Ensayo de una historia médico quirúrgica de la Isla de Puerto Rico (Tomo I) (1875)

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rde 1 pul , á menudo in ensible durante l~ ope· racion h r cobrado un poco de elevncion; el calor normal habl re' parecido¡ oñol nci , ed viva, udores. Una serosidad abund' nte b tr udado de 1 herid y lo pedículos: compre· • de gá.rico, plic~tdas sobre el pósito, de\iénen esta maní-

Por 1

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vet es una confirmacion en favor de ella la sup~rvivencia de siete dias en una persona ya tan extenuada ántes de verificarse la extraccion. oso~ros he~os sido únicamente el testigo,, el' auxiliar y E'l confidente•de d1cha· oper.acion, la cual ha· sido practicada por un .coféga muy distinguido: á él sólo. corresponde hacer comentanos más extensos.

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fe tacion. . , noche algunas·cucbarad!\8 de ja¡abe de codeína, 30 gra-

· 'CoNoLu tON& .-Oontraindicacione~ para la exttaccion de dichos cuet-pos foros os del títeru, fundadas en el solo hecho de los soplos 'acJrtiq,os· orgdnicos -I. EJ diagnóstico "r ptura vascu-

mos para 1 de agu . airo . . El p o del quis . privado d · su contenido, es de 1320 ram , gun no dij ron; el del contenido no ha podido va-

lar cerca de1 corazon," no ha sido dudoso un solo instante en presencia de los síntomas que han inaugurado el ataqu'e mortal de Ro á y. · . . II. Para ~egarse á la operacion, áun despues de ser solici-' c1tada con a~ meo, hubieran bastado .las reservas il:npuestas por el ~oble soplo en los dos tiern pos, oídos en la base del coraton áun cuando no pareciesen de unrt gravedad mani sta las lesio~ nes de que eran sintomáticos. III. E .tos soplo~, que atestiguan la deg\')neracton de ~s paredes de los vasos, ttenen un valor de contraindi~acion á opera~, tan grande como la de los signos evidE-ntes de la aneurisma; porque ~ to~ son, confo en el caso actual muqho más tiempo concHiables con la vida, que esas reabs,or~ioneL de l.as paredes vasculares que eluden el JUicio más atento ha ta el momentQ de la ruptura. Indicaciones..y contraindicaciones para la opetacio'n act1tal, s,acaci~Js de la ercploracion de la cavidad uterina. Al ver las piezas ~n~t.ómicas de ese út\_ro cargado ae alee cuerpo'!! fibrosos mult1ples por fuera, y de su pólipo muco heruorragíparo por dentro, se puede sentir que no se ha,'a racticado el . cateterismo de la matriz. • V. Era unp ile los medios más claros P.ara con cer a causa de las hemorragins y para ilustrar ra cueétion de as {ndicaciones ó contraindicaci¿nes á la operacion. VI. La abrasion de las vegetaciones ó de~ p~lipo mucoso · comprobado por la exploracion ~e la cavidad uteri a podía bas-

luarse. El gundo dia la herida produce algun dolor y las fuerzas parecen aumentu, gr cías á la cuch r das de caldo repetidas.

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~ rcer día de 1 operacion 1 pul o es ménos vacio, ~ás

duro, más ír cuen , pero sin niogun igno de peritonitis. Curacion con los polvo de quina. 5? di : hinchazon de lo bordes de 1a heridá. El pedicúlo poue negro; el que está entre loSJ comprendido en 1 clamp nud del alambre con erva u color normal Y· ha aumentado de volúmen en vez de atrofiarse como la. e:~ttremidacl cegida en el clamp. La enferma exhala al ndedor uyo un olor fétido que no el' de una supuracion franca, y que parece ya de un mal ; · pron' tico, aunque no se ob érv n íotomas de peritonitis franca. 6? di : 1 mi moa .signo de olor .á epticemia.; fiebre más marcada, oñolenoia; signos de peritonitis. Ouracion de la herid con medios apropiados á la desinfeccion; compresas embebidas en ácido fénico. Se combate la peritonitis tanto como lo p6tmite la debilid~d de la enferma. ~ dia: agravacion de loe síntomas de la peritonbis.

'r! dia: muerte. Ea evide~te que, para todoe loe médicos ~re8entes á la ope· raóion y coneecuencias, esta terminacion no · acusa en ningun modo al operador ni á la o\'atiotomfa: muy léjos de eao, tal

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