y su bjblioteca siempre estuvo atestada de"libros franceses: Lamartine, Daudet, Gauthier y otros. Aunque adscrito al romanticismo, que era lo de la época en España, rebasaba por su actitud y preferencias, esta escuela, lo que podía observarse en

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sus Balsamias, así como en la tendencia a traducir poetas parnasianos. Su estilo estaba dotado de cierta claridad francesa, era de elegantes giros, algo pictórico, conciso y frío. No se pareció a ninguno de los escritores puertorriqueños de la época. Podría decirse que hay en él aires del modernismo, y es para la prosa puertorriqueña lo que fue José de Jesús Domínguez, otro premodernista, para nuestra poesía. Al momento de casarse, supo también Elzaburu elegir como esposa a una mujer culta que, conocedora de los idiomas francés e inglés, fue buena traductora en ambos idiomas. Se llamó su mujer Manuela Femández Muñoz, nació en Arecibo y era hija del Marqués de Las Claras, don Fernando Fernández y de doña Manuela Muñoz. Escritora olvidada 'actualmente, debe recordarse por sus aportaciones a nuestra literatura. Fue una mujer intere· sante, que colaboró con su marido, estimulándole y ayudándole. A ella se debe, entre otras traducciones del francés, la de unas páginas de Anatole France tituladas La reseda del cura. La prematura muerte de Manuel Elzaburu nos privó de un gran escritor que prometía ser mucho más influyente en el desarrollo de nuestra literatura. Poco antes de morir había realizado Elzaburu un viaje de estudios a Francia, donde se puso en contacto -eran los finales del siglo (l891}- con las nuevas corrientes literarias francesas. Pablo Verlaine ya había superado el pamasianismo con la escuela simbolista, a la que se habían adscrito los mejores poetas franceses, seguidores a su vez del gran iniciador Charles Baudelaire. Interesaba a Elzaburu la figura de Verlaine, el Pablo Verlaine que venía de vuelta de sus pecados y cantaba a nuestra Señora la Virgen. Era el Verlaine del erépuscule du soir mistique, obra que esperaba traducir Elzaburu, según había comentado con sus amigos, a quienes la leía con mucha fruición. ¿Cómo traduciría Elzaburu a Verlaine, un poeta tan distinto a los otros que había traducido anteriormente: Gauthier, Daudet, Musset? Es nuestro interés dar a conocer la obra total de Manuel Elzaburu Vizcarrondo, incluyendo sus primeros poemas, .discursos, traducciones y las Balsamias, que tanto -entusiasmaron a José Gau· tier Benítez, su compadre, quien escribió unas impresiones sobre ellas y que en un cuaderno guardó Elzaburu aparentemente para ponerlas como pró' lago a sus prosas Uri,cas. Pacientemente hemos hecho acopio de la obra de Elzaburu, tanto en Puerto Rico como en España. Además de como literato, ofreceremos las otras facetas de este gran puertorriqueño, figura a quien tanto debe la cultura de nuestro país.


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