el primero que supo y enseñó que la poesía no es «despreciable. y. sí es y debe ser «preciada., en sus múltiples valores de materia y espíritu. Pobres son casi todos los poetas y ninguno debiera ser.lo, ni 10 sería, siendo «trovadores» y ele· vando el acento de la postulación a la severidad de una demanda imperativa. La causa compren· de a todos 'los artistas, como el remedio que ele· varía ·la fecundidad y la calidad de las obras de arte. Pelayo del Castillo se murió de miseria revol· cándose en un portal, poco menos ocurrió a Paul Verlaine, y más lejos Cervantes pasaba rudas es· trecheces y Homero pedía Hmosna. De músicos, ya se sabe cual ambularon y ambulan por campos y villas, como gaiteros, y pintores y escultores hubo, así nuestro Frasquito, privados de las satisfacciones más humildes de un hogar modesto y ventu· roso. La inspiración como fuerza oculta en el alma, .la potencia subjetiva, ·que fluye para encamar en 'la realidad externa, están afectas por los medios de su ejecución y por el ambiente en que se desa· rrollan: una estatua esculpida, un lienzo pintado, un poema escrito, las manos temblantes, nublas los ojos, desfalleciente el corazón de hambre y frío, o, sin extremar -las circunstancias, inquieto el artista por las durezas del vivir cotidiano, no pue· den surgir con la frescura y serenidad de Ja obra a-ealizada en la paz del espíritu no perturbado por la angustia de Jas pequeñas necesidades de la vida. A veces, el golpe del dolor, como el del hierro 59bre la piedra, levanta chispas, enciende la crea· .dora lumbre, yla obra de arte se produce más elevada y fuerte, como el fruto de ,la palma que absorbe por su raíces la amargura de las ondas marinas; pero esta es una excepción morbosa, que no destruye la hipótesis del perjudicial influjo que la penuria del medio ejerce sobre la fertilidad y belleza de .la obra. Pues los poetas y sus hermanos en -las sublimes artes, 'Cleben y pueden ser ricos o.a 10 menos estar libres de una pobreza lamentable, con sólo hacer como hacen los gremios artesanos y obreriles, en las asociaciones ·bien organizadas, como hacen los hombres de la industria y el comercio, bajo ,la sencilla regla de provocar la demanda con la abstención; de Ja oferta, para la subida del precio. Esto es dificil, dificilísimo, en nuestra gente, con aquella muy curiosa e inestudiada 'Psiquis que impul,sa de manera casi irresistible a los artistas en su anhelo de mostrar la gracia y hermosura de su ingenio, 'Cle sacar del alma a .los ám1Jitos lumínicos la criatura concebida, como los minúsculos seres que se reproducen invisibles en las transparencias del aire.
¿Quién ataja. a una estrofa camino de ·la im· prenta, una tablita cie vívidos colores o un barro hecho I vida, como el del Paraíso, hacia la exhibición pública, o unas alas que se desenroscan de una clave de sol? Pues si parados fueran y al taller o al gabinete vueltos, si poetas y estatuarios, pintores y músicos ocultasen los frutos de su inspiración, sépase que el mundo necesita del pan de la belleza como del pan de trigo, y el mundo pediría versos, cuadros, mármoles y bronces y armonías. Editores, empresarios, tenderos, .buscarían obras de arte para fines de comercio, viérans" retribui· das con esplendidez las obras magnificadas por la seguridad del triunfo, y el bardo, el vate, el poeta, recorrerían la tierra con el 'laúd en alto, como los viejos trovadores en su edad de oro, para regir el curso de las a:lmas a la obediencia de los líricos cetros.
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De manera que la poesía debe circular, como un efecto público, y venderse, como un valor bursátil. Ya la venden los ·poetas dramáticos a los em+ presarios y .Ios líricos a los editores, por irrisorio precio, pues que se paga más un perfume de rosas . maceradas que un soneto de espirituales rosas, cuando a veces la purificación del radium no cuesta más que la purificación de un soneto. Pero he aquí que, contra todo lo di ha, la poesía debe darse, darse a manos llenas, esparcirse como la luz para todos gratuita y fecunda. Esto ha de ser, cuando la poesía aplique su fuerza generadora al nacimiento, o al desarrollo y al triunfo de un ideal, no de un ideal cualquiera, sino de uno de aquellos ideales primarios y transcendentes del espíritu humano. La teoría del arte por el arte, en cuanto pretende aparecer despojada de todo concepto utilitarista, es absurda y paradógica, porque el arte por sí mismo, es una utilidad y muy elevada, aun cuando sólo tienda a la producción y al goce de la belleza. Además, y sobre este valor intrínseco y autónomo, el arte es una fuerza de bien y ninguna fuerza permanece aislada en el trabajo infinito y eterno, concurrente y armónico de -la vida universaL E-l buril y -la lira y el pincel son instrumentos de trabajo y lucha, como el arado, el motor y la espada. Pintar un paisaje, componer un poema, esculpir una estatua, puede ser tan necesario o propicio a la civilización, a 'Ia Libertad política, a uno de los más altos y puros empeños de la civilización, como sembrar trigo, mover un buque, destruir a un ejército. Dios ha engendrado, cruzado, fundido todas -las energías, en una red maravillosa 'Cle inseparable urdimbre, en una interferencia continua, en equi51