dia con sus problemas más comunes y entre ellos, la violencia doméstica. Ésta no se produce entre los padres de Jorge (el uno policía, la otra maestra). Ellos nos ofrecen el cuadro de la pareja que intenta levantar una familia y un futuro con escasa o ninguna seguridad económica -o lo que es lo mismola realidad de todos los días. La historia, por otro lado, no la cuenta
Un clásico revisitado a la manera
puertorriqueña (El príncipe de Blancanieves, Juan Antonio
Ramos, Grupo Editorial Norma, Colombia, 128 pp. 1997.)
¿Violencia doméstica en un cuento infantil? Y qué le hicieron a Hansel y Gretel su papá y la madrastra. Y ¿cómo trataban a la Cenicienta sus hermanas postizas? Y a la propia Blancanieves, ¿no la mandaron a asesinar por pura envidia? Ante losintúngulis de nuestra especie, el cuento de Juan
ES
Antonio Ramos, galar-
donado por Editorial Norma con el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenilen 1997, parece, precisamente, un cuento de niños. Ramos nos cuenta la historia de Jorge, a quien lo nombran príncipe por un día para la obrita que tomará escena en su escuela.
El mayor problema es que Blancanieves es Edna, la nena que le
gusta y a quien, al final del drama, tiene que besar. Mientras Jorge intenta resolver su dilema, vamos conociendo a su familia y a su comunidad, una. vecindad de clase me-
Compilan estudios sobre historias de mujeres en el Caribe
la caña de azúcar producida en el país. Aunque el número de cortadoras de caña siguió aumentando hasta 1940, éstas ha-
brían seguido «invisibles» ala investigación
Jorge, lo cuenta una voz que tutea al niño:
El volumen de ensayos prologado por la
y recopilación de la historia de vida de no ser por el trabajo de Palma. Otros trabajos incluidos son: Los discursos autobiográficos de mujeres en Cuba y Puerto Rico, de Eileen Schmidt, Teosofía y modernización: el caso de Olivia Paoli de
«Un beso y ya. Pero un beso. La maestra te
profesora Blanca Silvestrini y recopilado por
Braschi, de Mario Cancel, Las primarias de
explicó que tú sales de detrás de la cortina...
el profesor Mario R. Cancel, representa una importante contribución al rescate de la historia de las mujeres, desde las que trabajaban en el corte de la caña, pasando porlas esclavas en las haciendas del Caribe, hasta las mujeres de Ponce fundadoras del Hospital de Damas. En Sin hombre en la casa o el mito del matriarcado en el Caribe angloparlante, de María |. Quiñones Arocho, se discuten las condiciones de vida en las plantaciones de esclavos que dieron lugar al concepto de la promiscuidad negra y al matriarcado. Ante la movilidad de la población esclava que,B
la alcaldesa: apoderamiento femenino en Guayama, de Mary Frances Gallart, Las mujeres y la higiene: la construcción de “lo
Te paras al lado de 'Blancanieves' que está muerta... y le estampas un beso». La voz narrativa nos muestra las inquietudes, los sentimientos, lo que Jorge no comprende y que pasa a su alrededor y desde una perspectiva que comparten. Esta voz y los personajes, por otra parte, hablan en el más característico lenguaje cotidiano en Puerto / Rico, algo que a mi hija de 11 años le llamó particularmente la atención. El cuento presenta temas que en algunas ocasiones se censuran ante la presencia de los niños o en lo que se escribe para ellos. Ramos presenta, por empleo, las discusiones entre los padres, la tensión entre el papá de Jorge y la abuela materna y lo que ésta le cuenta a su nieto sobre espiritismo. Algunos padres pueden considerar estos como temas de adultos, pero los niños poseen más entendimiento del que los grandes nos creemos, y en esta historia, funcionan particularmente bien. Contrario al clásico -que posee un final feliz- éste termina haciéndonos pensar y apela a nuestra sensibilidad de adultos y a la de los niños en las edades para las que fue publicado (de nueve años en adelante).
(Historia y género, Vidas y relatos de mujeres en el Caribe, Mario R. Cancel, compilador, Editorial Postdata, 126 pp., 1997.) 2
daba lugar a relaciones de familia interrum-
social” en San Juan, 1880-1929, de Ivette Rodríguez
Santana.
Además,
de Thamar
León está, Ángeles de la caridad: mujer y beneficencia en Ponce, 1855-1885.
No llores por nosotros, ensayos sobre Puerto Rico y el escritor (No llores por nosotros, Puerto Rico, Luis
Rafael Sánchez, Ediciones Norte, Hanover, EE.UU., 244 pp., 1997.)
pidas, los esclavos establecieron su propio código de identificación afectiva en el que la madre, por encontrarse más cerca de los hijos durante un periodo más largo, llegó a ocupar un lugar prominente que desestabilizó el concepto del patriarcado.
Esunlibro de ensayos de lenguaje fuerte y a la vez, culto, útmico y contundente. De este conjunto de miradas radiográficas que como bien dice el autor, pertenecen al género de la madurez. Sólidos en cuanto a propuesta intelectual, cosmopolitas, cultos y retantes, estos quince ensayos prosan sobre Puerto Rico y las reflexiones del autor sobre su aproximación a la literatura (que para él constituye -primordialmente- otra forma de vivir a su país).
Otro ensayo interesante es el de Janis Palma, Vienen tumbando caña. Aquí la historiadora investiga los censos de las poblaciones cañeras, donde sólo en 1910, 787
mujeres laboraban en el corte. Éstas han pasado «inadvertidas», según el prólogo de
Silvestrini en la abundante literatura sobre
Puerto Rican Voices y a perspectiva crítica Por Maribel Ortiz-Márquez
literatura, y que puede encontrar en el texto una bibliografía actualizada de cada autor/a
lores Hernández desde su página literaria
respecto a los textos producidos allá y de
Car-
poco tonocimiento en la isla. Puerto Rican Voices in English... apunta hacia un creciente interés de la comunidad de la isla en conocer las letras puertorriqueñas de la diáspora. En los últimos dos años, los que residimos acá (la isla) hemos tenido la opor-
men Dolores Hernández, acaba
tunidad de escuchar trabajos críticos y lite-
de publicar el libro Puerto Rican Voices in English. Interviews with Writers, una colección de entrevistas que, como señala el fítulo, consiste en voces de la literatura puertorriqueña en inglés. El libro, publicado por Praeger, recoge catorce entrevistas que Hernández le hizo a escritores puertorriqueños que han vivido y, en
rarios sobre este corpus. Pudimos apreciar
(Puerto Rican Voices in English. Interview
with Writers, Carmen Dolores Hernández, Westport, Ct.: Praeger, 1997, 251 pp. ISBNO0-275-95810-8) a periodista puertorriqueña
algunos casos, nacido en los Estados Unidos y que han escrito su obra literaria en ese país. Estos son: Jack Agúeros, Miguel Algarín, Sañdra María Esteves, Victor Hernández Cruz, Tato Laviera, Nicholasa Mohr, Judith Ortiz Coter, Pedro Pietri, Louis Reyes Rivera, Abraham Ro-
dríguez Jr., Esmeralda Santiago, Piri Tho-
me parece que es una lástima dado que, independientemente del público que se tenía en mente, siempre habrá aquéllos que van en busca de algo más, especial-
y una bibliografia menor sobre los que se
consultaron en la confección del mismo. Tanto los lectores de Estados Unidos como
mente en la introducción. Más aún, las voces escogidas (catorce en total), que en su mayoría reflejan sufi-
los lectores de Puerto Rico podrán disfrutar en las entrevistas del humor y la ingeniosidad que caracteriza la poesía y el teatro de Pedro Pietri; de la inconformidad de Abraham Rodríguez Jr.; de la diversidad de experiencias que engendraron los textos de Judi-
el creciente interés en el estudio de todos
ciente diversidad para complacertodos los gustos, sólo reflejan una producción ya establecida (con la excepción de Abraham Rodríguez Jr.) y obvian otras, como Martín
los ámbitos de la «experiencia puertorriqueña» tanto en la conferencia de los Estudios Puertorriqueños (celebrada en octubre de 1997), como en las lecturas de poemas que
th Ortiz Cofer, Nicholasa Mohr (galardonada
Espada, Carmen de Monteflores, Aurora
con «The Hispanic Heritage Awards») y Víctor Hernández Cruz; y de escuchar de sus propios actores el recuento del inicio del
hicieron Judith Ortiz Cofer, Víctor Hernández Cruz y Tato Laviera (y el ensayo crítico
«Nuyorican Poet's Café» (Miguel Algarín y la voz disidente de Pedro Pietri).
Levins Morales, que le dan espesor a ese - mosaico de voces que se pretende abarcar y que apuntan hacia una dirección insospechada: aquella que anuncia la presencia de otro corpus liminar que convierten «lo puertorriqueño» en un espacio sumamente problematizado, espacio donde se debaten varias formas de inscribirse en esa generalidad.
de Juan Flores «What's in the Menu») en
Sin embargo, dado la presencia de una
abril de 1997 como parte de un ciclo de
creciente teorización sobre la multiplicidad
conferencias titulado «Literatura Puertorri-
de las experiencias migratorias y dado el carácter cada vez más contestatario del
queña en los Estados Unidos: La realidad
sentido que se le otorga a «lo puertorriqueño», como ha demostrado el reciente libro
sin explorar en Puerto Rico» co auspiciado
por el Programade Honorde la Universidad de Puerto Rico y varios departamentos de inglés en toda la isla. Dos años antes, el mismo Ateneo Puertorriqueño y su sección
Para concluir, celebro el esfuerzo de
y
Carmen Dolores Hernández de difundir entre un público no iniciado (tanto estadouni-
Ramón Grosfoguel Puerto Rican Jam, (en-
dense como puertorriqueño) los autores
tre otros), me parece que el libro no respon-
que están constantemente redefiniendo el lebro más la posibilidad que me ofrece la
editado
por
Frances
Negrón-Muntaner
corpus de las letras puertorriqueñas, y ce-
mas, Edwin Torres y Ed Vega. Con la excepción de Judith Ortiz Coter (quien: radica en Georgia), Piri Thomas (quien actualmente se encuentra en California), y Víctor Hernández Cruz (quien vive actualmente en su Aguas Buenas oriundo), el restode los entrevistados son
de historia habían presentado una mesa redonda titulada «Desde las entrañas: Ter-
. . de a los intereses de un/a lector/a más especializado/a (no tiene por qué hacerlo)
tulia con Neorriqueños» (9 de diciembre de 1995) con la participación de Juan Flores,
en parte porque la mayoría de las preguntas dirigidas a los autores reflejan todavía una
Roberto Rodríguez, Miriam Jiménez y Petra Allende. Todos estos eventos, incluyendo el. libro de Hernández, se insertan en un verda-
preocupación
haya servido de base para dirigir la conver-
ensayista uruguayo Ángel Rama, sigue te-
niendo en sus manos una importante labor en la medida que configuraun corpus y le
por demostrar
el carácter
puertorriqueño de los mismos. Que esto no
escritores radicados en Nueva York. La
dero «Puerto Rican Renaissance», un rena-
sación en otra dirección me parece que
mayoría de ellos cuenta con una obra literaria extensamente difundida a través
cimiento de la cultura puertorriqueña de los Estados Unidos.
demuestra
de antologías y libros, y puede decirse que
En este sentido, el libro de Carmen Dolo-
son
representativos,
en
su mayoría,
el marco conceptual
que aún
rige parte de la crítica que se escribe sobre
autora de conocer, a través de ellos mismos, la biografía literaria de algunos que no habían sido entrevistados anteriormente.
Me parece que la crítica,
como creía el
significación. Nunca debe dejar paa posibilidad de entrar en un diálogo «cftico Sobre lo que reseña y difunde.
del
«canon literario puertorriqueño de los Es-
tados Unidos». En el libro podemos rastrear la preocu-
pación que venía exhibiendo Carmen Do-
E
tran los trabajos de Juan Flores,
Rodríguez. -Morazzani,
Alberto Sandoval, Agustín Lao, Frances Negrón, entre otros) * E
44*Diálogoediciembre 1997
La autora es profesora de literatura y español en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. El texto fue ligeramente editado.