El hijo de la verdulera, pieza cómica en un acto y en prosa (1902)

DE

.

I_& llllllll&ia.

.

,

!!IB.ZA COMICA EN

UN AO!J.'O Y EN PROSA

O-POR--0

..

GUAY AMA-100~

TIP. DE AuREO ALvARÉz Calle del Comercio núm. 23

.,. .r

.,

•

.. '

" "".:.

.

. /

-.

CPR

·pR

r~;z .

~

·

A~5fl,

c.2

.

dU

yue1-e¿ ~¿rct

' · !J.an jabritiann ~nthas j.otillo .

.

6é#e e/ 7/acr-t /e

-

/

afea{;;ª_,,

-

.

..

..

'

- .

..

ibllol.eC&

,I ·

~

U. P. R.

11

oer •

.

.-

.

ed.ra ¿:;?,u.á_ t??'t~Fa .

.

-

f

·, /

' ~

R·

I

-

,.

I

·l

· @.,ta

.!

tcná

11'cUu-z;a.fmen.te

6flo

o&e>lcnite ,

M1'i

/

~

pet¡ ueíi.a.

' •

.

pe1ie>a'Zí

p'Zíe~enfo

tuence> como t>o11, eiuma.

rfe1ia. de

inco'lí'líecc~o1iee> ~ defecloe> ~

le1t~O 11'€CS.l>Ídad de

d~len.eiz;me á

CttUico.), fa

o~-z;a,; e~cz;Íla a.f ee>ca.pe, ee>-

á

en fo~ ·

1111.~ a:»tÍ<Jo~,

e>abi:&n a.~~eJa.

f~fica.Ja.; . '\~'

fªfu.feo~ •11-0

co11'

de

dudando

foe>

~u.e,

~uf~e-1tic1e

1

...

r

/.

1

l

e-EBSOMA:JES

-·

~

1

/

MICAELA

(1)

/

f

TERESITA ,

JOSÉ

·1

i

1

l

l

JUANICO TOMAS

.- .

·-·

(1) Micaela y JOf!é pasan de 50 aflos; Teresita 16; Joanico 28 6 30: Tom"8 de 20 á. 22.

,.,

·•.

ACTO UNICP •

rep~nl&

:

l

El teatro I• 8&la de _ l>Obre oo!. an& p.;_ al f'Mo, dos laterales y_ una ventana A la dei!eclia del actor. El mueblaje de eet.a sala debed reducirse 4. lo ei~ente: una mesa vieja y algunas sillas en mal estado. Sobre la mesa abrA una cintara y un plato con varias copaa y copitas.

•·

.

.

.-

·-

r ESCENA~Rl~J~;Á/

JoRE Y

,.

}OSE MICAEI.A

~

J.

M.

J. M.

J.

- M.

' J.M. J.

M.

J. M. J.

•

1'

Mro.AELA

Nada, nada, ~icaela, es preci o que la chica se case. ¿Con gue es preciso que se case~ • Si. Pero si ese muchacho . . • . . .

Es un buen,. muchacno, mejor que Tomás, por que tiene fo que á Tomás le falta: dinero, bija, dinero.

No, yo no diré que Juanico sea malo, pero . . . .

D~jate de peros, y convént ete; casada Teresita viviremos mejor.

1 i Viviremos mejor?

Claro, por · que nos engancharemos con el yerno. ¡Jesús, José, qué cosas tienes! ¿Cómo vamos á meternos en casa de Juanico? ¡No Seas boba, mujer! Juanicó nos recibirá con gusto. ¿Tú lo crees?

• Clarc está;· cargará· con nosotros, y no dirá palabra. ¿T~ no ves que ctstá loco con la chica?

Yo no quisiera • ·. • Eh, tonta, deja que se casen, y nos iremos a11' con ellos A gozar la b~ena vida! Allí comeremos

-10-

-

·bien, beberemos mejor, es decir, beb~r:ls tú. porque ya sabes que yo.no bebo. '"' (sonriendo) ¿No bebes, eh? En canastos, por qm: se derrama. ¡Jesús, muj~r, no me desacredites! Cualquiera· que te oyera pensari;i que es verdad lo que me dices. ¡Hipocritonl Mira, Micaela, no tendremos que pensar en el pago de casa. . . ¡Maldito pago de casal No se acaba nunca de pagar.

Y lu~o esos .caseros son tan desconsiderados que no deJan a uno tranquilo. .

Eso sí que es la verdad. ¡Como qne no tardará . en presentarse ese pícaro ele D. Rafael! ¿Cuánto le debeinos?

Yo no" ~' saca la cuen ta. (sac'!ndo del bolsillo de la levita una .li'brela y 1uz lápiz) Espérate. ¿Cuánto tiempo hace que vivimos esta mala casa?

Me parece· que siete meses. ¿Siete meses . . · . . . ? S1, se cumplen - pasado mañana.

Pues siete meses á cuatro pesos ·. . . . . . ¿no son cuatro pesos los qqe nos cobra ese pí. caro <le D. Rafael?

Cuatro pesos; mas no me interrumpas, hija, que estoy sacando la -cuenta.

Sigue,' sigue, no vayas á sufrir nna equivocacion· ya sé que no eres muy práctico en cuestione~ d~ números. . · r Siete por -cuatro . • . veintiocho, llevo dos . . • ¡Como! ¿dos pesos nada mas debemos?

No,. mujer; d_igo . que de vei.ntioclUJ llevo dos, que escn~o á Ja izquierda del oclUJ, resultan . veintioclw pesos. ¡Veintiocho pesos! ¡qué barbaridad! ¡Veintiocho pesos de casal ' Ni más ni menos.

M.

J. M.

J.

M.

J.

M. J.

M.

J.

M.

J..

M. ·

J. M.

• J.

M.

J.

M.

- J. M.

¡A ve Mana Purísima!

Le hemos abonado dos. ¿Dos pesos nacla ma~?

].

M. ...

-11J. ' M.

J. M. J. M .•

J.

M.

J.

M. JM.

J. •

M.

' J. M.

J. M.

-

Los dos pesos de la cabra que vtndimos ¿No lo recner<las, mujer?

Es verdad. ¡Mi pobrecita cabra! Desde que la fl vendimos no tomamos lt·che.

No te apure~, Micaela, no 1 te apures. En casa de J uanico la tomaremos buena y gorda. ¿Juanico tiene cabras?

Si, !11.ujer, las tiene; y . tall}bién tiene vacas hermoStsimas 1 ¡A m'i que me gusta tant<? la leche de vaca!

Y á mí. ¡De buena gana me tomaría diez botellas! ¡Jesús.• José! · Deja casar á Ttresita par~ qu~ nos salvemos ¿L~ dejas casar? ¿Verdad y_ue s1,1 1111 remonona'f- (acariciándola) 1 Yo no tendría ·inconveniente, pero · sanes que Juanico . . . . iQué tiene el pobr~ Juanicoi Vamos ¿qué tiene?

No puede decir' qu~en es su pad~~· LVálgame Dios, mu3erl ¡Cuántos. h13os sin padres andan por esos mundos de Dios . . . ·I Nada tengo que ver con eso. Mi hija es hija legitima, y legítimo dt:be ser el hombre que se 1 case con eila. Además, nosotros, aunque pobres, pertenecem0s á la bueua sociedad; y ya sabes que la madre de Juanico l era ni mas ni menos que una verdulera.

Sí una verdulera que sup0 darle esmerada educa~i6n, dejandole al morir . cinco mil pesitos . que el bueno de Juanico con su .talento y su laboriosidad, los ha . aume~tado considerablemente.

Yo no ~ lo que te diga: . J . .

Decídete, Micaela, y deja esas preocupaciones que no tienen raron de ser· en estos tiempos de puro positivismo, en que no hay nada que valga mas que el oro.

1 Pero, José, ¿cbmo vamos á casar la chica con el hijo de· una verdulera?

- ¡Bah! . . ¿Tú no piensas que las gentes de nuestra clase hablarán de nosotros, si permitimos ese casaµiiento?

I

J..

-13--

-12[aparte] ¡Qué preocupación tan estúpida! (á eUa) Mira, mujer, Juanico tiene muchos miles y . . desengáñate:· esas mismas. personas que tU dices hablarán de nosotros si casamos á Teresita con Juanico, y que es muy posible que suelten las lenguas, por que la humanidad está siempre dispuesta á meterse . en \o que no le importa, esas mismas personas, no lo Eludes, cerrarán el pico al ver nuestra brillante posición; nos visitarán con más frecuencia que ahora; se sentarán á nuestra rica mesa, y al saborear nuestros potajes excelentes, nuestros deliciosos vinos, en vez de censurar n1;1estra conducta, como infundada- . ~ente piensas, nos colmarán de alabanzas y de elogios. . (aparte] Pues no discurre mal el bueno de mi mandito. ¡Caramba! jSi parece un abogado!.

Desengáfiate, mKJer, lo primero es lo primero; y pai;-a mí, que soy positivista, lo primero del mundo es ese codiciado metal que llaman oro, sin el cual la vida es imposible. ¿No te parece que tengo raz6n?

Me parece que sl, pero . : . . ¡Maldito pero! Ver~s como vamos á salvarnos con ~ nuestro yernecito. Por lo pronto voy á pedirle treinta _ pesos ahora mismo. ¡Est~s loco!

Veintiseis para Don Rafael, y los otros cuatro pdra que hagamos una buena comidita. ¡Tengo unas ga- ' nas de com~rme un trozo de carn~ [aparte J Y yo. ¿~uántas semanac; hace que no comemos -carne? ~Cuántas? Pues . . . . se me ha perdido la cuenta.

Y á mí; pero lo que es mañana la comeremos en abundancia; porque yo le arrancaré á Juanico ese piquito. ¡Vaya -que si! ¡Canastos! Esto ya no se pue- Q.e soportar. Casi todos los <Jias ienemos que acostarnos cou el traguito de café q.ue toíílamos por las .mañanas . . • (aparte) Sí, señor, caf4 negro, .y easi siempre amargo, que !a comadre Doro~ea nos hace el favor de mandarnós. · ,Sí, sí, .~ preciso <JU~ sal~m!>S y pronto de esta w

J. M. ·

J.

..

M.

J. M. J.

)l. ].

M.

M.

J.

M.

J. .

M.

J.

M. J. M.

J.

.M

J. M.

J. M.

J. M.

J.

,

maldita situación. Ya que ese muchacho se ha enamorado de Teresita dejémosla casar. ¿Con que te de~ides, sí 6 no?. ¡Jesusl ¡Jesús! casar nuestra bija. con el .hijo de una mujer oscura, que se pasó la vida vendiendo repollos, y ..pimientos, y tomates, y . . . • . . ¡Oh, el r~llo! ¡q11~ riC<? e~ el repollo guisadito con carne de cerdo! ¡Y los pumentos relle!1osl ¡Y la ~nsa­ lada de tomates! No, no hay nada m!!JPr que una ensalada de tomates, po.r s~pu~to con· sus cebollitas por encima, y sus ace1tumtas, y • . . · . . c..¡A ve Maríá Purlsimal Cualq iera }iría que tienes hambre. · Y no dirla m~ que la verdad. Si á estas horas pillara un rcpollito guisado con e rne de cerdo, te aseguro que no quedaba en el pl to ni el untado.

Te creo. ' · · Vamos, vamos; Micaela: ¿deja...J o no casará Teresita?

1 ¡Qué empeño! .

• Mira que no ~ debe de3ar escf ar ese pececito . . . de oro. . ¡Oh, el oro, e1 oro va á voherte loco! · Pues ya lo creo. ¡Como que 1sin él no hay barriga que se salve. Tú lo sabes, Micaela, tú lo .sabes. Mira, ¿cuántos dias hace que no b~memos cahente? , y o no sé déjame y. vete á ver !s1 encuentras por ah1 alguna c~sa que echarle' al e~6mago. Teresita debe estar hambrienta · 1 SI, me voy á fajar.;á . nuestro quer~do yerno. ¡ah! ¿le digo que estamos dispuestos á de3ar casará Teresita? . ¡Qué majadero? Cuando te empeñas en una cosa hay que darte gusto. (suptirante) Micaelita, ~por Dios, piensa que vamos ~ á salvamos. . . Bueno, buenQ, dícelo si quieres y déjame en paz. (muy contento) Comeremos carne, Mi~aelita, comere- .. mos carne. , Anda, anda. . .

Enséñale á Teresita la carta de Juamco, y haz que se case con él. Si, que se case, y despache al infierno

-=15-

.·

M. J.

á ese arrancado de Tomás. ¡No sé c9mo Teresita ha podido enamorarse de un hombre que no tiene nunca una peseta! ¡de un bruja consuetudinario! (1) ¿Qué quieres tú? ¡Caprichos de las tnozas! ¡No, no quiero brujas en casal (a/Jarte) Para brujas mi. mujer, mi hija y yo. Somos tres brujas en grado superlativo, es decir, tres brujmmas á cual de los tres

peor.

M.

J. .

'

M. J. M.

J. M. J. M.

J. M.

].

Anda, anda, José, á buscar algo de comer para la chi:.. ca. .

Sí, ·deja ir donde Juanico á decirle que se prepare para que se case con Teresita,y á quitarle de paso esos treinta pesitos, que no serán los últimos q•te tenga que aflojarme. Vuelvo enseguida, Micaela. ¡Ah! mira: se me olvidaba lo mas importante. Juanico no quiere casar5e can ninguna mujer que haya tenido novios. ¡No comprendo . . . ! ¡Cosas de Juanico! Dice que como vosotras sois· asi, tan frajilcs, y los jóvenes tan atrevidos, casi siempre en relaciones el novio se pasa de la raya.

Pues lo que es Tomás no se ha pasado de la raya coñ Teresita. ¿No le habrá dado algún pellizco?

No· lo creas; me lo hubiera dicho Teresita. ·Mira, Micaela, que nosotros hemos sido novios.

Mas no te admití abusos. ¿Te acuerrlás? La tarde que nos dejaron sol6s me besaste; tuve intenciones de contárselo á ·mamá, tú lo sabes, pero como te querla tanto ·. . . • . .

Me perdonaste el besito ¿verdad? Pues lo mismo ha podido hacer la chica. . ¡Te digo ciue no! A nosotros nos dejaban solos; y cada vez q~e ha venido ese pícaro de Tomás, le he servido de mosca. ¡-No, lo que es con Teresita no se ha pasado de la raya!

Bueno, bueno, de cualquier modo hay que ocultar esos amores; porque si" Juanico sabe que la chica ha tenido novios, no hay golpe, hija, (si'gtto de di'nh'o)

(1) Aqut se llama

~a

al que no tiene dinero ni ooea que lo valga.

M. '

J.

M.

J.

no hay golpe, y es preciso qne lo haya, porque ya la barriga está cansada de tanto y tanto ayuno.

Deja eso de mi cuenta.

Bien, bien, me voy. , , ¡Dios quiera que t~ngas buena suerte!

Lo querra, Micaehta, lo querra. (aparte) ¡Oh, 51 1 St 1 lo que es mañana comeré carne en abundancia, y calentaré mi estómago con un par de botellitas de vino!.

"'

(vase por el foro)

/

~ ~-- .

.

· ESCENA SEGUNDA. ,, MrnAELA.

.. · M~ parece que J.osé tiene raz~n. En el mttndo hay muchos htJ?S sm padres; y sm emba~g?, viven muy tranquilito15 y mu}' satisfechos, y hasta son admitidos en la buena sociedad. Si no que lo diga Miguelito. La madre de ese guapo joven era una mulatona, esdava·de Don Nicolás el prestamista. ¡Mulatona y esclava!. Y Mi.~elito ha llegado A ser nada menos que Alcalde. ¡ JAlcalde el h130 de una mul~tona esclava! 1 Ah, pero Miguelito tte~e m~cho oro, y ya se sabe que el oro, segun ha dicho algmen con bastante fundamento, es una llavecita mágica con la · cual pueden abrirse fácilmente todas las puertas de l~ socie- J dad. ¿Y qué diremos de Don,,.Casimiro, el Presidente del •Casino Aristocrático»? Este Seftor Don Casimiro, según afirman malas lenguas, es el hijo lie un cura. Si, de un cura que no ha ¡)Ódido darle su apellido, ~rque como los curas no quieren más que casar y no casarse, tienen que hacer i veces lo que no manda Dios· es dedr, tienen que buscar sus mujercitas para pasar sus ratit~ alegres, de 1ª8 cuales mujercitas y los tales curas resultan luego esos hijos sin padres que los muy tunantes llaman bonacbo. namente sus ahijados. Pero ¿qué importa que Don Casimiro no

,

-17-

pueda decir quien ~s su padre? ¿Y qué importa, además, que ese hombre sin entrañas. sin conciencia, capaz de dejar morir á cualqui~ra sér de hambre, allá en sns mocedades, haya estado en la cárcel nada .menos que por haberse robado unos caballos ~ un señor estanciero de quien era mayordomo? ¿Qu~. importa? ¡Nada! ¡nada! El es inmensamente rico y por sus riquezas, no sé si bien e) mal adquiridas, puede codearse y se codea con lo más granado de la sociedad que le recibe gustosísima en su seno, que le abre. los brazos con.cariño, como si ftiera una per~ona digna, y acaba por elegir~ Presidente, colocandole en el puesto más alto cuando todo el mundo sabe que Don Casimiro es un borrico. Y lo mismo acontece :_,,con Ddn Timoteo. ¿Quién al verlo por las calles tan hinchado, con su sombrero de copa alta, sus lentes de oro, su bot<¡madura d: brillantes, su traje finísi°;lo y tau desdeñoso con los pobres, á qmenes rlo saluda nunca, m les da nunca la mano, ¿quiétt, al verlo, es capaz de creer que es hijo de una prostituta? Nadie naclie es capaz de creerlo ni de pensárselo siquiera! Y es que la madré de Don Timoteo le dejó al mo. rir veinticinco mil pesitds, producto de st'l lumradüi"mo tr!lbajo, y esos veinticinco mil pisites hacen de :qon Tit~oteo una persona decente siendo narla as que un m'serable, á quien la sociedad, aduladora siemp e de los ricos, no debiera · guardarle üinguna clase de cons~eracibnes ni respetos. ¡Oh poder del oro . . . ! Nada, nada, 1i;iie convenzo de1 qt~e Jo~é tiene . razón.

Impor.ta poco que Juatt1co no pueda decu qmen es su padre, e importa meno~ toda~a que sea hijo ·de una verdulera ¡Qué · demonios! Yo tampoco ~oy muy allá que digamos.. Mi padre era ventorrillero; mi madre . . . plancha.dora; mi abuelita . . . ¿por qué negar lÓ que erk mi abuelita? Mi abueltta, que tenia la piel bastante O!?CUn? y e~ pelo no muy bueno, fué mucho tiempo cocinera; después ppso. u.n fon~uch~, y muri<) vendie.ndo arroz con carne, bacalao fnto, morc11las 1' y todas esas comidas mal olientes que no faltan en las fondas! de bajo precio . . . ¡Que se case Teresita, q'le se case, y salga de nuestra casa la miseria. ¡Inhumana mis1::na! ¡Cuánto haces padecerá los que caen en tus malditas garra!sl Pero José dice qtte no le cuente á Juanico que Teresita ha tenido novios, porque no se casaría con • ella ¡Buenof Por mí no lo sabrá ni tampoco por la chica. Le dire · que niegue, qm: jure por tódos los santos del cielo si á jm.nicu se le ocurre preguntarle. Mas falta saber que Teresita quiera casarse con el ¿Y por qué no? Es joven,. elegante, rico;

y, aunque hijo de una verduJera, e.e; fino y eduéado como ¡:X>cos. ¡Bah! yo me encargaré de convencerla, y me ocuparé al propio tjempo de que le dé á Tomás el pasaporte para que vaya á soltar pulgas l otra parte. ¡Picar<> de Tomás! Ahóra está enamorando á Julia la hija de la beata Rosalía. Que Ja enamore y no se acuerde de volver por acá . .ES que si vuelve no le ba:rá caso :Teresita, porque por esa chiquilla vanidosa y tonta la ha olvidado por ~ompleto. No quiere ni que se lo mienten, no lo pue. de ver • . . • Bien hecho; pues no merece el ingrato el cariño de mi hija [at verla] Ahi está la pobrecl~. ·

/

ESCENA TERCEHA

•

1

'

. ,,,.

-

...

..

.

.

<

I

MIOA~LA y TER~SJTA.

. TF.RESITA (entrando 1tor. !~ derecha) ¡Ay qué hambre tengo!

MICAELA (aparte) ¡Pobreclt~I .

T Desde está -maña na con el tragm to de c~fé. ?vi. (aparte)- ¡Café negro y siti azúcar! ..., .

T. ¿No ha traldo nada papá~ M. El salió á buscar; tal vez pueda encontrar alguna cosa. . . , d · ¡Dios lo q~1era! ¿No ~i~i:ies por ah1 un pe ac1to T. · de pan au~qu7 sea VleJo? .. .

M. ¿Pan? ¡ni ~quiera galletas; htJa .m1al .. ¡Ay Dios! ¡ya no puedo mas! ¡Si no cambia esta T. situación, no sé que será de nosotros! ¡Nos vamos .á µiorir de hambre!

Ten paciencia, hija.

M. Bastante· paciencia hemos tenido. ¡Una semana T. entera sin pasar bocado! . . ¿Y qué liemos de hac~?- José ..no consigue coM. locarse¡ Tomás, que babia ofrecido traemos al-

I

-20-:--

T.

M. T.

M.

r.

M. T.

M.

T.

M.

T.

M.

T.

M. T.

M.

T.

M~

T• .

M. T.

M.

T.

M. T.

M.

~21-..

r

guna cosa cuando empezara a . trabajar, parece como que se ha olvidado de ti.

No me hable usted de Tomás; desde que se enamor~ ·ae Julia no me hace caso. ¡Y· se casara con ella!

Que se case; no me apuro.

Haces bien (aparte) Voy á ver st logro. que le · olvide.

Lo que siento es lo buena que le be . sido. ¡Ingrato! no merece que haya sido .con él tan complaciente.

Haces bien en olvidarle, y mas ahora · que un joven ricQ te pretende y nos ha pedido tu mano. ¿Mi mano? ¿quién? ¿quién es ese joven tan bondadoso?

Juanico. ' ¡Juanico!

El de "LA PUERTORRIQUli~A" 1· ¿Ese joven. comerciante?

Si, sí. (aparte) ¡qué guapo es! ¡Dios mio! ¿Será verdad que ese joven tan neo - desea casarse conmigo?

Lee esta carta y te convencerás. (sacando/a del bolsillo) ¿Es de Juanico?

Sí Traiga á ver que dice.

Toma. (leyendo) "Don José: Soy soltero, rico, y deseo casarme con su bella Tere~ita" (intc1 rmnpi'end o la lectura) ¡Me llama bella! ' ¡Toma! cuando te lo dice es por que realmente lo eres. Sigu~, sigue la lectura de esa -bendita carta. (leyendo) "Si no tiene V. inconveniente . . " (aparte) Ninguno.

"Sírvase manifeslármelo, á fin de preparar las bodas · para dentro de algunos días" ¡qué pronto!

Mientras mas pronto mejor, boba. (leyendo) "Sin otro particular, Juanico Pérez" ¡Pérezl ¡ayl ¡qué bonito apellido!

Sí (apa1 te) el apellido de la verdulera.

¿Y ustedes qué 1 le 11an contestado? ¿Quieres casarte? .

Yo no se . . . si usted y papá quieren . . . ¿Que si ·queremos? ¡Vaya que sl! A mi. me parece un buen partitlo; y á Jose no hay que pregu1:1tarlt:, ~stá con~e~tísimo. ¿De veras? .

Allá se fué, á decirle a Juanico 1que tu lo aceptas por esf>oso.

1 Pero ¿y Tomás?

No te ocupes. Q 1e se case con Julia · que bastante la quiere.

1 1 ¡Ingrato! que te he ol :idado ~ puesto en ¡No ~as b~ba! otra su canño, hazle tú lo pro 10~ olv1dale y cá,. ~te con J uanico. (aparte) Debied hacerlo así.

Sigue mi con!-ejp y dale el vot 16n. ¡No venir á ver!jlle siqmera ~n ,momeuto en ocho dias! (ª.i1arte] ~or ~so le he deyuel~o sus cart~s. ¡Ocho d1asl ¡ocb;o dias que no ~1ene a verte el m. grato! ~ ¡Y no ha valid de nada que 1 ~scriba! ¡Ya se ve! Est goza que ,go~~ con la tonta ,de Julia, y no h~ce caso de tí m pe tus cartas. [triste] ¡Ah Torl1asi _ ¡Te desprecia, llija, te. despreci~! ¡Me desprecia ¡:>pr Juba! ¡ ¿Y no sabes por que? Por que 1tú eres una pobrecita, y Julia tief c algunos centenares de pesos que la briboña de ~u madre se ha 1gana.do malamente echando la suerte de las c~rtar> . .1~obando, hija, robandole el diperci>' a los estúpidos que c~een en . esas ton teriasl "I Es verdad.

Pero no hay ihal que por bien no venga. Tomás '· huye de t1, te plvida, te <lespreci~, y Juanico solicita tu mano y desea hacerte feliz. ¡Ea! no hay que guardat con~ideraciones á quien no. las mere~e!

Juanico, Jua?ico es el hombre que á ti.te conviene, y debes aceptar su mano.

Ya

T.

M.

T.

M.

T.

M.

'l'.

M. T.

M.

T.

M.

•

l

T.

M.

T.

M. T.

M. T.

M. T. M:. ,;.:

T.

M.

--

51, fili ya estoy resuelta á casarme con él.

Asi se hace. Lo que no si~~ se vota .(aparte) Pues no f;¡Jtaba más. ¡Irse A casar mi Terestta eón es~ badulaque- ! Nada, nada, no hay que en tnstccerse ! Prepárate p,ara que recibas á tu futur esposo. ¿ Vendrá J nanico ?

Es muy probable. ¡ Ay Dios ! ¡ Si yo tuviera otro vestido mejor qu éster Estás bién así ; él sabe que eres pobre.

Si, pero ..... .

CIMlndo seas su señora tendrás buenos véstidos. . ¡ Tantas telas bonitas que hay en "La Puertorrique fia."

• Allí podrás escoger a tu gusto. ¡ Oh si, si, á mi gusto 1 Mira, cuando venga Juanico avísame ; sabes?

Está bién. ·' ' "" (aparte) Bah ¡nada importa que se case con el hij de una verdulera! Tiene muchos cuartos; y con ello puede hacer feliz a Teresi ta. _( vase por la derech del actor.) ·

..

~

' /

. ..

, .

.

ESCENf-- CUARTA .

T J RES Í TA

.

¡ Qué feliz voy á ser Gua¡ do me case con Juanico 1 Tendré

e~ montada con lujo, rica

besa1 lindos trajes, coches, en fin, todo cuanto nec~site para viNir . cómodamente. A mis padres tam~o les faltará nada, pot que los ayudaré; es decir, Juanico y yo los a}·Udaremos y los cuidaremos mucho. Si no quieren , irse con nosotros les pondremos qasa aparte, y les aaremos. dinero pa- · raque vivan á su gusto.¡ Pdbres padres mios! Ya se acabaron para ellos los trabajes, las necesidades, las miserias ; ya no se acostarán si~ comer como tddos estos dí~; ya la vecina Dorot~a no tendrá que molestarse en¡ traernos por las mañanas el traguito de café con que bondadosamente nos obsequia. Al contrario, yo podré darle muchas libras de café, y se las daré con gusto, en recompensa de lo buena que ha sido con nosotros. . ¡Oh, Juanicq, Juanico, tú vas á ser nuestro salvador 1 Pero¿ cómo habrá podido prendarse de mí ? ¿ C~mo habrá podido fijar sus ojos en una pobrecita como yo, habiendo tantas jovenes ricas que estarán deseando la mano de Juanico? No sé en verdad como he logrado cautivar su corazón ; no puedo explicarme la causa de esa resolución bendita que tanto bien me hace, y tanto placerá mi alma proporciona. ¿Será tal vez qne Juanico ha visto en mí algo que

I

-24-- .

•

no ha visto en las demás? ¿Será que me encu-entra-á mr más ? No sé. .. no .sé.... ; pero es lo cierto que me ha elegido á .m e si~to satisfecha de su generoso procedér, y hasta le esradectda, port¡ue él me. saca ~~1 miserable ~tado en <i,Ue . encuentro para colmarme de fehc1dades y de dichas. ·

•

/

<

I

., .

/ ,

ESCENA QUINTA

,.. /

,, .

.._

-

( E lt11·ando)

M. l

M.

-

l\f IeAEI,A

¡ Qué cabeza la rilia 1 Se me olvida-

Qye.

T. M.

T.

M. M.

T. ·"

.·

ba decirte . . •. ¿Qué mamá?

T. '

TER.EH ITA y

.

T. M. T.

•

Hable usted.

A eso voy. mira: puede ser que cuando venga Juani~ co te pregunte si has teniclo novios. ¡Cuidado! no vayas á euterarle de tus relaciones con Tomás. ¡ Cómo ! ¿no debo decirle que Tomás ha sido m1 novio? ~ De ninguna manera 1 , ¡No me explico... ! · .

Juanico tiene la id~a de no casarse con nmguna mu- · jer qne baya tenido novios. ¿De vera.s?

Si. Pues ·yo no sé como voy á hacer para ocultar esos amores : ya sabe V. qne no digo mentiras.

-26- ~

- M. T .

M.

T.

..

M. T.

M. T.

M.

T.

M. T.

M.

T.

M.

T.

M.

~

.

,,

sé; y no .11ay más fe~edio que mentir. ¡Dios no qmere que 5e . mienta 1 Tambien lo sé; pero hay ocasiones en que diciendo la verdad ;e pe~ju.rfica el que la dice, y ero mismo te sucedena '1 t1 s1 le confesaras á Juanico tns rela· ciones con ese buena pieza. · · Pues entonces . . .

Dejate de t-0nterías y haz Jo que te digo. - Mira que es por tu ~ien, por mi bien, y por el 01en de todos . ¡Qué capricho tan r~ro el de m~ futuro esposo! ¡ No que~erse. casar con nmguna mu3er que haya temifo novios 1 ¿ por qué ?

El sabrá lo que se hace ; á ti te toca ocultar esos amores, si no quieres quedarte plantadita. ¿Y si . Tomás~ l~ dice cuando sepa que le dejo para casarme con J uamco? ¿Tú crees que se lo diga? .

Por hacerme daño es capaz de contarle á Juariico que hemos sido novios.

No podrá probarlo. ¿Y mis cartas?

Es. verdad; debes ,pedírselas.

Ya se las he pedido y no ha querido devolvérmela~. ¡ Bribonazo ! MiTa, niégale á Juapico, jura si es pr.eciso, que de Tomás me encargo yo ( ap. ) ¡ Sabe Dios el fin con que se guarda esos papeles ! ( vase por la derecha.) ( _ap. ) Y si n~ fuera más qne eso sería ñada ; pero llene un panuelo de seda marcado con · mi nombre un rizo . . Yo no sé por que hemos de ser así ta~ bobas las mujeres!

• ( Entra arreglándose la capa . que se !tahrá puesto allá dentro.) ¡Yo se las quitaré de cualquier modo!

Me voy en pos de ese miserable, y juro que no volveré sin esas cartas. ( diríge3e al faro.)

~fPr -·~w-

r I /

...

ESCENA SEXTA ·¡

( Di'cltos y José por el fo1'0 muv contento y sonando unas mo-

n~~

J. M.

J. M. J. T.

J.

T. M.

J. M.

J.

r

Nos hemos salvado, Mi~aela; · mira, mira . . . (al vt'r la acti'tud de stt esposa ) ¡ Como 1 ¿ acMmde vas ?

A la calle. ~ ¡A la calle ! ¿-á q~é?

A buscar unas cartas de Teresita. ¿ Carta.~ tuyas?

Sí, papá. ¿Y quién las tiene? 'l'omás.

Voy á pedídelcs para_que no vaya~ enseñárselas á Juanico.

Espera, 1;11ujer, espera.. Ah.ora mismo venía ese bri~ b6n detras de ·mi. De3a ver . . . ( se asoma á !~ ventana) Mira, míra donde está parado, No lo dejes ir ; llámalo, llámalo.

Tomás, Tomás . . :

-28M.

J.

T.

M. J. M.

T.

J. M. J. T.

·

i Pillete! ¡ya Je arreglaré Jás cnéntas !

Ha~a V.. el favor de entrar un momento. i Dlos mio! ¡ Cuidado .si le miras 1 Ya llega. ~ · ( á T) No le Hagás_caso. ( ap) Por mi parte como si nct llegara nadie. grato 1 •• ( á .Mtcaela) ¿ Le hablas tú Óyo?

DéJame. que yo Je hable. · Bueno; duro con él ( ap) Hoy me va á pagar las que m~ debe.

• In1 ,/

ESC1N

-

A ¡;jETIMA

Micaela, José, Teresz'ta y Tomás por el faro. 'foM.

J.

ToM.

T. ToM.

M.

J.

ToM.

M.

J.

ToM.

T. ToM.·

J.

M. ToM.

M:

(desde la pu.e ta) Buenas tar4es.

Pase usted. ( acercándose- 1á TereJz'ta) ¡ Adios, Teresita !

No le conozco. · . ¡Como! (cogiéndole p f.r tt.1i brazo) ¡Quite V. d~ ahí l (amenazante) ¡Poco á poco con la chica!

Pero, señores,¡me extraña tal recibimiento. · ¡ Cállese· V. y oiga ?

Sí, oiga V. b ~n lo que van á decirle.

Teresita, ¿qué significa ésto?

Yo no sé; pregúntese1o á Julia ( ap ) ¡ Estamos frescos 1 ¡ Escuche V. fo que va á decirle Micaela. · ~ ¡ Escúchem·e V. ! ( ap) Les tengo miedo.

Se le ha llamado · á V. aquí para decirle que vamos .i casará Teresita con Juanico !

• l .

--30ToM.

J.

¡ Con Juanico 1

-

·.

Sí, nointemnnpa V. á mi mujer !

Juanico el de "La Puertorriqueña." ·.

ToM. ¿Es ve.tdad, Teresita?.

T. .

Sl. ToM. Ah 1 por eso . • • !

M. Por eso ueremos que v: nos entregue ahora mismo las cartas e. Teresita: ToM. ¿ Las cartas ?

M. ¡Sí! ¡Sl! J. ToM. ¿Con que V. quiere sus ~artas, Teresita?

T. Ha debido entregármelas al devoh-erle las suyas.

M. ( á JoJé ) Ha <lebido entregárselas. · J. ( á ste esposa) •Precisamente.

ToM. · Bueno; ya que Ter~sita se casa con Juanico es justo · ' que le devuelva sus cartas.

M. SI, señor, es justo.

J. Justisimo.

ToM. Pierdan ustedes cuidado que yo se las traeré.

M. Váyase V. á buscarlas. . • ToM. .

Al momento.

T. [en voz baja á Tomas] No olvide usted mi pañuelo.

ToM. No. T. N: i mi rizo.

• ToM. Le traeré todas sus prendas para que se case con · Juanico. . T. Y usted con Julia. · ToM. Sí. [ a_p ] No realizarán sus deseós, por que J uanico no qm~re casarse co!l ninguna mujer qqe: haya tenid~ novios, y yo le dm~ que Teresita ha sido no\·ia m1a.

M. ¿Se va usted por las cartas?

ToM. - voy á buscarlas; hasta luego [ alJ] ¡ No se casará ! . M. Íllparte] ¡ Bribón !

J. l ap. ] ¡ Brujísima ! _ [ Vase Tomas por el foro.] '

I

M.

/

}1-:~0~N A.. O~T A

'\t. A

Dichos met lJS 1 omás

[ a Teresita ] Si viene con las cartas avísame en seguida.

Sí, mamá. l\le voy á compr~r algo para que comamos: debeis estar hambrientas. ¡Figuratel ¡las tres y torlav1a sin almorzar!

No te apures, Micaela > Juauico me di6 los treinta ' . pe~s.

M. T.:

J.

M.

J.

~~:egre] ¿ D~ veras ~

M.

J. T.

Lap. ] ¡ Treinta pesos·! ¿ Pa~ qué? . ¿ Se los habrá pedido papá~ Le pagué á tlon Rafael la casa.

Bien hecho~ ya no tendr~ qtte molestarnos esa mosca.

Sobraron cqatro pesos. Aquí están; con ellos podeJños darnos gusto.

Sí, si. ¿Tú no tienes hambre, Teresita? .· Hombre, yo comeda á estas horas ~ualqmer cosa. y yo.

J.

M. J. M.

J.

M. ,

-32-

J.

M.

J.

M.

J.

M.

J.

T.

·,, J. T.

J.

M.

J.

M. .

J.

M.

J.

~

Compráré pan, sardinas . . . . ,. .

Lo que quieras, hijo, lo que quieras: todo -vendrá bien. / Un par de botellitas de vino . . .

Para pisar las sardinas; anda, anda, antes que ese pkaro1 de Tomas se presente con las cartas. .

O Jm.nico.

• ¿Vendrá Jnanico?

Sí, mujer, viene á ver a Teresita: " [ ap.] ¡ Dios quiera que no _se encuentren aquí los dos 1 · Trata bien á Juanico cuando llegue.

Sí, papá.

Si te pregunta si has tenido novios . . . [a José] Ella sabe lo que tiene que hacer . • Ah 1 ¿tú le dijiste . . ?

Si, vete por el pan y las sardinas.

Al instante. ¡ J<;h, alégrate, pobrecito estom{go, prepárate á recibir esas sardinas, y ese pan, y e~ vinillo con que vas á regalarte, gracias a l!it generosidad d~ Juanico. ¡Oh, Juanico, Juanico, Dios te dé todas las dichas del cielo cuando mueras! [se dtn'ge al faro. .

Mira, Jose, tráete también algunas cebollitas. f volviendo] ¡ Efectivamente 1 Las sardinas con cebollas son riquísimas. Corro, corro a buscar esa§..smdinas, y ese pan, y ese vinillo. [ vasc faro ]

-

..

1

J /

.1'-

-.

I

r !

ESdENA NOVENA ¡ 1

( Micae/a y Te

M. T.

M.

J.

T.

J. ,,

¡·

¡-

l

T. \

-

T:

1 eszta~·

-

despues Juamro- por el foro )

Voy allá dentro; ya sabes, me llamas cuando veng.a 1 ·' Tomás.· 1 Está bienJ · ~o le atiendas, hija, no le atiendas: ese pájaro n,o es bueno (yéndose) Juanico, Juanico es el hom~~e que á ella le conviene. ¡Qué importa que sea htJO de una verdulera 1 ( al verla ,i r) ¡ -que se c~ con Julia, y no se de m1 ! ¡ Que no se · acuerde l ¿ _Trae~ acuerde rá mis c~tas? Si, si, de.be traérmelas. Y m1 pa· . ñuelo, y mi rizo . . . no quiero que conserve nada mío. ( se oyen pa.sos ) W_as parece que alguien lleg~ ¿ Será él ? ¿será J uanico? ( di'n'giénduse at faro). ' ( desde el foro) Si, yo soy. [ co11 alegria ] Ah 1 pase usted. . (entrando) Teresita, su papá aca~a de decmne que V. está dispuesta A ser tn1 esposa.. .

Sí, J uanico; }'O no puedo D:e~ar m1 mano A qmcn tan bondadosamente la sohc1ta.

mas

..

-34-

J.

T.

J.

T.

J.

T.

- J.

T.

J. T.

J.

T.

~.

J.' T.

J.

T.

J. '

T.

J.

T.

J.

T.

•

¿ ·ne modo que . . . ?

Desde hoy mi-corazon y mi mano á V. le perlenecen. . ¡ Oh, gracias, Teresita ! V. me hace dichoso.

Mamá desea también qnc yo me case. ¿Sí? , · Dice que es V. muy bueno, y es verdad, porque habiendo t?ntas- jovenes bellas y ricas, se ha fijado V. en mí que soy una pobrecita sin roás mérito que mi honradez. ¿Y le parece poco la honradez? Mire V., Tere3ita: yo no busco mujeres ricas. ¿Para qué? Poseo lobastante para vivir con comodidad y hasta-con lujo si quisiera. Yo deseo una mujer como V. pobre, pero virtuosa, por que la vírtud vale mas, mucho más que la,'i riquezas.

Hay quienes opinan que el oro \'ale más que la viortud. · Es~n · en un error; pero ¡bah! dejemos á cada cual que piense como guste, y ocupémonos de nuestro porvenir, hablemos de nuestro matrimcmio. í sonreida] Como V. quiera.

Teresita, ¿V. no ha tenido novios?

Nunca [ap.] ¡Qué mentir~ tan grande! (ca,-·iñoso) ¿De veras?

Puede V. creerlo. (ap) ¡Dios quiera que no llegue Tomás! ""' . [ap] ¡Qué felicidad! [á ella] Yo creí que V... había amado á otro antes que á mi.

No (ap) Me pesa tenerlo que engañar 1 pero mamá se empeña.

Bien; nos casaremos pronto.

Pronto [ap] Si á To1ñás no Sfr le antoja . trastw:. nar el casamiento. · ¿Y su mamá? ¿Quiere V. que la llame?

1lcsearía verla.

Voy por ella. _ Si, mas vuelva presto, En seguida.

Juanico ;

igttiendo á Teresiia con la vista

Es pobre, pero linda y ·buena . . Y lo mejor. de tódo, y lo que má5 ~e~ebro? es q':c no ha tenido novios como ella misma dice. Si, eso es lo mejor! Y~ po· podría unir ,m i. suerte á la de nin~una mujer que hubiera amado á otro antes que á nu. ¡~e ningún modo! Es muy peligroso, muy comprometido . . . ! Hay que couvenir que las mujeres, particularmente las jóvenes, que son las que más se casan co1110 no tienen experiencia de In vida, como todo lo ven color de rosa, por que ~stán en la edad de las ilusi0nes y en esa edad bendita 110 cruzan por la cabeza malos pensamientos, sino ideas !1obl.es, generosas y grandes; como cada una de esas J~venes lleva dentro de su corazón, dentro de s~t alma yugen, un t~ , soro de bondad, de amor y de mocencH\j como m una sola de éllas es capaz "de pensar que puedan existir malvados en el mundo que traten de e~ga· ñarlas nue quieran seducirlas . . . todas, 6 cast to' "J

•

.-

-36das, cuando~se e~amoran son muy complacientes con sus nov10s,. stn saber ¡pobrecitas! que·los hombres, con m.uy...,raras excepciones, somos muy listos y muy hálnles en asuntos de amor, por no decir ~uy malos y muy abusadores. En)imoramos á una 30,·en, y .apenas ha abierto los labios para dar correspondencia l_nuc:stro amor, casi siempre fingido, cuando .Yª nosotn?s estamos deseando estampar en esos mismos labios, que han pronunciado nuestra d!c~1a, ~na ve~ntena de besos, por supuesto cen lasamsima rntencion de dejarles recompensadas sus bondad~s. Nos .se.ntamos al lado de nuestra novia, y si 11ad1e nos vigila, no hay para que decir que nos portamos como buenos. Le . cogemos las manos se las apretamos fuerte·mente; jugamos con sus cabellos como &i ~u~ran nuestros, y qu~ sé yo cuantos abusos mas, sm importarnos que ella, asombrada de nuestro at~evimient<?, ruborizado el rostro, nos dirija una mirada suplicante para evitar que sigamos ofendiendo su decoro, .la dignidad de su persona, que, -porque nos am~, no tiene el valor suficiente para rechazarnos con de~prc:io. Otra co~.: observamos que nuestra novia tiene una sortI3a 1 y en seguida cual antojadizos niños qne quieren todo lo que ven' le pedimos la sortija. Y es claro de sus manos pa~ sa inmed!atamente á nut:stras m~nos, por que no pue?.e d~Jar de complacernos. Y quien dice una sorb3a chce . un pañuelo, un retrato, una cinta ' una fl or, un nzo, c.;obre todo un rizo para conservarlo como recu:rdo de ~mor. Y es el caso que mientras las relaciones duran, Ja cosa marcha bien 1· pero s · ella, al ver nuestras ingratitudes, nos da el votalón, o nosotros le hacemos com~r la calabaza, por que nos enamoramos de otr~ chica . que nos gusta más, entonces: . : ¡ pobrecita novia y pobrecitas prend~ N1 el nzo, ni e! retrato, ni la·cinta, ni'la flor, ~1 mngu.no .de esos obJetos, solicitados con tanta ans~dad, sigrufica para nosotros ·nada. Los miramos C?n indiferencia ~urna, y acabamos por romperlos y tis;arlo~ como se tira lo que nada vate, lo que para nada sirv~. U na sola prenda puede ser qµe se sal ve

!

.

-37-

de nuestra indiferencia, de nuestro desprecio: la 'sortija. ¿Y para qué?1 ¡Vergonzoso es d~irlo ! Para regalarsela luego á la primer muchacha que nos ·quiera, 6 para venElerla 6 empeñarla, si estamos en apuros. S1, hay quien haya vendido, hay quien haya empeñado la sortija de su novia!.

No se me oculta que si algún aoven me escuchara, se extrañaría de qne, siendo yo hombre, juzgue á los de mi sexo de ese modo, y tal vez si hasta se enojaría conmigo. · ¡ Importaría poco! Acostumbrado á hablarle á todo el mundo coy franqueza, por que detesto a los hip0critas; acostumbrado á rendir culto á la verdad, la dire siempre, por amarga que sea, y aunque sea en contra de mi mismo. Lo repito: es muy peligro so, muy comprometido casarse con una mujer que haya tenido novios, por qu€? hay hombres que son capaces de todo, de todo lo más malo.. Yo he conocido á un joven que decía gue le daOO. besos á su novia, que la abrazaba, que conversaba cGn ella ,en horas avanzadas de la noche cuando todos dormian en la casa, que ella mi,s ma le dejaba en:treabierta la ventana de su cuarto JJ>ar~ que él entrara, en fin, hablíiba de ella escanda osamente en las tertulias, en el café, en todas partes. Despnés . . 'la dejó por otra que, sin duda, corrbría también la misma suerte .. ~Y podria un hombre 1honrado, celoso de su prestigio, de su nombre, casarse con esa mujer en tales condiciones? ¡ Ah, mel parece que no 1 Yo se de otro joven que no ha ten.do incon.venien~e en echarle mano á la calumnia para hacer que ródara por el suelo la honra de una mujer que fué su novia, al saber que estaba pr6xim~ á fasarse co~ un hombre dign<?, á quien-ella babia correspondido al ver!le despreciada por su difamador. Y se trastorn6 el casamiento de esa infeliz mujer, porque su futuro esposo, dando crédito' á las ~abladurías del · malv~do, se .fué y la dej~ plantáda . . . . . . Mas s1 se hnb1era casado con ella, y después de casado, hubiera oído hablar de su esposa al mismo que fué su primer novio, y en los términos tan malos en q.ue tuvo la indignidad de hacerlo . . . ¿no se hub1e(a compro-

...

/

'

--

-38metido ese honibre? ¡Oh si, sí, porque no hay hombre, por cobarde que sea, qut> al ver desacreditada á su mujer, no procure castigar con mano fuerte 'al infame que la desacredite. ¡A mí me parece que le arrancarla la lengua! Pero . . . dejemos á carla cual que piense como guste. Y o persisto en mi idea.

No, no · me casaré con ninguna mujer que })aya knido novios. ¡Es muy peligroso, muy comprometido . . . . . . ! ·

~

1

•.

1 / )

.

l

1

1 ../

I

.

1

1

1

1

ESCENA XI.

1 1

/ Juanico, 11/"icaela y Teresit.a.

1

..

j

M.

•

J.

"

-

M. I

"

"

•

T.

J. /

/

1

M. T. ,

_..,, I

J.

M.

T.

J.

(entrando con 1 ere$ita) ¡Hola, Juanico! ¿V. por aquí? · 1 Va debe V. saber á qué he venidq. ¡Co1110 no! • Y debo 1 decir á V. que celebro mucho su resolución .de casarse con Teresita. [aparte a su !tija] Boba, colooate á su lado. ¡Je'sús, m3¡tnál , --¡ Oh Teresita es tm ángel, y yo quiero unirme á ella para ser feliz! ' ' (aparte á TereJita) ¿Oyes? ¿oyes? Co16cate á su lado. (acercándose á fuanicol ¿Con que dice V. que soy un ángel? [sonreída] ·tUn aiJgel be1Hsimol . aparte] ¡Un angel Teresita! Nunca la llamo asl ese pícaro de Tomas. (som etda) Usted se burra.

No, Teresita, le·digo la verdad. ¿Quiere V. que se lo j"ure?

I

r

;,;

•

..

• No es preciso: usted se·empeña en creer que soy un angel, y aun4ue sé que soy una mujer igual á las rle· mas, le dejo en su cre{ncia, ¡..orque no quiero con. trariarle. · '(aparte) ¡Qué bien ~expresa la chiquilla! ¿u na m njer igual a las dt:más 1 [sonriendo] Claro.

No, Teresita; si todas las mujeres fueran como usted no existirian hombres desgraciados en .el mundo. (aparte) ¡Cómo se conoce que la quiere! . (apa1te) ¡Si supiera que Tomas ha sido mi novio.!

Tiene V. muchísima razón, Juarlico. Si todas las mujeres fueran como Teresita los hombres serian muy felices. ¡Mamá! . . ¿Ve usted como su mama es de mi misma opinión?

Sí, señor, de la mism1sima opinion de usted. ¡Vamos! Yo le suplico á V. que hablemos de otra cosa.

Complacida; pero conste que seguiré pensando que es V. un ángel, un ángel belHsimo que colmará de dicha mi existencia.

Juanico! . [aparte] ¡Qué fin~ es! ¡qué bien educado! No parece · hijo de una verdulera.

Mire V, Doña Micaela. . . . ¿Qué desea V, Juanico? (aparte) ¡Me dan ganas de pasarme de la raya!

Es preciso que preparemos pronto á Teresita, por que yo deseo casarme esta misiµa semana. ¡Esta misma semanal

'l'.

M.

J. T. J. M. T.

M. T.

J.

M.

T.

J.

T.

M. J.

M.

J. T.

J.

Sí.

M.

T. (á

J.)

J. (á T.} M.

-

J. (á 't.)

M.

T.

,

(aparte) ¡Qué contento se va á poner José cuando lo sepa!

Pero si ya hoy es viernes.

Pues para el domingo puede prepararse todo. . (aparte) Si no fuera por pasarme de la raya le darla un abrazo, pero un abrazo muy fuerte, muy fuerte.

Sí, podemos casarnos el domingo. [aparte] ¡Está loco con la chica!

No me opongo; si esa es la voluntad de usted le complacer~ con gusto.

-411

M.

J.

M.

. J. M.

J.

[aparte] Muy bien dicho.

Es mi deseo, y le doy á V. mil gracias por haberme ' complacido. [aparte] ¡Qué amable es! Cuando digo que 110 pare. ce hijo de una verdulera!

Tome V., 00ifa Micae-la. [le presenta un paquete de lnlletes) · (con asombro) ¡Cómo! ¿qu~ me .da V, Juanico?

At¡uí hay doscientos pesos para que prepare á Tere~~

1

T.

~

Laparte] ¡DoM:ientos pesos! . [aparte á T.] Nos pusimos las botas [á fu.ami:o] M. Eso es muchísimo dinero. .

V; y si algo falta, puede mandar á la Gástelos J. tienda por lo que necesite. (aparte) ¡Este hombre es millonario! , M. qué tanto dinero? ~ ·Para T. [á J.] [aparte á T.] ¡Boba! (á J.) Eso diga yo ¿para <¡Ué M. tanto diheto?

No es mucho. l J. Siendo yo tan pobre no debo aparecer como una reiT. na la noche de nuestro casamiento.

• 1\1. [aparte mzey contenta] ¡ Doscientos pesos! Con ellos prepararé á la novia, á la madre d~ la novia y al padre de la novia, porque hay que decir la vetdad: no tenemos más ropa que la que llevamos puesta.

J. (á T.) ¿Y qué más tiene una reina que usted?

T. ¡Juanico!

Mire, Teresita; usted es la reina de mi corazón que J,. la idolatra. ¡Oh, Juanico, Juanicc, qué bueno es V. conmigo!

T. [aparte] ¡Inmejorable! ¡inmejorable! ¡No, si no pueM. de haber en el mundo otro Juanicol Es que V. merece que se la quiera mucho.

J. T. Y usted también. ¿Yo?

~.

M. J.

T.

J.

Sl. (aparte) ¡Y no es poco lo que ¿Me amará V. siempre? ¡Siempre! ¡Oh!

qui~re

á la chica I

•

. -42-. (~parte yéndose) Hay que dejarlas gozar con ente. ra libertad. (al lltgar á la puerta vuelve la vista hacia ellos y dtce] ¡Qué guapo mozo y qu~ respetuoso con la éhica!

No, l<? que es Juanico no se pasa con ella de la raya!·

·'

•

/

..

.·

-....

. .

1

ESCENA XII 1

..

~

J

/uani&J y Teresita.

J.

T.

J.

T.

. J. T.

-

.

J. ,,.

1

1

¿Con que el domingo nos casamos?

El domingo.

1 ¡Cuánto deseo ese día! Me parece que va á ser el más venturo5o de mi vida Yo tam,bién lo deseo, porq~1e sé qu.e á su lado de V., .] uanico, he de ser feliz.

Lo será, se lo· prometo, 'l'eresi ta .

Gracias, gracias. (aparte) ¡OioJ quiera que Tomás ~uarde silencio (apa1 te) Es bonita, es buena, ho ha tenido novios, no ha amado l nadie mas que 4 mi ¡qué" dicha! Al fin voy á ver realizados mis deseos.

· -4 Tom.

T. J.

~Tom.

T.

·1.

Tom.

J.

T. Tom.

J.

T. Tom.

J. ESCJ1~NA

XIII Tom.

T. 7'eresíta, Juanico, Tontás, Mtcaela y fose.

'rom.

'.r.

Tom.

J.

. T. Tom.

T.

J.

Tom.

T. J.

(entrando por el foro) Aqul estoy. (al verlo) ¡Cielo.! (al 11er á ]t¿anico) ¡Juani~ol ¡mejor! A el le entrega· ré las prendas. ¿Qué desea V., Tomás? ¡Dios mio! .

He! sabido que V. se casa con Tere~ita; y como · yo la aprecio mucho, vengo a traerle á v. algnna~ t>rendas para que se las regale en mi nombre. . (apa1'te) ¡Qu' malvado! · ¡No comprendo . . • 1 Mire V.: aqul hay una de ellas (saca de una cajüa - que traef'a tonsig'o, un paqttete de cartas y se lo da á Ji1.anico) (a! verlo) ¡¡Mis cartasll (&ógie11dolo) ¡¡Un paqude de cartasll

J. Tom.

T.

M.

T.

J.

~J.

T.

J.

Tom.

J. M.

/

[enseñando un pañt,elo] Otra. ¡¡Mi pañuelq!I · : Q (cogiéndolo) ¡¡Un .pañuelo de serla_l! ¿Qué significa esto? . (enseñando un rizo) La última prenda. ¡¡Mi rizo1! ¡¡Un. rizo!! Digame V., Tomás, ¿que sig~ifica esto? (sonriendo) Ya le he dicho á V.; aprecio á · Tere~ita y . . . / . . . ¡Usted se burla de mí! (aparte) ¡Qué desgraciada soy! · No; pregúntele á 'reresita, y verá como ella le dice que yo; la quiero mucho.

Teres1ta, expliquese V.; hable V. por favor . . . ! ¡¡Oh Oios!I [aparteJ ¡~o se casará con Juanico! .

Es preciso l!ue yo lo sepa todo. Estas cartas me dirán lo qne ustedes se empeñan en negarme. [Rompe la cinta con que están atadas las cartas, coge u11a, y 1 se pone á leer] [ á Terestta] No llore V.; por eso no dejará ele casarse J11anico. ¡¡ 'NHser~ble 11 (min~ndo'lo~·) Ya comprendo. ¡Eran novios los dos! ¡¡Y se han besado!!

Teresita. . . . ¡Quite usted! (c11trando) No sé donde guardar estos billetes (los traerá en las manos)JC6mv! ¿qué tienes? ¿poi- qué lloras, hija mía? (a 1 verá T<nnO,s) ¡Ah, pícaro de Tomas!

Le ha enseñado las car.tas a Juanico. [ap] ¡Qué suerte que lo he sabido antes de casarme! (á Tomás amenazándolo con una si'lla }· ¡Largo, largo de aquí si no quieres · que te rompa ·esta silla en la cabezal ( amstada) ¡Mamá.! ¡Señora! ( ap) Me voy; ra 'estoy vengado (se va por el forq rie11dose d carcd;'adas) Me han engañado ustedes.

Yo . . . (ap) ¡A qné me pide los doscientos pesosl

-46I

J. T. M.

J.

Jose

J.

M.

Jose J. M.

José

J.

~.

T. José M.

José J. •Jose.

M.

T. José M.

·J.

iCon que Teresita no tenia novios? ¿Coµ que no había amado á nadie más que Aml? . · {suplt"canlé) ¡ Juau ico 1 · ,, Nó se eneje V. (ap) Tendré que darle los billetes..... .

No, si no me enojo; aJ contrario, me alegra haber sabi~o A tiempo que Tomás y Teresita han sido nov,1os. (muy contento por el-foro) Aquí estoy con las sardinas, las cebollas, el vinillo y el pan. (Esta última palab,-a la di,-4 al llegar á la puerta) . ¡C~mo! ¿V. aquí, Juani~o? í deja lt; carg11 encima de la me;a] Mas ¿qué le pasa á ~eres1ta? ¿Por qué lloras, muJer? (viendo las cartas) ¡Si esto parece mentira! (á ]osl apa1te) HiJo, se nos escapa el pájaro.

No me .digas. [ ap] Debo irme; de esta casa.

Iá josl] ¿No le ves que serio? Ha ~hielo que Teresita y Tomás han sido novios. ¡¡Virgen San.tísima!! [á Teresita] Tome V. sus prendas, y sepa que todo ha concluido. [á JoséJ Escucha, hijo, escucha. ¡Por Dios, Juanico, mire V. que le amo! si, si, le ama.

Le adora. ¡Le idolatra, Juanico, le idolatra!

No puede ser: ustedes han tratado de engañarme como si fuera un niño, y es preciso sepan que soy un hombre, un hombre que piensa.

Lo sabemos, Juanico, lo sabemos; V. es un hombre que piensa, que discurre, que . . . . (ap) No encuentro mas nada que decirle. ¡Maldita cabezal M'e dan ganas de darme un cocot:azo.

Déjate de lloriqueos, y mira si puedes. ablandarle el corazón. (llota111io) Todo será inutil.

Dis~nseme V., Juanico.

Sí, dispénsenos usted.

No debe uno casarse con ninguna mujer que haya tenido novios, porque las mujeJ"CS1 especialmente las jóvenes, son muy bondadosas · con los hombres á

-47-

T. J<>sé

M. J.

M .•

Jose M. José

M. José

M.

}OSE

J. T.

M.

J.

M-.

J.

T.

}OSE

T. J. }OSE

T.

J~K

T.

J~E

M. J.

quienes aman: ahi teneis la prueba en vuestra hija; se ha dejado besar de TQmás. . [ap] ¡Qné vergüenza! [á lrlicae/a] ¿No te dij~ que se había pasado de la raya? ¡Ahí lo tienes! ,. (á Juanico) ¿El bribonazo la ha besado?

Aqui en estas cartas' lo dice. ¡Qué atrevido! ¡Pasarse de la raya corf la chica!

Se pas6, hija, sepa~, y . tu tienes la culpa ¡Yol bastante que los he velado.

Confiesa que no has hecho bien la mosca. [toeána'ose un ojo con el Indice de la mano derecluz]

¡Los he velado, Jose) ¡No has hecho bien la mosca, mujer!

Vamos, vamos, dejame . qqe ese pkaro de TomAs me tiene la cabeza trastornada.

Bueno, bueno (aparte) , No se pueden dejar solas las chiquHlas. .

Además ¿qué necesidad ten1a de regalarle á Tomás un pañuelo . · . . (llorando) ¡Oh! • . · (á /osé) ¡Un pañuelo! [á Micaela] ¿N.o le habrá regalado otra cosa . . . ?

Yo no creo.

Uu rizo . . . ¡Ya c~fo es dema.i;i~do su.frir! . . . . ¡Un nzol [á Terestta] Mt!a, htJtta, d1m~ la verdad: ¿tu no le has hecho á Tom:\s otro regahto . . . de más valor . . . más impor~nte · · que ,el pañuelo y el rizo? (llorando) No, papá. (aparte) Un pañuelo, un. rizo, unas cartas,, un beso . . . No, yo no debo casarme con Teres1ta!

Te pregunto para hacer la just~ reclamaci~n de . : ! [llorando] Yo n·o le be dado mas que aquello [indica los objetos que tiene f uantco] ¡CQJllo! ¿que es aquello?

El pafiuelo y el rizo ¡Ah! ¿Lo ves? [aparte] ¡Quién lo hubiera creldot

..

'

. -48-

M. ]OSK /

M.

J:

T. M. • '

]OSE

J.

M.

T. ]OSE

J.

T. M. ]OSE

J.

¡N;o es tan tonta la

chica!~

,

_,.

~nSéñala á ser lista, porque los pollos d~ hoy dia son ~omo las sanguijuelas; si llegan á pegarse sacan san- •

gre, bija, sacan sangre.

Pues lo que es á Teresita no me la chupan, no, no me la chupan: (a/arle) Nada, nada. porque Tomás le pidió el pañuelo, aht va el pañuelo; porque se antojó del riz0, _ ah1 va el rizo. Y si Tomás, que goza fama de malo, hubiera tenido el atrevimiento de . . . • ¡bah! ¡bah! dejemos esta cuestión que me hace daflo. Teresita, tome V. sus prendas. ¡Oh! ( á José) ¿Habrá que! entregarle los billetes ? iQné billetesl Tómelas V. (ensefla11dok á José los billetes) .Est~ que me ha_bía dado para preparar a Teresita. (al coger las prendas) Juanico, por Dios, cómpadézcase de mí. (á Micaela) No seas boba, mujer, no los afloje.

Dou José, pueden ustedes quedarse con los doscientos pesos que le di á Doña Micaela para preparar á Teraita. (aparte) ¡Qué generoso! (aparte) ¡Del lobo un pelo! · . ¡Gracias, Juánico, gracias!. ¡Es usted un ángel1 No, el ángel mírelo usted ahí ( tnd1Ct111do á Teresita) .¡Ustima que ~haya dejado besar de ·un diablo!

Hasta luego, ~flores, hasta luego. (vasepo1 el/oro)

/

/ ESCENA UI. . . TJMA

' J.

M.

. J.

T.

J.

M. T.

J.

M.

..

J.

M.

•

--

,,

J.

M.

J.

.

M.

I

•

josl , Micaela y Teresita. ·

¡-Ese pícaro de Tomás tiene l.a cu~pa! ¡Si lo cogiera le sacarla los OJOS! ¡ Y yo la lengua ! .

Yo soy quien tengo la culpa por haber. sido eon ~1 tan complaciente. ¡Pobrecita! (a M) PregUntale si. quiere comer a~~º· . ¿Quieres comer un poco de sardinas con pan, b1Ja.? (yendose. por la tlt!1cclt.a) No deseo nada.

Déj'ala, que luego comera. ·Me da pena! ~y los biJletes, mujer?

Aqui están.

Trae, trae. ~ Toma, hijo, toma.. ¡Oh, Juanico, Juamcol ¡Qué lásllma que no hayas podido ser mi yerno!· Sí, es una lbtima que , no le hayamos a,•••~

Sl oclrron. Co lif. :

-- -roJ.

M.

J.

M.

J.

M.

J. ;

M.

J. M.

J. :P,f.

J.

M.

J. M.

J. ·M.

J.

M.

t

J. M.g.t"\

J.

M.

¡Por ese pillo! ¡Por ese vagabundo!

La ·suerte que no hemos quedado muy mal.

Esa es fa suerte.

Tenemos doscientos pesos en billetes; tres pesos más aqui (tocá1fliose el bolsillo del chaleco} y tsa alforjita qne .e stá sobre la mesa. ¡Si somos ricos, mujer, si somos ricos! ¿Y qué piensas hacer con ese dinero? ¡Toma! darnos gusto. Mañana mismo compraremos un lecb6n, pero un lechon bien grande y bien gordo, lo prepararemo~ con arroz, y á comer hasta que la barriga diga basta; pasado mañana un pavo, un chivo, y así todos los dfos un potaje diferente.

Me parece buena idea. ¡Hemos pasado tanta hambre! ¡Tanta hambre! Pero ¿qué hacemos, mujer? Mira lo que nos está· esperando (üzdicando lo que hay .wbre !a mesa.)

8í, comamos que está la mesa puesta. ¿Le mandamos algo á la comadre Dorotea? . ¡Ca, mujer: no te ocupes! Mañana, cuando compremos el le~l16n, le mandaremo~ el rabito.

No, señor, el rabito es mio.

Pues las orejas. ¡Qué disparate! Las orejas me las como yo. ¡son tan sabrosas!

• Pues e'l mondongo . ·. . ¿Él mondongo? ¡Eso sí que no! el mondongo es u.n bocaao excelente. [aparte] Parece qµe mi mujer se quiere tragar_ lodo el lechón.

• Yo me encargaré. de prepararlo con papas, con garbanzos, con .... ya. ya v.erás qué gustazo vas a darte mañana.

P ¿Y que se le mandará ·á la comadre Dorotea? ¡Eh! no faltará que mandarle Un par de tripitas, cualqttiér cosa~ hijo, cualquier cosa.

Bueno, bueno, á comer sarqinas se ha dicho.

Eso, eso. .

Voy á servirte antes una copa para que puedas abrirte el apetito. (la Jt'rve) Comeré ·con mas ganas. (

J. •

M.

J.

M.

J.

M.

J.

M.

J.

M.

J.

M. J.

M.

J.

Toma, es un vinillo blanco superiorlsimo. (Mi'caela coge el vino) ¡C6mo que ha costado cincuenta centavos la botel1a! (si'rve otra copa) Yo me tiraré al · cuerpo esta copilla. (lo hace) (dpurando la copa) Hombre sí, tiene buen ·gusto.

Ya lo creo. ¡A mí me sabe Agloria! ¿Quieres otra copilla, Micaela?• [ sirvümdolaJ No, despues gue comamos. .

Pues yo mera tiraré al cuerpo. (después que se la bebe) ¡Que vino tan delicioso! He de comprarme una·, barrica! (al ver qtte Mi'caela- coge un bollo de pan y una lata de sa1 dinas) Come, hija, come, que yo voy á hacer lo propio.

No, eso es para Ter~sita. / Espera, espera; vamos á llevárnoslo todo para allá, y así comeremos juntos.

Mejor es.

Toma el pan ..... (cogié11dolo) El pan / Las sardinas . . . (cogil11dolas) Las sardinas.

Las cebollas · (cogiéndolas) Las cebollas (yéndose) ¡Pobre Teresita! ¡Es una lástima que no hayamos podido casarla con · · . el hijo de la verdulera 1· Yo cargaré con lo mejor: el vinillo; pero antes me tira. ré al cuerpo otra copilla á la salud de Juanico. (se la sirve, y después di!" m:irar con alegría la copa, dtce en voz alta al pttblico:) ¡Ea! ¡á la salud de Juanico el hijo ·de la verdulera! (bébese el vino y vase por la. derecha diciendo) ¡Salud, Juanico, ¡Salud!

TELON RAPIDO

•

·.

..

Esta obrita ea propiedad del autor, y nadie podri. reimprtmirta ni repreeentarla sin 8U permleo.

,

•