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EULALIA SARRIA ur a
Descubránse ustedes como se descubrió este ciudadano al paso de esta belleza triunfadora
Eulalia Sarria, por su belleza indisculible es un peligro para la libertad individual.
A su paso, va -aprisionando los corazones c m el h o invisible de una suprema simpatía, y subyugando las almas conla magnética influencia de sus miradas profundamente sugestivas.
Bella como el ensueño del poeta, más que mujer parece la creación fantástica de una mente soñadcra.
Blanca eomo la nie1 e, como los lirios, como las olas. que besan sin cesár su bella isla Pura como las azucenas, tímida como las vicletas, Eulalia Sarria es el tipo ideal de la mujer puertorriqueña.
Ella viene á prestigiar esta página de nuestra revista, dis pensándonos un gran honor.
Pfx!)5t en elá1x_¡())5(_:p del popular Chucháú, un correligionario de alante y encaminamos nmuestros hácia El Cañón Aquí, me dijo Viltariny, acostumbramos á venir á encampanar la chiringa alguna que otra vez. Es el mejor sitio del pueblo. Y efectivamente, ¡corría una brisa!
Siete días passamos en ultramar, y pasaríamos toda la vida si la vida fuera poesía Pero la vida es prosa y tuvimos que abandonar aquel paraiso encantador; para seguir emborronando cuartillas, en este que pudieramos llamar suplicio de Tántalo, pues t:i=ndo la felicidad casi al alcance de la mano no la llegamos á tocar nunca
Pero ya saldrá. ya saldrá | Ya llegará la felicidad para nosotros también!
A propósito dejamos para el final las líneas que le debemos á las señoritas de Vieques, cuyos retratos empezamos á publicar desde el presente número. Bellas. simpáticas, inteligentes, domina en E'>d as ellas el temperamento artístico y no se expl:ca como estando al frente de la administración un puertorriqueño tan entusiasta como el amigo dou Carlos Benitez, no hay en Vieues un teatro donde se pueda recibir dignamente á artistas como los esposos Mórales, quien:s han tenido que dar su cuncierto, que dicho sea de paso, resultó espléndido, en el salón de clases de la escuela pública Necesita Vieques un teatro y una planta eléctrica para que sea una verdadera ciudad europea
Y como hemos de seguir ocupándonos de u/ltramar en mnúmeros sucesivos, no queremos ser maS extensos en esta crónica
A pe1as mis plantas pecadoras habian hollado las blancas arenas de las rumorosás playas al desembarcar en la gentil Mieques y digan las malas lenguas, que no ammgo inspirado del campo me proporcionaros jesamigos el primer disgustoVea usted señor Barreiro, me dijo un distinguido paisano de estos que mejor se dejan arrancar todas las muelas que suscribirse á un periodico pretestando que no leen, vea usted señor Barrei. ro, volvió á decir enseñándome El Carnaval l!Ay su madrei
¿De que se trata, distinguido ciudadano?
De que en su periodico han llamado ignorantes á los españoles y atrasada á la madre patria.
¿Como es posible semejante cosa?
Tenga la bondad de facilitarme el periódico para enterarme mejor de la ofensa v pedir que se rectifique.

¡Hablar mal de los españoles en casa!
Deme acá ese periodico.
No puedo; señor Barreiro, no puedo por que ...es prestado.
Pero no está usted suscrito á El Carnaval En casa no tenemos tiempo para leer. iCaray! ¡Caray! Ni que fuera usted de los Bernabé.
Por fin logré ver el periodico de Cervantes.
Camino del fuerte con un sol mas fuerte todavia que el que nos recuerdala pasada dominacion; lei la felípica del amigo Rodrigo.
Graves cosas, debe haber escrito Lopez Sanchez cuando asi vuelve Cervantes por el buen nombre de la nacion descubridora. Y ganas me dieron de
El cólera
Importada de Europa, ú originada de los Estados Unidos que para el caso es igual, la cuestión es que el cólera está en New York.
Y como de los Estados Unidos suele venir de lo malo ló peor, no tendría nada de extraño que confundidos con los expertos se colaran también algunos coléricos, que es lo único que nos falta.
Aunque á decir verdad si fuera cosa de escoger entre el cólera ó los expertos, yo, francamente, optaría por el cólera.
enviarle un abrazo por heliógrafo, á pesar de estar el tiempo un tanto borrascoso.
Pero llegó Vida Alegre conel sueltecito en cuestion. El suelto insultante para los españoles de aquende y allendes los mares.
Lo leí con mucha calma, como se deben leer todas las cosas que van á ser objeto de nuestro aplauso ó'de nuestra censura y confieso honradamente que yo no hubiese añadido ni quitado una sola letra de cuanto ha escrito Lopez Sanchez al lado de los simpáticos toreros. Y digo simpáticos porque aqui donde ustedes me ven; gallego y todo me entusiasman como á cualquier gaditano, unas banderillas bien puestas,
No soy de los que proclaman la corrida de toros como fiesta nacional de que debamos sentirnos ls españoles muy orgullosos; pero sí creo que es una necesidad nacional siquiera sea para olvidar los males que nos afligen. JDurante la corrida no hay maestro de escuela que se acuerde del mísero sueldo que le paga el Estado, ni contribuyente que reniegue por lo mucho que le cobran, ni periodista que maldiga su estrella, ni artista que rabie por falta de blanca.
Todos corremos tras la corrida importándonos un pito el día de mañana.
Por eso encontramos muy acertada la idea de traer toreros para la segunda Feria Insular.
Mr. Tingle, con quien vamos á echar unos parrafitos, cuando estemos un tanto desocupados, es hombre que conoce su negocio.
Y aquí, señores, no ha pasadó nada.
De triunfo en triunfo
El Mercer que tan popular ha hecho á Pietrantoni, acaba de obtener en las carreras anuales de Elgin el primero y segundo premio.
Es indudablemente el carro ideal para recorrer la isla en busca de suscritores para VIDA ALEGRE.
Denme un Mercer ó fienmelo que es igual, y echenme toreros para que vean ustedes.