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ltl'i!AYOS LITERARIOS.
Que entre el metal dorado · Risueñas juguetearan; Brindárale tu du~ña Comidas regaladas, Y f'll vez de v¿r tu pecho Herido por las balas, Te hirieran solamente Los ojos de Rosaun. Con cuyos dardos bellos La muerte hallases grata. ¡,Porqué, pues, Le fatigas Y gimes angustiada? Cesa, avecilla, cesa En tus mortales ansias. Bajo dorado Lecho, De dichas rodeada, Vén á acabar tus días Al lado de Rosaura.
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G. TORRF:S.
Felicidades tan~as; Que mucho má! estima Tu libertad sagrada ... No existen, no, tesoro• · Que basten á comprarla. 188'J.
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Mas ¡ah! tu vuelo sigues, No escuchas mis palabras. ¡Nécio de mí! Comprendo Que mis ofertas vanas, • Solo desprecio inspiran Y compas¡ón á tu alma. Bien sé que tu no apreciag Las deslumbrantes galas Con que mi ·voz te ofrece
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