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«Un buen libro de texto debe tener buen papel, tiene que pi pon
tener buenos elementos gráficos (ilustraciones y
fotografías) porque esta generación de niñosy
y pico de mil alumnos y realmente trescientos colegios. Nosotros estamos en ambos merca-
adolescentes es absolutamente visual, y debe ser corto. El
dos con los mismos materiales porque Puerto ii
Rico tiene la ventaja de tener una escuela pú-
Miguel Tapia
blica de un nivel lo suficientemente alto como
buen texto debe ayudar al maestro en su quehacer en el
RAE
para que no nos agarre una doble oferta -como
salón de clase y al estudiante para que pueda ser
puede pasar en algunos otros países donde hay un mercado público más pobre o:con menos
autónomo, y debe servir de facilitador al niño. Pero sobre
recursos y un mercado privado más rico que a veces demanda productos diferentes-. Los parámetros para todo el mercado lo establece el DE que aquí marca las pautas a seguir en los procesos educativos». Para cumplir con esos parámetros simplemente «hacen el libro que el mercado demanda. No pretendemos en ningún caso arrogarnos de algo que no nos corresponde. San-
todo, el libro debe hablarle al estudiante». unos informes anuales o de qué importaste, qué pro-
- cuanto a precio, pero de momento la mayoría de las obras las im-
año?”, nadie te dice.»
sentado, hace libros para cada país, es decir, tios. Primero, por respeto hacia la educación
Los excesos
Patricia Gutiérrez
delos profesores y de los estudiantes pero, segundo, como una estrategia empresarial, con
lo cual nosotros hacemos los libros con todos los referentes que
«¿Por qué no hacer libros bonitos?», pregunta Gutiérrez. «Por lo menos que sea un libro lindo y
no es que se vayan al otro extremo de las editoriales de Estados
haya en donde nos ponemos a escribir el libro. Entonces sí tenemos, aparte de un departamento editorial bastante numeroso -
Unidos. Tomemos como ejemplo un libro de biología, de 899 páginas, con un papel de brillo impresionante, con fotos a colores más
tanto en cantidad como en calidad—, tenemos una serie de cola-
impresionantes de cuanta amiba y cuanto organismo y célula, para
boradores externos que nos apoyan en determinados casos por-
un curso escolar de 180 días. Y no es que yo no crea en tener la foto de la amiba, tiene que estar. Pero, en 180 días no vas a leer 899 páginas, y el libro cuesta $79.95. «Y es muy probable que si al final del año descubrieron la cura para el sida, se inventen una edición nueva para que nadie pueda revender ese libro y mamá en vez de dárselo al hijo que le sigue tendrá que comprar otro libro por $79.95 que sólo cambió un pliego de ocho páginas. Y ponerle a la lista de libros escolares: edición
que no podemos con todo. «Elaboramos el libro a partir de ahí, lo escribimos aquí, lo pintamos aquí, lo ilustramos, lo fotografiamos, lo terminamos. ¿Cómo lo hacemos? Digamos que la editorial tiene aquí lo que es el equipo básico de la confección de los libros y el resto son colaboradores externos que en general en muchos casos acudimos a profesores universitarios, maestros de primaria o secundaria y buscamos los mejores expertos que pueda haber para darle el
del 2001. Eso abunda tanto y entonces nos quejamos de las fotoco-
nivel requerido al libro y aquí lo que hacemos ya es una labor de edición.» Y cuando hablabas de los colaboradores y de la gente que trabaja aquí en la edición y redacción de los textos básicamente ¿son gente de Puerto Rico que conocen la idiosincracia y la cultura nacional?
pias, pero es que nuestras prácticas las han fomentado.»
«Nosotros no mantenemos ningún colaborador que no sea local. Es decir, nos consideramos una editorial puertorriqueña y
lo somos de hecho, no sólo legalmente sino que salvo una perso-
na, todos los que trabajan en esta oficina son puertorriqueños. Los colaboradores yo diría que es casi obligado que sean puerto-
rriqueños, por miles de razones pero vamos, yo creo que son obvias.»
Sobre la impresión local ¿Se reducen los costos? «Más que nada la calidad», manifiesta Patricia. «Cuando tú sirves a un mercado escolar con textos tienes que garantizar que el libro va a durar un año sin que se le descomponga alos niños. En Puerto Rico,el perfect binding que están usando se tuesta con el clima, no sé si es falta de oficio. Creo que hacen
falta mejores maquinistas, técnicos de imprenta, mejor maquinaria que han ido comprando pero como no existe una industria sóli-
da del libro, las imprentas aquí sirven al mundo de la publicidad,
viven de hacer brochures, mucho afiche y poco libro, realmente viven de hacer shoppers.
«Cuando un maquinista tiene que hacer un libro no es lo mis-
En busca de datos Patricia Gutiérrez, quien sueña en algún momento convertirse en agente literario, es dueña de la casa editora Plaza Mayor que produce no sólo libros de interés general sino que también y en mayor escala, libros de texto.
Entiende que la Cámara del Libro debe certificar a los que componen la industria del libro. «Entre una de sus diferentes funciones, y tal vez la principal, debería de ser certificar a los que formamos ese mundo y el que no esté a la altura, fuera catarro.
Manchas nuestros nombre, nos echas a perder a todos, creas desconfianza entre los autores, o sea, nos desestabilizas esto.
«Por otro lado, la Cámara tiene que certificar, como en España, toda importación o toda exportación. O lo haces importas. En algún momento tiene que haber un cuño la Cámara. Esa es la única manera que se pueden crear cas, creando un mecanismo, que los papeles pasen por
primimos afuera. Lo cierto es que el sector impresor en Puerto
Rico es bueno peto caro. «Para nosotros lo primero es darle calidad al alumno que es
para quien hacemos los libros y darle calidad al profesor y a los
no hacemos libros que sirvan para otros si-
A
creo que en algún momento tiene que ser más competitivo en
manejar núméros serios. Lo mismo para el editor, para el distribuidor como para el librero. Ahora mis-
mo le preguntas a un librero “¿cuánto tú vendes al
tillana en todos los países donde está repre-
que está por encima de la media. Aunque ya se está ajustando, yo
dujiste o cuánta fue la tirada. Entonces podríamos*
aquí, o lo oficial de estadístiun sitio. Y
mo que hacer un brochure y creo que hace falta entrenamiento para el mundo del libro que se pueda imprimir localmente. El mundo de la imprenta en Puerto Rico no va a poderle servir a una comunidad local si la inmensa mayoría de los libros que compramos son de empresas extranjeras que imprimen en sus respectivos países. «El gobierno es el cliente principal de los libros de texto pero si no obliga a su suplidor a imprimir localmente es el responsable de la situación. Puede obligar al que se le adjuque la licitación de subasta y decir “el proyecto es suyo porque su libro pedagógicamente reune los criterios de currículo pero en vez de usted traerlos ya hechos de afuera, los tendrá que hacer aquí”. Puede que al gobierno le salga cada libro un dólar más caro pero algo se queda aquí. » La pregunta dirigida a Tapia sobre este tema es si Santillana imprime sus libros fuera del país. Y a ello responde que «el libro generalmente lo imprimimos fuera. Hemos impreso en España y en
Colombia. Hace algún tiempo lo hacíamos en México. De verdad no-
sin eso no puedes venderlo. Es como casi inscribir el libro o po-
sotros no somos impresores, entonces buscamos calidad y precio.
nerle el ISBN. Tiene que existir algo que te obligue a entregar
Puerto Rico tiene calidad pero tiene en estos momentos un precio
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DIÁLOGO-Zona CuLturaL/diciembre 2000
padres. Lo segundo que buscamos es tener un precio para que
podamos hacerle una oferta al mercado en el cual todos tengamos los beneficios, como-es lógico. Nosotros de hecho, tenemos una parte de la impresión muy pequeña que la hacemos en Puer-
to Rico. Y además nos parece muy bien. Pues estamos aquí, por qué no nos vamos a dejar el dinerosaquí y promover la industria local. 4 «Aparte de otros factores socioeconómicos, se gana una cosa que es en comodidad. Si usted tiene que hacer un libro en España pues en verdad es muy incómodo, que tenerlo aquí a dos cuadras. Claro que sí, se ahorraría mucho quebradero de cabeza.»
La cuadratura del círculo Según fuentes de entero crédito que prefirieron no identificarse los libreros de texto le dan-a los colegios hasta un 20 por ciento de comisión por darle el contrato de venta de los libros en sus instalaciones por uno o dos días en el verano. DACO investigó hace unos años y obligó a los colegios a entregar las listas en abril para que los papás supieran los libros en mayo y para que el librero pequeño pudiese defenderse con tiempo de las cadenas de distribución de libros de texto.grande. «La librería le ofrecía aLeolegio un cinco por cientó.de comi-
sión, cuando en el mundo delas librerías de texto empezó a haber competencia el competidórafrecía un diez, entonces él colegio se
iba con el librero que ofrecía un diez y más tarde fue un quince y hoy en día eso va por un veinte. ¿Y crees que el librero lo saca de su ganancia? Le suben el precio al libro y entonces dicen que el editor
subió el precio del libro», aseguró la fuente y procedió a enseñarmela lista que tenía en sus manos. «La dan en mayo, pero tal día y tal día se podrán adquirir los libros de este grado de tal hora a tal
hora, El libro de ciencia de quinto grado cuesta $50.88. El de gramática española revisado cuesta $27.57; el de lectura de español, $61.76; caligrafía, $7.68, y diccionario, $20. La electiva de francés, $31.33 y el cuaderno $8.22. El de inglés $55, más $10 el cuaderno. El de matemáticas, $65, la Biblia, $11 y el libro de la Arquidiócesis, $11. El total es de $360 por 675 estudiantes, son unos $240,000 los que puede vender una librería esos días en un colegio de Puerto Rico..» Cada julio los padres de niños matriculados en escuelas privadas tienen que asumir unos gastos evidentemente altísimos. Los libros están muy caros y ello supone enfrentarse con un presupuesto asediado por las limitaciones. «Cada nene», continuó nuestro confidente, «gasta trescientos y pico de pesos en libros y todavía no le has comprado uniforme,
no le has comprado medias ni calzoncillos, ni una mochila, ni libretas, ni tijeritas, ni reglas, compaces, lápices ni crayolas. Más todas las actividades del colegio, gastos de mejoras físicas, laboratorios y meriendita de tados los días.»