n.
LAs
«COPLAS DEL G1BAROlt.
1. Lenguaje. Hasta donde hemos podido investigar las personas interesadas en este asunto, con las Coplas de Miguel Cabrera comienza el tema jíbaro, que es la nota más auténtica y trascendental en la primera etapa de la literatura puertorriqueña (15891842), pues a partir de mediados del siglo XIX había de aquilatarse en obras de valor permanente. Las Coplas del Gibara es un documento valioso para el estudio de las transformaciones del español efectuadas por el hombre rural. A su vez, a través de ellas se ·facilita el conocimiento de los arcaísmos conservadores en la Isla como parte de la lengua traída a América por los colonizadores; pues la ortografía de sus versos se acomoda al habla con el propósito e~reso de dar más realidad a las modificaciones fonológicas, de acuerdo con «el criterio ortográfico fonetista implantado por Nebrijalt a que se refiere Amado Alonso en su docta obra sobre el español en América.Desde su primera cuartera, la ortografía de las Coplas obedece a la fonética jíbara:
bamos siudadanos jasta ei pueblo oi poique tia Juan Congo tocard ei tamboi,' Nótase inmediatamente la representación ortográfica de la bilabial b en vez de la v (representativa del sonido labidental, no existente, excepto en al. guna que otra región), en el vocablo bamos y la representación de la s substituyendo a la e (en este caso representativa, ortográficamente, "del sonido interdental), produciendo el seseo, corriente en la pronunciación en América y en algunos lugares de la Península, en la palabra siudadanos. P6nese de manifiesto también la representación de la h aspirada antigua, que se identifica con la j relajada de la región del Caribe. El jibaro dirá jasta, hasta; gipío (aquí aparece en vez de la j, ante i, la fricativa velar sorda g para represe'ntar la h aspirada), hipido. A veces inserta una h donde no la hay: juna, una; jecha, echa. Pero la vacilación del jíbaro al decir, a conducio, por ha conducido, indica que no siempre aspi·ra 1:1 h. Lo propio suce. de al decir oi por hoy que debiera ser joy en el habla jíbara. La substitución de la fricativa labidental f por la fricativa velar, sorda y relajada, representada B. Estudios Lirt,Ulsticos. Temas Hispanoamericanos, 18. ed•• Madrid, Gredos. 1961, p. 16, n. S. ,. Las c:1laS de estas -Coplas» fueron tomadas del texto de Pecln:ira El Periodismo, cte., pp. 41 Y 42. •
56
ortográficamente por la j, se descubre frecuente. mente en estas Coplas, como resultado de la ten. dencia natural hacia la laxitud en la lengua hablada de todos los países. Don Tomás Navarro Tomás menciona esta sustitución en su erudita obra El español en Puerto Rico. El sabio filólogo señal~ la blandura habitual de la labidental f en la Isla. don. de -dice él- «la f es más bilabial y menos tensa que la que se pronuncia en el español ordinario•. lo
igale se vaya al pueblo de jilo. que toas los presos se echardn a juera
Sin embargo, en ocasiones, aunque aisladas, pero siste el sonido de la f latina del español traído a la Isla por los conquistadores, en vez de la h ortográ. fica moderna y muda, en formas del verbo hablar. El jíbaro de Cabrera dice fablando. Descúbrese también entre otros arcaísmos el participio débil: traglo, traído; entendía, entendido; y la metátesis por la anticipación de la r: probes, pobres; así como la asimilación de la r a la I en las formas infinitivas del verbo con partículas enclíticas: pegalle, pegar. le; gritalle, gritarle. Mas, esta asimilación no es consistente. A veces, la r no se asimila, sino que se vocaliza, aun cuando esté delante de la 1, apareciendo gri. taile, gritarle. Manuel Alvarez Nazario hizo un magnífico estu. dio sobre este asunto en su obra El arcaismo vulgar en el esp.añol de Puerto Rico.u La vocalización de la r y de la 1 es un rasgo ca· racterístico al cual alude el mismo don Tomás, cuando analiza el lenguaje de los versos escritos por el doctor Manuel Alonso en el libro El Gibara, la obra maestra del género costumbrista, publicada en 1849.12 Este cambio es consistente en los ver. sos de Cabrera (a excepción de la palabra cortarles, escrita correctamente, a no dudar, por olvido del tip6grafo): su jíbaro dirá, jasei, hacer; cuai. quiera, cualquiera. Sólo en algún caso, como en el vocablo aglutinado poaqul, por aquí; se pierde la r final de sílaba. Cuando el jfbaro dice ciscustancia, ha substituido la r por la fricativa sorda s que, de hecho, va a aspirar, diciendo: cijcujtancia. Otro cambio común en estas Coplas es la pérdida de la d, ya sea inicial, intervocálica o final, grao cias a la debitidad de este fonema, que de oclusivo pasa a ser fricativo, cuando ocurre entre vocales y 10. Rlo Piedras, Ed. Univenldad de Puerto RIco, 1!H1, p. 62. 11. México, Ed. Cultura. 1957, pp. 90, 74, Y 59. 12. Op. cit.• p. 114.