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a| Ndl EL POETA BOHEMIO au
Su mal era incurable, padecí1 del corazón y amaba un imposible
Hay algo aquí, en este maldito pecho, me decía, que me abrasa; algo que me destruye, algo que me mata.... que me mata, sí, lenta pero fatalmente; y n> puedo sustraerme á estas fatigas, á estos d»lores. ... á este amor ... á este amor, si.... tú lo sabes como la amo..
Al hablar así, abrumado por sus intensas penas del alma, caí: en ui estado de abatimiento lamentable
Largos ratos pasaba así, y al tomar alientos en sus ensueños ama-'os, reanuda:a la conversación.
-El Mar....
Mis labios no vlverán á gustar el nectario de sus cabellos, de sus ojos, de su boca.... de su boca ta. amada;.... pero las caricias de mi alma, impresionarán la suya. Mis suspiros se confundirán al encontrarse en el espacio con sus suspiros y después.... despiés allá, seremos el uno para el otro.
Mis ojos no volverán á verla, pero mis versos le dirán todo lo que pienso, todo lo que sufro, tado lo que la amo sus estruendos, con sus ondas, con sus perlas que se destrozan al nacer, con sus profundidades, si.... como me atrae el mar con con sus profundidades. ...
Mis versos sí, le dirán, que mis últ mos pensamientos fueron para ella.
Frente á él, frente á él, en su ribera, al to que de Angelus, fué jue nos encontramos la última vez, cuando deposi.é mis -besos en sus cabe los.... en sus vios. ... en su boca....
Allí.... allí fné donde ella me repitió: ámame.... ámame.... áname siempre.... siempre....
Desds entonces se acentuó mas el dolor en mi corazón y la nostalgia de aquellos momentos, me persigue con íatima tristeza....
Le alejaron de mí
No quieren que yo la ame.... no quieren que ella me ame....
Oh fatalidad: pertenece á or,» hombre....
Pero su alma es mía.... mía.... sí, mía. ..
La sociedad nos separa, pero Dios une.
El Mocho
Así con este nombre que va pregonando un gran espíritu democrático, se conoce en Venezuela, y fuera de Vcenezuela, por tratarse de una de las figuras ma- prestigiosas de la política americana, el general José Manuel Hernandez, huesped de los puertorriqueños desde la tarde del lunes.
El general Hernandez que marcha á la vanguardia de las huestes líberales en la patria grande del incomparable Bolivar, es padre de nuestro buen amigo Nicolás, de la respetable firma Hernandez é Barasorda de esta plaza, en cuya morada se hospeda.
El Mar!.... estruendos, con sus ondas, con sus perl:< que como me atrae el mar, con sus se destrozan al nacer, con sus proítunCicades, si
Calló el Poeta
Abrió los 0oj0s grandes, muy grandes dentro de las concavidades que los u abn,t.rs formóse su semblante en pálico cet.ino, sal:ó un suspiro intenso, profundo, de lo más profundo de su pecho; lanzó un :rito, y enseguida un vómito de sangre paralizó la d 1ámica que sostenío su cuerpo
¡P. b <e loco!
Lo deposité en su fosa y escribí sobre el!. : Felices los que mueren amando.
JosÉ CALDERON APONTE
En tanto tenemos la satisfacción de abrazar al valeroso caudillo, le enviamos en estas líneas el mas afectuoso saludo.
Julio Rosich
Con la muerte de este distinguido puertorriqueño pierde la sociedad ponceña un elemento valiosísimo y el curpo de bomberos, que tanto honra á la ciudad del suá, uno de sus miembros más entusiastas.
Al dar cuenta de este triste suceso, enviamos á la fámilia Rosich, la sincera expresión de nuestro más sentido pésame.
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