Diálogo (sept. 1993)

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Por Mayra

Santos

Del placer sexual yla virginidad virtual

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ace unos ai'tos la socióloga y epidemióloga lneke Cunnmgham publicó un estudio estadístico que decía que la incidencia de SIDA aumentaba entre la población universitaria en UPR-Río • • • • Piedras. por la popularidad de una • práctica que a primera vista suena a realismo mágico: el sexo anal sin protección como medio para conservar la virginidad. Fácilmente este dato se puede despachar como brutalidad extrema. alienación a la quinta potencia, locura suicida. Pero visto el dato más d e cerca empieza a delinear contornos de síntoma. Definitivamente. este tipo de práctica sexual responde a unas concepciones y unos sentidos propios del Puerto Rico contemporáneo y cotidiano. Las personas que vemos cómo el neoliberalismo está reorganizando la "vida privada de todos los individuos de este planeta ( y Puerto Rico la última vez que yo cotejé era parte del planeta Tierra) no podemos zafarnos de cosas tan terriblemente complejas e iluminadoras como esta estadística. Y es que la culpa la tiene el cuerpo. Hablando sobre el vedetismo de los años '20, el cronista mexicano Carlos Monsiváis argumenta que "la eficacia sonriente de la vedette acostumbra a proteger su independencia con las sumisiones que haga falta ... ceder sin conceder, coquetear sin prometer amor. asegurándose primero. de la indiscreción colectiva"( 1981 ). Me parece entonces que la estadística que descubre lneke . Cunningham revela cómo la independencia sexual de todos los subalternos -es decir, de aquellos que no tienen el privilegio de la heterosexualidad patriarcal- se paga con todas las sumisiones que hagan falta. Y así se cede la retaguardia sin conceder el frente. se coquetea con la muerte sin prometer morir de amor, se procede como si todo esto estuviera envuelto en el amplio silencio, pero a gritos. Todo el mundo sabe pero nadie se supone que diga , y esto es parte esencial que define una de las prácticas sexuales y por lo tanto sociales del Puerto Rico contemporáneo. La liberación sexual parcial está determinada por la urbanización e industralización (la ciudad y sus pequei'tos espacios de gran anonimato). la inc lusión de la mujer en la esfera de producción y servicio (relativa independencia económica) y sf, la colonización (que es a la vez, dependencia, industrialización parcial y precaria, congelamiento de conductas viejas positivas y negativas. la movilidad de la migración y contacto con actitudes y prácticas progresistas de los sectores oprimidos dentro de Estados Unidos). Liberación parcial existe por las sumisiones que la mantienen. Este cuadro tarde o temprano cobra sus muertos. Los está cobrando ahora con la epidemia del SIDA, que un amigo, el activista y escritor Moisés Agosto, define como producto del otro síndrome -el Síndrome de Colonialismo ,, Adquirido- que lamentablemente es tan mutable y complejo como el otro. Por falta de trabajo serio varias instituciones han efectivamente utilizado el SIDA para crear un discurso que va mano a mano con las doctrinas del neo-liberalismo (la privatización de todos

sectores públicos). Como resultado, se ha privatizado aún más el deseo -lo ha vuelto algo que sólo se hace en familia. en la privacidad más privada del cuarto y/o bajo el sacrosanto contrato del matrimonio (eso a vista pública). Mientras tanto se comercializa el deseo hasta volverlo aberración. La aberración del deseo lo privatiza aún más, lo vuelve consumo subterráneo y tema de susurro. Así se maximizan las ganancias mientras, más represión, más ventas de pornografía, más programas eróticos para computadoras. Se abren ilimitadas líneas de sexo por teléfono, incontables redes XXX de comunicación electrónica, la tensión aumenta en bares y esquinas -pero la acción se lleva a cabo en callejones y moteles cada día más caros, más apartados, más peligrosos. La ecuación sexo=muerte la provoca el silencio y la represión , aliados de la epidemia del SIDA y del hambriento sistema del mercado que comercializa hasta la partida al otro mundo y las incertidumbres morales. Los movimientos feministas en Puerto Rico nunca se ocuparon mucho de crear un discurso sobre la sexualidad que contrarrestara a las palabrotas de doble filo del discurso puritano sobre el cuerpo y el deseo. En su gran medida, las luchas por los derechos de las mujeres reobjetivizaron el cuerpo femenino en uno de dos polos --0 como productor o reproductor (trabajo o maternidad) o como víctima de abusos de peder. De esa manera casi todo el feminismo del país se

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dedicó a una muy necesaria crítica de la dualidad que define a la mujer como puta-virgen, .madretrabajadora. Pero se dejó de lado el estudio de la mujer como sujeto/ob¡eto del deseo precisamente (sos.pecho yo) por las acusacione!: que siempre enfre~tó este movimiento de ser de extracc1on. foránea (y par lo tanto otro producto de la coloni~ -<:orno s1 el nacionalismo no lo fuera- que deb1a ser evitado en aras a la supuesta "pureza". de.tos procesos nativos No es que no haya habido intentos de análisi~. talleres, charlas. sí hubo. -sobretodo en los '70. Pero en última instancia, hasta el feminismo dejó el cuerpo en el closet por no buscarse más problemas. Por otro lado. las agrupaciones gay de Puerto Rico también han sido forzadas desde dentro y desde afuera a dejar el cuerpo en el closet. Por la homofobia de derecha e izquierda, se ha permitido (de nuevo) que esta identidad sea completamente determinada por factores externos sin siquiera intentar una interpretación de los cambios que opera cuando entra en el contexto puertorriqueño. El mantener y empujar hacia el silencio el tema de la homosexualidad ha contribuido a darle sentido a la asimilación como la única forma de buscar la aceptación que no se encuentra en el país propio. U.S. are us, piensan muchos. Esto, obviamente es una trampa. Basta recordar nada más los gaybashings (otro deporte americano) y Stonewall para d espabilar cándidos. Pero los homosexuales puertorriqueños que quieren seguir siendo ambas cosas se ven obligados a restring irse a lo privado y ya, como si lo sexual y el resto de la experienica humana no estuvieran conectadas; como si tirar un polvo no tuviera nada que ver con querer que el mundo sea más amable. más placentero, más justo; como si el placer no tuviera nada que ver con el país. El goce sigue siendo lo innombrable. Ha habido pocos intentos actuales por crear un foro que permita un análisis de los detalles del silencio. Este silencio al detal sobre el deseo y sobre el cuerpo sexualizado de hombres y mujere.s es tan evidente, tan alborotoso que ya se va erigiendo como un signo de los tiempos. De una m~nera más simbólica las prácticas sociales y publicas sobre el sexo reflejan las prácticas sexuales de esas universitarias que protejen su virginidad (es decir su aceptación pública y su valor en..el mercado s imbólico social) dándole "la espalda al place.r (lo que no es lo mismo que ~egarlo ;i no part1c1par de él). Lo único que en los 90 ese darle la espalda" al cuerpo y con el cuerpo cobra sus muertos. Tomar en serio el tema del cuerpo y del placer es adentrarse en lugares que réclaman la libertad total. Discutir el goce es acto transformador. Es un retoma_r el placer y las partes placenteras en la geograf1a del cuerpo, no dejar que éstas se conformen sólo desde afuera, por la religión, el poder int1tuc1onat, por el comercio, inclusive por una puritana moral socialista ... El análisis y la práctica cot1d1ana del deleite es otra trinchera desde la cual pelear por una suerte de liberación. DANDOLE EL FRENTE Y LA ESPALDA (SI SE QUIERE) AL Pl.ACER Y RECONOCIENOOLO COMO OTRO INGREDIENTE NECESARIO PARA LA VIDA NO ~TUAL SINO LA REAL, LA TOTAL y PARA


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