la conciencia colectiva en América.. Solamente a este aspecto trascendental de su vida y de su obra de educador, de maestro continental como lo fue Andrés Bello, en varios países de nuestra América, habría que consagrar obras que están todavía por escribirse. Baste aquí recordar que, además de autor de libros corno la Moral Social, que lo consagran definitivamente en este campo, expuso en centenares de artículos y de cartas y en su extraordinario discurso en la investidura de sus primeros discípulos en 1884, su fe inquebrantable en los principios éticos que él no sólo sentía y propagaba sino, sobre todo, encarnaba y ejemplificaba en su vida social y en su vida íntima. Este discurso -que para Antonio Caso es «la obra maestra de pensamiento moral en la América española., y que debieron leer como catecismo laico obligatorio todos los estudiantes de nuestro desunido continente-, resume, además del ideal de su vida, su concepto de la enseñanza como base de reforma espiritual y de mejoramiento social... Libre de todos los «ismos. que tanto daño es-' tm haciendo al mundo, Hostos señala y precisa, científicamente diríamos, los remedios para todos los males que hoy destruyen y atomizan la humanidad. En este sentido el gran crítico dominicano Pedro Henríquez Ureña dice de su maestro: ...«contra cada mal indica un procedimiento regenerador: en este respecto pocos libros contemporáneos hay que contengan tantas enseñanzas provechosas como su Sociologia y su luminosa Moral Social. Los remedios que propone no son los de las teorías socialistas corrientes: la solución de los problemas humanos piensa que la dará siempre, no una revolución, "barrido extemporáneo de basura" -dice Hostos-, sino el conocimiento exacto de las leyes naturales del mundo y de la sociedad, que permitirá determinar la cantidad del bien ya realizado y los mepios del bien por realizar.JI Como cuanto profetizara este maestro previsor, ¡cuánta verdad encierra su criteriol Como que él defendía y trataba de poner en práctica dondequiera que estaba, y su patria era toda la América, eran los eternos valores humanos, éstos seguirán teniendo vigencia siempre. Pero, además, y esto lo hermana a Martí, sus enseñanzas, pese a su carácter universal --eterno-... eran específicamente para el americano y para su patria, para el hombre de este Nuevo Mundo donde se está incubando, pese a todos los contrasentidos y a su agónica mutación, el futuro del mundo. El ideario de Hostos, como el de Martí, es el mejor programa de vida para el hombre y ciudadano de ese continente, y, por encima de ello, para el hombre de toda la humanidad. No en vaso se empeñó Hostos en eformar hombres para la humanidad concreta que es ]a patria y para la patria abstracta es la humanidad.•
El ensayista cubano Medardo Vitier clasificó a Hostos del tipo humano de elos preocupados•. Son los agonistas, en el sentido griego del vocablo, los angustiados... preocupado vivió siempre y en clave de amor -como Martí- y de servicio.
11. Hostos y Marti, apóstoles de la dignidad ltU. mana. Un paralelo entre ambos colosales antillanos demuestra que ambos grandes visionarios americanos coincidieron en su ideología y hasta en su acción misma, en varios extremos. Los dos piensan igual sobre el hombre y su misión ciudadana y universal. Los dos son, antes que nada, grandes eticistas, «preocupados. por la moral individual y social. Los dos sienten y viven en perenne agonía la responsabilidad de su destino histórico. Son dos grandes apasionados del bien, de la verdad y de la justicia. Los dos son apóstoles de la libertad de la patria, no del libertinaje sino de la igualdad de derechos y deberes. Para uno y otro ]0 primero es saber cumplir sencillamente con el deber. Ambos son desinteresados y sólo buscan el bienestar del hombre sobre la tierra, la redención de los humildes y más necesitados. Aman por igual, con infinita ternura, a toda la humanidad. Los dos se sacrifican, no como dijera Martí, en la cruz un día, sino dan el ejemplo de morir en la cruz todos los días, como Cristo es crucificado en su Cuerpo Místico todos los días. El, cubano y el puertorriqueño se indignan por igual ante la injusticia: los sublima la cólera santa de los apóstoles. Los dos rebasan lo puramente intelectual porque las ideas en ellos -como dijera Mañach de las de Martí- «no responden a genuinos procesos reflexivos tanto como a intuiciones e impulsos condicionados por su ser moral. Más intuitivo y apasionado el cubano, con matices sicológicos propios, más exaltado, temperamento más artístico, poeta siempre. Más reflexivo y sereno el puertorriqueño, con un concepto funcional del arte que pone siempre al servicio exclusivo de sus ideales. Pero los dos igualmente centrados en los valores morales, que son las propelas de su acción. Ambos ponen en la obra el corazón entero». Si de Mart! afirma Mañach que «piensa con toda el alma., otro tanto podría decirse de Hostos: los dos dan entero el espíritu perfectamente integrado en un propósito unitario común.
«Primogénitos del Mundo.• Martí y Hostos son dos hombres «íntegros'll. Explicaba Mañach en un curso inolvidable que «una cosa está íntegra cuando se nos muestra completa. sin que le falte nada de lo que constituye su ser
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